Melisa: La juez
Y de pronto discernir se vuelve tan complicado como dar un sentencia
“si las paredes hablaran”
_ Una camisa no vale tu vida_ Decía Simental con tono fingido y burlón…_ que clase de novela romántica es esa… deja que te folle y punto… el amor no se hace con palabras sacadas de una telenovela mexicana… jajajajajajajajaja
_ lo sé… pero, si hubieras visto su espalda… la casa es de tres pisos… los dos habríamos muerto si…
_ hoye niña… ¿ese tipo no es el que te restriega en la cara a sus putitas?... despierta… si quieres algo que los saque a ambos de ese círculo vicioso es que los dos se den con ganas…
_ da igual… lleva días ausente… ni siquiera hemos cruzado palabra alguna…
Melisa puso una mano en su barbilla recargándose en el tocador mirándose al espejo, se preguntaba si tal vez era cierto que solo re requería de abrir las piernas para que un hombre como Marco se encendiera y terminara por fallársela… aunque, ese no era el punto, ella no quería solo follar, igual ¿cómo podía avanzar hacia eso que ella buscaba?
Por otro lado Marco se las estaba apañando bien con el plan… no necesitó de muchas cosas, tenía toda la información en sus manos y las armas… Melisa siguió yendo al trabajo en el salón como siempre, tenía ya sus admiradores y todos llegaban con sus respectivas propuestas, lo que agradecían los dueños era que ella no aceptara ni siquiera en secreto como las otras… el caso es que cuando recibes poco de lo que te gusta, se convierte en droga, y este efecto convirtió a Meli en un ideal para sus admiradores que seguían creciendo…
A Simental le agradaba que Melisa fuera tan profesional con los clientes, siempre que la invitaban a tomar una copa ella se sentaba unos minutos, era amable y tomaba lo que le invitaran, ella era respetada y tratada con naturalidad, los únicos clientes que nunca la habían invitado a la mesa era el joven de la puerta (Marco, que llevaba días sin ir al lugar), pero el que comenzó a darle mala espina fue el misterioso hombre de la mesa 4, el palco privado de siempre reservado, el mismo vino, y lo más casual, se había enajenado con Meli desde que ella tomo el primer protagónico en un número, de todos era el único que jamás le había invitado a su mesa a pesar de ser el que más gastada en venir a verla… Simental dejó las cosas así por un tiempo, hasta el día en que la mesa 4 tuvo dos comensales en lugar de uno, si, el misterioso joven llegó con otro de mayor edad, poco después de que el show acabara Simental fue llamado a la mesa 4, la mesera que le entregó el recado estaba sonrojada, como si hubiera visto un sueño, como quien es tocada en su parte más íntima, casi extasiada…
Simental con cautela se acercó a la mesa, el joven de la mesa cuatro se mantuvo al margen de la conversación, el nuevo invitado parecía un hombre mayor de 40 pero hasta él se daba cuenta de que tenía una fuerza atrayente que derrumbaba a cualquier mujer además de que el joven de la mesa cuatro también era en un sentido varonil hermoso, y bastante elegantes ambos, con pinta de magnates, pero de un semblante frívolo y Maquiavélico… fue el hombre mayor quien habló en todo momento.
_ Buenas noches caballeros…_ dijo simental tomando asiento
_ usted es Simental, ¿cierto?_ dijo el señor sosteniendo en frente de sí un bastón negro que le daba un aire de gánster excéntrico.
_ Si, así me llaman…
_ ¿usted instruyó a las jovencitas de este salón?
_ si, así es
_ quizá me conozca, soy un hombre de negocios, me desenvuelvo principalmente en la búsqueda y promoción de grandes talentos, talentos como el de su estrella principal…
_ Si se refiere a Sheri, ella es…
_ Seamos honestos, quizá no ocupe todos los papeles principales, le falta mucho pero su potencial y su sensualidad, hicieron despertar a mi disfuncional amigo, y créame que eso es lo que estoy buscando… seré honesto… e iré directo al grano señor Simental, estoy dispuesto a pagar el costo que desee usted, pero quiero a esa mujer como regalo para un amigo…
_ No vendemos mujeres señor, no tratamos putas…
_ verá usted, tengo la intención de pagar el costo que sea, incluso hasta llegar a las últimas consecuencias, he estado buscando un tesoro como el de su muchacha y ahora que estoy a punto de hallarlo, no me lo pensare para desmantelar este establecimiento si así sale de su escondite… usted elige, ¿lo desmantelo, o me lo facilita con la menor cantidad de daños posibles?...
_ si piensa que le daré una respuesta sin antes analizar la situación, está muy equivocado…
_ ¿analizar?... es fácil… la chica o el patrimonio que ha construido con su socio durante años, usted es quien tiene la palabra…
_ yo puedo decidirme en este momento, pero tengo que ingeniar el trato con la señorita… usted sabe… no quiero que ella haga un escándalo…
_ seré comprensivo porque entiendo que la chica lo vale… pero no intente verme la cara señor… tienen un mes para convencer a la jovencita, no necesita ocultarle los detalles, podemos parecer unos demonios, pero somos gente civilizada…
Dijo el señor mientras de levantaban… Simental tardó un rato más en regresar de su shock, estaba completamente atónito, no daba crédito a su actual situación, de algún modo tenía que salir de esto, por más que pensaba en alguna solución mejor, no la encontraba… la rabia y la impotencia le invadieron y el estruendo de una silla azotada contra el piso hiso eco en el lugar vacío…
En eso una voz interrumpió…
_ no tienes por qué ponerte así…
Simental giró la cabeza, melisa salió detrás de la cortina del escenario…
_ el lugar es pequeño pero ay que ver la acústica tan perfecta…
_ Meli, no tienes que…
_ dile que al cabo de un mes, por la cantidad que escojas…
_ Pero si serás…
_ ese tipo de gentes es mejor hacerles creer que ganaron, y cuando estés cerca, encontrar la forma de que no puedan dañarte… no te preocupes… que yo estoy consciente de la situación, solo dame un mes, por favor, un mes para pensar en el resto ¿si?...
_ ¿estás segura?
_ Si…
Sin más terminó la conversación y ella salió del trabajo, más tarde de lo normal… Marco comenzó a preocuparse, estaba esperando con todo listo, y ella no aparecía, quizá porque le había pasado algo o tal vez, hubo algún problema en el Bar… pero… si solo se había entretenido con alguna amiga no podía llamarle… no quería echar a perder el plan… hasta le resonaron las orejas cuando escuchó el seguro de la puerta al abrirse… la miró entrar por la puerta, más cansada que de costumbre, y con un rostro más cabizbaja que de costumbre… impresionante… parecía que todo estaba a su favor, entonces comenzó con toda su treta.
_ Vaya, Vaya… la maid del hogar ha llegado, ¿o debería decir, la bailarina exótica?
Melisa se quedó paralizada, estaba tan concentrada en tratar de salir de esa que no se percató que Marco la esperaba en la sala… de pronto lo vio todo, allí estaba Marco con sus zapatillas de tap y el vestido que había dejado para lavar.
_ ¿espiaste mis cosas?
_ no exactamente… no debiste dejar en el cuarto de lavado el vestido… es demasiado diferente a lo que usas, y ninguna de mis amigas lo usa…
La mirada de sorpresa cambió, se tornó afilada y seria, no había pisca de ira, o de miedo, se paró firmemente delante de él, mirándolo a la cara… y tiró del cierre de la mochila que cargaba para dejarla caer, se desparramaron unos tacones y su otro vestido…
_ Pues sí, son míos…
_ ¿Por qué no charlamos al respecto?
_ ¿se puede?
_ Por supuesto…
_ ¡que considerado!
Le ofreció un asiento en uno de los banquitos del mini bar de caoba, y le sirvió un poco de vino tinto…
_ ¿teníamos esto en la casa?_ dijo Meli sosteniendo la copa oliendo el vino…
_ Para catar bien un vino, se checa su consistencia… luego se comprueba su olor… y su sabor…_ dijo Marco oscilando la copa y luego acercándola a su nariz ligeramente… luego le dio un sorbo_ este vino lo traje hoy desde la casa de mi tío… suele guardarnos los vinos de mejor calidad y que su casa si tiene un sótano, allí es donde mejor se conservan los vinos.
Melisa cada vez estaba más desconcertada, no era como si no hubiera deseado muchas veces que las cosas fueran como antes, pero eso era demasiado, de una día para otro mostraba la misma seguridad de antes… la recorría un escalofrío terrible por todo el cuerpo, de nuevo se sentía como una presa, era tan molesta esa sensación, estaba cansada esa noche, y no tenía ánimos de lidiar con el antiguo marco, así que sin dejarlo terminar su seminario de los vinos golpeó la copa en la barra, y se levantó…
_ Lo siento Marco, pero si lo que quieres es regresar a intimidarme como antes… hoy no estoy de humor… has lo que desees, llama a mi padrino, dile que soy una puta, o que me fugué con un sicario… dile lo que te plazca… mañana mismo me mudaré…
Eso sí que era inesperado, Melisa subió las escaleras, Marco pensó que era lo mismo, la sala que su habitación, así que la siguió a una distancia prudente, como un gato agazapado solo esperó que pasara frente a la puerta de su habitación para aprisionarla entre la puerta y el, con su cuerpo completamente encima de ella:
_ ¿y si lo que quiero es otra cosa?...
_ Suéltame Marco, no soy una prostituta…
Marco se quedó paralizado, ¿qué era esa frialdad que ella mostraba ahora?... eso no era parte del plan, ella se quiso apartar, pero terminaron forcejeando, hasta que la puerta se venció y los dos siguieron su forcejeo hasta que el peso de Marco hiso caer a Meli en la cama, era la primera vez que ella estaba en ese cuarto en esa situación, miró las cortinas guinda completamente corridas, y su determinación se desmoronó, venían a su mente las imágenes que otras noches antes habían generado en su mente los gemidos de las amigas nocturnas de Marco, y los escalofríos de nuevo, no lo pudo soportar más y respiró profundo, solo para agarrar el valor de decir estas palabras:
_ Has con mi cuerpo lo que quieras, pero por favor, nunca me trates como a esas mujeres no dejes que… es que… me aterra ser un gemido desde tu cuarto al patio… yo…
¿Qué cosas decía?... estaba a punto de ser vendida a un viejo como una de esas putas de antes…
_ No eres como ellas, no te preocupes_ marco levantó una mano y la puso frente a sus ojos, temblaba como loco, y estaba frío_ ¿ves cómo me tienes?_ se rió con ironía_ como si fueras la primera mujer, te tengo enfrente de mí y me deja la mente en blanco, no tengo idea de que hacer, solo sé que te quiero así…
Marco la aprisionó con fuerza entre sus brazos entremetiendo su nariz en la curva de su cuello, Melisa sentía una energía extraña que la hacía aferrarse a él con fuerza, Marco, sintió como ella soltó un suspiro en su oído, fue como la señal de un hipnotista, su cuerpo encendió una especie de interruptor y de fue completamente de sí.
_ quiero este perfume, beber tu sudor Melisa… porque, ¿eres melisa verdad?... eres tú…
Melisa sentía las manos de Marco como serpientes moverse debajo de su ropa, cada vez que el presionaba en algún punto específico ella no podía evitar sentir un cosquilleó que la hacía soltar un resoplido al oído de Marco… No podía decir algo, pensar en algo, solo abrir de pronto los ojos y ver a marco sobre ella, luego sonrojarse y desviar la mirada al techo… y temblar de nervios.
_ Relájate_ dijo marco al oído_ no te molestes en contener tus suspiros, eso me excita…
Esa palabra le resonó en el oído… luego sintió un ligero soplo en su oreja… ella no pudo contener un gemido, marco sonrió con tierna malicia.
_ también a ti te excita, ¿cierto?... lo veo en tu rostro, aunque lo niegues, también me deseas
Parecía como si cada vez se le enroscara aún más, no dejaba de abrazarla, cuando no sostenía su cuello la prensaba de la cintura con su brazo y su abdomen, mientras que con otra mano le hacía alguna travesura, como si estuviera poseído por algo, como si llevara guardando esas ganas desde hace tanto, el mínimo rose le causaba excitación, que ella aún se esforzaba por contener, hasta que el hiso salir su blusa, el sostén mantenía sus pechos redondos a pesar de la gravedad, él la miraba como un animal se acercaba a chupar su cuello como saboreando la cena, ella se arqueaba, era increíble, ni siquiera necesitaba que tocara sus genitales para hacerla mojarse y temblar de ganas, eso era justo lo que ella imaginaba cuando escuchaba los gemidos de esas mujeres, y sentía ganas de sentirse así, de gritar más fuerte que ellas, de excitarlo más que ellas solo así sentiría que habría ganado algo, ¿pero qué?... ¿acaso era un batalla? ¿O simplemente una riña infantil?, quien sabe… no tenía caso responder, cada respuesta que llegaba para las situaciones entre ellos hacía cambiar las preguntas, por eso, solo por eso y por esa noche no quiso pensar en algo que le perturbara, así de la nada Marco sintió como las uñas que hace un momento casi le abrían la espalda se soltaron y los brazos de Melisa cayeron en la almohada, esos brazos le decían que por fin, ella se había entregado y entonces él la tuvo a su merced.
Para Marco en verdad era delicioso ese cuerpo, sin aburrirse le recorrió con besos y lenguas de pies a cabeza no sin hacer paradas interesantes en sus pechos para hacerlos endurecerse, solo bastaba que su lengua tocara la punta y Melisa gemía, le gustaba chupar su cuello mientras con una mano jugaba con algún pezón la respiración acelerada de Melisa le entraba en el oído como una droga, y lo convertía en el hombre más completo del mundo. Cuando por fin la desnudó y él se desnudó, melisa pudo sentir la tercera pierna húmeda entre sus piernas, pero ya ni podía hablar, solo pudo escuchar como resoplaba Marco a su oído:
_ ¿Lo sientes verdad?... Melisa, necesito entrar, voy a entrar…
Melisa lo miró algo ida, el sin resistir un momento más, incrustó su cabeza en la entrada de su cavidad, y sintió como la sangre se le subía, no dudo evitar ruñir como animal, no pudo evitar sus instintos más bajos, solo miró como Melisa se arqueaba mientras pasaba saliva… y trataba de hacer palanca con sus manos apretando los musculosos hombros de Marco… melisa solo sintió como si algo explotara en su vientre, y lanzó un gemido que solo podía explicar esa sensación contradictoria de dolor y placer, de lo que se sentía mirar a un hombre, ese hombre arriba de ella, sentirlo salir y entrar después de desgarrarle el alma y quitarle todo sentido común en un resoplido de sus sudores, las pieles con frotarse entre ellas parecían despertar en sensaciones como hormigas recorriendo todo su cuerpo y desmenuzando como recoveco de su ser, as respiraciones se aceleraron, ella estuvo a punto de llegar a su clímax… se sintió caliente, sudó, pero como cuando recortan las películas y se saltan algo importante, de pronto, nada, solo Marco gimió y gruñó, se retorcía y se le saltaban las venas de excitación, no negó que verlo así la excitó, pero de pronto se encontraba abrazada de Marco exhausto y ella pensando que la gente sobrevaloraba el sexo.