Melisa (2): la bailarina
El deseo consume a quien conoce el secreto de esta mujer...
El lunes después de haber pasado el fin de semana cocinando para Marco Melisa se sintió descansada de poder llegar a la cafetería y pedir su almuerzo para que lo llevaran a su mesa, al menos en un lugar era la “patrona”, estaba desconcertada por lo que pasó el sábado y el domingo, estaba por demás decir que Marco puso en práctica su plan “conquistando a Melisa”, así que dejó de lado el completo desprecio para abrir paso a fastidiarla por diversión y picardía, sinceramente a ella le bastaba con que no colara información con sus padrinos, por eso le aguantaba de todo, ya había aprendido su lección; aunque el chulo de Marco estaba más que lejos de entender las razones de Meli, él estaba comenzando a disfrutar esa etapa de la relación, el domingo le pidió amablemente que lavara un pantalón y en uno de los bolcillos dejó un condón usado, como fingió que saldría, ella pensó que no la escuchó gritar blasfemias a él y a su pene mientras por supuesto el actor de semejante broma se moría de la risa.
Melisa por otro lado se encontraba seriamente pensando en la cachetada con guante blanco, ¿pero cómo? Los siguientes días pasaron a ser una serie de encuentros que terminaron por aflojar la boca del instituto en general, Marco la saludaba abiertamente en la cafetería de la esquina y en la calle también aun cuando iba con otras chicas, y contó con toda naturalidad que vivían juntos (aunque tal vez esa información se filtró de la mujer que habían corrido el viernes pasado) y con sus amigos bromeaba a cerca de ella como si fuera una Maid cosplay (una muy sexy maid).
Sin duda era ahora un objeto de comedia y la comidilla de todos, era tan humillante para Meli que decidió dejar de asistir a deportes para buscar empleo, se compró un paquete de solicitudes de empleo y repartió como si fuera campaña publicitaria por toda la ciudad, mientras caminaba por la zona de bares dejando sus solicitudes encontró un anuncio que no estaba en el periódico.
“salón luna solicita bailarina y vocalista segunda de 18 a 22 años talla 5 a 9, audiciones de 10 am a 3pm”
Por alguna razón pensó de buenas a primeras que era uno de esos trabajos obscenamente sexys, pero al mirar la fachada del lugar se notó otro aspecto de lugar, y decidió echar un vistazo, eran las 2 pm, y no se veía mucha gente el lugar era una especie de teatro restaurant, había mesas y una barra de bar en una habitación contigua, daba la sensación de entrar en los 40’s una vez que cruzabas la puerta, estaba muy bien, no parecía un lugar de mala muerte, sobre todo porque estaba a años luz de la zona rosa, al entrar le entregaron inmediatamente un folleto que explicaba una serie de condiciones del empleo, realmente no era un lugar malo:
Condiciones y reglamento del trabajo:
- El horario de trabajo es de 8pm a 3am los viernes y sábados.
- Los ensayos son entre semana, favor de elegir horarios al aceptar el trabajo.
- Está prohibido salir con los clientes, sentarse en sus mesas, aceptar tragos, tener relaciones amorosas, o acceder a tener relaciones sexuales con ellos a cambio de dinero.
- Aquel que falte al primer ensayo del mes quedará fuera de la siguiente producción.
- La paga será de $2,000 y se dará quincenalmente. Por cada inasistencia se descontarán $500 y los retardos no existen, las chicas tienen cero tolerancia, si llegan tarde serán sustituidas en el show.
- Se prohíbe tomar alcohol y fumar en horas te trabajo.
- Y no se cerrará el local con personas dentro a excepción del administrador y el coreógrafo.
Cuando menos se dio cuenta estaba bailando como podía en el escenario, realmente solo tenía que seguir instrucciones, eso lo pereció fácil, y estaba al lado de unas mujeres demasiado malas, o tenían dos pies izquierdos o simplemente nunca habían tomado alguna clase de baile, no es que ella lo hubiera hecho pero al menos asistía a las clases de Zumba (ejercicios de aerobics o algo así mezclados con bailes latinos), eso le dio puntaje con los dos hombres sentados en una de las mesas observando, pudo ver que murmuraban algo…
_ ¿realmente no vinieron más?... es que todas son
_ Un desastre- dijo el otro completando la frase de su compañero.
_ Si no sustituimos a “Buganvilia” no tendremos show de octubre…
_ Siempre pasamos por esto cuando nos deja una chica, ya sabes que hacer, escoge a la menos difícil de pulir y trabaja con ella toda la semana… solo necesitamos que siga el ritmo de los ensayos…- suspiró- por ahora…
Meli vio que uno de ellos se levantó de su silla y se marchó marcando números en su teléfono, y el siguiente con voz algo afeminada también se levantó, pero se dirigió a ellas…
_ ¡bien señoritas! Suficiente, salgan todos menos la única con jeans…
Meli se paralizó, miró a las demás, si, ella era la única con jeans, caminó unos pasos como tratando de pensar que era una locura de su cabeza pero el hombre la detuvo.
_ hoye acércate, dime un cosas ¿Por qué viniste con jeans a esta prueba?...
_ pasaba por aquí miré el letrero y entré… no sé lo que hago, es que estaba tan desesperada por un empleo, el que fuera…
_ pues te tengo una buena y una mala noticia, ¿cual quieres primero?
_ La mala.
_ te falta mucho trabajo, no tienes porte, parece que estás en el gym… no te vez nada sexy bailando.
_ ¿y la buena?
_tienes el empleo. Pero tienes que trabajar duro, empiezas mañana, ¿a qué hora puedes?
No hace falta decir que fue la semana más ardua de toda su vida, el instructor que por cierto pidió que le llamara Charly, era un hombre algo pasado de peso, no bailaba de hecho, pero era exelente instructor, en un principio daba algo de desconfianza su facha, entre sus defectos destacaban su escasa paciencia y su manera hiriente de decir los errores, bastante frío pero era una verdadera mina de conocimientos, entre los ensayos se dio cuenta de que el señor tenía una licenciatura en arte y cultura, otra en danza clásica, una maestría en dirección de arte y un doctorado en baile con la muerte (salió de un accidente a punto de morir), en su casa (donde la instruyó muchas veces) tenía fotos de él cuando era joven y estaba en muchas increíblemente delgado y en escenarios bellísimos, y una cara destacaba entre las fotos, un hombre rubio siempre de negro en algunas bailaban en otras simplemente juntos sonriendo, pero una de ellas destacaba en el centro de la habitación, su “amigo” con traje de novio junto a una hermosa mujer… nunca preguntó pero ella dedujo que no debía preguntar, o le dio miedo, quien sabe.
La primera sesión sudó tanto que los pezones se transparentaban en su blusa, el segundo día no podía ni moverse y el señor casi la rompe con los estiramientos “tienes que hacer esto todas las noches antes de acostarte” le dijo.
Para Marco esto dificultó su operación, si a eso le agregamos que ella jamás le dijo palabra de dónde iba en las tardes corriendo como loca en pants y con tacones dentro de su mochila, era obvio que no iba al gimnasio, ¿estaría saliendo con alguien a escondidas?... pero si ese era el caso, ¿Por qué esconderlo?... estaba obsesionado con encontrar una respuesta, sus intentos de seguirla fracasaron en muchas ocasiones, si, Meli estaba enterada de que era vigilada, una vez soportó un regaño de casi una hora entera por tomar rutas distintas y confundir a Marco.
Cierta ocasión que llegó Marco a su casa notó que ya estaba lista la comida en la estufa, y subió a buscar a Meli, para pedirle que le sirviera, preparaba su voz seductora para llamar su atención de manera sorpresiva pero ¡ho dios!, adivinen quién fue sorprendido, la habitación de Meli estaba con la puerta semiabierta, cuando cruzaba el patiecillo de lavado escuchó música, era una música agradable, ritmos de Charlestone mezclados con algo de Mambo y algo parecido a Jazz… su curiosidad hiso que disminuyera el impacto de sus pasos a propósito y al asomarse no pudo caer en su asombro, se quedó pasmado, casi boquiabierto al ver tal escena.
Lo que nunca se imaginó ver, Meli con un mino short de licra, y una camiseta sensualmente empapada en sudor, haciendo movimientos tan insinuantes, era extraño, no era vulgar, para nada, simplemente lucía su cuerpo con mesurados movimientos y gestos sensuales al 100%, se quedó un rato mirando jamás había sentido tantas ganas de tener a una mujer entre sus brazos, ella reproducía los pasos al ritmo de la música con exactitud pero sin perder la expresión de mujer que puede fulminar con una mirada, sin quererlo la imaginó debajo de él, se preguntaba si esos gestos se podrían reproducir en su rostro al ser tocada por él con la misma intención que tocaba a sus “amiguitas nocturnas”. Sonó el final de la canción, y ella se detuvo, aprovechó que ella estaba concentrada buscando una nueva pista en el CD, y se alejó despacio, Meli creyó escuchar algo, pero decidió apresurase antes de que llegara Marco a casa, en eso suena el teléfono instalado en su habitación…
_ ¿bueno, quien habla?...
_ ¿sabes?... a todo jefe, le encantaría poder llegar y encontrar su comida calientita sin tener que llamar tantas veces a gritos a la mucama…
Sus oídos casi revientan con las palabras de Marco, su ego y complejo de superioridad se enmarcaban en cada silaba de sus frases, se secó el sudor con una toalla y se lavó la cara se refrescó un poco y se vistió, para bajar en menos de 5 minutos, y encontrarlo sentado al comedor con cara su cara maliciosa de siempre, aunque Meli no sabía que esta vez tenía una intención distinta…
_ tardaste mucho… ¿Qué hacías?- inquisitoriamente sexy sonaron estas palabras…
_ estaba… hacienda tarea, adelantando tarea.- respondió Meli mientras encendía la estufa rápidamente y movía cacerolas…
_ mmmm… ya veo, debe ser una tarea muy agitada…
Meli sintió una mano en su hombro, ¡nunca antes había sido tocada por el negrero de Marco!... la mano fuera de lastimarla sostenía firmemente dando un ligero masaje, se sintió una lidera corriente eléctrica en su columna que la hiso contraer los hombros hacia atrás. Luego un aliento a mentas le dijo al oído…
_ Tu corazón está agitado, dime, ¿invitaste a alguien a divertirse mientras no estaba yo, hee?... pareces agitada y sudas un poco…
Dijo tratando de presionar para que le dijera la verdad… pero su concentración se rompió al sentir ardor en su otra mano que aprisionaba a Meli entre la barra de la cocina y él…
_ ¡hay que tonta!... dejé caer el encendedor…- dijo con la mismo sonrisa bacía que ponía siempre que respondía a sus bromas de mal gusto, solo notó que esta vez estaba sonrojada, Lo dejó así por el momento, pero no se rendiría.
La comida siempre era lo mismo, ella le servía en el comedor y ella se sentaba en la cocina, comían juntos, pero en cuartos separados, esa vez la costumbre se aburrió de dejar las cosa así más tiempo, Marco tomó su plato y sin aviso se sentó enfrente de Meli en el desayunador de la cocina.
_ Melisa, por favor ayúdame a entenderte… ¿Qué hago para romper el hielo contigo?...
Ella no pudo soportar más esa ironía, le confirmó que este hombre tenía algo de bestia en su comportamiento…
_ Pues… lago de amabilidad no le vendría mal… me sorprende que no se dé cuenta de cómo trata a la gente “señorito”…
_ Acepto que comenzamos con el pié izquierdo, pero, estoy dispuesto a asumir mi responsabilidad y demostrar que soy un caballero…
La mirada de incredulidad de Meli llegó a su capacidad máxima, ¿Qué había detrás de esa amabilidad repentina?...
_ espere… ¿está yendo a algún grupo de autoayuda o algo así?... me está asustando, ¡no me diga!... ¡¡tiene una enfermedad terminal y se dio cuenta de que se quedará solo al menos que consiga una acompañante incondicional!!...- dijo con cara tan sarcástica que podía romper un espejo…
La burla de Meli hiso que Marco soltara una carcajada irónica, se dio cuenta de ella lo veía realmente como el avaro Scrooge, entonces pudo enfriar su cabeza un poco para mirarla de nuevo, realmente no era fea, simplemente estaba escondida, todo el tiempo tuvo una belleza escondida en su casa, realmente había sido un idiota, comprendió que la joven mujer tenía todas sus razones para ser hostil con él… el resto de la comida Marco siguió escudriñando en pedazos de conversación la manera de solucionar su situación actual, la operación iba por realmente mal camino, pero bueno, pensó, nada en esta vida es imposible, solo tenía que replantearse muchas cosas. La nueva Melisa que estaba conociendo tenía sus pros y sus contras, al parecer entraba en terreno peligroso, para que ella contara sus secretos él tenía que amenizar más con ella, eso implicaba involucrar sentimientos, eso de solo pesarlo le daba escalofrío, pero bueno, primero y antes que cualquier movimiento tenía que averiguar una cosa ¿valdría la pena tomar el riesgo?...
Terminó la semana en que la prepararían y llegó a integrarse con el equipo, eran si acaso unas 15 y como 6 o 7 hombres, no podía distinguir si el instructor también actuaba o solo los ensayaba, pero entendió al fin la estricta preparación de Charly, tenía sentido, los ensayos eran exactos y si se hubiera integrado en su situación anterior hubiera sido un desastre. Terminó exhausta pero comenzaba a empaparse de un mundo que no conocía y le gustaba. Marco por su parte no podía dejar de pensar en esta chica, rompía cualquier esquema y clasificación que existiese, entró a su cuarto y encontró una libreta, parecía ser el diario de Meli pero, no tenía una pisca de diario, las fechas estaban salteadas y unas estaban confusas. No tenía una sola revelación aceptable en su cuarto, todo era irrelevante, solo que era ordenada y que tenía buenas notas, a pesar de su vida tan difícil porque realmente lo era, tenía poca ropa y muy gastada, lo que le hiso pensar que tal vez su forma tan poco atractiva de vestir no era por gusto, existía la posibilidad de que tuviera otro empleo, y claro, siempre la veía corriendo, esa era la principal razón por la que nunca se había podido acercar a ella (o espiarla plácidamente).
Haciendo memoria ella le dijo que el próximo viernes estaría algo ocupada así que dejaría la cena lista, al parecer se quedaría en casa de una amiga para hacer un trabajo que solo podía quedarse el viernes por que la chica debía regresar el sábado a su pueblo, era la noche perfecta para seguirla, y le fue fácil, él estaba seguro que no iba con la amiga porque llevaba su acostumbrada maletita; Melisa estaba tan nerviosa porque esa noche debutaría, que se le olvidó tomar precauciones para evitar ser seguida como de costumbre que al Marco no le costó trabajo llegar tras ella al “salón Luna” vio a su taxi detenerse en frente, y la vio bajar, pero nunca vio que entrara por la puerta principal, se estaba divirtiendo de lo lindo, estaba jugando a los detectives y estaba cazando a una simpática ladronzuela, entró en el salón con la seguridad de que la encontraría pidió una mesa así por la entrada por si tenía que salir de emergencia, se instaló, pidió una bebida que ni siquiera miró en la carta, estaba atento a su alrededor, quería encontrarla, había escuchado del lugar, pero jamás le llamó la atención sobre todo desde que le dijeron que no era un mercado de chicas, eso lo desanimó. Las luces se apagaron y unos reflectores se enfocaron hacia un telón ridículamente pequeño que difícilmente daba luces de tener algo detrás.
Marco estaba en plena expectación, buscaba entre las meseras el rostro de Meli, pero lo que encontró fue una vieja amiga por allí la saludó con una sonrisa y ella respondió pero hasta allí, de pronto comenzó la música, el telón se levantaba lentamente hasta dejar al descubierto a una chica con un vestido de lentejuelas con todo en su lugar y con todo, me refiero a todo, la chica empezó a cantar de una forma extraordinaria y daba muestra de tener la capacidad de una estrella de musical, cuando de pronto su “sensor Meli” se activó, allí estaba era la tercera chica de la izquierda, una de las coristas, realmente es baile tan sensual se veía aumentado al 200% en ese vestido entallado y esos tacones saca corazones, Meli ni siquiera sospechaba que marco la observaba, estaba maquinando nuevos planes, todo su mundo ahora lo movía esta mujer:
“las mentiras tienen las piernas cortas”
Marco salió riendo maliciosamente del lugar, al fin estaba satisfecho, este secretillo además de excitante era jugoso, le parecía bastante sexy tener un sirvienta que bailara los viernes y sábados, desde ese día esa mesa la reservaba, y cada viernes la veía en su entallado vestido bailar, la cosa se comenzó a poner algo insoportable cuando consiguió su primer protagónico, Meli lo acutaba tan bien que en unas ocasiones bajaba del escenario para coquetear con unos espectadores (claro, como parte de Show), aun así, Marco empezó a sentir al muy cercano a los celos, tal vez ya lo eran pero no lo aceptaría, esto, por supuesto le trajo más conflictos, intentó dejarlo por la paz, espiar a su “sexy maid” se había vuelto una complicada tarea, no solo la miraba los viernes, cada esfuerzo que hacía lo tenía anotado en su mente, los desvelos por las tareas del cole, y muchas otras cosas, más de una ocasión le tocó subir a apagarle la luz y echarle un cobija encima.
Para Meli estas cosas eran un misterio, sabía que tenía la mala costumbre de quedarse dormida en el escritorio cuando duraba toda la noche estudiando, pero ¿sonámbula?... si, la única forma era que Marco hiciera algo así, pero, considerando su carácter era más lógica la idea del sonambulismo, aunque de un tiempo para acá la actitud de su patrón había cambiado demasiado, incluso se había tomado el detalle de pedirle que le llamara por su nombre, que ya no le hablara de usted, eso no le sorprendió tanto como el día en que sorpresivamente se encontró sin dinero para pagar la cuenta de la cafetería y el amablemente se ofreció a pagar el dinero faltante… Ella sospechaba que algo pasaba pero nunca se imaginó que Marco estuviera sintiéndose cada vez más atraído hacia ella, al punto de no poder soportarlo más, un viernes intentó volver a su rutina, como de costumbre no le costó trabajo encontrar un voluntaria, que más da su nombre, para él todas debían llamarse “acompañante nocturna”, un poco de lo que intentó hacer era engañara a sus sentidos, saciarlos de esa hambre de Melisa que tenía impregnado hasta los huesos, se portó como todo un caballero, la llevó a su pecho y le dijo con voz suave…
_ te llamaré melisa ahora…
La chica sumergida en su encantamiento no se negó, le parecía romántico y creativo sin darse cuenta que era víctima del delirio de ese vampiro que estaba dispuesto a devorarla, la tomó entre sus brazos y delicadamente la recostó en la cama, miró cada palmo de su cuerpo desnudo más que nada para convencerse de que era idéntico al de Melisa, recorrió con su olfato desde su cuello hasta su abdomen, pensando en que tal vez así olía el cuerpo de Melisa, escuchó los gemidos de la chica pensando en la voz de melisa… pensaba sumergirse en esa ilusión cuando algo le interrumpió, ella había llegado, si, no podía tener a melisa en su cama, melisa estaba entrando por el portón, y ya escuchaba sus pasos en la casa, su frustración no podía ser peor, se levantó de la cama peor que si le hubieran dicho que sufría de disfunción eréctil, sabía que era como un toro en la cama, ni una sola mujer se resistía había visto a miles de mujeres sangrarles los labios tratando de contener sus gritos, pero esta vez no, esta vez él quería gritar, pero de rabia, la única mujer que deseaba en su cama estaba a años luz de ser suya porque era una despistada y él la había alejado de… no era su tipo, que se yo, simplemente no encontraba la llave para abrir sus puertas y llegar a ella, no la corrió déspotamente solo por la culpa que sentía de tantas veces que había despreciado a Melisa, simplemente pidió disculpas y le dijo que era libre de irse, pero al abrir la puerta la chica de esa noche ocurrió lo menos pensado, su reacción irracional tuvo un alto precio, la chica y Melisa se toparon a la salida, se miraron fijamente…
Melisa se sintió incómoda y la chica sin decir palabra aceleró el paso y salió sin hacer más ruido que el de las puertas, por alguna razón ella se paralizó melisa se quedó mirando al interior del obscuro cuarto y notó a Marco sentado en la cama con la sábana enredada en la cintura, pero no quiso ver más, no quiso detalles, solo como un automático saludo soltó un frío “buenas noches” y siguió subiendo las escaleras hacia su cuarto, ambos sin quererlo pensando en ello se fueron a la cama y no durmieron pronto por darle vueltas.
Sin falta a la mañana siguiente el desayuno estaba en la barra del desayunador, marco se levantó con una cara horrible, no había pegado el ojo, Meli lo notó y puso más cargado el café para los dos, a ella también le hacía falta, la noche anterior un tipo le hiso una escena en el bar, por eso ambos al sentarse a la mesa suspiraron, el silencio era incómodo, solo Meli quiso hacer algo por ello y sacó una conversación absurda…
_ vaya noche la de ayer!... te divertiste??...
Marco la miró como con rabia y tristeza para soltar algo también probablemente sin querer…
_ la verdad no mucho, habría sido más grata la compañía de alguien más…
Ella se molestó un poco, detestaba que viera a las mujeres como objetos intercambiables, y su mirada franca apareció…
_ se me olvidaba que tienes chicas para escoger, solo tenías que levantar el teléfono y la clientas frecuentes no se hacen esperar…
_ en realidad creo que estaría dispuesto a no traer más mujeres a la casa, últimamente no he sentido placer alguno en ello, lo cierto es que hay algo que me podría interesar más que ellas, que cualquier otra cosa que pudiera ofrecerme el mismo diablo de hecho…
La expresión de Marco comenzaba a dar miedo, Meli quiso quedarse callada pero no pudo contener sus palabras…
_ ha, ¿sí?... ¿no te creo?, para ti el sexo es como las comidas, 5 al día…- menudo chiste, no era de sorprender que todo esto no causara efecto alguno en Marco… estaba completamente perdido…
_ en serio, no me importaría dejar de traer a chicas a la casa si tú… me hicieras compañía de vez en cuando…- dijo acariciando la gélida mejilla de Melisa, que estaba pasmada, completamente pálida…