Melany

Conocemos la primera vez de Melany.

Melany tenía la espalda apoyada en la puerta del último cubículo del baño de chicas de la Secundaria a la cual habían asistido sus padres veinte años antes. Su madre tenía sus mismos quince años cuando se puso de novia con su padre. Cuatro años más tarde un feliz accidente trajo al mundo a su hermana Antonella y ella llegaría dos años más tarde.

Dentro del consiente de Melany estaba la ilusión de conocer a su príncipe azul de la misma manera que su madre se había enamorado de su padre. Y esperaba que Joel fuera ese príncipe. El muchacho que tenía la mano sobre su cadera y la sostenía presionada contra la puerta era de ciento ochenta centímetros de altura, ojos verdes, pelo castaño claro y tenía  un buen físico gracias a sus prácticas diarias de básquet.

Llevaban escribiéndose por What App desde hace dos semanas y él había jugado bien sus cartas logrando una cita para ese viernes por la noche. Sin embargo, Joel la había abordado justo cuando salía del baño luego de acompañar a su mejor amiga. La tomo del brazo y la metió de nuevo entre risas. La pequeña Melany se puso colorada luego de tenerlo tan cerca mientras el muchacho la arrastraba al último cubículo ya que no podían quedarse en los lavabos ante el riesgo de ser descubiertos.

Una vez con la puerta de metal cerrada él la tomo de la cintura y la presiono contra dicha  puerta para acercarse a besarla. La joven niña no quería que el primer beso con su príncipe fuera en un baño poco aseado, pero creyó que rechazarlo no era la mejor manera de comenzar su cuento de hadas. Por eso cuando Joel coloco la mano en su cintura y acerco su rosto al de Melany ella no rechazo los labios de su principe.

La lengua experta del muchacho presionó para traspasar los labios de la joven y luego sus dientes. La chica se sintió presionada y abrumada, pero no de la manera especial que creía. Sino de manera violenta, así fue como comenzó a sentirse incomoda.

Se sentía violentada. Y eso no mejoro cuando el chico se apoyo más en ella, ya que comenzó a sentir la virilidad de él sobre su vientre que comenzó a endurecerse mientras el beso se intensificaba. Ella ya sabía lo que era excitarse, y la idea que fuera con Joel la había vuelto una loca amante de sus dedos el último mes. Pero ahora lo que menos sentía era excitación, la incomodidad la agobiaba y sentía rechazo ante la muestra de gusto que el muchacho demostraba con su verga que se endurecía.

Joel empujado por la excitación llevo su mano izquierda al borde de la falda tableada y colocando la mano, por el muslo de su chica de turno, la fue subiendo y presiono la nalga casi desnuda. La joven Melany reacciono con sorpresa ante la muestra de osadía de su príncipe azul y soltó un quejido ante la descarada maniobra, quejido que Joel interpreto como una invitación para avanzar y tomando la mano de la chica la coloco sobre su paquete que había alcanzado su máxima erección.

Melany sintió curiosidad por primera vez en toda esa incómoda situación y al sentir el bulto firme bajo los pantalones de vestir de su chico comenzó a mover su mano por instinto. Joel se despego de su boca para gemir ante las caricias de la joven. Y acercándose a su oído le susurro.

— Hazme una paja…

La joven muchacha no tenia experiencias en temas sexuales mas allá de algunas sesiones de autosatisfacción leyendo novelas eróticas en Wattpad y no se sentía con ganas de hacer algo así tan pronto. No quería que su príncipe la considerara una chica fácil.

— Yo, no se… — respondió dubitativa ante la situación.

Joel conocedor de situaciones así con chicas primerizas supo que la única manera de lograr su cometido era presionar más a Melany. De esa manera bajo la cremallera de su pantalón y abriendo la abertura del bóxer saco su pene con la cabeza húmeda con liquido pre seminal y la coloco en la palma de la mano de su chica que cerro los dedos instintivamente alrededor del tronco.

La mano abarco el pene de Joel desde la base hasta la humeda cabeza manchado los dedos de la chica que no puedo evitar sentirse decepcionada por el tamaño. Era su primer pene pero por alguna razón espera algo diferente. Era el primero que tenia en frente en vivo y directo. Lo estaba tocando y no le producía absolutamente mas que decepción. El muchacho en cambio soltó un gemido de excitación por la suave caricia de los dedos de Melany.

— Mueve tu mano despacio Mel… — dijo el muchacho entre balbuceos conteniéndose a sabiendas que no tardaría en correrse.

La chica sin saber muy bien porque movió su mano de abajo hacia arriba escuchando mas gemidos de su “príncipe”.

— Si, así. Seguí por favor. — respondió el chico entre balbuceos, clara señal de que no le faltaba demasiado.

La chica continúo solamente para no decepcionarlo y que él la considerara una mojigata. No tardo más de un minuto cuando sintió los temblores del muchacho y las pulsaciones del miembro que descargaron su valiosa carga sobre la mano y la camisa de Melany.

El joven tardo casi el mismo tiempo que duro la paja en recuperarse mientras la joven seguía intacta en frente de él y sentía como el semen escurría por su mano. Luego de ese silencio casi incomodo él guardo su miembro subiendo el cierre del pantalón.

— Ha sido genial, nos vemos esta noche Mel. — dijo Joel moviendo a la estática chica hacia un costado. Cuando el abrió la puerta ella se vio empujada hacia el retrete para que luego la puerta se cerrara a su espalda. Segundos después escucho como la entrada al baño se golpeaba con un sordo sonido.

Allí la encontró el timbre del final del recreo y eso la hizo reaccionar. Se miro su mano donde el semen ya había perdido el calor que tenia al salir del pene pero conservaba aun su humedad. Saco un pañuelo del bolsillo y se limpio su mano para luego pasarlo sobre su camisa y de apoco fue quitando los resto de la corrida en completo silencio.

Al enfrentarse al espejo del baño vio la humedad que manchaba su camisa. Era evidente que la mancha no saldría fácilmente, necesitaría de una lavadora para eso. Al mirar el reflejo de su rostro en el espejo vio su mirada vacía y su rostro pálido. No entendía que había pasado pero realmente no quería nada de lo que había vivido en ese baño.

Verse a sus propios ojos vio como sus cuentos de hadas se cayeron a pedazos y una pequeña lágrima se derramo. La seco rápidamente y se dirigió a su curso.

— Llega tarde señorita Maros, tome asiento. — el profesor de historia del arte no parecía feliz con la tardanza de su alumna.

— Lo siento… — fue la única respuesta de la chica.

Al dirigirse a su asiento tuvo que levantar la mirada por las risas de los chicos del fondo del aula. Ahí estaba Joel, y su grupo de amigos que reían y miraban el vientre de la chica donde las manchas mostraban el crimen que obviamente Joel había difundido entre los muchachos babosos del curso.

Avergonzada vio el rostro de Joel que le guiño el ojo. Solo pudo sentarse en su banco y sumergirse en asiento esperando a que termina la que podría ser la peor mañana de su corta vida.

Al finalizar el largo turno de clases Melany solo pensaba en salir huyendo pero hasta la tres de la tarde no podía abandonar el establecimiento escolar. Su mejor amiga no indago demasiado en lo que había sucedido en el baño, detalle que nuestra protagonista agradecía con su media sonrisa cada vez que veía la cara apenada de Naomi.

La verdad es que Naomi no entendía la reacción de su mejor amiga. Había pasado la última semana solo hablando de Joel y su cita, a demás de las fantasías pseudo sexuales que ambas habían discutido en silencio en sus respectivas casas. Ella ya se había enterado del chime y la camisa de su amiga lo confirmaba, era obvio, la joven Melany no había disfrutado de la experiencia que ella ya había vivido en mas de una ocasión. Obviamente no la interrogaría hasta que esta se lo cuente y a pesar de no entenderla en muchas cosas Naomi amaba a su amiga y quería lo mejor para ella.

Mientras su mejor amiga desarrollaba este hilo de pensamiento en su mente, Melany tomaba decisiones. Primero la cita con Joel no existiría jamás, esta de mas decir que lo dejaría plantado. Lo que paso en el baño no volvería a suceder máximo que ella lo quisiera. Y por nada del mundo permitiría que un chico se sobrepasase con ella de nuevo. De ahora en más ella mandaba.

A las tres y cuarto tomo el transporte rumbo a su casa, tenia q atravesar toda la ciudad y le llevaría una hora y media de cansador viaje. Se lleno de chicos el transporte y Malany tuvo que quedarse de pie. Siempre con Naomi se cubrían para evitar manos indiscretas pero su amiga para variar se bajo en pleno centro de la ciudad. Ahí muchos adultos subieron y llenaron el micro presionándose entre unos y otro. A pesar de no ser verano el olor de los cuerpos sudados por un largo día de trabajo ya se había extendido dentro del pequeño transporte, esto la asqueaba, cada día era exactamente el mismo tipo de nausea.

Y en ese momento, con la nariz contraída, comenzó el calvario para Melany que sintió una mano en su nalga derecha.

Todo lo que había pensado sobre los muchachos que se sobrepasaban con ella y con la idea de detenerlos se esfumo de su mente y el pánico se apodero de ella al punto que cuando sintió un miembro oculto por ropa pero firme que se acomodo entre sus nalgas no pudo evitarlo y se quedo estática odiándose por su cobardía.

El muchacho aprovechando la situación frotándose violentamente sobre la cola de la joven avergonzada y asustada mientras los testigos fingían, de manera poco convincente, que no veían nada. En eso estaba muy incómoda con media hora de viaje aun por delante y las nauseas a flor de piel.

Y una voz la saco de sus pensamientos por unos segundos.

— ¿Melany? ¿Melany Maros? — la voz produjo que el joven detrás suyo se apartarse bruscamente de ella y se alejase empujando cuerpos. — ¿Eres tú?

El hombre que le hablaba era alto, más de uno ochenta, el pelo entre cano y una sonrisa deslumbrante. Las arrugas de sus ojos le daban unos cuarenta años pero tenía un encanto propio que le había dado la edad. Los ojos tenían un sombrío brillo y quedaba apenas oculto detrás de una sonrisa blanca y deslumbrante. Su traje parecía muy caro y para asombro de ella se veía fresco, como recién salido de la ducha (ese pensamiento perturbo momentáneamente a la pobre niña), con una frescura que repelía el ambiente pesado del transporte.

— ¿Me recuerdas? — dijo el hombre haciéndose lugar para llegar a ella y trasmitiéndole una familiaridad que la tranquilizo y la hizo olvidarse del incomodo momento vivido. Y en ese momento lo reconoció

— ¿Tío Michael?

— Si mi cielo, ha pasado tiempo. — ella solo lo abrazo y aspiro el aroma amaderado de su perfume y un extraño olor que le recordó fantasías casi perdidas en su subconsciente.

— ¿Estás bien? — pregunto en voz baja mirándola a los ojos. Obviamente él había presenciado todo lo ocurrido.

— Si, muchas gracias… — la joven Melany solo pudo sonreírle agradecida. — ¿Qué hace por aquí? ¿Hace mucho que no viene?

— Voy a visitar a tu padre.

Michael hacia cuatro años que no visitaba a su amigo de todo la vida. Antes no pasaba un mes en que realizara una visita a Oscar y su esposa Lucia. A demás era el padrino de bautismo de la joven Melany por la que sentía un cariño que no podía comparar con nadie más.

La relación con Oscar era de otro estilo. Siendo amigos de la infancia habían vivido muchas aventuras de niños y el trabajo de la mafia que realizaba Michael no había llegado a conocimiento de los oídos de su amigo. De hecho el pensaba que Michael era un excelente corredor de bolsa que se pasaba la vida recorriendo el mundo haciendo negocios. Por lo tanto, que él fuera un sicario era algo impensado para la familia Maros.

Si la joven Melany tuviese una idea de quién era el hombre al que ella llamaba tío, jamás hubiera guardado en su interior esos deseos carnales por el caballero idealizado que tenía en frente en ese momento. En su infancia Michael había sido el crush de la muchacha, su amor desde pequeña, desde que era una niña. De hecho las primeras veces que se había dado amor a si misma había sido con la imagen de su padrino en su mente. Con el paso del tiempo al no verlo había dejado ir esas fantasías que ahora habían despertado sin querer nuevamente.

Poco tiempo después bajaron del transporte y recorrieron las dos manzanas que separaban la casa de Melany de donde se habían bajado. Apenas les dio tiempo de charlar algunas cosas de la escuela de la chica y para tranquilidad de ella Michael se comporto como el padre que siempre había sido para ella. Lo cual fue un fuerte contraste con lo que había vivido ese día con los varones de su escuela. Para darle mas comodidad al lado de su padrino, él en ningún momento había mencionado las evidentes manchas en su camisa, que para ser sincera eran demasiado esclarecedoras. A demás, este hombre no daba ninguna señal de querer desnudarla con la mirada, es mas, parecía no percatarse de lo atractiva que era su joven sobrina.

Todos estos detalles ayudaron a que la jovencita se sintiera como cuando solo era una niña y jugaba en las rodillas de su “tío”.

Horas mas tarde recibió mensajes de Joel que ignoro junto a tres llamadas que hicieron vibrar su celular cerca de la hora de su cita en el cine. En cambio aprovecho la compañía de Michael en la cena en la cual sus padres estuvieron felices por volver a recibir a su amigo de tantos años. Anécdotas y risas decoraron la velada que termino de madrugada y con el paso de los nuevos contactos para estar comunicados de nuevo y no dejar pasar demasiado tiempo para la próxima visita. Melany anoto discretamente el número de su padrino con el presentimiento que le podría dar un buen uso en algún momento.

Al otro día, cerca del mediodía, un mensaje de Naomi la despertó. Esa noche habría fiesta en casa de uno de los chicos de quinto y la mejor manera de sacarse el mal sabor de boca por lo que había sucedido el viernes era unos tragos bien fuertes y un poco de perreo.

Esa tarde se fue a casa de su mejor amiga, pasaría la noche allí luego de la fiesta.

La casa en las afuera de la ciudad mostraba en pleno la imposición de primavera con el olor a flores de la gran estancia donde la fiesta tendría lugar. A pesar de no haber una temperatura ideal para la piscina esta estaba llena a rebosar de adolecentes borrachos que solo buscaban pasarla bien.

Siempre el baile entre dos chicas siempre desborda sensualidad, pero el caso de Naomi y Melany fue demasiado. Llevadas por el alcohol y la amargura de la decepción terminaron calentando a la mayoría de los afortunados testigos. Las dos chicas acabaron besándose y explorando la cavidad bucal de su compañera con lenguas experimentadas.

El espectáculo le encontró pareja a Naomi que se alejo con el hermano mayor del anfitrión y se perdieron en las habitaciones de arriba de la casa. Mientras tanto Melany se comenzó a sumergir en la bronca que tenia intensificada por la borrachera y saco el celular para escribir “sabes q yo te quería    por que aparaciste de nuevo? Te odio…” y adjunto un video de 20 segundos donde se bajaba media botella de Vodka de un solo viaje.

El último trago dejo a Melany muy mareada y en un momento se encontró detrás de un árbol con un chico que lamia su cuello y tenía sus dedos dentro de las delicadas bragas. La joven al darse cuenta de la situación noto que estaba algo mojada y los dedos del muchacho, que a pesar de ser descoordinados y presurosos, le estaban brindando un placer incomodo. No recordaba cómo había llegado a esa situación pero la imagen del baño hace no más de un par de días le ocasionó un fuerte rechazo y sus manos que estaban entre el cuello del muchacho y la otra en el pecho lo presiono para alejarlo de ella mientras le decía.

— No… detente por favor. — pero el chico invadido por la lujuria no iba a dejar escapar  a su presa tan fácilmente.

— Relájate Mel, te gusta. Estas muy mojada. — respondió él mientras soltaba uno de los senos de la chica, que no dejaba de forcejear, para llevárselo a la boca.

— Enserio, no quiero seguir. Basta, por favor. — las lagrimas comenzaron a humedecer los ojos de la niña cuando una voz firme y gruesa sonó al lado de ellos.

— ¿Creo que la señorita ha dicho que no quiere continuar? — el hombre los miraba con los brazos cruzados y una mirada fría pero tranquila.

— Ándate de acá viejo trolo. — dijo el muchacho que apenas se había distraído por la momentánea interrupción. Mientras tanto Melany se encontraba perdida en su estado etílico sin poder apreciar correctamente lo que ocurría a su alrededor.

Entonces el misterioso hombre coloco su pesada mano sobre el hombro del joven que tocado por el alcohol le largo un puñetazo que fue frenado por la mano de hombre que apretó el puño entre los dedos causándole gran dolor. Un dolor que hizo que el chico quedara arrodillado y sacara bruscamente los dedos de dentro de la vagina de Melany arrancándole un quejido que rozo lo sexual.

Ya en el suelo la mano del chico fue soltada y el hombre se acerco amenazante.

— Cuando una chica dice que no es no. Espero que no lo olvides. — dijo sobre el rostro sudoroso y lleno de lagrimas del adolecente. — Ahora vete a tu casa y pon hielo en la mano o se hinchara.

Cuando el muchacho se alejo corriendo el hombre se acerco a Melany y colocando una mano sobre su mejilla le levanto el rostro y la miro a los ojos.

— ¿Estás bien princesa? — cuando Melany estaba a punto de contestar sintió como se le quemaba el pecho e inclinándose sobre si misma empezó a vomitar sobre el pie del árbol. Los ácidos de su estomago no solo salían por su boca, sino también por su nariz. Mientras continuaba vomitando sentía la mano del desconocido que le acariciaba la espalda mientras le sostenía el pelo.

Una vez que paro el vomito recibió de la mano del hombre un pañuelo que uso para limpiarse identificando un conocido aroma amaderado. El pañuelo, al momento de devolverlo,  estaba realmente asqueroso pero el hombre lo recibió sin dar señales de asco y se lo guardo en bolsillo de la chaqueta que traía. Una vez, medianamente decente, sintió como era alzada por el desconocido. Su nariz termino en el cuello que le trasmitió el aroma del pañuelo pero mucho más intenso. Y esta vez sí lo reconoció.

— ¿Tío Michael, eres tú? — pregunto al borde del colapso emocional.

— Tranquila bebé, soy yo. — Melany solo puedo ponerse a llorar desconsolada mientras era acurrucada con ímpetu contra el pecho de su padrino.

— No quiero que me veas así. Vete por favor. — lloraba y comenzaba a patalear.

— Shiii, todo estará bien cielo. — decía simplemente Michael.

Minutos después fue bajada y apoyada con su espalda en un auto y ahí tuvo un ataque de pánico y comenzó a llorar desesperadamente y a golpear con sus puños al hombre del cual siempre había estado enamorada.

Michael siendo lo que era, un sicario, no estaba acostumbrado a ser niñera de nadie. Al recibir el mensaje una hora antes se encontraba terminando el trabajo por el cual había vuelto a Buenos Aires, la muerte “natural” de un poderoso heredero de una de las multinacionales más importantes de sud América. El trabajo había sido sencillo y cuando subía a su auto alquilado recibió el mensaje de un número desconocido en su celular personal. Al leer el texto no tenia no idea de quién era, pero el video le aclaro todo. Sin dudarlo un segundo rastreo el celular y tres minutos después se encontraba en camino a la General Paz para dirigirse al norte del Gran Buenos Aires.

En ese momento actuó por instinto y volteo a Melany para colocarla contra el auto dándole la espalda a él y tomo sus muñecas llevándolas a la parte baja de su espalda. Logrando de manera extraña el silencio absoluto de la joven. La muchacha se había callado y durante unos segundos su mente quedo despejada de la somnolienza  del alcohol debido a que se había excitado por la brusquedad del accionar de su padrino, se había mojado y mucho mas que con el chico con el que estaba hace unos minutos. No entendía que había sucedido.

Michael se percato de lo que había ocurrido y sin pensar demasiado tiro de las dos manos en la espalda logrando que su ahijada arquera el cuerpo y obtuvo lo que esperaba, un sutil pero claro gemido sexual escapo de los hermoso labios de la chica. Para comprobar lo que acababa de ver presiono su propio cuerpo contra el de Melany obteniendo otro gemido.

La pobre muchacha no sabía que sucedía, no entendía por qué su cuerpo reaccionaba de esa manera. Y lo único que sabia era que quería mas de eso. Asique se revolvió con “intenciones” de liberarse y obtuvo lo que buscaba, que su padrino la sujetara más firmemente y eso fue un punto de inflexión soltando un poderoso gemido que delataba claramente su situación.

—  ¿Te portaras bien princesa? — pregunto Michael seriamente mientras sus labios dibujaban una sonrisa.

— Si… — fue lo único que pudo responder y fue un si cargado de sensualidad.

Michael la subió en el asiento trasero y le coloco el cinturón. A los minutos que el auto se puso en marcha la muchacha se quedo profundamente dormida. Al llegar a su departamento tuvo que subir a la joven en brazos y ya en su habitación secundaria la desvistió, le coloco ropa interior limpia y con toallitas húmedas limpio el resto de vomito que tenia sobre su cara. Todo de manera mecánica y pesar de tener oportunidad de acariciar o ver con descaro el joven cuerpo se comporto de manera muy profesional. Tomo su celular y solo le costo unos minutos adivinar la contraseña y escribir un mensaje a Naomi haciéndose pasar por Melany diciéndole que la cubriera de con sus padres.

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Le costó mucho abrir los ojos a Melany. Se encontró en una habitación desconocida, con un terrible dolor de cabeza y un asqueroso sabor de boca. En la mesa de noche encontró tres pastillas con un vaso de agua y una nota “Tomate las pastillas princesa, te ayudaran con el dolor de cabeza. En la cafetera tenes café caliente, tomate una taza te ayudara a despejarte. Podes pegarte un baño, encontraras toallas en el armario. PD: le avise a Noemi que te cubriera con tus papas, podes irte cuando quieras. Pero si te quedas avísales que te cruzaste conmigo y que estarás todo el día acá…” Tío Michael…

Melany se levanto, tomo las pastillas y comenzó a acordarse de todo. Se puso muy colorada por la vergüenza al recordar lo que había pasado en la noche y como había quedado como una desubicada con su padrino. Recordaba poco de la noche, y lo ultimo que recordaba era a ella vomitando del lado de su tío, luego de eso nada.

Se tomo un baño, se tomo un café que estaba asqueroso y espero pacientemente a que llegara su padrino. Al acercarse el medio día el sueño la estaba venciendo y como no llegaba su anfitrión se comunico con sus padres para decirles donde estaba y cansada de esperar se volvió a acostar.

Ya cerca de las cuatro de la tarde Melany despertó recuperada de la resaca con una cola de whats apps de su mejor amiga que ignoro estoicamente, ya lidiaría con los chismes de la fiesta más tarde.

Se vistió con una camiseta larga que le quedaba bajo las nalgas y se dirigió a recorrer la casa en busca de su tío. Lo encontró acostado en su habitación durmiendo plácidamente bajo una fina sabana de verano.

Lo iba a despertar pero se contuvo por un segundo y dejo que el morbo creara una pervertida idea. Aprovecharía para deleitarse con el cuerpo marcado de su padrino que se encontraba tapado hasta la base del pecho mostrando claramente los pectorales.

Se acerco sigilosamente y sentándose sobre el borde de la cama y observo detenidamente esperando la reacción que felizmente no llego. No se animaba a dar el siguiente paso, pero respiro hondo y estirando su mano corrió lentamente la sabana que se deslizo hasta las rodillas.

Al ver el cuerpo marcado de su tío se mordió el labio inferior. Michael no era un musculoso descomunal, pero estaba en buen estado y no tenia panza, su abdomen estaba ligeramente firme y tenía solo unos pocos bellos esporádicos en el pecho. Cuando la sabana paso la entrepierna no pudo evitar decepcionarse, esperaba ver a su tío desnudo pero se encontró con un bóxer. Sin embargo, si vio marcado el miembro que a pesar de estar descansando mostraba un buen tamaño, a diferencia del que había mostrado Joel unos días antes.

Ahora la joven Melany solo tenía ojos para observar esa zona, se mordía los labios y movía sus piernas juntas para darle un pequeño estimulo a su entre pierna que estaba tomando humedad. Y se decidió, estiro la mano, quería sentir la verga de su padrino con los dedos.

A solo unos centímetros de tocar el bóxer unos firmes dedos se aferraron a su muñeca. Melany solo grito girando rápidamente para ver a Michael que la observaba detenidamente. Asustada la chica solo pudo pararse para salir corriendo pero su padrino no la soltó. Cuando él finalmente se paró de la cama la fue acorralando hasta la pared que se encontraba a su espalda.

A pesar del susto la seriedad de Michael solo hizo que Melany aumentara su excitación y al golpear su espalda contra la pared soltó un sutil gemido.

— ¿Estás segura de esto princesa? — pregunto con voz firme Michael. Durante un minuto guardaron silencio sin hablar mientras la mente de Melany corría a mil por hora.

Se le cruzaron un montón de cosas por la cabeza y no sabía que hacer. El morbo de cumplir su fantasía y tener algo con el hombre que siempre la había atraído se imponía a cada objeción que se interponía en su línea de razonamiento. El hecho que Michael le sacara casi veinticinco años le parecía lo mas irrelevante en este momento, no pensaba ni siquiera en que harían sus padres si se enteraban. Y ahí fue cuando vio lo que ocultaban los ojos de su padrino y simplemente se decidió.

— Si, muy segura. — sabia que pasara lo que pasara lo disfrutaría, esa certeza se la dio los ojos de su padrino que desbordaban deseo por ella.

Sin decir nada Michael la acerco a la cama y la hizo mirar a la pared del frente saliendo de su zona visual.

—  No te muevas y no hables. — fue una orden simple y directa, pero para sorpresa de Melany eso le produjo que se mojara un poco más.

Sintió como revolvía algo de uno de los cajones a su espalda y luego percibió como una tela le vendo los ojos dejándola en completa oscuridad. De a poco la respiración de Melany se fue tornado mas rápida y los latidos de su corazón se comenzaron a acelerar.

Escucho los pasos a su alrededor y se pregunto que sucedería a continuación. Contenía la respiración cuando noto las manos de Michael en su cadera y como estas tomaron la remera y comenzaron a levantarla para sacarla sobre su cabeza. Sus senos quedaron a la vista del hombre que arrebataría la virginidad que Melany estaba reservando para su príncipe azul que a estas alturas le importaba poco y nada.

Un escalofrío recorrió su columna vertebral y un gemido suave escapo de sus labios sacándole una sonrisa a su padrino que dirigió su mano a la entrepierna para comenzar a hacer círculos suaves con su índice. Pero para su deleite se encontró con la marca de humedad en la braga de su niña pequeña. Esto hizo que presionara mas firmemente la zona sacando una serie de gemidos que obligaron a Melany a tomar su brazo para contener los espasmos producto de la excitación.

— Las manos al costado Melany. — dijo con vos firme su padrino logrando que la muchacha respondiera inmediatamente sin dudar.

El hombre se arrodillo y tomando con sus dedos los costados de las bragas de la joven comenzó a bajarlos. Le hizo levantar un pie a la vez y quito la prenda arrojándola al armario que había abierto minutos antes. Cuando acerco su rostro al fin pudo percibir el embriagador aroma que desprendía esa vagina y que es muy característico de las jóvenes pubertad.

Melany sintió el aliento en su pubis y no pudo evitar sentir mas cosquillas en su vagina. Pero a sentir la nariz que toco su piel del monte de venus no se pudo contener.

— Cuidado, por favor. — susurró — Aun soy virgen.

Michael sonrió perversamente y se levanto para comenzar a jugar con sus pezones. Primero los rozaba con sus dedos logrando que comenzaran a ponerse erectos, para tomarlo entre sus dedos y tirar de ellos de manera suave. Pero eso solo duro unos minutos por que comenzó a apretarlos fuertemente y a tirar de ellos de manera violenta.

La joven Melany le gusto el tratamiento que estos recibían pero cuando la situación comenzó a demostrar dolor se preparo para oponerse pero descubrió que el dolor que le causaba le gustaba demasiado. Y no podía entender que le sucedía, pero no decidió no cuestionarse esas cosas en ese preciso momento.

Ahí fue cuando se detuvo Michael. Tomo violentamente a la chica que soltó un grito de sorpresa y la arrojo sobre la cama. Cogió una corbata y ato las manos de la chica firmemente con un extremo y el otro lo ajusto a la cabecera de la cama. Mientras la pobre chica estaba completamente algo asustada preguntándose donde se había metido. Sin embargo, para su pesar, tenia mucha curiosidad y su cuerpo la traicionaba con su vagina extremadamente húmeda frente a lo que estaba viviendo.

Con manos atadas sobre la cabeza de la chica Michael la voltio dejándola boca abajo completamente indefensa y termino de desnudarse. Con su miembro semi erecto se subió sobre la cama y comenzó a besar los hombros de la indefensa Melany alternando entre besos y lamidas probando la suave piel.

Fue lentamente descendiendo hasta llegar a la cola de la chica que con sus manos tomo cada una de sus nalgas para estrujarlas y moverlas dejando ver alternativamente el ano de su joven víctima. Y Melany no pudo evitar hablar.

— No por favor. Ahí no… — dijo extremadamente nerviosa.

—  ¿Por qué? — pregunto Michael sin inmutarse.

—  Porque me da mucha pena — respondió ruborizada la chica.

Él solo volvió a agarrar las nalgas y las abrió al máximo para hundir su cara entre ellas y dar la primer de muchas lamidas sobre el asterisco de Melany. El sabor sutilmente amargo no evito aumentar la velocidad de de sus caricias húmedas.

La joven se vio invadida por muchas sensaciones juntas y luego de la descarga de placer que sintió solo pudo dedicarse a disfrutar del tratamiento que la lengua de Michael le daba a su culito produciendo que se retorciera del placer marcando sus muñecas por lo ajustado del amarre.

Poco a poco la saliva comenzó a humedecer el esfínter y la lengua comenzó a perforar y forzar el extraño musculo. En eso momentos los dientes de Michael por primera vez entraron en contacto con la piel de su víctima y comenzó a dejar marcas en toda la piel de las nalgas que tardarían mas de una semana en desaparecer.

Ya cansado de alimentarse de tan suculenta carne el maduro hombre desato a Melany cortando momentáneamente el placer de la chica. Desato las manos que descansaron relajando los brazos cansados. Mientras sentía como Michael se movía pudo relajarse de las fuertes sensaciones que su cuerpo sufría. Sin embargo, esto no duro demasiado ya que su anfitrión junto los brazos en la parte baja de la espalda y los ato con la misma corbata que había usado antes. Para luego colocarse en cucharita detrás de la chica y cruzando el brazo derecho bajo el cuello la sujeto fuertemente con su antebrazo haciendo que la espalda se arquera.

Pero Melany no tenia eso en su mente. Otra cosa atraía su atención. A la altura de sus nalgas podía sentir el miembro de su padrino, este estaba duro y caliente. Y por lo que sentía no era nada pequeño. En ese momento Michael lo tomo con su mano izquierda y comenzó a pasarlo entre las nalgas de su sobrina que se puso muy nerviosa mojando a más no poder su vagina.

— Dios, dios, dios… — dijo nerviosa con la respiración agitada cada vez Michael pasaba su verga por el ano de Melany.

Pero ese no era el objetivo del Michael. Luego de unos segundo dirigió el glande y comenzó a pasarlo desde el clítoris hasta la entrada de vagina de la joven mientras que con su mano izquierda levantaba la pierna de Melany. Y se detuvo en la entrada de vagina presionando levemente.

— ¿Estas lista bebé? — pero antes que la excitada jovencita respondiera Michael presionó con su miembro dejando a Melany con la respuesta en la boca y una expresión difícil de describir.

La cabeza del pene se hundió como mantequilla y avanzo expandiendo hasta el límite las paredes vaginales. Avanzo lentamente unos centímetros hasta que se topo con el himen. Dejo que su amante dejara salir el aire que tenia contenido y empujo firmemente llevándose la virginidad de la niña a la que había visto crecer.

El miembro avanzo firme y sin detenerse hasta que topo con el fin del canal vaginal haciendo soltar un quejido a la pobre Melany que luchaba desborda por el placer y el dolor pulsante de la carne rota. Y ahí aguardo mientras los músculos del aparato reproductor se acostumbraban al invasor.

Y comenzó el bombeo. Con un movimiento experto saco el miembro unos centímetros para volver a entrar arrancando otro gemido de la chica. Poco a poco el ritmo aumento y el sonido húmedo de los órganos comenzó a llenar el ambiente que se iba impregnando de un fuerte aroma sexual.

A medida que la cogida iba avanzando y el miembro salía cada vez mas y se enterraba mas dentro de la vagina, Melany soltaba quejidos mas fuertes que se fueron convirtiendo en gemidos netamente sexuales de pleno disfrute. Pero no era precisamente eso lo que le llevaba velozmente al eminente orgasmo sino la sensación de ser sometida. No se podía mover y estar a la total disposición del hombre que la estaba sometiendo a su antojo la tenia al borde del éxtasis y para colmo no encontraba fuerzas para oponerse porque el placer era demasiado.

Cuando el ritmo se volvió endiablado haciendo crujir la cama el éxtasis de Melany llego a niveles insospechados. Lo primero que sintió es que se desmayaría y en lo único que pensaba es que se moriría en ese instante.

Y ahí, al borde del placer mas grande de la vida de la jovencita, Michael apretó firmemente  el cuello cerrando las vías respiratorias y Melany tuvo el ansiado orgasmo que nació en lo profundo de su ser mojando gran parte de la cama y todo el miembro de su anfitrión que mordiendo el hombro de su víctima descargo su esperma en lo mas profundo del útero.

Luego todo se volvió oscuro.

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Este relato es dedidcado especialmente a Fernanda, la bebé de Alexander y una futura Little Girl...

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Espero sus criticas, ideas, cometarios y sugerencias en los cometarios o en el correo: chicojoven825@gmail.com

Y valoricen los relatos... Gracias.