Melanie, la historia de una amistad íntima
Melanie es una chica seria y reservada que guarda un morboso secreto, un día conocerá a los que serían sus mejores amigos y aprenderá a disfrutar de su intima amistad al máximo
Melanie era una chica en su último año de secundaria, marginada por las otras alumnas y ella misma, todos pensarían que era una chica normal pero ella no pensaba igual, en su mente ella era un tanto diferente por su situación.
Melanie sabía que su madre la había tenido muy joven, y con el paso del tiempo también se enteró que los dos amigos de su madre, a los que llamaba tíos, ayudaban a proveer dinero desde que su padre los abandonó provocando que su madre dejara los estudios. Cuando era muy joven no entendía bien en que trabajaba su figura materna, pero sin querer con el tiempo supo que se trataba de vender videos donde se ocasionaba placer, muy en el fondo esto había afectado a la joven hija, causándole un extraño e impulsivo deseo de querer mostrarse ante alguien más, y era esta idea la que la separaba del mundo.
La chica en varias situaciones tras entrar a la adolescencia había intentado verse llamativa, pero sus compañeras habían captado rápido aquellos intentos y tras ridiculizarla por escotes un tanto desajustados o faldas demasiado remendadas Melanie había desistido de sus prácticas, limitándose a imaginar dichas circunstancias en la intimidad de su cuarto. En un par de ocasiones fue a la escuela sin usar bragas debajo de la falda, pero sin atreverse a subirla más arriba de la rodilla, sin embargo esto bastó para tranquilizar sus impulsos por semanas.
La chica se las había arreglado para pasar olímpicamente inadvertida los primeros dos años de secundaria, callada, solo participando lo suficiente, pero un nuevo profesor en el tercer año le empezó a causar problemas, desde el inicio del año escolar propuso un proyecto de todo el año que involucraba equipos de cuatro, y ella al no querer interactuar intentó que las cosas se solucionaran por si solas, ya se las había arreglado un par de veces para hacer los trabajos individuales, esperaba que este profesor no fuera el caso, pero nunca habían hecho equipos de cuatro personas, por lo que la incertidumbre estaba, esa tarde entes de que acabara el día le informaron que los tres últimos alumnos no registrados harían un equipo juntos, sin importarle y esperando que todo se arreglara solo no se molestó en saber quiénes habían sido esos dos compañeros que formarían equipo con ella.
Todo el día estuvo un poco a la expectativa de que pasaría, no le apetecía compartir tiempo con otras personas, llegando a la casa decidió que apartaría su mente de eso dándose un poco de placer y luego sesiones de horas de videos graciosos en internet, como su madre casi siempre la desatendía y además era una casa de dos mujeres podía tomarse la libertad de vestir muy ligera, así que se puso el camisón blanco de tela delgada de siempre y unas bragas negras que resaltaban mucho por la transparencia, así vestida se paseó un rato por la casa, esperando que fuera la hora en la que los dos muchachos que tenía de vecinos estuvieran más activos, desde el primer piso podía escucharlos gritar de juegos y cosas así en la casa contigua, esa era su señal, y era excelente cuando aún había suficiente luz del día.
Melanie bajó a la planta baja y abrió estruendosamente la puerta de vidrio corrediza como de costumbre, sin dar señas de poner atención a su entorno se recostó en la silla de jardín de manera cómoda y se estiró mientras miraba el teléfono. El ruido de gritos había cesado como esperaba, aquellos jóvenes ya hacía meses se habían percatado de que tenían una vecina un tanto liberal y trataban de no interrumpir la paz de la joven de vestimentas ligeras que se sentaba en el patio a ver su teléfono, ella nunca les dejaba ver algo comprometedor, en especial porque sabía que podrían tomarle fotos, pero si se permitía vestir prendas muy ligeras, poniendo su cabello castaño sobre su pecho parcialmente para divertidos momentos en los que se le movía y se podía transparentar un poco, le emocionaba pensar qué estarían pensando aquellos jóvenes, si estarían hirviendo por dentro como ella.
Como se quería despejar esta vez se permitió jugar un poco más, acariciaba sus piernas y sentía la necesidad de en cualquier momento abrirlas y acariciarse un poco, pero necesitaba un motivo para no obviar la situación, y una tras otro video o fotos en el teléfono no apareció nada que pudiera usar como para pretender este interés espontaneo, cuando por fin se animó a algo se acomodó un poco más, su camisón subió un tanto y se permitió separar algo las piernas, su ropa interior ahora se notaba sin intermediarios, y sólo sería cuestión de tiempo para decidir buscar directamente otros sitios con contenido que la "animara" pero su oportunidad no llegó, escuchó un grito ahogado seguido de un grupo de regaños
-¡Ya los vi! ¿Que se supone que están haciendo? ¡Aléjense de esa ventana! - los gritos de una señora precedieron el inconfundible alboroto de una tunda - ¡Hijos de la... Guárdense eso!
Melanie no supo qué hacer, se quedó helada sosteniendo el teléfono
-¡Usted señorita! ¡No ande afuera así! ¡Acá hay vecinos, todo se ve! - La señora se había asomado por la ventana y Melanie ahora levantó la cabeza para ver, su vecina, la madre de aquellos jóvenes, se asomaba para regañarla y sólo pudo acertar una disculpa y alejarse rápidamente hacia dentro de la casa.
Ahora había cerrado silenciosamente la puerta corrediza y tapado con las persianas su penosa situación
-¿Que pasó allá afuera? - La madre de Melanie, una mujer joven muy similar a su hija se asomó por las escaleras
-No lo sé, me metí porque andaban gritando afuera
A Melanie se le había escapado ese sentimiento de excitación y su madre mostró el desinterés de siempre al regresarse a su habitación, esa noche intentó tocarse con la idea de que los vecinos tenían algo "de fuera" que había que guardarse, pero el sentimiento de angustia por lo sucedido solo alimentó al que ya se había formado de camino a su casa desde la escuela, no supo en qué momento se quedó dormida, pero al día siguiente todo transcurrió normal hasta haber llegado a la escuela.
~~~Clases normales~~~
Ese día tocaba deportes después de la hora del recreo, era el primer año que el horario se acomodaba así, pero había olvidó que se hacía la fila en los baños por esa misma circunstancia, a falta de aulas especiales para cambiarse de ropa y debido a la exigencia del uniforma los baños siempre estaban bajo demanda antes de una clase de deportes, cuando había acordado y se había acercado los baños ya estaban llenos con larga fila, era normal que algunos alumnos acapararan o hicieran tiempo para molestar a otros o para reducir el tiempo de las clases de deportes bajo la excusa que no todos estaban listos, Melanie se puso en la fila del baño de mujeres y logró escuchar el cuchicheo de un grupo de chicas
-Ya viste, aquellas se están amontonando para taparse y ponerse el short, que simples -Decía una de ellas
-Que importa ellas, mira para allá - indicaba otra
Melanie miró sin querer en esa dirección y vio un grupo de chicos que sin pudor se bajaban los pantalones y se ponían el short mostrando unos bóxers muy masculinos y holgados, algunos de ellos que llevaban la camisa de botones también se la quitaban ahí mismo y se ponían la otra deportiiva <> pensó Melanie pero envidiando un poco que ellos pudieran llamar esa atención, luego de ello se percató, un grupo de chicos que pasaba desapercibidos miraban en dirección donde las chicas del grupo que hacía pared tapaban a algunas de ellas que optaban por ponerse el short fuera de los baños, si ella tuviera amigas podría usar esa excusa para mostrar "sin querer" un poco de su piel que se viera entre las separaciones de sus compañeras, por dentro hervía de nuevo, si no fuera por el sujetador complicado que no le gustaba usar en clase de deportes se podría cambiar la blusa ahí mismo sin miramientos, pero el sostén deportivo implicaba el descubrirse del todo y no se vería muy correcto, ya estaba ideando un plan y actuaba como viendo desesperada la fila de los baños, abrió su mochila y alcanzó su short
-Si ellos pueden -Dijo en voz alta para justificarse, como la fila de las mujeres iba pegada a una pared esperaba que su acto no alcanzara demasiada atención, pero si la suficiente
Se agachó en un movimiento hábil y dejó caer su falda al suelo, y como tomándole un poco de esfuerzo pasó los agujeros de sus shorts por sus piernas y aún inclinada vio entre las rendijas de su cabello que el grupo de muchachos ahora la veía a ella, luego satisfecha subió sus shorts de golpe como apresurando aquello, ella sabía que tenía detrás le pared, pero tenía que hacer preámbulo y saber que estaban atentos y mientras pensaba en como aparentar normalidad, ya se estaba empezando a desabotonar la blusa.
Algunas de las chicas de la fila al baño guardaron silencio, otras sin saber qué hacer hurgaron en sus mochilas como pensándose hacer lo mismo, pero muy atentas esperaron a ver qué pasaba, a Melanie le hubiera gustado que la imitaran para aparentar normalidad, pero también le gustaba tener toda esa atención para ella, ya se había dejado sólo un botón de la parte de hasta arriba cuando, queriendo no evidenciar que no sabía cómo hacerle para ponerse el sostén deportivo, con una sola mano se fue a su espalda y hábilmente desabrochó aquella prenda con alambres que amenazaban con apuñalarla si hacía ejercicio vistiéndola.
No había marcha atrás, estaba cumpliendo un sueño morboso, quizás podía culpar al feminismo, quizás intentara voltear a la pared y cambiárselo con el cabello de frente, pero no pudo tomar una decisión, de un momento a otro alguien le habló y sin quererlo detuvo aquel espectáculo.
-¿Tú eres Melanie?
-Vámonos, no creo que sea el momento
Un par de chicos se había acercado, uno de ellos un tanto más bajito que ella, con cabello negro un poco ondulado y una cara de absorto, el otro de altura similar a ella, cabello corto y expresión seria.
-Ammm, si – dijo desistiendo de lo suyo y abrochándose un botón más
-Necesitamos hablar del proyecto, te buscamos en el recreo, pero no te habíamos encontrado, la clase es después de esta y hay que decirle en qué quedamos
La muchacha apenas entendió lo que decían, otra vez apagaba su calentura, y le parecía absurdo que le hablaran en medio de aquella situación.
-Sí, está bien – contestó ella tratando de pensar que sería lo normal en aquellos casos – vengan – les dijo y los sacó de la fila indicándoles el camino a un árbol al otro lado lejos de los baños
Melanie quería volver a abrocharse el sujetador, como le quedaba lo suficiente ajustado, un número bajo de pasos le bastaba para que sintiera que empezara a desacomodársele, su busto no era precisamente imperdible, y su delgadez obviaba su más su figura, aunque sin la blusa ceñida por la cintura y algo desabotonada podía pasar desapercibido visualmente, sí empezaba a sentirse incomoda, aprovechó el abotonamiento para poner la prenda en su lugar con discreción, pero esta seguía desabrochada.
-¿Qué hay con el proyecto? – dijo ella
-¿De qué lo vamos a hacer? – respondió el chico de cabello corto que recordaba que se llamaba Raúl
-Yo propuse un volcán – Dijo el de cabello ondulado llamado Gabriel
-Eso es de niños – dijo ella sin querer, la verdad no le importaba que clase de proyecto se hiciera, pero sus respuestas estaban en automático mientras pensaba si sería demasiado extraño abrocharse aquello frente a ellos, nunca había tenido tanta interacción con la gente a la que imaginaba exhibirse, y aunque podría parecerle emocionante en otras circunstancias, estaba fuera de su área de confort
-Hagamos una maqueta del sistema y expliquemos la composición de los planetas – sugirió Raúl
-Sí, eso suena bien – pero más que contestarle a él internamente se contestó ella misma, seguía viendo a esas muchachas que se hacían muro y justo acababa de conseguir compañeros que interactuaban con ella, podía pedirles que se giraran y le hicieran de pared para ella terminar de cambiarse, no tendría que interactuar con ellos mientras se quitaba el sujetador y por la escaza cantidad de personas podría darles algo que ver a los otros chicos <<¿cómo sería bueno preguntarles?>>
Los dos muchachos hablaban de cómo la harían, mientras la chica se animaba a preguntarles, pero en ese momento otro giro de circunstancias, el maestro de la clase se acercó a las filas y gritó
-¡Quienes no tengan ya el uniforme van a darle 5 vueltas a la cancha! ¡Pero ya! Para que a la próxima se cambien con tiempo ¡5 vueltas! ¡No los veo! ¡ya ya ya!
A los muchachos los tomó desprevenidos esa nueva actitud, recién había marcado la hora de la clase, un muchacho se puso tan rápido los shorts que cayó al suelo sin querer, el maestro señaló al grupo en el que estaba Melanie
-Ustedes tres, 5 vueltas
-Profesor, yo si llevo short
-Esa no es la blusa
-¿Me puedo terminar de cambiar?
-¡5 vueltas! ¡ya!
Los muchachos se vieron entre ellos, Raúl puso cara de no saber qué hacer, la muchacha estresada y apagada nuevamente empezó a trotar y los dos muchachos la siguieron, se unieron al grupo de alumnos que ya corría, mientras que el maestro le explicaba al resto que practicarían vóleibol, era una situación difícil, sin el sujetador abrochado sus atributos que tanto le enorgullecían ahora le estaban jugando una mala pasada, rebotaban al son del trote y rápidamente botaron su atadura de prenda hacia arriba, de no ser porque la blusa que llevaba era de tela lo suficientemente gruesa, todos habrían notado el predicamento, que más que excitarla le causaba molestias, aquella prenda se ponía aparatosa y penas habían dado media vuelta, intentó acomodarla un par de veces tras el primer ciclo, pero uno de los alambres apuñaló cruelmente su suave y acojinada piel, esto la enfureció y con una habilidad casi imposible de concebir, metió su mano bajo la blusa y se arrancó la prenda sin problemas, se sentía por fin libre, pero ahora tenía que correr con aquello en la mano las otras cuatro vueltas, por fin tuvo algo de la atención que buscaba, los alumnos no tardaron en entender que es lo que llevaba en las manos y que seguramente bajo la blusa no llevaba nada, cosa que se notaba cuando trotaba enérgicamente y la blusa de botones bailaba suavemente impulsada por el par de tiernas masas que saltaban debajo.
Cuando terminaron se acercaron al maestro, quien vio extrañado lo que Melanie llevaba en la mano, ella sin quitarle importancia le mostró extendiendo el brazo con la prenda muy visible
-Se rompió mientras corría
-Amm, bueno – empezó el maestro nervioso – vete… vete a cambiar, los demás ¡al juego!
Ella no esperó otra indicación, pero no fue a los baños de cerca de la cancha, cruzó la escuela llena de suficiencia, con una buena excusa para andar libre entre tantas personas, sus niñas temblaban alegres con los pasos apresurados, la fricción la ponía caliente, una vez en los baños decidió no ponerse la ropa deportiva, el maestro había sido lo suficientemente ambiguo, optó por ponerse la falda, y en un cubículo arrinconado puso a sus habilidosos dedos a aprovechar al máximo lo que sentía por aquella situación, el desahogue fue sublime, su cuerpo no dejaba de temblar, la expectación y el deseo que pensaba que sentían hacia ella motivaban las caricias, el morbo de luego salir y estar el resto del día sin sujetador hacían más fuerte cada descarga eléctrica proveniente de sus partes intimas, pellizco suavemente sus maleables curvas durante el orgasmo más intenso que había tenido hasta ese momento de su vida, el vientre terminó doliéndole un poco por las fuertes contracciones, se sorprendió a si misma por su capacidad de reprimir los gemidos, pero ello la dejó sin aire y estaba roja como un tomate.
El resto de las clases fue normal, nadie podía sentir la paz mental de aquella chica y su picara y juguetona idea de andar suelta, no era muy necesario ponerse el cabello de frente por el grosor de su blusa, pero tampoco hubiera importado mucho, esto era sólo un juguetón acto suyo, ya que ella sabía por múltiples veces frente al espejo que sus colores de piel bajo la blusa eran muy similares, si ya era difícil para ella notarlos que sabía en donde estaban, no se iban a notar ahí en ese momento.
A la salida la abordaron aquellos dos chicos, durante la clase de ciencias Gabriel mencionó inesperadamente que su proyecto sería el sistema solar, a lo que los otros dos integrantes no opusieron resistencia, sólo quedaba ver el tema de la distribución de trabajo, iban caminando juntos hasta un par de cuadras cuando Raúl dijo que debía tomar un camión
-Yo también, de hecho la parada de mi autobús está hacia el otro lado, pero hay que estar de acuerdo
-¿Qué dices? Tenemos todo un año para hacerlo bien, un volcán nos tomaba una semana en la primaria
-Yo no tengo habilidades haciendo cosas manuales – Dijo Gabriel
-Yo tampoco – Dijo Melanie secretamente pensando en la asombrosa manualidad que se había auto realizado unas horas antes
-Yo sí, yo hago la maqueta si tú pones la información
-Yo la expongo – Dijo la chica saltando un poco alegre de pensar que no le tocaría hacer el trabajo difícil, su busto rebotó más exageradamente de lo que esperaba, la falta de prenda interna, interacción y práctica habían hecho ese movimiento naturalmente inesperado, percibió que los chico se dieron cuenta cuando sus miradas se encontraron en la blusa de la chica, luego simultáneamente apartaron la mirada. – Si están de acuerdo, claro
-Sí, si
-Sí, claro
Era obvio que aquellos dos sabían de la falta de sujetador, ellos habían estado presentes durante aquel incidente, Melanie sintió una renovada necesidad de exhibirse y no quería que eso parara, un impulso la hacía querer estirar ese momento todo el día, su triunfante situación llena de suerte y falta de reprensión le elevaban el espíritu
- ¿Quieren que sigamos planeando en mi casa? – Los dos chicos regresaron la vista a la muchacha quien les sonreía
-Pero, ya lo tenemos planeado ¿no? –Dijo Raúl, en otras circunstancias hubiera preferido su individualidad y seguir siendo solitaria, pero ya sentía una renovada necesidad de encenderse por dentro otra vez, y quizás si extendía la plática conseguiría otro delicioso orgasmo, aprovechó que Gabriel no dijo nada y continuó
-Vivo a dos calles más, no está muy lejos de esta parada de camiones… hay que planear distribuir los costos del material y… - trataba de pensar lo más ágil que podía – No me gustaría que hicieran todo el trabajo y yo sólo lo leyera y lo mostrara
Los dos chicos se vieron mutuamente y como aceptando el argumento dieron un gesto de aprobación, los tres empezaron a caminar en dirección a la casa de Melanie sin pensar que a su audaz compañera le empezaba a hervir la piel otra vez, al llegar notó que el carro de su madre no estaba, corroboró que la casa estaba sola cuando entro y las luces estaban apagadas, rápidamente encendió las habitaciones y les indicó que se sentaran en la sala, Raúl se explayó en un sillón triple e hizo un gesto de que estaba muy cómodo, Gabriel lo regañó y se sentó en un sillón doble que estaba a la otra orilla de la mesa de centro, finalmente Melanie los imitó, pero ella se dejó caer en el sillón individual haciendo rebotar fuertemente su cuerpo, su falda se había levantado un poco, hecho que no pasó desapercibido por Raúl que se incorporó de manera correcta en el sillón, a Melanie le interesó que el chico pareciera asustado, fingió no haber notado el dobles de su falda y puso su mochila al lado en el suelo, curiosamente ambos abrazaron sus mochilas como en cohibidos de no saber si decirle o no, aunque no era de mucha importancia, en esos ángulos no se veía nada más que una porción corta de sus muslos.
-¿Que les parece si primero jugamos un poco? – Dijo Raúl quien buscó en su mochila y sacó de adentro un mazo de naipes – Mi hermana me acaba de enseñar un juego de 21, está divertidísimo
-Yo creo que hay que ver lo del proyecto – Dijo Gabriel regresándole el juego a su dueño quien lo empezó a guardar
-¿Cómo es ese juego? – Dijo ella de manera curiosa, recordaba historias de juegos donde la gente que perdía se iba quitando la ropa, lo que la prendían mucho, nunca había visto uno, así que no sabía de que iban y su curiosidad era genuina, aunque no para jugar en ese momento, sino más bien como para entender cómo se perdía en aquello por turnos.
-Mira, es fácil – Dijo el muchacho y empezó a repartir, un par de cartas para cada uno, Gabriel no tomó las suyas que se quedaron sobre la mesa de vidrio, Melanie agarró las cartas y vio un par de sietes <
-Ahh – Dijo ella sin comprender – Pero él tiene una carta boca abajo ¿Cómo sabemos cuánto tiene?
-Sólo él sabe, él tiene que ganarnos igual, sacando 21 o un número mayor que el nuestro
-Pero yo tengo 14, ya perdí
-No, puedes pedir cartas
-Entonces está muy fácil, saco cartas hasta tenerlas todas
-No, si te pasas de 21 pierdes, mira, tienes 14, y el tiene 11, que es el valor de esa carta en este momento, si su otra carta es persona que valen 10 ya tiene 21, así que es conveniente que tomes hasta que llegues a 21 o por lo menos cerca
Ella tomó otra carta
-Me salió una señora de rojo… son 24 ¿verdad?
-Sí, tú ya perdiste, pero yo le puedo ganar todavía, mira – Giró sus cartas y tenía un dos y un ocho – ojalá yo hubiera tomado esa carta que te salió, a ver… diez de tréboles, tengo 20
Gabriel que veía toda la escena parecía estresado, Raúl giró la carta boca abajo e hizo un sonido de dolor, Gabriel por otro lado sonrió sin querer, era un diez de rombos
-Perdimos, él tenía un 21
-Woow, eres muy bueno en esto
-Ni hice nada – Dijo Gabriel quien no se dio cuenta que el cumplido iba para Raúl
-Bueno, otra ronda - dijo Raúl quien barajo y repartió, como vio que Gabriel no estaba muy animado a seguir prosiguió – Quien venza a Raúl es la nueva “casa”
-Perfecto – Dijo Melanie quien nunca se había divertido jugando algo con alguien, pero hubo una pausa incomoda, ella no se había dado cuenta pero al inclinarse se veía a través de la mesa de vidrio su ropa interior ya que había abierto un poco las piernas para acercarse, ella hizo como que no se dio cuenta y cerró aquella vista rápidamente, había olvidado la calentura por la diversión.
-¿Jugaremos? – Preguntó ahora Gabriel para romper el silencio incomodo, era demasiado obvio para los dos muchachos que habían visto de más y en un intento de no ocasionar sospechas de su complicidad visual no se le ocurrió decir otra cosa, Raúl no respondió y empezó a repartir
Jugaron varias veces hasta que habían entendido todas las reglas, en la plática entre juegos Melanie se enteró que ambos eran igual que ella, muy serios y sin otros amigos, de hecho, hasta ese día no se habían hablado de otra cosa que no fuera la escuela, por un lado se sentía emocionada porque por fin había tenido esa clase de interacción con personas que le hubiera gustado tener desde el inicio, entre sus deseos menos esperanzados estaba el tener amigos, bueno, amigas, pero no se iba a poner exigente en ese momento, además las chicas de la escuela habían demostrado ser un tanto crueles y ajenas a ella.
-No es justo, ya vamos un montón de rondas y sólo me ha tocado una vez de “casa” y la perdí al instante – Melanie estaba frustrada de verdad
-La suerte no es tu fuerte – Dijo Gabriel que al fin mostraba divertirse dejando a un lado su seriedad constante
-La suya tampoco en la vida y así – Dijo ella riéndose y haciendo un ademan de burlarse cómicamente, este esfuerzo la hizo otra vez inclinarse hacia adelante, se percató de una mirada discreta de Raúl quien barajaba las cartas en ese momento, se había abierto las piernas lo suficiente para dejar ver parte de la delicada prenda rosa bajo la falda, estaba tan feliz de la charla y se preguntaba si los chicos la verían diferente ahora que parecían más amigos, esta vez con una idea de permisividad decidió quedarse en esa posición, había dejado de lado la idea de jugar con ella misma más tarde y en modo de agradecimiento por aquella experiencia fingió no enterarse de su intima revelación.
-Tomaré otra – Dijo Raúl quien era la “casa” en ese momento, era divertido verlo tratar de disimular, Gabriel ya se había animado a voltear un par de veces, pero era mucho más discreto, antes de que se diera cuenta de lo que pasaba Raúl vio sus cartas y dijo – Ahh, perdimos.
-¿Qué? – Preguntó Melanie, no podía creerlo, ambos chicos habían tomado cartas de más en sumas no racionales, Melanie que tenía un 16 había ganado sin sacar nada
-Ganaste, te toca ser “casa” – Le confirmó Gabriel que veía su mano sin dar crédito a la tontería de pedir otra carta tras tener un 19 contra un posible 12 de Raúl ¿sería posible?…
Melanie ganó dos veces seguidas, ambas veces se dio cuenta de la disminución de la atención en el juego, los chicos parecían exaltados, pero la chica empezaba a pensar que no se debía al juego, Raúl apretaba algunas veces su mochila contra su pecho de manera nerviosa
Cuatro victorias más, la chica se animó a dar saltitos de victoria sobre su asiento, no le importó que sus busto brincara evidentemente, pero en el proceso se acomodó sin querer y el pliegue que se había doblado de su falda recuperó su posición original, en ese momento comprobó que aquello era lo que le daba la victoria, los chicos recuperaron la postura y parecían más tranquilos
-No es que seas mejor, es que has tenido suerte – Dijo Gabriel muy seguro – Ahora te ganamos porque te ganamos
-No, he sabido jugar, ahora soy mejor que ustedes
-Pffff, yo creo que si te ganamos esta vez – Dijo Raúl – hasta te apostaría mi mazo de cartas, y eso que es de mi hermana
-No apuestes cosas que no son tuyas – Se quejó la muchacha quien se molestó un poco pensando que quizás ni siquiera lo habría pedido prestado
-No vamos a apostar nada, pero si te ganamos fijo
-Ahh, no, si tan seguros están, apuesten – Dijo ella sin medir la fuerza de sus palabras, la verdad no quería apostar, pero quería hacerles saber que iban perdiendo, evidenciarlo cuando menos una vez y sentirse superior
-Si ganamos te quitas la blusa – Ambos dejaron de reñir y voltearon a ver a Raúl quien empezó muy seguro y se dio cuenta que su solicitud discrepaba del ambiente tan amigable que se había formado, empezó a temblar sin saber que decir, Melanie lejos de sentir el morbo y la excitación que hubiera supuesto ese escenario en su mente sintió culpa y un poco de ternura, seguramente el muchacho había estado muy confundido en su interior por tantas escenas intimas, lejos de reprenderlo ella prefería confortarlo, pero no sabía cómo, el silencio no ayudó, pensándolo un poco ella decidió como iría la cosa
-De acuerdo, no tengo problema alguno, lo habría hecho si me lo hubieran pedido de todas formas – la oración fue sincera, aunque era cierto que antes de aquel lazo de amistad sus interés por aceptar esa petición hubiera sido más de lujuria, ahora le interesaba compartirles algo de la alegría que le habían dado, aunque no sabía si eso era adecuado
-No, espera ¿Qué? – Preguntó Gabriel sin dar crédito a todo aquello
-Pues si – comenzó Melanie pero se percató de lo cruda de su respuesta, tenía que explicarse, cosa a lo que no estaba acostumbrada, siendo que siempre se escondía de esas situaciones en las que la atrapaban tratando de exponer su cuerpo “accidentalmente” – emmm, yo soy muy liberal, como se habrán dado cuenta, no me preocupa andar por ahí sin sujetador – Dijo como quitándole la importancia al asunto – Pero el reto debe ser parejo, así que…
-¿Qué nos pedirás si perdemos? Yo no planeo desnudarme, esa fue idea de Raúl – Dijo Gabriel un poco nervioso
-Es que tienen miedo de que vea sus cositas – Se rió la chica - ¿les da frío o qué? – dijo tratando de darle humor al asunto, pero el muchacho parecía enojado mientras que Raúl seguía estupefacto viendo la blusa de aquella muchacha como hipnotizado – Les diré algo, no los veré, peeeero… se van a tener que desnudar… hmmm, tomarán un baño completo juntos
-¿Qué? ¿Un baño? – Preguntó Gabriel y volteó a ver a Raúl quien percibió esta mirada como un llamado a salir de su trance
-Sí, son hombres, no tendrán problemas en verse entre ustedes
-¿y tú que ganas? – Preguntó Raúl viendo de arriba para abajo a Gabriel como pensando si le sería incomodo
-Lo mismo que ustedes, imagino, divertirme a costa suya – dijo tratando de quitarle importancia al hecho de que habían solicitado ver a sus nenas al natural, aunque esto pareció poner un poco triste a Raúl quien probablemente tenía intenciones más morbosas
-Está bien, pero si es todo un baño junto a él hay que subir un tanto más la apuesta, en parte porque yo no he mencionado nada a ganar – Dijo Gabriel – Y si te es tan normal enseñarlas para ti, pediré… - el muchacho se mostraba nervioso por primera vez, Melanie inclinó la cabeza en modo de interés – Quiero me dejes, nos dejes sentirlas con la boca, la… tu sabes.
-Está bien, les dejaré probarlas un poco, pero sólo con la boca, y sólo si ganan, AHHH, pero primero deben ganarle a esta jugadora profesional – Dicho esto dio otros brincos burlones en parte intentando que se doblara la falda otra vez para recuperar su aparente fuente de fortuna, en parte porque realmente estaba feliz de tener amigos, además eso parecía romper la tensión en la discusión.
Al final no logró el “accidente” de mostrar de más, si que había abierto un tanto más las piernas, pero la falda ya se doblaba en medio ocultando muy bien su ropa interior, no podía optar por hacerlo evidente, pero se preguntaba si realmente quería ganar esa apuesta, no sabía si recuperaría el morbo tras tan buena tarde con sus compañeros, quería retribuirles un poco, aunque parecía exagerado eso de dejarlos tocarla, no estaba mucho en sus planes, al final decidió que fuese lo que fuese ya que o se divertía ganando o no veía mucha molestia en perder.
Cuando ella tuvo sus cartas sobre la mesa y puso una boca arriba un tres se asomó amenazante, los grititos de complicidad de ambos chicos parecían indicar un par de buenas manos
-No se digan que cartas tienen, que aún pueden perder
-Si claro, Hoy cenaremos rico – Dijo Gabriel quien intentaba regresarle las frases irónicas que le lanzaba ella cuando parecía que iba a ganar
-Siiiii – Contestaba Raúl ahora más tranquilo, era increíble que aquella situación no pareciera nada duera de lo común
-Pues saquen
-Yo me quedo – Dijo Gabriel
-Yo tomo una – Dijo Raúl y su expresión cambió completamente – Tomaré otra
-¿Qué estás haciendo? – Preguntó Gabriel
-Es un Haz, no lo puedo usar como once porque me paso
-Pero es más probable…
-Ya dijo que tomaría otra – Dijo la chica y tomó ella la carta y se la acercó a Raúl, su cara de horror se hizo evidente en ese momento
-Me pasé
-Ajá, Hoy cenarán jabón – Dijo ella haciéndose hacia el frente, sin querer había logrado su ya no deseado cometido, la falda se le había doblado y había subido un poco más, ahora la porción de área intima era mayor y más visible, la luz ayudaba mucho a la apreciación y Gabriel fingió no verlo, pero su reacción había sido lo que hizo que Melanie se percatara de ello
-Gabriel, tienes que ganar, toma otra
-No… espera, déjame pensarlo – y veía fijamente el tres sobre la mesa, pero su vista pasaba fugazmente a la mesa de vidrio por donde se vería aquella visión femenina, luego veía sus cartas – Me quedo con las que tengo
Esa no era la respuesta que esperaba, pero la emoción por ganar le hizo quedarse en esa posición, quizás si jugaba bien y le salía algo malo podría distraerlos y tomar otra diferente, era trampa, pero por la riña quería sentir la emoción de victoria, vio la carta boca bajo, era un dos de corazones, en total tenía cinco
-Ok, muéstrame - dijo la chica, Raúl mostró un 23, conformado de sus primeras dos cartas, un cinco y un siete, luego el Haz y al final un diez, Gabriel bajó un 19 temblorosamente –Ok, por el momento tengo cinco – Dijo mostrando la segunda carta – Tomaré otra – Acto seguido sacó un rey que valía 10 –Y… no puedo no tomar otra en estas circunstancias… - Todos se quedaron expectantes, estupefactos, y contaron varias veces como si hubieran olvidado contar, una y otra vez – Chicos, vayan preparándose para la ducha, mi 21 quiere que paguen.
Las risitas de la chica y los comentarios ingeniosos no faltaron, dirigió a ambos chicos a la planta alta, ella tenía su baño propio, así que lo conocía muy bien
-Quiero que se duchen bien, el champú huele a fresas y el jabón a lavanda, así que me daré cuenta
-No vamos a hacer “trampa” - dijo Gabriel molesto, Melanie no supo si se refería al algo que hubiera pasado en el juego, pero ella no consideraba haberle sacado provecho a la situación, por lo menos no en la partida de la apuesta, había salido por su propia suerte y podía sentirse bien de restregárselos en la cara, Raúl estaba todo serio, como asumiendo la culpa de haber pedido otra carta
-Los espero acá – Dijo ella y se quedó en el umbral
-Vamos a cerrar la puerta – Dijo Gabriel
- Lo sé, aquí los espero - y dio un paso atrás para que su cercanía no les hiciera pensar que no podían
Raúl cerró la puerta, dentro se escuchaban quejas en voz baja, Melanie alcanzó a escuchar a Gabriel pidiéndole su espacio, algo de usar el agua por turnos
-Tienen que estar los dos dentro de la ducha, desnudos – Dijo ella y el silencio precedió al ruido del agua de la regadera, Melanie no creía que fuesen a hacer trampa, pero algo en ella volvió a despertar, imaginar que uno de los dos estaba ahí desnudo frente a la mirada del otro, contemplando su cuerpo ¿habrá lujuria entre hombres? Eso no era lo que importaba, se imaginó en otra de sus fantasías bajo la mirada del deseo… <> el ruido del agua era lo único ahí, no pudo controlar sus impulsos, antes de razonar lo que hacía como el mismo día más temprano, comenzó a desabotonar su blusa, quizás el que le saliera bien en la escuela la impulsaba, quizás era el nuevo morbo, quizás era la petición de Gabriel, toda su ropa ya estaba en el suelo cuando abrió la puerta sigilosamente y luego corrió la persiana de par en par
Los chicos se asustaron e instintivamente se cubrieron sus partes, pero eso a ella no le interesaba mucho, ya había visto suficientes genitales en internet, ella quería mostrarse
-Vengo a ver que lo estén haciendo bien – Los chicos aunque se tapaban no apartaban la mirada de la muchacha, un increíble cuerpo femenino casi en total desarrollo, los círculos de tono claro en su pecho se empezaban a erguir por el frio del agua que salpicaba a Raúl quien estaba del lado de la regadera, un montecito poblado de muy poco pelo entre sus muslos dejaba escapar un poco de la carnosidad de sus labios, era esbelta y miró a los chicos a la cara, a diferencia de ellos que no supieron decir mucho al contemplar a la chica
-¿Por qué estás desnuda? Digo, Ganaste – Dijo Raúl quien tenía que levantar un poco sus manos para extender el área a esconder entre sus piernas
- Porque no voy a mojar mi ropa… a ver – dijo y se acercó rápidamente a Gabriel quien estaba del lado que no caía agua, este se movió asustado al medio del área para ducharse, los tras cabían con muy poco espacio libre, pero a ella no le bastó, empujó a Raúl para que se acercase más y también le callera agua, la espalda de los dos chicos se toco por un momento y se separaron – Dúchense, que estoy viendo que cumplan, los dos – Como sugiriendo que Gabriel no quisiera ducharse, la verdad era que quería una excusa para estar ahí.
Los chicos guardaron silencio, era increíble que pudieran moverse sin tocarse, más ahora que se empezaron a enjabonar y al usar sus manos dejaron ambos sus instintos naturales a la vista, la mayor parte del tiempo se pusieron de espaldas, pero ese par de apéndices salientes si ocupaban algo más de espacio del que ella hubiera imaginado, no eran enormes ni nada por el estilo, pero ella nunca había visto como era eso de moverse con ellos en la vida real, se agitaban con los movimientos rápidos, a los lados y como dando saltitos, no reparó mucho en ellos, pero se preguntó si ellos sentirían el morbo de que ella los estuviera viendo, eso la excitó un poco más.
-Déjenme pasar, ya me mojaron toda, voy a tener que ducharme yo también – La chica había hecho un movimiento juguetón de saltar entre ellos, algo suave y duro se embarró en su constado del lado del que estaba Raúl, Gabriel logró hacerse a un lado a tiempo, a Melanie le pareció que escuchó un gemidito salir de Raúl, pero a diferencia de Gabriel, éste tenía su prepucio intacto, se preguntó si podía sentir con esa pielecita sobre su parte rosa, esperaba que no, estaba disfrutando del morbo a ese límite, lo quería explotar lo más que pudiera sin desencadenar algo inapropiado, aunque esa idea sonó algo absurda por todo lo que ocurría en ese momento - ¿a dónde vas? – Preguntó la chica viendo que Gabriel se alejaba dándole la espalda para cederle el espacio a ella, y tras otro movimiento juguetón lo abrazó fuertemente y lo cargó girando sobre sí misma, antes de que el chico chocara de frente con Raúl se dio la vuelta esperando no darle un espadazo a su compañero, pero en su lugar terminó restregándose los abultados y suaves frentes de la chica y por toda la espalda, un movimiento raro hizo que ambos se resbalaran en dirección de las llaves del agua, Melanie hizo fuerza para no caer, pero terminó apoyando a Raúl contra la pared quien hizo un ruido de dolor, ella sintió aquel suave y largo pedazo de carne sobre su vientre como tratando de alcanzar su ombligo, luchando para no resbalarse sintió como el apéndice masculino se encogía lentamente perdiendo su volumen y distancia, cuando por fin se separó se dio cuenta que Gabriel se había dado en la espalda con la perilla de la ducha, seguramente el dolor había distraído aquel cuerpo viril de su previo estado de excitación.
Aunque preocupada la chica no pudo evitar ver esa pequeño parte que se retraía con un poco de ternura, era una cosa totalmente diferente a su previa forma alargada y gruesa, el muchacho se percató de la mirada indiscreta e interpuso su mano, parecía demasiado apenado por que lo viera de esa manera
-¿Estás bien?
-Sí, sólo se me ensartó eso en la espalda
-Ehhh, por eso dije que no te me pegaras – Raúl había sugerido en tono de broma algo que Melanie encontró gracioso, Gabriel intentó hacer caso omiso y se levantó, luego del silencio tras las risas le dio la espalda a la chica y fingió enjuagarse, ella sostuvo en alto el bote de champú y vacío un poco del contenido en el cabello del chico
Ella empezó a masajear su cabeza mientras lo rodeaba para quedar de frente a él, sintió otra vez la carnosidad protuberante de Raúl, ahora restregándose por su espalda baja por el poco espacio frente a la regadera, el otro muchacho se hizo a un lado para dejar espacio dejando de encimar sus partes a Melanie, Gabriel trató de zafarse, pero con decisión le hizo la cabeza hacia abajo para poder lavarle bien el cabello, sentía como parpadeaba, era increíble pensar que le estaba dirigiendo la mirada a su cuerpo mientras le daba un suave masaje en la cabellera, se le ocurrió ser un poco más delicada en la nuca, y se percató que su amigo intimo volvía a la vida dando saltitos, una risa traviesa hizo que Gabriel se separara un poco apenado, pero la chica tomó un poco de espuma y tocó el poco bello que le salía del pubis al muchacho poniendo su mano a pocos centímetros del glande circuncidado
-Ahí te pones el champú tú – Dijo y le pasó la botella, no sin antes hacheares un poco en las manos – ven, a lavar ese cabello – El otro muchacho se acercó mientras Gabriel daba pasos atrás para dar espacio, la chica masajeó aquella cabellera ondulada – que bonito tienes el cabello – Le dijo mientras masajeaba, como era un poco más bajo que ella no vio el rostro de Raúl, pero le pareció que estaba haciendo muequitas de disfrutarlo, era indudable que estaba viendo a la chica bajo el masaje – Jajajaja, no te muevas tanto - dijo tras el último masaje en la nuca, el chico había temblado un poco – Y ahí… - había empezado a decir, pero notó que el amigo de Raúl estaba perdiendo tamaño, un poco extrañada no se percató que lo blanco que escurría de aquella pequeña protuberancia de piel no era espuma, igual agarró un poco de espuma de su cabello y se lo puso en el bello sobre el pubis, causando un estremecimiento adicional que la divirtió un poco a la chica - ¿Quién me lava el cabello?
Raúl se encontraba extrañamente callado, se había recargado sobre la pared, Gabriel se acercó con su miembro todavía vuelto a la vida y se ofreció, al principio fue de frente, pero el muchacho se cuidaba mucho de no tocar el pecho de la chica, ella tenía posición para contemplar abiertamente aquella cosa que la señalaba por lo bajo, y se acercaba un poco como incitando a que se le pegara al vientre, como el muchacho no lavaba bien el cabello de frente la muchacha decidió darle la espalda, ahora si refregaba las manos contra su cuerpo tallándolo bien, por la espalda, en un momento fue tanto la refriega que sintió que Gabriel la empujaba hacia la pared, ella despegó el vientre del muro para no pegarse contra la perilla del agua, dejándola un poco en vertical, solo se hizo un poco hacia enfrente cuando sintió algo rosarla un poco en la retaguardia, el masaje en su cabello por la espalda se sentía tranquilizador, relajante, cercano a un masaje, incluso cuando dejo de usar dos manos y sólo usó una, en un momento a Gabriel se le debieron acabar las fuerzas porque se quedó muy quieto, luego quitó su mano de ella, ella notó que la miraba por detrás, lo que la calentó un poco, pero debió ser mucho el trabajo de enjuagarla porque incluso su miembro estaba perdiendo tamaño.
Ahora los dos muchachos estaban en modo tierno, o eso pensaba la muchacha, ambos con sus cositas retraídas, ella terminó de enjuagarse y decidió que ya se había cumplido el reto, fue la primera en secarse y salió para vestirse, puesto que su ropa seguía en el piso fuera del baño. Una vez vestidos y en la sala estaban listos para despedirse, volvieron a decir palabra.
-Lamento no haberlos dejado probar chicos, pero ustedes perdieron, sin embargo, espero que la vista haga que no tomen a mal el reto que les puse
-No, estuvo bien, gracias – Dijo Raúl – Creo que a ambos nos dejó satisfechos, Gabriel parecía nervioso ante esa frase.
-Gracias, fue muy divertido el día de hoy – Dijo Gabriel
-Ya jugaremos otro día, nos vemos en la escuela mañana - se despidió Melanie y los chicos se dirigieron hacia sus destinos, esa noche Melanie tomó una segunda ducha, recordando cada momento en que los muchachos contemplaban su delicado cuerpo, estimulando sus zonas sensibles, el orgasmo fue igual o mejor que el de la mañana, ella se durmió desnuda pensando que quizás los chicos estarían satisfaciendo las fantasías que pudieron haber tenido mientras la contemplaban, jugarían con sus cuerpos hasta sacar toda la necesidad que llevaban dentro, dejándoles así la retribución de la felicidad que le hicieron sentir por tener nuevos amigos, y algo de la pasión que se dio a si misma recordándolos, ella no sabía que ya se habían aliviado los dos junto a ella, que algunos de los desquites internos de cada uno habían resbalado por su piel desnuda, ellos podrían repetirlo en recuerdos, pero ese día los tres sintieron en carne propia la pasión de sus morbos y empezó una intima amistad.