Mejores Amigas (2)

-Si me cambiarías por Marcela. Tengo mejor cuerpo, cojo mejor y hago de todo. –Llevé mi mano hasta su entrepierna.

Me quedé un rato platicando con ellas sobre la relación lésbica que planeaban tener. Mi amiga Karla se veía muy decidida. Me tomó por sorpresa su confesión pero no me asustó, pero a mi hermana no la veía muy convencida, al contrario, la miraba confundida pero pensé que esta relación podía aclararle muchas dudas.

Al final del día, me pidieron que me uniera para festejar pero les dije que venía bien cogida y que quería descansar.

Fui a comer, regresé a la cama de mi hermana y cerré mis ojos, agotada.

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Abrí mi boca y recibí la leche de aquella verga que minutos antes me había cogido. Me acomodé en el pecho de mi novio Rafa.

-Te amo. –Le dije.

-Y yo te amo a ti mi amor. –Me dijo.

Sonreí y cerré mis ojos. Tener sexo con otros hombres y tener tríos, no se comparaba en nada con el sexo que tenía con mi novio. Era amor puro, me provocaba tanto placer, aparte de que me conocía y sabia las cosas que me gustaban.

-Entonces la próxima semana no nos vamos a ver… -Dijo en tono decepcionado.

-Lo siento amor, son exámenes finales. Luego de eso soy libre. –Le dije.

-¿Ni mañana sábado?

-No llenas amor. –Le dije, sonriendo. –Vamos a descansar esta semana.

-Si amor, hay que descansar, ¿Verdad? Sobre todo con mi prima en casa. –Me dijo en tono sarcástico. –Pero es que estoy loco por ti, todo el tiempo quiero estar contigo.

Se puso encima de mí y me besó. La verdad es que luego de aquel trío con el profe y su amigo, ya no había vuelto a estar con otro hombre, solo con Rafa y en ocasiones incluimos a Andy y a Olga. Le bajé un poco.

-Vamos a vestirnos, mi mamá ya no debe tardar en llegar. –Le dije.

Rafa se levantó, agarró su ropa y salió del cuarto desnudo. Yo me levanté y me vi en el espejo. Estaba un poco gordita y mis pechos, grandes, me pesaban. Los agarré y se caían un poco. No le tomé importancia y me arreglé.

A la media hora llegó mi mamá. Escuché que saludó a Rafa y a Olga, luego salí del cuarto y la vi.

-¿Ya tienen todo listo? –Nos preguntó.

-Sí, mamá. –Respondí. –Las cosas están en el cuarto.

-Voy por ellas. –Dijo mi mamá y caminó al cuarto. A los 30 segundos me habló. Entré al cuarto. –En estos momentos ya no me asusta tu vida sexual, pero debo preguntar, ¿Acaban de tener sexo? –Y me mostró el condón que minutos antes Rafa había utilizado.

-Mamá, ¿Qué haces con eso? –Pregunté muriendo de pena.

-Estaba tirado en el suelo. –Me dijo. No dije nada, estaba muerta de la pena. –Al menos estoy tranquila de que esto lo tomes con madurez y te cuides. –Dijo sin darle mucha importancia y agarró mi ropa. Antes de salir, se detuvo en la puerta y volteó a verme. –Yo también tuve sexo cuando era joven, sé lo que hacen las personas, posiciones y todo eso…

-Mamá, no sigas. –Dije interrumpiendo.

-Escucha. –Elevó un poco la voz, luego la bajó de nuevo. –Sé para qué sirve un condón, y este está vacío… -Salió del cuarto.

Sentí un enorme hueco en mi corazón. ¿Acaso mi mamá sospechaba que yo tragaba semen? O bien podría pensar que me los tiraban en mis pechos o en las nalgas. No quería pensar eso, bastante tenía con que supiera que yo tenía sexo y que a cada rato me lo estuviera reclamando.

No pensé en esa última frase. Salí del cuarto con mi última maleta. Subí al auto y arrancamos.

El fin de semana pasó rápido, trabajando en la tienda, aburrida y sin sexo. Lo más entretenido que hice fue meter una cámara a la oficina y hacer que funcionara. Me sentía una experta en conocimientos electrónicos.

PRIMERA SEMANA DE DICIEMBRE 2007

Llegó el lunes, solo nos presentábamos a la hora del examen. Eran dos exámenes por día y nos retirábamos.

Me acerqué a mis amigas. Saludé a Karla y a Marcela. A la casada no la saludé. Desde el día que nos peleamos, ya no nos volvimos hablar, y a mí ya no me interesaba tener esa amistad.

Terminé el primer examen y salí.

Esperé a mis amigas fuera de la preparatoria. Me paré en medio de la entrada. Cada muchacho que pasaba, me miraba, uno que otro me coqueteaba y yo, de manera distraída, le regresaba el coqueteo. Me gustaba que me desearan, que me comieran con la mirada, que se la jalaran pensando en que me cogían, que pensaran en que tenían una oportunidad conmigo, y la tenían, si se acercaran, la tenían.

-Hola. –Me saludaron y me tocaron por la espalda. Voltee mi mirada.

-Hola, Víctor. –Dije, al ver al novio de mi amiga Marcela. -¿Cómo estás? –Le dije mientras lo saludaba de beso.

-Bien, y ¿Tu? –Me dijo.

-¿Cómo me ves? –En cuanto lo vi, se mojó mi entrepierna.

-Con todo el respeto, te ves mucho mejor que antes. –Se acercó a mi oído y susurró. –Las tetas te han crecido más, tu figura se formó mejor y las nalgas se te pararon.

-Te extraño. –Le dije sin que se separa de mí.

Se separó y me vio.

-Hola, amor. –Dijo Marcela, abrazando a su novio. Y empezamos a platicar.

Esperamos a Karla y a la casada y fuimos a comer. Presentamos el segundo examen y cada quien arrancó a su casa. Karla se fue conmigo.

A la 1:30 pm llegó mi hermana. Les di privacidad y me encerré en el cuarto de mi tía.

Una persona como yo, con un buen gusto por el sexo, no puede pasar un día sin tener.

Me acosté en la cama y me sentí desesperada. Necesitaba sexo.

Pensé en hablarle a mi novio Rafa pero al haberle dicho que esta semana no íbamos a tener nada por mis exámenes, me imaginé que tendría otros planes. Agarré mi teléfono y vi una enorme cantidad de números de hombres con los que podía coger.

Mi entrepierna se mojó. Estaba ardiendo. Se me vino a la mente un número, el de Víctor.

Le marqué:

-Hola, primo. ¿Cómo estás? –Dijo rápido. No me dejó hablar. –Aja, ¿Ahorita? Voy para allá. –Y me colgó. Tardé en darme cuenta que mi amiga Marcela estaba con él. Esperé cerca de 10 minutos. Timbró mi teléfono.

-Hola, Julia. –Dijo Víctor. -¿Cómo estás? Disculpa si no…

-No te preocupes, entiendo. Te necesito en estos momentos, ven rápido a mi casa.

-¿Qué pasa? –Dijo asustado.

-Rápido, es urgente. –Y colgué. Casi al instante timbró pero no respondí.

‘Si cayó July, no respondas’

, me dije.

Me quité mi ropa interior y me dejé la ropa de la preparatoria. Empecé a tocarme mientras me imaginaba montada sobre Víctor. Mis dedos salieron mojados, estaba excitadísima. Escuché gemidos de mi hermana en el otro cuarto. Quise correr a unírmeles pero me detuve. Ya debía estar llegando Víctor.

Tocan la puerta de la casa. Casi corrí a abrir y ahí estaba Víctor. Lo jalé de un brazo y cerré la puerta. Lo llevé hasta la sala, y lo senté. Me quité mi playera y cayeron mis pechos.

-Oye espera, ¿Qué vas a hacer? –Dijo Víctor.

-Te extraño mi amor. –Le dije. Me puse encima de él.

-No, yo no… -Y le planté un beso. Me lo mal correspondió pero yo no me separé. Me bajé y me hinqué frente a su bulto, ya erecto. –Julia, espera.

-Calla. –Le dije. –Primero cogemos y luego me dices. –Le bajé el pantalón y saltó esa verga que hacía mucho que no probaba. Me la metí a la boca, empecé a darle el mejor trabajo que sabía hacer.

-Sí, así chiquita. Sigue. Lo haces muy rico.

Mi panocha estaba encendida. A los 15 segundos me levanté y me clavé. Resbaló fácilmente. Me incliné y me pegué a él. Utilicé solo las caderas. Ya lo hacía mucho mejor.

-¡Wow! Ese movimiento no me lo sabía. –No le hice caso y tardé 30 segundos en alcanzar mi orgasmo, intenso. Había terminado. Silencio durante 1 minuto. Lo besé.

-Oye, July.

-Dime. –Le dije.

-Esta será la última vez que nos veamos para tener sexo. –Me dijo.

-¿Qué dices? ¿Por qué? –Me levanté para verlo.

-Le propuse matrimonio a Marcela y en Enero nos vamos a casar. A finales.

-¿Qué? –Dije sorprendida.

-Así como lo oyes.

-Pero tú y yo no vamos a terminar. Nos vamos a seguir viendo. –Le dije.

-No, ya no.

-Pero… -Lo vi, casi llorando. –Tú fuiste mi primer amante, esa persona que me enseñó que puedo amar a uno y coger con otros. No me puedes dejar así como así.

-Lo siento. –Y se levantó. Lo empujé.

-Marcela, ¿Coge mejor que yo? –Le dije.

-Yo…

-Responde.

-No.

-Y ¿La mama mejor que yo? –Le dije.

-No le gusta.

-Y ¿Se traga la leche?

-No. -Me agaché a mamársela y en 2 minutos, inundó mi boca de leche. Lo miré, me miró y me la tragué. Me levanté. –Yo no te puedo dar más que… vernos para sexo. –Dijo.

-Y yo solo quiero que no me dejes y que nos veamos solo para que me rompas el culo. Sin compromiso. Quiero que seas mi amante toda la vida. –Le dije.

-¿Solo quieres eso de mí? –Me preguntó.

-Tú tienes un lugar especial en mí y quiero tenerte siempre. Para mí.

-Estas consciente que aquí no habrá sentimientos y que no dejaré a Marce por ti porque a ella la amo.

-Eso espero, que no te enamores de mí porque yo amo a otra persona.

Sonreímos.

-Y sobre lo de metértela por el culo. –Me dijo. Me puse encima de él. Nos besamos. Luego me levanté y lo levanté, le di la espalda y agarró mis nalgas, las abrió. Me inclinó y llevó su verga a la entrada de mi culo. Me levanté. Lo vi y le sonreí. Lo agarré de la mano y lo llevé a la salida de mi casa.

-El viernes. Solo tengo un examen a las 8am, no iré y te veo en tu casa a esa hora. –Lo empujé fuera y cerré la puerta. Voltee y vi a mi hermana, desnuda, frente a mí. Me asusté.

-¿Quién era? –Me preguntó.

-Un amigo. –Le dije sin tomarle mucha importancia.

-Se me hace conocido. –Se quedó callada, viéndome y pensando.

-Se llama Víctor. –Le dije.

-Cierto. –Dijo. –Si no me equivoco es el novio de una de tus amigas… -Se calló y me vio sorprendida. Tardó un rato en unir las piezas. –Estaban cogiendo.

-Por algo estoy desnuda.

-Pero con el novio de tu amiga, ¿July?

-No le veo lo malo, es solo sexo.

-¿Tu amiga lo sabe?

-Nunca se va a enterar. –Dije con un tono de cinismo.

-Pero…

-Tú coges con mi novio y no me quejo, Andrea y otras cogen y no digo nada. Yo cojo con otros y no tiene nada de malo. –Dije interrumpiéndola. –Yo cojo contigo y con tu novia Karla y nadie dice nada.

-Entiende. –Levantó la voz. –Nosotros pensamos de forma abierta pero no todas las personas son así.

-Lo sé. Por eso ni Marcela, ni Karla, ni nadie debe enterarse de esto.

Me vio. Salió Karla, desnuda también.

-¿Qué pasa? –Preguntó.

-Nada. –Respondí. –Cosas de la casa, mi mamá.

-¿Entonces? –Dijo Karla con una sonrisa. –Veo que Olga ya te convenció.

-¿Qué? –Dije. -¿De qué?

-O ¿Por qué estás desnuda? –Dijo.

-A sí. –Dijo Olga. –Que si te quieres unir pero amor recién terminó de coger con… con… Rafa… su novio.

-Sí, se acaba de ir.

–Dije. -Y ando cansada.

-Está bien. –Dijo mi amiga. -¿Te importa si nos vamos?

-No adelante. –Y vi, a mi hermana y a mi amiga, desnudas, encerrarse en el cuarto.

Me puse a hacer de comer y a los 40 minutos, salieron desnudas mi hermana y mi amiga a comer. Tardamos media hora y ellas volvieron a encerrarse en el cuarto. Me puse a limpiar la casa. Me metí a bañar y para las 7pm, Karla se estaba yendo a su casa.

Vi tele un rato y para las 9pm estaba en cama, estudiando.

No me pude concentrar ni un momento, pensaba en Víctor y en Marcela, pero no pensaba en que yo estaba metida en medio de ellos, fantaseaba en tener un trío.

Me dormí con esa idea.

Desperté e hice mis cosas diarias. Me fui a la escuela. Llegué y vi a mis amigas. Me acerqué y rápido Marcela corrió a abrazarme.

-Hola. –Dije asustada. -¿Qué pasa? –Dije en tono de delatada.

-Amiga, Juliy, me voy a casar. Ayer Víctor me propuso matrimonio.

-Felicidades amiga. –Y le di un abrazo sincero. De verdad estaba emocionada por ella.

-Solo hay una cosa que la mortifica. –Dijo Karla, viéndome.

-¿Qué pasa? –Dije asustada.

-Ven, acércate. –Dijo Marcela. Bajó la voz. –De nuevo siento que Víctor tiene a otra. Ayer alguien le habló y se puso muy nervioso.

-Si no estás segura, no te cases. –Dijo mi ex amiga. –O investiga bien.

-Yo digo que exageras. –Dijo Karla. –O ¿Tu qué crees? July.

-Él… te… te… ama. –Dijo tartamudeando. Estaba nerviosa y Karla estaba provocándome.

-Sí, yo sé que me ama. Me lo ha demostrado. –Silencio. –Pero si la llego a encontrar, juro que la mato. Ustedes me van a ayudar, ¿Verdad?

-Si. –Dijo mi ex amiga.

-Si. –Dijo Karla.

-Si. –Dije.

Tocaron timbre para entrar a exámenes. No pude concentrarme solo de pensar las palabras de Marcela.

‘Pero ella coge con el director, quizá también le gusta el sexo. Si le digo que comparta a su novio conmigo, aceptará’

, pensé.

No pasó nada más en ese día. Ni tampoco el miércoles y jueves. Solo en la noche hablé con Víctor para confirmar.

En la noche separé un brassier y una tanga color blanco. Agarré una blusa con escote V color blanco y una falda azul fuerte que me llegaba arriba de las rodillas y unos tacones grises.

Dormí.

Desperté a las 6am y escuché a mi hermana levantada. Cerca de las 6:30am salió de la casa.

Rápido me bañé y me arreglé y para las 7:30am, ya estaba lista con mi cabello, lacio, largo hasta mis nalgas. Víctor quedó en pasar por mí.

A las 7:50 tocaron el claxon y salí. Subí al auto de Víctor.

-¡Wow! No tengo palabras para describir lo que veo. –Dijo.

-¿Te gusto? –Dije acomodando mi cabello hacia atrás, inclinándome un poco para que saltaran a la vista mis pechos.

-Me encantas.

-Si me cambiarías por Marcela. Tengo mejor cuerpo, cojo mejor y hago de todo. –Llevé mi mano hasta su entrepierna.

-Te doy la razón en eso. –Me dijo. Cambió rápido de tema. -¿Por qué no lo hacemos en tu casa?

-Hoy es viernes y mi mamá puede llegar en cualquier momento. –Dije. –En tu casa no hay nadie, y eso lo sé.

-Bueno, vámonos. –Arrancó su auto. Puso su mano en mi pierna. -¿Qué traes abajo?

-Nada. Solo una tanguita. –Levanté la falda, abrí mis piernas y le mostré la tanga. -¿Qué te parece?

-Parece que toda la ropa que te pones te queda excelente. –Metió un dedo en mi rajita.

-Ya te habías tardado. –Le dije, soltando un gemido. Durante el camino me fue dedeando. Llegamos a su casa y bajamos. Apenas entramos a su casa y me le lancé a su boca. Con desesperación intenté quitarle su pantalón.

Con fuerza, levantó mi blusa y me la quitó para luego romper mi brassier y tirarlo al suelo. Víctor me provocaba una excitación enorme.

Nos separamos. Caminé hasta la sala y me empiné recargándome en un sillón. Me quité la tanga. Voltee y el novio de mi amiga ya se había quitado su pantalón y caminaba directo a mí. Sin mucha fuerza, me la metió y empezó a pompearme. Me agarró de las caderas y empezamos a movernos, despacio y muy rico. Sus manos acariciaban mi espalda, luego mis hombros y caían en mis pechos. Sus dedos jugaban con mis pezones.

A los 5 minutos.

-Vamos a mi cuarto, quiero seguirle allá. –Me dijo. Asentí. Me levanté y nos besamos, llevé una de mis manos a la verga de Víctor y con pasos torpes, llegamos al cuarto.

Entramos y cerró la puerta. Me quité la falda y los tacones, me acosté boca arriba y abrí mis piernas de manera coqueta. Abrió un cajón y sacó un condón. Se lo puso y rápido se acomodó encima de mí. Besó mis pechos, mordió mis pezones, luego subió a mi boca. Agarró mis piernas y las puso en sus hombros, me besó y al mismo tiempo me la metió. Esa posición me encantaba porque la sentía profunda.

Y sin pensarlo, empecé a gritar.

-SI VICTOR, ASI DAME MAS. DAME DURO. FUERTE. –Gritaba y gemía.

En ocasiones bajaba una de mis piernas, luego las dos. Luego se levantaba para agarrar mis tobillos y abrir mis piernas. Estaba dándome una buena cogida. Yo no paraba de gritar. Cerca de los 10 minutos:

-ME VENGO MI AMOR. –Y Víctor me dio más fuerte y tuve un orgasmo delicioso. Siguió dándome y lo detuve. –No te muevas, espera. –Le dije entre gemidos. Descansé un poco y lo quité. –Dame por el culo. –Y me puse en cuatro.

-Primero mámamela. –Me dijo. –Te la voy a meter sin condón.

-Mucho mejor. –Me voltee y quedó frente a mi aquella verga con sabor a mis líquidos. –Solo que te vas a aguantar porque a mí me gusta mamar verga.

-Por mi está bien. –Dijo sonriendo.

Se la mamé durante 10 minutos. Sus huevos estaban duros, cargados de leche, la deseaba. Saboreaba mis labios.

-Ahora sí, dame por el culo. –Le dije volteándome. Abrió mis nalgas y metió un dedo en mi culo. –HAY VICTOR, NO ME HAGAS SUFRIR MAS, ROMPEME EL CULO.

-LO QUE TU DIGAS. –Y sentí en mi culo la cabeza de la verga. En ese instante se abrió de golpe la puerta del cuarto de Víctor.

-VICTOR, ¿QUÉ ES ESTO? –Dijo la persona que abrió la puerta. -¿JULY?

Tardé mucho en reaccionar. Víctor se había separado de mí. Yo no me había movido ni un centímetro y aquella persona caminó directo hacia mí, me agarró del cabello y me jaló. Fui a caer al suelo y me pegué en la puerta, en la espalda.

No me había dado cuenta de lo que había pasado. Solo supe que alguien me jaló del cabello y me golpee en la espalda. Me dolió la cabeza y la espalda.

-MARCELA, ESPERA. ¿QUÉ VAS A HACER? –Dijo Víctor.

Abrí mis ojos llenos de lágrimas y distinguí a mi amiga Marcela, parada frente a mí, su rostro lleno de lágrimas y odio. Sentí una angustia y un miedo que nunca había sentido en mi vida.

Marcela agarró la lámpara de la mesa y me la lanzó. Me tapé pero no sentí el golpe. Quité mis manos y vi pero la lámpara había caído a los pies de Marcela, ella estaba agachada desconectando el cable de la luz y ya se había levantado con la lámpara en la mano.

-LA VOY A MATAR VICTOR. –Gritó.

Yo no me podía mover. Solo levanté mis manos y sentí dos golpes en mi mano izquierda, y un rozón en mi frente.

-QUITATE A LA VERGA, VOY A MATAR A ESA PUTA HIJA DE SU PINCHE MADRE QUITA NOVIOS.

-CALMATE MARCELA. –Le dijo Víctor.

Quité mis manos y sentí sangre en un ojo, y en mis brazos. Hasta ese momento pensé con claridad, Marcela, mi mejor amiga, me había descubierto cogiendo con su novio. Me levanté de un brinco y mi adrenalina subió al máximo. La vi y me vio. Gritó un par de cosas más que no escuché.

Por instinto, corrí, así desnuda y pasé la barrera que Victor había formado, agarré del cabello a Marcela y con todas mis fuerzas, traté de tirarla al suelo. Lo conseguí, la golpee contra el suelo dos veces y luego le di dos puñetazos en su cara lo más fuerte que pude.

Sentí unas manos en mi cintura y me estiraron. Al tener agarrada del cabello a Marcela, me la llevé conmigo y los tres caímos al suelo: Marcela cayó encima de mí y Víctor cayó a lado.

Nos vimos las dos amigas de frente, llorando, yo con sangre en un ojo y ella ya le salía sangre de la nariz. Rápido, las dos nos agarramos del cabello y nos estiramos, llorando, gritando.

Victor también gritaba pero en ese momento nadie escuchaba nada. Sentí un golpe en mi mano muy fuerte que hizo que soltara a Marcela, luego en la otra mano. Marcela también me soltó. Rápido, Victor la levantó y la abrazó.

-SAL DEL CUARTO Y CIERRA LA PUERTA. –ME GRITÓ VICTOR.

No me lo dijo dos veces y salí y los encerré.

Estaba muy agitada, no sentía dolor en ninguna parte de mi cuerpo. El coraje invadía mi cuerpo. Quería regresar y golpear más a esa persona que momentos antes me había golpeado. A lo lejos escuchaba las voces de Marcela y Victor, pero la adrenalina me impedía entenderles. No me moví de la puerta durante 2 minutos, luego reaccioné.

Caminé a la sala. Al pasar la puerta, choqué con alguien.

-¿July? JULY. ¿QUÉ TE PASÓ? –La miré, era mi ex amiga. Detrás de ella estaba Karla. Ignoré a la casada y corrí a abrazar a Karla, solté el llanto. –July, ¿Tu…?

-¿YO QUE? –Le grité interrumpiéndola. Voltee a verla. -¿YO QUE? DILO. ¿SOY UNA PUTA? ¿ESO QUIERES DECIR? –La casada bajó la mirada, no dijo nada. –SI, YO SOY LA MUJER QUE COGE CON ÉL, DESDE HACE MUCHO, Y ¿SABES QUE? NO ME ARREPIENTO.

Silencio. Se escuchó alboroto en el cuarto y de nuevo gritos.

-No July, te iba a decir que estuve pensando las cosas y que iba a tratar de entenderte, como las amigas que somos. Pero ahora que veo esto, ya no me interesa tu amistad. –Dijo. –Una amiga no le hace esto a otra amiga y menos recién comprometida. –Y caminó rumbo al cuarto.

Se fue.

-¿Qué pasó? –Me preguntó Karla. –Primero vístete porque solo de verte te me antojas. –Sonreí. Vi que agarró la blusa, brassier y tanga que había tirado en la sala. –Imagino que esto es tuyo… la blusa está rota, el brassier también y la tanga… pues es tanga. –Dijo. -¿Eran animales? ¿O qué? –Volví a sonreír.

-Teníamos mucho sin coger y nos ganó la desesperación. La falda y los tacones están en el cuarto. –Y le platiqué todo lo que había pasado.

-Pero ¿Por qué no te cuidaste? –Dijo.

-¿Cómo qué no? –Dije. –Viernes, 8am. Que mejor horario.

-Pendeja, Marce sospechaba de alguien de la escuela. Y aseguró que hoy, que no teníamos exámenes y por ser el último día de clases, la iba a encontrar con su novio.

-Espera, ¿Hoy no tenemos exámenes? –Negó con la cabeza.

No dije nada. Agarró una toalla y limpió mi sangre. Hirió mi antebrazo izquierdo y saltó sangre a mi rostro. Traía un golpe en mi frente y la cabeza me dolía, de hecho todo el cuerpo me dolía.

-Aprovechando el momento, yo también cogí con Victor, dos veces. –Dijo. Soltamos la carcajada. Le di un pico. Silencio.

Luego de un rato, escuchamos pasos. Me levanté y me tapé con la toalla.

-Ahí estás parada, como toda una puta, desnuda y golpeada. –Otra vez empecé a sentir coraje. –Dame la ropa. –Le dijo a la casada. –Ten. –Me la aventó al piso. –Agáchate por ella, perra. –No aguanté.

-Tú no estás tan limpia. –Le dije. Recogí mi ropa y me la puse.

-¿Qué estas ladrando? –Dijo, enojada.

-Victor, ¿Ya te platicó? –Le dije.

-¿Qué cosa? –Preguntó Víctor.

-No le hagas caso a la pinche, perra, puta.

-Cuéntale. –Dije.

-¿Qué quieres que le cuente? –Dijo. –Les voy a hablar a todos los de la preparatoria para decirles que eres una puta barata. -Caminé con una sonrisa a la salida de la casa. –Hey, perra, no me dejes hablando sola. Puta. –Sentí un empujón.

-Cálmate. –Dijo Victor.

Voltee a verla con una sonrisa.

-¿Sabes porque viene a buscarme? –Dije señalando a Víctor. –Mírate, estoy más buena que tú. Tu misma lo has dicho. Y aparte, cojo mejor. Le mamo la verga a tu novio, me trago su leche, le doy mis nalgas. Él me lo ha dicho.

-POR ESO ERES UNA PUTA. –Dijo.

-Tengo dinero, no lo hago por necesidad. Me gusta el sexo. –Dije. –Ahora, explícale a tu prometido, tú que eres una muerta de hambre, ¿Por qué coges con el director?

-¿Qué yo que? –Su rostro cambió y se asustó.

-Victor, pregúntale. Y tú, no le mientas a tu prometido. –Dije sonriendo.

-Victor, yo… -Dijo Marcela. Todos voltearon a ver a Marcela.

Salí de la casa.

-Karla, quédate. Conmigo tú no tienes ningún compromiso. Somos cuñadas. –Asintió y regresó a la casa.

Caminé a esperar un taxi. Encontré uno y me llevó a la casa, todavía iba con la adrenalina al máximo. Llegué y entre a mi casa. Me quité la ropa y la tiré completa a la basura, me acosté en la cama y empecé a llorar. Solté el llanto, fuerte, sin parar. Estaba arrepentida por todo lo que había pasado. No supe cuánto tiempo lloré hasta que me dormí.

Me levanté. Pensé en lo que había pasado. Ninguna de ‘mis amigas’ me entendía, no valían la pena.

‘Estoy mejor sola, que mal acompañada’

, pensé.

‘Qué bueno que se fueron’

, y volví a llorar.

Vi la hora, eran las 2pm. Me puse ropa y empecé a acomodar mi ropa. Mi mamá llegaría pronto. Salí a avisarle a mi hermana. No estaba.

Entré a su cuarto y nadie. Me acerqué a la cama, había una nota de Olga, donde decía que salió con Karla pero que regresaba como a las 3pm. Salí y sonó mi teléfono.

Era Edith.

-Hola. ¿Cómo estás?

–Preguntó animada.

-Bien, ¿Y usted?

–Dije.

-Y ¿Esa voz?

-Nada.

-Te invito a comer.

-Voy para mi casa.

-Nada de eso. Paso por ti en 30 minutos.

–Y colgó. Volvió a hacerme lo mismo.

Corrí a bañarme, y rápido me puse un pantalón, unos tenis y una playera. Limpie y traté de limpiar mis golpes. En eso estaba cuando tocaron el claxon.

Subí a la camioneta y la vi. Estaba guapísima.

-Hola, ¿Cómo estás? –Preguntó. -¿Quieres ir a comer? –Asentí.

Ya en el restaurante, preguntó lo que traía y le conté todo. Solo me escuchó y me sentía muy aliviada por eso.

-Bueno, basta de tristezas. –Dijo. –Quiero que me acompañes porque quiero darte un regalo de navidad.

-No es necesario. –Le dije.

-Vamos. –Subimos a su camioneta y arrancó.

Llegamos.

-¿Qué es esto? –Pregunté.

-¿No te recuerda algo este lugar? –Dijo.

Lo miré y era cierto, era el hotel donde hice la apuesta con mi novio Rafa. Bajé la mirada, me traía malos recuerdos. Ahí fui violada.

-¿Qué tiene este lugar? –Pregunté.

-Es tuyo.

-¿Mío?

-Sí, se lo compré al antiguo dueño. Vamos a poner los papeles a tu nombre y cada ganancia es tuya.

-Oye, Edith, espera. Pensé que me regalarías unos zapatos o una bolsa y no lo iba a aceptar. –Dije. –Pero ¿Esto?

-Ya hice todos los trámites, con mis conocidos no tendrás problemas para darte de alta en todo lo que necesitas por ser menor de edad. Y esto, es tuyo. –Dijo, dándome una tarjeta.

-¿Qué es esto?

-Aquí te van a depositar todos tus ingresos. Calculo que serían algunos $5mil mensuales. Es poco pero con algo se empieza. –Dijo.

-Oye, no no no no no… no puedo aceptar esto.

-Hazlo por mí. –Dijo. –Necesito a alguien de verdad, una amiga. Una familia. Te encontré y quiero hacer algo que no he hecho en toda mi vida, ayudarle a alguien con su vida.

La vi. La abracé.

-Gracias. –Le dije, llorando de felicidad. –Eres una amiga de verdad. –Nos abrazamos.

-Y te tengo otra sorpresa. –Dijo emocionada.

-Con esto es suficiente. –Le dije apenada.

-Para nada. Pero esto es un favor.

-Dime, Edith.

-Mi esposo tiene su negocio, la prostitución y trabajas para él. Pero ahora quiero que trabajes para mí, en otro negocio.

-¿De qué se trata?

-Vamos a comprarte ropa, porque debes ir bien arreglada.

-¿A dónde vamos a ir?

-A mi negocio. Tengo una casa de citas muy especial.

-Continuará.