Mejor que un Dildo

Historia real de como descubri que un hombre no es tal malo

En 2008 conocí un chico, Luigi, me lo presentó una de mis mejores amigas. En ese tiempo yo estaba casada, y él tenía novia. Él es un moreno bastante oscuro, no es bello, ni muy culto pero mostraba una picardía que me intrigaba. Hablamos un par de veces en reuniones sociales en las que coincidimos. Cuando me divorcié, él dejó a su novia a los pocos días y comenzó a pretenderme. Me decía "voy por ti" y yo le contestaba que parecía el lobo del cuento del pastorcito. En aquella época de recién divorciada desaté mi libertad apenas adquirida y convertí las noches de viernes y sábados en noches de salida obligada.  Solía salir en compañía de un grupo de al menos cuatro personas, en ese contexto y aprovechando nuestras amistades comunes, Luigi resultó sumado al grupo en varias ocasiones y aprovechaba esas oportunidades para insistir en acercarse a mi. Su manera de tratar de ligar conmigo, no resultaba desagradable, Luigi no me miraba, me inspeccionaba, con sus ojos perforaba mi ropa, mi predilección por las sandalias muy altas y descubiertas provocaba que se extasiara en mis pies. Al saludarme sus besos se acercaban a mi boca, en las salidas me invitaba a bailar y me encantaba la oportunidad pues adoro el baile y él en eso es extremadamente bueno. Él no me gustaba y me tomaba el acoso como un juego para excitarle e incitarle a mayores osadías sabiendo que Yo estaba en control y que no ocurriría nada, yo esperaba a alguien más. Durante un  año la situación se mantuvo en esos términos, él mantenía su merodeo y yo disfrutaba de mi juego de calentamiento. Un día en medio de un concierto ocurrió un cambio, Luigi se me acercó y me robó un beso inmenso.  La cosa ocurrió así, Luigi me tomó como para bailar pero esta vez me haló hacia él acercándome mucho, colocando una mano detrás de mi cabeza  me beso. Una mano rodeaba mi cintura la otra asía mi cabello apretando con fuerza, el beso fue muy húmedo, él no era muy bueno besando,  pero la humedad y el tiempo que yo llevaba sin tener sexo, hicieron que mis pezones se endurecieran y mi vagina se mojara, a mitad del beso le respondí y nuestras lenguas hurgaron nuestras bocas. El resto del concierto pasó sin mayores acontecimientos, yo me concentraba en los artistas y su actuación. Me llevó a casa, nos despedimos con un beso en la mejilla, el me miraba con su picardía característica y al bajar del auto solo me dijo “te escribo”. El siguiente par de meses salimos en grupo unas pocas veces más, el me cortejaba y me daba pequeños besos en la boca, apenas piquitos, ocasionalmente profundizaba un poco, me abrazaba y  usaba un poco su lengua, yo apenas respondía. Luigi me trataba como a una noviecita de colegio pero yo era bastante indiferente y me limitaba a disfrutaba de sus atenciones.

Un dia me pidio acomapañarlo a un centro comercial, compramos algunas cosas y fuimos al estacionamiento, encendió el auto para calentarlo y me besó, el beso se prolongó por largo rato y me excité muchísimo, sus manos acariciaban mi cara, mis senos y mis piernas con disimulada maestría. En mi mente solo podía pensar que necesitaba sexo, quería sentir su cuerpo oscuro sobre y dentro de mi.  Mi respiración se agitaba más y más con cada beso, mi calor aumentaba y comenzaba a perder el control. Sabía, sin embargo, que Luigi era un mujeriego sin remedio y debía andarme con cuidado. Nos manteniamos en el carro, nos besábamos con pasión, su lengua acariciaba la mía mientras yo exploraba su boca, estaba empapada de flujo vaginal, mi humedad era impresionante, el auto olía a sexo sin haberlo tenido. Luigi nunca había tocado mi vulva ni yo su pene, pero en aquel momento mi mayor deseo era hacerlo, quería conocer su tamaño, descubrir que tan firme era. Yo sentía que mis jugos ya no podían ser retenidos por la ropa íntima y temía que permearan al jean que estaba usando. En mi curiosidad por el miembro me fijé en la entrepierna del macho, llevaba unas bermudas ligeras y esto me permitió ver que la erección estaba indudablemente allí, era evidente. Me sentí complacida y excitada con el descubrimiento y senti un escalofrio, era como si el ver aquella hinchazón provocara que un chorro de agua saliera de mi, sabía que muchas mujeres estaban detrás de él y me imaginé que aquella polla debía ser una delicia, tenia que verla y probarla, estaba decidido. Él comenzó a besar mi cuello, buscaba besar mis senos pero mi T-shirt no se lo permitía, yo me limitaba a acariciar su fornido pecho. Luego de un buen rato besándonos Luigi propuso ir a un hotel, yo accedi y recuperando algo el control le pedí que pasaramos por una farmacia. Mientras íbamos al hotel anticipaba el placer, en realidad no estaba segura, a pesar de lo que me gusta el sexo, mis masturbaciones siempre habían resultado ser mejores que los hombres y pensaba que, si eso no era parte de una burlona naturaleza, quizás este iba a ser el dia en que iba a encontrar un macho que me dejara satisfecha, era una añoranza pero en verdad no pensaba que fuera posible, al punto que en casa tenía una buena provisión de dildos.

Llegamos al hotel, Luigi pago la habitación y pensé, bueno, será probar porque hasta ahora el camino no va nada mal.  Al entrar a la habitación comenzamos a besarnos, a tocarnos. Yo sentía que mi piel estaba caliente, peor aún, estaba ardiendo. Aquel hombre nunca me había gustado mucho, pero ahora lo sentía y me encantaba. Nos desvestimos completamente, él me quitó la ropa, Yo le ayude con la suya, a pesar de mi deseo de conocer su miembro,  en aquel momento me daba mucha de verguenza mirarlo o tocarlo, así que me limitaba a cerrar los ojos y sentir las caricias de mi compañero .  Luigi resulto ser muy sensual, por largo rato se dedicó a dar masajes a mis pies y piernas. Lentamente y sin dejar de besarme en la boca sus manos fueron ascendiendo por mi cuerpo, de pronto sus manos ya no estaban dando masajes sino que acariciaban mis senos. Yo acariciaba su espalda, su pecho, sus brazos, Luigi había practicado boxeo, su cuerpo era musculosos, su abdomen estaba adornado por una tabla de lavar digna de un modelo de Calvin Klein y lo duro y bien definido de su musculatura acrecentaba aún más mi ardor.

Estaba tan excitada que sentía que mi humedad llegaba a mis piernas. Estaba desesperada, sentía hinchada la vagina, quería sentir algo dentro de mi, cualquier cosa,  pero él se daba su tiempo, jugaba con mis senos, los tocaba y besaba como nunca antes me lo habían hecho. Por primera vez sentí que mis senos eran actores importantes en mi sexualidad. Mientras Luigi los besaba una de sus manos bajo a mi vagina, al fin. Por Dios, la sensación cuando me tocó allí fue deliciosa y brutal, sus dedos apenas rozaban mis labios vaginales, sentir aquello,  ¡que placer!, dejé escapar un gemido y me estremeci.. Yo murmuraba, rogaba que por favor me penetrara, él contestaba “espera, disfruta, siente”. Me susurró al oído que parecía una adolescente, una niña que se dejaba hacer todo, que quería todo. Mientras él tocaba mi vagina y jugaba con mi clítoris me envalentoné y comencé a tocar y mirar su pene, media entre 12 y 14 cm. Hasta aquel momento era el más "pequeño" que había visto, no muy grueso, de un color oscuro y sus testículos eran pequeños también. Al tocarlo noté que él también estaba muy mojado, mi mano lo acariciaba con facilidad y él respiraba muy fuerte. Lo deseaba en mi boca, quería sentirlo pero también lo quería en mi vagina, ¡que dilema!. No aguanté más y recordando mis clases de gimnasia me doblé cual serpiente y llegue con mi boca a su pene, primero lo toque con la punta de mi lengua y poco a poco lo fui metiendo todo en mi boca, era algo delgado pero eso no disminuia mi deleite, me fascinan los penes y aquel no estaba nada mal, era muy tieso y prometía que iba a llenar muy bien mi vagina, El miembro era de buen tamaño y pude tragarlo todo y mientras mi manos acariciaban sus nalgas, él seguía jugando con mi clictoris y me penetraba con sus dedos, metía uno, luego dos y cuando metió el tercero ya yo no aguantaba más, debía sacar aquel miembro de mi boca y enterrarlo en mi vagina, era indispensable ser penetrada por ese miembro duro y oscuro, Luigi me acostó boca arriba con mis piernas abiertas y poco a poco fue taladrandome con aquella polla tiesa, lo enterró todo, la sensación era embriagadora y cada segundo me mojaba mas, yo agarraba mis senos con fuerza, y comenzó la fiesta en mi vagina! Ay mi Dios,  que placer, que rico era aquello, los vaivenes de Luigi eran lentos, sacaba casi todo el miembro y lo enterraba profundamente cada vez, a pesar de lo delgado mi vagina lo acomodaba y el roce provocaba oleadas de placer que me recorrían todo el cuerpo, en medio de aquel placer yo solo pensaba en el tiempo que tenía evitando a este hombre, que a pesar de no gustarme se mostraba bastante bueno en la cama, y en lo rico que me estaba bombeando mientras me penetraba, él abría mis piernas mientras las sostenía y las utilizaba como palanca, me pedía que me viniera y yo gozaba cada vez más y más, escalé lentamente hasta mi meseta orgásmica y al rato de estar en esa posición exclame “siiiiii, riiicoooo” mientras acababa, mi calor era incontenible y no estaba satisfecha le pedí que me pusiera a cuatro patas y lo hizo con deleite, me penetró violentamente y sus bombeos eran rápidos y profundos, mientras me penetraba tomaba mis glúteos con tanta fuerza que sus dedos se marcaban en mi piel, me daba pequeñas nalgadas, me decía lo mucho que le gustaba y lo excitaba y bombeaba con un ritmo rápido, yo no paraba de gemir, de gritar, de pedirle que me diera mas duro. Fue entonces que le sentí llegar al orgasmo y yo lo acompañe con el 2do mío ambos caímos a la cama sin aliento. Pasado un rato nos levantamos y tomamos una duchamos, dejamos el hotel y desde ese día supe que cuando quisiera podía follar con aquel hombre e iba a quedar complacida, al fin y al cabo, era cierto, un hombre podía ser mejor que una paja.