Mejillones para cuatro -2-
José convence a su esposa para hacer el intercambio, un intercambio algo atípico.
Tres días después de darle Jenny el masaje a mi esposa, estábamos en cama por la noche mirando la televisión, y le entré.
-Estuve hablando con Jenny y con Jonny.
-¿Y?
-Son marido y mujer.
-No lo parecen.
-Pues lo son y me propusieron una cosa.
-¿Qué cosa?
Un intercambio.
-¿De qué?
-De parejas.
Mi esposa se escandalizó.
-¡No le dirías que sí!
-Claro que no. Te lo tenía que consultar a tí.
-Ya ni consultarlo debías.
-Quería saber tu opinión.
-Pues te la daré. Opino que lo que quieres es acostarte com Jenny. Ya sabía yo que el masaje iba a traer cola.
-No te diré que no me gustaría. ¿A qué hombre no le gustaría comerle la almeja a esa preciosidad? ¿A qué hombre no le gustaría follarla y encularla? ¿A qué hombre...?
Mi esposa se puso seria.
-¡Ya te vale, José!
-¿Y a qué mujer no le gustaría que la follase un hombre como Johnny? Chupar su polla, joven y dura como una piedra, sentirla entrar y salir de la almeja. Besar sus labios...
-A mí.
-A ti por lo que crees que yo podría pensar de ti. Pues lo que pienso es que es tu oportunidad de conocer a otro hombre, y si no te follas a un bombón como ese, es porque eres tonta.
-¿Ya no me quieres, José?
-Claro que te quiero.
Me cogió la verga, morcillona, me besó y me la empezó a menear.
-¿No te llego yo?
-Es un día, mujer.
-Pero ella es tan joven...
-Y él. ¿Te imaginas su polla en tu boca? Echando aguadilla...
-Calla.
-La piel de su capullo subiendo y bajando... Él gimiendo...
-Calla.
-Y al final la leche espesa, calentita, derramándose en tu boca...
-Calla.
Me destapó, empezó a hacerme una mamada, y me dijo:
-Quiero que me quieras.
Poco después me corrí, y mi esposa se bebió mi leche, cosa que hacía años que no cataba. Le pregunté:
-¿Quieres qué te la coma?
-No. Quiero que me quieras.
-Te quiero, cariño, te quiero, y por que te quiero es por lo que deseo que vivas esa experiencia. Esa, una experiencia lésbica, y que tengas tu primer orgasmo con doble penetración.
-Eso no es un intercambio de pareja, José.
-Ya, pero le dije a Jeeny y a Jonny que si tú decías que sí lo haríamos aquí. Jenny me dijo que le encantaría hacerte un cunnilingus, y Jonny, habló de hacer dobles penetraciones, a lo que Jenny dijo que le encantaría.
-¡Joder! Son unos libertinos. Y tú eres como ellos. Seguro que tú me penetrarías por la boca. ¿A qué sí?
-No, cariño, la boca te la comería Jenny, yo te encularía y Jonny de follará la almeja.
-¡Que barbaridad! Anda, anda, apaga la tele y vamos a dormir.
-¿Ni te lo vas a pensar?
-No. ¡Ni harta de vino me metería en un berenjenal de ese calibre!
Apagué la televisión. A la media hora, me preguntó mi mujer:
-¿Duermes, José?
No le contesté y dio por sentado que me quedara dormido. Sentí como levantaba el culo, se quitaba las bragas y abría las piernas. Se masturbó muy lentamente durante unos cinco minutos. Al final aceleró los movimientos de su mano. La cama se movía. Se le escapó un gemido, cerró las piernas y se corrió. Sentí su respiración acelerada, cuando volvió a la normalidad, me dio un empujón. Le pregunté:
-¿Qué pasa?
Me mintió.
-Estabas roncando.
Me cambié de posición.
-¿José?
-¿Qué?
-Sí.
-¿Sí, que?
-Dile a Jenny y a Jonny que sí.
-¿A todo?
-A todo.
-Se lo diré.
Continurá.
Se agradecen los comentarios buenos y malos.