Megan y Julie (II)

Prenda a prenda caía el vestido de Julie. Prenda a prenda, también, caían las barreras de su corazón. ¿Sería capaz de dar el siguiente paso? ¿Lo harías tú?.

Megan y Julie (II)

Original en inglés por Chicklet

El borde del vestido de Julie aún estaba por encima de sus muslos y la piel cremosa asomaba por debajo. Parecía que su suave carne me estuviera llamando, y mis dedos ansiaban acariciarla. Lentamente recorrí el bordillo pasando los dedos por el borde de su vestido. Muy lentamente el movimiento siguió hacia debajo de la tela, levantándola tan ligeramente como para que mi mano pudiera tener acceso a la piel que se encontraba abajo. Dejé de tocar la tela completamente y me concentré en la pierna fresca bajo mi palma, acaricióandola y recorriéndola con la mano, desviando mis dedos lentamente hacia el centro de sus piernas.

Julie gimió con suavidad y levantó sus pechos. Sus piernas se separaban despacio, brindándome un más fácil acceso a su cuerpo, y probablemente ni siquiera se había dado cuenta. Sus caderas subían con movimientos muy ligeros, pero los podía ver, y no pude contener la sonrisa que se me vino al rostro porque sabía que ella quería lo que yo.

Parecía como si el calor brotara de entre los muslos de Julie. Podía sentir el aire alrededor de sus pantaletas entibiando mi mano al acercarme más y más a su conejo. Tras lo que pareció una eternidad acariciando su muslo, mi mano se acercó lo suficiente para tocar sus bragas de algodón. Con la punta de mi primer dedo tracé la forma de su coño entre sus piernas, pasando el dedo desde su ano hasta su clítoris por el exterior de su ropa interior. Julie gimió sin aire y se movió de nuevo hacia mí, mientras sus caderas se retorcían contra la cama.

Acaricié ligeramente su conchita, y miré su cuerpo. Se debatía con pequeños movimientos de placer, sus pechos se apretaban contra la tela del vestido, sus brazos a los lados tenían los puños cerrados, sus piernas se revolcaban. Yo quería más que cualquier otra cosa tenerla en mis brazos, apretar su cuerpo sin ropa contra mi propia forma desnuda. Quería saborearla, acariciarla, follarla.

Me aparté de ella y mis manos dejaron vacíos sus muslos. Se abrieron sus ojos de sorpresa al abandonar mi tacto su cuerpo, y me observó cuestionante. Levantándome observé su cuerpo ahora calmado desde el lado de la cama y alcé mis manos hacia ella.

Ella las alcanzó y puso las suyas entre las mías, y de nuevo mi piel me hacía cosquillas con el toque de sus palmas y las mías. Halándola con suavidad la ayudé a incorporarse en la cama a mi lado. Mis labios ansiaban besar los suyos otra vez, pero eso sólo sería posponer lo que quería hacer en ese instante, así que luché para mantenerme alejada.

Alargando los brazos, acaricié los de ella y luego pasé las manos hacia sus hombros, en donde tomé los tirantes de su vestido y empecé a deslizarlos con parsimonia por su cuerpo.

Julie se estremeció delicadamente al bajar los tirantes por sus brazos. Cuando quedaron sueltos en sus codos me estiré para alcanzar la parte superior de su vestido y tomé la tela en las manos, halándola ligeramente hacia abajo.

Con un par de empujones había expuesto el sostén rosa de Julie. Me humedecí los labios, pasándome la lengua, y me arrodillé frente a mi amiga. Tomé el borde del vestido con las manos y agarré en un puño un buen pedazo, lo halé por sus caderas delgadas y el resto del vestido aterrizó a sus pies.

Alcé la mirada hacia ella desde el piso, para tener en una sola toma su cuerpo perfecto. Estaba allí como un ángel con su cabello oscuro, despeinado por su agitación en la cama, observando su rostro como de hada. Su sostén rosa combinaba con las bragas, y pude ver el punto húmedo en la v de sus piernas, indicando su excitación por los sentimientos que activaba en ella.

Un tremor pasó por el cuerpo de Julie, pude verla temblar ligeramente con éste. Sonreí para darle confianza y me devolvió la sonrisa con timidez. Permanecí de rodillas a sus pies mientras se deshacía del vestido, pateándolo lejos y luego lanzando al montón sus zapatos.

Me quedé frente a ella, alargando tentativamente mi dedo, liberando uno de los tirantes de su sostén de su hombro de forma que quedó colgando en el brazo, mientras la parte superior de su brassier sostenía la copa en su sitio. Pasé al otro tirante, deslizándolo así mismo por el brazo. La parte superior de sus pechos descendió y pude ver que sus pezones se ponían aún más erectos bajo la tela delgada. Estirándome tomé el pecho derecho con la mano, estremeciéndolo muy suavemente, y pasando la punta del dedo por el pezón duro. Doblándome toqué mis labios con la parte superior de sus senos, y pude sentir la suave y cremosa piel contra mis labios. El cuerpo de Julie se movió ligeramente en mis brazos, presionándose más contra mi cuerpo. Pude sentir que el calor en mi propio coño crecía casi sin control, y no pude evitar sino alargar la mano y acariciarme yo misma allí rápidamente para aliviar algo de la pasión.

Mantenía la mano alrededor del pecho de Julie, aplicándole pequeñas sacudidas de presión y dejando que el dedo se quedara sobre la dureza de su pezón, y moví los labios hacia arriba por su cuerpo. Llegué a punta de besos hasta su cuello, y allí me tomé mi tiempo, abriendo los labios y besándola allí con fuerza. Casi lamí su suave piel pero ya habría suficiente tiempo para eso después. Lentamente alejé las manos de sus pechos hacia su espalda, buscando el cierre de su sostén. Lo solté despacio, mientras mis labios seguían saboreando su cuello suave, y mantuve el sostén allí por un momento. Pude sentir que sus pechos, presionados contra mi pecho aún vestido, caían un poco al perder la protección del sostén.

Solté la prenda, dejándola caer al suelo entre nosotras, y pasé las manos de vuelta a los senos de Julie. Con lentitud recorrí con los dedos sus pezones, moviendo los labios de su cuello a su rostro, donde sus labios hambrientos se encontraron con los míos y nos besamos apasionadamente. Estaba allí, vestida sólo con sus bragas rosa, y los brazos sin saber qué hacer, mientras yo la acariciaba.

Poniendo la mano en su pechos, la empujé de vuelta hacia la cama. Cayó con facilidad, sentándose al borde con las piernas bien abiertas, mirándome con los ojos abiertos pero alegres.

Pasé las manos por mi propio cuerpo, sintiendo mis curvas bajo las palmas, y tomé el botón superior de mi camisa y lo liberé despacio. El segundo le siguió, y un tercero, y pronto mi blusa resbalaba por mis brazos y se sumaba al montón de ropas que ya se acumulaba en el cuarto.

Despacio, pasé las manos por mis pechos, latigando mis propios pezones ligeramente hasta que se pusieron tan erectos como los ya desnudos de Julie. Mi sostén negro me mantenía firme, y luchaba con mis pezones al pedir estos más espacio para crecer. Dando un paso hacia la cama, alcancé las manos de Julie una vez más y me permitió dirigirlas directamente a la cintura de mis pantalones.

Julie alzó los ojos hacia mí, con una expresión asustada en el rostro, y yo asentí con la cabeza despacio para darle confianza. Sus dedos recorrieron lentamente mis pantalones, trazando la cremallera, y mis caderas se movieron hacia ella. Gemí suavemente al acariciarme, y luego empezó a soltar el botón en la parte de arriba. Despacio, tan despacio que casi lloré, Julie bajó el cierre y empezó a bajar mi pantalón hacia las caderas y al piso.

Al dejar mi cuerpo los pantalones, se reveló mi tanga negra, y los ojos de Julie se abrieron casi cómicamente al verla. Reí ligeramente y me deshice de los pantalones con los pies, alejándolos de la cama; puse de nuevo mi mano en el pecho de Julie y la empujé de vuelta hacia la cama hasta que quedó acostada, con la espalda doblada y los pies en el piso.

Lentamente me puse de rodillas, y el coñito de Julie, aún encerrado en las bragas rosa, estaba ahora al nivel de mis ojos. Lamí mis labios y tomé sus piernas, molestándola con mi primer tacto, y pasé los dedos desde sus tobillos y por la curva suave de sus pantorrillas. Cuando llegué a sus muslos se movió hacia adelante, sus caderas llevando su entrepierna olorosa más cerca de mi rostro. El dulce aroma de su chocho llenaba mi nariz y de nuevo lamí mis labios, intentando no mirar el coño frente a mi rostro.

Dibujé sus muslos con la punta de los dedos, frotando las yemas sensibles por su suave piel sedosa. Podía sentir los huesos de su cadera a través de su carne, y al dudar allí mis dedos Julie se levantó hacia mi rostro, gimiendo suavemente al rozar su concha mi frente. Sonreí. Ella estaba tan ansiosa de que yo la saboreara como yo lo estaba.

Enganché mis dedos en la cintura elástica de sus pantaletas, bajándolas con suavidad. Muy despacio las deslicé por las piernas delgadas de Julie, y la tela resbalaba con facilidad por sus miembros. Los dejé alrededor de sus tobillos, atando sus pies sueltamente. Julie emitió un quejido y levantó las piernas, levantando las caderas en el aire frente a mí.

Ágil pero suavemente besé su coño expuesto que asomaba de abajo de sus vellos suaves. Emitió una serie de soniditos y empujó de nuevo hacia arriba. Mis labios se torcieron en una sonrisa y alejé la boca de su cuerpo caliente, dejando que mis ojos se embebieran de la bella forma que se retorcía en la cama.

La cama se movía un poco con su agitación, y las cobijas se levantaban a su lado. Sus caderas se movían tan ligeramente, sus brazos se alejaban de a poco de su cuerpo y sus puños se encogían y relajaban mientras gritaba suavemente bajó su respiración. Los ojos de Julie se abrieron y se separaron sus labios, y un sonoro gemido llenó mis oídos al hacer contacto visual conmigo. Bajando la cabeza, puse de nuevo la atención en su coño fragante.

Deslizando mis labios por su cuerpo, besé delicadamente cada centímetro de la piel de Julie. Los pequeños vellitos, muy pequeños como para poderse ver, rozaban apenas mis labios, provocándome cosquilleos mientras me movía lentamente por sus muslos. Una delgada capa de sudor emanaba de su cuerpo y el olor almizclado de su excitación llenaba mi nariz y mi boca, como si se deslizara por mi lengua y bajara por mi garganta. Inhalé con fuerza, cerrando los ojos y disfrutando su aroma.

"Oh, Megan", gimió Julie.

Terminé de halar sus bragas fuera de sus pies, dejando libres sus piernas. Puse las manos en sus rodillas, y despacio separé sus muslos, mientras escuchaba que la humedad pegajosa de su raja hacía un ruido suave al abrirse su concha como una flor frente a mi cara. Separé aún más sus rodillas, levantando sus pies hasta la cama, a la vez que sus caderas movían su inundada cuquita frente a mí. Pasé la lengua por mis labios una vez más, humedeciéndolos, y respiré profunda y ávidamente.

"He querido esto tanto tiempo, Julie", dije en un susurro. Despacio pero enérgicamente puse mi boca contra su coño. Mis labios rozaron contra éste y Juli emitió un nuevo quejido, su cuerpo debatiéndose y revolviéndose contra la cama. Sonreí y acerqué más mis labios a ella, reteniéndolos por la piel húmeda de su raja.

Lentamente saqué la lengua de mi boca, y la deslicé más allá de mis labios frotándola contra su clítoris duro. Su sabor pasó por mis papilas y respiré con fuerza sobre su cuerpo caliente, refrescándolo con mi aliento. Con la punta de la lengua me dediqué al miembro rosa, dando rápidos lengüetazos suaves mientras escuchaba los quejidos de placer de Julie. Cuidadosamente bajé la lengua, trazando el contorno de su entrada, pasando la lengua por los labios y evitando la piel ensopada entre ellos.

La deslizante piel parecía mojarse incluso más mientras la recorría, pasando la lengua por la longitud de su raja y de vuelta, saboreando sus jugos almizclado con toda la boca. La abrí más y empujé la lengua hacia el interior de su concha, latigando el interior de su conejito y escapando una vez más para pasar la boca una vez más hacia su clítoris.

Con rápidos lengüetazos logré que su clítoris se pusiera en un grado tal de erección que hizo que Julie perdiera el aire de placer. Emitió quejidos mientras pasaba la extensión de mi lengua por el miembro duro, recorriendo su punta sensible hasta que mis labios se irritaron por mantenerse tan abiertos. Moviéndome de vuelta, arqueé la espalda adelantando mis senos y estirándome por un momento. Los grititos de Julie inundaron mis oídos al adelantarse hacia mi boca, ansiosa de más. Observé la raja, brillante por los jugos, y de nuevo lamí mis labios. La podía saborear en mí, lo que me hizo sonreír, y me incliné otra vez para comerla un poco más.

Enrollé los labios alrededor de su clítoris, chupándolo con fuerza. Julie gritó y movió sus caderas hacia mi cara mojando mi barbilla con sus jugos. Puse mi peso en las piernas y moví la mano por su pierna, acariciando la piel suave con la punta de los dedos hasta que mi mano llegó a su coño.

Deslizando el índice y el dedo de la mitad entre los pliegues lubricados de su carne, tanteando el interior, revolviéndolo mientras mamaba su clítoris con fuerza.

Julie gimió con fuerza y se puso rígida alrededor de mi mano, moviendo mis dedos con su coño. Dejé salir los dedos y aflojé mis labios por un momento antes de volver a entrar con vigor y de mamar incluso más fuerte que antes. Dentro de mi boca latigué su clítoris con la lengua, rozando la pequeña punta de éste mientras la comía.

"¡Oh, Megan!" dijo Julie, y sus caderas se empujaban hacia mi mano mientras metía y sacaba los dedos de su conchita. Su piel olorosa se agolpaba contra mi cara y mis caderas se revolvían y giraban mientras se agitaba en la cama.

La respiración de Julie se hizo más profunda y pude ver que su pecho subía y bajaba dramáticamente desde mi sitio entre sus piernas. Sin dejar de comerla y de entrar y sacar los dedos, sonreí para mí misma, capaz de decir que su orgasmo se acercaba con rapidez. Sus giros se hicieron más frenéticos, más salvajes y animales mientras gemía sin aire. Sus manos agarraban puñados de las cobijas bajo su cuerpo y ella gritó agudamente mientras su coño empezaba a tener espasmos alrededor de mis dedos.