Mediterraneo 6
Ya es oficial: Sara le ha puesto los cuernos a Marcos.
Me separo de él, el tema se ha terminado y volvemos al electro puro y duro. Los minutos pasan sin compasión. Sara tiene una copa en la mano, Baileys. Luego se quejara de que tiene resaca no sabe beber. Nos dedicamos una sonrisa cómplice, ella me levanta las cejas en señal de advertencia. Lo ha visto todo. Acto seguido se me acerca y me planta un beso en la mejilla. Ésta es mi chica, sin censura, sin reproches. Me detengo a observar el espectáculo, acaba de comenzar la verdadera fiesta. Unos contorsionistas musculosos embutidos en algo que parece una segunda piel se dejan caer hacia abajo de unas cintas que cuelgan del techo. Se detienen a unos dos metros de las cabezas del gentío. Se balancean adelante y atrás. Se ponen boca abajo haciendo gala de su gran flexibilidad. Abren las piernas, se cuelgan de las cuerdas apresados solo por la articulación de la rodilla. Son dos. Parecen seres de mitología jugando en un universo paralelo. Es realmente hermoso De pronto, se dan la mano, y con un movimiento rápido y preciso en el espacio entre los dos, cambian de posiciones y de cuerdas. No es la primera vez que veo algo así, pero nunca deja de sorprenderme, al menos al principio. Colores de luz se proyectan sobre sus cuerpos ultra terrenales. Casi se confunden entre el ordenado caos de brillos y focos. Pero ahí están para quien quiera admirarlos. Mi amiga lo observa junto a mí, ambas sabemos apreciar la belleza.
A unos metros de los gogos, en otra de las tarimas, ha aparecido un transformista grotesco que intenta bailar mientras lanza carantoñas de lo más chabacanas al aire. En la noche todo puede mezclarse, juventud y senectud, belleza y horripilancia, música y ruido aunque también todo tiende a disociarse: sexo y amor, sin ir más lejos.
Cojo mi tónica y le doy unos tragos. Alguien me abraza por detrás estampándome un cálido beso en la mejilla. Mi primer impulso es girarme con una reacción violenta como un bofetón, pero no lo hago. Me doy la vuelta y veo a mi hermano. Nos abrazamos. No puedo creer que esté aquí ¡si no le gustan nada las discos!
Me imagino lo que debe sentir y pensar Sara "mierda, Aarón aquí, de fiesta, con nosotras, y yo compuesta y con novio "
La observo con disimulo mientras mi hermano me habla.
- ¡Joder hermanita! Cómo te has puesto si vas pidiendo guerra, se los voy a tener que espantar a Alan como favor de cuñados.
Sonrío ácidamente.
- No empieces
Sarita le mira embelesada, se le pone cara de tonta.
- ¡Hombre Sarita! (uff, eso duele, el diminutivo incluye una prohibición implícita de acercamiento, es la amiga de su hermana pequeña).
Se dan dos besos, Sara no dice ni una sola palabra.
- Dios, niña, cada vez estas más buena, porque tienes novio que si no ya me lo pensaba.- mi hermano lo dice carcajeando, no se da cuenta de que Sara se ha puesto roja, de que no ha dicho ni una palabra, de que le cuesta respirar y de que cada vez que le ve hace un esfuerzo sobrehumano por no tirarse a su cuello, sólo porque cuando empezamos a ser mayores mi hermano ya llevaba casi dos años con su novia, y ahora que ya no están juntos ella tiene novio.
La vida es injusta, a veces. De todos modos, no se qué le ve. Mi hermano es el típico chico chulillo. No esta mal, ha sacado los ojos verdes de mi madre y la estructura facial angulosa de mi padre, pero yo jamás me fijaría en un chico así, es demasiado delgadito y guasón para mi gusto. Yo necesito un hombre en toda regla, que me envuelva en su misterio oscuro, que intente dominarme, que pueda permanecer impasible a mis encantos aunque me este follando en su imaginación. Me pone la incertidumbre, creer que algo está fuera de mi control me dispara la adrenalina y me da tanto morbo que no puedo resistir el intentarlo. Es algo muy simple, me van los retos.
Veo a mi hermano introducirse a si mismo dentro del grupo, en dos minutos esta tonteando con las amigas de Sara. Desde luego, problemas de sociabilización no tiene esa soltura es uno de sus mayores encantos.
Sara me tira del brazo.
- ¡Vamos al baño!- traducción: "necesito hablar".
Me arrastra entre la multitud, empujando sin consideración todo el que se cruza en su camino. Yo voy detrás, poniendo cara de circunstancias a todos los que se vuelven indignados. Una cosa es pasar con prisa, apretujándote entre la muchedumbre, y otra lo que esta haciendo Sara. Arremete con hombros, y si no funciona, con codos, sin molestarse siquiera en dedicar una de sus irresistibles sonrisas a quien ha golpeado.
Por fin. Ya estamos en el baño. En la entrada había también un portero que se ha hecho a un lado con una rapidez prodigiosa. Menos mal. A veces Sarita me da miedo, estoy convencida de que si el portero no se llega a apartar tan deprisa, ella no hubiese dudado en empujarle. Parece un toro furioso.
El baño tiene una superficie de mármol que recorre toda la longitud de una de las paredes laterales, sobre ella hay encastrados cuatro lavabos. Un espejo cubre la mitad superior de la pared. Un enorme espejo que mima a las chicas con el halo de luz tamizada de sus focos. Mi amiga se agarra con fuerza al borde de la encimera. Su rostro sofocado se refleja en el cristal con una expresión de ira latente. La observo ahí, interrogándola con la mirada. A pesar de su enfado (o tal vez a causa de él), la veo preciosa. Su pelo negro le enmarca las facciones finas pero sensuales. El brillo de la furia la hace parecer más viva.
- No puedo con esto.- me dice con la voz entrecortada. Sus ojos se encharcan. Los cierra con fuerza. No quiere llorar. Y la entiendo.
- Sara es solamente un chico.
Se muerde el labio, pestañeando.
- Sabes que para mi no lo es.
- Pues debería, tienes novio.
Frunce el cejo y me escruta de reojo, no a mi reflejo, si no a mí, que estoy de pie junto a ella.
- Creo que no eres la indicada esta noche para -
La corto. No necesito escuchar más.
- Mira tía, si tanto te gusta, no le des mas vueltas y lánzate. Pero luego a mi no vengas a llorarme si te deja tirada y te quedas sin mi hermano y sin Marcos.
Sarita se ríe. De sus mejillas ha desaparecido casi todo el rubor iracundo.
- ¿Alguna vez he dicho yo que quiera a Aaron de novio? Me basta con una noche, nadie tiene porque enterarse.
"Serás zorra "
- Por mi parte, puedes estar tranquila. Espero que pienses eso después de tirártelo.- "Si es que lo consigues".
Me abraza impulsivamente. Se mira en el espejo a conciencia, arreglándose el pelo, poniendo morritos, mirándose de frente y perfil
- ¿Estoy bien?
- Matadora, nena.
Se ríe a carcajadas, como un manantial. Vaya cambio de ánimo tan drástico.
Salimos del baño. Sara camina como si fuera una verdadera modelo. Al pasar al lado del portero, le guiña el ojo descaradamente. Noto como la sigue con los ojos hasta que desaparecemos de ese pasillo. Qué divertido.
Mi hermano sigue con nuestro grupo. Entramos en el círculo informal bailando. Entonces la veo desplegar toda su sensualidad sin bobadas. Le da igual que mi hermano conozca de vista a su novio, le da igual que sus compañeros y compañeras sepan que tiene novio. Solo le importa su presa.
Se acerca a mi hermano poco a poco, sin prisas, pero dejando claro con todo su cuerpo que ha venido a buscarle. Le baila solo a él. Mirándole fijamente con esos ojos rasgados y brillantes que se achinan aun mas en la sonrisa provocadora que le dedica, se acaricia las curvas de forma sutil aunque perceptible. Veo como sus compañeras la miran atentamente, no se pierden un paso, y cuchichean. "Idiotas" pienso, aunque no las culpo, la exhibición de armas seductoras de Sara es como para comentar. Tanto que veo como mi hermano se ha quedado en shock, paralizado, ahora es simplemente un espectador de un espectáculo que debería ser privado entre mi amiga y él. Y no aparta los ojos del cuerpo de Sara, que ya esta a menos de medio metro del suyo
Dejo de mirar, he divisado en las pupilas de mi hermano el espíritu de la excitación y me anticipo a lo que va a suceder (o eso creo), así que les dejo algo de "intimidad". Mentira, lo que pasa realmente es que el bailecito de Sara e imaginármela cabalgando sobre mi hermano me han puesto muy, muy caliente. Así que he decidido dejar de mirar, y ponerme a bailar.
Saco otro pitillo de mi bolso. Una vez más Gabriel, que parece que me espía, se ha anticipado a mis movimientos y me ha puesto la llama del mechero bajo el cigarro antes de que a mí me de tiempo a hacer nada. Por lo menos alguien me hace caso le doy las gracias, complacida por el gesto. Aunque me parece extraño, es halagador que una persona desconocida éste tan pendiente de mis actos.
- Creo que Sara va a portarse mal esta noche- me dice.
- Déjala.
- Por supuesto, a mí quien me interesa eres tú.
- ¿Se puede saber qué tienes conmigo? Mira cuantas chicas guapas hay alrededor.
Se acerca mi oído. Peligro.
- Algo me dice que lo podemos pasar muy bien juntos.- Ha sucedido de nuevo, sus labios rozándome la oreja me erizan la piel de todo el cuerpo.
Al mismo tiempo, a tan solo un par de metros, Sara y mi hermano se besan apasionadamente. Cachondos, como yo. La presa cayó en las garras de la leona.
- Tengo novio - lo digo demasiado bajo. Mi estado de predisposición al sexo y la escena que acabo de ver me debilitan mucho la voluntad de ser fiel. Ya es oficial: Sara le ha puesto los cuernos a Marcos.
- No se va a enterar. Mira, tú vas a hacer lo siguiente: tu hermano y Sarita no van a tardar en irse de aquí. Como mucho les doy veinte minutos. Cuando ella te diga que se van, tú le dices a tu amiga que se preocupe, que te quedas aquí y que yo te llevo a casa. Luego nosotros desaparecemos con disimulo.
- No se ¿Cómo sabes que no van a tardar?
- Por favor, míralos, están a punto de caramelo. Van a follar si o si.
Niego con la cabeza, le veo sonreírme.
- Cuando llegue el momento lo decido.
Asiente, está convencido de que no voy a huir.
Continuará