Mediterranean Cruise (1: Salida)

Mi hermana me convencio para hacer un viaje en crucero para olvidar a José. Pronto otros hombres lo harian muy bien.

Tumbado en la cama del camarote 213, intentaba relajarme antes de meter toda la ropa que llevaba en la maleta. Mi hermana me consejo hacer un viaje por un crucero junto ella y yo para superar mi ruptura con José. Ella estaría recogiendo su ropa como una lunática, ya que le gusta tener todo ordenado, cosa que a mí me importaba un rábano. Íbamos a estar dos semanas navegando por el mediterráneo, haciendo paradas en Italia, Grecia para después volver por la costa africana y visitar Marruecos y terminar en Barcelona. No paraba de pensar en el cabrón de José, me dejo él a mi tras haberle perdonado por su infidelidad con su amigo Enrique. Estaba echo un ocho. No sabía que hacer, por eso estaba ahora allí tirado en la cama de un camarote de pocos metros cuadrados y un baño con una amplia ducha y bastante completo. La verdad, es que no estaba nada mal pero, no me apasionaban los barcos. Comencé a levantarme sin gana alguna, y comencé a guardar la ropa en el armario. Saque el neceser y mire a ver si tenia un caramelo, o algo para chupar, y me encontré un par de condones. Bueno por lo menos tenerlos a mano es como tener una pistola: mejor tenerla y no usarla que necesitarla y no tenerla. En fin la hice a un lado y seguí retirando cosas del interior. Me sorprendió unos golpes a la puerta, y fui a abrir. Al abrir la puerta me encontré a mi hermana, con unas pintas de turista paletazo que tuve que empezar a reírme con ganas.

¿Qué, nunca has visto a un bellezón con un bikini y pareo? – se miro y levanto la cabeza esbollando una hermosa sonrisa - ¡Venga te espero en la parte superior del barco que e visto unos marineros que merecen nuestras miradas indiscretas! – y dándose la vuelta levanto la mano para alejarse por el pasillo.

Seguí riendo por las vestiduras de mi hermana, y empecé a desvestirme para ponerme el bañador. En el espejo del armario, me mire de arriba abajo: vi a un hombre de treinta años, con cara de aburrido, ojos azules poco ilusionados con la vida; mi pelo caía por mi frente, negro y liso, labios carnosos con nariz algo tosca. Seguí observando hacia abajo y el cuerpo que observe era definido (por el gimnasio que hice los últimos meses) decorado con un tatuaje en el ombligo, hecho para sorprender a José una de esas noches tan pasionales que teníamos. Mi polla flácida de unos quince centímetros, colgaba sin vida entre mis piernas. Escogí entre mis bañadores que compre el día anterior, uno tipo bóxer, muy ajustado color azul que hacia resaltar mi piel blancuzca. Me lo coloque y cogiendo las llaves y una toalla, salí del camarote.

Cuando salí a cubierta, había muchísima gente tumbada en hamacas o tomando algo en el bar, mientras hablaban con los camareros o camareras. Una mano se levanto entre el gentío gritando mi nombre.

¡EEEEEEEEEY! ¡DANIIIIIIIIIIIIII! – grito mi hermana, mientras que todo el mundo giraba la cabeza para observar mi cara de vergüenza. Me dieron ganas de hacer dos cosas, taparme la cara con la tolla o ahogar a mi hermana con ella.

Me fui acercando muy sonrojado pidiendo permiso a la gente y cuando llegue, susurre a mi hermana cerca de su oreja:

¡Joder tía ya té vale! – la dije medio enfurruscado.

Es por si no me veías – Me miro bajando las gafas de sol hasta la punta de su nariz. – Anda siéntate en esta hamaca que te he conseguido y déjame que te eche un poco de crema para que no te quemes la piel-.

Vaaaaale – y dejándome llevar por ese buenísimo consejo puse mi toalla sobre la hamaca y me tumbe boca abajo.

Mi hermana era masajista en una sala de estetica. Ella me propuso la idea de hacerme un sol en el ombligo. No me emocionaba la idea de pincharme en esa zona pero el resultado era excelente.

El masaje que comenzó a darme mi hermana me relajo hasta casi quedarme dormido por lo que me puse una gorra que llevaba ella en su bolsa. Me quede dormido, mientras pensaba en lo que íbamos a ver en el viaje: Italia, un pais donde comentan que sus lugareños son muy pegajosos y enamoran a quien se lo proponen. Grecia, siempre me había atraído por sus historias mitológicas, y que el sexo anal lleve por nombre hacer un "griego" me vino a la cabeza. Y Marruecos, era una zona tan inquietante y exótica que tenia ganas de explorar sus desiertos. Estaríamos tres días en cada país, por lo que conoceríamos a mucha gente pero sin guías seguro nos perderíamos, además mi inglés no era muy bueno y mi hermana aunque era la más pequeña y aprobó el curso andaba pez en eso de idiomas.

Paso un buen rato y desperté, gire mi cabeza hacia la hamaca de mi hermana pero no estaba allí, solo se encontraba su toalla y su bolsa junto sus gafas y pareo. Me incorpore para buscarla entre la gente de alrededor. Mire hacia el bar y allí estaba conversando con uno de los camareros. Sus toqueteos con la sombrillita de su bebida indicaba que estaba coqueteando con él, y la verdad mi hermana tiene un gusto exquisito al elegir hombres. Como si me hubiera olido, giro su cabeza hacia mí y sonrió como si no hubiera roto un plato y yo le devolví la sonrisa con media mía. M e tumbe boca arriba y una voz masculina me sobresalto.

Hola ¿qué tal? – y de un susto me incorpore enseguida y medio cegado por el sol mire alrededor. – Jejeje, tranquilo tío, aquí a tu izquierda-.

Mire hacia ese lado y un hombre joven mas o menos de mi edad, de constitución musculosa, piel morena, cabello trigueño, ojos oscuros y labios finos, me estaba sonriendo. No pude evitar mirar su bañador diminuto color amarillo "plátano" que resaltaba tras su piel morena.

Jajaja, perdona estaba medio "grogui"- me disculpe – Y sentándome en la hamaca, comenzamos a charlar.

¿De viaje de novios? – pregunto el desconocido.

¿Quién? ¿Yo? – y dirigiendo su dedo hacia mi hermana me hizo entender lo que pronto entendí.

¡Que vaaa! Es mi hermana. Estamos de vacaciones. – y con segundas le propuse una inesperada pregunta incluso para mí – Si quieres te la presento...

Si querría conocerla a ella hubiera hablado primero con ella ¿no crees? – y levantándose con una gran soltura dejándome a cuadros, me dijo - ¡Por cierto me llamo Alex, espero que nos veamos en la discoteca esta noche Dani!-.

¿Cómo sabes mi nombre? – pregunte sorprendido -.

Tu hermana lo grito antes demasiado fuerte jejeje -. Y dándose la vuelta desapareció dejando ver su precioso culo enfundado en ese traje de baño.

Ya por la noche, mi hermana y yo quedamos en ir a cenar al comedor, cenar juntos y contar nuestros chismes. Me contó que esa noche iba a estar ocupada con el camarero de la piscina. Lo supuse desde que la vi tocando ese paragüitas de papel. Entonces al verme solo esa noche decidí acudir a la discoteca del barco. Era bastante acogedora, tipo años ochenta pero con buena música. Me dirigí a la barra y mientras tomaba un refresco observaba que las parejas estaban bailando muy apasionadamente y no parecía que tendrían a nadie alrededor. De repente, entre las sombras salió Alex, decidido y fuerte se iba acercando a mí. Percibí un olor a perfume masculino que me excito bastante, y antes de saludarle le escanee, como si seria un robot. Su pelo ondulado y rubio todo hacia atrás con algún mechón en la frente, dejaba ver un piercing en su oreja izquierda, llevaba una camisa sin mangas holgada negra, y unos pantalones blancos con unos zuecos negros.

¡Ey tío! – me saludo alegremente - ¿Qué té pasa? Estas depre...

Nada solo un poco nostálgico – cierto era ya que esas parejas me recordaban a José cuando estábamos en casa nos gustaba bailar aunque no supiéramos bailar. Siempre era un baile lento y muy agarrados.

¿La ex-novia? – pregunto curioso.

Ummm si la ex-novia – me costo mentir pero no me gusta ir diciendo que soy gay a cualquiera. Por muy bueno que este.

Bueno yo tengo una solución para olvidar amores – y metiendo la mano en el bolsillo saco unas llaves – Mira vamos a mi camarote y podemos hablar sin tanta parejita alrededor y si quieres nos llevamos una botella de algo para olvidar a ese "cabrón".

¿"Cabrón"? Desde luego mentir no es lo mío, Alex me había descubierto y yo a él, ósea que, esa noche al menos iba a salir buena. Hacia meses que no lo hacia y tenia dolor de huevos. Y odiaba hacerme pajas, Por lo que tenia los huevos a reventar. Llegamos a su habitación y desde luego era mejor que la mía. Tenia cama de matrimonio, y armario doble. La mía era para uno solamente, y claro solo tenia una mesa auxiliar son una cama. Alex empezó a desabrocharse la camisa, dejando ver su pecho dorado por el sol. Me miro con picardía y entonces le pedí que me dejase ir al baño un momento. Entre y estuve un rato, pensando en que yo no era de esos tios que van follando así por así y que no me gustaba la idea, pero estaba tan bueno el tío ese, que por una vez que lo haría no seria tan malo, estaría esa noche con él y ya, ¿o no?

¿Quieres que entre y nos duchemos juntos para refrescar el ambiente? – Alex estaba junto a la puerta y mientras la abría observe que estaba completamente desnudo.

Su cuerpo era como el de un dios que estaba entre simples mortales. Sus pezones erectos eran acariciados con dulzura por las manos de ese maestro portentoso. Me levante medio abobado y se acerco con una verga de gran tamaño, que rozándome el pantalón golpeaba mi pierna. Me desabrocho la camisa y me quito mis pantalones y zapatos, dejándome en slips blancos. Se pego a mí dejando sus manos agarrando mi culo, magreándolo con soltura y abriendo mis nalgas. Yo besaba su oreja que es lo que podía alcanzar dando pequeños mordisquitos a sus ardientes lóbulos. M e abrace a él muy cariñosamente. Le quería sentir tanto que mi pierna derecha se levanto casi acto reflejo enroscándose en su pierna izquierda. Entonces él con gran fuerza me levanto unos palmos del suelo, y me beso con gran pasión haciendo que ambas pollas se rozasen y se pusieran en erección. Entonces me bajo y quitándome los calzoncillos, me invito a darme un baño. Acepte, con sumo cuidado nos metimos ambos muy cachondos. Abrió la llave del agua. Estaba helada pero tras unos segundos empezó a calentarse y a elevarse a nuestra temperatura. Nos besamos de nuevo, esta vez el beso duro mucho tiempo, y nos gustaba sentir nuestras pollas como golpeaban entre ellas. Tenia ganas de chupar ese enorme capullo rosado, y casi sin avisar me coloque de rodillas bajo el agua, lamía esa enorme punta de carne dura, que gozaba tanto como yo. Intente meterla en la boca pero de momento no podía así que empecé a lamerla por fuera como una pirueta de caramelo, pasando también por sus huevos completamente descomunales, y con mis manos explore detrás de su culo su mejor encanto, ese glory hole que todo hombre tiene, ese punto en el que si lo tocas, por muy dolorosa que sea la introducción de algo no querrás que lo saquen hasta llegar a un clímax de autosatisfacción. Con un jabón que me coloco en las manos Alex, comencé a masajearle el culo dejándome entrar poco a poco a la línea de su felicidad. Encontrado ya ese glorioso deseo, recorrí su esfínger, con un dedo, suavemente haciendo gemir de gusto a aquel hombre que me llenaba la boca con su carne dura. Le fui introduciendo un dedo suavemente pero muy firme puesto que si haría lo contrario le dolería bastante más.

Él quería mas y por eso al de un rato le metí otro dedo, y al rato otro metiendo mis tres dedos centrales en ese preciado culo. Me levanto de golpe, y me dijo que no quería correrse todavía por lo que ahora me tocaba a mí disfrutar. Me giro y me puso contra la pared de la ducha y abriéndome las piernas, se agacho y separo con sus manos mis nalgas para buscar lo que yo le había encontrado a él. Metió su cara en mi raja dejándome sentir su cara en mi culo. Una de sus manos me había cogido del nabo y empezó a masturbarme. Yo movía las caderas para darme mas placer. Entonces Alex, metió su lengua caliente en mi ano, y sentí como iba entrando con suavidad llenándome de placer. Movía la lengua como si de un gran músculo se tratase. Avise que me iba a correr y se detuvo de golpe. Se levanto y cerro la ducha. Salimos y nos secamos mutuamente dándonos besos y lametones.

No nos dio ni tiempo a llegar a la cama cuando Alex se tiro encima de mí haciendo que nos cayésemos al suelo de la habitación. Allí él, me beso durante un gran rato, se puso de rodillas y alcanzo a una mesa auxiliar, de donde saco una caja de condones. La tiro cuando consiguió uno y me dijo que se lo colocase. Yo primero le masajeé la polla para que estaría lista para ponerse el gorrito. Esa polla de veinte centímetros iba a estar dentro de mí en breves instantes. Le masturbe un rato hasta que me tumbo boca arriba y me volvió a lamer el culo solo que esta vez también metió los dedos para que se me dilatase bien. Cuando llegue a un estado de dilatación perfecto, se coloco encima con sus ondulantes cabellos, y note como la punta del rabo se iba apoyando mas fuerte en mi ano. Sentí un fuerte dolor, y dejo su polla quieta dentro de mí.

¿Té hacia sentir tan bien tu ex-novio? – me susurro al oído mientras se sostenía frente a mí – esta polla se creo para ti, nene -.

Me encanta tu polla, me encantas todo tuuuu... – grite mientras me la metía hasta el final.

Entonces comenzó un vaivén suave y dulce, tanto que ni sentía ese dolor del principio, estuvimos varios minutos jodiendo de esa postura por lo que me dijo que quería cambiar. Me coloque a los pies de la cama y abrí las piernas apoyándome en el colchón. Él se coloco detrás y me la metió de golpe. Comenzó ya si, esta vez, a bombear como una fiera. Sentía sus impactos dentro de mis entrañas, estaba sintiendo partes de mi interior jamás tocadas con José, me estaba gustando tanto que no quería correrme, pero eso es imposible, y al de poco empecé a echar lefa por todos lados, cosa que a Alex le gusto mas y lo calentó dé tal manera que empezó a follarme con mas ganas. Movíamos la cama de los movimientos tan violentos que me provocaba. Entonces sacando su polla y quitándose el condón se dejo caer encima de mí para dejar su leche en mi espalda. Nos tumbamos en la cama eso sí después de ducharnos de nuevo. Nos quedamos dormidos mirándonos a los ojos.

Al día siguiente ahí estaba él, frente a mí, abrazándome, con su verga junto a la mía. Nos levantamos, y desayunamos juntos y me comento que el ya había hecho ese viaje el año pasado y que conocía bien los sitios a visitar, a sí que se ofreció como guía para mi hermana y a mí.

Por ahora no esta mal, pero quedan tres países, mas el regreso a casa.