Medio-pensionista (6)

Vicisitudes de un medio-pensionista en 16 trozos.

MEDIO-PENSIONISTA

(6-16)

ESCRITA POR: SALVADOR MORALES

© Todos los derechos reservados.

De camino a la tienda donde compraríamos la ropa que le faltaba a Fermín, pasamos por una ferretería. Allí compré el material necesario para ampliar el plato de ducha con su mampara. Cuando iba a pedir también la contratación de un fontanero para colocar las piezas, Fermín me llamó aparte para decirme que él fue albañil y sabía perfectamente montar aquello. Así que solo compramos el material. Quedamos que lo enviarían a una hora en que estaríamos en casa.

Ya en la tienda de ropa, entre tía Susa y yo elegimos la ropa de Fermín y al probador entramos él y yo. Allí se probó cada prenda. Ni que decir que le prohibí llevar calzoncillos, pues era de una necesidad imperiosa disfrutar de la visión de su miembro viril cada vez que se probaba un pantalón, algo que al final hizo que la polla de Fermín volviera a ponerse en forma.

Esta vez fue Fermín quien me pidió una mamada rápida allí mismo, algo que le ponía morbo a la cosa. Ni qué decir tiene que no me hice de rogar y sentado le hice una mamada como Dios manda. No dejé ni gota de leche que pudiera manchar nada.

Cuando salimos del probador Susa, que no era tonta, se dio cuenta.

. - ¿lo habéis hecho en el probador? –Dijo susurrándonos al oído-.

. - solo una mamada rápida –dije sonriendo-.

. - yo también quiero una comida de coño, me habéis puesto muy caliente-.

. - esto es solo para ropa de hombres. Vayamos a uno mixto y Fermín te hará los honores.

Fermín sonrió y asintió, así que pagamos y marchamos a una tienda mixta y Susa cogió un traje con el que se fue al probador. Fermín, tras ella, cerró la puerta y sin más dilación, Susa puso su pierna izquierda sobre el hombro de Fermín, mientras éste se entregaba a comerle el coño en su totalidad. Si, fue una compra de lo más placentera para los tres.

Pero no quedó ahí la cosa. Susa, aún caliente, dijo a Fermín que saliera y pidiera que entrara yo, que necesitaba mi polla en su coño urgentemente. Dicho y hecho. Al rato ya le estaba dando polla vaginal. Sus gemidos eran mínimos para la ocasión. Cuando me iba a correr, se tragó mi polla con toda la leche que pudo sacarme. Ahora sí que estaba contenta nuestra Susa. Qué mujer y pese a sus años, qué cuerpo y lo más importante, que mente más despejada para disfrutar del sexo. Como esta tía mía, ninguna en el mundo mundial.

. - ¿no juega hoy Ramón? –le pregunté a un utilero que pasaba cerca de donde estaba. Había ido al campo a ver jugar a mi chico homo y de paso, si se terciaba…-.

. - Ramón está en el hospital.

. - ¿se lesionó?

. - sí, con el Ferrari de su padre. Se estampó contra una farola ayer tarde.

. - ¿sabe en qué hospital está?

. - sí, está en el Nuestra Señora de la Concepción, de los Padres Descalzos.

. - muy amable. Gracias.

. - a mandar. Si lo ve, dígale que me debe 50 machacantes. Soy el utilero Sebas.

. - se lo diré, descuide –dije sonriendo-.

Enfilé hacia el hospital a ver al jugador con el que habíamos hecho manitas o boquitas, según se mire.

El hospital era de nuevo cuño, construido fuera de la ciudad. Era grande de cojones. Sin embargo, la informática te lo acercaba todo. Según pregunté en la entrada, me dirigí a su habitación. El ascensor volaba y llegué en un Plis-Plás.

227b, esa era su habitación. Al llegar allí, asomé la cabeza y toqué en la puerta.

. - ¿puedo pasar?

. - coño, eres tú.

. - el mismo que viste y calza. ¿Qué te ha pasado?, me han dicho que te llevaste por delante una farola con el coche de tu padre –me acerqué hasta la cama. Más allá había otro enfermo con una cortina en medio. Por los ronquidos, supuse que era una señora mayor-.

. - más o menos. Tú tienes la culpa de que esté aquí. Por estar pensando en lo que pasó en cierto bar, me despisté.

. - pues más atención a la carretera la próxima vez y menos soñar despierto.

. - ¿quién te dijo que estaba aquí?, ¿mi hermana?

. - no, el utilero Sebas. Por cierto, me dijo que le debías 50 machacantes –sonreí-.

. - dile que se vaya a la mierda. Fue una apuesta, perdió y se jode. Será cabrón…, apostó contra mí a que no saldría a jugar ni un minuto. Gané yo. Jugué cinco minutos, fueron pocos, pero cinco minutos. Que se joda.

. - ¿cómo estás?, ¿Que tienes roto?

. - no me pasa nada. Son los médicos y papá, que quieren que me quede un par de días en observación. ¿Observación de qué?, si me encuentro de puta madre.

. - pues han hecho bien. Estos accidentes son traicioneros. Nunca se sabe si uno se ha roto algo por dentro.

. - oye, déjate de tanta cháchara baldía. Se me está poniendo morcillona nada más verte entrar. ¿Por qué no…?

. - dilo más alto. Aparte de tu vecina, no lo ha oído bien la enfermera de fuera.

. - anda, si ésa está roncando y no se entera. Venga hombre, por favor. Cuando salga de aquí tú y yo nos hemos de ver en un lugar tranquilo. Por ejemplo, en ese lugar que decías que tenías.

. - ¿y para qué, si se puede saber?

. - vaya pregunta tonta. Pues para eso…

. - aclárate, no me gusta perder el tiempo. ¿Estás listo para salir de allí habiendo sido enculado como Dios manda?

. - bueno, yo no lo hubiera dicho tan crudamente. Más bien salir de allí no siendo ya virgen, que ya está bien. Después de lo del bar, quiero que seas tú quien me libere de esta pesada carga que llevo desde hace años.

. - por mí no hay problema, pero no quiero que te enamores. Solo es sexo consentido entre dos personas. No pienso casarme contigo.

. - joder, ni yo contigo. Solo quiero ser desvirgado de una puta vez y tú eres el mejor candidato que conozco.

. - eso está hecho. Cuando salgas, me llamas y quedamos un día. Te anoto mi teléfono.

Saqué un bolígrafo y en una servilleta, anoté mi número de teléfono. Se lo entregué y se lo metió en un bolsillo.

. - y ahora una mamadita, por favor, Salvador. Te lo ruego.

. - no seas impaciente, ¿acaso quieres que me echen a patadas de aquí? Me gustaría, claro que me gustaría, pero todo tiene su sitio y su momento y no toca. Si fuera de noche y no hubiera un alma, entonces te desvirgaría aquí mismo, pero a esta hora, ni lo sueñes.

. - mierda, pero si la tengo ya súper dura, hombre.

. - ¿qué es lo que tienes dura, hijo? –dijo un señor canoso, que venía acompañado de una dama y otra joven. Esa joven, era Ángela.

. - hola papá, hola mamá y hermanita. Nada, estaba charlando con mi amigo Salvador. Salvador, ellos son mis padres y mi hermana, a la que ya conoces.

. - buenos días.

. - buenos días, joven. ¿De qué conoce a Fermín?

. - hemos tomado unos churros. Hola Ángela, ¿cómo estás?

. - bien, gracias, Salvador.

. - veo que es amigo de mis hijos, sr. Salvador. ¿A qué se dedica? –preguntó la madre muy inquisitiva-.

. - ahora mismo vivo del estado. Cobro una pensión por una lesión de la columna. Nada del otro mundo, mientras no levante peso. Les dejo con su hijo, no quiero estorbar. Bueno, Fermín, hasta otra. Ángela, hasta la vista. Buenos días –le dije a la pareja de padres y salí por la puerta-.

Cuando estaba trasponiendo por la puerta, oí a Ángela.

. - espera Salvador, tengo que hablar contigo un segundo.

Me frené fuera de la habitación y la esperé. Al llegar ante mí, no tenía buena cara.

. - Salvador, ¿qué coño haces aquí?

. - ya lo sabes, ver como andaba tu hermano-.

. - ¿de qué conoces tú a mi hermano?

. - sin comentario. ¿Querías algo más de mí?

. - sí, ¿cuándo me enculas?

. - ¿perdona?

. - ya me has oído. No quiero andarme por las ramas a esta altura de la película. Úrsula y yo lo hemos hablado y sí, estamos de acuerdo en lo que nos pediste.

Me la llevé a una esquina, pues la conversación no era apta para menores.

. - refréscame la memoria, por favor.

. - ¿ahora te haces de rogar?

. - es que contigo no sé a qué atenerme. Un día dices que no, luego cambias de idea. Aclárame exactamente lo que has dicho hace un segundo.

. - está bien. Serás morboso, cabrito. Úrsula y yo nos daremos el lote delante de ti y también quiero que uses mi puerta trasera como lo haces con ella.

. - quiero comerte la boca ahora mismo.

. - ¿ahora?, ¿aquí? Mis padres están en la habitación.

. - tú lo has dicho, en la habitación. Vamos, ten dos cojones y espabila mujer.

. - vale, pero uno cortito.

. - de eso nada, uno como Dios manda.

Ella miró hacia la puerta de la habitación de su hermano. Tragó saliva y puso los labios para ser besados y los ojos cerrados.

. - ¿qué haces?

. - ¿no querías besarme?, pues eso.

. - ¿y cierras los ojos poniéndolos como si te diera asco? Joder, tía. Que se supone que a ti también te apetece, ¿o no es así?

. - bueno, aquí, en medio del pasillo de un hospital, pues… ¿qué quieres que te diga?

. - vete a la mierda –la dejé con dos palmos de narices y me di la vuelta, largándome de allí-.

Ángela regresó con su familia, contrariada.

. - ¿de qué conoces a ese chico, hija? –le preguntó su padre-.

. - es un amigo, papá. Solo eso.

. - ¿y te has puesto colorada cuando lo viste con tu hermano?

. - invítalo un día a comer. Quiero conocer más a fondo a vuestro amigo –dijo la madre-.

. - mamá, que solo es un amigo. No me voy a casar con él ni nada parecido-.

. - tú invítalo, este parece más hecho que los que has traído a casa. Veamos de qué está hecho éste y si no es amanerado como el anterior. Hija, tienes un ojo para los hombres…, que deberías ir al oculista.

. - mamá, por favor. Que me estás avergonzando. ¿Y qué me dices de Ramón?

. - este es otro que se las trae. De Ramón no voy a hacer carrera, ya lo sabes.

. - mamá, que estoy aquí. Vale que no te gusta que tu hijo sea gay, pero al menos ni me pincho, ni voy con malas compañías.

. - pero yo quiero nietos y con vosotros dos, tarde o nunca los voy a tener.

. - mamá, que aún soy joven –dijo Ángela-.

. - yo a tu edad ya me había casado con tu padre y pronto os parí.

. - sí, mamá. Eso ya nos lo has dicho un montón de veces. Estos son otros tiempos, mamá.

. - tú con tal de no darme un nieto…

. - sí, mamá…

. - resumiendo, ¿tenéis novio alguno de los dos? –Dijo el padre entrando en la conversación-.

. - papá, este no el lugar para hablar de eso –dijo Ramón removiéndose en su cama-.

. - ¿y dónde?, cuando estoy en casa vosotros estáis en la calle y cuando yo estoy en la calle, pues eso, no puedo hablar con vosotros. Ahora que estamos aquí toda la familia, pues hablemos, por favor. Vuestra madre tiene razón, ya va siendo hora de que sentéis la cabeza. Tú, Ramón. ¿Qué va a ser de tu vida? ¿Lo has pensado?

. - papá, ¿qué quieres que te diga? No pienso casarme con ninguna mujer. Lo mío son los tíos y no voy a cambiar, lo siento.

. - ¿algún chico en especial?, ¿Ese que ha salido hace un momento, por ejemplo?

. - bueno, no digo que no me gusta Salvador. Pero no es de los que se casan. Ya me lo dijo antes.

. - Ramón, ¿te estás viendo con Salvador? -le dijo Ángela-.

. - estoy empezando, hermanita.

. - pues quítatelo de la cabeza. Salvador es para mí.

. - ¿cómo que para ti? Habrase visto. Ni que fueras la reina del mambo. Que decida Salvador.

. - alto, alto, alto. ¿Ahora resulta que los dos estáis enamorados del mismo chico?, ¿es de ese Salvador que ha salido de aquí? –Dijo la madre-.

Ambos hijos miraron a otro lado y no respondieron.

. - hay que ver. Con la de hombres que hay, se enamoran del mismo. Pues…, di algo querido, esto también te afecta a ti.

. - ¿a mí?, ¿Por qué? Es a ellos a quien afecta. Ya bastante tengo con ser el padre de estos dos crápulas que tenemos delante. Con la pasta que nos hemos gastado en estudios, para que ahora se peleen por el mismo tío. Joder, si me lo cuentan, no me lo creo. ¿Y qué vais a hacer ahora que los dos estáis por el mismo hombre?, ¿Pelearos entre vosotros?

. - echarlo a suerte –dijo la madre-.

. - de eso nada mamá. Yo lo conocí primero y debo ser quien se lo queda -dijo Ángela-.

. - ni que fuera una ternera. Que elija Salvador. Si te elige a ti, me apartaré, pero si me elige a mí, lo harás tú. ¿Hacemos trato hermanita?

. - de eso nada. El problema es que hay otra chica también que le gusta para ella.

. - no me jodas –dijo el padre-.

. - querido, cuida ese lenguaje. Hija, pero ¿qué dices?, ¿Qué os da ese chico?, ¿quién es?, ¿no me digas que es tu amiga Úrsula la que también está prendado de ese Salvador?

. - ella misma.

. - esto es una casa de locos. ¿Para qué sacaría yo esta conversación? –dijo el padre- querida, será mejor que nos vayamos. Ya me está dando dolor de cabeza-.

. - hijos, quiero a ese chico en casa para pasar este fin de semana mismo. Iremos a la casa del campo y solo estaremos la familia y tu amiga Úrsula. Esto se está saliendo de madre y muy ser mío. Quiero saber quién es ese chico y qué os da. –Dijo la madre- vámonos, querido, a mí también me está doliendo la cabeza-.

. - mira que eres gilipollas. Cuando se entere Salvador que lo has difundido, se va a enfadar, quería discreción.

. - tú tampoco te has callado, hermanito. Lo hecho, hecho está. ¿Le llamas tu o yo?

. - aquí tengo el teléfono. Cuanto antes, mejor –dijo sacándose el número del teléfono que le había dado-.

. - llámale tú –dijo ella-.

. - no, tú.

. - mierda, serás cobarde.

. - cobarde tú, que lo has enredado todo. ¿También Úrsula?, joder, la que le hemos liado.

Ángela tragó saliva y sacó su móvil de su bolsito. Se sentó para ver cómo me entraba en la conversación. Cogió aire y marcó el número. Esperó.

. - sí, dígame –dije-.

. - hola, soy Ángela.

. - vaya, si acabo de estar junto a ti. ¿Qué quieres?, ¿Ocurre algo?

. - hay un pequeño problema.

. - ¿problema?, ¿qué problema?

. - mis padres saben lo de tú y yo, y lo de Úrsula y lo de Ramón también.

. - ¿cómo dices?, seréis desgraciados. ¿Qué parte de la palabra discreción no os quedó clara? También lo sabrá el cura, supongo.

. - no, el cura aún no.

. - serás cabrona. ¿Por qué lo habéis hecho?

. - mi madre te invita a pasar el fin de semana en la casa de campo que tenemos en la montaña.

. - no pienso ir, díselo.

. - ¿Por qué, hombre?

. - porque no me da la gana ser el centro de atención de nadie y menos de los padres de dos idiotas con los que he tenido relaciones.

. - ¿entonces no vas a aceptar la invitación de mamá?

. - no.

Ángela tapó el teléfono y habló con su hermano.

. - dice que no acepta la invitación de mamá.

. - dame el móvil –pidió alargando la mano Ramón-.

. - te paso con Ramón –dijo ella, dándole el móvil-.

. - oye, Salvador. Haznos ese favor, please.

. - que no me da la gana, joder.

. - ¿y si te dejo que me desvirgues en mi habitación este fin de semana? –Dijo mirando a su hermana a los ojos-.

. - vete a la mierda. Quedamos que vendrías a mi casa.

. - ¿pero no te daría más morbo hacerlo con mis padres al lado? Anda, porfa, que sigo de un caliente… -sonrió mirando a Ángela de nuevo. Ella estaba colorada de lo que estaba oyendo-.

. - eres un hijo de puta, ¿sabes? De acuerdo. Prepara ese culo porque te va a doler un huevo, cabronazo.

. - sé que lo harás con delicadeza, te conozco, poco, pero te conozco. ¿Entonces te esperamos este fin de semana?, también está invitada Úrsula-.

. - espero que no vaya nadie más, no cabríamos, supongo.

. - no te preocupes por eso. Es una casa grande. Toma nota de la dirección.

. - deja que coja un boli… Dispara…

Anoté la dirección según me la dictaba y me la guardé en el bolsillo.

. - un beso donde tú sabes –dijo sonriendo Ramón. Ah, y otro de parte de Ángela, que está tan caliente como yo-.

. - vale. Nos vemos entonces el viernes. Un beso para ti también y otro para tu hermana. Adiós.

. - adiós, querido.

Ramón le entregó el teléfono a Ángela. Ella no estaba todo lo contenta que debía.

. - ¿por qué coño le has dicho que estoy caliente?

. - hermanita, solo con mirarte, sé que estás caliente por tirártelo, de nuevo –dijo esto último con retintín-.

. - ¿entonces aun eres virgen, hermanito?

. - sí, pero eso pasará a la historia este fin de semana. Y ahora que papá y mamá saben que me gusta, no me importará acostarme con Salvador en nuestra misma casa. ¿Qué harás tú?

. - no sé, la última vez que nos despedimos no fue muy normal.

. - yo sé por qué.

. - ¿qué vas a saber tú, si no estuviste allí?

. - yo no, pero otra persona, sí.

. - será hija de puta. Cuando la tenga delante mío…

. - no le harás nada. También me dijo que vais a aceptar lo que os pidió.

. - ¿también te dijo eso?

. - ¿aún no conoces a Úrsula? Se desvive por contarme todos los chismes. Claro que antes fui yo quien le habló de Salvador y lo caliente que me pone de solo pensar en él. Si no llegáis a venir hoy, casi lo convenzo para que me hiciera una mamada rápida.

. - déjate de cochinadas, que nos pueden oír.

. - sí, cochinadas, pero bien a gusto que me hubiese quedado yo y no ahora, que hasta me duele de tan dura que la tengo.

. - serás marrano. Me voy o vamos a salir peleando tú y yo.

. - oye, si te lo vas a hacer con Úrsula delante de Salvador, ¿por qué no me haces una paja tú a mí? No te cuesta nada.

. - tu padre que te la haga. Es decir, que te la haga papá. Me largo o no respondo de mí. Serás desvergonzado... –dijo largándose y dejando a un Ramón riendo a mandíbula batiente-.

Vaya putada, iba pensando de camino a casa. Mira que contarles mis andanzas amorosas a sus padres. Vaya par de capullos. En fin, lo hecho, hecho está, como dijo Ángela.

. - señor, señor -oigo que me llaman, cuando pasaba por un desolado callejón, de camino a casa-.

Me paro y veo a un chico de unos 20 años con la polla fuera tras un contenedor.

. - pero, qué coño… -dije- ¿qué quieres, majadero?

. - ¿le gustan las pollas, señor?

Me lo quedé mirando, alucinado.

. - ¿perdona?

. - a cambio de algo de dinero para comida, le puedo dar por culo, señor. O si no le gusta, puede darme usted a mí.

. - es una broma ¿o qué?

. - no, señor. Tengo mucha hambre y no sé cómo conseguirla. No quiero robar.

Tragué salivad. Joder, joder.

. - ¿es cierto eso o es un cuento chino?

. - no, señor. Tengo hambre, mucha hambre.

. - ¿dónde vives?

. - aquí…, allí…

Respiré hondo por dos veces. Las cosas que le pasan a uno…

. - anda, guárdate la polla. Te vienes conmigo a un bar cercano y te doy de comer.

. - gracias, señor -dijo guardándose el miembro-.

En silencio, me siguió. Cuando vi un bar, me llegué hasta él. Me senté a una mesa solitaria, para luego hacerlo él y sentarse frente a mí.

En cuanto vino el camarero…

. - tráigale un buen plato de comida caliente.

. - tenemos ropavieja con papas y pollo.

. - tráigalo y un refresco también, por favor.

. - enseguida.

. - ¿cómo te llamas?

. - Alberto Saravia, señor.

. - yo me llamo Salvador, Salvador Morales.

. - gracias por darme de comer.

. - es lo menos que puedo hacer por ti. Si un día te ves en apuros, te pasas por casa. Te podré cobijar durante un par de días o así. Te voy a anotar la dirección -dije apuntándola en una servilleta. Luego se la di al chico- ¿y sabes?, nunca hubiera follado contigo en aquel callejón por dinero. De hacerlo, sería porque ambos lo quisiéramos. Y sí, me encantan las pollas y he de decir, que la tienes bien hermosa. Además, al no conocerte, de ambos querer darnos placer voluntariamente, te hubiera pedido un tests de venéreas para llevarte a mi cama. No quiero que me pegues nada ni tú, ni nadie

El camarero llegó con la comida y según se fue, se dio un atracón el tal Alberto Saravia. Sí que tenía hambre…

. - tengo que irme. Te voy a dejar pago dos almuerzos, para los siguientes dos días.

. - gracias, señor Morales.

Me levanté y hablé con el camarero. Me cobró la comida y los dos almuerzos siguientes. El tío no se lo podía creer, el camarero, digo.

Me fui de allí y regresé a casa. Fermín hizo un buen trabajo en el baño con el nuevo plato de ducha. Pues sí, no era mal albañil el muy jodido. Lo estrenamos por todo lo alto. Recibí su polla y él la mía, además de Susa. Fue una inauguración por todo lo alto, donde la leche corrió como el champan y no digamos los jugos vaginales de tía Susa.

. - voy a pasar el fin de semana en casa de unos amigos, así que no me esperéis hasta el domingo o lunes, todavía no lo sé. No hagáis algo que yo no haría –dije besando en la boca a cada uno de mis amantes caseros. Ambos prolongaron el beso que les daba.

. - serán tres días sin tenerla dentro de mí. No podrías volver a… -dijo Fermín-.

. - pero si lo acabamos de hacer y me has dejado seco, querido tío.

. - aunque sea una mamadita, por favor.

. - ay, no te puedo negarte nada. Anda y disfruta. Tía Susa, ¿puedo comerte el coñito mientras tu hermano disfruta con mi polla?

. - sobrino, creí que no me lo ibas a pedir. Vayamos al sofá los tres.

Allí ella se tendió coño arriba. Yo, entre sus piernas, la disfrutaba comiéndome aquel coño tan sabroso. Fermín, metido entre mis piernas, se comía mi rabo y mis huevos, todo junto. La desnudez de los tres amantes era total.

Al final lo consiguió el muy cabrón y acabé empalmando. A medio gas, pero suficiente para enterrársela en su culo, cosa que agradeció clavándome su menguada polla en el mío después.

Una ducha rápida y salí de casa por patas o no saldría nunca. Aquellos dos sabían de mi punto flaco y me tenían catado, muy catado. Sobre todo, mi culo y mi polla. Benditos tíos, sin duda, son los mejores tíos del mundo.

Aun no eran las once de la mañana del viernes, y yo ya estaba en la puerta de la dirección que me había dado Ramón. Me abrió el mismo Ramón. Según me dejó entrar, me estampó un beso en todos los morros.

. - bienvenido a esta humilde chabola –dijo con sorna, pues era una casona de dos pares de cojones-.

De la mano me llevó al salón. Mi bolsa la llevaba Ramón. En el salón me esperaba una comitiva. Ángela, Úrsula, el papá y la mamá.

. - mamá, papá, os presento oficialmente a Salvador, un amigo íntimo –dijo sonriendo-.

Le di la mano al padre. Un beso casto a la madre y un beso de lo más fogoso a Ángela y otro a Úrsula, que sonreían de oreja a oreja.

. - bienvenido a esta casa, sr. Salvador -me dijo la anfitriona- Pero sentémonos, por favor –dijo cogiéndome de la mano y llevándome al sofá en el que ella se sentó también. Llevaba una falda más bien corta, demasiado corta para una dama de su edad y estatus social. Coño, más parecía una puta que una señora de su casa. Con dinero, pero de su casa- me han dicho mis hijos y también Úrsula que están prendados de usted. ¿Qué les da? –dijo cogiéndome la mano y poniéndosela en un muslo, donde no había tela alguna. Hasta su marido se dio cuenta que su mujer estaba de lo más caliente-.

. - bueno, sus hijos, Úrsula y yo somos buenos amigos. Eso es todo.

. - pero con derecho a roce, como se suele decir –dijo el padre, carraspeando-.

. - papá, por favor. No seas tan directo -dijo Ángela-.

. - hija, estas cosas cuanto más directas, menos problemas al final. Hijo, ¿se está tirando a mis hijos? –Dijo el viejo-.

La concurrencia se quedó pasmada ante tal pregunta tan indiscreta. Úrsula fue a decir algo, cuando la corté.

. - para que voy a negarlo. Así es, señor. Tanto sus hijos como Úrsula me dan algo y yo les doy a ellos otro algo. ¿El qué?, no está claro, pero es bonito lo que tenemos.

. - ¿lo ves hija?, si hablando, la gente se entiende. Pues sepa que mientras mis hijos sean felices, no me tendrá en contra, pero si les hace daño… ¿me entiende?

. - querido, se te entiende. Se te entiende muy bien. Bueno, aclarado el espinoso tema de que ha tenido y seguirá teniendo relaciones con mis retoños y con Úrsula también, solo queda darle la bienvenida a esta familia. Cuando quiera puede venir por casa, sea a esta o la de la ciudad. ¿No es así como hemos quedado, querido?

. - así es querida. De nada vale ir en contra de los sentimientos de los chicos. Al final harán lo que quieran y si lo hacen en casa, más seguridad para todos –soltó el padre-.

. - Ramón, lleva a Salvador a su habitación, por favor.

. - sí, mamá. ¿Vamos, Salvador?

Me levanté y fui con Ramón. La reunión no había ido tan mal. Me esperaba más tirantez, pero no, fue todo lo contrario.

. - joder, Salvador. Prácticamente nos dan permiso para follar sin problema.

. - ¿seguro que no fue un sueño? Si llegan a ser mis padres, me dan de ostias.

. - así son mis padres. Cuidado con mamá. De todos es sabido que tiene algún que otro amante por ahí.

. - ¿qué quieres decir?

. - ¿tú que crees? Faldita súper-corta, tu mano en su muslo. Esta madre mía te va a comer vivo.

. - no me jodas. ¿Y el viejo?, ¿qué dice?

. - ¿qué va a hacer?, Hace la vista gorda. La que tiene el dinero es mamá. Siempre se ha sabido que se casó por la pasta de mamá. En fin, ya verás de qué está hecha esta familia tan… ¿libertina?

. - yo diría tan puta.

. - joder, que tío. Esa era la palabra que estaba buscando.

(Parte 6 de 16)

FIN