Médico de pueblo 2

Segunda parte de las peripecias de este galeno.

Muy avanzada la mañana me desperté solo, en su cama. Bajé a desayunar algo y me sirvió Valeria, hablamos de tonterías y le pregunté por Simona y Elvira. Me dijo que estaban fuera . Me dirigí al dispensario a ver como estaba la situación. No había muchas novedades y me puse un poco a archivar y repasar algunos expedientes. Mi sustituto terminó las consultas y nos reunimos 10 minutos para valorar a algunos pacientes y sus problemas.

Cuando estaba a punto de volver a la fonda, me paré en el bar del sindicato de agricultores y me tomé varios cafés. Tenía aun la cabeza embotada. Lo ocurrido con Elvira y la confesión de sus "asuntos de juventud", me habían descolocado. La verdad es que esa bella y sensual mujer me atraía como un imán a un clavo, aunque reconozco que no sabía muy bien lo que quería. Elvira era todo lo que un hombre puede desear de una mujer, pero la situación que se dio en su cama, modificaba el status quo del que había gozado hasta ese momento. Todo el escenario había cambiado de repente. Me asombraba la sinceridad de Elvira por haberme contado algo tan duro y brutal. Cuando volviera, Elvira y yo teníamos que tener una charla.

Llegué a mi habitación y me duché. A los 20 minutos estaba sentado en el salón de hotel cuando aparecieron Elvira y Simona. Mi casera se metió en su despacho, después de sonreír y hacerme un saludo con la mano. Me levanté y llamé a su puerta. Estaba sentada revisando unos papeles y levantó su mirada para clavarla en mí. Me sentí algo incomodo. Me miró como siempre. Parecía que el apasionado encuentro nunca se había producido.

-Hola Elvira, podemos hablar un momento.

-Hola Federico, naturalmente, que se te ofrece?

-Quería hablar de lo que pasó ayer por la noche.

-Ya te dije que no te preocuparas por el jarrón, era una copia de poca calidad y me has hecho un favor, pues ese cacharro no me gustaba, además te confieso que no había visto nada tan cómico en mi vida. Mi cara de circunstancias, le impidió seguir burlándose de mi caída.

-Elvira no me estoy refiriendo al jarrón, tu me entiendes

-Federico, lo que pasó ayer nos apetecía mucho a los dos, pero tampoco le des tanta importancia. Pasó y lo disfrutamos, pero ni somos amantes, ni creo que debamos comenzar a relacionarnos más íntimamente. Yo no estoy preparada ahora para una relación aunque sea clandestina y en mi casa. Creo que por ahora lo mejor es que seamos amigos y el tiempo dirá. Federico espero que mi confesión nocturna quede entre nosotros.( Joder, ves como no me equivocaba, la Diosa necesitó sexo, yo estaba cerca y me devoró). Me miró con cara algo preocupada y se dio cuenta de mi cambio de tono y mi seriedad repentina al ver la poca importancia que daba a nuestro encuentro. En ese momento pensé que yo era una mueca más en la culata de su revolver. Me arrepentí al momento de juzgarla tan a la ligera. Me armé de valor y le dije:

-Elvira, lo que me contaste está a buen recaudo, he venido para decirte que quizás es mejor que busque otro sitio para dormir.

Ella me miró como diciendo "y eso por que? Mientras abría las palmas de las manos.

-Por que quieres marcharte? No tienes motivo alguno, somos adultos y decidimos pasar un buen rato, nada más, además estoy segura que a las chicas les disgustaría que te fueses vivir a otro sitio.

-Como quieras Elvira, has dicho las chicas pero no me has dicho lo que piensas tu, si te sientes incómoda, puedo buscar otro sitio.

-Al contrario me siento más que cómoda con tu compañía, no le des más vueltas y ahora déjame sola que tengo mucho trabajo. Bajó su mirada y continuó examinando el papel que tenía en sus manos. Cuando salí de allí, me detuve desconcertado junto a su puerta, intentando ordenar mis pensamientos, de repente, me pareció escuchar sollozos. ¿Estaba llorando Elvira? Decidí no averiguarlo y no me atreví a volver a entrar, creo que quizás no le hubiese gustado.

Me marché de allí con un sabor agridulce, algo me decía que Elvira se había dado un atracón de macho y ahora más tranquila, volvía a ser la mujer distante y fría que todo el mundo conoce, pero esos gemidos

A las 11 de la noche, sonó mi móvil. Me levanté y miré la pantalla. Las letras MONTSERRAT, parpadeaban mientras decidía si contestar o no. No contesté. Al poco tiempo sonó un mensaje. Lo abrí : SOY MONTSE , ERNESTO HA TENIDO UN ACCIDENTE CON LA MOTO. ESTA MUY GRAVE. LLAMAME.

Ernesto era un gran amigo mío desde la niñez. Hacía casi un año que no nos veíamos por la distancia, pero habíamos mantenido el contacto. Me apené. Llame a su madre, pero no estaba y al final me contestó su hermana, que me puso al corriente de lo sucedido. Se salió en una curva con su moto y se estampó contra un muro. Lo que me explicó, tenía muy mala pinta.

-Hola Montse. Mi voz sonaba algo crispada y desanimada.

-Hola Fede. Como estás? Has hablado con la familia de Ernesto?

-Si y por lo que me han explicado la cosa está muy mal.

-Si, he hablado con una colega que está en la UCI y me ha dicho que no va a vivir muchos días más. Está reventado por dentro.

-Entendido, me tendréis al tanto?

-Claro, Fede no se nada de ti desde hace unos meses. Podrías haberme llamado alguna vez no crees?

-¿Si? Y que te pregunto? Si estás saliendo aun con mi amiguete o si le has pegado el salto y ahora te acuestas con otro?

-Serás cabrón, no me vuelvas en tu vida a tratarme como si fuera una puta. Colgó

La verdad es que me había pasado tres puertos. Tampoco ella se merecía mi último comentario. Montse había sido una buena amiga y quizás mejor novia de lo que yo quería reconocerle. El que me pusiera los cuernos con otro, fue en parte culpa mía. La tenía abandonada. Los últimos meses en la facultad, había sido duros para mi. Me encerraba a intentar mejorar los pobres resultados anteriores y descuidé a novia y amigos." La ocasión hace al ladrón". Daba igual, no podía cambiar el pasado.

Estuve a punto de llamarla y disculparme, pero mi amor propio fue más fuerte que mis ganas de hablar con ella.

Por la mañana temprano, mientras pasaba consulta, recibí un nuevo mensaje de ella. Solo decía:

"ERNESTO HA MUERTO HOY DE MADRUGADA. EL ENTIERRO SE CELEBRARA MAÑANA EN LA IGLESIA DE SANTA ANA A LAS 11H."

Llamé a mi superior y le solicité que me sustituyeran durante 3 días. Asistiría al entierro y aprovecharía para dar una vuelta por mi pequeño apartamento y hacer algunas gestiones que quedaron pendientes tras mi precipitada marcha.

Cuando me vieron llegar a la fonda, las chicas se percataron de mi estado de ánimo. Les conté que tenía que marcharme durante unos días. Elvira se interesó por mi situación y me dio el pésame mientras me daba un casto beso en la mejilla. Se ofreció a llevarme al aeropuerto. Le agradecí el gesto pero le dije que tenía que recuperar mi coche. Me intentaron consolar a su manera, pero no estaba yo para mucho detalle en ese momento. Preparé una maleta y me dirigí hacia la parada del bus. Primero iría a buscar el coche. Aprovecharía para recogerlo y aparcarlo en el aeropuerto. Cogí un avión. A las 8 de la tarde estaba en la puerta de mi apartamento. Me acerqué a la casa de mi amigo para dar el pésame y lloré como hacía años que no lo hacía. La familia estaba totalmente destrozada.

Salí a tomar una copa, a ver si me animaba un poco, visitando varios de los locales habituales. Empecé a encontrarme con viejos amigos. Nos juntamos un grupito y terminamos de copas en un pub muy frecuentado, brindamos muchas veces por mi fallecido amigo. Serían las tres y media de la mañana y mi humor había mejorado mucho gracias al alcohol y los viejos conocidos.

Me vinieron a saludar varias amigas de Montse que me acribillaron a preguntas del tipo: Es chulo ese pueblo? Sales con alguien? A cuanto está de Madrid? Etc.

Procuré contestar a la avalancha de preguntas, hasta que Marta, una íntima de mi ex me cogió del brazo y me llevó hasta una de las barras.

-Fede, tengo que hablar contigo sobre Montse.

-Marta, empezamos mal entones, porque yo no quiero hablar de Montse.

-No me seas tan niño y deja de poner esa cara de ofendido, pasó lo que pasó y seguro que ella no está orgullosa, pero me consta que te sigue queriendo, al menos podrías tratarla mejor.

-Perdona Marta, ni la trato bien ni mal, simplemente no la trato.

-Ya, por eso cuando te llamó para decirte lo de Ernesto, la trataste de puta para arriba. Se pasó el todo el día llorando en mi hombro. Eres un cabronazo.

-Marta, no estoy orgulloso de mis comentarios y cuando la vea me disculparé.¿Por cierto que es de su vida?¿sigue con él?

-No te voy a contestar a esa pregunta , pero en todo caso ya no es tu problema, pues a ella la desprecias y la has borrado de tu vida.

-Tienes razón. Bueno Marta me ha encantado verte de nuevo, estás muy guapa.

-Déjate de elogios, quieres que le diga que te he visto hoy?

-Marta, mañana nos veremos en el entierro. No hace falta. Te tengo que dejar, he viajado durante todo el día y quiero descansar. Nos dimos dos besos y me fui a casa.

A las 10:45 de la mañana, me encontraba apoyado en uno de los árboles que había a la entrada de la iglesia. Toda la plaza estaba abarrotada de personas de todas las edades.

Vi llegar a Montse, iba acompañada de Marta y 2 chicas más que no reconocí. Los ojos de mi ex se movían con rapidez revisando las caras de la gente. Yo me encontraba algo alejado del centro de la plaza. No me localizó, pensé en ese momento que era lo mejor, en cuanto terminara, me marcharía a hacer varias gestiones y con suerte aun podría coger el avión de la noche. Tenía que marcharme de allí. Cuando se enterarán seguro que me pondrían todos a bajar de un burro, pero simplemente me di cuenta que si hablaba con ella, mis recuerdos y sufrimientos volverían con fuerza. Joder…, me estaba comportando como un cobarde. Me armé de valor y me acerqué al templo.

Entré en la iglesia, hacía poco que había comenzado el sepelio. Me dirigí hacia la derecha y me quedé entre dos columnas, con los asientos de los feligreses a mi izquierda. Estaba la iglesia bastante abarrotada. Empecé a sentir esa sensación que tenemos cuando estamos en un sitio como ese. Sentía la voz del capellán y a la vez el murmullo hueco de la gente, mi cabeza empezó a volar y me despisté con mis pensamientos. Giré ligeramente a mi izquierda y entonces la vi. Estaba dos bancos por delante de mi posición. Su pelo largo y sedoso descansaba sobre su chaqueta. Estaba ligeramente maquillada y algo pálida. Tenía los ojos tan llorosos como buena parte de la gente que asistía, incluyéndome a mí. En un momento determinado se giró en mi dirección y me vio. Su cara reflejó una pequeña sonrisa dentro de su abatido semblante. Se levantó y se puso a mi lado. Con delicadeza cogió mi mano con la suya y la mantuvo apretada durante toda la ceremonia .Lloramos hasta quedarnos secos, Ernesto era un tío cojonudo y además, era mi amigo.

Cuando todo acabó por fin, nos fuimos los dos a una cafetería cercana. En un reservado situado en una zona tranquila, nos sentamos y nos miramos fijamente durante un tiempo indefinido. Nos sobresaltó la voz de camarero.

-Fede, te veo muy bien, la vida en el campo te sienta de maravilla.

-Tu también estás muy guapa Montse, aunque te veo muy pálida.

-He pasado una mala temporada. Pero ahora estoy mejor.

-Sales con alguien? Me pregunto un poco azorada.

-Si… con las ovejas que consigo atrapar en los prados.

Se echó a reír, que expresión más bonita, cuando le salían los hoyuelos en las mejillas. Me volvió a coger la mano y vi que se preparaba para mi pregunta.

-Y tu Montse, aun sales con mi querido amigo?

Ella me miro con intensidad mientras su rostro comenzaba a crisparse, me dijo: - no crees en mi, nunca has creído en mi. Cuando te dije que no me estaba viendo con el, te estaba diciendo la verdad. Eres cruel, me has castigado por lo que pasó, pero no te conformas y me sigues torturando, dándome a entender lo que piensas de mi, que me voy a la cama con cualquiera como si fuera una vulgar zorra.. No se porque aun te quiero. Nunca entenderás lo mucho que me ha dolido tu desprecio. No te mereces nada. Se puso a llorar y me acerqué a ella para poder abrazarla. Se refugió en mi cuello y siguió llorando.

Soy un cabrón. La he tratado mal. Pero no se porque, algo en mi, me impide perdonarla, es algo extraño, siempre he sido flexible y razonable, pero en esto no soy capaz de razonar con lógica. Es algo animal. Primario. Quizás la amaba mucho más de lo que estaba dispuesto a reconocer y no acepté que otro la disfrutara mientras estaba conmigo.

-Montse, el otro día por teléfono te traté muy mal, te dije cosas terribles, quiero que sepas que no lo pensaba realmente. Yo también soy culpable de lo sucedido. He reflexionado mucho y reconozco que te tenía abandonada. No se, quizás tampoco yo sea el indicado para juzgar a nadie.

Me dio un beso apasionado y me cogió de la mano. Nuestra ropa se encontraba esparcida desde el recibidor del piso hasta mi dormitorio. Casi se mea de risa cuando le conté mi terrorífica borrachera y posterior e íntima experiencia con la cerámica oriental y los consiguientes desperfectos sufridos en mi cuerpo. Arrugó el ceño y me pregunto por los arañazos y el morado del hombro. Le fui sincero a medias, le dije que con la borrachera tan espantosa que llevaba, no me acordaba de nada pero que estaba claro que me lo había hecho una mujer. Pasó de puntillas sobre este asunto y se subió encima mío.

Le hice el amor, que es muy distinto que follar. Pasamos una noche maravillosa. Desperté al amanecer con su lindo culo recostado contra mi pene. Me empecé a excitar y fui penetrando con lentitud. Entró como en mantequilla, su coño estaba aun muy mojado por nuestros jugos. La taladré sin descanso, con lujuria mientras le besaba la nuca y acariciaba sus senos. Toda la ternura nocturna se había transformado pasión desbocada Nos corrimos a la vez, gimiendo como condenados. Antes, cuando vivíamos juntos, casi siempre lo conseguíamos. En ese momento vino a mi memoria otros tiempos más felices.

Tumbado en la cama, con su brazo abarcando mi pecho y su cabeza junto a la mía, empecé a divagar. Ahora debo suponer que vuelvo a salir con Montse, al menos ella lo tiene muy claro y yo estoy totalmente confundido. Mañana estaré a 800 Km. de ella. No podremos por el momento vernos a penas. Que va a ser de nosotros. Que cabrón es el destino a veces.

Continuará

Crome