Médico de Atención domiciliaria
Comenzó a follarme la boca, aprovechando la posición para follarme con sus dedos mi orificio, no tardando mucho en correrse entre sonoros gritos, corrida evito descargar en mi boca, pero fue sacarla y llenar mi rostro uuummm!!.
Médico de atención domiciliaria
Quien no se ha encontrado mal siendo joven, tanto que no ha podido ni tan siquiera moverse de la cama, no teniendo más remedio tus padres que llamar al médico de urgencia a domicilio. Pues esa fue mi circunstancia, circunstancia que me ha ocurrido en más de una ocasión me paso, donde mi madre en especial no daba con la tecla entre medicina o remedios caseros, acabo por buscar otro tipo de remedio, no siendo de otra manera que llamar a este servicio. Entre todas esas causas, hay una en especial que recuerdo con mayor fuerza, recuerdo que os voy a poner en antecedentes, pero, antes de nada, debo de decir que este servicio médico, ahora suelen darlo escasamente o suelen ser mediante el seguro médico privado.
Dicho esto, comenzare. Recuerdo aquella vez, vez que me encontraba tan mal que me pase gran parte de la noche en el baño vómitos lo pase canutas. Tan mal me vio mi madre que no tuvo más remedio que llamar al médico, remedio que no estaba del todo segura, pues debía de asistir a una reunión de máxima prioridad. Tras llamar mi madre al centro de salud para solicitar la asistencia médica a domicilio, le informaron que el médico de guardia se pasaría en breve por nuestro domicilio. Un breve tiempo más tarde escuche como llamarón al porterillo, escuche a mi madre hablar y a los pocos minutos llamarón a la puerta. Desde mi dormitorio escuchaba voces, acto seguido pasos, abriéndose la puerta de mi cuarto y aparecieron ambos. Pude ver con claridad a ese hombre, era un médico de los de antes, médico de esos que iban a tus casas trajeado, cuya apariencia era de lo más normal. Un hombre mayor, delgado, aunque otras ocasiones habían venido con exceso de kilos, sigo, tenía cabellos blancos, afeitado y por su forma de hablar era muy amable e incluso paciente.
Entraron en mi dormitorio, quedándose mi madre en la puerta mirándome, mientras este camino con su maletín hasta detenerse a mi derecha, dejando precisamente su maletín sobre la mesita de noche. Echando una breve vista a mi cuerpo oculto por la sabana, pregunto a mi madre por saber mis síntomas...
- "Bueno vamos a ver señora, vamos a ver qué le pasa a este chico o es acaso es chica, que desea saltarse las clases".
Mi madre mirando al médico, le corrige primero...
- "Es un chico, no lo ve usted".
Este se disculpó, soltándole a mi madre que era difícil distinguir el sexo, cuando solamente ve los cabellos que sobresalen de la sabana. Dicho esto, prosiguió mi madre diciéndole...
- "Bueno vale, pero mí José no es de esos chicos que no le gusta ir a clase, pues es diferente, ya que le gusta ir y encima aprender".
El médico, vuelve a insistir a mi madre por mis síntomas, respondiendo está...
- "Bueno pues lleva desde ayer con fiebre, le he estado dando paracetamol y duchas frías. Parecía que se le había bajado cuando me acosté, pero según parece se ha pasado casi toda la noche en el baño".
Este miro mi rostro, sentí sus dedos en mi rostro, abriendo mis párpados y mirando mis ojos. Mientras mi madre no dejaba de mirar el reloj, no dejando de darle prisa al médico. Pero que finalmente y a pesar de ser un desconocido, no le quedó otra que marcharse, haciéndole saber a este la urgencia de su salida. Dejándome para mi sorpresa a cargo de este extraño por muy profesional que es, pues como médico no dejaba de explicarle a mi madre que debía de auscultarme, pues no deseaba dar un diagnostico a la ligera, ya que, dependiendo de este, daría un tratamiento más adecuado, dejando prescrito este sobre la mesa antes de marcharse, para dejarme solo en mi casa. Soltándome mi madre antes de marcharse...
"Has todo lo que te diga el médico y sin rechistar que te conozco, piensa que es por tu bien, no te preocupes que vengo enseguida”.
“Escucha cielo, si vez que tardo, almuerza tu solo, te he dejado comida preparada en el frigorífico. Venga cielo un beso".
Acompaño el medico a mi madre a la puerta, mientras hablaban. Tras irse mi madre, dejándome en manos de ese hombre y no, mejor dicho, pues a pesar de ser médico… una profesión respetada, profesión y que por la edad de alguna manera da seguridad. Pero, aún sí, sigue siendo un desconocido, sigue siendo un total extraño total. Este no dejo de auscultarme, no dejo de hacerme como él decía…
- “No te pongas nervioso, solo es un procedimiento rutinario, una exploración clínica física de rutina”.
Cuando en no más de quince minutos al menos desde que mi madre se marchó, dejándome a solas con este profesional. Éste me soltó...
- "Bueno creo que vamos a hacer las cosas bien, ya que tú madre me ha encomendado tu salud y de paso su hospitalidad, aunque sea por un tiempo breve… vamos a hacer bien. Intentemos que al menos disfrutemos y de paso, acabemos satisfechos".
Dichas palabras en otras circunstancias te dan de pensar, pero no tenía ni cabeza ni cuerpo para pensar mal, menos con ese hombre. Aun así, en aquellos tiempos, no era tan inocente, quizás aún un poco ingenuo… sí, pero de todas formas deseaba ponerme bien y lo que me decía me sonaba bien. Claro está a día de hoy, me suelta un médico algo parecido y se perfectamente por donde va, quizás no sea así, pero peco de mal pensado, quizás sea por experiencia. Bueno sigo.
Recuerdo que este salió de mi dormitorio, excusándose con pretextos. Escuche el sonido lejano de puertas abrirse y cerrarse, para que finalmente unos pasos, apareciendo este nuevamente entrar en mi dormitorio. Soltándome...
- "Bueno vamos a ver que te ocurre realmente, comenzaremos por examinarte y escuchar tus pulmones".
Cogiendo la sabana que me cubre y tirar de ella hacia mis pies, viendo para mi vergüenza que tengo como única prenda un bóxer. Prenda que como era lógica, me quede debido a la calentura corporal. Tras miramiento inicial, coge este y me pregunta...
- "Es normal que tu madre, te deje a solas con extraños o solo con desconocidos".
Respondiendo...
- "Suele hacerlo a veces, pero sabe que soy muy responsable".
Soltando este...
- "¡Ya!".
Continuando por decir…
- “Pero a veces no es solo ser responsable, sino la responsabilidad debe de venir de la otra persona”.
Contestación que no entendí, pero como he dicho no estaba para mucho. Vi como cogió su maletín y del interior saco un palo largo y plano, un aparato con un doble tubo, artilugio que me explico que se utiliza para auscultar los ruidos respiratorios, aparato que se llama fonendoscopio. Comenzó por decirme que abriera la boca que iba a ver mi garganta, cosa que hice y tuve arcadas por donde intentaba llegar con ese palillo, este solo emitía sonidos sin dejar de mirarme. Soltó…
- “Vale”.
Continuando por sacar otro artilugio del interior de su maletín, explicándome cuál es su nombre, su función y lo que a continuación iba a realizar, conforme con su explicación, me dispuse colaborar…
- “Esto es un telelaringoscopio, sirve para examinar la faringe y laringe con precisión, inspeccionar las cuerdas vocales, y si veo poder coger muestras para su estudio”.
Artilugio de gran dimensión por su longitud, pues más que asombrado estaba asustado, calmándome este al decirme…
- “No debes ponerte nervioso, si no es peor, sé que asombra por su larga longitud, pero que no te asusten sus diecisiete centímetros, debes de pensar que es uno de los mejores instrumentos médicos para poder llegar a los problemas o infecciones”.
Calla y prosigue, comenzando por introducirme ese artilugio en el interior de mi boca, artilugio que lógicamente sentí arcadas y más aún, cuando llegué a sentir estos en mis amígdalas, pudiéndolas controlar como este me hizo entender. Instrumento que saco e introdujo un par de veces, justificando esto con…
- “No te preocupes es rutina, debo de cerciorarme que tanto la laringe como las cuerdas vocales están bien”.
Tras dejar de moverlo, acabo por dejármelo en el interior de mi boca por unos minutos, mientras sentía como su mano izquierda se deslizaba por mi pecho, tacto que me dijo…
- “Mira, voy a comenzar por examinarte el pecho, es un tratamiento normal, no es otra cosa que una exploración mediante mis manos, una palpación como solemos llamarlo”.
Este hombre fue cayéndome cada vez mejor, no solo por lo amable que era, sino que a medida que, hacia algo, previamente me iba explicando la función de cada cosa. Como cuando comenzó con la palpitación. Explicándome con todo detalle los pasos, me dijo que cuando se está acostado, habitualmente se examina por su lado derecho, pues es una ventaja para poder examinar mejor el corazón y de paso el bazo. Noto como usa las manos y los dedos, palpando con delicadeza, mostrando suavidad a la hora de presionar mi piel, noto sus dedos cálidos en mi cuerpo frio e incluso húmedo debido al sudor. Cuando recorre mi pecho con las yemas de sus dedos, deslizándolo alrededor de mis pezones, pezones que inexplicablemente los tengo duros, no puedo evitar soltar un quejido en forma de gemido… uuummm!!. Quejido que este percibió y sonriente, me soltó…
- “Te ha dolido algo, te he hecho daño”.
Le hice entender que no era nada, no dando más explicaciones por vergüenza que otra cosa, animándole a que continuara. Me hizo palpitaciones a lo largo de mi cuerpo, desde el cuello hasta los pies, sintiendo aquellas manos suaves recorrer mi piel, pecho, torso, vientre, muslos, espinillas. Me fue diciendo que veía todo normal, algún ruidillo en mi pecho, pero que eso era debido a la misma respiración, no notando anomalías. Coloco sus manos en mi cintura, colocándolas en ambos lados y tras pellizcar el elástico de mi bóxer, tira de esto hasta despojármelo, sacándomelo por los pies. Quedándome en blanco ante tal atrevimiento, no dándome tiempo a decir a replicar, cuando este me dijo…
- “Mira, voy a continuar por realizarte una exploración por la zona o como solemos decir… región inguinal, continuando por una exploración testicular y pene”.
Dicho esto, comenzó primero se colocó unos guantes de látex, continuando por colocar ambas manos alrededor de mi ingle, palpando la zona alrededor de mis testículos, llegándome a pedir incluso que tosiera. Prosiguiendo por palpar mis testículos y la zona que rodea estos, dándose cuenta de un par de cosas que acabo por decirme…
- “He notado que aún no tienes vello por la zona genital cosa extraña y que debido a tu edad debía de tener una mata al menos, también me he dado cuenta del tamaño de tus testículos, pequeños como tu miembro”.
Pero noto que mi miembro estaba erecto, cosa que me avergonzó y que no pude evitar, quizás fuera por cómo me estaba explorando, no solo por mis testículos sino por mi propio miembro… uuuffff!!. Pero aquello fue a peor, pues a este no se le ocurrió otra cosa que pedirme semen para realizarme unas pruebas, aquello sí que me dejo estupefacto, pensé que “coño”. Este cogió un bote del interior de su maletín, dirigiéndose a mi nuevamente…
“Mira esto es algo rápido, normalmente se suele hacer en la consulta, pero como vez, eso no puede ser. Creo que te será rápido hacerlo, pues normalmente mis pacientes no se les pone erecta con mis tocamientos, viendo que en tu caso sí”.
Calla, como si esperara que yo respondiera, acabando por continuar sin dejar de mirarme a los ojos, ojos que permanecía casi cerrados, pues evitaba mirarlo por vergüenza y aun mas, después de escuchar lo último. Este me dice…
- “No es por echarte prisa, comprendo perfectamente que estas nervioso pues esto no te parecerá algo normal. Te puedo asegurar que esto es norma, además en la consulta es algo más frio, llegando a proponer si es necesario la ayuda de personal del centro”.
Aquello sí que me asombro escucharlo, no me imaginaba que algún enfermero o enfermera me ayudara a correrme, pero dicho por boca de este médico, quizás fuera así. Este continuo, soltándome…
- “Tranquilízate, ante todo, debes de concentrarte pues sino no lo haces no vas a eyacular”.
Suelta y al tiempo que siento, como rodea mi tronco con su mano derecha al tiempo que con su mano izquierda agarra mis testículos, me sugiere…
- “Mira no perdamos el tiempo, cierra los ojos y piensa si quieres que es alguna de tus amigas. ¿Por qué te gustara alguna chica?… ¡No!!”.
No conteste, ¡cerré los ojos y deje que ese hombre me masturbara… aaahhh!!. Aquella mano se deslizaba a lo largo de mi miembro… uuummm!!, mientras la otra magreaba mis pequeños genitales… ooohhh!!. Llevándose unos minutos y viendo que no lograba que me viniera, cogió y se quitó el guante de látex de su mano derecha, cogió un bote y tras oprimirlo, dejo que algo callera sobre su mano izquierda. Tras dejar el bote sobre la mesita de noche, este volvió a sujetar mi miembro, volvió a cogérmela y sentir la calidez de esa mano en mi polla… aaahhh!!. Mientras note como me impregnaba mis genitales y perineo con esa fría crema, crema que se dedicó a extender con su mano izquierda, mano que sobre todo fue por sus dedos y que sentí como llegaba a mi orificio anal… uuummm!!. Como impregnaba este alrededor, ¡para que finalmente introducir su dedo poco a poco… ooohhh!!, acabando por correrme en no más de cinco minutos. Chorros que apenas pudo recoger, pues debía de avisar y que, debido a la excitación, acabe por avisarle tarde, calmándome este al decirme…
- “No te preocupes, luego más tarde lo volvemos a intentar y veras como en esta ocasión, obtenemos la cantidad necesario para poder hacer un cultivo”.
Aquellas palabras más que calmarme, me pusieron un poco más nervioso, pues, aunque la paja me había gustado y había disfrutado, pero también es verdad que había notado, como había notado que para nada me había incomodado ese dedo perforándome mi orificio. Orificio que me dijo…
“Ahora cuando te limpies un poco, vas a darte la vuelta e inclinarte, flexionando tu cuerpo hacia delante, pues voy a hacerte una exploración rectal, cuya posición dicha es la mejor”.
Mientras me limpiaba y antes de girarme, este comenzó a preguntarme…
- “¿As tenido diarrea?, o tienes dolor de estómago”.
Antes mis respuestas negativas a ambas, solo suelta un…
- “Es algo extraño, mira por donde la exploración rectal nos diría si tienes problema alguno”.
Ante mi cara, este me suelta…
- “No te preocupes, como te he dicho son procedimientos rutinarios, si temes algo, podemos dejar esto para el final y que sea en presencia de tu madre”.
Cosa que, tras escucharla, acabe por decirle que lo hiciera, pues no deseaba que mi madre se molestara por no dejar a este hacerme las pruebas, y menos que me las hiciera delante de mi madre. Tras girarme, intente colocarme como este me había dicho, acabando por ayudarme el mismo. Comenzando primero por introducirme un termómetro en mi orificio anal, dando un breve quejido más por lo profundo que lo introdujo que por el grosor… uuummm!!. En esos momentos me da por mirarlo, pudiendo ver solo de torso hacia sus rodillas, fijándome en el bulto que se le marca en su entrepierna, bulto que me hace sonrojarme.
Sacando el termómetro me introdujo un objeto frio, objeto que se hincho en mi interior y que según me indico, esto era para tomar muestra… aaahhh!!. Luego se dedicó durante a unos minutos a explorarme con sus dedos… uuummm!!, dedos que más podría decir que estaba jugando para su disfrute… aaahhh!!, eso o que la mancha húmeda en su entrepierna de su pantalón era debido que debía de ir a orinar. Yo me limitaba a obedecer cada una de sus propuestas médicas, propuestas que iban con la coletilla de hacerlas en presencia de mi madre, cosa que no era de mi agrado. Cuando me dijo que me podría tumbar, este siguió hurgando en mi interior… ooohhh!!, llegando a notar antes que me tumbara, que aquello debió de gustarme por el tamaño de mi miembro… uuummm!!.
Estaba tumbado sobre mi cama, tumbado con la mirada hacia la pared, evitando de esta manera mirarlo, momento en que escuché el ruido de una cremallera, ruido que pensé que debió de cerrar el maletín médico. Momento en que me dio por girar mi cabeza hacia donde este estaba, encontrándome con algo que no esperaba, no siendo otra cosa que su miembro fuera de su pantalón. Miembro erecto, largo y de poco grosor, miembro marcado por venas, miembro que sujetado por su mano derecha me lo fue acercando. Intente apartar mi cabeza, pero fue su propia mano izquierda quien lo evito, presionando mi nuca hacia él, sintiendo su glande pegarse a mis labios, glande que deslizo este a lo largo y comenzó a presionar mi boca. Soltándome este…
“Mira como la tengo, dale un beso, no la hagas rogar, venga abre la boca, no me dirás que no has visto una antes, ¡me he dado cuenta que no has dejado de mirar mi entrepierna… ooohhh!!”.
“No soy tonto y menos ingenuo, ¡menos cuando he visto cómo has disfrutado con mis dedos en tu culo… uuummm!!, no me digas que no estabas rogando para que te metiera mi polla, no me digas que no… eeehhhh!!”.
Me mira mientras continúa forzando mi boca, intentando introducírmela a pesar de mi negativa. Volviendo este a soltarme de forma amenazante…
“Podemos hacer otra cosa, esperar a tu madre y decirle tus inclinaciones, no creo que le haga gracia”.
“Aunque también podemos hacer otra cosa, me das una mamada y te prometo que no te follo, así de sencillo, tú decides”.
Lógicamente cedi, como os he dicho en aquellos tiempos y con tan solo quince años, inocente no era, pero pecaba de ingenuo, quizás me lleve tantos palos en mi pubertad. Separe mis labios y deje que este introdujera su miembro en mi boca, comenzándose a mover de dentro hacia afuera, comenzando a follarme la boca… uuuffff!!. Disfrutando como prometió al principio, ¡aprovechando para follarme con sus dedos mi orificio… aaahhh!!, no tardando mucho en correrse… uuummm!!. Corrida que, ¡aunque evito descargar en mi boca… aaahhh!!, soltando sonoros gritos y jadeos de placer, sacándola de mi boca y en pleno chorros de semen, no pudo evitar llenar mi rostro con ellos, semen que recogió con su glande para su disfrute. Cuando pensé que recogería y se marcharía, cogió y volviendo a coger mi miembro, me soltó…
- “Lo prometido es deuda”.
Comenzando a masturbarme nuevamente… ooohhh!!, pero en esta ocasión cambio la manera de hacerme correr, pues cogió y se introdujo mi miembro en su boca… uuummm!!, comenzando a darme tal mamada que creo que hasta se me saltaron algunas lágrimas… uuummm!!. Corriéndome y que, a pesar de haberle avisado, este trago hasta la última gota, no cayendo que debía de recogerlas para el cultivo, o quizás eso fue un bulo para volver a masturbarme. Tras finalizar todas y cada una de sus exploraciones, redacto un informe que era para mis padres, dejando claro que debía de visitarlo al menos una vez cada dos semanas. Visitas que me haría de nuevo cada una de las pruebas realizadas, finalizando que debía de recoger los resultados pasado dos días en consulta, o el vendría en persona.
Esto me hace recordar una experiencia, quizás más se quedó como una anécdota, pues fue una de esas veces que hacia cruissing por el parque, vez que mi poca prudencia o para ser exacto, poca prudencia de con quien estaba, acabe siendo descubierto por un conocido de mi padre. En esta imprudencia, no estaba precisamente desnudo, cosa que, aunque también vergonzosa es más normal, sino que esta persona me tenía con prendas femeninas para su disfrute… uuummm!!. A este conocido lo intentaba evitar, pero hubo un día en que no pude y ocurrió lo que no debía, pues me cogió y entre comentarios, comentarios que sonaban a amenazas. Acabe por colocarme unas prendas que me instaba a ponerme, me arrodille y comencé a comerle la polla, haciéndome sentir como una zorra entre comentarios e insultos, acabándome por colocar a cuatro patas. Sujetándome fuertemente por mis caderas, ¡mientras me follaba duramente… aaahhh!!, penetrándome sin piedad el culo… uuuffff!!. Mientras me suelta…
- “Así es como debe de gozar una putilla como tú, ¡una maricona afeminada… uuummm!!”.
Y entre insultos, embestidas, gemidos, palmeos y gritos, volver a soltar…
- “Vaya culazo que tienes, sabes que te voy a preñar… aaahhh!!”.
Mientras no deja de embestirme, no dejando de metérmela sin compasión, deseando escucharme como gozo, cosa que no hago por no darle el gustazo, menos rechisto y me dijo como sumiso que soy… uuummm!!. Bueno, no me enrollo más, espero que os haya gustado tanto como a mí recordarla, espero vuestros comentarios. Mi email es… jhosua1974@gmail.com