Meada en la calle. Tercera parte
Humillación pública y tributo. Sumisa se mea caminando.
Salí con vestido y sin ropa interior, tal como había ordenado.
Era un día más menos fresco, por lo que opté por un vestido largo, abotonado a medio muslo, de tal forma que al caminar se abriera y se vieran mis piernas.
Fui en bus a enviar mi tributo acordado, un tanto nerviosa, acabando en el camino al sólo imaginar el momento en que realizaría la transacción.
Había bebido 2 litros de agua durante la mañana, por lo que mientras acababa, sentía unas imperiosas ganas de mearme ahí mismo.
Me bajé del bus y antes de llegar al lugar dónde haría la transacción, me compré medio litro de agua y me la tomé en el camino.
Cuando llegué al lugar, saqué una foto del lugar.
Miré hacia los lados y habían unas 40 personas aproximadamente.
Programé mi celular con temporizador, y disimuladamente lo metí bajo mi vestido para sacar una fotografía de mi vulva abierta.
No sé si alguien me vio, tampoco me fijé.
Entre a la sucursal y me informan que no habían sistema transbank, por lo que me dirigí al cajero más cercano.
Mientras sacaba el dinero a enviar, comencé a sentir como un hilo de fluido se empezó a deslizar por mi entre pierna. El de calentura, de deseo, del morbo al retirar el dinero que me había ganado puteando a distancia por aquí y por allá.
Cuando volví a la sucursal, ordené todo el dinero y le saqué una foto.
Quería tener un recuerdo de todo el dinero de puta que había juntado para enviar. La persona que estaba en la caja solo miraba y esperaba a que yo le pasara rápido el dinero. Ni siquiera se imaginaba el contexto...
¿Dónde enviará el dinero?
A... Y le mencioné el país.
¿Se lo enviará a Don...?
Si, a él.
No era la primera vez, ya estaba registrado.
En el momento en que le pasé el dinero, tuve orgasmos. Sentía como la sangre calentaba mi vulva y vagina, como se dilataba y palpitaba mi culo.
Estaba abierta, sentía que me iba a mear, más aún con la cantidad que llevaba dentro de mi vejiga. Pero la indicación era clara. No debía mearme.
Me entregó el comprobante, le saqué una roto y se lo envié.
Debía seguir haciendo unas cosas y fui hacer unas compras.
Para mi sorpresa, yo ya había entrado a sub space y mientras recorría los pasillos del supermercado, sentía que en cualquier momento me caería.
Comencé a sentirme mareada, temblaba, me sentía dilatada, mojada, abierta, sudaba, tenía orgasmos tras otros.
Me concentré en distraerme, ya que en cualquier momento terminaría temblando de caliente en el suelo, mojada y babeando... Andaba sola, no era la idea.
En cuanto salí del supermercado, le informé.
- Váyase por el estacionamiento y se mea ahí. Ese será su premio. Debe caminar lento, pero no debe detenerse. - Me dijo Él.
Caminaba por el estacionamiento, lento.
Acababa a cada paso que daba.
Me costaba escribir cada vez que acababa.
Tenía ganas de mear, pero al ir caminando me costaba un poco más.
Habían varias personas en el estacionamiento, gente entrando y saliendo, gente en los vehículos, guardias por todos lados controlando el acceso.
Yo caminaba en una nube de placer, acabando, temblando, sudando.
Doblé, siguiendo el camino del estacionamiento, y tuve un orgasmo mucho más largo, mucho más intenso. Seguí caminando, cuando noto un líquido tibio cayendo por mi entre pierna. No me detuve. Seguía cayendo orina, mojando mi vestido a cada paso, mis zapatos, mis piernas, quedando gotas de orina a la vista.
No sé si alguien me vio, justo se detuvo un auto cerca cuando empecé a mear.
No quedó ninguna poza de orina en ningún lugar, solo un rastro de orina en el piso mientras caminaba.