Meada en la calle

No hay nada más morboso, que dejar salir morbo dónde sea, cuándo sea.

(-¡Me voy a mear!

-Meate. Meate en los pantalones. Después tendrás que irte toda meada en la micro, y todos verán lo puta que eres. Que te meas en los pantalones de tanto pajearte.)

Esa imagen, esas palabras se venían a la mente una y otra vez.

Ese día no me mee y ahora me arrepiento de no haberlo hecho.

-Quiero salir a mearme. - le dije a mi entrenador.

-Hágalo. Hágalo y me va contando.

Me preparé un día que debía salir a comprar.

Ese día estaba nublado y hacía frío.

Me puse un arnés de pecho de ecocuero, medias oscuras, ligas de ecocuero. Encima, un vestido de invierno y chaqueta de cuero.

Fui hacer mis trámites personales y en la vuelta a casa comenzaba mi odisea.

Me fui caminando para aprovechar el tiempo.

Comencé a recordar ese momento en que me pajeaba en su auto, acabando una y otra vez, a punto de explosionar, a punto de mojarme toda. Gritaba, gemía, me pajeaba de piernas abiertas.

Mientras caminaba por la calle, podía hasta sentir su mirada encima mío. Esa mirada fría, seductora, penetrante.

No podía aguantar mis gemidos en la calle, abría la boca de puro placer tan sólo recordar mis momentos con ud.

La mascarilla hacía que no se viera completamente mi cara de caliente. Pero mis ojos... Ay! Mis ojos eran llamas ardiendo , en un espectáculo dónde yo era la protagonista, excitada y húmeda en plena calle.

A cada paso, sentía que más me crecía la zorra, más fuego, cómo un volcán a punto de explosionar. Me ardía de tanto caliente. Recordaba cómo le chupaba el pico, con tanto placer y tantas ganas, cómo me pajeaba en su vehículo a vista de los demás desconocidos...

Ya no podía aguantar. Una persona pasó por el lado y me miró con cara de deseo. Obviamente, mis gemidos eran cada vez más fuerte, era imposible que no me escuchara.

Comencé a sentir un peak de excitación, mi zorra no aguantaba, yo tampoco.

Me mee ahí mientras caminaba por la calle.

Un chorro salió por debajo de mi vestido, mojando mis pantys, mis botas, dejando una poza de fluidos en el suelo.

Una persona caminaba cerca mientras veía caer mis fluidos, me miró y se alejó.