Me volví la MUJER de jefe por pagar una deuda p. 2
Este relato es la continuación de mi primer relato en la cual narro como me vuelvo la mujer de mi jefe.
Estábamos a un día de regresar al trabajo y ni una señal de Francisco era domingo y había salido con mi novio Ivan a comer, estábamos en la mesa comiendo cuando de repente suena mi celular, lo tomé y veo en la pantalla que era mi jefe Francisco.
—¿quién es? Dijo mi novio.
—Mí jefe, el Lic Francisco.
Conteste:
—Hola Lic buenas tardes.
—Hola mamasita, ¿cómo estás? ¿Porqué que me tiene en el olvido mi reina?
En cuanto escuche eso me levante de la mesa y camine sobre el pasillo, estaba nerviosa, mi cara era como si hubiera escuchado un fantasma.
—Bien licenciado. No esperaba su llamada. ¿Y usted?
— En que quedamos de hablarme de usted. ¿Ya te olvidaste de mí “mi mujercita?”
— No Francisco, para nada.
— Que bueno que no me has olvidado amor, esperó que ya estés lista para mañana, ya muero de las ganas para tenerte de nuevo entre mis brazos y hacerte el amor sobre el escritorio mamasita. Pero bueno el motivo de mi llamada es para decirte que a partir de mañana tomas el puesto como mi asistente y secretaria, y te quiero muy presentable por que tenemos que atender una firma por la tarde. Nos vemos mañana muñeca. Te mando un beso en esa rica boquita, Adiós. Y colgó.
No me dejó decir nada, me quede congelada. No podía creerlo. Regrese a la mesa donde estaba mi novio Ivan.
Me preguntó que que quería mi jefe y que por que me había levantado, me quede callada, seguía nerviosa. Conteste como pude y trabandome mucho por no saber que contestarle. Como pude, le dije que me había llamado para que mañana fuera a atender una firma por que él no estaría en la notaría.
No se si me creyó pero no me importaba y no pensaba en eso, sino en lo que me esperaba mañana, fue una gran noticia lo de mi nuevo puesto. Acabamos de comer dimos una vuelta por el parque de Coyoacan y más tarde le pedí a Ivan que me llevará de vuelta a mi hogar. Llegamos a casa por fin, mi novio ya no había hecho preguntas y creó que no había levantado sospechas.
Llego el lunes desperté me di un baño y después me cambie, no sabía que ponerme, vacíe todo el closet para ver que me podía poner. Estaba nerviosa pero a la vez me sentía muy feliz, empezaba el año con un nuevo puesto dentro de la notaría. Al fin encontré algo que ponerme; una tanga blanca con una minifalda café arriba de las rodillas la cual dejaba ver mis grandes piernas junto con una blusa blanca semi transparente, se veía gran parte de mis senos y parte del brazzier blanco que hacían buen juego, saco azul marino y zapatillas de tacón de aguja del mismo color.
Estaba lista para ver a el Lic Francisco tenía el atuendo coqueto y sexy que le gustaría recibir de mi y aparte le quería causar buena impresión.
Llegue a la notaría a buena hora, desde la entrada robe y atraje muchas miradas hacia mi, empezando con los señores que cuidan la puerta de la entrada, pude escuchar que dijeron:
—que buena se ve el día de hoy, esta como para comérmela con todo y ropa.
Mi look había triunfado era justo lo que quería. Me dirigí a la oficina de Francisco, toque su puerta y me dio la bienvenida:
Al abrir la puerta se quedo boquiabierto;
—¡¡Buenos días mamasitaaa!!, ha llegado la felicidad a la notaría, te he extrañado muchísimo mi amor, pero mira que hermosa estás, te ves divina mi amor.
—Me arregle para ti Francisco. Tú me pediste que me querías presentable ¿no?
Y aquí me tienes tu nueva secretaria. Lista para empezar a trabajar a tu lado.
Acabando de decir eso se me abalanzó sobre de mi dándome un tremendo beso en la boca y un apretón de nalgas excitante.
Me puso de espaldas y me atacó por el cuello sentía su respiración y su gran bulto entre mis nalgas, empezó a besarme todo el cuello yo me calentaba más y más de pronto me empezó a tocar y subió mi falda acariciaba mis nalgas, con su mano jalaba mi tanga blanca yo ya estaba prendida no podía quedarme con las ganas así que accedí a subir más mi falda mientras el se quito el saco me recorrió el cuello, sentía su aliento caliente, me prendía ya me encontraba super caliente, mientras que con su mano empezaba a tocar mi panochita y con la otra masajeaba mis pechos.
Cuando de repente en medio de ese mar de excitación y placer tocaron a la puerta
Era el notario el papá de Francisco, lo quería ver en su oficina para ver lo de una firma con un cliente.
Nos separamos en un segundo lo ayude a acomodarse su saco y su camisa al igual yo también hice lo mismo acomode mi falda y mi saco y salimos de la oficina y me dijo que regresaba que aún no terminaba conmigo.
—te estaré esperando papasito.
Me dio un agarron de nalgas y salió a la oficina de su padre.
Pasaron unos minutos y regreso diciéndome que saldría de urgencia con el notario, dejándome trabajo para hacer en lo que se ausentaba.
Paso todo el día y no llegaba me resignaba a quedarme con mis ganas de ser penetrada por mi jefe.
—Acabamos con el trabajo erika es hora de ir a descansar. Dijeron mis compañeros, eran ya las 7:30
—Si, por fin acabamos.
Me dispuse a salir llegue a la esquina de la notaría para ver si pasaba algún taxi para que me llevará a mi casa.
Cuando de repente se para a lado mío una camioneta navigator negra, bajan la ventana y me dicen:
—Por que razón mi sexy mujer no me espero en su lugar de trabajo, que no sabe que no puedes andar solita en la calle. Me la pueden robar.
Era el licenciado Francisco, había ido por mi para llevarme a mi casa.
Le respondí con una sonrisa, se bajo y me abrió la puerta y subi, dio la vuelta, ocupó su lugar y nos pusimos en marcha.
En el camino me dijo lo que había hecho y a donde había ido, no perdía tiempo y empezó un ligero toqueteo en mis piernas alzaba mi falda café y me rosaba con sus dedos la vagina. Al llegar a un semáforo muy amablemente se estiró y me abrocho el cinturón de seguridad tocando mis pechos y masajeandolos. Era justo lo que mi cuerpo pidió durante el día!!
Detono en mi una excitación cuando empezó a tocarme, el sentir sus grandes manos sobre mi cuerpo me prendía y sacaba mi lado oscuro.
Empezaba el juego, entonces algo surgió de en mi y lo comencé a tocar por las piernas y la cara, mis manos por segundos rozaron su entrepierna, me percate en un instante que su gran bulto comenzaba a crecer, mi mirada se poso en ese bulto formado.
—Quiero que me la chupes!!, me dijo dirigiendo su mirada hacia mí y yo le correspondí mirando a su rostro mientras mis manos tocaban ese bulto que atraves de la tela del pantalón de vestir color beige se sentía enorme y caliente, la expresión de su rostro cambio a un modo de éxtasis total.
—Abrelo, es para ti –esas palabras hicieron magia en mi interior y comencé a emitir sonidos, gemidos de deseo, me incline un poco hacia él, mi trasero se deslizo un poco en posición contraria, bajé lentamente la bragueta, metí la mano, realicé algunos movimientos dentro y saque lo que buscaba, su pene gordo y grande.
—Anda chúpala!!, quiero que te la comas. Dijo Francisco mientras su cara se inundaba de placer sin perder de vista la dirección y bajando la velocidad.
Yo ya no aguantaba más quería saborear de nuevo ese cacho de carne. Estaba poseída por su erecto pene.
Me dispuse a poner manos a la obra, abri mi boca y me entro todo, sentí su cabeza en mi garganta, retire mi boca, lo masturbaba y me lo volvía a comer una y otra vez, después pasaba mi lengua por sus bolas, El sólo gemia de placer y me decía:
—que rico lo chupas mamita. Ya extrañaba esa boquita en mi verga. Eres toda una experta chupando.
Una y otra vez comencé a comerme ese pene, a manera de sincronización cada 5 o 6 atragantamientos lo lamia de la enorme cabeza hasta donde su zipeer lo permitía, lo demás se perdía en el interior del pantalón, en cada acto donde todo me entraba yo emitía sonidos de satisfacción que resonaban en mi boca tapada por aquel pene gordo que devoraba.
Francisco de repente maniobro y dijo paremos aquí no hay gente.
Me despegue de su verga por un momento mire para ver dónde estábamos y le dije mi casa es hacia esa dirección señalando una calle a mi lado derecho pero tu sigue manejando, vamos hacia el Ajusco, que esto todavía no acaba, mi licenciado.
Obedeció mis órdenes y se reincorporó a la carretera. maniobro y suguio camino a una lenta velocidad pero constante. En un movimiento regrese mi boca a su verga y continúe mamandolo, una y otra vez lo chupapa, lo saboreaba, alzaba la mi cara para ver su cara de placer que ponia, de mi boca escurría saliva y al mismo tiempo su pene se encontraba lleno de ella.
Quería hacer estallar a Francisco, quería que viera que soy su hembra y que le puedo hacer gozar con una mamada.
—aaaaaaaah!! Explotó con un gran gemido. Cometelo todo. Me dijo.
Empecé el segundo ataque. Mientras el seguia conduciendo y gozando, me dirigí a desabrochar su cinturón y con movimientos torpes pude bajar sus pantalones y el calzón hasta sus rodillas, ahora nada impedía comerme todo, por mi mente pasaba la idea de lo excitante que era estar con mi jefe y de todo lo rico que estaba sucediendo entre nosotros.
Una y otra vez mi garganta era blanco de la cabeza de su pene, mientras que de el empezaba a salir su liquido preseminal con sabor salado inundaba mi boca y me incitaba a buscar ese premio que ya no estaba lejos, en cada acto me la comía de un solo golpe y me deslizaba poco a poco de regreso procurando que mis labios no se separasen de cada delicioso centímetro de su pene, una vez que mis labios llegaban a su cabeza la lamia toda y el tomando su pene me daba ligeros golpes sobre mi rostro y lengua, para después iniciar todo de nuevo, así una y otra vez hasta que perdía la cuenta.
Entre gemidos de felicidad y placer tanto míos como de Francisco me preguntaba;
—te los quieres comer, ¿verdad?
Entre gemidos yo le respondí
—si, quiero tu lechita papi, quiero que sea para mi.
Inmediatamente después de contestar embestí con entusiasmo, el cual entro todo en mi boca. Y empecé a hacerlo con un ritmo más rápido. Pasaron algunos instantes, en un movimiento brusco salió de la carretera orillando la camioneta cuando él me detuvo con su mano y me tomó del cabello y me dijo.
—es hora abre la boca grande grande.
abrí grande la boca y saque la lengua lo mas que pude ,de la punta de su pene comenzó a salir tan ansiado premio que salpico toda mi cara e hizo que cerrara los ojos, las gotas habían caído en mi rostro, el resto caía sobre mi lengua y en el interior de mi boca, Francisco no contenía el placer y el éxtasis dando gritos de placer, después de terminar, abrí los ojos y exprimí su pene como una experta, lamí la gran cabeza de su grueso pene ,me trague toda la leche que había caído en mi boca y lengua y me erguí sobre el asiento, con la ayuda de mis dedos recogía las gotas que habían caído a mi rostro para dirigirlas a mi boca donde las saboreaba y luego tragaba.
El licenciado Francisco me veía con felicidad pero exhausto. Yo lo miraba con una sonrisa, mientras con mi mano no dejaba de darle masajes a lo que antes había estado en mi boca. Comenzamos a relajarnos mire la calle atraves del vidrio, bajé el vidrio para que entrara aire fresco y mientras lo hacía le dije:
—es hora de regresar, ya es tarde y debo de estar ya en mi casa.
El sólo asentó con la cabeza, seguia estando excitado antes de poner en marcha su camioneta se acomodó los pantalones seguido de una maniobra para incorporarse a la carretera.
Yo me encontraba feliz, llena de emoción y satisfacción. Había hecho un buen trabajó. Quería y quiero ser la mejor haciéndole el amor y haciendo un oral.
Llegamos a la esquina donde tenía que dar vuelta hacia mi casa le di instrucciones hasta que me dejo enfrente de mi casa.
—Gracias—exclame mientras él me decía lo rico que estuvo.
—has estado fantástica Erika, así me gusta que me responda mi hembra. Que seas mi mujer pero en cuestión de placer y amor me gusta que seas toda una puta!!
Al acabar de escuchar eso, sobre mi cuerpo recorrió una tremenda excitación que me Erice de pies a cabeza, contestando;
—lo soy, soy tu hembra, tu mujer, tu puta y tu perra mi licenciado.
Salí de la camioneta, cerré la puerta y me fui de su lado bajo la ventanilla me estire y nos despedimos con un beso muy mojado.
—descansa mamasita, mañana nos vemos en la notaría.
Luego con un simple adiós, que nos dijimos mutuamente, la camioneta comenzó su andar hasta perderse de vista.
Continuará....