Me vengué de mi primera novia

Si vuestro primer amor os hizo daño y aún la deseais, entendereis este relato. Después de mucho tiempo sin enviar relatos, me he vuelto a decidir a hacerlo. Espero que os guste. Se trata de un relato largo, que he dividido en tres partes. Si gusta la primera, enviaré las otras dos. Comentarios a carlos_javier_gzlez@yahoo.es

Me vengué de mi primera novia.

Después de mucho tiempo sin enviar relatos, me he vuelto a decidir a hacerlo. Espero que os guste. Se trata de un relato largo, que he dividido en tres partes. Si gusta la primera, enviaré las otras dos. Comentarios a carlos_javier_gzlez@yahoo.es

¿Quién no recuerda con cariño aquel primer beso?. Aquel primer amor adolescente, aquel primer contacto con una chica, posiblemente entonces una niña, lleno de inocencia. Aquella primera vez que puedes acariciar los pechos de una mujer, los gestos de su boca, sus ojos, e incluso si fuiste tan afortunado tu primera vez con ella.

En mi caso, esos recuerdos están ahí, pero son contradictorios. Sí, hay algo de esa ternura, de esa pasión del primer beso, de ese recuerdo de la mirada, del cuerpo adolescente de aquella chica de 14 años besándome y dejando que las manos de un niño de 16, acariciasen torpemente su cuerpo en la primera ocasión en que estaba a solas con una chica. Pero la parte negativa es que fui rechazado con desprecio. Yo la amé durante dos años, pero ella me rechazó y lo hizo de la forma más cruel que se puede hacer a un chico sin experiencia, exhibiéndose con otro, con un niño rico, guapito y estúpido. Un nene de papa, tenía moto, que la podía invitar al cine, que todos odiábamos y que se paseó con la mano en el culo de mi primer amor. Un culo que yo nunca me atreví a tocar de esa manera en público.

El tiempo no curó ese odio hacia aquella chica, pero sí lo aparto de mi cabeza, por que además, afortunadamente mi familia y yo marchamos a otra ciudad por el trabajo de mi padre.

Sin embargo, pasados 12 años de aquello dos acontecimientos seguidos llevaron a un final inesperado.

Todo comenzó un día ordenando libros y papeles que guardaba en un armario. Descubrí varias cartas de ella, que no pude evitar leer nuevamente. En 30 minutos de lectura transcurrieron nuevamente por mi mente varias semanas de mi vida entre los 16 y los 18 años. Supuestamente lo había superado, tuve varias novias después, hasta llegar a la actual con la que estaba preparando la boda. Había terminado mis estudios y comenzado a trabajar como auditor financiero en la mejor consultoría de España, de la que era el consultor "sénior" más joven, uno de sus ejecutivos con más futuro. Era uno de esos chicos jóvenes ambiciosos, pero en esos 30 minutos volvía a odiar como un adolescente, pasé de las primeras cartas de amor inocente a la última, llena de reproches, excusas y tonterías de niña mona para rechazarme. Me acordé de su cara y la volví a odiar con toda mi alma, como si me acabasen de escribir aquella carta en ese mismo momento. "¡Ojala pueda vengarme algún día de esa zorra!", pensó mi mente mientras rompía en pedazos la maldita carta.

Posiblemente nada hubiese pasado si al día siguiente un segundo acontecimiento no se hubiese sumado a lo anterior.

Viajé a Madrid, liderando un equipo de 5 consultores financieros que teníamos que realizar una auditoría a una pequeña empresa constructora familiar. Me acompañaron Javier, Sabino, Enrique y Ricardo como consultores expertos más un chaval muy joven con potencial que se estaba formando: Adolfo. Un gran grupo empresarial nacional quería comprarla y estaba dispuesto a ofrecer una fortuna por aquella pequeña empresa si nuestra auditoría financiera validaba los balances de la empresa. Sin duda el propietario daría el pelotazo de su vida, pero nosotros teníamos serias dudas sobre la veracidad de sus números y sobre la "creatividad" de su contabilidad.

El lunes a las 9 de la mañana nos reunimos con el equipo directivo de la empresa por unos minutos, antes de comenzar a trabajar con los financieros. En cuanto vi al Director General y propietario, Sr. López, su cara me resultó familiar, pero no conseguí asociarla a nada hasta que entró el equipo directivo. La responsable financiera era ella. No mencionaré su nombre en este relato, pero en cuanto la vi, mi mente volvió 12 años atrás. La hija de la gran puta estaba ahora aún más buena que entonces. Metro setenta y cinco centímetros, pelo largo rubio recogido en una coleta similar a la que llevaba con 14 años, los mismos ojos verdes que seguía viendo en mis sueños, los mismos labios carnosos, la misma nariz respingona, la misma pequeña cicatriz en su mejilla derecha, … y encima iba vestida con un precioso traje negro, con una chaqueta que hacía de minifalda y que arriba dejaba entrever un ajustado top blanco. Joder que cuerpazo tenía, unas tetas bien grandes para su cuerpo, un culo que parecía perfecto y unos muslos que desde luego lo eran.

Creo que me costó unos segundos reaccionar hasta que reconocí al señor López. ¡Era su padre!, joder entonces me acordé de él sin lugar a dudas. Cuando mi cabeza reaccionó me di cuenta que me estaba mirando con los ojos abiertos como platos. Sin duda me había reconocido y cuando nuestras miradas se cruzaron no supo donde mirar. Pasado ese mal trago inicial, fui capaz de hacer mi presentación y hacer que mi equipo empezase a trabajar con los financieros de la empresa auditada.

No os aburriré con datos financieros, pero os puedo garantizar que aunque habíamos planificado 5 días de análisis de sus cuentas, con 3 horas hubiese sobrado. Movían dinero negro, sus beneficios estaban hinchados, sus provisiones falseadas, 3 quiebras en 10 años para evitar a los acreedores, dinero que salía con destino "desconocido", los bancos les acosaban por todos los sitios y sus cuentas eran lo que ahora se llama "contabilidad creativa". Habían puesto un barco a pique a precio de yate de lujo. El informe iba a ser demoledor e incontestable y sin duda no iban a pegar ese pelotazo que ellos soñaban.

El día pasó y ambos nos evitamos deliberadamente, como si no nos hubiésemos reconocido, hasta que a las 8 de la tarde dije a mi equipo que era suficiente por hoy. "Nos vamos al hotel chicos. Mañana será otro día". Nosotros sabíamos que les habíamos pillado por todos los sitios y ellos sabían que habían sido cazados. Cuando mis chicos salieron de la sala de reuniones donde habíamos estado trabajando dirección al taxi, hice por tardar unos segundos más en recoger mis cosas y me dirija a ella por primera vez en todo el día:

"¡Señora López!, ¿tiene un momento?", le dije de forma distante.

"Sí claro, dígame", dijo ella visiblemente nerviosa.

"Creo que es evidente que hoy, primer día de la auditoría hemos visto cosas importantes. Tan importantes que si esta fuese mi empresa, tal vez diese por terminada la auditoría mañana mismo. Sin embargo, creo que hay detalles que debemos hablar y aclarar, puesto que tal vez hayan estado sujetos a una mala interpretación por nuestra parte. Sé cuanto se juegan ustedes y por tanto lo cierto es que querría entender varias cosas antes de pronunciarme. Podríamos tener una cena de trabajo usted y yo hoy a las 9?"

"Sí, claro. Por supuesto que sí".

"La verdad es que estoy algo cansado o sea que si no le importa me gustaría cenar en el mismo hotel. No me gustaría terminar demasiado tarde. ¿Sería posible?".

"Sin duda. Estaré en la recepción de su hotel a las 9 menos 5".

"Ahí nos veremos. Hasta dentro de una hora".

"Adiós y gracias", se despidió visiblemente nerviosa.

Al llegar al hotel, dije a mis compañeros que no les acompañaría a cenar, que había quedado con la Directora Financiera para una cena de trabajo. A ninguno le pareció extraño, porque era algo habitual en auditorías de este tipo.

Salí a comprar un regalito para mi invitada y a las 9 menos cinco bajé a la recepción a recogerla, sentada en un sofá, lo que provocaba que la minifalda se le subiese dejando completamente desnudos sus muslos.

"Hola. Gracias por venir", le dije.

"No hay problema", dijo ella tratando colocándose la falda a la vez que se levantaba ofreciéndome su mano.

"Disculpa pero el restaurante estaba lleno. No podremos cenar ahí, pero como tengo una suite con una buena mesa les he dicho que me suban la cena a la habitación. Allí podremos hablar de forma confidencial y además no nos encontraremos con mis compañeros. ¿Te parece bien?".

"Eh, sí, sí, claro, no hay problema", dijo tomándose unos segundos para responder.

Cuando llegamos a la puerta de la habitación salían los camareros que habían dejado la cena en la mesa. Les di 10 € de propina a cada uno y les dije que si necesitaba algo más les avisaría.

"Por supuesto señor. Muchas gracias".

"Qué pequeño es el mundo, ¿verdad?", dije al cerrar la puerta.

"Eehhh, sí, sí la verdad es que así es. Pensé que no me habías reconocido", dijo, dibujando una falsa sonrisa en la boca.

"¡Como no te voy a conocer!. Eres la mujer que más daño me ha hecho en la vida, ¿crees que eso se olvida?"

Su cara borró la sonrisa y se hizo un silencio de varios segundos. Un silencio que se podía haber cortado y que ella rompió.

"Eramos unos niños. La verdad es que yo también lo pasé muy mal. Fuiste mi primer amor y …"

"Ya, seguro que sí", dije yo cortante. "De todas formas, supongo que esta es mi oportunidad para vengarme, ¿no es así?. Sabes perfectamente que si hago un informe poniendo solo lo que hemos visto hoy, sin saber aún qué veremos en otros 4 días, no solo no os van a comprar, sino que muy posiblemente tengáis problemas muy serios con hacienda, ¿verdad?".

"Por favor, esta es la empresa de mi familia, que hemos levantado entre todos con mucho esfuerzo. Si haces eso nos vas a arruinar y llevarás al paro a 20 familias"

"Me la suda. Así de claro te lo digo. Me importa un huevo y te digo más ojalá os metan a ti y a tu padre en la cárcel por desfalco. En un solo día he visto al menos 5 millones de euros sacados de caja para ‘gastos varios’".

Su cara de asombro era un poema. Había dejado de ser la sobrada niñita de papa directora financiera de una empresa, para ser una chica de 26 años, insegura y asustada.

"Por favor no me digas eso, fuimos amigos, novios y si te hice daño fue por inexperiencia, no por otra cosa, por favor no me … me …. Me hagas esto", comenzó a decir tartamudeando.

"Si te he dicho que quería cenar contigo es por que soy demasiado buena persona y a lo mejor encontramos alguna forma de arreglarlo".

"Gracias por tu comprensión. ¿Cómo lo podemos arreglar?. ¿Quieres que llame a mi padre para hablar de dinero?. Supongo que tu silencio tendrá un precio, ¿nos sentamos?", dijo ahora ya más segura de si misma y posiblemente en una conversación que antes había tenido con otros auditores.

"No necesito a tu papa. Siéntate, pero antes dame tu chaqueta. Hace mucho calor aquí"

"¿Mi chaqueta?. No llevo chaqueta es un vestido de Valentino que imita una chaqueta y hace también de falda", dijo con una sonrisa de superioridad, casi insinuando que ese traje valía lo que mi sueldo de un año.

"Lo sé, no soy gilipollas. Dame tu puta chaqueta de Valentino, hace mucho calor aquí", afirmé borrando su sonrisa de la cara y extendiendo la mano.

"¿De qué vas?. ¿Te crees que me voy a desnudar para negociar?".

"No he dicho que vaya a negociar nada. Yo voy a poner las condiciones en esta conversación y la primera es que para empezar me des tu puta chaqueta de Valentino".

Dudó, una, dos y hasta tres veces. Incluso cogió la manilla de la puerta como si se fuese a ir de la habitación.

"Te gusta demasiado vivir bien del dinero de tu papá. Y no te marcharás. No te lo repetiré nuevamente. Como no me la des seré yo el que te abra la puerta para que te largues. Tú verás si lo quieres arreglar o dejamos que pase lo que tenga que pasar".

Con lágrimas en los ojos, mirando fijamente al suelo, soltó los 3 botones de la chaqueta, se la abrió y extendiendo su mano me la ofreció. Debajo llevaba solo una fina camiseta de licra blanca super ajustada que le llegaba hasta la cintura y un tanga blanco de encaje, prácticamente transparente.

"Así se visten las putas. Sin sujetador y con mini tanguitas y desde luego más te vale que te sepas comportar como una puta, porque hoy vas a ejercer de ello".

"Por favor, no me hagas esto. Hablemos de dinero y lleguemos a un acuerdo, pero no me hagas nada", dijo sin levantar la mirada.

Me acerqué a ella, di una vuelta a su alrededor para verla bien el culo. Muy despacio, dándole un buen azote en ese culo perfecto que tanto me hizo sufrir. Un azote que le dejó marcada la palma y que luego aproveché para dejar mi mano en su nalga y estrujarla. Sobarla como quise haberlo hecho años atrás.

"Tienes un culo de gimnasio, ¿eh cabrona?. Me alegro mucho que te hayas gastado tanto dinero y sudor en gimnasios porque lo has conservado tan bonito o más que aquel culito de adolescente que no me atreví ni a tocar. Hoy será mi día", dije dándole otro azote. "Ahora la camiseta. Veamos si también has sabido hacer gimnasio para mantener unas buenas tetas".

Se quitó la camiseta dejando a la vista sus preciosos pechos. Enormes para su delgadez, redondos, con una aureola muy pequeña y unos pezones pequeñitos pero erectos.

"Bonitas tetas zorra. Espero que te guste que te las toquen por que hoy te las voy a poner moradas", le dije colocándome otra vez detrás de ella y cogiéndoselas con mucha fuerza. Estrujándolas con si quisiese ordeñarla, haciendo que ella colocase sus manos sobre las mías tratando de liberarse.

"¡¡Auu!!, por favor, basta, por lo buenos tiempos, solo era una cría tonta. No sabía lo que hacía".

"Claro que lo sabías, porque ya eras una pija hija de puta, pero hoy, 12 años después vas a pagar por aquello zorra. Y baja las manos, voy a hacer contigo lo que quiera".

A pesar de la estrujada de tetas que le estaba pegando, sus manos bajaron y me dejaron pellizcárselas, azotarlas, juntarlas, separarlas, volverlas a pellizcar, … le quería hacer un poco de daño. No demasiado pero sí que el suficiente para humillarla y para que gimotease rogando que parase.

"Notas mi polla entre las nalgas, ¿verdad?. Pues aún está por medio el pantalón y el calzoncillo o sea que imagínate lo cachondo que estoy. Te voy a follar como a una puta barata, te la voy a meter en la boca y te voy a dar por el culo. Quiero ver como gimes como una niña pija mientras te follo y quiero ver cómo te tragas mi leche, zorra y quiero ver tus lágrimas caer por las mejillas cuando te folle. Aún no te imaginas lo que voy a disfrutar haciéndolo".

"No por favor, por favor no me hagas eso. Por el culo no por favor, que no lo soporto. Te la chupo si quieres. Me arrodillo y te la como hasta que te corras pero no me la metas por detrás por favor. Por favor te lo pido", dijo entre gemidos y con lágrimas cayendo por sus mejillas.

"Vamos, no me digas que metes horas y horas en el gimnasio para tener un culo como este y no te lo peta tu novio".

"Por favor, eso no, por favor, no lo soporto. No aguanto el dolor".

"Vaya, o sea que algún noviete ya te lo ha petado, ¿no es así?", dije cogiéndola con una mano cada nalga.

"Si, lo intentó uno, pero no lo aguanto por favor"

"No te preocupes, hoy este agujerito se abrirá para mi", dije colocando el índice de mi mano derecha sobre el hilo de su tanga a la altura del ano. "Igual a partir de hoy no quieres follar por otro sitio que no sea el culo, niña pija"

Espera un poco, no te muevas, le dije mientras encendía la tele un poquillo alta y retiraba las bandejas de comida de la mesa comedor.

"Así mejor. Ahora quiero que te inclines sobre la mesa hasta dejar las tetas totalmente pegadas a esta mesa. Con los brazos extendidos hacia delante y con el culito bien en pompa".

"No por favor, no me hagas eso, por favor", dijo comenzando a pensar en el dolor que le supondría tener mi polla en su culo y mirándome a la cara por primera vez.

"No quiero que me vuelvas a discutir una sola orden, sino te garantizo que lo pasarás aún peor. Haz lo que te he dicho y deja las piernas juntas. Quiero que tu culo quede un poquito alto".

Increíble pero obedeció. Se inclinó sobre la mesa, dejando el culo en pompa exactamente como le había dicho. En esa postura su culo se abría un poquito, dejando ver el hilo de su tanguita y también un poco su entrepierna cubierta por la ropa interior.

"No te muevas", dije cogiendo un cuchillo de una bandeja y de dos cortes sencillos arrancar su única ropa.

"Por favor, no", volvió a decir al verse ahora totalmente desnuda y accesible para mi.

Su ano estaba totalmente a la vista. Era rosa, precioso y desde luego aparentaba ser muy estrecho. También en esa postura podía ver su entrepierna, que no tenía ni un solo pelito y que parecía gritar cómeme o fóllame.

Sin decir nada, la tuve ahí unos segundos mientras yo me desnudaba completamente después de entrar al baño y coger una toalla del lavabo.

-"Maldita zorra, me puteaste, te aprovechaste de un pobre chaval y me humillaste, pero 12 años después me ha llegado mi turno y te puedes preparar. Tengo pensadas tantas putadas para hacerte que no creo que me de tiempo, pero desde luego me voy a divertir contigo niña pija".

¡¡Chaaassss!!. El primer golpe con la toalla la pillo desprevenida y la hizo dar un grito a la vez que sus manos se agarraban las nalgas. La había golpeado con la toalla como un pequeño latigazo en las nalgas, con un rápido movimiento de brazo adelante y atrás, igual que todos los niños del mundo alguna vez han jugado con una toalla

"No me pegues, por favor, no me pegues", dijo llorando ahora sí desconsoladamente sujetándose el culo, que posiblemente le picaría muchísimo, pero era mucho peor la humillación por ser tratada de esa forma.

"Quita las manos, zorra, o será peor"

"Por favor, no, por favor, deja que me vaya, por favor".

"Está bien, como quieras".

Estaba demasiado asustada para resistirse demasiado o sea que con mi corbata até sus muñecas a su espalda y abriéndole la boca, le metí dentro su tanga y mi calzoncillo. Bien a presión, sin que se diese cuenta ni lo que era, para luego amordazarla con un pañuelo.

" Si sigues portándote mal te ato a la mesa puta".

"¡¡mmmhhh, poggg favogggg. Nnngggooo!!, trató de gritar

"De momento tienes en tu boca de cerda tu tanga y mi calzoncillo o sea que puedes entretenerte saboreándolos guarra"

"mmggggg, mgggg", empezó a darle arcadas hasta casi vomitar.

¡¡Chaaasss, chaaaassss, chaassss!!, uno tras otro fueron cayendo los toallazos a modo de latigazos en el culo de la chica, que se iba poniendo más y más rojo a la vez que sus lágrimas seguían cayendo.

"Seguro que nunca te han dado unos buenos azotes por guarra o sea que ya va siendo hora".

Cuando dejé la toalla, a pesar de que los golpes no eran demasiado fuertes, la cantidad de los mismos, le habían dejado las nalgas rojas como un tomate. No sé los azotes que se llevó, pero mi excitación iba en aumento a cada vibración de las nalgas por el golpe. Alguno de los golpes los dirigía a su entrepierna, haciendo que se retorciese al recibir un toallazo en la entrada de su sexo.

Sin dejarla pensar que los azotes habían terminado, me acerqué a ella, metí mi dedo índice derecho en mi boca para ensalivarlo y sin que tuviese tiempo de reaccionar se lo clavé en el culo. Entero y de un solo golpe, hasta que mis nudillos se hundieron en sus nalgas.

"¡¡Mmmmhhhhh!!, trató de gritar inútilmente.

"Ves como sí que te entra niña pija. Hasta el fondo y de un solo golpe. Yo suelo decir que si cabe un dedo cabe una polla, o sea que es cuestión de apretar. Verás como estiras el cuello cuando notes que te la meto hasta el estómago, por que hay que reconocer que está bien apretadito".

"¡¡¡¡Mmmggggoooo, poggg favvooooggg, nngggoo!!!!".

"A ver si entra un segundo dedito"

Fue difícil, se retorció y agitó la cabeza, no dejando de gimotear, pero sin mover las tetas de la mesa como le había ordenado. El dedo medio de la misma mano entró en su culo sin más lubricación que mi saliva. Los moví dentro, los abrí un poquito haciendo que gimiese más y más a medida que su ano pijo se iba dilatando. Jugué no menos de 15 minutos con los dedos en su culo, terminando con un tercer dedo medio introducido y haciendo que gritase como una cerda sobre su mordaza.

"Aunque estoy pensando que antes de sodomizarte como a una maricona, se me está ocurriendo otra cosa", dije sacando mis dedos de golpe del ano de la chica. "Te voy a emborrachar el culo. Verás que divertido. Y no te creas que es cualquier cosa. Es una botella de un buen reserva de Rioja".

Cogí del suelo la botella de vino que había encargado y estaba abierta, retiré la parte de tapón que queda en el cuello dejando solo el vidrio, me subí a caballo sobre su cintura mirando hacia su culo para evitar que se moviese y sujetando la botella con las dos manos, coloqué la boca de la misma a la entrada del ano de la chica. "Ni te muevas. Verás que divertido"

En cuanto notó algo frio en el ano se intentó revolver, agitó las piernas pero fue inútil, su culo estaba dilatado de la introducción anterior o sea que no fue difícil meter el mojado cuello de la botella de vino por su culo a pesar de sus ruegos.

"Ahora zorra con la botella de vino metida en el culo y moviéndote muy despacio levanta las tetas de la mesa. Ponte de pie".

Obedeció y lentamente, gimoteando se levantó hasta ponerse totalmente de pie, con las manos aún atadas a la espalda.

"Ahora quiero que te tumbes en el suelo muy lentamente para que no se salga la botella, sino la voy a tener que volver a meter y te dolerá más. Primero de rodillas, ahora apoya la cabeza en el suelo y finalmente completamente tumbada. Eso es. Así me gusta que seas una puta obediente".

Cuando estuvo en esa postura, coloqué en vertical la botella y la chica comenzó a gemir mientras notaba que el vino entraba en su intestino.

"Muy bien cariño. Quiero que te bebas toda la botella. Hasta la última gota". Costó unos minutos pero obligándola a poner un poco el culo en pompa, facilitando así el paso del vino al intestino, el contenido de la botella desaparecieron en su interior. "Y ahora cerda te la voy a sacar. Más vale que no salga ni una gota de vino o sea que cierra bien el culo antes de que te ponga el tapón".

La chica obedeció, pero lo que no sabía es que el tapón era mi polla y en cuanto la saqué la botella, dirigí mi polla a su machacado ano y se lo penetré, ahora otra vez arrancando un gemido de dolor. Se lo penetré hasta el fondo, viendo como tensaba todo su cuerpo y como se retorcía de dolor.

"Pero qué culazo tienes zorra. La de años que he soñado con tenerte así, tumbada, yo a caballo y con mi polla follándote el culo. No me digas que al menos no tienes lubricación hija, por que te he metido tres cuatros de litro de rioja por el culo".

La sensación era indescriptible, me follé el culo de mis sueños notando el frescor del vino en la punta de mi polla. Escuchando a la zorra que más daño me había hecho gimotear a cada embestida. La obligué a colocarse con las rodillas y la cara en el suelo para poder empujar más a gusto y me la follé hasta que ya no pude más. Se la metí tan dentro que mis huevos golpeaban su coñito, manchado de alguna gotita de vino tinto. Finalmente me corrí como un poseso, gimiendo a placer y llenándole el culo aún más, esta vez de mi leche.

"Con tanto líquido en el culito, vas a reventar cabrona".

"Bagggta, poggg favogg", trataba de hablar amordazada mientras seguía sollozando.

"Venga, incorpórate, pero no te saques la polla del culo, que no quiero poner el suelo perdido de vino"

Ayudándola a levantar sujetándole por las caderas la hice andar con mi polla clavada aún en el culo hasta llegar a una butaca, en la que la obligué a reclinarse en el respaldo, dejando su culo bien levantado. Así tenía a mano la bolsa de "regalitos" que había comprado antes. Saqué de la bolsa un consolador anal, que tenía una forma estupenda para hacer de tapón, ya que un rebaje en su parte final hacía necesario ayudar con la mano para sacarlo una vez introducido.

Lo más rápido que pude le saqué la polla del culo y le metí el consolador, que era ligeramente más grueso, por lo que volvió a arrancar gemidos en la chica. Solamente unas gotitas de vino se deslizaron por sus piernas, que limpié con una toalla para evitar dejar la habitación hecha un desastre.

"Perfecto. Ahora puedes cerrar el culito abrazando a tu nuevo amigo que te he metido. No quiero que se salga ni una gota de vino y túmbate en la cama".

Andando despacio, con las piernas ligeramente abiertas, me obedeció y se tumbo en la cama como pudo, ya que seguía teniendo las manos atadas a la espalda.

"Voy a soltarte la mordaza de la boca, creo que ya has saboreado bien mi calzoncillo y tu tanguita, ¿verdad?", girándola un poco la cabeza hacia un lado, desaté la mordaza, permitiéndola escupir hasta el suelo las dos prendas interiores que tenía en la boca mientras yo me tumbaba a su lado en la cama. "Bien, ahora vamos a jugar a otro juego. Por cierto, no se si lo irás notando, pero con esa cantidad de vino en el culo, te emborracharás poco a poco, ya lo verás", le dije cogiendo una toalla y limpiándole la cara de lágrimas y saliva.

"Por favor, deja que me vaya. Ya me has hecho todo lo que has querido, por favor".

"El siguiente juego es el de las pincitas pezoneras, ¿Qué te parece?. Mira antes de que vinieras me he acercado a un sex-shop y te he comprado varios regalitos. El primero lo estás notando en el culito y el segundo es este", de dije enseñándole unas pinzas de tipo ‘cocodrilo’ unidas por una cadenita

"¡No por favor, no me hagas eso por favor. Eso no!".

"Tranquila, primero dame un beso. Quiero notar como besan esos labios de zorra que tanto deseaba yo hace unos años".

Mis labios se unieron a los suyos a la vez que una mano la cogía por la nuca y la otra cogía una de sus tetas para estrujarla bien fuerte. Al principio no parecía abrir bien la boca, pero ante el primer pellizco en uno de sus pezones la abrió y se dejó penetrar por mi lengua. El contacto con sus labios era delicioso y la exploración que mi lengua hizo por todos los rincones de su boca fue tan excitante que mi polla poco a poco quería ir reviviendo.

"¿Te gusta, eh, zorrita?. A mi la verdad es que sí. Tienes unos labios deliciosos. A ver como son tus tetitas que aún no he tenido oportunidad de darlas un repasito".

No respondió mientras me incliné sobre sus pechos para comenzar a succionarlos y lamerlos con fuerza. Primero chupé uno de sus pezones a la vez que mi mano apretaba su pecho con fuerza mientras pellizcaba suavemente el otro. Así alterné de un pecho a otro, arrancando los primeros gemidos de mi ex, que solo podía retorcerse indefensa con las manos atadas en su espalda. Primero se quejaba, pero pasados unos minutos parecía que mi juego en sus tetas no le disgustaba demasiado.

"Tienes unas tetas preciosas, zorra y lo sabes. Vamos a adornarlas un poquito con esta cadena".

"¡¡Aauuu!!, me duele por favor, no hagas eso", se quejó cuando la primera pinza de cocodrilo apretó su pezón derecho.

"A ver el otro …"

"¡¡Aaayy!!, basta por favor me los vas a arrancar".

"No te preocupes que no te los voy a arrancar. Mira que bonitas están así tus tetitas unidas por una cadena. ¿y qué pasa si tiro un poquito?. A ver …", dije tirando de la cadena como queriendo levantar sus tetas.

"¡ah, ah, ah!, por favor, no hagas eso, por favor te lo pido", gemía la chica cuando tiraba de la cadenita, dejando sus tetas en una forzada posición hacia el techo a pesar de que arqueaba la espalda todo lo posible.

"La verdad es que las pincitas hacen bien su labor, ¿eh?, yo creo que si tiro fuerte te arranco los pezones. ¿Tu qué crees?".

"Por favor, no me hagas eso por favor, no …".

"Mira hacemos un trato. Yo no te doy un tirón de la cadenita y tú me haces la mejor mamada de tu vida, ¿hay trato?", dije volviendo a tirar de la cadena para levantarle las tetas.

"¡Si, si, está bien, sí!, te la chupo pero no tires más por favor".

"Venga te ayudo a sentarte en el borde de la cama. Demuéstrame que sabes chupar una polla sin manos cariño".

La chica obedeció y ayudada por mi tirón de la cadena para levantarse, se sentó en el borde de la cama acomodándose como pudo el consolador que tenía clavado en el culo.

"Abre la boca y saca un poquito la lengua".

La chica obedeció y abrió la boca ofreciendo su lengua como una alfombra al paso de mi nuevamente durísima polla. Le retiré bien el pelo hacia los lados de la cabeza para hacerle dos coletas imaginarias que cogí una con cada mano. Coloqué la polla en su lengua y de un empujón se la clavé hasta el fondo de la boca, arrancándole una pequeña arcada, pero sin demasiada importancia. Ni siquiera le importó que no me hubiese lavado la polla después de haber pasado su culo por la piedra.

"Mmm, pero que boquita más profunda tienes zorra. Tienes que haber hecho muchas mamadas para ser capaz de hacer esto. Apriétamela bien con los labios cariño. Quiero que me la mames no solo que la chupes".

Era capaz incluso de aguantar unos segundos con mi polla metida hasta el fondo en la boca y sacar la lengua para rozarme los huevos.

Sin compasión ninguna, cogiéndola por las dos coletas, viendo que desde luego había comido unas cuantas pollas antes de aquel día, me follé su boca hasta el fondo, hasta que casi no aguanté mis ganas de correrme o sea que paré, la empujé sobre la cama, me arrodillé entre sus piernas abiertas, colocándoselas sobre mis hombros y tras colocar mi polla a la entrada de su coñito se la clavé hasta el fondo.

"¡Aaaaahhh!", gimió entre el dolor y el placer no consentido.

"¿Te gusta, eh, cabrona?. Lo estabas deseando a que sí. Y no te olvides que te estoy follando mientras otra polla de plástico te folla el culo".

"¡aahh!, despacio por favor, me vas a abrir en canal, por favor".

"Que hija de puta eres. ¿Será posible que te esté gustando, cacho zorra?. Toma hasta el fondo".

"¡Ahhh, despacio por favor, aahh!",

La verdad es que viendo sus gestos de placer no consentido, no aguanté demasiado follándomela y necesitaba correrme, pero quería hacerlo en su boca, o sea que se la saqué, me coloqué a caballo encima de sus tetas, sintiendo sus pezones en mi culo y

"Abre la boca zorra, que te voy a dar un poco de lechita".

"¡No en la boca no por favor!", dijo girando un poco la cara y cerrando la boca "no lo soporto".

Levantando un poco el culo cogí la cadena que unía sus tetas, tiré arrancándola un gemido de dolor y haciéndola abrir la boca, lo que aproveché para meterle media polla y comenzar a correrme en su interior.

"Como se te caiga una gotita te arranco los pezones de un tirón, puta".

"¡mmmgggghhh!", trataba de soltar mi polla de su boca inútilmente.

"Traga zorra, traga".

Y tragó, vaya si tragó hasta la última gota de mi leche, para luego chuparme la polla como yo la ordené, comiéndose los últimos restos de corrida que quedaban.

Pasados unos segundos me levanté de la cama, la desaté las manos, que tendría con seguridad entumidas y la tiré en la cama su camiseta y su vestido. Le solté los cocodrilos de sus pezones arrancando un par de gemidos de alivio y según iba a lavarme al baño le dije:

"Vístete, zorra. Las bragas me las quedo de recuerdo. El consolador te lo regalo, pero hay una condición. Mañana en el trabajo quiero que lo lleves puesto y quiero que lleves minifalda. Me importan un huevo si es este mismo traje del puto Valentino u otro, pero llevarás en consolador metido por el culo todo el puto día mientras os seguimos auditando. Te garantizo que lo comprobaré y como no lo lleves se os acabó el chiringuito que tenéis montado tu padre y tú. Vístete y lárgate puta. Mañana será otro día y nos espera una larga semana de auditoría".

Comentarios a carlos_javier_gzlez@yahoo.es. Animaos también las chicas a enviar comentarios, que me consta que sois muchas las que leéis los relatos y vuestra opinión es siempre importante.