Me vengo en uno mientras pienso en otro

De camino a casa sentí todo tipo de miradas sobre mis piernas, algunas mujeres claramente me reprobaban, pero a cambio muchos hombres me comían con la mirada

Después de la noche anterior, todos habíamos amanecido medio muertos, así que después del desayuno cada uno se fue a su casa, respecto a la actitud de Jairo debería reportar parte sin novedad, cada uno actúo como si nada hubiera pasado. Ya en casa me metí a la tina y empecé a pensar en lo que había ocurrido en la noche, aún estaba húmeda la piel de mi vagina, entonces llegó a mi mente el recuerdo de los musculosos brazos de Jairo, su olor, su verga dura en medio de mis nalgas, su boca en mi cuello…Poco a poco sentí como mi pulso se aceleraba y mis manos empezaban a bajar para tomar lugar en mí coño ya húmedo por la lascivia, empecé a masajear mis labios externos primero, después hundí un poco más mis dedos mientras mi mano derecha se entretenía masajeando mi máximo punto de placer, tuve que cerrar los ojos para reconstruir la noche y empezar a fantasear un poco, en vez de sus dedos, me imagine la verga de Jairo entrando muy despacio entre mis labios húmedos, abriendo mi gruta húmeda e inundada de fluidos, después empecé a masajear más rápido el clítoris imaginando como mi amigo me cogía en todas las poses posibles, su verga venosa y caliente dentro mío era una imagen que mi morbo no podía soportar más: siii…Jairo, asii…ahhh…me corro, me corro como una puta….ahhh…

Quería quedarme ahí, en la tina, en el agua tibia, con todo el cuerpo flojo. Ojalá Jairo hubiera estado allí y me hubiera corrido en su verga, a cambio estaba cansada y con las manos empapadas de mis fluidos. Quince minutos después, estaba saliendo del baño, con la piel fresca y suave. No tenía mucho tiempo para alistarme y ya iba tarde a encontrarme con mi novio pero el tiempo frente al espejo era un paso de la rutina insoslayable, así que me pare desnuda frente al espejo y como siempre que daba vía libre a mis impulsos, me vi más bonita que de costumbre, el cabello mojado ahora me llegaba a la mitad de la espalda, la piel lozana, una cintura de 62 cm, una cola firme de 86 cm y un busto que, sin ser protuberante, llamaba la atención:  “de que follo, follo” le dije a la chaparra del espejo.

Me alisté rápido, me puse un vestido negro corto que usaba solo en tierra caliente, pero últimamente en la ciudad hacia un calor del infierno en las mañanas y un frio de puta madre en la noche, así que por ahora era un buen atuendo. Salí a la calle e inmediatamente sentí más de una mirada tratando de ver debajo de ese vestido, me sentía la diosa de las putas, así, subí al transporte público y me senté en una de las sillas del fondo al lado de la ventana. El trayecto fue corto pero divertido, le mostré algo de piel a algunos pasajeros interesados y bajé lista para hacer mi número favorito en lo que quedaba a la casa. Mi novio me esperaba en el paradero y cuando me vio en esa facha casi muere ahí mismo, me saludo muy entusiasmado, con besos húmedos que siempre nos ponían a mil y empezamos a caminar hacia la casa.

Desde el paradero debíamos atravesar un callejón que forman las bodegas y fabricas que allí se ubican, el lugar es medio desierto a todas horas y siempre hay buses que se estacionaban a lado y lado de la calle, ese era el lugar perfecto para mí. Mientras hablábamos de cómo había ido mi noche, mi novio me abrazaba por la cintura, le conté los retos que tuve que realizar, que me había besado con Diana y que a Tatiana le había calentado mucho verme simular una mamada con una botella (obvio no le iba a contar que fui a follarme a otro hombre, hay cosas que una se debe reservar, así como supongo hacia él con sus aventuras), los dos estábamos muy emocionados con la idea de conseguir a una chica para un trio y con ese propósito él no ponía mucho problema a que yo asistiera con mis amigos a ese tipo de reuniones. No sé si fue por contarle lo que le estaba contando o el hecho de imaginarse follando a una de mis amiguitas, pero el caso es que cuando menos imagine, él me empezó a tocar el trasero por encima del vestido:

-esas tangas son cada vez más pequeñas - me dijo con fuego en los ojos.

-las de hoy son invisibles- le dije mirándolo con una sonrisa pícara bailándome en los labios.

Ese fue el detonante de la situación, me agarro del brazo y me dio la vuelta para que mi culo quedara de frente a él, me agacho un poco para poder tener acceso a mis labios que ya estaban bastante húmedos, se sacó la pija y me la metió ahí mismo:

-puta…cómetela puta…así te gusta?...que te coja como a una puta?…eres una zorra!

Me decía mientras me agarraba el cabello y me atravesaba con su verga una y otra vez, me encantaba que me follara así, yo solo sentía como su polla me llenaba una y otra vez, como acariciaba cada centímetro de mí, yo apretaba el coño para sentirlo más y chupársela con la cuca…movía mis caderas de un lado a otro, intentando que su verga golpeara suavemente mis paredes vaginales, entonces se pegó mucho a  mí y empezó a tocarme el clítoris…

-no, me corro…ahhh…no por favor…ahhh…mmmmm….acá noo…

-por qué no puta?

-porque…me…mmmm…mojo…mmm…no…agghh…

-pero si las zorras andan así, vamos…damelo…correte…

Me decía mientras su aliento me recorría el cuello y aumentaban sus embestidas, sentía como cada vez aumentaba su presión sobre mi coño y me masajeaba más rápido…entonces recordé la noche anterior y vino a mí el recuerdo de la verga de Jairo…no lo soporte más y me corrí como había querido correrme la noche anterior…

-ahh…sii, siii….me corroo, me corro…ahhh…aghh…

Mi cadera se movió como llevada por un ritmo endemoniado, hasta que algunas gotas de líquido empezaron a resbalar por mis piernas, entonces no tenía fuerza en las piernas y me sentí muy agotada, nos quedamos ahí, yo recostada en la pared y mi novio recostado en mi espalda…él no había terminado aún pero también estaba agotado, me agaché y empecé a mamar con más desespero que cuidado cada uno de sus 18 cm, estaba agotada y quería que él también terminara, pero sobre todo quería su leche en mi boca…se lo mame un rato con fuerza, después lo pase por mi rostro, golpeaba mi boca con esa vara caliente y venosa…de repente me la metió de sopetón en la boca y exploto adentro, yo solo podía comerlo todo, chuparlo y degustarlo…

Cansados pero muy satisfechos, nos organizamos un poco y terminamos de salir del callejón, de camino a casa sentí todo tipo de miradas sobre mis piernas, algunas mujeres claramente me reprobaban, pero a cambio muchos hombres me comían con la mirada…cuando llegamos a casa solo pudimos acostarnos…me quede dormida mientras pensaba en la verga que me había propuesto conquistar, la próxima vez iba a ser Jairo el que me dejara exhausta.