Me vendí por placer y por negocio

Ana, una joven esposa que decide acostarse con un amigo de su familia y convence a su esposo de hacerlo por negocio

  • ¡¿Y es mi culpa?!

Reclamó Ana molesta cruzando los brazos sobre su pecho.

  • Vamos a hablar tranquilamente Ana, desde el principio y sin enojarnos ¿Te parece?

Le dijo Pedro y Ana expresó un “Aja” sin mirarlo y él comenzó diciendo

  • Para empezar, Jorge es tu amigo….

  • ¡Amigo de mi papá! ___ Replicó ella y en voz baja agregó___ Y mío también

  • Está bien, es amigo de los dos ….  Yo lo conocí hace poco más de un año porque él y su esposa fueron tus testigos en nuestra boda … __ Ana interrumpió

  • Fueron ¡mis! testigos, no los tuyos, ¿OK?

  • Ana, esto no es hablar tranquilamente amor…. Lo que no me parece es que yo vaya a ver a tu amigo a su oficina y él …. __ Está vez lo interrumpió en plan de burla

  • Y si no es tu amigo ¿Para qué lo fuiste a ver?

  • ¿Cómo que para qué?... Tú me dijiste que lo fuera a ver con un currículo de la empresa porque nos iba a dar contratos de obra pública en el gobierno. ¡Tú misma me hiciste la cita con él Ana! ….

  • Y en lugar de agradecerlo supones que te hice una cita con mi amante ¡Qué bien!

  • ¡No Ana! ... Lo que yo “supongo” es que “se te olvidó” decirme la verdad de su relación.

  • ¿Qué verdad?

  • La que me hubiera evitado poner cara de idiota cuando un señor, a quien había visto una sola vez en mi vida me dijera lo buena que está mi esposa

  • ¿Buena para qué?

  • ¿Para qué va a ser? ¡Para cogerte!

  • ¿Así te lo dijo?

  • No, pero supongo que no se refería a lo buena que estás para cocinarte al horno

  • ¡Es posible!

Quedaron en silencio, Ana continuaba de pie con los brazos cruzados y una pierna flexionada, Pedro quien no dejaba de admirar la figura de su mujer, explotó levantando la voz

  • ¡Y también es posible que hable así de la hija de su amigo sin que se la haya ...!

Ana se giró hacia él y en tono de reto lo interrumpió preguntando

  • ¡¿Sin que se la haya qué?!.... ¿Cogido?... ¿Y si así fue, qué?... Presumes de ser muy “open mind”, pero eres un maldito celoso

  • ¡Que no se trata de eso! … Hasta cuando vas a entender que me tiene sin cuidado con quien te hayas acostado, lo que me encabrona es no saberlo ¿Qué te costaba habérmelo dicho? Ultimadamente eres libre de hacerlo, ahora sí que “Muy tu culo mujer”

  • Ana se rio y volteó a ver el cuadro con su foto en traje de novia, regresó la vista a la cama en cuya orilla permanecía sentado Pedro con los pies apoyados en el suelo y en tono tranquilo le preguntó

  • ¿Jorge te dijo que yo había cogido con él?

  • No, pero lo insinuó diciendo que cuando tenías 17 años ustedes eran “muy buenos amigos”

  • A esa edad tuve muy buenos amigos y no cogí con ninguno

  • Ana…. Cuando nos casamos no eras virgen

  • ¡¿Cómo iba a ser virgen después de las cogidas que me diste siendo novios?! Y ni me salgas con que se notaba mi experiencia cogiendo

  • Tampoco eras una inexperta Ana

Ana miró a Pedro sorprendida y respondió.

  • ¿Me estás diciendo que una mujer virgen, no puede, ni debe ser mujer en la cama?

  • ¿A qué te refieres

  • A que yo te respondí como mujer Pedro. Y si para ti, ser virgen implicaba que abriera las piernas y me quedara inmóvil mientras me usabas, ¡Te hubieras cogido a una muñeca!

  • Vamos a dejar eso…

  • Estoy de acuerdo, ¿Qué más te dijo Jorge de mí?

  • Que, si a los 18 años estabas buena, con el matrimonio te habías puesto buenísima … En pocas palabras me quiso decir que te había sentado muy bien la verga.

  • ¿Y no?

Preguntó Ana sonriendo buscando apaciguar la discusión y él respondió

  • ¡Si por eso te quiere coger! Pero que te lo pida a ti y no a mí

  • ¿Te lo pidió?

  • Tú dirás… El cabrón me preguntó si te daría permiso de acostarte con otro

  • ¿Y qué le respondiste?

  • Que a mí no tenías por qué pedirme permiso ya que eso era cosa tuya... ¿Qué le podía decir?

Ana quien vestía un sensual “baby doll” sujeto por unos delgados listones en los hombros, atado con otro listón bajo sus pechos y abierto al frente, hizo a los lados la trasparente tela de encaje para poner sus manos sobre sus caderas y quedó pensativa mientras que Pedro la recorría con la mirada. Su sedosa cabellera rubia cayendo a los lados de su cabeza servía de marco a un rostro de ojos claros, bella nariz y boca sensual. “Un bello rostro para un cuerpo espectacular” pensaba mientras le admiraba la blanca piel que derrochaba toda la firmeza y suavidad de sus veintidós años, unos hermosos pechos, en forma y tamaño, cuyas pequeñas aureolas y pezones color de rosa se trasparentaban bajo la tela

De pie con sus finas manos apoyadas en su cadera, lucía sensualmente su hermoso vientre adornado por un bello ombligo, las curvas de su breve cintura y la sensualidad de sus caderas. Le recorrió con la mirada sus pies descalzos de finos tobillos y unas bien torneadas piernas de firmes muslos que al juntarse dejaban entre ellos un pequeño y excitante espacio en forma de triángulo invertido, cuya base eran las pequeñas bragas que trasparentaban el tono rosa de sus finos labios vaginales y ni qué decir de sus nalgas, unas firmes y redondas nalgas que atraían las miradas e incitaban al placer.

  • ¡¿Qué?! ___ Preguntó ella al notar la insistente mirada sobre su cuerpo y él respondió

  • Que no sé cómo empezó esta estúpida discusión si me esperabas vestida así

  • Yo quería festejar contigo lo del contrato, pero tus celos te traicionaron y comenzaste a reprocharme lo que te dijo Jorge

Le respondió con voz sensual y él en voz baja le pidió

  • Solo quiero saber la verdad Ana

  • ¿Para volver a juzgarme?

  • ¡Me equivoqué carajo! … Entiende que no te estoy juzgando, yo te amo Ana, yo no creo en aquello de que “te amaba, pero ya habías sido de otro”. Cuántos hay que por eso terminan con el amor de su vida y son infelices para siempre… Es más, te juro por lo más sagrado que si un día tú tienes una aventura, la disfrutaré tanto como tú, ya que tú harías lo mismo conmigo

  • ¿Cómo creerte si me acabas de reprochar mi supuesta experiencia en la cama Pedro?

  • Si te dije que no eras virgen fue porque el día en que te pedí que fueras mi novia, tú me dijiste que antes de aceptar tenías que confesarme que habías tenido una aventura …

  • La que no te pude contar porque me interrumpiste para pedirme que la repitiera contigo

Pedro se rio y respondió

  • Pero me rechazaste a pesar de saber lo mucho que te deseaba

  • Yo también te deseaba y mucho, pero todo a su tiempo amorcito… Así de cabronas somos las mujeres, primero los atrapamos y después les damos de comer para que no se nos escapen

  • Conmigo te funcionó de maravilla, me tienes bien alimentado pero cada día más hambriento

Ana se rio y pensó que la discusión pasaría a resolverse en la cama, sin embargo, Pedro en un tono calmado preguntó

  • Dime la verdad amor… ¿Tu aventura fue con Jorge?

Ana entendió que era inútil ocultar las cosas, que era el momento de confesarlo todo y aceptar las consecuencias que esto pudiera tener. En silencio se acercó para sentarse en la cama al lado de su esposo convencida que el dominio que su belleza y sensualidad ejercían sobre de él lo harían aceptar y entender lo que le iba a confesar… Al fin y al cabo, al año de casados ¿Qué matrimonio no vive inmerso en la pasión? ¿Y qué mujer no “gobierna” esa pasión? Si por una mujer habían caído imperios, ¿Cuánto podría durar el enojo de un solo hombre?… Segura de “lo que tenía” cruzó sus piernas y comenzó a recorrer con sus manos la pierna que tenía cruzada, miró a los ojos a su esposo quien observaba con deseo la sensualidad con la que ella acariciaba su piel y le dijo

  • Está bien amor, tienes derecho a saberlo… Te pienso hablar con la verdad y por eso debes creerme cuando te digo que tú has sido el único que me ha tenido desnuda y se ha abierto paso en mis entrañas, contigo conocí el inmenso placer del sexo y la maravilla del orgasmo, así con mayúsculas.  Me gusta que disfrutes cada centímetro de mi cuerpo desnudo y me enloquece que eyacules dentro de mí, para sentirte mío y amarnos hasta el clímax del placer… Me gusta que me ames y me disfrutes como mujer.

Ana le sonrió coquetamente y al ver la excitación de Pedro bajo su pantalón, decidió decir

  • Ahora, Respecto a Jorge, por él siento un enorme deseo carnal. Y sí, con él tuve esa aventura

  • Y si yo he sido el único ¿A qué te refieres con “Una aventura”?

Ana recorrió con sus manos su pantorrilla inclinándose hasta apoyar sus labios en su rodilla, al enderezarse lo hizo con un estudiado movimiento de cabeza que producía un sensual movimiento de su dorada cabellera y respondió

  • Te lo voy a contar, pero no me interrumpas ___ Pedro afirmó y ella continuó___ Tú sabes que éramos vecinos, pared con pared y que nos invitaban muy seguido a nadar en su alberca, la alberca techada que conociste cuando le llevamos la invitación de nuestra boda a su esposa…

  • No te salgas del tema amor

  • Solo quería…. OK…. Un día estando en su casa Jorge me abrazó por la espalda haciéndome sentir su endurecido miembro sobre el uniforme de la escuela, metió su mano debajo de la falda para acariciarme los muslos y yo no protesté, al contrario, me dejé querer ya que me encantó que un hombre mayor que yo me deseara así… Además, como te dije antes, Jorge me gusta y sentir sus caricias y sus besos en mi cuello me hizo sentir, bella, sensual, irresistible.

Ana se sentó de lado mirando a Pedro y subió una pierna sobre la cama doblándola hasta apoyar la planta del pie sobre la parte interna del muslo de la pierna que tenía sobre el piso observando como su marido fijaba la vista en sus bragas, ella le sonrió, puso sus manos sobre su pie y lo miró a los ojos para continuar diciendo

  • Cuando tenía 18 años, un día saliendo de la escuela pasé a la casa de Jorge para llevarle a su mujer un encargo que me había hecho ya que ella estaba en cama por una complicación de su embarazo, al bajar de su recámara pasé a la alberca para recoger un bikini que había dejado en el vestidor y al entrar a la alberca me encontré a Jorge sentado en traje de baño leyendo un libro. Después de saludarnos él me siguió al vestidor donde hablamos un momento sobre su mujer, al verlo preocupado me ofrecí a ayudarlo en todo lo que necesitara, él me dio las gracias, sujetó mis mejillas suavemente con sus manos y me dio un beso en los labios diciéndome que era muy linda con él

Al notar que no opuse resistencia a su suave beso, me abrazó y me dio un beso en la boca, yo se lo respondí y él recargó mi espalda sobre la pared, me levantó una pierna sujetándola a la altura de su cadera diciendo lo mucho que me deseaba y que quería hacerme suya. Mientras nos seguíamos besando hizo a un lado mis bragas para acariciar mi sexo frotando mi clítoris con su dedo; En muy poco tiempo, uno o dos minutos, de frotarme ahí, el placer me hizo terminar con mi frente apoyada sobre su hombro, él se sacó el pene y con su mano lo comenzó a pasar entre mis labios vaginales, pero al sentir que su glande entraba en mi vagina me llené de terror, le grité que se detuviera y lo empujé.

Jorge dio un paso hacia atrás, yo imaginé que se iría, pero no fue así, sino que se bajó el traje de baño quedando desnudo frente a mí y me encantó verlo. Puso sus manos sobre su pubis para enseñarme lo que tenía, al verlo endurecido, latiendo y con el glande brillando, sentí un enorme deseo de tenerlo en mis entrañas, él me pidió que no lo dejara así de excitado y yo me resistí a mi enorme deseo diciendo que me dijera que hacer pero que no dejaría que me lo metiera.

El me aseguró que no lo hería, me pidió calma y se acercó, me levantó la falda, me hizo juntar las piernas y metió su pene entre mis muslos, para moverse de adelante hacia atrás, algo tibio que salía de su miembro lubricaba mi piel facilitando sus movimientos, después de un rato lo sacó de entre mis muslos y me pidió que me lo metiera en la boca. Al hacerlo Jorge enloqueció, sostuvo mi cabeza con fuerza, se movió metiendo y sacando hasta que eyaculó, llenándome la boca.

Cuando terminó y me soltó la cabeza yo escupí su semen en el lavabo y mientras me enjuagaba la boca él me pidió perdón diciéndome que lo comprendiera que se había dejado llevar por estar en abstinencia por lo de su mujer y que mi belleza y sensualidad le habían hecho perder la cabeza. Yo me acomodé el cabello y cuando salía él me detuvo por el brazo para pedirme que no lo comentara con nadie . Yo le respondí que no se preocupara, que nadie se enteraría y que entendía sus razones Nos dimos un beso en la boca y me fui…. Esa fue mi aventura, como verás tuve sexo, pero técnicamente seguí siendo virgen

Quedaron en silencio unos segundos, ella se acomodó el cabello y agregó

  • Varias veces me buscó para pedírmelo diciéndome con lujo de detalle todo lo que me quería hacer y al hacerlo yo ardía en deseos…. ¡Que ganas tenía de que me cogiera!, pero me daba terror embarazarme. Tú sabes que no confió en los condones, si se rompe adentro, ni cuenta se da una y….

  • ¿Me has sido infiel?

Interrumpió Pedro mientras le miraba el abdomen recordando el placer de recorrerlo a besos y en las veces en que había llenado con su semen el sensual ombligo que lo adornaba. Ella nerviosa respondió

  • Todavía no

  • ¿Todavía? ¡Por favor Ana! ¡Ya dime de que carajos se trata todo esto sin darle de vueltas!

Ana miró a su esposo y al notar su molestia, en el mismo tono y sin dudarlo respondió

  • ¡De que todo lo planeé para tener que coger con Jorge! ¡De eso se trata! ¡¿Conforme?!

  • ¿Para tener? Vaya, ahora resulta que no quieres, sino que tienes

  • Si .... ¡Tengo! … ¡No me mires así! Y antes de tacharme de puta escúchame

  • ¡No te estoy tachando de nada!… Adelante, te escucho

Ana acomodando sensualmente sus pechos bajo el baby doll dijo

  • Hace unos días que fui a casa de mis papás, Jorge estaba por subirse a su auto, ya sabes con sus guaruras… En fin, él se acercó a mi para pedirme el número de mi móvil, yo le marqué para registrar nuestros números y me dijo que me veía muy guapa, que me había sentado muy bien el matrimonio y que me deseaba más que antes, yo le sonreí y él me lo pidió con todo cinismo diciéndome “Coge conmigo y te doy lo que me pidas”. Yo enmudecí, pero él insistió diciendo que yo ya no tenía nada que perder y que tú nunca te enterarías de que lo habíamos hecho, después me preguntó “¿Tenemos un trato?”. Yo respondí “tal vez”, me reí le di un beso en la mejilla y entré a la casa de mis papás

Ana miró a su esposo quien aplaudiendo burlonamente le dijo

  • Te felicito, muy buen plan el tuyo… ¿Y ahora me echarás en cara que te sacrificaste por nosotros?

  • ¡NO ES ASI!... Mi idea es que Jorge crea que lo hago por eso y no porque lo quiero hacer

Pedro la miró a los ojos y expresó una vaga sonrisa de conformismo diciendo

  • Nunca he negado tu inteligencia, pero esto raya en lo perverso Ana

  • Querías la verdad ¿No?... ¡Pues esa es la verdad! Quiero coger con Jorge, solo que decidí aprovecharme y obtener una ganancia ¡Táchame de puta o de lo que quieras, pero lo voy a hacer!

Quedaron en silencio unos segundos y ella en voz baja le confesó

  • Lo pensaba hacer sin que lo supieras... Tú nunca te darías cuenta ya que yo sería la misma

  • Ante eso, no tengo nada más que decir Ana

  • ¡Carajo amor! Solo piensa en esto…. Ya se nos acabaron los ahorros, le hemos pedido dinero prestado a tus papás… Y esta es nuestra oportunidad de resolver nuestros problemas de dinero…

  • Y de hacer realidad tus …. Tus fantasías de adolescente

  • ¿Mis ganas de que me coja? ¿De ser su puta? ¿Eso ibas a decir?... ¡Pues sí también fíjate! …. Solo que ahora tú debes ser honesto contigo mismo y antes de pedirme el divorcio respóndete esto. ¿Necesitamos dinero?, ¿Hay otra forma de salir rápidamente de esa necesidad?  Y la más importante ¿Qué te quita el que yo lo haga? .... ¿Sabes cuantos infieles, mujeres y hombres, hay en el mundo? A escondidas o con el consentimiento de su pareja, pero los matrimonios siguen…. Piensa en cuánto dinero podemos ganar solo con este contrato ¡Dime una cifra! ¿Medio millón, un millón?

Pedro movió la mano como diciendo “más o menos” y Ana preguntó

  • ¿No se te hace demasiado dinero por cogerse a tu esposa?

  • El dinero no es suyo… Pero reconozco que te vendes caro

Ana se rio, mientras que Pedro se ponía de pie para quitarse la ropa y en calzones subirse a la cama, en silencio recargó la espalda sobre la cabecera mientras que Ana permaneció sentada en la orilla. Por varios minutos él se quedó con la mano abierta cubriendo su boca en actitud pensativa y después de pensarlo, se enderezó para sentarse y miró a Ana, ella sonrió nerviosa esperando lo peor y “descansó” cuando él comenzó diciendo

  • Te amo y lo sabes, así que olvídate de esa tontería de que te pida el divorcio … Lo preocupante en esto, son dos cosas: Primero que no sería solo una vez y la segunda es que estamos locos Ana. ¿Por qué lo digo? … Por todo lo que hacemos. A ti te encanta exhibirte en esos bikinis que podría yo guardar en mi cartera y lo haces con la idea de que te miren para que yo me excite al verte coquetear con otros, hemos pensado muy seriamente aceptar la propuesta de la cachonda de tu amiga Aida para hacer un trío con ella. Y ni qué decir de lo mucho que nos gusta grabarnos cogiendo o que te tome fotos y videos estando desnuda para subirlos a la red y excitarnos con los comentarios de gente que no conocemos

Y ahora que tú me dices que vas a coger con otro, a mí me encanta la idea. Somos unos degenerados y cada día lo somos más

Ella se rio ante la declaración de su esposo y tranquila le dijo

  • Te respondo a lo primero. ¿Cogidas de medio millón? Las que él quiera amor, yo estoy dispuesta, no se me va a gastar por dejar que él la use … Por otro lado y en respuesta a lo segundo. Claro que me gusta exhibirme y que me vean desnuda y si a ti te encanta que yo lo haga ¿Entonces, donde está el problema? Sobre el trio con Aida. La verdad es que ella quiere coger contigo y para ella hacer un trio es manera de no traicionar nuestra amistad …. Te garantizo que no somos la única pareja de “degenerados” que disfrutan como locos de su relación, solo dime que prefieres ¿Qué sea yo así de “loca” y que termine ardiendo contigo en la cama o que sea una pendeja que solo se deja coger?

  • Te prefiero, así como eres…Y tienes razón en eso de que no “se te va a gastar”. Yo estoy consciente que mientras la mujer no lo dé a notar o no lo confiese, ningún hombre puede saber si su mujer cogió con otro. Como bien dicen “abierto el frasco no se nota quien mete la mano” y como en este caso la meterá para dejar dinero… ¡Hagámoslo! Háblale a Jorge

  • ¿Y qué le voy a decir? ¿Qué venga a cogerme?

  • Por supuesto que no, se trata de que le hables para darle las gracias y obligarlo a que te lo pida

  • Y yo soy la que raya en lo perverso

Dijo Ana riendo y levantándose por su móvil, regresó para subirse en la cama junto a su esposo y marcó, dos veces se escuchó el tono de llamada cuando Jorge respondió diciendo

  • Buenas noches Anita, Estaba por hablarte

  • ¿Para qué Jorge?

  • Te escucho muy lejos preciosa

  • Es que tengo las manos ocupadas y puse el altavoz. ¿Ya me escuchas bien?

  • Ya… Te decía que estaba por hablarte para recordarte nuestro trato, yo ya cumplí lo que me pediste

Ana sonrió mirando a su esposo y él le movió la mano para indicarle que siguiera, ella le dijo

  • Tu dirás

  • Tú eres la que debe decirme donde y cuando cumples con tu parte o si te arrepientes

  • Un trato es un trato. Pero no en un hotel. En mi depa y por la mañana ¿Te parece?

  • Mañana tenemos tiempo, Pedro tiene que venir a las diez a firmar y le va a llevar tiempo

  • Entonces que sea mañana a las 10 de la mañana, te doy mi dirección

  • Ya la tengo

  • Esta bien, aquí nos vemos mañana y te dejo porque ya llegó Pedro

Al cortar la llamada Pedro preguntó

  • ¿Y si me quedo y hacemos un trío? ¿Te animarías?

  • ¿Te imaginas que delicia? Pero no creo que él acepte

  • ¿Me esperarías sin bañarte para saborearte recién cogidita?

Le dijo Pedro acariciándola en los muslos, Ana le hizo un ademán para indicarle “Estás loco” y se volteó para dejar su móvil en la mesita de noche, él encendió la TV y puso en ella la imagen de las cámaras de seguridad que había mandado instalar en cada habitación de la casa, cambió la imagen para ver solo la de su recámara y Ana rio al intuir lo que vendría diciendo

  • ¿Otra vez?, ¿Sabes que eres un caliente amor?

Comenzaron besándose en la boca y acariciándose apasionadamente, ella se acostó en el mejor lugar, ya probado, para la “visión” de la cámara: Pedro le besó los pies y Ana comenzó a reír coquetamente mientras él recorría a besos sus piernas y dejó de hacerlo cuando le besó el sexo sobre las bragas, en silencio y con la respiración agitada disfrutó de los labios y la lengua de su hombre sobre su vientre, dentro de su sensual ombligo y de la lentitud con la que le desataba el baby doll, para besar, lamer y mamar apasionadamente de sus pechos oprimiendo con sus labios sus endurecidos pezones. Al terminar de hacerlo Ana se quitó el baby doll y mientras lo hacía con voz ardiente le preguntó “¿Te tomarías mi leche?” él respondió “Hasta la última gota, así como haces tú con la mía”. Ella muy excitada le aseguró “Me lo has de cumplir papá, un día te he de amamantar”

El la hizo levantar la cadera y comenzó a quitarle las bragas lentamente acompañando esta acción con besos hasta sacarlas por sus pies y dejarlas sobre la cama, subió besando sus piernas para detenerse en su pubis, le separó las piernas para meterse en medio de ella y separar delicadamente sus labios vaginales, besó dulcemente el pálido rosa de sus labios menores y con su lengua y dedo los recorrió con delicadeza hasta descubrir el rojo encendido de su vagina y meter en ella la punta de su lengua, después metiendo su dedo en la vagina le acarició los pliegues al tiempo que con su lengua estimulaba su clítoris. Ana quien entre jadeos y gemidos observaba la acción en la TV, dejó de hacerlo, hizo su cabeza hacia atrás, cerró sus piernas sobre las orejas de su esposo, puso sus manos sobre su pubis y soltó un fuerte gemido de placer. Al terminar su orgasmo le dijo “Me encanta venirme en tu boca amor… Dame a probar de mi venida” Pedro le lamió el sexo, se enderezó, metió su lengua en la boca de Ana y ella la saboreó con lujuria

Al separar sus bocas él le juntó las piernas sujetándolas por los tobillos y arrodillado frente a sus pies la recorrió con la mirada diciendo “Que hermosa eres mujer, una hembra digna de cualquier verga” Ana coquetamente respondió “Eso te lo aseguro y te lo voy a demostrar mañana”, “Yo solo espero que sea bueno y te haga disfrutar como te mereces” respondió Pedro a lo que ella separando sus piernas y apoyando las plantas de sus pies sobre la sábana le dijo “Dame lo que merezco” . El se puso de rodillas le levantó las piernas apoyándolas sobre su pecho y la penetró. Con el sexo de Ana pegado a su pubis y abrazándole los muslos sobre su pecho ella le dijo “Me encanta tener tu verga dentro de mí”

Al tiempo que él comenzaba con el ritual de entrar y salir la besaba en los pies y acariciaba sus pantorrillas, ambos voltearon hacia la TV para ver la escena y ella comentó “Me gusta ver cómo me tienes ensartada papito” a lo que él respondió “Así te gusta estar, bien ensartada y mira lo rico que se balancean tus chichotas”Al ritmo de tus cogidas” respondió ella con voz entrecortada y así siguieron por varios minutos volteando varias veces a ver su acción en la pantalla.

Ana bajó las piernas con las rodillas dobladas y los pies sobre la cama pretendiendo controlar el temblor de sus muslos, rodillas y pantorrillas, entre gemidos y mirando fijamente a su esposo comenzó a suplicar “Empújamela con fuerza y sin pararte, así, así, ya me falta poco Pedro, sigue, sigue, sigu…” Quedó en silencio con la boca abierta, con sus manos apretó las sábanas, sus ojos se pusieron “en blanco”, inclinó su pecho hacia adelante endureciendo su abdomen y por unos segundos detuvo su respiración reteniendo el aire para después exhalar de golpe emitiendo un rugido gutural con el que dieron inicio las fuertes y rítmicas contracciones de su pubis, su vagina, su ano y de todos sus músculos provocándole un placer que le hacía inclinar rítmicamente su cabeza hacia su pecho.

Pedro calificaba de espectaculares los orgasmos de Ana, el solo verla venirse era ya todo un espectáculo de lo más excitante y aunado a eso estaba el inmenso placer de sentir las contracciones de la vagina sobre su pene las que más de una vez los había llevado al orgasmo simultaneo. El gusto por el sexo hacía que Ana dedicara mucho tiempo a fortalecer sus músculos pélvicos para disfrutarlo más intensamente y lo hacía de forma excitante ya que reflejaba su placer en sus gestos, gemidos y palabras, no lo ocultaba, al contrario, lo gozaba a plenitud y eso a él lo enloquecía.

Como siempre las contracciones de Ana fueron bajando de intensidad y al llegar a su fin ella dejó caer su cabeza sobre la almohada, se quitó los cabellos de la cara y miró como él la observaba sonriente, ella le respondió la sonrisa diciendo “ Que clase de venida me di, te juro que me encanta como me coges”“Y a mí me encanta ver y sentir como te vienes, eres preciosa Ana” le respondió al tiempo que ella levantó los brazos hacia él para que se acostara sobre su suave y cálido cuerpo, cosa que él hizo apoyando sus antebrazos sobre la cama para subir y bajar sus nalgas marcando el ritmo de su pene dentro de la ya muy húmeda vagina. Ella con su mirada fija en Pedro, mordió sus labios en señal de placer para después decirle “Que rica verga tienes amor” y otras frases “vulgares”.

Como toda mujer que conoce las debilidades de su hombre, sabía lo mucho que le excitaban las palabras y cuando sintió que ya era el momento, apretó su vagina, subió sus manos para tocar con ellas las mejillas de Pedro y le dijo “Estoy lista para recibir tus descargas amor”, él la miró jadeante, metiendo y sacando su pene lentamente y al sentir el pene endurecido al extremo ella le sonrió diciendo “Que dura y sabrosa se te pone la verga cuando me vas a aventar tu leche amorcito” le sujetó las nalgas con sus manos para exigir “¡Métete más! En el fondo tengo el depósito de tu semen”, él empujó su pene hasta que sus pubis se juntaron, Ana abrió lo más que pudo sus azules ojos, para mantener fija su mirada en los ojos de su hombre, apretó rítmicamente su vagina y con voz cachonda le dijo “Termíname ahí, apaga con tus chorros el fuego que quema mis entrañas” . El la miró fijamente, inclinó su cabeza y eyaculó hasta la última gota de su semen, al terminar él juntó la punta de su nariz a la nariz de su mujer y le dijo

  • ¡Dios!, me enloquece venirme viendo tus ojos

  • Y a mí que lo hagas. No tienes idea de lo que me gusta que me disfrutes, me enloquece ver tu cara de placer … Amo tu semen en mis entrañas, amo tu placer, te amo a ti Pedro

Mientras hablaban podían aspirar sus alientos ya que al hacerlo sus labios se rozaban. Ana lo hizo recostarse completamente sobre su cuerpo para sentir el varonil pecho oprimir sus tetas, él puso su cabeza al lado de la de ella y así permanecieron hasta perderse la erección. Pedro sabía que su mujer disfrutaba que él se quedara dentro de ella después de venirse y siempre la complacía, en especial cuando lo hacían de “misionero” que era la postura preferida de Ana. Al perder la erección Pedro se enderezó y se acostó a su lado, le pasó unos pañuelos desechables con los que ella cubrió su sexo, le sujetó la mano entrelazando sus dedos y por unos minutos quedaron en silencio con la vista hacia el plafón hasta que él dijo “Que rico coges mujer” ella le sonrió y se levantó al baño

Al salir del baño, Ana no pudo ocultar su felicidad y bromeando exclamó

  • ¡Me encantas amor! ¡Te diste una clase de venida, que de seguro me mojaste los ovarios!

  • Me pediste que apagara tu fuego y vacié mi extinguidor. No iba a dejar que se te quemara esa delicia

Ella sonrió mirando hacia la pantalla para verse cogiendo y mientras se ponía las bragas comentó

  • Si un día pasa algo y la policía te pide las grabaciones vas a entregar horas de pornografía

  • Les daría mucha envidia, pero las paso a una memoria especial

  • ¿La que dice “Pornografía”?

Respondió Ana riendo de la etiqueta con la que clasificó a una memoria que nunca había visto, pero que estaba segura de que existía en algún lugar. Volteó a mirar hacia la cámara y dijo

  • Tu amigo hizo un buen trabajo al instalar las cámaras, ni quien sospeche que existen

  • Así me cobró el cabrón… Y le doy la razón ya que una cámara que se ve al entrar, no sirve para nada

Ana dejó de mirar a la cámara, volteó a ver a Pedro y él a notar la picardía en su mirada preguntó

  • ¿Serías capaz?, no vayamos a tener problemas amor y más con un político

  • ¿Tú crees que teniéndome desnuda frente a él se ponga a buscar cables o cámaras?

  • Quien sabe amor, esos cabrones son muy desconfiados

Ana se subió a la cama y con desvergüenza agregó

  • Si a los 18 años me fajaba y nunca dije nada, no creo que suponga que ahora lo voy a denunciar

  • Tú sabrás lo que haces Ana

Al día siguiente cuando Pedro regresó a casa encontró a Ana en la sala viendo una revista, al verlo entrar, ella dejó la revista y se puso de pie saludándolo con un “Hola amor ” Pedro la recorrió con la mirada observando que estaba descalza vistiendo solamente una camisa de él desabotonada hasta el ombligo con las mangas “arremangadas” y unas bragas de algodón, le preguntó “¿Cómo te fue?” y acercándose a él respondió “Muy bien amor”. Al notar Pedro la sonrisa con la que acompañó su respuesta y la forma en que se había vestido para excitarlo, entendió que ella buscaba encender la pasión y olvidar la realidad de lo que ambos habían acordado que hiciera.

Sabía que Ana lo había hecho por placer y para él solo eran negocios, ante lo cual no había nada que reclamar, nadie a quien culpar y mucho menos forma de revertir el hecho… Ella se le abrazó por el cuello y él la besó saboreando en su lengua el mismo sabor que tantas veces había sentido al saborear la lengua de Ana después de que ella le disfrutara el pene con su boca. Tal y como se lo había pedido, ella no se había bañado y como toda mujer apasionada era normal que “mamara verga” al coger. Al separar sus bocas, la miró a los ojos y convencido de todo lo que le faltaba por saborear en su mujer decidió comenzar el “juego” de la pasión diciendo

  • ¡¿Qué hiciste niña?!

Con lo de “niña” Ana entendió el juego, dio un paso hacia atrás, cruzo sus pies, balanceó su cadera al tiempo que posaba uno de sus dedos índices sobre sus labios y fingiendo admiración preguntó

  • ¿Yo?, nada papito

  • Entonces ¿Por qué te sabe la boca a verga?

  • ¿A mí? …  No sé por qué si yo he estado cocinando y limpiando

  • Y de seguro cocinaste verga al horno ¿no?

  • Tú sabes que soy una niña buena, no puedo creer que te imagines que yo….

  • ¡Estás muy buena! que es diferente a ser buena…Así que cállate y acércate

Al hacerlo él le desabotonó la camisa para descubrirle el vientre y los pechos, le observó un chupetón arriba de la aureola de uno de sus pechos lo que denotaban la pasión con la que Jorge se la había cogido y siguiendo con el juego fingió enojo, señalándole el pecho preguntó

  • ¡¿Qué demonios es eso?!

  • No sé, me ha de haber picado algún mosco

  • Ya me imagino que clase de mosco te picó y por donde te picó

Se agachó para lamerla en el vientre, metió su lengua en el ombligo, le mamó las tetas, pasó su lengua en medio de ellas y su lengua se impregnó del sabor “salado” que tantas veces había saboreado en la piel de Ana terminando de coger, el sabor del sudor de su pasión. La hizo darse media vuelta, le quitó la camisa dejándola tan solo en bragas y la obligó a doblar su cintura para acostarla con la pelvis sobre el brazo del sofá y el torso sobre el asiento, le miró las bragas y preguntó

  • ¿Por qué tienes mojados los calzones?

  • Porque me caliento cuando me lames como lo acabas de hacer

Respondió ella con su cabeza sobre el asiento del sofá mientras que sus nalgas quedaban levantadas y sus piernas “colgaban” con los pies en el piso, Pedro le acarició y besó la espalda y las nalgas, se arrodilló a besarle los pies y subió besándola en la parte trasera de sus piernas y muslos, le hizo a un lado las bragas para descubrir su sexo, lo besó y comenzó a lamerle el clítoris metiendo la punta de su lengua en la vagina oyéndola gemir de placer. Cuando él la sintió muy cerca de “terminar” se detuvo y sin tomar en cuenta los acelerados jadeos de su mujer que denotaban su deseo de ser llevada al orgasmo, se puso de pie y le dijo

  • Chupete en la chichi, la piel sudorosa, la boca te sabe a verga y la panocha a semen ¡Eres una puta!

  • No me digas así papito, yo no he hecho nada, ya te dije que soy una niña buena

Respondió Ana con voz jadeante y Pedro le dio una suave nalgada diciendo

  • ¡Eres una puta que está muy buena, lo que es diferente! ¡Te voy a dar de nalgadas niñita!

  • ¡NO!, nalgadas no…. Lo confieso, estuve de puta. Mamé verga y me cogieron hasta dejarme bien enlechada … Perdóname papi, no lo pude evitar, no me castigues, te lo suplico

Mientras se excitaban con “su juego” Pedro se había quitado los pantalones y los calzones y de pie tras las nalgas de Ana se las besó admirando su perfección y suavidad para decirle

  • Te encanta la verga ¿Verdad?

  • Sí, lo confieso, me encanta la verga y me gusta dar las nalgas, pero no las lastimes, mejor úsalas como te plazca que para eso las tengo, mezcla tu leche con la de mi amante para hacerme sentir lo puta que soy

Pedro le separó con los dedos los labios vaginales diciendo “Pues ya que tanto te gusta, disfruta la mía putita” Y le deslizó el pene hasta que su pubis se juntó con las nalgas de su mujer. Al hacerlo y como siempre le pasaba, cayó rendido al placer de tenerla y terminó con el juego al decir

  • Que nalgas tienes amor, me enloquece estar adentro de ti, ¡Te adoro mujer!

  • Y a mí recibirte en mis entrañas para que me disfrutes…Te amo Pedro

El empezó a moverse lentamente y fue acelerando su ritmo, ella gemía y jadeaba hasta que su cuerpo se tensó y ahogó un grito de placer sobre el sofá, Pedro la sujetó por las caderas, empujó para penetrarla hasta el fondo oprimiéndola sobre el brazo del sofá y al sentir las contracciones vaginales apretar rítmicamente su pene, no lo pudo retener y vació su cálida carga dentro de Ana. Al terminar, ella que había sentido la humedad en sus entrañas exclamó “Nos venimos juntos Pedro, ¡Que delicia!”  “Hasta la última” Respondió él recostándosele en las nalgas y besándole la espalda. “¿Por eso me pediste que no me bañara? ¿Te querías excitar sintiéndome recién cogida por otro?”. Preguntó Ana, lo que él afirmó y por cerca de un minuto estuvieron inmóviles, después Pedro se enderezó, sacó su miembro de la cálida vagina de su mujer y le acomodó las bragas cubriéndole el sexo.

Pedro la ayudó a ponerse de pie y al hacerlo se acomodó las bragas mirando su entrepierna y le dijo

  • ¡Que cogidotas me dieron hoy amor!... ¿Me vas a ver hacer negocios?

Pedro se rio, la abrazó por la cintura y fueron a la recámara donde él encendió la TV y regresó la grabación. Ana entro al baño y al salir desnuda se cubrió con una bata para subirse a la cama apoyando su cabeza sobre la cabecera con las piernas estiradas y comentó

  • Me gustó tu venida, siempre que nos venimos juntos me echas hasta la última gota de tu semen

Pedro sonrió sin responder observando en la pantalla todos los juegos previos entre su mujer y su amante, vio como la sentaba desnuda en la orilla de la cama, arrodillarse frente a ella para levantarle las piernas por las corvas y llevarla al orgasmo con su lengua. Cuando Jorge se desnudó, Pedro al verlo exclamó

  • ¡Ay cabrón! Con razón querías coger con él, si parece burro el desgraciado.

  • Me había quedado con las ganas

Dijo Ana riendo y él continuó viendo a Jorge acostado boca arriba disfrutando de la boca de Ana “jugando” con su pene, ella le lamió los testículos, el pubis y subió a besos hasta el pecho para morderle suavemente las tetillas. La piel trigueña de Jorge contrastaba con la blanca piel de Ana quien se montó sobre de él, le sujetó el miembro con su mano para ponerlo junto a sus labios vaginales y fue doblando sus rodillas para “devorarlo” poco a poco hasta terminar sentada sobre el pubis de su amante, para después cabalgarle frenéticamente el miembro, sus pechos subían y bajaban rítmicamente siguiendo el movimiento del “doblar y estirar” de sus rodillas, la vio levantar la cara hacia el plafón, sentarse de golpe sobre el pubis de Jorge, inclinar su cuerpo hacia adelante y apoyar sus manos sobre el pecho de él. Pedro se acercó a la pantalla para ver más de cerca como las tetas y los cabellos de su mujer colgaban hacia el vientre de Jorge y a pesar de que el cabello le impidió verle la cara, observó cómo su espalda se levantaba y su vientre se hundía rítmicamente en lo que seguramente era el mayor orgasmo que le había visto tener. La imaginó gimiendo y jadeando mientras cabalgaba ese pene y en cómo se habría quedado en silencio disfrutando del placer que le producían esas espectaculares contracciones que le hacían “brincar” una y otra vez

Después acostada sobre Jorge levantaba y bajaba las caderas para provocar la entrada y salida de ese monumental pene “¡Como te mueves mamita!” le dijo y ella respondió “Como puta y tú me enseñaste a hacerlo”. Pedro permanecía serio sin poder creer que estuviera disfrutando ver a su mujer en el papel de artista porno. Los vio cambiar varias veces de postura hasta que ella tuvo otro orgasmo que la hizo levantar la mano para “pedir tregua” y terminar acostada boca arriba en la cama, Jorge se acostó junto a su cadera y la hizo doblar la cintura hacia un lado para tomarle la mano y ponerla en su miembro y ella lo comenzó a masturbar. Poco después Ana miró a su amante y afirmó con la cabeza le subió una pierna en la cadera y él con su mano acercó su pene frente a la vagina para volverla a penetrar. Pocas veces se movió, vio a su esposa mover sus labios y su amante se la empujó hasta el fondo, le abrazó la pierna que ella tenía levantada y ella movió de nuevo sus labios, se sonrió y cerró sus ojos. Pedro volteó a ver a su mujer pensando “ Termíname ahí” Ana lo miró y él en tono de resignación dijo

  • ¿Quién aceptaría venirse fuera de ti?

  • Solo cuando estás menstruando y termino en tu boca o en tu pancita, pero fuera de ahí siempre te los echo adentro

Ana se rio mientras Pedro veía en la pantalla como ella se giraba para quedar acostada de lado y Jorge de rodillas aún con el pene erecto, le acarició las piernas, las nalgas, los pechos y el vientre, como últimas caricias al cuerpo desnudo que le había dado placer, después se bajó de la cama y desapareció de la escena

En la pantalla solo pudo observar a su mujer acostada inmóvil, quiso imaginar que era presa del arrepentimiento “Post adulterio” pero sabía que no era así, vio a Ana girar la cabeza y mover sus labios, seguramente platicaba con Jorge quien no salía “a cuadro” así pasaron dos o tres minutos y después él apareció ya vestido, se acercó a Ana le dio un beso en la boca y salió de la recámara… Seguramente al escuchar que Jorge cerraba la puerta de la entrada ella se levantó con una mano en su entrepierna y salió desapareció de la pantalla, al aparecer nuevamente se puso de pie frente a la cámara, mordió su labio inferior en señal de placer e hizo una seña obscena (caracolitos) con la mano y apagó las cámaras. Pedro se rio comentando “¡Tus mocos! Eso fue lo que te dieron mamita” Pedro apagó la TV y los dos se levantaron para entrar al baño donde Ana levantó sus bragas que estaban en el piso, le enseñó que estaban llenas de semen diciendo

  • Mira… Se nota que te excita que te sea infiel, me echaste una “bestialidad” de leche amor, todo esto es tuyo… Ni en nuestra primera vez me aventaste tanto

Ana lanzó sus bragas bajo la ducha que había abierto su marido y él preguntó

  • ¿Qué te dijo al salir?

  • Lo de siempre, “No lo comentes, que nadie se entere y bla, bla,bla” … De seguro nos dará más contratos ya que quedó muy satisfecho con el pago… Y como ya sabemos el precio, lo podemos pagar ¿No crees?

  • Sigo pensando que te sabes vender muy bien amor, ¿De verdad cocinaste o salimos a comer?

  • Mmmm…. Mejor invítame a comer después de bañarnos