Me trago todo lo que me ofrece mi jefe

Dicen que los empleados tienen que tragar, yo como buena empleada y muy eficiente me lo trago todo sin rechistar.

Por fin me decido a volver a escribir, después de echar un montón de polvos desde el último relato y a ninguno le encontraba nada interesante para escribir algo que motivase al lector, solo han sido algunos tios más para... "la lista de Paula". Esto es lo unico que me ha excitado tantísimo como para expresaroslo a todos vosotr@s.

Un día como tantos fuí a trabajar, creo recordar que era martes y no me encontraba con muchas ganas de estar atendiendo a la gente. Me puse un atuendo de verano muy peculiar en mi indumentaria habitual (una falda muy corta y una camiseta ajustadita con algo de escote). Llegué al trabajo y me dispuse a ordenarlo todo un poco, al poco rato llegó Manolo con Pepe (uno de sus socios); Después de la historia que tuvimos en vacaciones yo estaba nerviosísima de volver a encontrarmelo, con total indiferencia le saludé como en cualquier otra ocasión y continué con mis cosas.

Manolo me miraba penetrantemente haciendo que mi excitación subiese cada vez que nuestras miradas se cruzaban; intentaba disimular, evitaba sus miradas y le preguntaba algo a Pepe o me ponía a hacer otras cosas que no tuviese que estar Manolo delante de mí. Después de ordenarme toda la tienda de arriba a abajo, limpiar y dejar todo impecable... Manolo me pidió que le ayudará a hacer unas cosas.Me dió una especie de bajón, aunque me excitaba el hecho de pensar que fuése a haber coqueteo delante de Pepe.

Me dispuse a ayudar a Manolo en su tarea, estuve ordenando unas cosas mientras él, con su cuerpo pegado trás el mio miraba con detenimiento todo lo que yo hacía, de vez en cuando se echaba un poco hacia delante y me dejaba notar su paquete contra mi ano. Me estaba poniendo cachondísima, con lo cual, intenté terminar rápido la tarea, a parte de disimular ante los clientes y Pepe que estaba muy cerca de nosotros.

Estuve explicándole a Manolo las novedades que habían ocurrido en la tienda durante su ausencia, ya que vienen de vez en cuando solo, Manolo me miraba con buenos ojos y yo no sabía ya si masturbarme ahí delante o si encerrarme en el baño con él y echarle un buen polvo para calmar mi excitación. Parecía que le gustase verme incómoda ante los clientes. La mini-cadena no me funcionaba bien y Manolo y yo estuvimos intentando arreglarla entre los dos, nos metíamos mano descaradamente agachados frente al aparato, nadie se daba cuenta al parecer, y los dos estabamos excitadísimos de encontrarnos en esa situación.

En uno de nuestros roces intencionados, Pepe nos vió y pareció darse cuenta de lo que ocurría entre nosotros. Avergonzada en parte, bajé mi cabeza y continué con el aparato. Decidí meterlo al almacén ya que era imposible arreglarlo y Manolo me acompañó haciendo ver como que yo no podría sola con todo ;-).

Lo dejamos en el almacén y Manolo adentrándose hasta el final de éste, me preguntaba por cosas que sabía que tenía allí. Le señalé algo que me acababa de pedir y sonrió maliciosamente dando una palmada en mi trasero, la puerta estaba entornada y eso me ponía todavía más. Mi tanga estaba húmedo y mi excitación subía por momentos, acercándonos a la puerta para salir Manolo me miró muy serio, dió un portazo fuerte intentando cerrar la puerta del almacén (pero se quedó un poco entornada) me estampó contra la pared metiendo sus dedos bajo mi falda y dejándome sentirlos formando círculos sobre mi clítoris. Retorciéndome de placer me lancé a besarle y estuvimos magreándonos, yo no paraba de repetirle...

-Estamos trabajando Manolo, estamos trabajando-

Manolo como si nada, continuaba tocándome y reía por mi nerviosísmo; agarré el bulto de su pantalón con fuerza notando al fin la dureza de su gordo miembro y lo saqué masturbándole lentamente. Ahora si era yo, me importaban bien poco los clientes, mi jefe acababa de ponerme muy cachonda y no iba a dejar que me dejáse así y se marcháse sin más. Fuí agachándome lentamente al ritmo que Manolo apretaba mi cabeza llevándola hasta su miembro y comencé a lamer como una zorra, empapada y comiéndole la polla a mi jefe en el almacén con la puerta entornada. Menuda situacíón, que morbazo me estaba dando todo aquello, era genial, increíble, quería sacarle todo el jugo hasta que reventase de gusto.

Le hicé una mamada espléndida, ni yo misma me lo creía, llevaba un ritmo rapidito pero con mucho tacto, mi jefe estaba venga a suspirar y a acariciarme lentamente el pelo, mientras su querida empleada le lamía su intimidad. Tan excitadísima estaba que comencé a masturbarme con una de mis manos mientras le comía la polla a un ritmo frenético. Manolo al ver mi actuación con mis dedos en mi coño y mi boca con su pene embistiéndome, miró atónito a lo que yo estaba haciendo y con cara de sorpresa dijo...

-Joder, como me estás poniendo bonita-

Eso me produjo risa, aunque por no querer interrumpir el momento le chupé con más fuerza, soltó un jadeo que creo que lo oiría toda la tienda y comenzó a correrse, me lo tragué todo sin dejar gota que callése por ningún lugar. Le limpié el pene lentamente después de la mamada y mientras, yo continuaba con mis dedos jugueteando, Manolo me levantó colocándome contra la pared de espaldas y metió dos de sus dedos en mi coño, al ver que eso me sabía a poco metió casi toda la mano, no sé cuanto porque yo estaba autosatisfacciéndome también con mis dedos, pero yo en el clítoris. Me corrí notablemente quedándome medio dormida contra la pared...

Giré mi cabeza y le sonreí. Manolo me devolvió la sonrisa y subió su pantalón, yo arreglé mi falda y salimos lentamente del almacén. La gente seguía a su bola, no parecían haberse percatado, excepto mi otro jefe. Pepe miró a Manolo sorprendido y Manolo se puso un dedo en la boca a modo de (no digas nada). A Pepe se le marcó una sonrisa en el rostro de oreja a oreja y me miró, le hice un guiñó y me despedí de ellos como siempre. Así quedó todo aquel día y aunque han habido más visitas por la tienda no hemos podido consumar nada más hasta el momento por exceso de clientela.

Gracias por leerme una vez más.