Me tiré a un chico deficiente

A continuación les describo como por compasión me dejé follar por un un chico con deficiencia mental.

Quizá este relato no sea apto para toda la gente o todos los gustos pero deseo contar para quien le pueda interesar como una persona es capaz de hacer cualquier cosa por otra a priori mas debil.

Primero me presento, soy una chica de 24 años y me llamo Marta, vivo en una ciudad española y desde niña me he criado junto con mi amiga Silvia, aunque voy a hablar poquito de ella y si del auténtico protagonista de la historia que es su hermano Sebas. El es una persona "especial", con una deficiencia psíquica notable pero muy buen chico. Siempre sentí empatia hacia el y sufrí con el los desprecios de sus compañeros de clase cuando se reían y burlaban de él.

Hace una semana mi amiga me dijo que no podía atenderlo debido a una entrevista de trabajo que le habia surgido inesperadamente así que me ofrecí a cuidarlo esa tarde. Ya en casa le recibí con un abrazo y dos besos mientras me dedicaba una tímida sonrisa. Después le ofrecí ir a la cocina para comer algo.

Mientras le hacia la merienda y por varias veces le pillé mirandome el escote, sobretodo cuando me agache a coger la vajilla del lavaplatos, pero no le di importancia pues aunque sea deficiente tiene los mismos deseos e impulsos que cualquier otro hombre. Ya sentados en la mesa el pobre no paraba de mirarme el pecho pues estoy operada y lo tengo bastante grande y ese día llevaba una ajustada camiseta blanca que me marcaba un generoso canalillo. Tanta mirada me dió que pensar en lo injusta que es la vida, pues cualquier otro chico de 30 años ya posée una dilatada experiencia sexual.

Ese momento en concreto es cuando se me fue la pinza y decidí tantear a aquel joven para ver su disposición a un coqueteo pero la verdad es que deseo sexual por mi parte cero pelotero. Sebas no es un chico agraciado, a parte de sus rasgos faciales está algo rellenito especialmente su trasero, no obstante me repateaba el hecho de pensar que por culpa de su problema nunca iba a poder estar con una chica.

Así que decidí ir al grano y allí en la cocina le pedí que se levantara un momento mientras yo por su parte me agachaba no perdiendo Sebas ojo de mi. Con mis manos le toque los muslos y como pude le bajé el pantalón del chandal. Sebas no entendía bien lo que estaba pasando y se le notaba el gesto nervioso. Después le bajé el calzoncillo y cual fue mi sorpresa al comprobar que su pene estaba empalmado e inclinado junto a una de sus piernas.

Entendí que Sebas si que sabia algo del tema y con la ayuda de mi mano le puse la polla recta mirando hacia mi boca. Tenía el capullo mojado con líquido preseminal así que cerré los ojos y me metí su capullo dentro. Sabía asquerosa y olía a orina pero Sebas se merecía esto.

De esta manera empecé a chuparle la polla con dulzura, cada vez la tragaba un poco mas mientras el hacia espasmos con la boca llegando a caerle saliba en mi pelo. Poco a poco fui forzando en la tragada hasta que me metí su polla hasta los huevos, quizá fue la primera vez que conseguia comerme entera la polla de un hombre y Sebas había sido el agraciado.

Posiblemente fue esa imagen de tener la polla completamente insertada mas allá de mi garganta o simplemente el gusto de la profundidad de la mamada cuando sentí un chorrazo de espeso esperma que chocaba dentro de mi laringe llegando directo a mi estomago lo que me provocó varias arcadas. Me la saqué de la boca y me detuve unos segundos manteniendo ambos la misma posición, después me levanté mirándonos fijamente y le sonreí para tranquilizarlo.

Después le cogí la mano lo llevé al salón y le pedí que se sentara en el sofá. Pensé que allí había acabado todo pero me percaté que no se le había bajado un ápice la erección, así que pensé que "de perdidos al rio" y me quité la ropa hasta quedarme en braguitas y sujetador. Sebas sin pedir permiso rápidamente llevó sus manos a mis tetas por lo que me quité el sosten y dejé que me amasará mis enormes y blancas mamas.

Es dificil describir con palabras la cara de vicio que ponia, mientras tanto me bajé las braguitas y me senté encima de él a horcajadas. Antes de dejarme penetrar escupí saliva en mi mano y lubriqué mi rajita ya que no estaba excitada como mi amigo y así facilitaría la cosa.

Me senté lentamente en su dura polla y me dejé caer con mi propio peso metiendose de esta manera su pene hasta el fondo de mi depilada vagina. Mientras Sebas de nuevo me sobaba las tetas que eran una delicia para él, yo empecé a llevar el ritmo de la follada, siendo al principio suave y conforme pasaban los segundos mas fuerte después. Esperaba una corrida rápida como en la felación pero por el momento no llegaba.

Mientras me dejaba follar, a Sebas se le ponian los ojos blancos del gusto y se notaba que estaba disfrutando al máximo. Tanto es así que ya era quien daba las embestidas como queriendo llevar el mando. Sebas lo hacia cada vez con mas fuerza y me estaba empezando a poner nerviosa.

Me sorprendió cuando me sujetó la cintura como queriendo quitarme a lo que gustosamente accedí pero era porque quería cambiar de posición. De esta manera me agarró las manos y me llevó hacia abajo dándome la vuelta para acabar en la posición del perrito quedando yo abajo agachada y el detrás de mi.

Al principio como Sebas no acertaba, le ayude y cojí su rabo guiándolo a mi vagina. En cuanto Sebas sintió mi coño volvió a embestirme con fuerza haciéndome algo de daño, en una de estas tan fuerte eran sus sacudidas que su pene se salió y el mismo lo agarró y lo quiso introducir dentro de mi, no se si queriendo o sin querer porque esta vez lo llevó a mi culito y sin miedo me embistió.

Grité de dolor y rápidamente fui a sacarlo pero el estaba muy nervioso y excitado y tenia mas fuerza que yo y en la siguiente penetración logró introducir mas de media polla en mi ano. Se me salian las lágrimas pero no pude hacer nada, Sebas era mucho mas fuerte que yo y me lo estaba demostrando y con otra sacudida me la clavó en su totalidad. Le pedí por varias veces que parara pero el chico no atendia a razones y siguió follandome mi dolorido culito una y otra vez como si le fuera la vida en ello, siendo sus propios testiculos el tope de la sodomización. Todo se me habia ido de las manos y mi única experanza era que parase. Sebas siguió dándome por el culo hasta que no pudo mas y valbuzeando explotó dentro de mí llenandome de leche mi reventado agujerito.

En cuanto pude le aparté para que lentamente fuera sacando el rabo de mi petado culito y le ayudé a vestirse. Le dejé viendo la tele con cara de relajado y me senté en el baño haciendo fuerza mientras notaba como bajaba todo el semen que me habia insertado por la parte de atrás. Ya por la noche vino su hermana a buscarlo y recé para Sebas no contara nada.