Me tiré a la hija de mi mejor amigo
Esta es la historia de como me tire a la hija de mi mejor amiga que era una belleza.
Me tire a la hija de mi mejor amigo
Roberto es mi gran amigo desde la infancia, hemos asistido al mismo colegio y la misma universidad, aunque seguimos distintas carreras.
Yo termine viajando al interior para trabajar en una compañía muy importante, deje a mi gran amigo que se caso con una linda mujer y al año que me fui tuvieron una preciosa hija. Pasaron 18 años hasta que por fin me fue posible regresar a la capital. Apenas llegue me fui directamente a la casa de mi amigo. Solo nos habíamos comunicado por intermedio de cartas y llamadas telefónicas.
Llegue a la puerta de su casa, los recuerdos se me agolparon, toque el timbre y una preciosura de mujer me abrió la puerta, me miro tiernamente preguntándome a quien buscaba, me quede callado por unos minutos hasta que pude responderle entre palabras cortadas:
Hola soy Carlos, el amigo de Roberto vengo del interior
Hola mucho gusto señor, pase mi padre lo esta esperando.
Pasamos a la casa, cuando la muchacha se dio vuelta, no pude sacar la mirada de ese gran trasero que se manejaba y que se amoldaba muy bien al pantalón de licra negra que llevaba puesto. Y que puedo decir de la delantera llevaba un polito que le llegaba al ombligo, muy ceñido por lo que hacia notar sus grandes senos muy formaditos. El rostro era de una muñeca, con unos ojos verdes muy bellos
¿Tú debes de ser Natalia la hija de Roberto?
Así es señor
Tu padre tenía mucha razón, eres una chica muy hermosa.
Gracias por el cumplido; me respondió sonrojada.
Nos quedamos mirando, hasta que bajo mi amigo, recibiéndome con un fuerte abrazo. Las horas siguientes nos la pasamos conversando, recordando los tiempos pasados, le dije que su hija era muy hermosa.
Nos subimos a la azotea a brindar por el recuentro, para mi sorpresa Natalia estaba echada en una hamaca tomando el Sol, llevaba puesto tan sólo un bikini negro muy pequeño. Ver ese cuerpo tan hermoso hizo que me ponga al palo, quería subirme encima de la muchacha y cacharla en el acto, pero tenía que guardar respeto por mi amigo.
Roberto bajó a traer unas cervezas aproveché para decirle a Natalia que no se quede mucho tiempo en el Sol porque le podía hacer daño, ella sacó un pomo de bronceador y me pidió que se lo aplique en la espalda. Al darse vuelta su culito blanco quedó al alcance de mi vista, tan solo llevaba puesto un tapa rabo.
Le eche el bronceador por toda la espalda, me salteé hasta sus muslos que eran muy duritos, mis ojos no se podían apartar de ese rabito, no lo pensé dos veces y me anime a echarle bronceador por esas impresionantes curvas, pero antes tanteé un poco para ver si se molestaba. Menos mal no me dijo nada, al contrario levantó un poco su colita para que mi mano corriera con mayor facilidad, quería bajarle la prenda y clavarla en el momento.
Estaba al palo, ella miro con disimulo mi erección, soltando una sonrisa picara, se echo el bronceador por los brazos y por encima de sus pechos de una manera tan sensual como si quisiera provocarme. Justo se apareció Roberto trayendo una docena de cervezas bien heladas, necesitaba algo helado para enfriar mi excitación.
Tomamos por varias horas conversando amenamente sin embargo no podía dejar de comerme a su hija con la mirada, estaba lista para cacharla, nunca una mujer me había excitado tanto tan solo con mirar. Ya entre tragos mi amigo me invita a que me quede a dormir en su casa porque era demasiado tarde, saco unas sabanas limpias y me instalo en la habitación de la empleada y a ella la mando a otra habitación más pequeña.
Natalia ya se había ido a dormir desde temprano, porque al día siguiente tenia que levantarse a primera hora para ir a recoger a su mamá al aeropuerto. Me eche en la amplia cama, no podía dormir por el excesivo calor, me levante para abrir la cortina, aun me sentía excitado por la hija de mi amigo, trate de pensar en otra cosa y no pude. En el cuarto donde estaba había otra puerta al costado del baño, me levante para saber lo que había, al abrirla mis ojos se me salieron no podía creer lo que estaba viendo, esa puerta daba a la habitación de Natalia, y ella estaba echada en su cama destapada vestida con una ropa interior de encajes color blanco. Se encontraba durmiendo profundamente, me acerque a su costado, admire por un buen rato su bello cuerpo, me saque mi pené y me la comencé a correr a su lado alimentando mi morbo con tan solo mirarla.
Ella se voltea boca abajo, su enorme y bien firmado culo quedo al aire, causando que disparara mi semen fuertemente, lo cual hizo que unas cuantas gotas cayeran en sus nalgas. Temí lo peor, pensé que en ese momento se despertaría y llamaría a su papá horrorizada por lo sucedido. Menos mal siguió profundamente dormida, aproveche para limpiar con cuidado las gotitas de leche que se notaban brillosos con la escasa luz que había en la habitación, productote un poste que estaba en la calle.
Volver a acariciar ese bello culo hizo que mi pené de nuevo se pusiera duro, ya no me importaba nada, lo acariciaba con suavidad evitando que no se despertara. En ese momento cambió de posición, se puso de costado brindándome sus bellas nalgas, estaba dispuesto a todo, ya no me importaba lo que podría pasar. Me eche a su lado con el pene al palo y comencé a hundirsela por el culo encima de su ropa interior, ella ni se movía encima daba pequeños ronquidos que me daban la seguridad que estaba en un estado de sueño profundo.
Empujaba mi pene lo más que podía, con una mano acariciaba su culazo, pero no me complacía mucho, quería ir a más entonces decidí bajarle suavemente su trusa blanca, poco a poco se la comencé a bajar hasta dejársela a la altura de las caderas. Agarre mi miembro y lo apunté suavemente, primero lo roce para ver si había alguna reacción por parte de ella, pero ni señal de alerta.
Puse mi tronco en su raya, sobándole y empujándolo despacito solo por encima, era un rico culo, blanquito como a mi me gustan. Una vez más me sentí insatisfecho, eche un poco de saliva en la parte superior de mí pené y se lo volví a poner, pero esta vez se lo iba a meter despacio. Me acomode un poco mejor, apunte justo en su huequito y se lo empecé a meter suavemente. Ella hizo un pequeño movimiento pensé que se iba a despertar, me quede quieto esperando que pasaran unos segundos, menos mal que no paso nada. Con ese movimiento que hizo causo que su culo se acomodara mejor, listo para metérsela, empecé a meter mi tronco poco a poco, por cada centímetro que entraba me detenía unos segundos y con la mano derecha agarraba una nalga levantándosela un poco para que entrara mejor. Ya había entrado la cabeza de mí pené y ella seguía profundamente dormida, inclusive sus leves ronquidos se hicieron más sonoros, entonces empujé con más confianza hasta meter la mitad de mí pené.
Era una sensación muy rica, pero no podía moverme sino la despertaría de golpe, así que me quedé en esa posición acariciando su culo y moviéndome apenas alguito. Mi excitación estaba en su punto más alto, y de nuevo me vacíe afuera, manchando mi mano, le subí el calzón y me fui a mi habitación a darme un baño, el remordimiento por lo que había sucedido se apoderó de mi ser, me había tirado a la hija de mi mejor amigo. Al terminar de bañarme, pensé en dormir justo cuando iba a echarme veo una nota en la cama que decía: ¨¿No te has olvidado de algo, estoy deseosa para que continúes? ¨. Entre de nuevo al dormitorio de Natalia, me sorprendió que este despierta y con una sonrisa a flor de labios, me llamo con un dedo hasta su lado y me abrazó dándome un beso en los labios, se agachó y me saco el pené diciéndome que era la primera vez que se la culeaban, y que le había gustado bastante sobre todo hacerse la dormida fue lo más excitante.
Me la comenzó a chupar suavemente, no sabía hacerlo bien, pero ver a esa mujer tan hermosa agarrando mi miembro entre sus labios era un momento único. Termino de chuparmela y sin perder tiempo bajé hasta su rosadita conchita que estaba mojadita, lamí y lamí por varios minutos arrancándole varios gemidos de placer. Ya no aguantaba más, la puse en cuatro y la caché a mi regalado antojo, su culo quedaba a mi vista, era impresionante en esa posición, ella se mordía el brazo tratando de no gemir, la caché por varios minutos haciéndole que logre hasta dos orgasmos. Cuando se iba a tender rendida en la cama, la agarré fuertemente de las caderas y puse mi pené en su ano, la metí suavemente, haciendo que gima. Esta vez estaba entrando todo, mis huevos colgaban chocando con su conchita. Natalia gemía con cada metida y sacada, gemía fuerte porque su pequeño agujero se abría al máximo con cada empujada.
Mientras la cachaba tocaron la puerta de su habitación, era su papá preguntando que le pasaba, ella respondió que se había golpeado con el filo de la cama a la altura de la canilla, pero que no era nada de importancia, yo seguía moviéndome, mientras su papá, le daba indicaciones detrás de la puerta para que no se olvide de levantarse temprano. Mi pené se inflamo a tal punto que ya no pude aguantarme y termine vaciándome en el interior de su culo. Nos quedamos rendidos en la cama, al final dormimos juntos.
Al día siguiente Natalia se había ido al aeropuerto a recoger a su mamá, Yo me despedí de mi amigo con un poco de remordimiento y me fui a visitar a unos familiares y ya no volví a ver a la preciosura de mujer.
Pasado un año, me llega una carta con una invitación, la rica jovencita se casaba y quería que sea nada menos su padrino de bodas cosa que acepte gustoso.
Caliche