Me subastan por amor...8ª parte

En un lugar apartado le ataron las manos alrededor de un árbol y bajándole los slips, uno tras otro lo penetraron, no sabía cuántos eran, ya que lo penetraron bastantes veces, había uno de ellos que con una rama del árbol le golpeaba su verga,

ME SUBASTAN POR AMOR...8ª PARTE

Notaba frio en la nuca y en las muñecas, comencé a levantar las pestañas y miré, sin ver que había gente a mí alrededor, entonces reconocí la voz de Amadeo diciéndome: ¡Intenta beber un poco de ésta lata, has tenido una bajada de tensión! La voz de Alejandro me llegaba vagamente preguntando con voz de preocupación: ¿Esta mejor, lo llevamos al hospital? Amadeo dijo: ¡A casa y rápido, lo antes posible, allí lo podré cuidar mejor! El coche volaba en dirección a casa, yo pensaba “A casa...” notaba unas manos juveniles cogiéndome con firmeza la mano, miré en esa dirección y allí estaba Diego, mi querido Diego, bebí un poco más de la lata de refresco y fui encontrándome mejor, fui acomodándome en el asiento, mientras Amadeo me seguía tomando el pulso y soltó: ¡Fuera de peligro, de momento! Lo miré extrañado y me contó lo del  desmayo y por fin llegamos a casa, mejor dicho la casa de ellos.

Diego y Amadeo me ayudaron a entrar, para que no tropezara, éste último soltó su eterna cartera junto al periódico que había comprado, antes que yo lo pudiera coger, se adelantó diciéndome: ¡Después lo leerás, ahora quiero hacerte un ligero chequeo, para asegurarme, de que estés bien del todo! Yo replicaba: ¡Te lo juro, estoy bien! Alejandro trajo el maletín de urgencias de Amadeo y  éste me hizo una revisión, pasado un rato dijo: ¡Estas bien, pero tómatelo con calma! Con rapidez cogí el periódico y mientras buscaba la página me senté en el butacón que usaba Amadeo con más frecuencia y comencé a leer, mis manos temblaban de tal forma, que las hojas del periódico hacían un ruido extraño, apoyé las hojas sobre mi pecho y el temblor fue cediendo, levanté de nuevo las hojas y continué leyendo, mi cara giraba de un lado al otro, mientras decía: ¡No puede ser verdad, él no ha hecho eso! Y mi mano pasaba sobre la cara sonriente de la foto, la noticia continuaba comentando sobre la investigación del brutal asesinato de un joven menor, pero su cuerpo no había sido encontrado, sin embargo la cantidad de sangre sobre la cama, un cuchillo de grandes dimensiones, con sangre y sus huellas de la mano derecha lo delataban, aparte de encontrar bastante droga y algo de dinero, lo condenaban definitivamente, al lado había una foto de un chico muy joven, sonriendo, ojos claros, pelo bastante rubio rizado, era muy guapo, parecía bastante delgado, su nombre era Mauricio y lo había obligado a prostituirse, para ganar dinero con facilidad y comprar drogas para revenderlas, cerré las hojas del periódico y lo dejé sobre la mesita baja y me quedé pensativo, Amadeo siempre solicito conmigo, me acarició la cabeza, levanté mi cara y lo miré, asintió con la cabeza y me senté en el sofá grande junto a Diego, que soltó: ¡Me has dado un susto terrible! Yo contesté: ¡Lo siento! Y lo besé en los labios para demostrarle que mi corazón seguía latiendo por él.

Al acabar la cena, nosotros lavamos los platos, nos gustaba ayudar en todo lo que fuera preciso y nos divertíamos mucho al hacerlo, nos acostamos y le dije a Diego: ¡Quiero que me penetres, quiero tenerte dentro, sentirte como si solo fueras mío y yo tuyo! ¿Lo harás? Diego me beso la boca con fuerza mientras frotaba su cuerpo contra el mío, nuestras vergas se estaban endureciendo y poco después me penetraba, primero con suavidad, pero después con urgencia, haciéndome notar con sus acometidas que yo era suyo y yo de él, nuestras bocas se unían pasándonos saliva de uno al otro, los dos éramos uno solo, la fogosidad juvenil, que me volvía loco de placer, conmigo había aprendido el arte de hacer el amor plenamente sin ningún tabú, entregándose al cien por cien en cada momento y ya practicaba mi movimiento de caderas, que yo realizaba a todos y cada día mejoraba más y me hacía sentir muy feliz, se había corrido una vez dentro de mi culo y yo sobre mi pecho, pero continuaba penetrándome con intensidad, su gruesa y larga verga estaba dura como un palo de béisbol y me taladraba con fuerza y ésta vez sacándola del todo la clavaba de nuevo, haciéndome soltar gemidos de placer y en uno de sus ataques solté mi semen de nuevo sobre mi pecho sin tocarme para nada, notando que él soltaba de nuevo su semen en mi interior gimiendo, deslizó sus piernas hacia abajo y también su cuerpo, quedándose sobre el mío, lo abracé diciéndole: ¡Gracias mi niño, eres lo mejor que me ha pasado nunca! Y nos besamos de nuevo, subí un poco la sábana y nos quedamos dormidos en esa posición.

Al día siguiente me encontraba genial y muy animado, después de desayunar montamos en el coche y salimos a dar una vuelta por la ciudad, pero al poco rato salimos de ella y nadie decía nada, pasado un buen rato vislumbré a lo lejos  el Centro Penitenciario de Cuatre Camins (Cuatro Caminos), entramos  después de pasar el control de la puerta, Alejandro aparcó el coche, bajamos los cuatro, pero Diego y Alejandro se quedaron junto al coche, después de pasar un registro y dar nuestros nombres entramos Amadeo y yo, esperamos un tiempo que me pareció eterno, se oían sonidos de llaves y chirriantes  puertas abriéndose y cerrándose, me daba aprensión, me senté en el cubículo asignado para nosotros en la sala de visitas, Amadeo me apretó la mano mirándome con dulzura, dándome ánimos, él se quedó al fondo apoyado en la pared.

Se abrió la puerta y entonces apareció él, iba un poco encorvado, su mano cruzaba la cintura y su andar era como si tuviera cojera, al llegar se sentó en una silla, solo entonces levantó su mirada hacía mí, su cara magullada y el labio partido, pareció sorprendido de verme delante de él, descolgamos el teléfono y sin apenas decir nada, soltó: ¡Estás contento, tu venganza ha dado resultado, ya estoy encerrado y creo que será por mucho tiempo! ¿No te ríes? Sus palabras se me clavaban en el corazón, puse mi mano sobre el cristal, mientras le decía a través del teléfono: ¡Me enteré ayer de todo, he estado casi todo el mes en Grecia y yo no he hecho nada, ni he hablado con nadie! Me faltaba la respiración, respiré más lentamente y le pregunté: ¿Que ha pasado, cuéntamelo, por si puedo ayudarte en algo? Él respondió: ¡No puedes hacer nada, sigue con tu vida, aprovecha tu caballito blanco! Su mirada pasaba sobre mi hombro mirando a Amadeo y sonrió de una forma muy sardónica, pero se le notaba pensativo y casi sin darse cuenta puso su mano sobre la mía con el cristal de por medio, entre susurros comentó como al azar: ¡Eres inteligente, igual puedes encontrar a mi niño, Mauricio! ¡Él sabía de ti y una vez lo llevé para enseñarle “tú ático”, me había quedado con tu llave de la portería!

Amadeo se acercó a mí poniéndome su mano sobre el hombro, diciéndome: ¡Tenemos que irnos! Miré de nuevo a Kike y juntando mis labios hice el gesto de un beso, el cerró los ojos y le resbaló una lágrima, se la seco con la mano rápidamente, me levanté y Amadeo ocupó mi silla, cogió el auricular y mirándole fijamente le dijo: ¡Sabes malnacido, que si hubiera tardado un poco más, aquel día John estaría muerto! ¡Alguno de tus ángeles, se cebó con fuerza con él, las costillas rotas estaban a punto de perforarle los pulmones y tú sin hacer nada para remediarlo! Continuó: ¡Hemos vuelto de Grecia y al ver la noticia se desmayó, no cree, que puedas haber hecho esto! ¡Piensa detenidamente, quien sale ganando con tu detención y el motivo para ello! ¿Por cierto tienes abogado? Kike mirándolo asintió con la cabeza y mirándome dijo: ¡Lo siento mucho, de verdad, pero el poder para dominar a los chicos, me producía placer y no era solo por el dinero, de verdad siempre te he querido! Mientras se levantaba se enjugó otra lágrima de su cara mirándome...

Cuando nos reunimos con Alejandro y Diego, Amadeo les contó toda la conversación, al terminar Alejandro nos explicó, que había estado hablando con unos de los guardias de la entrada y le había dado el nombre del abogado de oficio que tenía Kike, movía la cabeza negativamente añadiendo, que era bastante bueno, pero sin dinero por medio, el joven estaba perdido. Amadeo dijo lo maltrecho que estaba el joven, cuando apareció en la sala de visitas, subimos al coche y volvimos a casa, nadie hablaba de nada y de pronto Amado se giró hacia atrás y mirándome dijimos al mismo tiempo: ¡El ático! Yo no había vuelto desde el fatal desenlace, cuando llegamos llamé al timbre de una mujer mayor que muchas veces le había subido las bolsas de la compra, me abrió y subimos, al pasar por delante de su puerta la saludé efusivamente, hablamos un poco y luego cerró la puerta, seguimos subiendo y llegamos a la terraza “mi ático”.

Abrí la puerta del cuarto y allí estaba Mauricio, tumbado sobre el colchón, todo estaba lleno de suciedad, él joven solamente llevaba unos slips, que en su día fueron blancos, su cuerpo era bastante delgado y estaba blanco como la leche, miró en nuestra dirección, sus ojos estaban como extraviados, apenas se movió, Amadeo se acercó a él, miró su muñeca vendada, le tomó el pulso, le miró los ojos bajándole los parpados inferiores y haciéndole una señal a Alejandro, cogieron su ropa, lo vistieron entre los dos, Alejandro le preguntó si llevaba todo, él señaló su cartera sobre la mesita y también la cogieron, Amadeo llamó por su móvil a un colega médico, que trabajaba en una clínica privada y le explicó rápidamente la situación, Alejandro cogió al chaval en brazos y bajamos todos muy deprisa, montamos en el coche y fuimos a la clínica, en la puerta nos esperaba el amigo de Amadeo, pusieron en una camilla al chico y salieron disparados, Alejandro, Diego y yo nos quedamos en la sala de espera.

Pasada una media hora más o menos apareció Amadeo, con su amigo, el médico, nos presentó a todos y comenzaron a hablar, casi al mismo tiempo, se rieron y Jaime, el doctor explicó: ¡Por los pelos, pero está mejor y descansando!  Continuó diciendo: ¡El chico perdió mucha sangre por la muñeca derecha, que seguramente lo curaron en algún hospital, estaba muy deshidratado y llevaba días sin comer, también tenía desgarros internos en el ano, como si lo hubieran violado de forma continuada y con algo muy grande! Yo dije: ¡Dios, pobre niño! El doctor me miró diciendo: ¡No es tan niño, tiene 19 años, pero con su cara y cuerpo parece menor! Volviéndose hacia Amadeo, le dijo: ¡Tienes que firmar la entrada de él, lo ingresé con tu apellido, así no habrán preguntas incomodas! Se fueron juntos y Amadeo reapareció poco después ¡Todo en orden, dormirá todo el resto del día y la noche, mañana podremos verlo, está en buenas manos! Y nos fuimos a casa de nuevo, Diego era la persona, que más callado estaba, cruzó su brazo alrededor del mío y apoyando su cara sobre mi pecho, comenzó a llorar en silencio, yo acariciaba su cara y le susurraba palabras cariñosas.

Entonces entre sollozos comentó: ¡Me he acordado del día que te encontramos de igual forma y al mirarlo tirado sobre el colchón, parecía que era yo, al que habían agredido, como si fuera el mismo día que te forzaron y apalearon! Yo le dije: ¡Suéltalo todo, dime lo que se te pasa por la cabeza, eso es bueno, lo llevabas escondido dentro y hoy sale fuera, notarás un alivio! Apenas entendía sus palabras un poco inconexas, pero entendí su miedo a quedarse sólo si a mí me pasaba algo, yo lo calmaba acariciándole, levanté ligeramente su cara y lo besé en los labios, se abrazó a mí con fuerza y me besó con mucha intensidad, mientras de sus ojos salían abundantes lágrimas, durante la comida apenas hablamos y Amadeo nos dijo que nos tumbáramos en la cama para descansar un poco, durante toda la tarde Alejandro no paró de hablar por teléfono, salió en dos ocasiones con el coche, Amadeo por su lado, llamó a varios sitios que le había anotado Alejandro, también salió con su gran moto, para ver a alguien, nosotros apenas pudimos descansar estábamos de los nervios, fuimos a la piscina, pero aparte del remojón, no teníamos ganas de nada, al oír el rugido de la moto salimos del agua y secándonos fuimos a ver a Amadeo, pero no dijo nada de nuevo y durante los dos días siguientes fueron una locura, Alejandro y Amadeo salían por separado tardando horas en volver, el nerviosismo hacía mella en todos.

Cogiendo un libro de cocina intenté preparar algún plato, que no fuera muy complicado y nos entretuvimos cocinando para ellos, pero a pesar de comérselo no hacían ningún comentario, para cenar preparábamos comida fría a base de pan tostado con tomate y embutidos o surtidos de quesos y patés, después de cenar el segundo día, se sentaron juntos en el sofá, nos sentamos con ellos mirándolos y entonces Alejandro comentó: ¡La comida y la cena de estos días han estado muy bien, gracias a los dos! Levantándose sirvió tres copas de coñac y una de crema sin alcohol, para Diego, las otras nos las fue entregando, sentándose poco después, carraspeó y dijo: ¡Voy a defender a tu amigo Kike, también seré el abogado de Mauricio, si lo necesitara! ¡He estado mirando las declaraciones de la policía, del forense y sobre todas las pruebas contra él, hay algo que no encaja en todo esto!

Primero- La policía recibió una llamada anónima avisando de un asesinato, dando la dirección correcta, la voz estaba distorsionada.

Segundo-La policía derribó la puerta de entrada casi destrozándola y a pesar de ello tuvieron que despertarlo moviéndole la cabeza, apenas recordaba nada, estaba atontado.

Tercero- la mesa seguía con los restos de la cena, como si fuera una celebración, con una botella de vino un poco cara y una lata de refresco.

Cuarto- El cuchillo tenía muy poca sangre en comparación de la cantidad encontrada sobre la cama y sí tenía las huellas de la mano derecha de Kike.

Quinto- La botella de vino tenía un medicamento para dormir, en bastante cantidad.

Sexto- Las bolsas de droga, no tenían sus huellas, hallaron otras desconocidas, que tampoco son de Mauricio.

Séptimo- Kike no dio positivo en drogas en sangre, pero sí del medicamento para dormir.

Según su declaración, Kike y Mauricio cenaron en el piso, Kike bebió varios vasos de vino y Mauricio vino mezclado con el refresco, al terminar era muy tarde y se acostaron, lo que sí recuerda, que la policía le movía la cabeza, para despertarlo y al volver en sí vio la sangre y el cuchillo cerca de su mano derecha, lo hicieron vestirse y se lo llevaron esposado, pasó por el juez de guardia y lo encerraron en una celda de la comisaría, al día siguiente después otro juez determinó su arresto, hasta el juicio, llevándolo a la prisión de Cuatro Caminos, no lejos de Barcelona, añadió: ¡Mañana voy a verlo, para decirle que seré su abogado! ¡Quiero oír su versión! ¿Quieres que le diga algo de tú parte? Yo negué con la cabeza y él dijo: ¡Bien!

Amadeo tomó la palabra comentando: ¡ Hace dos días avisamos a la policía de la aparición de Mauricio, fueron al hospital y hablaron con el médico, les dio una copia del parte médico junto a unas fotos impresas, unas cuantas las hice yo con el móvil en “tú ático”, las otras antes de la exploración, así lo exige el reglamento del hospital, entregaron el slip sucio para que el forense lo analizara, por si había restos de drogas o algo, como se le había hecho una transfusión de sangre, no serviría de mucho un análisis ahora! Y Mauricio se encuentra mucho mejor y la policía le tomó hoy declaración, él recordaba la celebración durante la cena y acostarse después, pasadas unas horas oyó un ruido, cuando intentaba abrir los ojos, cubrieron su cabeza con una bolsa oscura, como si fuera una mochilita de tela suave, le dieron varios puñetazos en el estómago doblándolo en dos y al mismo tiempo notó que por su muñeca derecha le pasaba algo cortante, mientras le apretaban con fuerza por encima del corte, después alguien muy fuerte le ató los brazos por detrás por encima de los codos y lo fueron empujando escaleras abajo, mientras trastrabillaba en su descenso, lo metieron en un coche y lo llevaron como a unos 15 minutos más o menos, en un lugar apartado le ataron las manos alrededor de un árbol y bajándole los slips, uno tras otro lo penetraron, no sabía cuántos eran, ya que lo penetraron bastantes veces, había uno de ellos que con una rama del árbol le golpeaba su verga, para que se pusiera dura, al no conseguirlo le dio golpes en la espalda y en las nalgas, mientras  lo follaban, perdió el sentido cuando le metieron algo muy grande dentro del culo separándole las nalgas, el dolor era atroz y cuando se cansaron lo metieron en el maletero y lo arrojaron cerca de la entrada de un hospital, arrastrándose a gatas, fue hacia una luz que traspasaba la capucha y se desplomó. En el hospital cortaron la hemorragia de la muñeca y cuando iban  a hacerle una revisión, una enfermera reconoció su cara y lo comunicó a un doctor que fue a llamar a la policía, como pudo se escabulló y  una ambulancia que salía a recoger a un herido de tráfico lo acercaron a la ciudad, se coló en un autobús y fue de nuevo al piso, allí no encontró a Kike, pero vio la sangre, estaba todo revuelto, cogió su cartera que  estaba entre dos muebles tirada y fue andando hasta “el ático”, donde lo encontramos.

Esa noche, Alejandro, Amadeo, Diego y yo disfrutamos, los cuatro en su habitación, nos penetramos unos a otros, como si no hubiera un mañana, gozamos cada penetración tanto en nuestras bocas como dentro de nuestros culos, las corridas fueron apoteósicas y terminamos todos rendidos, nos quedamos a dormir los cuatro, algo apretados, pero contentos. Al día siguiente muy temprano hablé con Alejandro, algo rondaba en mi cabeza y en la cocina, le pregunté: ¿Cómo es posible, que encuentren las huellas de la mano derecha de Kike en el cuchillo, cuando siempre ha sido zurdo? Alejandro fue al juzgado, habló con el juez y el fiscal del caso, les mostró todas las pruebas a favor de Kike, incluidas unas cartas del orfanato, el director del mismo decía, que el joven siempre defendió a los más jóvenes frente a los camorristas, otra escrita por el director del centro penitenciario de menores, en esa el director exponía, que el joven estuvo encerrado por hurtos menores de comida, sus padres habían fallecido de sobredosis de drogas y el chaval odiaba cualquier cosa relacionada con ellas también, que fue de gran ayuda en la carpintería siendo zurdo tenía mucha maestría, en ambas misivas elogiaban mucho su labor de ayuda a los más indefensos, poco después Alejandro fue a la prisión y habló con Kike.

Amadeo, Diego y yo fuimos al hospital a ver a Mauricio, se encontraba recostado sobre unas almohadas, tenía mucho mejor aspecto que cuando lo encontramos, sonó el móvil de Amadeo, salió fuera del cuarto y entró un segundo comentando, que iba para hablar con el médico, poco rato después aparecieron los dos y el médico, después de un rápido reconocimiento le dio el alta al joven Mauricio, lo ayudamos a vestir y salió del hospital con nosotros, volvimos a casa, ¡Bonitas palabras, a casa...! Mauricio miraba atónito la gran casa, estaba muy animado, Amadeo nos dijo, que subiéramos con él para ducharse y lo vigiláramos para que no se cayera y se probara algo de nuestra ropa, para cambiarse, la suya estaba manchada de sangre y bastante sucia.

Mauricio dentro de la ducha y nosotros mirándolo, realmente estaba algo delgado, pero su cara angelical, el cuerpo bien formado pero delgado, pero su verga de unos 18 cm. y gruesa, colgaba flácida sobre sus huevos, le pasé la esponja por la espalda enrojecida y al poco salió sacudiéndose el cabello rizado, como si fuera un caniche, yo sequé su espalda con cuidado y Diego por delante, cuando se agachó, para secarle las piernas, la verga de Mauricio iba tomando forma y comenzaba a ponerse dura, Diego al verla acercó sus labios a la verga y deslizó su lengua sobre el tronco, cuando llegó al capullo, lo atrapó con su boca, el joven gimió, Diego comenzó a chuparle la verga con pasión, mientras yo acariciaba con delicadeza el cuerpo del joven, él giró su cara y lo besé en la boca, su lengua buscó la mía apasionadamente, sus manos tocaban mi cuerpo mientras nos besábamos, sus gemidos morían dentro de mi boca y poco rato después gimió mientras se corría en la boca de Diego, que siguió chupándola dejándola limpia, nos acompañó a nuestro cuarto y se probó varias prendas.

Cuando bajamos Amadeo levantó su cara y soltó un silbido, diciendo: ¡Eso está mucho mejor, te queda muy bien! Llevaba unos pantalones cortos de color carne, que eran de Diego y una camisa blanca de hilo de manga larga, pero arremangada, un cinturón trenzado rojo y mocasines color crema, que eran míos, sobre la muñeca vendada le habíamos colocado unas pulseras de colores, tan de moda, así disimulaba la venda, realmente era hermoso y se lo dijimos, él se ruborizó, se sentó con cuidado en el sofá, trajimos unos refrescos para todos y bebimos, Mauricio se volvió hacía mí, mirándome tranquilamente y comentó: ¡No me extraña, que Kike perdiera la cabeza por ti, te nombraba muchas veces, hasta tuve envidia de lo que sentía por ti! ¡Y me enfadé mucho con él, cuando me enteré de lo que te habían hecho, incluso, le dije, que tal vez yo sería el siguiente...! ¡Y ha ocurrido, pero no por parte de él! ¡Esa noche me pidió que nos fuéramos los dos y dejáramos esta forma de vida, que tenía algo de dinero guardado, para dejarlo todo y eso estábamos celebrando!

Entonces se oyó el sonido de un coche que entraba por el jardín, llegaba Alejandro, nos levantamos todos y fuimos hacía la puerta,  pero antes que Amadeo que abriera la puerta, le pregunté: ¿Alejandro ha tenido más hijos? Él asombrado me dijo: ¿Por qué lo preguntas? Yo respondí: ¡La verga de Mauricio es igual a la mía y también tiene una peca en forma de media luna cerca del pezón, yo en la ingle, Alessandro en el cuello cerca de la yugular, como Alejandro en la nalga! No supo que responder abrió la puerta y salimos fuera del coche descendió Alejandro y al poco del otro lado con la cabeza mirando al suelo descendió Kike, nuestro padre pasó su brazo por encima de los hombros del joven y le dijo algo, que le hizo levantar la cara, mirándonos a todos y echó a correr en nuestra dirección, quería abrazar a Mauricio, pero Amadeo, le dijo: ¡Con cuidado! Y eso hizo, lo abrazó besándole la boca de forma casi brutal, con ansia devoradora.

Cuando se apartó de Mauricio, me abrazó diciéndome: ¡Perdóname, por estar tan ciego y haberme portado brutalmente contigo, ahora sé lo que pasaste aquel fatídico día! Miré por encima de su hombro hacía Alejandro, éste se puso un dedo vertical sobre los labios, como que me quedara en silencio, abrazó a Diego soltándole: ¡El chico de la subasta, que hermoso eres! Y mirándome dijo: ¡Siempre has sabido escoger lo mejor y me alegro por ti, por los dos, ya que seguís juntos! Sólo entonces miró la casa, soltó un sonoro silbido de aprobación y soltó: ¡Siempre pensé que eras inteligente, pero estar  viviendo aquí, es lo más y encima tus caballitos blancos están de muerte, además de forrados! Entonces repliqué: ¡No sé, si habéis sido presentados oficialmente! Me acerqué a Alejandro y besándole en los labios dije: ¡Alejandro es mi padre biológico! Me acerqué al lado de Amadeo, besándolo también mientras decía: ¡Amadeo es el padre biológico de Diego! Besé en la boca a Diego y continué: ¡Ahora ellos son pareja y están casados legalmente!

Kike estaba perplejo, miró a Mauricio y sonriendo le dijo: ¡Pareces un príncipe, con esa ropa tan elegante! Alejandro tomó la palabra y dijo: ¡Subir arriba, que se duche y se pruebe algo de ropa vuestra, si no le va bien, alguna de las nuestras le sentarán mejor! Mauricio cogió la mano de Kike y subimos los cuatro a nuestra habitación, allí volvió a silbar diciendo: ¡Chicos esto es fabuloso, me alegro por vosotros! Le enseñamos el baño y sin pensárselo dos veces se desnudó metiéndose bajo la ducha, su cuerpo tenía moratones por todas partes, le pasé la esponja por la espalda, para que Mauricio no se mojara la ropa, poco después le ayudé a secarse, como habíamos hecho con Mauricio y volvimos a nuestro cuarto, se fue probando ropa nuestra, pero algunas le iban cortas o muy ajustadas, bajé y cogí ropa de Amadeo, ésta le quedaban algo mejor, poco después bajamos al salón, allí nos reunimos los seis.

Alejandro dijo: ¡Enrique (Kike), está fuera bajo fianza de 30.000 euros, dentro de 15 días tendrá lugar el juicio y todo apunta en su beneficio, pero ya veremos lo que pasa y de momento tengo su custodia hasta ése momento! Diego, para sorpresa de todos silbó diciendo: ¡Anda como la cantidad de la subasta! Kike me miró extrañado soltando: ¡Pero solamente llevabas 3.000 euros, aquel día! Yo iba a replicar, pero Alejandro se adelantó comentando: ¡Ésa era la cantidad, que teníamos que darles, pero ninguno de los dos la quisieron alegando que esa cantidad los iba a separar, sólo tomó lo justo para pagar los gastos y la ayuda de la subasta! ¡Y supongo, que gracias a ti, encontramos nuestro parentesco, que todos ignorábamos! Continuó relatando  el fatídico día y lo que fue pasando los días siguientes, la cara de Kike, cambiaba de expresión constantemente, su mano derecha cogía la izquierda de Mauricio, de vez en cuando se la llevaba a los labios y la besaba, realmente parecía enamorado del joven Mauricio y éste lo miraba arrebolado.

Alejandro respiró hondamente y continuó: En prisión me preguntaste varias cosas, que apenas respondí, primero porque estaba allí para defenderte y quien me pagaba, yo contesté que alguien muy querido para mí, me lo había pedido, fue John, la otra fue sobre Mauricio y te dije que lo habíamos encontrado, pero no te conté, en el estado que lo encontramos, le entreguó la copia de la declaración de Mauricio a la policía, Kike se puso a leerla detenidamente, le resbalaban lágrimas de sus ojos, cuando terminó abrazo a su chico besándole y pidiéndole: ¡Perdóname, no supe defenderte de esos canallas, lo siento cariño, lo siento mucho! Mauricio explicó el resto de nuestro encuentro y lo del hospital, hasta ése momento, saltándose la mamada de Diego en el baño.

Alejandro dijo: ¡John, quiere preguntarte algo, pero creo que sabe la respuesta, adelante John, pregunta! Miré a Kike a los ojos y le pregunté: ¿Por qué pensaste que fui yo y que motivo tenían mara machacarte tanto?  Kike se rascó la cabeza y respondió: A tu primera pregunta, fue porque al verte tan moreno y elegante me sentó fatal y pensé que fue venganza tuya, por lo ocurrido, cuando dijiste que habías estado fuera, me desarmaste ya que eras la última persona que vendría a verme allí, tal vez esperaba alguno de mis chicos, pero no vino nadie. En tu segunda pregunta: Al encerrarme estaba marcado, por violación y corrupción de menores, asesinato de uno de ellos e inducirlos a tomar drogas, lo primero no está bien considerado entre rejas y ya la primera noche, mis compañeros de celda, me molieron a palos y me penetraron todos como castigo a pesar de declararme inocente, cuando llegaba la noche, me sujetaron las muñecas y los tobillos en cruz a los barrotes de la litera superior, una mano en los de la cabecera y la otra en los de la parte final de la cama, muy tensadas las ataduras y lo mismo los tobillos, en la boca me pusieron unos calcetines para que no hiciera ruido, me golpeaban hasta cansarse y después me iban penetrando, algunos de ellos jugaban chupándome la polla hasta ponérmela dura, mientras me follaban los demás, luego me ponían su verga dentro de mi boca, sacando los calcetines y apretándome la cabeza provocándome arcadas y soltando su leche dentro de mi boca, los otros en mi culo, después me soltaron y me acurruqué en mi litera, como no dije nada, al día siguiente no me apalearon, pero continuaron penetrándome cada noche, la celda es para seis personas y me tomaron por su putita personal, siempre el que me mamaba mi verga, conseguía ponerla dura y luego la golpeaba con la mano, no querían que me corriera y me amenazaban, que si me masturbaba por la noche, me harían algo peor, hoy se habrán quedado de piedra al no verme aparecer en el patio, Kike miró a Alejandro y al resto de nosotros y dijo: ¡Gracias a todos, por haber salvado  a Mauricio y por ayudarme también a mí, aunque no creo merecerlo! Yo respondí: ¡Tú me salvaste en varias ocasiones de algo parecido en el orfanato! ¿O ya no te acuerdas?

Sonó el timbre de la reja de entrada, Alejandro se levantó, apretó el botón y salió al exterior, Amadeo se acercó a la puerta y entonces aparecieron cuatro hombres, vestidos con mono de trabajo, junto a Alejandro, éste les presentó a su amigo  y pareja, se estrecharon la mano y los guio escaleras arriba, Alejandro nos miró diciendo: ¡Tranquilos beber algo, que no tardaremos mucho! Diego y yo fuimos a la cocina, seguidos por Kike y Mauricio, que seguían cogidos de la mano, después les enseñamos el jardín, la piscina, la casa de invitados, entramos de nuevo dentro de la casa, Kike parecía alucinado de tanto lujo, simple, pero muy elegante con muy buen gusto, subimos a nuestro dormitorio y atravesando el gran baño les mostramos el otro gran dormitorio, destinado para ellos, nos sentamos en la cama y desde allí oíamos el susurro de voces provenientes de la buhardilla, llevaban más de media hora arriba y decidí ir a echar un vistazo, pero todos me siguieron.

Casi al lado de la entrada había unos diseños de la buhardilla, con paredes, baño y salón, pero mejor era la estampa que formaban los seis hombres desnudos, en dos grupos de tres, uno tumbado sobre un baúl, con las piernas levantadas, Alejandro lamiéndole el culo soltándole saliva y paseando su lengua arriba y abajo, mientras que su mano masturbaba su verga, en la cabeza del joven tumbado un compañero metiéndole la verga en la boca , mientras él chupaba la verga del tumbado, de igual manera se encontraba Amadeo, tumbado sobre una mesa, uno de los trabajadores lo penetraba sujetándole los muslos y dentro de su boca entraba y salía una gran polla, realmente la visión era muy erótica, los gemidos de todos eran casi silenciosos. Alejandro se irguió y clavó su pene dentro del ansioso culo del trabajador, sujetándole los tobillos con las piernas separadas, el hombre gemía a pesar de tener la verga de su compañero en su boca, las embestidas eran brutales, los gemidos iban aumentando.

Yo acaricie mi verga sobre el pantalón, acto seguido Diego se agachó delante mío y bajándome el pantalón comenzó a chuparme la polla mientras yo acariciaba su pelo, sus ojos verdes miraban mi cara y yo la suya, su mamada fue en aumento, me acariciaba los genitales, a nuestro lado Kike chupaba la verga de Mauricio mientras él se masturbaba lentamente, Mauricio acercó su cara a la mía y nos besamos, nuestras lenguas se buscaban una a la otra en una lucha frenética, una de las manos de Diego pellizcaba mi pezón y me corrí dentro de su boca, mientras él continuaba chupándome, la respiración de Mauricio dentro de mi boca vaticinaba que también se estaba corriendo en la boca de Kike, poco después fuimos nosotros los que chupábamos las vergas de nuestros respectivos, yo a Diego y Mauricio a Kike, que terminaron soltando su semen dentro de nuestras bocas, nos arreglamos la ropa y nos quedamos observando las penetraciones del otro lado.

Alejandro continuaba penetrando al tumbado, pero al mismo tiempo el que antes estaba sobre la boca de su compañero traspasaba el culo de Alejandro, empujándolo más contra su amigo, gemían como locos, la mano de Alejandro masturbaba con fuerza al joven tumbado, que comenzó a soltar su semen salpicando todo su cuerpo, el de detrás de Alejandro sacó su verga del culo de éste y colocándose al lado de su compañero se masturbó corriéndose al instante sobre el semen del tumbado, Alejandro sacó su verga del culo y masturbándose también soltó su corrida sobre la verga y los huevos del hombre estirado, juntaron sus bocas besándose entre ellos.

En el otro grupo, estaban formando un tren, con Amadeo en medio moviendo su culo adelante y atrás, mientras él penetraba a uno de los currantes y otro de ellos lo traspasaba a él con su gran verga, el de delante con su cuerpo encorvado se masturbaba al ritmo de la follada y terminó soltando su semen sobre el suelo, mientras gemía, Amadeo sacó su verga del de delante y sujetándola con fuerza, se corrió sobre la espalda del primero y el de detrás hizo lo mismo con Amadeo, sacó su enorme verga del culo de nuestro amigo le inclinó la espalda hacía delante y soltó su semen entre las nalgas de Amadeo, paseando su verga sobre su propia corrida, se incorporaron y comenzaron a besarse. Nosotros salimos discretamente y bajamos al salón, allí nos miramos y soltamos unas risas, Kike dijo: ¡Menudas fiestas os dais aquí! Entonces lo miré fijamente y le dije: ¡Espero que no hagas ninguna tontería de las tuyas, por si no te das cuenta, de alguna forma nos están ayudando a todos, aunque nosotros somos hijos biológicos, pero podían haber pasado de nosotros y no lo han hecho, ni tampoco de vosotros! Kike se puso serio y respondió: ¡Juro por lo más sagrado, que no haré nada que perjudique a algunos de nosotros! Pasó casi media hora más y bajaron los de la buhardilla, recién duchados, nos presentaron, les dimos la mano y uno de ellos dijo: ¡Menudas mamadas, que os hacíais, me alegro por vosotros! Y se marcharon.

Alejandro junto con Amadeo se sentaron con nosotros y el primero comentó: ¡Mañana empezaran las reformas de la buhardilla, duraran unos tres días más o menos! Nos enseñó el croquis de la distribución y añadió: ¡Serán las habitaciones del personal fijo de la casa y quiero que el trato que reciban sea estupendo, son personas, que también lo han pasado mal y les ofrezco un trabajo y alojamiento, ser respetuosos con ellos y todo ira muy bien! ¿De acuerdo? Todos contestamos ¡Sí, de acuerdo!

Continuará...