Me subastan por amor...6ª parte

, su cuerpo moreno adornado con pinturas fluorescentes y su taparrabos de abalorios se bamboleaban con sus movimientos pélvicos, aunque su insinuante verga era la causante de tales movimientos

ME SUBASTAN POR AMOR...6ª PARTE

Vamos los cuatro camino de Atenas (Grecia) pasaremos 15 días de vacaciones, no paro de darle vueltas a la cabeza, que nos vamos a encontrar allí, mis compañeros nada saben al respecto, ni Alejandro, mucho menos John y Diego, después del palo de horas en avión un taxi nos llevó al hotel, una vez instalados descansamos un rato, al reunirnos más tarde salimos a recorrer parte de la capital, estaba lleno de turistas, como nosotros, cenamos esa noche en el hotel y nos acostamos temprano. Los primeros días recorrimos los lugares más famosos, Alejandro había alquilado un coche y otro día fuimos a El Pireo, el puerto más conocido de Grecia, allí vimos yates muy lujosos y hacía el fondo barcas más pequeñas de pesca, nos fuimos acercando a esa zona y nos quedamos observando, como descargaban las cajas con pescado de todo tipo, pero a casi todos nos llamó la atención de uno de los pescadores.

Se encontraba a bordo de una pequeña barca, llevaba los clásicos pantalones amarillos con tirantes plastificados, su pecho ,o cubría una camiseta muy oscura, encima llevaba puesto una sudadera de chándal con capucha de gris claro, pero se le ajustaba tanto a los brazos que parecía que iba a reventar la prenda, llevaba la capucha puesta sobre la cabeza, por lo que se veía de sus manos y parte de la cara, estaba muy bronceado, cogía las cajas con apenas hacer esfuerzo y las iba descargando, en un momento la capucha se deslizó hacia atrás, dejando ver su pelo largo , casi rubio, anudado en una coleta, estuvimos mirándolo trabajar, hubo un momento que el joven se dio cuenta, se subió la capucha de nuevo y haciendo visera con su mano, miró en nuestra dirección, levantó su otra mano saludando, me giré de inmediato y vi en lo alto del paseo a un joven alto, algo delgado, que le sonreía mientras agitaba su mano frenéticamente, le hizo unas señas y se marchó, el joven continuó su tarea bajando las cajas con las capturas, cuando al musculado joven se le bajó la capucha, casi me salió el corazón del pecho, su cara...

Mientras Alejandro se duchaba, sonó el teléfono, lo cogí y respondí: ¡Sí, soy Amadeo! La voz al otro lado de la línea, me contaba varias cosas y apunté unas direcciones, que me dio, cuando salió Alejandro de la ducha, le pregunté: ¿Te gustaría visitar la tumba de Alyssa y de paso conocer a su familia? Me miró extrañado, comentando: ¿Has vuelto a hacer de las tuyas? Yo sonreí, él me abrazó y contestó: ¡Sí, tal vez a los chicos también, lo digo más por John! Yo repliqué: ¡Perfecto, entonces mañana nos vamos a Paxos! ¿Paxos? Preguntó Alejandro, yo contesté: ¡Su familia vive allí y en ése sitio fue enterrada! Más tarde se lo contamos a Diego y a John, éste se puso nervioso, por conocer a una familia, que no conocía de nada, se le notaba preocupado, yo pasé mi brazo sobre sus hombros y le dije: ¡Pase lo que pase, nosotros estamos contigo, eres nuestro niño!¿De acuerdo? Él asintió.

Al día siguiente nos dirigimos al puerto, allí nos esperaba una lancha, que el hotel nos había facilitado, para que nos llevara a la Isla de Paxos, iba a ser un viaje de ida y vuelta, el capitán nos aludo en perfecto inglés, con acento griego, lo saludamos y subimos a bordo los cuatro, se puso en marcha, el capitán nos mostraba las islas que pasábamos, siempre en inglés y por fin llegamos, nos indicó el cementerio y la mejor manera de llegar al centro del pueblo, nos anotó su número de móvil, para cuando tuviéramos que volver, él cobraba por horas, bajamos de la lancha y nos dirigimos al cementerio, no era demasiado grande, saqué el papel con la referencia de la tumba, nos costó un poco encontrarla, pero al fin lo hicimos. La tumba era muy hermosa, la figura en mármol de una joven, medio sentada sobre la lápida, con su brazo derecho sobre la misma, la cara mirando al sol, con su larga melena descansaba sobre su espalda, como si el viento la moviera, sus piernas juntas y hacía un lado descansaban sobre el césped, sus pies desnudos y perfectos, su cuerpo estaba cubierto con un liviano vestido larga, que se ceñía perfectamente a su bien moldeado cuerpo, uno de los tirantes bien colocado, el del brazo extendido se había deslizado para abajo, su otra mano reposaba sobre una de sus piernas con la palma de la mano hacia arriba, los bajos del vestido rozaban sus torneados tobillos, en la lápida había una foto de Alyssa, en la misma posición que la estatua. Estaba muy bien cuidada, con flores frescas, John lloraba en silencio, mientras que Diego lo acariciaba para consolarlo, tanto Alejandro como yo, estábamos muy callados, hice varias fotos con mi móvil, las revisé y de mi inseparable cartera saqué un marquito con una foto, que nos había hecho Diego un día, estábamos Alejandro, John en medio y  Amadeo, o sea yo, la deposité entre la lápida y la hierba, clavándola, para que no saliera volando con el viento, Alejandro se abrazó a mí y también a los chicos, derramando sus ya incontenibles lágrimas, realmente la quiso mucho, eran  afines en muchas cosas, yo también la quise pero a mi manera y también se me escapó alguna lágrima, que limpié con rapidez.

Salimos del cementerio en silencio y fuimos andando hacia el pueblo, entramos en el primer bar que encontramos y tomamos unas cervezas, brindando por ella, después de pagar, le mostré la dirección, que tenía anotada en el papel al dueño, este nos indicó por gestos, la manera de llegar, andamos por una estrechas calles, llegábamos casi al final del pueblo y por fin encontramos la casa, después de volver a preguntar a un parroquiano, que nos indicó, el mismo lugar, como todas las casas era blanca y reluciente, tenía un pequeño jardín en el frente de la casa con una valla blanca, parecía un conglomerado de casas amontonadas, desde fuera se contaban tres, en diversos niveles, pero pegadas entre sí, traspasamos la verja y nos acercamos a la casa, John y Diego estaban detrás de nosotros, el cuerpo de John temblaba como una hoja al viento.

Un hombre muy mayor abrió la puerta, nos miró de arriba abajo, en griego nos dijo algo, que no entendimos, entonces Alejandro soltó: ¡Alyssa Karamanlis! El hombre nos volvió a mirar y girando su cara gritó a alguien de dentro ¡Giorgios! De golpe apareció un hombre mucho más joven y fornido, Alejandro en ingles perfecto le preguntó, por la familia de Alyssa, el hombre dijo, que eran ellos, les dijo que habíamos conocido a Alyssa unos 18 años atrás y nos habíamos enterado hacía poco de su fallecimiento y habían venido de vacaciones, pero para presentarle su respeto por el fatal fallecimiento, nos hizo pasar, su mirada no se apartaba de John, entramos al salón comedor, nos invitó a sentarnos delante de una gran mesa, el hombre mayor desapareció brevemente y reapareció con unos vasos y una jarra fresca de vino, llenó los vasos, incluyendo uno para él y otro al joven fornido, en ése instante aparecieron dos mujeres, una bastante mayor y la otra más joven,  la de más edad nos miró y de repente se quedó blanca y comenzó a desmayarse, cómo médico reaccioné con prontitud, les pedí agua fresca y alcohol, la depositamos sobre el gran sofá y le hice unas friegas rápidas en las muñecas, tobillos, cuello y sienes, fue abriendo sus ojos, sin dejar de mirar a John, balbuceaba en griego, Giorgios el fornido, le respondía, mientras la acariciaba, poco a poco se repuso y se sentó en el sofá cogiendo la mano de la otra joven, que tampoco apartaba la vista de John.

Giorgios, nos preguntó: ¿Que hacíamos allí, después de tantos años? Señaló a John diciendo: ¿Quién es? Alejandro, le contestó: ¡Él es mi hijo John, lo adopté cuando mi esposa e hijo fallecieron, en su partida de nacimiento ponía el nombre de la madre, Alyssa Karamanlis y da la casualidad, que yo conocí en Marbella a una joven azafata con ése  mismo nombre, hace más o menos unos 18 o 19 años! Giorgios, fue traduciendo para los dos mayores, al terminar, los presentó, como sus padres y también de Alyssa, su hermana, la otra joven era su esposa, nos preguntó si habíamos visitado la tumba de ella, asentimos, les dijo que era muy bonita, igual, que ella.

Entonces el hombre mayor comenzó a hablar y su hijo iba traduciendo: Cuando la embajada nos comunicó el fallecimiento de Alyssa, me desplacé a España, para traer su cuerpo aquí y enterrarla, pero mi sorpresa fue saber, que había tenido un bebé varón y había muerto en el postparto, la embajada se encargó de todo y pude traer el cuerpo de mi hija y también al recién nacido, volvimos en barco, ya que el bebé no podía ir en avión y se ha criado en ésta casa.  El padre se quedó callado y  de un trago terminó su vaso de vino. Entonces la mujer más joven de un cajón sacó una fotografía y nos la enseñó, diciendo también en inglés, éste de aquí es Alessandro y el de al lado nuestro hijo Christos, pero no sabemos dónde se encuentran, los dos se fugaron hace dos años, cuando los encontramos teniendo relaciones entre ellos y antes de hablar con ellos se fugaron de madrugada, creemos que se encuentran bien, pero no llaman nunca, pero cada mes, hacen un ingreso en nuestra cuenta bancaria, eso quiere decir, que están trabajando. Cogí la foto, tapé parte de la cabeza y entonces lo reconocí, pero algo más musculoso, miré al joven sonriente a su lado, que lo miraba embelesado y también lo reconocí, aunque estaba más alto y delgado, entonces solté en inglés: ¡Igual podríamos buscarlos, mientras estamos aquí! Les mostré la foto a los chicos y John, soltó: ¿Cómo puede ser, es igual que yo? Entonces, continué hablando y Giorgios traduciendo: ¡Creo, que Alyssa  tuvo gemelos idénticos, tal vez, sólo tal vez los iban a dar en adopción, pero al intervenir la embajada, se justificaron entregando solamente a unos de los niños y el otro se quedó allí, para darlo en adopción! Continué: ¡Hace unos meses, a John unos pandilleros le dieron una paliza, necesitaba sangre y todos nos hicimos las pruebas para saber, si éramos compatibles pero solamente Alejandro lo era, aprovechando la extracción de sangre la envié para comprobar el ADN y resultó, que Alejandro es el padre biológico de John!

Dejé de hablar, para que asimilaran lo que yo acababa de soltar, entonces Giorgios dijo: ¡Eso quiere decir, que Alessandro...! Ahora lo veo, Alejandro, Alessandro, es el mismo nombre y también es tu hijo, pero ¿porque no te lo dijo Alyssa? Alejandro respondió: ¡Yo le di mi teléfono a tu hermana, pero nunca me llamó, ni a mí ni a Amadeo, que también le dio el suyo! ¡Tal vez quería ser madre soltera! Por su parte el padre nos contó, que la empresa de Alyssa, la había destinado para unas prácticas en España y por eso creo que dio a luz allí. Al despedirnos todos abrazaron a John, que estaba embargado de emoción, salimos de allí, quedando en darles noticias nuestras por si encontrábamos a los chicos, subimos a la lancha y fuimos de vuelta al puerto, al llegar, Alejandro se quedó pagando el alquiler de la motora, los chicos, estaban hablando entre ellos, Diego consolaba a John, yo me fui acercando a la barca de pesca donde había visto al joven Alessandro, le pregunté al capitán por él y me dijo que frecuentaba la discoteca Venue, en el barrio Gazi, le di las gracias y juntándome con el resto fuimos al hotel.

John y Diego estaban agotados y después de cenar, se acostaron temprano, aunque conociéndolos, no creía, que durmieran mucho ¡Son jóvenes y calientes! Alejandro y yo nos duchamos y cambiamos de ropa, uno de los camareros que estuvieron en la playa con nosotros, le dio unas direcciones a Alejandro de clubs y discotecas gay y salimos con un plano, marcado con unas cruces, donde se podrían encontrar los jóvenes que buscábamos.

Entramos en diversos locales, todos estaban a rebosar, con mucha marcha, nos separábamos un poco para abarcar más los locales, fuimos a dos discotecas, pero nada de los dos jóvenes y  entonces recordé el nombre de la discoteca, que me dijo el capitán, no la teníamos marcada y fuimos allí, de todas, la entrada era la más cara, pero como todas estaba llena a tope, la música te llevaba los pies, en la discoteca Venue había varias plantas, en una de ellas había privados, en otra cruising y en la más grande la gente más variopinta, descoyuntando sus huesos y ligando, en ésta había varios pódiums, donde jóvenes go-gos bailaban, con muy poca ropa, en la amplia barra, también jóvenes bailando entre las copas que servían a los clientes, Alejandro me dio un ligero codazo y me señaló una tarima, allí se encontraba el joven Christos bailando y hablando con unos clientes, mientras le metían billetes en el minúsculo tanga, continuamos mirando y de repente, miré hacia el final de la barra, ya que bastante gente miraba en ésa dirección y sobre la tarima más elevada, allí se encontraba nuestro joven adonis, la réplica de John, pero más musculoso.

Se movía muy sensualmente, llevaba un tocado de indio, lleno de plumas que le llegaban hasta por debajo de las nalgas, su cuerpo moreno adornado con pinturas fluorescentes y su taparrabos de abalorios se bamboleaban con sus movimientos pélvicos, aunque su insinuante verga era la causante de tales movimientos, su tanga estaba cubierto de billetes, de vez en cuando se agachaba y lo sobaban un poco y le ponían algún billete más, de vez en cuando miraba en dirección de la tarima donde se encontraba Christos, Alejandro se fue acercando, yo me situé a poca distancia detrás de él, pero debido a la multitud, me quedé rezagado, Alejandro había llegado a la parte inferior de la tarima, miraba hacia arriba como embobado. La visión de ésa verga danzante sobre su cabeza lo aturdía, lo llamó, pero el joven, ni caso, entonces sacó un billete de 50 euros y doblándolo le acarició el tobillo, Alessandro se agachó pasando su mano por la cara de Alejandro ofreciéndole una caricia, acercó su entrepierna y mi amigo le puso el billete en el taparrabos, mientras le decía: ¡Alessandro, tenemos que hablar! El joven se incorporó de nuevo sin dejar de bailar, miró hacía la barra y poco rato después a la tarima de su joven amigo, como parecía que no lo había entendido se lo dijo en inglés, el chico se agachó diciéndole: ¡Te he entendido la primera vez, más tarde!  Se volvió a levantar y su cara se puso algo tensa, miré en la misma dirección que él y vi que un joven de unos 30 años ayudaba a bajar a Christos de la tarima y subían al piso superior, la cara de Alessandro era de preocupación, pero su cuerpo no dejaba de bailar, pero su mirada estaba clavada en las escaleras por donde había desaparecido su amigo con el hombre, yo continuaba mirando hacia las escaleras, al igual que él, su reacción, era algo preocupante.

Había pasado algo más de un cuarto de hora, decidí subir al piso de arriba y me fui acercando a la escalera, mientras comenzaba a subir, vi que Alejandro ayudaba a bajar de la tarima a Alessandro, éste se acercó a la barra y dijo algo a uno de los camareros y se fue abriendo paso en dirección de la escalera, seguido por Alejandro, con tanta gente, apenas avanzaban, yo fui subiendo al llegar a la planta superior, vi unos reservados con cortinas, fui separando un poco las primeras y continué, allí no estaba el joven, pero en la última, se oían varias voces y quejidos, estaba a punto de separar un poco la cortina, cuando Alejandro la separó de golpe, el cuadro que se nos presentó era inusual en una discoteca, aunque fuera un reservado, Alessandro iba a entrar, pero mi amigo lo detuvo, poniéndose delante de él, impidiéndole la entrada, sobre la mesa central se encontraba el joven Christos, tumbado boca arriba, desnudo totalmente, cada pierna la sujetaban dos hombres mayores, que  se masturbaban, sus vergas colgaban entre sus pantalones y las camisas abiertas, entre sus piernas uno de treinta y pocos años lo penetraba, junto con un enorme consolador de color negro de gran tamaño, con cada embiste lo taladraba con el consolador, otro hombre de unos 70 años le mordía los pezones y los pellizcaba, mientras sonreía masturbándose con la otra mano, todos estaban con los pantalones abiertos y también la camisa.

En la parte de la cabeza, se encontraba el  de treinta años que lo había bajado de la tarima, su rodilla y pierna derecha doblada, se apoyaba sobre el cuello y el hombro del joven tumbado, impidiendo moverse, su gruesa verga soltaba orina sobre la cara y boca del muchacho, mientras le escupía sobre el rostro, se veían restos de semen por todo su cuerpo, algunos mordiscos en el pecho y algún que otro moretón, A pesar de nuestra intromisión, continuaban violando al joven, Alejandro con la botella de su cerveza dio un golpe contra el reborde de la pared rompiéndola, entonces todos nos miraron fijamente, el follador apartó su verga del culo dejando solamente el consolador dentro, con suma frialdad, les dijo en inglés: ¿Supongo que le habréis pagado muy bien para que soporte toda ésta humillación y el dolor? Christos, que ya no sentía nada sobre su boca dijo, que le había prometido 1000 euros, mirando al joven que estaba sobre su cuello, sin pensárselo, Alejandro soltó un puntapié en los huevos del treintañero, éste se quedó doblado de dolor en el sofá, con la botella rota en la mano, amenazó al resto, les exigió el dinero prometido al joven y los obligó a salir lo antes posible, su cara llena de rabia, no dejaba dudas al respecto, se arreglaron algo la ropa y el más viejo, sacó un billete de 1000 y lo dejó sobre el cuerpo del chaval, salieron a toda prisa, terminando de arreglarse por el camino, dejando al dolorido en el sofá, Alejandro se acercó a él y le soltó, señalando los genitales:¡Cómo lo vuelvas a intentar, te juro por Dios, que te la corto! Como pudo salió deprisa, pasando veloz al lado de Alessandro, que se había quedado como petrificado, ante lo que habían hecho a su amigo del alma, los ojos enrojecidos de rabia y lágrimas acumuladas.

Me acerqué y agarrando el enorme consolador, lo fui retirando con suavidad, Christos se quejaba de dolor, Alejandro sacándose la camisa, se despojó de su camiseta, fue limpiando el joven cuerpo dolorido, giró su cara y dijo: ¡Alessandro, ve a buscar vuestra ropa y tráela aquí, no quiero que lo vean de esta manera y trae unas botellas de agua! ¡Date prisa, venga despierta! Cuando volvió, se encontró a Christos sentado entre nosotros dos, con la camisa de Alejandro puesta por encima de los hombros, el joven lloraba quedamente, miró a su amigo diciéndole: ¡Lo siento, con ése dinero, quería hacerte un regalo para tu cumpleaños! Alessandro se acercó, mientras le resbalaban lágrimas, acarició la cara de Christos, le besó los labios, al separarse le entregó la botella de agua a Alejandro, éste mojó toda su camiseta y comenzó a limpiar al joven, le mojó el cabello y también la cara, cuando terminó le dio de beber, los dos jóvenes se cambiaron de ropa delante nuestro, sin lugar de dudas, Alessandro era hijo de mi Alejandro, su verga era igual en todo, muy larga y gruesa, cuando estuvieron vestidos bajamos, Alessandro se acercó al encargado de la barra y le dijo algo, éste asintió y salimos de la discoteca.

Al salir de allí, Alejandro llamó por el móvil al joven camarero, que nos había dado las direcciones, estuvieron hablando unos minutos y guardó el teléfono, tomando el mando Alejandro dijo, que los dos jóvenes pasarían la noche en nuestro hotel, Alessandro comenzó a protestar, pero la voz autoritaria de Alejandro lo amilanó un poco, mientras le decía: ¡Puede que esos tíos, averigüen donde pasáis la noche y vayan por vosotros! ¡Mañana ya veremos!

Entramos al hotel, Alejandro cogió nuestra llave y subimos a nuestra planta, en el pasillo se encontraba Juanjo, el camarero, abrimos nuestra habitación y entramos todos, incluido Juanjo, que miraba alucinado el cuerpo de Alessandro, abrimos la puerta que comunicaba con la de nuestros chicos, los dos estaban dormidos muy abrazados pese al calor, Juanjo y yo acercamos el gran sillón, juntándolo con la cabecera de la cama ocupada, Juanjo estiró la parte inferior, transformándolo en una cama, del armario sacó unas sábanas y la preparó, después de acabar Alejandro sacó un billete y se lo dio doblado al joven, dándole las gracias y se marchó. Yo les dije, donde estaba el baño y si necesitaban algo, que llamaran a nuestra puerta, antes de dejarlos solos, le dije a Alessandro: ¡No os marchéis, tenemos que hablar de algo muy importante!


Los dos jóvenes se quitaron la ropa y se metieron en la ducha, se abrazaban mientras el agua resbalaba por sus cuerpos, comenzaron a besarse, las manos de Alessandro bajaron acariciando las nalgas del joven Christos, éste dijo: ¡Lo siento, pero me duele mucho, noto una quemazón dentro! Éste se agachó delante de la gran verga de su amigo y comenzó a chuparla con vehemencia, Alessandro gemía, sus manos acariciaban el cabello de su amigo, la insistente boca de Christos dio el fruto, su amante descargó su semen dentro de su boca, mientras soltaba largos suspiros de placer, poco después de correrse en la boca de su amigo Alessandro se agachó y le fue lamiendo la verga a su amigo, tragándose poco después la totalidad de la misma, su boca se movía con suma rapidez, ofreciéndole un gran placer a Christos, que gemía de gusto, éste no tardó mucho en terminar soltando su semen en la boca de Alessandro, que se la fue tragando, pasándose la lengua por los labios con glotonería, pero antes de levantarse, se dio cuenta, que por las piernas del joven Christos se deslizaba sangre mezclada con el agua, se asustó un poco, se lo dijo a su amigo, cerraron el agua de la ducha y salieron fuera para secarse, no habían cerrado la puerta del baño, continuaba bajándole sangre por las piernas, por mucho que la secara con la toalla.

Entonces una voz enérgica, desde la puerta dijo: ¡Diego trae la cubitera de hielo de la nevera y la botellita de vodka, rápido por favor! John entro en el baño, diciéndole a Christos por gestos, que entrara en la ducha de nuevo, lo hizo colocar apoyado en la pared y cogió la manguera de la ducha, sacó el cabezal, abrió el agua fría, entonces sin mirarlo dijo: ¡Alessandro separa las nalgas del chaval! Éste sorprendido, hizo lo que le decía ese joven, que se parecía tanto a él, John tapó parte del chorro de la manguera forzando a tener más presión y lo acercó al ano enrojecido, Christos soltó un gemido de dolor, siguió así un buen rato, poco después no salía sangre, le ayudaron a secarse y fueron los tres a la habitación, allí Diego tenía la cubitera llena de hielo, la botellita de vodka abierta y unas toallitas pequeñas.

John, tomó una toalla grande poniéndola sobre la cama de ellos, hizo que Christos se tumbara sobre ella, cogió una almohada y con cuidado se la colocó debajo de la entrepierna, levantándole el culo hacía arriba, de la cubitera cogió dos hielos los envolvió con una de las toallitas, pero antes con otro hielo mojado con vodka, se lo fue deslizando por el ano desgarrado, al principio Christos se quejó, pero pasado el primer momento, notó un ligero alivió, repitió lo mismo con otro hielo y finalmente le puso la toallita en la zona dañada, sujetándola con la toalla grande, cubriendo totalmente el culo del joven, Christos se estaba quedando dormido. Solo entonces Alessandro se dio cuenta que se encontraba desnudo delante de unos desconocidos, pese a haberle ayudado, se ruborizó ligeramente, cubriéndose con una de las toallas pequeñas, que apenas le tapaban la verga.

Los miró fijamente primero a uno, después al otro, se dio cuenta entonces, que ellos también estaban desnudos, para su sorpresa Diego con su voz juvenil soltó, mirando a John: ¡No hay duda, es igual a papá! Y los dos se echaron a reír silenciosamente, Alessandro, que lo había entendido todo les preguntó: ¿Por qué? Ellos se miraron con asombro y señalaron su gran verga ¡Por eso que tienes entre las piernas! John, volvió a coger unos hielos y cambió la toallita, reemplazándolos por los otros casi derretidos, lo cubrió de nuevo, entonces, Alessandro preguntó: ¿Quiénes sois, por qué tu cara se parece a la mía? Tomando la palabra John dijo: ¡Éste es Diego y yo me llamo John, creo que tú y yo somos hermanos gemelos!

John, se acercó de nuevo a Christos, desenrolló la toalla, quitó la compresa de hielo y separándole con cuidado las nalgas, asintió con la cabeza y volvió a ponerle más hielo en la toallita, cubriéndolo después, Alessandro miraba sus movimientos, tan precisos como los de un médico, le preguntó: ¿Eres médico o enfermero? Soltando una ligera carcajada, el muy bruto le soltó: ¡No cariño! ¡Soy un puto! Esa expresión, dejó anonadado al joven Alessandro ¿Puto?. John continuó: ¡Sí, tengo sexo con hombres por dinero! Alessandro apoyó su espalda en la cabecera de nuestra cama y dijo: ¡Por favor no habléis el español tan rápido, que no puedo seguiros bien! Continuó: Si sois putos, señalando la puerta de la otra habitación ¿Por qué estáis juntos aquí y ellos en el otro cuarto? ¿No sois sus putos? John replicó: ¡Yo soy el puto, Diego no lo es, a pesar de la subasta! ¿Qué subasta?- dijo Alessandro.

Sonriendo John, le dijo: ¡Es un poco largo de explicar, pero si no tienes sueño, te lo contamos! Él asintió con su cabeza, nos recostamos todos, para no estar tan apretados en la cama grande, me senté entre las piernas de John, apoyando mi cabeza sobre su pecho, mientras su mano me acariciaba el cabello y John, comenzó el relato, de nuestras andanzas, primero las de él, después las mías, hasta el famoso día de mi subasta y las consecuencias posteriores, la paliza a John y el habernos quedado en la casa de unos desconocidos, Alessandro deslizó su mano sobre mi cabello, rozando la de John, se miraron y el joven griego me dijo: ¡Te subastó por amor...y no coger esa fortuna, eso es amor! Miró hacía el sofá cama y acarició la cabeza de Christos, éste tenía los ojos abiertos y estaba relajado mientras escuchaba el relato. John prosiguió el relato, saltándose los datos del parentesco, eso se lo dejaba a los mayores, comentó que con su partida de nacimiento, aparecía el nombre y apellido junto a la nacionalidad de la madre de John, por eso nos invitaron de vacaciones, descubriéndolo en el puerto descargando cajas de pescado y que había saludado a un joven que estaba en el paseo marítimo, ése era Christos.

Terminó su relato comentando: ¡Y el médico de la familia es Amadeo! ¡Alejandro, es el más alto y serio de los dos! Entonces Alessandro comentó: ¡Alejandro debe ser el que le dio la patada en los huevos al tío, en la discoteca! Tanto John, como yo dijimos: ¿Alejandro soltando una patada a otro tío?  John, dijo: ¡No puede ser, es muy formal!  Christos añadió: ¡Si le hubierais visto rompiendo la botella de cerveza y encarándose a los otros, sus ojos eran de rabia, creo que si hubiera tenido un bate de béisbol, los habría masacrado, tal era su furia, solo se calmó cuando el otro, que estaba con él lo calmó! Y Alessandro relató lo ocurrido en la discoteca, apenas unas horas antes, había quedado muy sorprendido cuando ellos tomaron toda la iniciativa, obligándoles a venir con ellos al hotel, por eso estaban allí. John, les dijo: ¡La gente a veces por venganza, se ceba en los más inocentes, igual os habrían seguido y dado una paliza, como me ocurrió a mí, después de la subasta!

John preguntó a Christos: ¿Cómo te encuentras, te duele tanto? Éste contestó: ¡Ya casi no duele, espero que no salga sangre de nuevo! John, se fue acercando, abrió la toalla y cogiendo la compresa, fue a la cubitera, el hielo se había casi derretido, mojó la prenda con el agua fría y se la fue aplicando varias veces más, le separó las nalgas vio, que ya no sangraba pero dejó la toallita mojada en el mismo sitio. Entonces Alessandro nos contó, lo que nosotros ya sabíamos, sobre su relación y que huyeron, cuando fueron descubiertos, sin esperar al posible castigo de separarlos. John, le interrumpió diciéndole ¡Tal vez no os habrían castigado y solamente hubieran hablado con vosotros! Alessandro respondió: ¡El abuelo es muy estricto y no dejaría que eso pasara en su casa! John atacó de nuevo ¿Que no os quiere la familia? Ambos respondieron al mismo tiempo: ¡Sí! ¡Pero no creemos que aceptaran de buen grado nuestra relación!

John dijo: ¡Nosotros nos apoyamos el uno en el otro, si necesitamos dinero, entonces busco un cliente y ese día comemos, alguno de ellos me llamaban cada semana! ¡Seguramente tú habrías hecho lo mismo por Christos! Pero a tú pensamiento ¡Sí hemos tenido sexo, con Amadeo y Alejandro, los cuatro disfrutamos de todas las folladas que practicamos! Pero la verdad, es que Amadeo de siempre estuvo enamorado de Alejandro, pero nunca se lo dijo, nosotros fuimos los causantes, de que finalmente se unieran, los fuimos calentando y al llegar el momento, los juntamos, siendo Amadeo el macho dominante, Alejandro fue penetrado por su querido amigo y continuaron durante bastantes semanas de igual forma, hasta no hace mucho, que tomó de nuevo el mando penetrando a placer a su querido Amadeo, posteriormente nosotros los follamos y ellos a nosotros, sin dinero por medio, solamente por puro placer, tu verga se parece mucho a la de Alejandro, tan larga y gruesa.

La mano de Diego se había deslizado entre mis piernas acariciando mi verga en erección,  miré la hora en el reloj de la repisa, eran las 7,30 de la mañana, teníamos todo el tiempo del mundo, bajé mi cabeza besando el cabello de Diego, él levanto su cara fundiéndonos en un prolongado beso, mis manos acariciaban su pecho mientras saboreábamos nuestro beso, ahora la mano de Diego se fue acercando a la cara de Alessandro, acariciándole la mejilla, lo fue acercando a nuestra altura y en ése instante, Yo giré un poco mi cara besándole los labios, saqué mi lengua deslizándola sobre sus labios entreabiertos, entonces se desató su pasión, pasando sus brazos alrededor de nosotros dos, nos fuimos devorando con ansia las bocas, nuestras lenguas y labios buscaban rival en las otras, por encima de la cara de Alessandro miré a Christos, que sonreía, miré lo que le hacía tanta gracia y vi la enorme erección de Alessandro bajo su toalla, la mano de su amigo, fue retirando la toalla, dejando al descubierto esa maravilla de verga en todo su esplendor, Christos deslizó un poco su cuerpo sobre su cama y acercando su cara a tan rico manjar, comenzó a lamerla de arriba abajo, pasando a chuparla poco después, ahora la mano de Alessandro acariciaba la espalda de su amigo.

Diego deslizó su cuerpo para abajo y dándose la vuelta se puso a chuparme la verga, yo acerqué mi cuerpo al de Alessandro, quedándonos totalmente pegados, mientras nos devorábamos las bocas, su mano libre acariciaba mi espalda y la mía tocaba todos sus fuertes músculos, Diego desplazó un poco más su cuerpo y se unió a Christos, pasando la lengua por el tronco de la verga y dedicándose a chuparle los huevos a Alessandro, que soltaba gemidos en mi boca, los labios de Christos y Diego se fundieron en un beso tímido primero, pero después muy intenso, sus bocas descendieron sobre la hermosa verga que continuaron chupándola entre sus labios, sus cabezas subían y bajaban al mismo tiempo.

Separé mis labios de Alessandro mi mano acariciaba mi verga, él se quedó mirando mis lentos movimientos, dijo: ¡Tienes una bonita verga, gruesa como la mía! Yo repliqué: ¡Sí, pero algo más pequeña que la tuya! Diego separó su boca de la verga de Alessandro añadiendo: ¡Pero la usa de miedo, te da tanto placer, que no querrías que terminara! Y volvió a chuparle la verga al dios griego, yo fui deslizándome de la cama y me coloqué entre las piernas de Christos, que continuaba boca abajo y cubierto por la toalla, se la fui quitando, dejando su culo al descubierto, separándole las piernas acerqué mi boca a su culo y fui pasando mi lengua por el agujero recién dañado, el joven al notar mi lengua movió el culo, separé las nalgas y enterré mi cabeza dentro chupándole bien el ano, que empezaba a palpitar, pasé mi mano entre sus piernas agarrándole su verga y dejándola hacia abajo, se la fui lamiendo y también sus genitales, cogí con suavidad su cuerpo dándole la vuelta, quedando boca arriba, acariciando todo su cuerpo me tragué de nuevo su verga, yo me encontraba de rodillas en el suelo, mientras seguía chupando su verga noté el movimiento de Diego, colocándose a horcajadas delante de la boca de Christos y acercando su potente verga a la boca del joven tumbado, que comenzó a chupar con mucha destreza, Alessandro mojaba su mano con saliva y se masturbaba con fruición, al poco bajó de la cama, colocándose detrás mío.

Se puso de rodillas y sujetando su inmensa verga la fue frotando en la raja de mi culo, escupió de nuevo en su mano y la deslizó en mi ano, casi al instante fue metiéndome su poderosa polla, dolía, pero el placer era grande, no se detuvo para nada y de un fuerte empujón, la enterró en su totalidad, solté un bufido, pero continué mamándole la verga a Christos y éste a Diego, mi boca gemía y las feroces embestidas de Alessandro, me llenaban hasta bien dentro, su verga dura y caliente, parecía un hierro al rojo vivo sus penetraciones constantes y continuas, lo hacían gemir de placer, mi verga endurecida se rozaba con las sábanas, produciéndome gran placer, entonces Christos dijo: ¡Me voy a correr! Mis labios apretaron su verga haciéndole soltar todo su semen dentro de mi boca, mientras gemía, continué chupándola después de tragarme su líquido, Diego tardó muy poco más en soltar su corrida, Christos apartó un poco la cara y Diego derramó su semen sobre la cara del joven griego, Alessandro oyendo gemir a su amigo aceleró su penetración soltando todo su semen dentro de mi culo, mientras sus potentes manos seguían apretando mis caderas, con un último gemido apoyó su cuerpo sobre mi espalda murmurando ¡Genial, ha sido genial, que culo tan apetitoso!

Diego se puso entre las piernas de Christos, apoyando su cabeza sobre la verga y boca arriba, levantó sus piernas dejando su culo delante de mi endurecida verga, que fui clavándosela dentro de su ano, ahora eran mis embestidas que hacían gemir a Diego y también a Alessandro, que continuaba clavado dentro de mi culo, yo movía mis caderas adelante y atrás, follándome con ganas a mi querido Diego, con las ganas que tenía de correrme no tardé mucho en soltar mi corrida dentro de Diego llenándole con mi semen, mientras soltaba largos gemidos y Alessandro mordiendo mi nuca se corrió de nuevo en mi culo gimiendo.

Al separarnos lamí el ano perforado de Diego chupando mi semen, luego nos besamos y nos volvimos a tumbar sobre la cama, cubriendo nuestros cuerpos con la sábana, los cuatro muy acurrucados y abrazándonos, entonces se abrió la puerta de la otra habitación, apareciendo Alejandro y Amadeo, el primero dijo: ¡Bien chicos, estáis despiertos, es buena hora para desayunar! Nos miramos los cuatro y soltamos unas carcajadas...

Continuará.