Me subastan por amor...3ª parte
Que sus manos pasaban bajo mis brazos, acariciaban mi pecho y se deslizaban hacia mi entrepierna, notaba su verga frotándose contra mi trasero, giré la cara hacia atrás y sus labios se juntaron a los míos
ME SUBASTAN POR AMOR...3ª PARTE
Estoy en un duermevela, mi cabeza apoyada sobre el pecho magnifico de John, siento su regular respiración y acompaso la mía al ritmo de la suya, somos uno, mi cabeza recordaba el día espléndido que habíamos pasado, al subir de noche al cuarto, lo penetré dos veces más, me gusta y a John, también, siempre me enseña cosas para darle más placer y llegamos a rozar el cielo, también me ha penetrado dos veces y siempre hace un movimiento con sus caderas como si fuera una batidora, que me hace sentir el mayor placer, su verga no es tan grande como la mía, pero sí gruesa, pero he reconocer, que la sabe usar a las mil maravillas y me encanta sentirla dentro de mi culo y cuando suelta su semen dentro, parece una metralleta, me encanta.
Paseo mi mano por su plano vientre y me dice: ¿No puedes dormir? Apoyó mi barbilla sobre su cuerpo y le miro a los ojos y le contesto: ¡No cojamos el dinero, eso nos separará, prefiero seguir como ahora, contigo! John, sonrió, acariciándome la cabeza continua: ¡No prefieres estudiar algo más y tal vez con el tiempo, podrías tener una casa como esta o más pequeña, una mujer o un hombre que estuviera a tu lado, entregándote todo su amor! Diego se ríe y suelta: ¡Tú eres mi amor y no necesito más! John añadió: ¡Yo he sido tu primer hombre, eres muy joven, encontrarás a alguien más culto y educado, que yo! ¡Recuerda que yo vendo mi cuerpo y dentro de unos años, ya nadie querrá estar conmigo, por eso no quiero arrastrarte a esa vida, no es buena, al principio parece genial, pero fríamente es un asco, te quiero demasiado para que siguas conmigo! ¡Buscaremos una solución, no te preocupes!
Entonces oímos ruido en la piscina, miramos a través de las cortinas y allí estaban los dos jugando, eran las 3 de la madrugada, Alejandro y Amadeo se salpicaban agua, sus cuerpos perfectos se delineaban por la iluminación dentro del agua, saltamos de la cama y nos colocamos los bañadores y bajamos corriendo, tirándonos al agua, estaba tan fría, que nos espabiló rápidamente. Al vernos en el agua, ellos se acercaron a nosotros, al llegar los dos amigos se miraron y bucearon metiéndose dentro del agua, entonces notamos que nos bajaban los bañadores, al final las dos prendas flotaban en el agua, Amadeo dijo ¡Así estamos todos iguales! Y se colocó detrás de mi espalda, sus manos me acariciaban mientras susurraba: ¡Sabes ha sido increíble y todo gracias a ti! ¡Pero mereces un castigo, por meterle los dedos dentro del culo! John respondió: ¿Cómo querías que lo limpiara para ti, milagros no se hacer? ¡Tienes razón! Añadió Amadeo, que sus manos pasaban bajo mis brazos, acariciaban mi pecho y se deslizaban hacia mi entrepierna, notaba su verga frotándose contra mi trasero, giré la cara hacia atrás y sus labios se juntaron a los míos, su lengua buscaba la mía, fundiéndonos en un beso, mientras que una de sus manos agarraban mi verga que se iba poniendo dura por momentos.
A un metro delante nuestro, Alejandro estaba detrás de Diego abrazándolo, su boca le besaba la nuca y las orejas, su cuerpo se frotaba también sobre la joven espalda, a través del agua vi la joven verga muy erguida, pidiendo guerra y comenzaron a besarse, poco a poco se iban acercando a nosotros, llegando a rozarnos nuestros cuerpos, separé mis labios de Amadeo y busqué la boca de mi amado Diego, éste se unió a mis besos y los dos mayores se besaban por encima de nuestros hombros, yo acariciaba la hermosa verga de Diego y éste unió su mano a la de Amadeo, que me masturbaba. Incliné un poco mi cuerpo y dejándole a Amadeo mi trasero disponible, agarró su verga y me la clavó de un seco golpe, por unos instantes me quedé sin respiración, Alejandro hizo lo mismo con Diego, lo atravesó de nuevo con ése ariete tan grande, los quejidos de Diego murieron dentro de mi boca, que seguía besando y ambos comenzaron a follarnos dentro del agua, allí no sudábamos, y el placer era el mismo, todos gemíamos, unos penetrados y los otros de placer por follarnos, pasado un buen rato, Alejandro sacó su verga del culo de Diego y dijo:¡Salgamos fuera! Amadeo sacó su verga de mi culo y todos salimos del agua.
Alejandro y Amadeo se tumbaron en las hamacas, con un gesto de la cabeza, Diego entendió, se acercó a la de Amadeo y sentándose a horcajadas a sus pies comenzó a chuparle la polla y los huevos, Amadeo gemía de gusto, por mi parte quería degustar la inmensa verga de Alejandro, comencé dándole unos lametones y mojándola totalmente de saliva y poco a poco fui engulléndola, él soltaba bufidos y decía ¡Joder, joder! ¡Qué boca! ¡Qué lengua!, mi saliva resbalaba sobre sus genitales, bajé más la boca tragándome sus magníficos huevos y soltó un buen gemido, tenía la polla dura como una roca, fui subiendo mi cuerpo y al llegar a la altura de la misma, la agarré con mi mano y mi culo fue descendiendo clavándome ésa inmensidad, dolía, pero poco a poco fue entrando y quedé ensartado en ella, Alejandro puso sus manos sobre mis muslos tocándome las ingles, mi ano ya estaba dispuesto y fui subiendo y bajando rítmicamente, lo mismo hacía Diego sobre la verga de Amadeo, estábamos cabalgándolos y nuestras vergas rebotaba sobre el vientre de ellos, todo volvían a ser gemidos, con mis manos separé mis nalgas, clavándome de nuevo esa polla, soltó un gemido de placer, pero no le dejaba moverse.
Saqué la verga de mi culo y lo hice levantar, me coloqué con los brazos sobre la hamaca, cada pierna en un lado de la misma y dejándole mi culo a su altura, cogió su ariete y me ensartó de nuevo, sus manos en mis caderas me apretaban contra él mientras me penetraba, era una locura, pero follaba de miedo, sus embestidas eran potentes, me acordé de Diego recibiendo esas estocadas y comprendí, que disfrutara de ellas, ahora era yo quien disfrutaba, miré al lado y Diego se encontraba en la misma postura que yo, acercamos nuestros labios y nos fundimos con los besos, mientras nos penetraban, nuestras lenguas se buscaban, se unían y nos saboreábamos, nuestras vergas colgaban bamboleantes y soltando gotas de líquido pre seminal, con cada embestida, Alejandro fue acelerando el ritmo y poco después derramó su semilla dentro de mi culo, preñándome por completo, me sorprendió tal cantidad, me resbalaba por detrás de los muslos, siguió un buen rato penetrándome, después de un rato sacó la verga y se sentó, las piernas le temblaban, me senté con él y lo besé tiernamente, él saboreó mi boca, después miramos hacia la otra pareja, que también se besaban, después de haberse corrido Amadeo en el culo de Diego.
Alejandro y Amadeo se estiraron en las hamacas, yo me estiré en el suelo al borde de la piscina, delante de sus hamacas y boca arriba, mis piernas estaban dobladas y los pies notaban el frescor del granito del suelo, Diego se acercó a mí y apoyó sus rodillas a cada lado de mi cara, ofreciéndome su verga en todo su esplendor, levanté un poco la cabeza y le chupé el capullo, bajé la cabeza y la subí de nuevo y cada vez me tragaba un poco más de verga, en ése momento Diego agachó su cuerpo sobre el mío y fue chupando mi verga que estaba muy dispuesta, nos estábamos acariciando los huevos mientras continuábamos chupándonos las vergas, apretábamos los labios y el placer no tardó en llegar y fuimos soltando nuestro semen en la boca del otro, tragándonos el delicioso néctar, después Diego acercó su boca a la mía y nos besamos. Al separar nuestros labios, deslicé mi boca hacia el ano de mi amante y lo fui lamiendo, sacándole el semen depositado por Amadeo y Diego hizo lo mismo con mi ano, buscando los restos del semen de Alejandro, cuando nos cansamos, agarré el cuerpo de Diego y rodando nos deslizamos dentro de la piscina, al sacar las cabezas del agua salpicamos a los dos que seguían tumbados y nos miraban, algo sorprendidos.
Salimos del agua y nos secamos un poco con las toallas, Alejandro se levantó diciendo: ¡A la cama, que es de madrugada! Amadeo también se levantó, cogimos los bañadores e íbamos a subir las escaleras, cuando la mano de Alejandro agarró la mía, diciendo: ¡Sois un peligro, así que dormiremos en el mismo cuarto, algo apretados, pero juntos! Y fuimos a su habitación, Alejandro apoyó su espalda en la cabecera de la cama y estaba sentado sobre la misma, su verga descansaba entre sus piernas, tenía una pinta tan apetitosa que no pude contenerme, me tumbé boca abajo entre sus piernas y agarrándola la deslicé dentro de mi boca, mi insistencia se vio recompensada y fue creciendo de nuevo en todo su esplendor, sin sacarla de mi boca, bajé de la cama al tiempo que tiraba de las piernas potentes de Alejandro, dejé su cuerpo atravesado en la cama, yo hinqué mis rodillas en el suelo y continué chupándole la verga, Diego se tumbó sobre la cama y acercó su boca a la verga que yo disfrutaba, se la dejé entera para él y yo me dediqué a lamerle los huevos e iba descendiendo mi lengua hacia el ano, finalmente su lindo agujero comenzaba a palpitar, metí mi lengua, que poco a poco iba penetrándolo, vi que Amadeo, se había colocado de rodillas a cada lado de la cara de Alejandro y apretando su verga hacía abajo se la acercaba a la boca, Alejandro movía la cara, para no chupar la verga, pero le hice una señal con las manos a Amadeo y agarrando la nuca del dueño de la casa, le fue obligando a meterse parte de la verga de su amigo dentro de la boca, como gemía debido a las faenas que le hacíamos, no podía cerrar la boca e instantes después, su mano agarró la verga de su amigo y la fue chupando con impaciencia, el rechazo inicial, pasó a ser una mamada de primera.
Levanté las piernas de Alejandro y apuntando mi verga, la clavé de un solo empujón, al tener la boca ocupada, no dijo nada, pero su cuerpo me decía que le había dolido, quedé quieto, mi verga palpitó y la fui sacando, clavándome de nuevo, mis manos sujetaban sus tobillos y las piernas bien separadas, Diego se había colocado detrás de Amadeo, después de lamerle el culo lo penetró, éste gimió de dolor, pero instantes después, su boca chupaba la verga de Alejandro después de inclinar su cuerpo sobre su amigo, ahora los jóvenes follábamos a los dos mayores, yo penetraba fuertemente a Alejandro y Diego le partía el culo a Amadeo, pasado un rato le hice una señal a Diego y sacamos nuestras vergas de los follados y nos intercambiamos, ahora Diego clavó su verga en Alejandro y yo en el culo de Amadeo, Alejandro separó la boca de la polla de Amadeo y dijo ¡Duele, duele! Pero Diego continuó clavándole su verga y poco después Alejandro comenzó a correrse llenando la boca de Amadeo de semen, éste lo fue tragando y cuando yo hice el movimiento de caderas, que le gustaba a Amadeo, comenzó a soltar su semen dentro de la boca de su amigo, Diego estiró su brazo hacia mí y yo hice lo mismo, nos cogimos de la mano y mirándonos, nos corrimos al mismo tiempo en los sendos culos que teníamos delante, nuestros gemidos sorprendieron a los dos amigos.
Separamos nuestras manos y sacamos las vergas, me agaché detrás de Amadeo y fui chupándole el ano perforado, dejándolo limpio de mi semen, Diego estaba haciendo lo mismo con Alejandro, que gemía como nunca. Estábamos todos agotados y nos juntamos en la cama, eran casi las 7 de la mañana, dormimos durante un rato.
Casi sin darnos cuenta, los dos adultos se estaban duchando, salieron del baño y nos acariciaron para despertarnos del todo ¡A la ducha! Salimos de la cama y Diego y yo soñolientos nos metimos en la ducha, el agua fría nos revivió de nuevo, oímos la voz de Amadeo diciendo: ¡Voy arriba y bajo vuestra ropa! Y se marchó, al bajar con la ropa, se le cayó la cartera de plástico del pantalón de Diego, quedándose abierta en el suelo boca abajo, al cogerla, se quedó mirando el interior, estaba el D.N.I. del joven y una foto de una muchacha joven, su cara le era familiar, sacó el carnet y miró la parte trasera, donde ponía nombre de la madre: Mª Isabel y la dirección: Calpe (Alicante), en ése momento salía del cuarto Alejandro totalmente vestido, Amadeo le enseñó la cartera y el carnet de identidad, éste también le resultaba familiar la foto de la joven, lo guardaron de nuevo en la cartera y la dejaron en el pantalón. Poco después estábamos desayunando en la gran cocina, Alejandro vestía muy elegante, con un traje azul oscuro, camisa blanca y corbata del color del traje, llevaba gomina en el pelo ensortijado y brillaba a la luz, por su lado Amadeo, iba muy informal, vaqueros, camisa a cuadritos muy pequeños, el fondo blanco y los cuadritos azules, sin corbata y una americana de lino azul cobalto, también estaba impresionante, nosotros a su lado parecíamos pordioseros, vaqueros y camisas gastadas, con bambas algo gastadas también.
Al terminar el desayuno, Alejandro nos llevó de nuevo a su despacho, de la caja fuerte sacó la bolsa y la puso delante de John, la mano de John arrastró la bolsa delante de Diego, entonces Diego cogió de la mano a John y mirándolo a la cara, comenzó diciendo: ¡Te agradecemos todo esto, pero solamente cogeremos 3000 euros, para los gastos de la subasta, si tuviéramos todo el dinero nos separaría y preferimos seguir juntos! ¡John, no quiere que yo siga sus pasos y cojera nuevos clientes para que yo pueda estudiar y tal vez me salga algún trabajo, para ayudarlo!
Alejandro se quedó perplejo, pero John continuo hablando: ¡Hemos disfrutado de vuestra compañía y nos habéis tratado más que bien, lo hemos hablado y decidimos no tomar más de los 3000 euros, los dos sois fantásticos y estamos contentos de haberos conocido y disfrutado con vosotros, pero no queremos separarnos y el dinero, como ha dicho Diego, nos iría separando! Alejandro sacó de la bolsa y les dio el dinero pedido, guardo el resto de nuevo en la caja fuerte, al girarse miró la cara de Amadeo, que también era de sorpresa y dijo: ¿Que os parecería, vivir unos días más con nosotros, aquí en ésta casa? John y Diego se miraron y contestaron a la misma vez: ¡Sería perfecto! John, continuó: ¡Pero solamente unos días, no queremos acostumbrarnos a vuestra vida, tan diferente a la nuestra, además tengo que trabajar...más! ¡Entonces decidido, Amadeo os llevará a vuestro ático y cogéis algo más de ropa y venís de nuevo aquí, yo tengo que ir a trabajar!, contestó Alejandro, Diego cogió el dinero que seguía en la mesa y se lo dio a John, al instante se besaron.
Alejandro salió con su coche y Amadeo con nosotros dentro en el suyo, cerrando la verja, mientras íbamos de camino, Amadeo nos iba contando, que después de dejarnos, iría a su consulta, que llevaba tiempo cerrada, para ver cómo estaba todo y que seguro tenía algo que hacer allí, ventilarlo, barrer, sacar el polvo y poco más, John tomó la palabra diciéndole a Diego:¿Por qué no vas con él y le ayudas un poco, así iréis más rápido, no te parece mi amor? Diego, sentado detrás abrazó a John y besó su nuca respondiendo: ¡Lo que tú digas, entonces recoge la ropa tuya y mía! Amadeo añadió: ¡No tengas prisa, que seguramente tardaremos una hora más o menos y nos esperas abajo! ¡De acuerdo! Añadió John. Al llegar a nuestro portal, paró y John bajó, abrió la puerta de la entrada y fue subiendo las escaleras muy contento, estaba pletórico, feliz por la decisión tomada, saldríamos adelante a pesar de todo. Abrió la puerta de la terraza y un fuerte puñetazo en la cara lo tumbó al suelo, antes de perder la consciencia, oyó decir: ¡Llama al Turco, que lo tenemos! Y sus sentidos cedieron al dolor y al abandono. Dos pares de brazos lo arrastraron al interior de su habitáculo, lo tiraron sobre el colchón y le comenzaron a dar una buena paliza, patadas y puñetazos, inconscientemente se quejaba, le dolía todo el cuerpo, pero no estaba del todo despierto.
John, abrió los ojos, uno le dolía mucho, notaba en su boca el sabor a sangre, no podía mover los brazos, ni las piernas, cuando pudo enfocar mejor la vista, vio que estaba atado en cruz, con las piernas separadas a uno de los palés, que habían sacado de debajo del colchón, le dolía todo el cuerpo y se encontraba totalmente desnudo, vio su ropa desgarrada en un rincón y enfrente suyo en el otro extremo, se encontraba una persona que reconoció. Ése personaje preguntó: ¿John, donde está mi parte del dinero de la subasta? ¡No me dirás que sólo habéis conseguido 3000 euros, después de pasar todo el día con esa gente! John consiguió hablar y dijo: ¡Hola Kike, te estuve buscando los primeros años y no te encontré! ¡Y tú te volviste muy escurridizo, quería que trabajaras para mí, como todos los demás! Añadió Kike y continuó: ¡Les dijiste a mis ángeles, que yo te protegía! John, se estaba enfadando y saltó: ¡Dije, que me protegía Kike! Ellos añadieron: ¿El Turco? Y como se habían apartado, les dije ¡Sí!, Pero yo acababa de llegar y no sabía quién era el Turco, supongo que eres tú.
¿Dónde está mi 50 por ciento de la subasta? John respiró hondamente y respondió: El hombre que pujó en la subasta, no era para él, sino para su pareja, un hombre mayor y paralitico, cuando el niño no pudo hacerlo con ése hombre, me ofrecí yo en su lugar, el señor se quedó satisfecho y como recompensa nos invitaron a pasar el domingo con ellos, el señor se contentaba mirándonos, jugar en la piscina desnudos y eso fue todo. ¡Lo malo, que entregaron al niño, a la asistente social y ayer por la tarde se lo llevaron de mi lado! Kike, soltó: ¡Me quedo con todo el dinero y no quiero que trabajes por mi zona! ¡Chicos es todo vuestro, haced lo que queráis con él, pero la cara, no se la dejéis más marcada!
Creo que eran seis o siete, cogieron el palé conmigo atado, que estaba apoyado en la pared y lo tiraron encima del colchón, me quitaron las ataduras de los pies, yo pateé en todas direcciones, pero unos fuertes brazos me sujetaron las piernas, levantándomelas hacia arriba y de repente note el dolor de una penetración, otro de los ángeles se sentó encima de mi pecho, poniendo sus rodillas encima de mis brazos sujetos y metió su polla dentro de mi boca, el culo me ardía de dolor, pero las contundentes embestidas no paraban, ahora dentro de mi boca se acercaba otra polla, obligando a que abriera más la boca, me soltaban cachetes en la cara y los golpes en mis nalgas eran más fuertes, las debía tener rojas, la primera verga que tuve en la boca fue el siguiente en penetrarme, sustituyendo al anterior, otra verga ocupó mi boca, verga que chupaba, luego ocupaba mi culo dolorido, me fueron violando todos, no recuerdo el tiempo transcurrido, pero me dolía todo el cuerpo y comenzaron a masturbarse sobre mi cuerpo tendido, mojándome por completo, cuando terminaron todos me dieron patadas de nuevo, insultándome, el Turco, les dijo, que lo esperaran abajo y se fueron dejándome hecho un guiñapo, entonces se acercó Kike y tirando con suavidad del pelo hacia atrás, se agachó y me besó, al separar su boca dijo: ¡Siento lo que ha ocurrido, pero no podía dejar escapar el escarmiento, es la única forma de seguir siendo el jefe de mis ángeles! Su mano acarició mi cara y se levantó, pero antes de marcharse, soltó: ¡Siempre estuviste en mis pensamientos y en mi corazón, pero esto te dará motivos para que me odies! ¡Te quise y te quiero, pero perdóname amor! Y salió por la puerta, dejándome tumbado en el suelo, después de cortarme las cuerdas de las muñecas, me quedé en posición fetal, llorando por todo, sus palabras me habían herido más que los golpes, aunque estos también me dolían.
Entonces pensé en Diego, si hubiera subido conmigo, no sé lo que le habrían hecho, ni lo que habría pasado, me alegraba de que no estuviera conmigo en ese momento, intenté levantarme, pero resbalé de nuevo y me quedé respirando con dificultad, cerré un momento los ojos y perdí la consciencia de nuevo. Oía unas voces llamándome, abrí los ojos y me encontré con la cara alarmada de Diego, junto a él estaba Amadeo, éste le dijo a mi amigo, coge la ropa y lo sacamos de aquí rápido, cerca de John, había un marco con el cristal roto, Amadeo le dio la vuelta y vio que en lugar de una foto había una partida de nacimiento y se lo guardó en el bolsillo, me envolvió con una sábana y cogiéndome en brazos me llevó con él, Diego lo seguía con la bolsa de nuestras cosas, al llegar abajo, Diego abrió la puerta y Amadeo me sacó, me puso en el asiento delantero y dijo te voy a llevar al hospital y yo solté un sonoro: ¡Nooo! ¡Me devolverán al orfanato, aun soy menor, por favor, al hospital, no! El coche arrancó y perdí de nuevo la consciencia.
Una potente luz cegaba mis ojos, uno casi no lo podía abrir, giré la cara a un lado y vi la cara de preocupación de Diego, miré hacia el otro lado y Amadeo, me estaba sacando sangre, llenó un tubito y luego fue palpando mi cuerpo, cada vez que me tocaba en algún sitio me quejaba, a su lado tenía una palangana metálica y con una esponja me iba limpiando el cuerpo, cuando terminó por delante, entre los dos me dieron la vuelta y me fue pasando la esponja por mi espalda, me dolía mucho, continuó limpiándome el culo y las piernas, metió algo en mi ano y solté un bufido, su voz suave dijo: ¡Estoy mirando, que no te hayan dañado por dentro, ya termino!
Sonó el timbre de la puerta y Diego fue a abrir la puerta, Alejandro entró como una tromba, al verme soltó: ¿Quién te ha hecho esto? ¡Esos malnacidos lo pagaran caro! ¡Tendrás que poner una denuncia! Mi cabeza dolorida lo negaba, pude decir: ¡Fue el turco y sus ángeles! ¡Pero déjalo estar, lo importante, que no cogieran a Diego, habría sido peor!
Entonces Amadeo dijo, ya que estamos todos aquí, os sacaré unas muestras de sangre, para asegurarnos que no tengamos alguna enfermedad y de pasó sabréis cual es vuestro grupo sanguíneo, es solo para la seguridad de todos ¿Estáis de acuerdo? Diego no se lo pensó dos veces y ofreció su brazo, lo mismo hizo Alejandro, después éste ayudo a su amigo Amadeo en la extracción de él, cada tubito estaba con los nombres de cada miembro del grupo, Amadeo Vendó el pecho de John, le había desinfectado todas las heridas y le había dado unos calmantes, entre Alejandro y Amadeo lo fueron vistiendo, lo bajaron de la camilla y con ayuda, pudo andar un poco. Lo sentaron en el sofá y Diego se puso a su lado cogiéndole la mano, entonces Amadeo, se quitó la bata blanca y se puso su americana, en el momento que metió la mano en el bolsillo, recordó la partida de nacimiento de John, la desdobló y la fue leyendo, Alejandro se acercó a él y le dio un beso en los labios, al no ser correspondido miró el papel que Amadeo seguía mirando incrédulamente, éste le señaló el nombre de la madre: Alyssa Karamanlis de profesión azafata de vuelo, muerte post-parto, padre desconocido, entregado a la casa cuna, varón, caucásico , peso:4,85 kg, estado perfecto, nombre preferido de la madre antes del fallecimiento: Alessandro, nacionalidad de la madre: Grecia, no hay parientes que reclamen al recién nacido, pasado el tiempo determinado por la ley. Firmado por los médicos y la fecha 4 de Agosto, dieciocho años antes.
Amadeo dobló el papel y lo guardó de nuevo en su bolsillo, miró a su amigo, su cara estaba blanca como la cera, ése nombre lo trasladó años atrás, cuando los dos amigos fueron de vacaciones a Marbella y disfrutaron muchísimo, allí conoció a una joven muy atractiva, azafata, llamada Alyssa, nunca le preguntó el apellido, pero pasaron unos felices 15 días, no se separaron en ningún momento, iban los tres a todas partes y era muy inteligente, hablaba cinco idiomas y era muy divertida, en algún momento nos habíamos acostado los tres juntos y mantenido relaciones sexuales con ella, pero mayormente fue Alejandro su pareja preferida, en esa época tenían 22 años, tiempo de locuras y buscaban diversión. Entonces recordó la foto de la cartera de Diego y la dirección de Calpe, pero ellos nunca fueron a Calpe, pero si a Benidorm, que se encuentra muy cerca, no dijo nada de sus pensamientos. Sonriendo Besó a su amigo Alejandro y se unieron a los dos jóvenes, que estaban acurrucados en el sofá dormidos y cogidos de la mano.
Amadeo sin quererlo soltó: ¡Te imaginas que fueran adoptados juntos, por una pareja que los amara de verdad, dejarían de sufrir más de lo que ya han sufrido! Alejandro los miraba embobado, mientras asentía con la cabeza. Los despertó cariñosamente y ayudando a John, fueron a coger los coches, para volver a casa...
Continuará.
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