Me subastan por amor...2ª parte

A medida que fui creciendo, algunos de los mayores, me acorralaban y me violaban constantemente, era una costumbre muy habitual

ME SUBASTAN POR AMOR...2ª PARTE

Aún persistía en mi mente, la famosa subasta, el placer que sentí al ser penetrado de tantas formas por mi comprador Alejandro y una ligera congoja al oír las palabras de mi amigo John, declarando su preocupación y el cariño, que sentía por mí, palpé al lado de la cama, estaba vacía, Alejandro se había duchado y se estaba vistiendo, sonriéndome dijo: ¡Date una ducha y luego desayunamos, venga rápido! Y saltando de la cama fui al baño, tan lujoso, que no quería ensuciarlo, la ducha, con unos chorros potentes fue muy refrescante y me entretuve un buen rato.

Alejandro iba a entrar en la cocina, pero oyó las voces de su amigo Amadeo y John, éste último le preguntaba al primero: ¿Y nunca se lo has dicho? ¡No! Respondió escueto Amadeo, pero continuó diciendo: Somos amigos desde el colegio y siempre nos hemos apoyado uno al otro, íbamos de putas juntos, pero yo me escapaba después para tener en mis brazos a otro chico, mientras pensaba en él, encontró a la mujer ideal y lo celebré, de todo corazón, fui padrino de boda y también del niño, pero al dar a luz, la madre tuvo una parada cardiaca y falleció, dejándolo solo con él bebé, durante un tiempo me trasladé aquí con él para ayudarlo, luego vinieron las niñeras, pero su corazón estaba desgarrado, el niño fue creciendo y cada vez más se parecía a su esposa, esos ojos verdes, como los de tu amigo, pero lo queríamos con locura.

Claro que supo, de mis encuentros con jóvenes muchachos, pero no me dijo nada, incluso lo llevaba de vez en cuando algún club gay, para distraernos y tuvo alguna relación con alguno de ellos, pero nunca trajo a nadie a su casa hasta ayer, me sorprendió que pujase por tu amigo, pero no lo hizo hasta quitarse la máscara y tal vez esos ojos verdes lo provocaron. John preguntó: ¿Y su hijo, que le pasó? Amadeo continuó: El niño, era guapo y muy inteligente, su nombre era Raúl, fueron de excursión de fin de curso y el autobús se despeñó y murieron bastantes escolares, él fue uno ellos, de eso hace un año. Ayer noté en sus ojos la chispa que tenía antaño, parecía haber rejuvenecido bastantes años, me alegré por él ¡Tal vez el niño lo recupere del todo y vuelva a ser como antes, ojalá! ¿Y tú como sabías lo de...? John, sonrió y le contestó: Anoche durante una de las folladas, cuando te penetraba con fuerza murmuraste ¡Así, Alex, no pares, sigue dentro de mí, aunque me partas luego el corazón! Y mientras lo decías te corriste más que en la primera.

Me dirigía a la cocina y vi parado en la puerta a Alejandro, sacó el móvil de su bolsillo y llamó, se fue al salón, yo entré en la cocina, encontrándome al lado de mi amigo John y Amadeo, John, me abrazó y preguntó: ¿Te encuentras bien, te ha hecho daño o se ha portado mal contigo? Yo acallé sus preguntas con un prolongado beso, buscando su lengua y al separarnos dije: ¡Te he echado de menos en la cama al dormir y al despertar! ¡Te quiero y no quiero que me apartes de tu lado, por todo el oro del mundo! Me puso las manos en la cara y volvió a besarme, pero ésta vez con más ardor que nunca, mientras soltaba ¡Estoy feliz! Pero de repente todo se derrumbaba, oímos el sonido de una sirena en el exterior, los tres nos asomamos a través de la puerta y miramos  hacia el exterior, Alejandro hablaba con dos policías y en el jardín estaba el coche patrulla, con las luces dando vueltas.

John soltó: ¡Ha llamado a la policía, no quiere pagar lo prometido, será c...., seguro que nos ha denunciado! Diego lo miró a los ojos y susurrando dijo ¡No creo, que sea eso, ya lo veras! Amadeo se fue acercando a la puerta y vio a los policías subiendo al coche patrulla, poco después se marcharon. Alejandro estaba por entrar y cuando iba a cerrar la puerta se oyó el timbre de una motocicleta, abrió de nuevo y se acercó al joven motorista, que le entregó una gran paquete, él le dio dinero y el joven se fue, después de pasar la verja, le dio al mando y esta se cerró, poco después entró cargado en la cocina, dejando el paquete sobre el mármol de la encimera.

Todos estábamos en silencio, Alejandro se dio cuenta y nos miró a los tres, estábamos serios, nos fue mirando la cara uno a uno y por fin soltó una carcajada, al tiempo que decía: ¡Menuda cara ponéis los tres, como si se os hubiera muerto el gato! La patrulla ha pasado varias veces por delante de la verja y al verla abierta las dos veces, se han acercado para saber si todo iba bien, les dije que había recogido a mis sobrinos en el aeropuerto de madrugada y se me olvidó cerrarla, les di las gracias y se fueron. Y lo otro... fijó la mirada sobre el paquete de la encimera, es el desayuno ¡A comer todos!

El desayuno fue fantástico, bebimos zumo de naranja recién exprimido y chocolate deshecho con churros, mini croissants y otras pastas, estábamos a punto de reventar, Alejandro nos fue preguntando por la razón de nuestra subasta y como nos habíamos conocido, después preguntó a Diego por su familia y éste relató lo acontecido, que solo quedaba su hermana, que ya tenía un medio novio y no parecía deseosa de tenerlo con ella. Al terminar, Alejandro nos invitó a seguirlo a otra habitación, era su despacho, una vez allí abrió una caja fuerte y fue cogiendo unos fajos de dinero, los dejó sobre la mesa, entonces dijo: ¡Desde las 12 de la noche a las 10 de la mañana, a 3000 euros hora, son un total de 30.000 euros! ¿Es correcto? Tomando la palabra John, dijo: ¡Tendrían que ser 3000 euros menos, ya que esta  última hora hemos estado desayunando, eso sería lo correcto! ¡Aunque se tendría que descontar las horas que habéis dormido! Alejandro sonrió y le puso la totalidad delante de John, a éste le temblaban las manos, no se atrevía a tocar los fajos, simplemente los miraba y miraba a Diego, pasó el brazo abarcando los fajos y los acercó al más joven de todos ¡Esto te pertenece, te lo has ganado!

Diego preguntó: ¿Eso quiere decir, que volvemos a casa? John, asintió respondiendo ¡Sí! ¡Es hora de volver a la realidad! Y le cogió la mano mientras la acariciaba, nos pusimos de pie y John, le preguntó a Alejandro ¿No tendrías una bolsa de plástico, para todo esto? Amadeo estaba muy serio en todo momento, pero Alejandro estaba de buen humor, de un armario sacó una bolsa de plástico y metió los fajos dentro, no paraba de observar a los dos jóvenes, que nunca habían visto tanto dinero junto, parecía que disfrutaba mirándolos y esto molestaba a su amigo Amadeo, parecía que Alejandro jugaba con los dos jóvenes ¿Estará seguro el dinero en el ático donde pasáis la noche? Hoy es domingo, los bancos están cerrados, os propongo una cosa: ¡Pasáis el día de hoy con nosotros, nos bañamos en la piscina, tomamos el sol, luego comemos algo, hacemos la siesta, cenamos y nos acostamos, mañana os acompaño en coche al banco que digáis! Diego y John, se miraron y accedieron, le dieron la bolsa a Alejandro y éste lo guardó en la caja fuerte, pero sin poner combinación, John soltó: ¡No pones la combinación, podríamos robarte! En ese momento Amadeo y Alejandro soltaron una carcajada, mientras miraban a los chavales, Alejandro dijo: ¡Estabas dispuesto a rebajar la cantidad, por la hora del desayuno y el tiempo de dormir, creo y Amadeo también, que sois de fiar!

Salimos del despacho y fuimos a quitarnos la ropa, Amadeo le dio a John uno  de sus bañadores, que guardaba en la casa, Alejandro fue a otro cuarto volviendo con un bañador algo más pequeño, Diego se lo puso, le quedaba muy apretado marcándole su gruesa y larga verga, al verlo Alejandro le dijo: ¡Tal vez uno de los míos te quedará mejor! Y le alcanzó uno blanco, se cambió, este le quedaba algo más holgado pero más cómodo, se lo agradeció, al juntarnos todos en la piscina, nos fuimos observando como si fuera la primera vez que nos veíamos, John con un bañador azul celeste, Amadeo con uno de color rosa claro y Alejandro uno de color rojo sangre, marcando su buena herramienta, los dos amigos de la infancia a pesar de ser cuarentones tenían unos cuerpos esplendidos, debían tomar bastante el sol, ya que estaban bastante morenos.

Nos tiramos a la gran piscina, nadábamos y nos tirábamos agua unos a otros, diego salía y se volvía a tirar, salpicando a todo el mundo, John reía de verlo tan feliz, pero continuaba dándole vueltas en su cabeza, como afrontarían las cosas a partir del día siguiente. Amadeo se peleaba con Diego hundiéndose en el agua, entonces Alejandro se colocó detrás de John, cruzó sus brazos abrazándolo y acercando su boca al oído, comenzó diciéndole: ¡Me gustaría, que me enseñarás a amar! John, giró un poco la cara y dijo ¿Yo? ¡No sé nada del amor, tal vez tú, te hayas olvidado lo que es amar, amaste a tu esposa, muchísimo a tu hijo Raúl y sientes cariño por Amadeo! ¿Me equivoco? ¡Nunca supe lo que es el amor, pero por Diego siento algo especial y me duele, pensar en perderlo, no sé si eso es amor! Alejandro al oír su voz, le dio la vuelta y colocándolo enfrente de él le cogió la cara con sus manos y lo besó en los ojos y descendió besándole la boca, John sollozaba en silencio, Alejandro lo abrazó susurrándole ¡Shh, Shh, Shh! Entonces de repente le preguntó: ¿Qué edad tienes? John, lo miró y contestó: ¡Cumpliré 18 dentro de unos meses!

Alejandro, quedó sorprendido tanto por sus años, como el tormento interior del joven, era tan sensible y lo más increíble, vendía su cuerpo por poco dinero, sin futuro, sin nada, entonces creyó captar lo que le dolía, separarse de Diego, entonces pensó en su relación con Amadeo y llegó a la conclusión, que tal vez él se encontraría de igual forma, si le faltara su amigo. Entonces le dijo: ¡Ayúdame a entregarme a otra persona, no quiero solamente follar, quiero sentir, que soy importante para otra persona, quiero dar y recibir y probarlo todo, para hacer feliz a esa persona! John, le miró a los ojos y sonriendo le soltó: ¿Sabes que yo cobro? Y los dos soltaron una carcajada, que hizo que Amadeo y Diego, miraran en su dirección, salieron del agua y se tumbaron en unas hamacas, al poco los otros dos también salieron del agua y se tumbaron a tomar el sol.

Alejandro, que estaba tumbado al lado de John, le dijo: ¿Por qué no me cuentas lo que recuerdas de tu infancia, sino te molesta? John, contestó: ¡No me molesta, pero no hay mucho para contar! Y continuó hablando: Al nacer, me dejaron en una casa-cuna, allí estuve hasta los tres años, luego me llevaron a un orfelinato, allí pasé muchos años, a medida que fui creciendo, algunos de los mayores, me acorralaban y me violaban constantemente, era una costumbre muy habitual, pero apareció uno que salió en mi defensa y se peleaba con ellos, entonces me convertí en su juguete sexual, pero me enseñó a disfrutar del sexo, entonces comenzamos a follarnos mutuamente, me cogió cariño y yo a él, al cumplir los 18 años, no podían retenerlo por más tiempo y se fue, al despedirnos dijo, que vendría a Barcelona, después de marcharse, nadie me volvió a tocar, se metían con otros más jóvenes y un día que me llamó el director al despacho, me regañó por algo que yo no había hecho y se lo dije, entonces vi un archivo, que ponía “Partidas de Nacimientos”, pasado un rato le pregunté si podía mirar mi partida de nacimiento, él me sonrió con sarcasmo y soltó: ¿Que recibiré a cambio? Me acerqué al director, que seguía sentado en su sillón, me agaché y fui abriéndole la bragueta del pantalón, saqué su flácida verga y comencé a chuparla, fue creciendo muy rápidamente, continué chupándola y se corrió dentro de mi boca, me tragué su semen, al poco salía del despacho con una copia del certificado de nacimiento y con 20 euros en el bolsillo “para chuches” me había dicho, dos días después me escapé y vine a Barcelona.

Respiró hondamente y continuó: Al llegar a la estación fui al lavabo y ahí tuve mi primer cliente, yo no le había pedido dinero, pero me lo ofreció de buena gana, al salir de los lavabos un grupo de niñatos se acercaron y me preguntaron ¿Quién es tu chulo? Yo me encaré a ellos soltándoles ¡No necesito chulo! ¡Pero sí, tengo un protector, Kike! Ellos se retiraron un poco y uno dijo: ¿Kike, el turco? Yo asentí, aunque no sabía, quien era el turco y se marcharon sin decir nada más.

Con el tiempo, me habitué a la gran ciudad y encontré el ático, donde me acostumbré a vivir, recogiendo algunas cosas, que la gente tiraba, monté la habitación y comencé a tener algún cliente fijo, pero sacaba lo justo para ir tirando, no quería más, nunca encontré a mi amigo Kike del orfanato y entonces pasado mucho tiempo, conocí a Diego, recién llegado, en el mismo sitio de mi primer cliente, hasta éste momento y mañana será otro día... Alejandro dijo: ¿Chicos que os apetece comer? Y los más jóvenes dijeron al unísono: ¡Menos pollo, lo que sea! Y nos tronchamos todos de risa, Alejandro cogió el móvil y llamó, al terminar nos metimos en el agua de nuevo, sin preocupación aparente, sin embargo Amadeo, parecía más serio de lo normal, aunque lo disimulaba muy bien.

Mientras Alejandro hablaba por el móvil, me acerqué a Amadeo, preguntándole, que le pasaba, pero negó con la cabeza, diciendo: ¡Cosas mías! Entonces se me ocurrió una cosa, que no sé si saldría bien, pero tenía que intentarlo y le pregunté: ¡Tienes el cargador del móvil, aquí! Él mirándome a la cara respondió: ¡Siempre tengo uno en esta casa, por si acaso me quedo sin batería! Continuó diciendo: ¡John, que pretendes! Añadí: ¡Ya lo sabrás en su justo momento, pero tendrías que dejar el cargador y el móvil en el salón después de comer, es solo una sugerencia! Nos tiramos de nuevo al agua y jugamos todos contra todos, era genial, sin preocupaciones ni nada más que disfrutar de ése instante, Diego estaba pletórico, feliz y sonriendo constantemente, se llevaba muy bien con Amadeo y también con Alejandro, pero parecía algo más distante conmigo. Pasó una media hora y sonó el timbre de la entrada, salimos de la piscina, cogimos toallas y nos fuimos secando, menos Alejandro que fue a abrir.

En un rincón del jardín, cerca de la piscina, había una enorme mesa y dos jóvenes vestidos de blanco, la estaban preparando, para la comida, pusieron un gran mantel, los platos, cubiertos y copas, para los cuatro, una gran fuente en el centro cubierta con una tapa plateada y dos fuentes más pequeñas a su lado, unos cubos metálicos soportados con pies plateados con hielo y botellas en su interior, también latas de refresco, Alejandro nos llamó y fuimos a la gran mesa, Amadeo y Alejandro, ocuparon los extremos de la misma, Diego y yo, nos pusimos uno frente al otro, en la parte central, nos sentamos y los dos jóvenes camareros, levantaron las tapas de las fuentes, Diego y yo, quedamos asombrados, en la gran fuente, había una paella de arroz con bogavante, según nos fue diciendo Alejandro, en los otros dos, una ensalada mediterránea (lechuga, tomate, cebolleta tierna, aceitunas, tacos de atún, pimiento verde y rojo y pepino) y en la otra, ensalada tropical (Lechuga y tomate, cebolleta tierna, maíz dulce, trozos de piña, tacos de pollo y alcaparras) Todo tenía una pinta exquisita, entonces Amadeo dijo: ¡Gracias! Alejandro sonriendo contestó: ¡Como me voy a olvidar que te gusta la tropical! Y le guiñó el ojo, ese gesto lo puso de mejor humor.

Los jóvenes camareros nos fueron sirviendo los platos y las bebidas, todo era delicioso y se lo dijimos a ellos, de postre sirvieron, sorbetes de champan helado, muy rico también, de una mesa auxiliar una máquina hizo café y lo sirvieron junto a unas trufas de chocolate muy frías, el contraste, era una delicia al paladar. Al terminar, los jóvenes recogieron todo y cuando se iban a retirar, Alejandro les ofreció remojarse en la piscina, para refrescarse un poco, ellos le dieron las gracias de todos modos, que tal vez otro día, sí, entraron y seguramente les pagó la comida, poco después la verja de la entrada se cerraba tras su furgoneta, Alejandro se unió de nuevo a nosotros, le felicitamos por la comida, que había sido insuperable, a nuestro parecer, Amadeo, también lo felicitó y continuó: ¡Me he dado de baja del Ejercito, vuelvo para abrir de nuevo mi consulta privada y ya tengo plaza también en un Ambulatorio de la Seguridad Social! ¿Qué piensas de esto? Mientras miraba a su amigo a la cara, Alejandro respondió: ¡Si eso te hace más feliz, me alegro de tenerte cerca de nuevo!

Nos tiramos de nuevo a la piscina, antes de hacer la digestión, nos secamos con las toallas y Alejandro me cogió de la mano, tirando de mí, le dije que esperara un segundo, me acerqué a Diego y abrazándole le hablé al oído, diciéndole: ¡Confiar en mí, que Amadeo conecte el cargador al móvil y cuando suene, deje el manos libres, así sabréis lo que pasa en el cuarto, dejaré la puerta entreabierta, para que Amadeo acuda, cuando escuche “Vale de acuerdo”! Acaricié la cara de Diego y tomando la mano de Alejandro nos fuimos a su habitación, dejé la puerta entornada.

Entré detrás de Alejandro, éste dejó su móvil en la mesita, se giró mirándome y preguntó: ¿Por dónde empezamos? Yo contesté: ¡Primero una ducha para limpiar bien cualquier rincón, no solo por fuera, sino también por dentro! Él entró en el baño y yo desde el cuarto le dije: ¡Creo que tú móvil se está quedando sin batería, no tienes el cargador! Él desde el baño dijo: ¡en el cajón de la mesita! Lo conecté e hice la llamada prometida y puse, el manos libres en el de la habitación, entre en el baño dejando la puerta abierta y me coloqué detrás de Alejandro, cogí gel de baño y fui acariciando su cuerpo y espalda con mis manos enjabonadas, mientras le iba diciendo: ¡Tienes un cuerpo espectacular y una gran verga! ¿Le hiciste daño a mi niño, con tu gran herramienta? Mientras lo acariciaba respondió: ¡La primera, le dolió bastante, pero lo soportó muy valientemente y poco a poco nos fuimos acoplando muy bien, pensé que con el primero, estaría agotado, pero cada vez que ponía su mano sobre mi cuerpo, mi verga volvía a estar preparada de nuevo, después de mi quinta penetración, los dos estábamos agotados y nos quedamos dormimos! Sus palabras me dolían en el alma, pero fue mi culpa haber llegado a eso, la puta subasta. Mis dedos jugaban con su ano, muy, pero que muy cerrado, le dije, que se relajara ¡Déjate llevar, ábrete para mí o piensa en alguien especial! Su ano cedió y fui metiendo un dedos, hurgando su interior, me limpiaba el dedo y volvía a meterlo dentro, luego un segundo dedos, abría su ano dilatándolo, desmonté el mango de la ducha y con los dedos dentro de su culo, le soltaba chorros de agua a presión, el gemía, al principio le dolía, pero ahora, ya estaba bien limpio, coloqué la ducha de nuevo en la manguera y nos quitamos los restos de jabón, después fuimos al cuarto, se tumbó sobre la cama, le pregunté: ¿Tienes alguna crema corporal o aceite suavizante para la piel? Alejandro muy relajado y boca abajo, dijo: ¡En el estante del baño! En ése momento dije: ¡Vale, de acuerdo! Entré al baño y salí con un aceite corporal, Amadeo estaba de pie en la habitación, le señalé el bañador y se lo quitó, le puse en las manos la botella de aceite y acercándome a su oído, le dije, con suavidad, pero mantente firme y penétralo con cuidado, no hables hasta que el abra los ojos y te mire ¡Es todo tuyo, hazle sentir placer!

Salí de la habitación dejándolos solos, me fui al salón, Diego me abrazó en cuanto me vio y nos fundimos en un prolongado beso, le resbalaban lágrimas de los ojos, se la fui lamiendo con mi lengua, mientras lo acunaba y me decía: ¡Lo siento! Yo le dije, que todo había sido culpa mía, pero él lo negó con la cabeza, respondiendo: ¡Lo malo, es que disfruté cuando me penetraba y deseaba más de lo mismo, pero el culo me dolía tanto después del quinto, que...! Y volvió a sollozar, para calmarlo le dije: ¡Me hubiera gustado ser penetrado por ésa gran polla, pero te quiero demasiado! Nos sentamos abrazados mientras acariciaba su cuerpo tembloroso y entonces oímos el manos libres de Amadeo, que estaba en marcha en el salón, la voz de Alejandro: ¡Tienes unas manos increíbles, el masaje, me ha calmado los nervios, tus cálidos labios besando mi espalda me hacen sentir un placer inmenso! ahora continuaba con ¡Ahh, Ahh,Ahh, que boca tienes cabrón! Escuchamos el sonido de unos lamidos ¡Dios, que bueno es esto, me estas abriendo el culo, como si fuera mantequilla! Pasado un rato, se oyó la voz de Alejandro ¡Por Dios, me duele mucho, para un momento! Amadeo susurraba: ¡Shhh, Shhh!, Se estaba clavando en el culo de su gran amigo y de pronto, Alejandro soltó ¡Eres tú Amadeo, sigue no pares, quiero notarte dentro de mí! Y besos apasionados, la voz del dueño de la casa decía: ¡Te quiero Amadeo, no me di cuenta hasta hoy, de lo mucho que significas para mí! ¡Te quiero, te quiero! Amadeo respondió: ¡Yo te he querido siempre! Y se volvieron a besar, los jadeos y gemidos de ambos nos habían calentado a nosotros.

Diego se quitó el bañador y me bajó el mío, nos tumbamos en el sofá grande en posición invertida y comenzamos a chuparnos las vergas, poco después me penetraba con mucha fuerza, para su edad, pero sus embestidas, eran geniales, me transportaban a otro lugar, su gruesa y larga verga me traspasaba, la sacaba toda y se volvía a clavar, haciéndome sentir importante para él, mis piernas sobre sus hombros, su cuerpo sobre el mío, besándonos con fiereza, me dijo ¡Te quiero, John, te quiero! Y mientras decía esas palabras comencé a soltar mi semen entre nuestros cuerpos mojándolos mientras mi verga seguía palpitando de placer y en ése momento sentí como su verga escupía el semen dentro de mi culo ansioso, mientras nos besábamos le decía ¡Te quiero Diego, te amó de todo corazón! Sacó su verga de mi culo y levantándome más la piernas enterró su boca en el ano perforado, fue lamiendo su semen, metía su lujuriosa lengua dentro del ano limpiándolo, poco después, bajó mis piernas y comenzó a lamer mi semen derramado sobre mi cuerpo, cuando terminó se tumbó sobre mi cuerpo y ambos degustamos el sabor de nuestro final.

Salimos al jardín y nos tiramos a la piscina, jugamos un rato nos tocábamos, nos abrazábamos y nos besábamos con frecuencia, pasado bastante tiempo, nos secamos y volvimos al salón, no se oía nada en el móvil y nos acercamos a la habitación, abrimos con cuidado la puerta un poco, y vimos una magnifica estampa, Alejandro tumbado boca arriba, con las piernas sobre los hombros de Amadeo, éste se aguantaba con las manos sobre el colchón, su cuerpo totalmente estirado sobre su amigo del alma y lo penetraba con dureza, su cuerpo subía y bajaba con rapidez, clavándole la verga dentro, Alejandro gemía, pero no quitaba sus ojos de su amigo, mientras lo taladraba, estaban sudorosos, la imagen era tremenda y la verga salía en su totalidad, para clavarse de nuevo, ambos gemían, el ritmo se fue acelerando y Amadeo acercó sus labios a los de Alejandro besándose con fiereza y soltaron espasmos de placer, vimos soltar la corrida de Alejandro sobre su cuerpo y los movimientos espasmódicos de Amadeo, vaticinaban, que se estaba corriendo dentro del culo de su amigo, pasado un rato, Amadeo deslizó su cuerpo sobre su amado y Alejandro le dijo: ¡Cuantos años perdidos, te quiero Amadeo! Y entonces nos vio en la puerta, añadió: ¡Gracias John! Yo contesté: ¡Tú querías que fuera algo especial y creo que sí lo ha sido, me alegro por vosotros! Nos dimos la vuelta y fuimos al jardín de nuevo, el sol se ocultaba y se estaba la mar de bien, cogimos unas latas de la nevera y las fuimos saboreando, poco después aparecieron los dos sonrientes. Nos besaron y se sentaron, les traje unas latas para ellos y bebieron casi sin respirar.

El ambiente a partir de ése momento, fue totalmente diferente, la ligera cena fue muy acogedora, todo eran risas y bromas, vimos un rato la tele y nos enseñaron a jugar con una Wii, nos divertimos mucho, llegó la hora de acostarse y cogiendo de la mano a Diego, subimos a la habitación de arriba, ellos se abrazaron y entraron en el cuarto de Alejandro.

Por cierto, hubo sexo toda la noche en las dos habitaciones, pero eso era de suponer...

Continuará.

Agradezco todos, los comentarios y los e-mail recibidos, aprecio el ánimo, que me dais, para continuar escribiendo. Gracias de corazón. Besos.