Me siento viva

El principio de volver a estar viva.

Mí nombre es Alicia. Paso de los 50, para ser exactos 53. Soy ama de casa. Estoy entradita en carnes, por no decir gorda, tengo barriga, no es una barriga dura, es blanda al igual que todas mis carnes, tengo un buen culo y dos buenas tetas que descansan en mí barriga. Tengo el pelo corto, rubia de bote, toda mí vida he estado teñida de rubia, aunque soy morena, los vellos en mí bajo vientre son aún muy negros.

Mis tetas son grandes, casi no tengo areolas, son pequeñas para el tamaño de mis tetas, y mis pezones son rosados, No tengo pezones que abulten una barbaridad, pueden pasar desaparecidos incluso estando muy excitada, es una ventaja. Abajo tampoco tengo una madreselva, tengo vellos negros, finos, y nada rizados, se notan porque soy muy blanca y resalta la negrura de los vellos, pero como son tan poca cantidad, me gusta así.

Lo que voy a relatar pasó el verano pasado.

Mí marido tiene un amigo de toda la vida, eran amigos desde la infancia, y han seguido con esa amistad hasta nuestros días. Han tenido épocas de alejamiento, pero siempre han mantenido el contacto. Los cuatros pasamos ya de los 50. Los dos matrimonios hemos tenido 2 hijos, 4 varones.

Los veranos nos vemos más, ellos tienen una casa de campo con piscina y pasamos allí incluso días, incluso a veces nos hemos quedado las mujeres en la casa con los niños, y nuestros maridos han ido a trabajar. Ahora los niños ya son grandes, el más pequeño es hijo de ellos, acaba de cumplir la mayoría de edad, aunque aún se ve un niño. Es el único de los 4 que se queda con nosotros cuando estamos en el campo. El pequeño se llama Roberto.

Yo llevaba ya tiempo con la menopausia, y aunque me notaba caliente a todas horas, apenas tenía relaciones sexuales con mí marido, era algo que estaba casi olvidado, no sé porqué, la monotonía, los años de casados, no lo habíamos hablado, pero el sexo ya no era algo que ocupara nuestros pensamientos.

Acabábamos de llegar a la casa e íbamos a quedarnos varios días. Ellos ya estaban allí, dejamos las maletas y me coloqué el bañador para estar cómoda. Me había cambiado en el cuarto de baño de abajo, había dejado mí ropa en el baño, no fue algo premeditado, ni siquiera sé porque lo había hecho, me podía haber cambiado en el dormitorio que teníamos asignado, pero sin pensarlo lo había hecho abajo.

La tarde pasó sin más, y cuando fuimos a preparar la cena, me acordé de mí ropa y que la había dejado en el baño, cuando entré y la ví, ya me dí cuenta que no estaba como yo la había dejado, lo achaqué a que en las perchas había más bañadores y alguien la habría tocado al cambiarse. Habían tocado mí sujetador, y mí braga, toqué la parte central de mí braga y me parecía incluso que estuviera algo mojada, no olía rara, solo olía a mí coño, me reí, me estaba oliendo el coño, y la verdad es que olía una barbaridad.

Subí la ropa y me cambié, me coloqué un vestido ancho cómodo y bajé para ayudar para la cena. Abajo fue cuando me dí cuenta que Roberto me miraba de vez en cuando, aunque lo hacía de una manera muy disimulada. Los mayores estábamos en la cocina, y Roberto con su móvil en el salón, es una cocina americana, nos podía ver desde donde estaba sentado. Me dí cuenta que me hacía fotos, no dije nada, aunque me miré para ver sí estaba enseñando algo que no debiera, pero no, me estaba haciendo fotos sin que nadie se diera cuenta. Estaba algo intrigada, una de las veces me acerqué hasta donde estaba, le acaricie la cabeza y le pregunté que que hacía, no tardó en mostrarme un juego, pero lo que me dejó sin habla fue el bulto que le llegué a ver antes de que se lo acomodara en la calzona, ese niño para la edad que tenía gastaba un tamaño al que yo ya no estaba acostumbrada a ver. Y parecía que estaba excitado mirándome, no quise que se diera cuenta y lo volví a dejar con sus cosas, aunque desde ese momento lo mismo que él me espiaba, yo lo miraba disimuladamente cuando sabía que no se daba cuenta. No tardé en volver a ver claramente el tamaño de ese paquete y como se lo acomodaba en la calzona.

Ver ese tamaño y sobre todo pensar que estaba así porque me estaba mirando a mi, me puso cachonda. No lo pude evitar, mí braga se mojaba sin remedio y me hacía estar incómoda. No podía dejar de pensar en ese paquete y como sería sentir algo duro sobre mi. Cenamos y volvimos al porche. No sé ni porqué lo hice, me senté en un lateral de la mesa, sola, los tres mayores se habían sentado en el otro extremo, no miraba a la mesa, me había quedado mirando a la piscina con la mesa a mí izquierda. Los demás no podían verme, no podían ver mis piernas. El único que se percató de ello fue Roberto, no me quedó dudas que me buscaba, se fue a la piscina y desde dentro del agua tenía una visión clara de mis piernas. Solo tenía que abrir las piernas para dejarlo ver más de lo que debiera. Estuvimos un rato charlando los mayores, nada especial, veía como Roberto se movía de un lado a otro y algunas veces se acercaba a la parte más cercana y me miraba. Siempre hemos cenado pronto, aún ni siquiera era de noche.

Estaba caliente, me notaba la braga mojada, llevaba una braga blanca de algodón calada, sí abría mis piernas seguro que incluso llegaba a ver mis vellos. Yo notaba como en el agua se tocaba, estaba segura que tenía que tener la polla dura como un palo. Nuestros ojos se encontraron varias veces. Él sabía que yo lo estaba mirando y yo sabía ya que el buscaba ver más de lo que estaba viendo. Los mayores nos habíamos quedado callados, estábamos cada uno con nuestros móviles, Roberto sabiendo que ya nadie estaba pendiente de él, se quedó quieto en el filo mirándome descarado. Me miraba descaradamente sin que nadie lo viera a él, lo miré, y nuestros ojos volvieron a cruzarse, bajó la mirada buscando algo más, abrí más las piernas y lo dejé con la visión de mí braga, los ojos se le iluminaron, me quemaba el coño y pensé que sí apartaba la braga y lo dejaba al aire, bajaría un poco el ardor que sentía en él. Bajé mí mano derecha y tiré del filo de la braga dejando todo mí coño al aire, sentí el frescor del aire entre mis labios, tengo que decir que mis labios menores son grandes, bastantes grandes y el frescor del aire me hizo gemir quedamente, estaba a punto de correrme, hacía años que no sentía nada parecido, la única parte oscura de color de mí cuerpo son mis labios menores, son mucho más oscuros que el resto de mí cuerpo, por lo que se notan una barbaridad, llegué incluso a abrirme con mis dedos los labios para sentir el aire en mí clítoris. Sentía los ojos de Roberto clavados en él, y sentía como una sensación de abandono recorría mí cuerpo, la voz de mí marido me sacó del orgasmo, me había corrido en silencio, cerré un poco las piernas para que Roberto dejara de mirar y los demás no se dieran cuenta, solo tuve que decir que me estaba quedando dormida.

Ya se había hecho de noche, Roberto fue listo y maduro, dejó de mirarme durante un buen rato, pero veía como tenía que acomodarse la polla cada dos por tres, y eso hacía que mí coño siguiera palpitando deseando algo más de lo que tenía hasta ese momento.

Esa noche todos parecían cansados y cada uno tardó poco en ir desapareciendo, mí marido ni siquiera preguntó, sabía de sobra que yo no iba a acostarme todavía, apenas media hora después estaba sola en el porche, incluso Roberto se había ido a su cuarto. Lo único que hice cuando todos estuvieron en sus habitaciones fue ir a ponerme el camisón, mí marido ya dormía a pierna suelta, hacía calor en esa habitación, me saqué el vestido y me quedé en braga y sujetador, iba a colocarme el camisón encima, pero fue instintivo, desabroché los corchetes del sujetador y me lo saqué dejando libres mis dos grandes mamas, me bajé la braga y la dejé en la silla con el sujetador y el vestido, y me coloqué el camisón sin nada debajo, esperaba que nadie se levantara, aunque me daba igual, esa noche necesitaba algo más que el frescor, y sinceramente me daba igual quien apagara el calor que sentía en mí bajo vientre.

Volví al porche, tenía la esperanza de que cualquier de los dos hombres que no eran el mío viniera a desahogar mí calentura, estaba muy caliente. No sabía que me pasaba, estaba realmente caliente, y necesitaba que alguien aplacara ese calor. Me apreté con fuerza las tetas, sentía mis pezones muy duros, hacía mucho que no los sentía tan duros, me levanté el camisón y me senté de nuevo en la misma silla donde había estado sentada hacía un rato, estaba de espalda a la puerta de la casa, aunque la había dejado cerrada, para sentir sí alguien la abría, se escuchaba, estaba tranquila sí alguien saliera por esa puerta lo oiría.

Abrí las piernas y con mis dedos de la mano derecha me abrí los labios, estaba muy mojada, mis dedos resbalaban perfectamente, sentía mí clítoris muy duro, estaba ardiendo. sentía el frescor de la noche en mí coño y me aliviaba, cerré los ojos y me rocé con los dedos, iba a estallar de nuevo en pocos minutos, lo sabía. Pero no me dió tiempo, sentí la puerta y volví la cabeza para ver quien era, sentí mí corazón latir muy fuerte, era Roberto, salía sin hacer ruido. No tardó en estar a mí lado.

.-Todos duermen Alicia!!

.-¿no has hecho ruido al salir?

.-No, he tenido cuidado!!

En ese momento se dió cuenta que tenía mí coño expuesto, y que mí mano derecha jugaba con mí clítoris. Se puso entre mis piernas, y no esperaba que tuviera tanta valentía, se bajó la calzona y dejó que su dura polla saltara delante de mí cuerpo, tampoco esperaba encontrarme con ese badajo, era muy grande, grande y gordo, debía medir perfectamente 18 ó 19 centímetros, su gorda cabeza palpitaba apuntando hacía mi. Se la cogió con la mano y se bajó todo el pellejo del prepucio, me acerqué, el olor a líquido preseminal inundó mis fosas nasales, dió un paso y rozó esa cabeza por mí mejilla, había comenzado a menearsela despacio, hice el intento de coger esa cabeza con mí boca pero no me dió tiempo, sentí el primer chorro impactar en mí mejilla. El segundo fue a mis labios, el tercero y el cuarto pude sentirlos dentro de mí boca, además con una fuerza que nunca había visto, aún salieron varios chorros más que impactaron en mí cuello y en el canal entre mis tetas. Habían sido 7 u 8 chorros de abundante esperma caliente los que habían impactado sobre mi. Roberto seguía meneándose la polla, apenas había perdido dureza, la miraba con los ojos muy abiertos, sin llegar a creerme lo que estaba viendo. Lo miré a los ojos, él me miraba satisfecho y deseoso, lo notaba. Como pude le balbuceé.

.-Llégate por papel higiénico, pero no hagas ruido!!

No hizo falta, sacó del bolsillo de la calzona un paquete de pañuelos y me lo dió, seguía con su mano en la polla y se pajeaba despacio, me limpié la cara y le dí un pañuelo.

.-Límpiame la leche que me has soltado en las tetas!!

Me solté los botones del camisón y dejé que viera el canal entre mis grandes pechos. Tenía varios goterones entre ellos. Roberto se agachó, había colocado sus manos en mis muslos para hacerlo, estaba justo delante de mí coño, con sus dos manos tiró de los bordes del camisón y acercó su cara para chupar el canal entre mis tetas, le daba igual que hubiera leche suya, su lengua estaba muy caliente, no tardó en meter sus manos para sacar como pudo mis tetas fuera, creo que nunca había visto algo así, estaba embobado, se abalanzó a chupar mis pezones, estaba loco, de pronto sentí algo duro en la entrada de mí coño, había conseguido colocarse de manera que su polla llegaba justo a la entrada, me dejé caer un poco hacía delante y sentí como se colaba en mí coñazo, esa polla era muy grande, y estaba tan dura como la había visto antes.

Me la había colado hasta los huevos. Me estaba sujetando por las caderas y hundía con fuerza su polla dentro de mí. Sentada como estaba, la sentía hasta la entrada de mí útero. Estaba en cuclillas y notaba que la postura era algo incómoda, sobre todo para él. Lo empujé con mí mano para que se quitara, sí iba a follar con ese chiquillo, quería sentirlo bien adentro. Me levanté y fui a la puerta, asomé la cabeza dentro y no se escuchaba a nadie. Roberto no estaba por esperar, en la misma puerta sentí como me subía el camisón y de espalda intentaba meter su polla entre mis piernas, ese badajo era inmenso, me lo coló entre las piernas y lo sentí salir por delante de mí cuerpo, tenía su bajo vientre apretado a mis nalgas y su capullo por encima de mí clítoris. Tuve que volver a empujarlo para que se separara de mí.

.-Espera joder!! Quiero que me folles, pero deja que busque donde!!

Me alejé del porche, detrás de unos olivos teníamos un par de hamacas, allí estábamos resguardados y desde luego desde el porche no se nos vería. Le dije que cogiera una de las toallas que estaban tendidas. No tardó ni dos segundos, extendí la toalla en la hamaca y me tumbé con las piernas a cada lado, la posición era perfecta, tenía el cuerpo algo levantado y las piernas bien abiertas, se colocó sentado en la misma postura y mirando hacia mi, me cogió las piernas por los tobillos, tiró de ellos para levantarlos, tenía más fuerza de lo que parecía, no tardó en volver a tener el capullo en la entrada de mí cueva. Le sonreí y me la clavó hasta los huevos, no pude evitar soltar un gemido.

.-Joder que polla!! Que grande y que gorda la tienes!!

Él no dijo nada, comenzó a meter y sacar con buena velocidad, se acababa de correr y me estaba embistiendo como sí no hubiera un mañana. Pensé que no me iba a dejar llegar a mí orgasmo, pero me equivoqué, no llegué a uno, me había corrido varias veces y Roberto seguía machacando mí coño como sí nada. Paró.

.-¿Alicia te puedes poner en pompa?

Me la había sacado esperaba con su mano en la polla, estaba excitado, no creo que hubiera tenido muchas oportunidades de follar con una chica, y menos con una mujer de 50 años. Me dí la vuelta en la hamaca, me coloqué de rodillas, aquello también era nuevo para mi, yo no había salido de la posición del misionero con mí marido, se colocó detrás, apretó mis nalgas con sus manos, me las abrió. Desde luego no iba a haber muchos preámbulos, sentí como volvía a buscar la entrada de mí cueva con ese trozo de carne y en menos de dos segundos la volvía a tener clavada hasta los huevos, me tenía sujeta por las caderas, me acariciaba la espalda, me levantaba el camisón y me embestía como sí le fuera la vida en ello. Sacaba y metía su dura polla hasta hacer que me moviera en la hamaca. No podía evitar gemir.

Apretaba mí barriga con sus manos, intentaba amasar mis tetas, pero no dejaba de meter y sacar esa polla. Iba a hacer que me corriera de nuevo, me daba igual que él lo hiciera o no, no podía más, me volví a correr sin hacer mucho ruido. Ya no sabía cuántas veces me había corrido con ese chiquillo, por lo menos 4 ó 5 veces. Roberto seguía embistiéndome, sacó su polla de mí coño y lo sentí como trajinaba con ella en la entrada de mí culo. Ese sitio era virgen, nunca había dejado que mí marido me diera por el culo, siempre había pensado que tenía que ser muy doloroso, y de solo pensar en la polla de ese niño, sentí un escalofrío recorrer mí espalda.

Había fantaseado con recibir una polla en el culo, pero nunca me había atrevido a pedirselo a mí marido, siempre me había negado y no tenía fundamentos para pedirle ahora algo así. Quise dejarlo hacer, quería saber que se siente. Apretó con más fuerza, como vió que su polla no iba a entrar, sentí como se agachaba detrás mío. Sentí su boca tragarse mis labios menores, se los había metido en la boca y me los succionaba con fuerza, me gustaba, sobre todo cuando sacaba la lengua y la movía rápido por todo mí coño, con sus dedos abría mis labios y se afanaba por meter la lengua todo lo adentro que podía, sentía esa lengua caliente hurgando dentro de mí coño, la movía como una serpiente, nunca había sentido algo así, me estaba llevando a un nuevo orgasmo. Dejó de hurgar en mí coño y llevó su lengua a la entrada de mí culo, me estaba abriendo las nalgas con las manos, sino fuera así no hubiera podido llegar con esa facilidad, empujó y sentí como su lengua se abría paso entre mí esfínter, no pude evitar apretar con fuerza, sabía que eso le impedía la entrada, pero en cuanto sentí como comenzaba con uno de sus dedos a darme placer en el clítoris dejé de hacer fuerza para relajarme, volvió a meter su lengua dentro de mí culo, sentía un buen trozo de lengua dentro, la movía haciendo círculos de un lado a otro. Sabía como hacer para agrandarlo, de pronto dejé de sentir su lengua y fueron un par de dedos, primero uno y cuando lo tuvo dentro entero lo sacó y metió dos, con los dos dentro me abría el esfínter, al principio sentía algo de dolor, pero ese dolor desapareció y se convirtió en verdadero placer cuando sentí como tenía dos de sus dedos hasta los nudillos dentro de mí ya dilatado culo, se dedicó a abrir los dedos y eso hacía que mí esfínter se dilatara, ya no dolía, ya no quería sus dedos, quería su polla, quería sentir como se abriría paso ese trozo de carne. Volví la cabeza.

.-Deja de darme con los dedos Roberto y méteme la polla en el culo hasta el fondo!! Quiero que me la metas entera!!

Sentí un escalofrío después de decir esas palabras, su polla volvió a colocarse en la entrada y esta vez empujando sin parar, sentí como se abría paso y se colaba esa cabeza que parecía que iba a reventar todo mí conducto. Tenía que respirar fuerte, sentía como mí esfínter escocía, pero no paró, siguió empujando su badajo hasta sentir como sus huevos chocaban con mí perineo, nunca había sentido nada igual, sentía esa polla dentro de mí culo, sentía como se abría paso dentro de mí intestino, tenía unas ganas locas de soltar gases. Sentía escozor. Picazón. Pero me gustaba toda la sensación que me estaba provocando.

.-Sácala Roberto, sácala necesito soltar gases!!

No le hizo gracia tener que sacarla, pero lo hizo despacio, en cuanto lo hizo sentí como mí esfínter se abría dejando escapar un pedo sonoro y largo, lo último que podía esperar fue sentir la lengua caliente de Roberto hurgando en mí culo a la vez que me peía, intenté contenerme, pero tenía que soltar gases y Roberto no iba a sacar su lengua de mí culo, nunca había sentido ese placer, tenía la punta de su lengua dentro y yo apretaba y hacía fuerza para dejar salir gases de él, fue una sensación indescriptible. Cuando me quedé vacía giré la cabeza.

.-Eres un guarro Roberto!!

.-Sí!! lo sé!! Y ahora te voy a follar el culo hasta que me corra!!

No esperó se volvió a colocar como estaba al principio y sin espera incrustó su polla en mí trasero, había dolido, mí esfínter se había vuelto a su posición normal, no esperaba otra invasión como esa, No dije nada, lo dejé hacer, comenzó a embestirme con verdadera fuerza, la sacaba y la metía entera, llegaba a dolerme cuando sus huevos golpeaban mí perineo. Se me movía todo el cuerpo, sentía como mí barriga se movía de adelante a atrás, sentía mis grandes tetas rebotar casi con mí cara, me estaba embistiendo con verdadera fuerza, cerré los ojos y me dejé llevar, no tardé en sentir como me corría, era un placer muy diferente, nunca había sentido nada parecido. Roberto me tenía fuertemente cogida por las caderas y no dejaba de darme con fuerza. Parecía que no tenía fin. Ya no sentía dolor, el placer había ocupado su lugar, y nunca había sentido de esa manera, Roberto me tenía sujeta por la barriga, me la apretaba y hundía cada vez más fuerte su polla, volvía a tener ganas de soltar gases.

.-Roberto!! Gases!!

Sacó su polla.

.-Tírate ese pedo guarra!! Hazlo en mí boca!!

Volvió a colocarse con la lengua dentro de mí culo, esta vez la sentía perfectamente, tenía el esfínter abierto, tiraba de mis nalgas abriéndolas mucho, me hacía daño, pero no podía dejar de soltar gases, es imposible describir la sensación, era como cuando no puedes ir al baño y por fin lo consigues. Tenía esa sensación de descanso, sentía mí coño abierto igualmente.

.-Ya Roberto, ya no salen más!!

Volvió a la carga, la sentía más dura, había entrado hasta los huevos de una sola vez, me cogió con fuerza por las caderas y se dedicó a martillear mí culo, no pudo aguantar más de un par de minutos, la hundió con fuerza y hincó sus uñas en mí cadera, sentí como un torrente invadía mí intestino, como cuando te ponen una lavativa, quemaba, su leche me estaba quemando las entrañas, pero le supliqué que no sacara su polla de mí culo, tuve un orgasmo silencioso, un osgasmo muy diferente a todos los que había sentido en mí vida, aguantó varios minutos con su polla en mí culo, hasta que por fin la sacó y con ella un sonoro pedo y su leche a borbotones.

Me tendí en la hamaca, estaba exhausta, mí coño y mí culo palpitaban, había quedado exhausta, incluso me costaba respirar con normalidad. Roberto se guardó la polla y me dijo que se iba a la cama, parecía que le había entrado un brote de remordimiento, le dije que yo me quedaba, que no podía ni moverme. Me dejó sola, tardé un rato en tranquilizarme, estaba feliz, me sentía viva, no estaba muerta como había pensado muchas veces, mí entrañas seguían vivas y con ganas de follar como una loca.

Debí quedarme dormida en la hamaca, me despertó la sensación de que alguien me estaba tocando un muslo. Abrí los ojos y me encontré con Roberto padre a mí lado, estaba sentado a mí lado y tenía su mano en el interior de mí muslo derecho. Di un sobresalto.

.-¿Que haces?

.- He visto lo que has hecho con mí hijo!! Y me preguntaba sí yo también podría probar ese culo y ese coño que tienes!!

.-Roberto por dios!!

Se levantó de la hamaca y se sacó la polla por encima de la calzona que llevaba, me quedé con la boca abierta, sí la de Roberto hijo era grande, la del padre no tenía comparación, no estaba dura del todo, le caía hacía abajo, pero estaba segura que con mí mano no podía abarcar ese diámetro, debía ser el doble que la de mí marido. Nunca había sido mujer de comentar nada con las demás, y para nada podía imaginar la herramienta que se gastaba ese hombre.

.-¿Estás loco? ¿Y sí se entera alguien?

.- Alicia debería darte más miedo que te folle mí hijo a que te folle yo, en cualquier momento te pueden descubrir, es un crío!! Conmigo estás a salvo, a los dos nos interesa ser discreto, pero creo que lo mismo que tu, estoy igual de necesitado. Y siempre me han gustado tus tetas!!

Su polla se había puesto más gorda, había crecido incluso más, me era imposible apartar la mirada de ese instrumento y a pesar de estar saciada, sentía como mí vagina se contraía, me estaba volviendo a excitar. Era el amigo de mí marido, nunca se me había pasado por la cabeza nada con ese hombre, pero tenía la polla más grande y más gorda que había visto en mí vida. me tendió la mano y me hizo levantar de la hamaca. Me abrazó, sentí sus brazos alrededor de mí cuerpo y esa dura barra en mí vientre, tiró de mí camisón hacia arriba y sentí ese trozo de carne en mí piel, buscó mí boca y me beso apasionadamente, hacía mucho que no me besaban así, sus manos pasaron por mis costados y apretaron los laterales de mis tetas, me fue imposible no responder a ese beso, me separé de él, tenía que respirar.

.-Estás loco Roberto!!

.-Sí!! estoy loco por llenarte el coño con mí leche!!

Se separó un poco y metió su polla entre mis muslos, aún sentía mí coño dilatado y mí culo igual, no deseaba decírselo, sentía su tronco abarcar toda mí raja y la punta sobrepasaba la entrada de mí orificio anal, la cabeza se encajaba entre mis nalgas apretadas. Apreté las piernas y ese cilindro era muy gordo y muy caliente. Volvió a besarme con pasión, a la vez que sus manos apretaban más mis tetas, sentía como me las manoseaba por los laterales, volví a separarme para respirar.

.-Estás loco Roberto!! Tienes la polla muy grande!!

.-No seas tonta ya tienes el coño abierto por la polla de mí hijo!!

Se sentó en la hamaca y se tendió, esa polla era un mástil, eso no iba a entrar entera dentro de mi. Coloqué una mano en su pecho y pasé una pierna por encima, estaba bien abierta, ya que no soy tan grande, agarré ese tronco y lo dirigí a mí coño, con mí mano me costaba abarcar todo el contorno, me calentó una barbaridad, estaba caliente otra vez y sentía como mí coño palpitaba y como babeaba cayendo caldo sobre ese badajo. me acomodé mejor, coloqué las rodillas en el filo de la hamaca, de esa manera podía controlar un poco más. Solo necesité pasar una vez esa cabeza caliente por mí raja y bajé mí cuerpo sentándome sobre él, lo miré y solté un gemido, él me miraba absorto, como sí hubiera hecho realidad un sueño de toda la vida. Me sorprendí a mí misma, esa polla entraba entera, estaba descansando sentada sobre él, lo miré y reí.

.-Que polla!! Tengo un coñazo, me cabe entera!!

Me levanté el camisón para que viera que la tenía entera dentro de mí, mis vellos descansaban sobre su bajo vientre, subí y bajé varias veces, me gustaba, no podía quitar la cara de tonta, me sentía como una niña pequeña que consigue una meta y se siente orgullosa de haberlo conseguido, su mano apretando con fuerza mí pecho me sacó del limbo.

.-Muévete Alicia!!

Comencé a subir y bajar, era una pasada, sinceramente la polla del hijo me había servido para agrandar mí cavidad, ahora la sensación era bien distinta, esa polla llenaba de verdad todo mí conducto y sentía como apretaba mí matriz al entrar completamente. Me iba a sacar un orgasmo mucho antes de lo que pensaba, no pude reprimir mis gemidos, me sentía bien puta, tiré del camisón y me lo saqué por la cabeza, quería que me viera botando encima de él completamente desnuda, subía y bajaba con fuerza, me ponía los ojos en blanco, me apretaba las tetas yo misma.

.-¿Sientes mí coño? ¿Sientes como llega hasta el fondo? Eres un hijo de puta!!

Roberto no decía nada solo amasaba con fuerza mis tetas, tiraba de mis pezones, me producía dolor, pero no podía decirle que parara. Me gustaba.

.-Soy una puta que se deja follar por el amigo de mí marido!! Soy una puta!!

.-Sí Alicia!! Eres muy puta pero te cabe toda mí polla y eso me encanta!!

No pude aguantar mucho más, me estaba corriendo encima de él, no hizo falta que se lo dijera, no podía dejar de gemir. Bufaba. Me dejó que acabara. Lo miré complacida.

.-Quiero darte fuerte y correrme en tu cara!!

Me levanté sabía como tenía que ponerme, hinqué las rodillas y me puse en pompa para él.

.-Vamos cabrón!! Rómpeme el coño!!

Se colocó detrás de mi, pasó su cabezón por toda la raja de mí culo. Giré la cabeza, solo pensar en sentir esa polla en mí culo hizo palpitar mí esfínter.

.-Roberto!! Métela en mí culo!! quiero sentir una polla de verdad rompiéndome!!

Se le iluminó la cara. no hubo dilación, me dejé caer más en la hamaca levantando todo lo que pude mí trasero, abrí algo más las piernas y esperé, lo sentir bajar y aspirar con fuerza el aroma de mí coño y mí culo, al igual que su hijo lo primero que hizo fue meter su lengua en mí esfínter abierto.

.-Se nota que mí hijo te ha abierto bien!!

.-Sí!! pero tu polla es más grande, despacio por favor!! Y seguro que tendrás que sacarla, me da gases y tengo que soltarlos para poder seguir!!

.-Ya lo se!! escuché como te peías cuando te follaba mí hijo!!

Me dió corte escucharlo decir eso. Se acomodó y sentí esa dura cabeza empujando en la entrada.

.-Estaba loco por follarte el culo Alicia!!

Empujó con más fuerza y sentí como entraba ese cabezón, quemaba, sentía como mí esfínter palpitaba, pero no podía hacer fuerza.

.-Dame!! Métela de una puta vez o me voy a arrepentir!!

Empujó y coló casi media polla. Esa polla me iba a quitar las estrías, me iba a romper, pero la sensación merecía la pena, siguió, estaba agarrado a mis caderas y empujaba sin compasión esa polla dentro de mi, paró cuando sentí los huevos en mí coño. Me la había colado entera, me sentía orgullosa. Me cabía esa polla en el culo, algo que jamás se me hubiera pasado ni por la cabeza. Giré la cabeza, sonreí, su cara también era de felicidad y lo estaba gozando. Sacó despacio y volvió a meter, lo hizo varias veces despacio, era difícil de explicar, pero no sentía dolor, sentía un extraño placer.

.-Córrete!! Quiero que me des fuerte!! quiero que me hagas llorar!!

A la cuarta o quinta vez de meter comenzó a sacar y meter con más fuerza y más rápido, me estaba incluso mareando, era demasiado placer, ya no me salían palabras de la boca, solo conseguía ronronear, me tenía bien cogida por las caderas y hundía una y otra vez esa polla hasta los huevos. Y lo hacía con fuerza y endiabladamente rápido, menos mal que no aguantó mucho más, me la sacó del culo.

.-Siéntate puta!!

Me senté y abrí la boca, comenzó a pajearse con fuerza metiendo solo la punta de su polla en mí boca, olía y sabía a mí culo, lo miraba a los ojos y él me miraba con verdadero placer, sabía que iba a hacer realidad su sueño. El primer chorro golpeó mí campanilla, el segundo, tercero y cuarto los soltó en mí cara, me había cerrado los dos ojos, y tenía toda la cara llena de su leche caliente, el quinto volvió a meterla en mí boca.

.-Muérdemela puta!!

Apreté los dientes, sentía como se hinchaba su prepucio, sacó y metió con fuerza, volví a sentir como salían un par de chorros más. Por fin me dejó respirar. Me limpié la cara con los dedos, me llevé su leche a la boca. Estaba exhausto. Lo notaba. me había soltado encima una buena cantidad de leche, nunca me habían bañado con tanta cantidad. Cuando conseguí sacarme de la cara su leche me levanté de la hamaca, recogí el camisón que estaba en el suelo y me lo colé por la cabeza. Me abrazó y me besó en la boca, apretó sus manos en mis nalgas, estaba entregada, me sentía bien.

.-Me ha gustado mucho Alicia!!

.-A mí también!! Ha sido alucinante!!

Fuimos abrazados hasta el porche, no dejaba de tocar mí culo, me gustaba. antes de entrar me paró.

.-Mañana hablaré con mí hijo!! Le diré que sé lo que ha hecho y que no se puede repetir!! Que sí lo hace se las verá conmigo!!

Le dije que me parecía bien, la verdad es que con lo que me había dicho me daba miedo que el hijo pudiera meter la pata. Era un crío, y se nos podría ir de las manos.

Entré delante de él, me dijo que se quedaba un momento en el porche fumando. Entré como en una nube en mí dormitorio, mí marido dormía ajeno a todo. y yo olía a puta.