Me siento mujer sólo si soy su mujer
Saco su dedo lleno de mi y lo metió a su boca, lo chupo pasando su lengua sobre el sin dejar rastro, ver como lo saboreaba me excito aún más y de mi seguían emanando mis jugos,entonces metió nuevamente su dedo, sacándolo mojadisímo pero esta vez lo llevo a mi boca
Te veo a la 1:30 en donde siempre, acordamos. Llegue como de costumbre a la hora exacta pues se me hacia tarde para estar con él y sentir su cuerpo frotarse con el mío.
Estuve en la esquina esperando casi una hora, mis ganas se mezclaron con coraje pues si hay algo que me molesta es esperar, además de que me sentía una verdadera puta parada ahí en la esquina esperando a que alguien viniera a saciar sus ganas conmigo, la gente pasaba y pasaba por la calle, algunos hombres me veían como si pudieran oler mi cuerpo sediento de sexo, aún no estaba con él y yo ya estaba mojada, las mujeres que pasaban por ahí me veían como a una perra, de verdad me sentía puta, pero al fin y al cabo así es, él me busca sólo cuando tiene ganas, sólo le interesa descargar toda su fuerza sobre mi y a mi de él sólo me interesa que me tome y me haga sentir mujer, ha sido el mejor amante que he tenido.
Por fin llegó, se veía algo desaliñado, venía con un short ue deja al descubierto sus piernas velludas y fuertes, esas piernas que se abrazan a las mías con fuerza cuando llegamos al clímax. Me pidió disculpas por haber tardado, a mi no me interesaban sus disculpas, le perdono todo menos que no me haga suya de una buena vez.
Entramos a su casa y una vez cerrando la puerta nos abalanzamos uno sobre el otro como si fuéramos dos leones hambrientos de carne. podía sentir su lengua buscando la mía con desesperación y cuando se encontraron se podía escuchar el choque de nuestros piercings, ese pequeño sonido de alguna manera me excitaba. Mientras nos besábamos sus manos a gran velocidad desabotonaban mis jeans al mismo tiempo que yo le quitaba la playera lo senté en el sofá y me subí a él, podía sentir como su verga se hacia más grande entre mis piernas aun debajo del pantalón. En esa posición, cara a cara, pude apreciar sus hermosos ojos, negros, redonditos, observe también sus labios rojos y gruesos, esos hermosos labios que saben como hacerme gritar de placer, que me hacen el mejor sexo oral que he tenido, vi también su cabello, un hermoso cabello negro y rizado, su cabello me vuelve loca, puedo pasar horas enredando cada uno de sus rizos en mis dedos. Nunca lo había visto así, con tanta atención, me pareció realmente hermoso, no lo vi sólo como el chico con el que puedo coger cuando se me de la gana, sino como un hombre de verdad perfecta, tiene todo lo que me gusta, cabello chino, ojos negros, unos brazos fuertes, una verga gruesa y larga y lo más importante toda la energía que necesito pues no me conformo con sólo unas horas de sexo y él de verdad es igual de insaciable que yo.
Observar cada detalle de si me tomo sólo unos segundos y sentí que pasaron horas, me quede hipnotizada admirándolo hasta me que me hablo al oído y dijo: quiero comerte ya.
En ese momento me di cuenta de que estaba más mojada que antes, mis fluidos salían fácilmente de mi tanga, de pronto sentí su mano masajeándome los labios al mismo tiempo que la otra desabrochaba hábilmente mi sostén dejando al descubierto mis pequeños pechos, siempre fui disgustada con ellos pero a él le parecían hermosos, o al menos eso me decía cuando estábamos en lugares públicos y sin pudor alguno metía su mano bajo mi blusa y sacaba uno para besarlo y me decía que le gustaba su color.
Mordió con delicadeza mi pezón, yo ya estaba mojadísima sintiendo su dedo penetrarme haciendo a un lado el hilo de mi tanga, con mi pezón en su boca y mi cabeza hacia atrás sólo podía emitir gemidos de placer mientras mis manos hacían lo que más aman: acariciar su cabello.
El ritmo de su dedo en mi vagina era exquisito, cada vez más rápido y con eso mis gemidos aumentaban, es tan hábil. Al ver mi cara de placer su ritmo era cada vez más fuerte y constante, entraba y salía, entraba y salía, cada vez más rápido hasta que apunto de alcanzar mi primer orgasmo, salió y entro de golpe, entonces termine y sentí salir a chorros todos mis fluidos, saco su dedo lleno de mi y lo metió a su boca, lo chupo pasando su lengua por todo su dedo sin dejar rastro, ver como lo saboreaba me excito aún más y de mi seguían emanando mis jugos, entonces metió nuevamente su dedo sacándolo mojadísimo pero esta vez lo llevo a mi boca, probar mi propio néctar me calentó por completo, entonces lo besé profundamente.
Al mismo tiempo me levante de él y baje su short junto con su bóxer, al fin pude verla, su verga parada y durísima palpitante esperando entrar en mi, pero se veía tan exquisita que tendría que esperar por que mi boca estaba deseosa de sentirla dentro, entonces la metí de tajo, no entró por completo por que es grande y gruesa sin embargo la metí lo más que pude, su glande es delicioso de un color y sabor perfectos que me encanta mamar y mamar hasta poder escuchar como gime y sentir como le tiemblan las piernas de placer, lo mordí y lo chupe alternando movimientos con mi lengua de arriba abajo, chupando por delante y por detrás, mordiendo nuevamente, sus gemidos hicieron que mi mirada subiera a sus ojos aún con su verga en mi boca, pude ver sus hermosos ojos entreabiertos y sus carnosos labios cada vez más rojos, mi objetivo estaba siendo cumplido, terminó en mi boca y sentí ese chorro de placer, calientito y delicioso pasar por mi garganta hasta llegar a mi estomago. Sus manos en mi cabeza no dejaron que sacara su verga de mi boca, al contrario la metían y la empujaban contra él.
En ese momento sentí mi coño explotar ya no podía estar más sin él, me levante del piso dejando esa posición de gatita sumisa, pidiendo a mi amo que me penetrara y me cogiera hasta que me partiera en dos. Volvía a sentarme sobre él, y dirigí su pene a mi hoyito haciendo a un lado la tanga, su verga conoce muy bien mis paredes estrechas pues es el único que entra y sale a su antojo desde hace ya seis meses, con este hombre no me quedan ganas de probar el sexo con nadie más, si no es con él prefiero abstenerme, es emocionante esperar el día de verlo y descubrir nuevas sensaciones.
Sentía como entraba y salía, como el mar golpeando las rocas de la playa, galopante como un caballo, mis gemidos eran cada vez más fuertes, me encanta sentirlo dentro de mí al mismo tiempo que me besa y nuestras lenguas crean una guerra entre ellas, mientras nuestros sexos están en la suya propia. Me puse en cuclillas manteniendo la misma posición, me quito la tanga y ya desnuda completamente comencé a saltar sobre él escuchando mis nalgas sonar al golpear sus huevos. Nuestro placer aumentaba cada vez más hasta que terminamos los dos al mismo tiempo.
Subimos a su recamara dejando la sala peor que un campo de guerra.
Me tiro sobre su cama y subió mis pies a sus hombros, entró en mi sin piedad, entraba y salía a gran velocidad y mis gemidos ahora eran gritos, su velocidad era increíble sentía que iba a estallar de placer, tome una almohada para morder y evitar gritar tanto pero él la quito, dijo que le gustaba oírme gritar, se agacho para besarme y paso su piercing sobre mis dientes, con su verga adentro tomo mis pies, los quito de sus hombros y los beso, ¡me encanta que haga eso! Después los sostuvo en el aire mientras seguía penetrándome con un ritmo delicioso, mis piernas temblaban de placer, su placer y el mio eran tanto que estaba a punto de correrse y la saco de prisa y sólo pude sentir su leche correr por fuera de mis labios pues nunca termina dentro de mí y muero por que un día lo haga.
Dejó descansar su peso sobre mí, es un tipo pesado pero no me importo, me gusta sentirlo encima mio y poder oler su piel, acariciar su espalda en esa posición me era sencillo y lo hice, deslice mi mano por toda su espalda, desde su nuca hasta sus nalgas, redonditas y duritas, al llegar a ellas, las apreté y las empuje suavemente hacia mi pubis. Se levanto sobre sus brazos y me beso de nuevo en la boca sentándose sobre mí, continuo besando mis ojos, mi nariz y mis mejillas, bajo por mi cuello, beso mis pechos repitiendo lo hermosos que eran, mis pezones estaba erectos, alegres de sentir su lengua pasar por encima de ellos, entonces siguió bajando por mi vientre hasta llegar a mis ingles y comenzó a recorrerlas con su lengua, de vez en cuando se detenía a morderlas ¡¡pff eso me estremecía!! Era una sensación indescriptible. Mi clítoris estaba totalmente erecto yo podía sentir como palpitaba sin cesar, pedía a gritos ser comido por mi hombre, mi vagina deseaba que su lengua la penetrará ¡ya! Acomodo sus manos rodeando mis piernas suspiro y mordió suavemente mi clítoris, deslizo su lengua suavemente desde su nacimiento hasta el origen de mi culito, subia y bajaba su lengua empapada pro m rajita, luego chupaba y mordía mis labios, de verdad me estaba haciendo gozar como nunca antes, cada vez que lamia por mi culito sentía que tocaba el cielo. Pude sentir mis jugos emanar como una fuente viva, los bebió enteros. Sin duda él es el mejor haciendo sexo oral. Me penetro nuevamente pero esta vez con su lengua haciendo que me corriera. Al final sólo pude suspirar masajeando mis pechos.
Cambiamos de posición, yo encima de él pero esta vez con mi cara en su verga y la suya en mi conchita. Mantuvimos esa posición por varios minutos, yo era completamente feliz pues si algo me encanta es chupársela y tragarme enteros sus huevos, los metía y los sacaba de mi boca uno por uno, en ese momento veía como los dedos de sus pies se estremecían por el inmenso placer que esto le provocaba.
Al finalizar me recosté sobre su pecho, de una forma tal que era perfecta para escuchar el latido de su corazón, si que estaba agitado pero no agotado, su verga aún estaba dura como mástil lista para seguir la guerra. Por eso es que amo el sexo con él, podemos pasar horas y horas sin que alguno de los dos levante la banderita blanca pidiendo paz.
Se tomo unos minutos para poner algo de música lo cual hizo que mis ganas aumentaran, entro a la habitación continuo haciendome suya, estaba vez yo lo cabalgue, movía mis caderas en un movimiento vertical sobre su verga y brincaba sobre él, aumente la velocidad al ritmo que sus manos sobre mis caderas me lo pedían y la penetración fue tan placentera que me corrí como nunca en mi vida, eyacule por primera vez y lo hice tanto que pensé que me había orinado. Llevamos seis meses siendo amantes y cada encuentro es una sensación nueva, me hace descubrir cosas de mi que ni siquiera sabía que podía experimentar, me atrevo a decir que me siento mujer sólo si soy su mujer.