Me siento como una mierda
Mi novio no se acuerda de nuestro aniversario, y decido ponerle los cuernos...
Hola, me llamo Naty, soy una mujer de casi 30 años, de metro sesenta, media melena de color castaño claro, piel muy blanquita y muchas curvas, sin ser gorda; soy una mujer neumática, como me dice muchas veces mi novio, tengo unas tetas bastante grandes que me gusta lucir con escotes o con blusas que las dejen sueltecitas, un culo redondito y duro y unas piernas duritas sin celulitis.
Después de lo elemental paso a contaros lo que me pasó. Como ya dije tengo novio, se llama Javi, tiene un par de añitos más que yo y es un chico mono, aunque lo que más me gustó de él desde el principio fue su personalidad y su misticismo. Vivo con él, pero últimamente estamos en una muy mala racha, discutimos todo el rato, apenas follamos y estamos muy estresados. El caso es que llegó el día de nuestro aniversario, y confiaba en que pudiéramos arreglar un poco nuestra mala racha con un día romántico, pero cuando nos levantamos él no dijo ni mu, pensé que igual tenía algo pensado, pero nada. Si nuestra relación pendía de un par de hilos, en ese momento pendía de un par de hebras...
Estaba super enfadada, y super deprimida también, vale que lo estábamos pasando mal, pero un aniversario es un aniversario joder, llevamos celebrándolo 5 años ¿y ni siquiera se acuerda?
Se fue a trabajar después de comer, y, en mi soledad, decidí que iba a desahogarme.
Fui a la casa de un amigo de Javi que había intentado entrarme cientos de veces, hasta que Javi le pilló haciéndolo y le dejó claro que desistiera. El tío estaba bueno, pero yo estaba enamorada de Javi, así que nunca le hice mucho caso. Si bien es verdad que alguna vez me había me había pasado por la cabeza en plan fantasía, pero nada más. Se llamaba Ángel, era de la edad de Javi, era de su misma estatura pero se le veía bastante fuerte, siempre me pusieron los hombres grandes. El caso es que fui a su casa, vestida con unos pantalones blancos ceñidos, una blusa con ligero escote, sin sujetador (lo cual permitía a mis tetas moverse con total libertad), y unas sandalias de tacón monísimas, y le piqué:
- ¡Hombre, Naty! ¡Vaya sorpresa! ¿A dónde vas tan guapa? - me miró de arriba abajo, yo recé porque se diera cuenta de la libertad de mis tetas, y le sonreí el piropo, a la vez que nos dábamos dos besos.
- ¿Qué tal, Ángel? Venía a verte, hace mucho que no se de tu vida.
- Lo cierto es que me has alegrado el día, Naty. Pasa, y siéntate, vamos a tomar algo.
Yo entré delante de Ángel, moviéndome sensualmente, y me indicó un sofá en la salita. Me senté, y al rato se sentó él con unos cacharros, sabe que me encanta el DYC Cola.
Empezamos a beber, y a ponernos al día, siempre con una chispa de coqueteo entre los dos. Me sirvió otro y yo empezaba a soltarme más, empezamos a hablar de chicas, porque él estaba soltero, y mientras me soltaba no se qué mierda sobre una tal Lorena le solté: "Quiero que me folles". Él se quedo de piedra unos instantes, me miró a los ojos, y se lanzó a comerme la boca.
Yo le quitaba el cinturón, quería ir al grano, y él metía las manos por debajo de mi blusa en busca de mis tetas, las cuales le esperaban sin nada de por medio, cosa que le iluminó la cara. Me quitó la blusa y me quedé en tetas delante de él, con mi piel blanquita y poniéndole los cuernos al capullo de mi novio. Yo ya había conseguido sacar su polla dura del pantalón y la masturbaba, mientras él me comía entera, las tetas, los hombros, el cuello, la boca. Estaba en el paraíso, con ese trozo de carne caliente y dura en mis manos y con un tío babeándome entera.
Se quitó la camiseta y empezó a bajarme los pantalones. Yo se lo facilité desabrochándome los tacones. Y allí estaba, con un mísero tanga, delante de uno de los grandes amigos de mi novio. Sólo eso ya me mojaba entera. El tío se puso a comerme el coño apartándome el tanguita a un lado, y yo estaba que me moría, mirando con avidez esa polla que quería dentro de mí ¡ya!
Con una cara de cachondísima total le dije que me la metiera ya. Él se quito lo que le quedaba puesto y me la metió a pelo. Mientras me follaba nos comíamos las bocas y todo lo que se pusiera de por medio. Después de un rato me puse encima de él, dándole el espectáculo de mis tetas en movimiento. Le metí la cabeza entre ellas y empecé a correrme como una perra. Dios, cómo lo estaba disfrutando. Él no se corrió, así que me bajé de encima de él y le comí esa polla brillante, qué puta me sentía. Seguí comiéndole el rabo hasta que se corrió en mi boca. Después me lo eché encima de mis tetas y nos estuvimos enrollando un rato. Cogí mis cosas, me vestí, sin limpiarme las tetas ni nada, y me despedí de él con un besito con lengua.
Luego estuve en un bar tomando una copa, y aguantando a algún que otro baboso que me preguntaba si estaba sola. Ya de noche volví a casa.
No había nadie, así podía limpiarme un poco.
Pero al pasar a la salita me encontré con la típica cena con velas, Javi había encendido también incienso, y estaba todo muy guapo. Al verme vino hacia mí guapísimo, me besó y me dijo que quería que habláramos, que era muy importante.
Yo estaba avergonzada, con las tetas llenas de babas y de semen seco. Y empezaba a arrepentirme de lo que había hecho. ¿Porqué soy tan idiota?
Se puso a decirme que sabía lo mal que lo habíamos pasado por tonterías, que durante todos esos días, a pesar de estar juntos en casa, me había echado de menos. Que llevaba dos semanas esperando a este día para decirme todo esto... Dios, era todo muy bonito, era el mejor aniversario que se me podía ocurrir para el estado en el que estábamos. Y lo había preparado él. Y yo follándome al imbécil de Ángel. Dios, me sentía como la mierda.
Empecé a llorar por todo, por haberle puesto los cuernos y por lo bonito que era todo lo que había Javi. Él me abrazó, nos besamos, y le pedí que me dejara ir al baño a cambiarme. Allí me duché y, al mirarme en el espejo, me sentí como una mierda...