Me saqué las ganas con mi cuñadita
Luego de mucho, me atreví a violar a mi cuñada, que placer.
Esta es la historia de cómo, luego de mucho tiempo me decidí a violar a mi cuñada.
Les cuento que me llamo Pablo, tengo 23 años y vivo en capital, estoy de novio con Andrea desde hace un par de años.
Cuando comenzamos a salir María, la hermana menor de Andrea tenía 12 años, era menudita de cuerpo y muy aniñada, pelo castaño claro, ojos color miel, era una linda nena, yo me pasaba jugando con ella, la levantaba y la tiraba para arriba, sin mucho esfuerzo, ya que no debía superar los 40 kilos.
Con el tiempo María se fue desarrollando, y casi sin notarlo me encontré un día con una nena de 14 años con un hermoso culito redondito, y dos exquisitos piquitos en los pechos. Comencé a observarla y todas las noches, antes de saludarnos cuando se iba a dormir, me deleitaba verla en su pijamita, sin sutien, ya que se lo notaban los pezones claramente. Más de una ves he ido al baño y tomado del cesto de la ropa una de sus bombachitas, aún de nena, para olerlas y excitarme a full, con ese aroma a mujer.
Siempre pensé que era un capricho que se me pasaría con el tiempo, pero estaba equivocado, cada ves era más fuerte; al tener sexo con Andrea, no podía dejar de pensar en ella, la simple idea de poseer ese cuerpito me volvía loco.
Un día no lo soporte más e idee un plan para saciar mi apetito sexual, llamé a dos amigos de la facultad y les plantee la idea, al principio no estaban seguros, pero les comente que ellos también podían participar y aceptaron.
Uno de mis amigos tiene una fábrica de pastas y por ende varias camionetas para el reparto, le preguntamos y dijo que no había problema en usar una.
Mi cuñada suele salir a bailar los viernes, el lugar a donde va es a un par de cuadras de su casa por lo cual vuelve caminando, el problema eran las amigas, su casa es la última, pero no siempre hacen el mismo recorrido, tenía que esperar hasta el día en que ella fuera la última para encontrarla sola e indefensa.
Varios viernes la vimos volver sin suerte, hasta que llego el día.
Eran cerca de las dos de la mañana y María despidió a Luisa a casi una cuadra de su casa, luego de saludar retomó camino hacia su hogar, en el momento de cruzar la calle, nosotros sin luces fingimos que casi la atropellábamos, ella se quedó quieta, sorprendida, fue sólo un instante, lo suficiente para que Matías, cubierto con una capucha se bajara le tapara la boca y la metiera en la camioneta. Una ves dentro, Matías sacó un cuchillo, se lo puso en el cuello y le dijo que si abría la boca la cortaba toda.
Yo era conciente de que no podía hablar porque me reconocería, pero con los muchachos no había problema. Camilo paró la camioneta en un lugar oscuro y pasó para atrás, le tapó la dulce boquita con cinta y le dijo que no intentara nada estúpido.
Todos nos quedamos como idiotas mirándola, entonces Camilo dijo, que esperamos, que empiece la acción.
Empezamos a manosearla los tres a la ves, que hermosa, por favor, tan suave, inocente, virgen, yo estaba a mil.
Fui por debajo de la pollerita y acaricié su entrepierna ella trataba de apretar inútilmente. Le saqué la bombachita y la olí como tantas veces lo había hecho, pero esta ves era diferente, mis sueños se iban a hacer realidad.
La dimos vuelta y la pusimos en cuatro patas, que placer ver esa conchita virgen, blanquita, pura, era hermoso, era la primera ves que iba a desvirgar a una mina, mi excitación era incontrolable. Le olí la conchita y casi acabo ahí mismo, acto seguido, le pasé la lengua por la rajita como si fuera un helado, mientras le daba a mi cuñada su primera sesión de sexo oral, escuchaba de fondo sus sollozos ahogados por la cinta, esto me calentaba aún más.
Ya habíamos planeado todo en lo de Camilo, entonces Marcos le sacó la cinta, le arrimó el cuchillo a uno de sus ojos y dijo ahora se la vas a chupar a él (señalándome), y cuidado, porque tenés muy lindos ojos y no te gustaría que te saque uno no?, María negó con la cabeza y se dio vuelta.
Debo decir que mi pene no es nada fuera de lo común pero al lado de esa boquita parecía descomunal, María se asustó y corrió la cara, yo la agarré del pelo y la acerqué a mi pija ya mojada con gotitas de semen, se la froté por la cara, para luego apuntarla hacia su boca, Marcos le pinchó el culo y le dijo que abriera la boca, María hizo caso.
Que placer por Dios, de un pijaso se la metí toda en la boca, María saltó para atrás y dio una arcada, la volví a agarrar fuerte de la cabeza se la metí en la boca de nuevo y empecé a bombear, no aguante mas de 30 segundos, la leche me salía a chorros, María se tragó un poco, pero se soltó y la mayoría del semen termino en su cara y pelo, se quedó tirada llorando con la cara llene de leche, verla hizo que se me parar de nuevo.
La volvimos a poner en cuatro patas, me aferré de sus caderitas y coloque la punta de mi verga en su conchita, empecé a frotar intentando que ella se mojara un poco pero fue imposible, entonces tuve que recurrir a la vaselina, me unté abundante en la pija y volví a su pepita, ahí la cosa cambió, la frote un poco y la vaselina hizo el resto, mi pija comenzó a deslizarse poco a poco dentro de María, sentí claramente como se rompió su himen, que placer, le di suave hasta el desvirgue depuse empecé a darle con toda la fuerza, le apretaba las caderas y se la metía y sacaba toda, cada tanto le daba palmadas en el culo que le dejaban los dedos marcados, la pendeja lloraba a mares.
En mi excitación cerré los ojos y cuando los abrí vi como Camilo la había agarrado de las orejas y se la estaba cogiendo por la boca, la estábamos haciendo mierda. Camilo le gritaba: "chupa puta, chupa conchuda", me encantaba ver como la rompíamos toda.
Mientras me la clavaba le metía dedos en el culo para preparar el plato principal, cuando estaba por acabar pedí un condón, me hubiera encantado acabarle en la concha pero era muy riesgoso, en el momento que me ponía el forro, vi como Camilo se corría en la boca de María, la agarró de la nuca y presionó con fuerza para acabarle todo en lo boca haciendo que ella se lo tragara, después del último pijaso la soltó, María cayó boca arriba rendida, tenía la cara morada, estaba sin aire, tosió y el semen se le escurría entra los labios, yo le separe las patas se la metí de un toque y proseguí a terminar mi faena, en eso, Marcos, que se había estado pajeando, se acercó y le acabo en la cara al unísono con mi eyaculación. Yo salí a fumar un cigarro y recobrar fuerzas y los deje a ellos divertirse aclarando que no le tocaran el culo, que su culito era solo mío.
Entré a los diez minutos más o menos y la vi a María con las manos atadas en la espalda y con la cara convertida en un mar de leche, le deben haber acabado dos o tres veces cada uno, me reí y la di vuelta le puse un almohadón en la panza y le pedí a Camilo que separara las nalgas de mi pobre cuñadita, entre mi pija y su culo gasté casi toda la vaselina que teníamos, pero dio resultado, primero le metí la cabeza, estaba muy apretadito, tanto que me dolía, entonces se la metí de golpe, si no hubiese tenido cinta en la boca, el grito se hubiera sentido en todo el país, se puso a llorar de nuevo, Marcos le dio una cachetada y el dijo callate puta, no me digas que no te gusta, yo me reí y comencé a bombear, ya mi pija tenia menos dificultad, el placer era enorme, Camilo le separaba tanto las nalgas que parecía que se les rompían, me agarré fuerte de sus tetitas y le acabé en ese ojete que tanto había soñado, se la saque y caí agotado.
Fui para el asiento del conductor y me dirigí hacia lo de Marcos, en el trayecto Camilo se la siguió cogiendo, Marcos y yo no lo podíamos creer, la pendeja se había llevado como nueve polvos esa noche, que linda primera vez.
En lo de Marcos la bañamos y borramos cualquier rastro, antes de vestirla le saque unas cuantas fotos desnudita, para tener de recuerdo. La dejamos con los ojos tapados en el mismo lugar que la levantamos.
Los Padres hicieron la denuncia y al poco tiempo se la ligaron unos pibes, que no tenían nada que ver.
Por mi parte me sigue costando ocultar la erección cada ves que la veo con su pijamita y sus no tan virginales pezones puntiagudos.