Me sacrifique por mi novio.
En ese momento, mire de nuevo hacia la entrepierna de mi novio y observe que su bulto había crecido, bajo el bañador, de manera considerable
Me sacrifique por mi novio.
Esta historia ocurrió hace unos meses. Mi novio Teo y yo nos disponíamos a pasar un tranquilo día de playa, a una bonita cala que apestad de no estar demasiado cerca de donde residimos, nos gustaba ir alguna vez. Normalmente yo uso bikinis bastante tradicionales, vivimos en un pueblo de la costa alicantina donde siempre que vamos a la playa, encontramos amigos o familiares y me produce bastante corte enseñar mi cuerpo a personas que te conocen sobre todo sin son familiares. Pero cuando vamos fuera, como a esta cala, utilizo un tanga blanco que todo hay que decirlo, me sienta de maravilla, fue consejo de una amiga que también me ayuda con la depilación de mi chochito. Afortunadamente no tengo mucho bello por el cuerpo, ni tampoco en esa parte, pero ella me explico, de que la manera de que no se te salgan nunca los pelos por la línea de bikini es eliminarlos de raíz, y lo cierto es que es lo mejor y lo más cómodo, además creo que da más morbo, parezco una muñequita. No soy muy grande que digamos, no mido mas de uno sesenta y suelo pesar unos cuarenta y cinco, cuarenta y seis kilos mas o menos, pero eso si, tengo una buena figura a pesad de no tener unas tetas grandes, desnuda o vestida se que llamo mucho la atención a los hombres. Mi melena rizada y morena ayuda bastante a ser muchas veces la mirada de los “buitres” cuando vamos a discotecas. Mi novio dice que tengo un cuerpo de lolita, supongo que eso no será nada malo por que en cuanto lo quería calentar un poco, en nada que le enseñase se ponía a cien volando.
Creo que todavía somos muy jóvenes pero cuando ocurrió esto todavía lo éramos más, él tenía diecinueve y yo acababa de cumplir dieciocho. En esa época estábamos empezando a experimentar con el sexo, no lo habríamos hecho en mas de diez ocasiones para entonces, y la verdad, a mi me daba gustito pero luego descubrí que no sabia lo que era el placer. Teo no me duraba ni dos minutos con la polla dentro y yo pensaba que eso era normal, supongo que no seria la única al principio pensaba que eso era follar.
Al llegar al aparcamiento de la cala para dejar el coche, vimos a dos chicos con no muy buena pinta, parecían bastante marrulleros y eran algo mas mayores que nosotros, por lo menos cinco o seis años, uno muy grandote y el otro no tan alto pero muy musculado. Procuramos no mirarlos mucho, no nos gustan las peleas y ellos tenia pinta de gústales mucho. Reconozco que el mas bajo me pareció muy atractivo ya sabéis se nos van los ojos a los chulos y los macarras, que le vamos a hacer. Antes de descargar el coche me pareció escuchar.
- A esa morena le comía yo hasta el culo, si hace falta.
En un primer momento me pareció desagradable y ordinario. Aunque no sonó muy fuerte porque lo decía entre ellos, yo lo escuche con claridad y Teo quizás también pero no comento nada. Hicimos oídos sordos y no quise echar leña al fuego. Así que descarguemos el coche con los arreos típicos de la playa, nevera sombrilla, toallas bolso. Lo peor de esa cala es que hay que bajar por un sendero estrecho y empinado por entre los pinos y matorrales, un largo camino, que sufres hasta llegar, pero una vez allí merece la pena el sufrimiento.
Una vez en la playa después de extender y ubicarlo todo, nos dispusimos a tomar un poquito el sol antes de tomar el primer baño. Para ello me despoje de la un camisola que llevaba puesta, preciosa dejaba transparentar casi todo mi cuerpo. Solo es algo más tupida a la altura de mi pecho, ya que lleva estratégicamente colocados unos bordados que dejan trasparentar solo lo justo. La suelo llevar con el bikini puesto pero en esta ocasión mis pechos iban libremente en su interior, lo cual me da una sensación de libertad, y me agrada muchísimo. Por fin me tumbe boca arriba, después del esfuerzo de la caminata se agradecía el descanso y la relajación que producía aquella cala, poco transitada y preciosa. Casi desnuda notando la suave brisa del mar en todo mi cuerpo, con mi novio al lado, lista y dispuesta a disfrutar de un magnifico día de verano en la playa. Cuando de repente pasaron empujándose y haciendo los tontos, los dos chicos que vimos arriba y otro más, que por lo visto estaban esperando. Al pasar por nuestro uno de ellos cayó a mi lado y me salpico toda de arena.
- ¡Oye, llevar cuidado!, las playa es grande, podéis iros mas lejos ha hacer los tontos ¿no os parece?
Les replique bastante enfadada, a lo que contesto el más golfo y atractivo de todos.
- Perdona muñeca, ha sido un tropiezo, solo te ha caído un poco de arena, ¿quieres que te la limpie?
El muy sinvergüenza miraba mis pechos manchados de arena y con una cara de salido que me asusto.
- Ya estoy yo para limpiarla no te preocupes, largaos y dejarnos en paz.
Intervino Teo haciéndose el valiente, cosa que no era habitual en él. Esto no pareció gustarles mucho a los individuos que nos habían molestado y por lo visto decidieron darnos el día.
- No te preocupes hombretón, que no te la vamos a estropear. La playa es de todos ¿No? Y un tropiezo lo tiene cualquiera, mira en que buen sitio lo ha tenido mi amigo. No hay otra tía más buena que esta en la playa, así que aquí nos vamos a quedar con tu permiso.
Empezaron a dejar las cosas a mi izquierda a menos de un metro de mí, Teo estaba al otro costado y enseguida les replico.
- No tenéis mí permiso.
- Era un decir, quieras o no aquí nos quedamos machote, y si no quieres problemas mas vale que te quedes aquí sin rechistar, por cierto si piensas en que os podríais largar, estas equivocado, si te mueves ¡te rajo!, o mejor mi amigo Miquelón, aquí presente, te hará un hombre.
El señalado Miquelón entonces tomo posición junto a Teo, justo al otro lado de mí. Miquelón era grade lo menos uno noventa de altura y no menos de ciento treinta kilos, mas de el doble que mi querido Teo. Tenia pinta de ser un salido que le gustasen los niñatos, por que era el único que no baboseaba cuando me miraba las tetas sin embargo a Teo lo miraba de arriba abajo, como queriendo algo de él. Lo cierto es que nos acojonemos ante la situación. Por un lado allí no había ni vigilancia ni nada muy poca gente y posiblemente con pocas ganas de meterse en líos, por lo que nos miramos a los ojos, tragamos saliva y creo que ambos recemos lo que supimos para que esa situación pasara pronto.
- Ves como te había dicho arriba que estaba buenísima la chavala, estas pijas se cuidan muy bien y así de jovencitas son un dulce. Lo mismo ¡hasta folla bien!
- ¡Oye!
Le iba a replicar Teo, a lo que el mencionado Miquelón le hecho la cabeza por encima del hombro y le dijo con una voz que te paralizaba de miedo.
- Tranquilo cariño, que no pasa nada, llevémonos bien y disfrutemos todos de un precioso día de playa.
No se si en aquel preciso instante, le tendría cogido el culo a Teo, lo cierto es que Teo se puso blanco, no pudo articular palabra pensando en lo que le podía venir en cima. Intente coger de mi bolso el blusón que llevaba puesto antes, ya que no había llevado la parte de arriba del sujetador, pero mi acompañante me lo prohibió rápidamente.
- Donde vas bombón, la belleza debe de estar expuesta preciosa. Ni se te ocurra cubrir, ese cuerpo hoy para nuestro uso y disfrute. Empieza a obedecer o meterás en un lio a tu novio. Y eso no es lo que quieres ¿No?
- Esta bien, esta bien, tranquilo, ¿Qué es lo que queréis?
Me respondió con un inquietante.
- Ya veremos. De momento disfrutemos de este maravilloso sol y de la buena compañía.
Lo mismo parecían criminales apunto de matarnos, que nos hablaban como si fuesen tus amigos de toda la vida, era desconcertante la situación, pero al parecer si no queríamos represarías tendríamos que obedecer. Sacaron unas cervezas de una nevera que habían dejado tras de nosotros a la sombra de nuestra sombrilla. A Teo le ofrecieron una y a mi acosador me ofreció un trago de la suya, el cual le rechace. Entonces se apego tras de mi girando y poniendo me de cara a mi novio. No pude resistirme era muy fuerte que yo. Sus brazos que eran, tres o cuatro veces mas grandes que los míos y por lo menos dos veces los de Teo, me rodeaban y empezaban ha hacerse camino hacia mis tetas. A la vez me decía al oído.
- Ves tu novio no rechaza nuestra cerveza, ¿igual le gusta?
De pronto a Teo se atraganto y escupió la cerveza que llevaba en la boca. Yo pensé que era por que aquel individuo me estaba empezando a meter mano, ya que tenía cogido uno de mis pechos para entonces. Pero no era así, Miquelón, que lo había puesto también mirando hacia mí, le andaba metiendo mano por debajo del bañador y le tenía agarrada la polla. Al percatarme de aquello grite.
- ¡Dejarnos en paz!
- Tranquila cariño, no grites. No ves que parece que le esta gustando.
En ese momento, mire de nuevo hacia la entrepierna de mi novio y observe que su bulto había crecido, bajo el bañador, de manera considerable. Miquelón lo tocaba con suavidad, apenas se notaba el movimiento dentro del pantalón, pero el objetivo lo había cumplido, la polla de Teo estaba enorme mas grande que nunca. Yo no alcanzaba a comprender si era por ver que me estaban metiendo mano a mi y la situación le ponía cachondo, si seria por los nervios el caso que aquello gusto aun mas a mi acosador., que no desaprovecho la ocasión.
- Cierto parece que le gusta mira cariño, se ha puesto palote. Parece que le gusta que te meta mano.
Mientras el ya había acomodado su polla entre mis nalgas y por mas fuerza que yo hiciera para soltarme, era inútil. Seguí jugando con mis pechos frente a mi novio como si nada, yo estaba de todos los colores y Teo no podía mirarme a la cara.
- Esta bien hare lo que queráis ¿que quieres? Pero acabar con esto ya.
- De acuerdo ¿quieres que nos vallamos?
- Si ¿Qué tengo que hacer?
- Nos acompañas a mi amigo y a mí un momento hasta el coche y os dejaremos en paz.
- Vale vámonos dejarlo en paz.
- Un momento guapa, Miquelón se queda aquí para vigilarlo, no quiero que nos siga.
- Está bien, prométeme que nos dejaras en paz.
- Te lo prometo.
Pero al oído me dijo.
- Si te portas bien.
Cogieron la nevera y los pocos trastos que llevaban entre mi acosador y el otro amigote que todavía no había articulado palabra desde que llegaron. Me parecieron dos auténticos gorilas de discoteca cuando nos pusimos de pie, cuando comenzamos la subida hacia los coches, yo entre los dos individuos como escoltada, mire hacia atrás y allí quedo Teo con Miquelón que, ya había sacado la mano del interior del bañador de mi novio en señal de tregua.
Como a mitad de camino mas o menos, se desviaron del la vereda que nos llevaba hacia arriba y nos internamos en la pinar. Parecían saber bien a donde nos dirigíamos, ya que a unos cuarenta metros se abrió un claro entre los pinos y había una especie de meseta de unos dos metros de ancho por seis o siete de largo que parecía un mirador, lo cierto que las vistas eran preciosas y la brisa muy agradable, pero la situación no. Para liberar mi tensión les grite lo más fuerte que pude.
- ¡Bueno que queréis de mí!, ¡No habéis tenido bastante!
- Tranquila guapa, a mi amigo le da igual que chilles que es sordomudo, pero a mi no me gusta ¿comprendes? De todos modos no te va a escuchar nadie aquí, así que mas vale la pena que te relajes, que hoy vas a hacerte una mujercita.
No supe como reaccionar la verdad, me dejo sin palabras y desconcertada ¿Qué quería? ¿Que haría con migo? ¿Me iban a violar? Yo había subido voluntaria para liberar a Teo de ese suplicio y de algo más, pero ahora ¿Que pasaría con migo? ¿Que atrocidades me vería obligada a hacer? No tardaría en averiguarlo, el muy canalla se sentó en una roca que había a modo de asiento, bastante cómoda por cierto, y me llamo para que me sentara con él.
- No estés nerviosa, solo quiero enseñarte una cosa.
Mirando al otro individuo le hizo un gesto, al cual el otro respondió poniéndose frente a mí y bajándose el bañador. Saco un instrumento enorme, el pene mas grande que nunca había visto y ni tan siquiera estaba tieso. Mi novio no la tenia muy pequeña, yo tengo tres hermanos y comparándolos daba bien la talla, pero lo de este otro chico no era nada normal empequeñecía cualquier cosa que yo hubiera podido ni tan siquiera imaginar. Allí colocada frente a mí su amigo, con tan magno argumento, me dijo.
- Te hemos visto arriba y hemos pensado en enseñarte una buena lección de sexo. Se nota que estas un poco inocente todavía. ¿Has visto alguna vez algo igual? Siempre han dicho que a los que les falla algún sentido desarrollan otro ¿No?
- ¡Dejadme en paz!
- Tranquila, sabes que no te puedes resistir es peor.
Mientras me decía esto se coloco frente a mis piernas de rodillas y me las abrió. Yo hice toda la fuerza que pude para cerrarlas, pero era imposible mientras uno se colaba buscando mí cueva, el otro por detrás sujetaba mis manos. Movía mis caderas para evitar que llegara a su objetivo, pero esto lo único que propicio es que le fuera mas fácil despojarme, del tanga, la única prenda que llevaba puesta encima. Una vez completamente desnuda, que mi coñito al aire y mi agresor al verlo comento.
- Eres una muñequita, así me gusta ni un solo pelito, me voy a comer el coñito de una BARBI, ¡que bueno!
Nunca había permitido que Teo hiciese eso, no estaba dispuesta a dejarme ultrajar de esa manera. Seguí resistiéndome todo lo que pude, juro que me esforcé al máximo para ese individuo no llegara con su lengua a su objetivo. Pero fue inútil, a pesad de todo mi esfuerzo, llego y valla que si llego, hasta ese momento yo no había sentido ninguna excitación sexual en mi cuerpo, pero en no mas de diez segundos, de su lengua jugando con mi clítoris empecé a flojear en mi empeño. Primero quise disimular el placer que me proporcionaba el trabajo tan minucioso que me estaba realizando mi violador, mas tarde pare el esfuerzo de mis piernas y comencé a intentar soltar mis manos, para disfrutar un poco mas de lo que me estaba ocurriendo debajo. Los intentos de soltarme de él, término de animar al que me sujetaba las manos, y tumbándome totalmente sobre la roca, me introdujo su polla en la boca. Esto me termino de rendir ante el placer, deje total mente de forcejear y comencé de una manera soberbia a disfrutar de esos dos machos, algo en mi interior me decía que todo aquello no estaba bien, pero no podía parar. Que rico nunca mi cuerpo había sentido tanto y tan intenso, con su lengua me llevaba aun punto desconocido entonces para mi, cuando estaba apunto de llegar al éxtasis, paraba y me dejaba descansar como diciéndome ¡todavía no, espera!. Mientras mi boca seguía gozando del descomunal instrumento que me ofrecían. Aunque no tengo la boca muy pequeña, lo cierto es que entraba muy justa y eso parecía excitar más a mi agresor, a los cinco minutos mas o menos de haber comenzado a mamar aquella verga, el muchacho no pudo mas y descargo su semen, manchándome toda la cara, el pelo, hasta por el pecho me corrían gotas de lo que para mi, en aquel momento era lo mas delicioso que nunca había cubierto mi cuerpo. Esto no pareció, gústale a mi otro agresor, al parecer no quería ver mi rostro cubierto por el semen de su amigo, por lo que me dio la vuelta y me puso a cuatro patas esta vez en el suelo. Ordeno al otro que me sujetar para que no me fuera hacia adelante con las envestidas y como a una perra en celo, me taladro por detrás vaginalmente. Nunca en esa postura lo había hecho y aun a día de hoy, no sabría elegir otra que me produzca tanta sensación, hasta entonces jamás había descubierto lo placentero que era el sexo. En esos momentos yo esta regalando a los oídos de mi agresor unos gemidos, que ni yo mismo creía que salieran de mi boca. No tarde en llegar a la liberación, no se ni cuanto tiempo estuve disfrutando de él, que placer. Fue el primer hombre que me produjo un orgasmo, aquello si había sido sexo y no la tontería que me hacia mi Teo. Quede realmente agotada, rendida, entre el primer esfuerzo de no dejarme hacer y luego el esfuerzo de tanto disfrutar al hacerlo, creo que me canse el doble de lo que es normal. Tranquilamente me levante como pude, cogí el tanga del suelo y me lo coloque como si tal cosa, estaba satisfecha al cien por cien, disfrutando en ese momento, relajada. Cuando vino de golpe a mi cabeza Teo, ¿Que le habría pasado?
- Buenos ¿os habréis quedado contentos y satisfechos? ¡Cerdos!
- Si, y tu también, no habías pegado un buen polvo en tu vida ¿Verdad?
- ¡Tu que sabes!
- Mujer hay cosas que se notan y a ti, se te ha notado mucho. Ha sido un verdadero placer haberte podido ayudar.
- ¿Ayudar? ¡me habéis violado!
- ¿Seguro que piensas que te hemos violado? Lárgate desagradecida.
Me giré y quede mirando hacia el mar, recapacite por un instante lo que me dijo, note la tranquilidad que tenia en ese momento por extraño que pareciera. Me gire, di un suave beso en la boca a cada uno de ellos, dije un simple.
- Gracias
Y tome el sendero que me llevaba de vuelta a la playa. En el preciso instante que aparecí en la cala, Miquelón se levanto y se dirigió hacia mí para tomar el sendero. Al pasar por mi lado se sonrió, no hizo falta que dijera nada. Anduve hasta llegar a Teo y allí lo encontré sentado con la cabeza hacia abajo, como avergonzado. Vi una mancha grande delante de su bañador y al levantarse otra detrás que le corría por las nalgas hacia abajo. No quise hacer ningún comentario al respecto, solo pregunte.
- ¿Vamos a lavarnos cariño?
Él sin decir palabra se levanto y nos dirigimos al agua a limpiar los rastros de aquel atropello. Yo disimulaba como enfadada, para no levantar sospechas, no saque mi tanga para lavarlo para que no pensara nada raro pero disimuladamente, limpie mi el interior que todavía andaba pringoso del semen que salía de mi interior, menos mal que empecé hacia dos meses tomar anticonceptivos y eso me dejo muy tranquila. Teo se limpiaba con especial énfasis por la parte de atrás del bañador, pero creo que con la misma cara de enfado obligado que yo tenia. A pesad de lo inocente que yo era entonces, llegue a pensar que le habría dado por el culo, pero no quise preguntar nada por no tener que explicar lo mío. Instantes después me pregunto.
- ¿Te han hecho daño?
- No, no me he dejado.
Y de repente mi mente se ilumino y con cara de sacrificada le dije.
- Cariño perdona, tengo que confesarte una cosa.
- Si no quieres no cuentes nada mía amor.
- Si. lo siento pero llegue a un acuerdo con ellos de hacerles una mamada a cada uno para que nos dejaran en paz, ¡te querían matar!
- No importa, olvídalo por favor, yo al otro le tuve que dejar que se corriera en mi bañador. Me dijo que te harían daño.
- No nos han hecho daño, eso es lo que cuenta. No hablemos más, esto no ha pasado nunca ¿De acuerdo?
- De acuerdo, mi vida. Vámonos por favor hoy ya hemos tenido bastante playa te parece.
Al salir del agua, lo recogimos todo, nos fuimos de aquella cala sin mirar a tras, parecía que llevábamos la fijación y prisa por llegar al coche. Una vez metido todo en su sitio me percate que Teo al querer sentarse, tubo que hacerlo muy lentamente, pero disimulo el dolor que seguro tendría. Esa para mi fue la confirmación total, de lo que habría sucedido. Hice como si no hubiese visto nada y disimule como él. No mediemos palabra en todo el trayecto de vuelta, supongo que cada uno iba pensando en lo sucedido, pero el pacto era de silencio, así que cumplimos al pie de la letra.
Ahora ya han pasado unos cuantos meses de aquello y seguimos nuestra relación, pero tenemos un problema. Antes de aquello yo no podía comparar a Teo con nadie y no sabía en realidad nada de sexo, así que estaba contenta con lo que tenía. Pero ahora no hago más que pensar en satisfáceme. Ya le he puesto los cuernos cuatro veces con chicos distintos y algo mayores que él, la verdad muy satisfactoriamente. Él cada vez me excita menos y lo peor es que creo que yo a él tampoco el hago sentir nada. Ayer estábamos aparcados en el coche, en un lugar aislado, con lo asientos hacia atrás y quise comprobar lo que sospechaba. Lo gire hacia el lado y lo puse mirando hacia la puerta del coche, me coloque tras él como hizo Miquelón en la playa en aquella ocasión, desabroche su pantalón sin mediar palabra. Con una mano, busque su polla y la otra la coloque entre su culo y mi coño. Comencé a masturbarlo y fingía darle por detrás, note que su polla esta vez si tomaba el tamaño que se esperaba de ella y las reacciones de su cuerpo eran de excitación total. Ya con la mano metida total mente entre sus nalgas, su ano me parecía pedir con sus contoneos, “penétrame”, y quise darle el gusto. Necesite introducir dos dedos para notar que estaba satisfecho, uno era poco dos suficiente. Un poco casi indignada por mi descubrimiento, decidí de un solo empujón, introducir un tercero. Al hacerlo note que su verga no podía más y escupió la corrida más abundante que jamás le había visto. Sus convulsiones y final su respuesta, dándome las gracias por lo que le había hecho, me hicieron de un golpe ver las cosas claras. Nuestra relación había llegado a su fin. Yo tengo muy claro lo que necesito, un hombre que me satisfaga en todos los sentidos, lo peor de todo es que mi novio necesita también lo mismo ¡Un Hombre!