Me quedé sin siesta

Un mes de Agosto me quedé solo en el bar y aproveché para cerrar al mediodía.

Tenía yo 24 años y trabajaba en un bar de barrio, de esos donde van los viejos a beber vinos.

Durante el mes de Agosto, debido a la bajada de la clientela, aprovechaba para echar los cierres al mediodia y echarme una siesta en el almacén, donde tenía una tumbona de esas de playa. Un día, a eso de las 3, cuando ya se había marchado el último cliente me dispuse a bajar el cierre cuando sentí unos golpes en la espalda. Era uno de los clientes habituales, un hombre maduro, de unos 50 años, con el pelo algo canoso, tripita, pero todavía de buen ver.

Me pidió que le dejará pasar a tomarse algo fresco, porque el calor era realmente insoportable. Le expliqué la situación y el me rogó que le dejará pasar, "no te preocupes, me tomo algo y me voy, yo mismo echo el cierre para que tú no te preocupes". Le dejé entrar y bajé el cierre hasta la mitad para que no entrara nadie más. Le serví su refresco y nos pusimos a hablar. Estábamos hablando de mujeres cuando me miró a los ojos y me dijo "a tí te gustaría hacértelo con un hombre, se te nota", yo que había intentado esconder mi bisexualidad, intenté negarlo, pero el insistía : "Te gustaría que te follara un hombre... y si tu quisieras eso podría pasar ahora mismo". Le miré a los ojos, luego al cierre del bar medio echado y pensé "qué demonios, tiene un polvo". Le dije que me siguiera al almacén, donde entramos. Me volví y dirigí mi mano hacia su paquete "¿Al abuelo le gustan los niños?", le dije para provocarlo, "ya verás lo que es un hombre de verdad, no eso niñatos que tú te follas", me respondió. Llevo una mano hasta mi culo y agarrándolo me atrajo hacia sí y comenzamos a besarnos como locos, intercambiando las lenguas.

Yo no paraba de sobar su paquete, que crecía bajo el pantalón. Nos separamos y me empezó a desbrochar el pantalón, me lo bajó junto con los calzones, dejándome la polla al aire, tiesa como un palo.

Creía que me la iba a chupar pero en lugar de eso me dió la vuelta y me puso de espaldas. Con la mano me hizo presión en la espalda, para que bajara y me apoyase en unas cajas de bebidas que tenía delante. Al hacerlo tuve que agacharme por lo que mi culo quedó expuesto, sobre todo porque yo separé las piernas, para ofrecérselo. Inmediatamente noté sus manos separando mis nalgas y su aliento sobre mi culo. Se había puesto de rodillas y estaba examinando mi agujero.

Noté su lengua húmeda haciendo círculos alrededor de mi ano, cada vez más cerca hasta que lo lamio sin miramientos. Yo lancé un gritio de gusto y culeaba hacia atras, buscanso su lengua con mi ano, para que la metiera dentro. Al fín lo hizo, metiendóme la lengua bien dentro, haciendo círculos y provocándome escalofríos de placer. Pronto acompañó su lengua de un dedo, que introdujo hasta el nudillo e hizo girar, sacándolo y colciendo a repetir el proceso.

A mí ya me ardía el culo y pedía más guerra "Metémela ya, por favor, folláme, quiero tu polla dentro". Él me ignoraba y seguía lamiendo y jugando con su dedo, hasta que decidió meter dos. Yo acompañaba cada entrada de sus dedos con un movimiento de mis caderas, para que entraran más adentro. Iba ya por el tercer dedo cuando se puso de pie.

Oí el ruido de su cintutrón y comprendí, excitado, que al fín había decidido follarme. Volví mi cabeza para verle y le descubrí lubricando su polla, grande y con las venas muy marcadas, se masturbaba mirándome. Me agarró de la cintura con ambas manos y me obligó a flexionar un poco las piernas, para quedarme a la altura de su verga.

Dirigió la cabeza hacia mi agujero e hizo fuerza. Gracias a la lubricación y dilatación que me había provocado, entó sin mucho dolor. Se quedó quieto y me dijo "Traquilo, tranquilo, quiero que te guste....", y vaya si me estaba gustando, mi ano se cerraba entorno a la cabeza de su pene y yo culeba para meterme más. El cumplió mis deseos y comenzó un suave bombeo, que yo acompañaba con mis nalgas. Su pene entraba cada vez más dentro de mí, provocándome una sensación de placer en mi ano, haciéndome gemir de gusto.

Quitó una de sus manos de mis caderas y me agarró del pelo, yo aproveché para empezar a mover mi culo como un loco, haciendo que su pene saliera casi hasta la punta para introducirmelo de golpe hasta que sus huevos chocaban contra mí, gimiendo y lanzando gritos de gusto que el acompañaba con sus gritos e insultos "Toma putaaa, maricón de mierdaaa, te gusta la polla en tu culo verdad?". Bajé una de mis manos hasta mi polla, pues noté que estaba apunto de correrme.

Al verlo quitó la mano que quedaba en mi cadera y la dirigió a mi pene y comenzó a masturbarlo. Comencé a correrme desde el ano hasta la punta de mi polla, con un orgasmo brutal que surgia de mis entrañas. Debido al orgasmo mis movimientos se hicieron todavía más salvajes y su polla me entraba hasta el último milímetro. El seguía follandome como un bestia, con su mano en mi polla y la otra en mi pelo, tirándome de él como si domara un caballo.

Acabé de lanzr los últimos chorros de semen sin bajar el ritmo, pues él había comenzado a lanzar profundos gritos de placer indicando que su orgasmo también andaba cerca. En un momento dado me dijo "Ahora, pon la cara, ahoraaa", rápidamente me di la vuelta y me pusé de rodillas, frente a su verga, con la boca abierta y la lengua fuera. El comenzó a masturbarse y a correrse. Sus chorros emepzarona brotar, estrellándose con mi cara. Su leche me manchaba la frente, los ojos, la nariz, las mejillas, algunos iban directamente a mi boco y yo los mantenía ahí para que los viera.

Terminó por fín de correrse sobre mi cara dejándome totalmente cubierto de semen. Yo aproveché que me miraba para tragarme lo que tenía en la boca.

Dirigió su pene hacia ésta y me dijo "Limpiámela bien, que ahora tengo que ir con mi mujer". Yo obedecí encantado, metiendómela en la boca y lamiendóla por todos lados. Me quedé de rodillas mientras él se vestía "es posible que mañana vuelva", me dijó. Yo sonreí, encantado de no poder echarme la siesta....