Me puso los cuernos en el Sex Shop

Como me puso los cuernos aquella noche en el Sexshop en mi presencia. Lo mejor es que me gustó.....

Yo conocía dos sex-shop en esa ciudad costera y siempre había pensado en encontrar alguna mujer allí dentro. Siempre hago una visita a alguno de los dos locales y encuentro mucho ambiente gay, abres las ventanitas de las cabinas y te piden tu polla para hacerte una buena mamada. Como ya sabéis mi mujer con sus 47 años, rubia, buen culazo, pechos grandes (algo caídos) y mucho morbo. En privado, como casi todas, tiene sus fantasías, pero a la hora de hacerlas realidad es otro cantar, por eso hay que preparar la situación para que no haya “retorno”.

En uno de mis viajes me la llevé conmigo. Era sábado (los sex-shop cierran a las 3 de la mañana). Salimos a cenar y como siempre insistí en echarle vino en la cena, después un chupito de hierbas y más tarde un cubata al salir de cenar. Después de un par de bailes subiditos de tono nos fuimos paseando hacia el hotel, cogiendo el camino que pasa por delante del sex-shop. De lejos se veían las luces del local y le empecé a comentar de entrar en él. Le comenté lo de las cabinas (que yo había oído que existían jijiji) y lo morboso que sería follar dentro de una de ellas. Entre lo caliente del momento y que nadie nos conoce en esa ciudad, la convencí. Entramos, cambié 20 euros en monedas y subimos las escaleras que conducen a las cabinas. En ese piso la luz es muy tenue una vez que se entra en el pasillo de cabinas. Había bastantes hombres dando vueltas y disimulando. En cuanto nos vieron aparecer, sobre todo a mi mujer, empezaron los movimientos para “situarse” adecuadamente. Pasamos por delante de las cabinas, en una había dos tíos desnudos masturbándose mutuamente, en otra otro tío desnudo en el sillón con su polla en la mano y acariciándose. Ella se detuvo un instante delante de la puerta cerciorándose de lo que estaba viendo, me miró y yo disimulé como que era la primera vez que entraba allí. Entramos en una cabina vacía, cerramos la puerta, y le propuse desnudarnos. Colgamos nuestra ropa en las perchas y metimos monedas. Le dejé que escogiera película, y seleccionó una donde dos negros se follaban a una rubia. Empezamos lentamente el morreo y nuestros tocamientos. Su coño en este momento estaba completamente encharcado. Cuando esto ocurre (la conozco bien) ella está completamente cachonda y no dice que no a nada. Al cabo de un rato de “calentamiento” le expliqué para qué eran los agujeros de la cabina que tienen una trampilla para abrir. Le dije: Que te parece abrirlas y dejar que nos vean y se pongan cachondos? Su contestación fue inmediata: Vale…

Abrimos las dos trampillas de ambos lados, y ya había un montón de ojos mirándonos, a la vez que los veíamos pajearse. Yo la hablaba al oído y le decía:

Los estás viendo?

Si y me están poniendo muy cachonda ..

Arrima una teta al agujero

En cuanto lo hizo una mano apareció y empecé a acariciarla suavemente y a tocarle hábilmente los pezones gordos que ella tiene. Le gustó el tema. Yo mientras le decía:

Acerca ahora el culo..

Se giró y esa misma mano empezó a acariciar su culazo, deslizando un dedo hacia su coño empezando a frotar su clítoris, ella cerró los ojos y empezó a gemir. Yo me puse de pie al lado de la puerta para observar toda la escena, a la vez que me masturbaba. Por la ventanita de enfrente apareció un buen pollón cuya cabeza estaba brillante del calentón que tenía su dueño. Ella miró para mi pidiéndome “permiso” a lo que accedí con la cabeza. Se inclinó y empezó a acariciarla. Al ratito se agachó y se la metió en la boca iniciando una suave mamada. En el otro agujero la mano seguía haciendo su trabajo en el clítoris y creo yo que ya le había dado un orgasmo, sus gemidos se mezclaban con la película que estábamos viendo de la rubia follando con dos negros. Desapareció la mano y por el agujero apareció otro buen aparato, todo descapullado y con un grosor considerable. Ella seguía con la mamada en el otro agujero, le hice señas y le encantó lo que veía. Con una mano la agarró y empezó a frotarla contra su nalga, culo, etc…

Busqué en el bolsillo de mi ropa y saqué unos condones que ella no sabía que llevaba. Le susurré..

Quieras follarte esa polla?

Con la cabeza me dijo que si, sin dejar de trabajar la que estaba pajeando con la boca y la mano. Yo mismo coloqué el condón en la polla que estaba libre y cuando ella lo vio, arrimó su culito, enfocó la polla a su agujero y se la metió de un golpe, iniciando la follada sin dejar de mamar al de enfrente. Aceleró la paja de este tío y su polla empezó a disparar leche, que por muy poquito no le dio en la cara. El que la estaba follando tardó muy poco en sacar su polla y ver colgando el condón lleno de leche. Casi al mismo tiempo los dos desaparecieron. La agarré, la pegué a mí y empecé a besarle cuello. Me dijo:

Qué te parece si abrimos la puerta de la cabina?

No te parece excesivo? No te da miedo?

Que va, estos dos me han dejado a medias mas cachonda que una burra.

Abrimos la puerta y nos pusimos en el asiento los dos a meternos mano. Al instante había tres tíos en la puerta esperando algún gesto. Dos eran mulatos y el otro era un gordo con bigote y barba con un aspecto un poco rudo. Bajaron sus cremalleras, sacaron sus pollas y empezaron a masturbarse, a la vez que le hacían gestos para invitarla. Uno de los negros tenía una polla muy gorda, el otro era normalita de 19 cm. Pero el gordo tenía un trabuco descomunal, que agitaba lascivamente. Ella se levantó y sin cortarse un pelo salió al pasillo desnuda. Empezaron a sobarla por todos lados. El gordo la agarró de la mano y se la llevó a una cabina doble que tenía un amplio sillón. Ella no rechistó y sin soltarse de la mano lo siguió. Detrás de ellos los dos mulatos. Se desnudaron los 3, el gordo se sentó, la agachó a ella y llevó su cabeza hasta su polla para metérsela en la boca. A ella solo le entraba el capullo a pesar de abrir a tope la boca. Uno de los negros se agachó y empezó a comerle el coño hasta el agujero del culo. Ella gemía como una loca. El gordo la giró y la hizo sentarse en su polla de espaldas a él. Le enterró el pollón de un golpe en el coño empezando a subirla y bajarla y lo peor SIN CONDON!!!!!

Uno de los negros le cogió la cabeza de frente y le metió todo el rabo en la boca. Así continuaron un buen rato, hasta que el gordo empezó a chillar dando golpes de cadera, evidentemente se estaba corriendo dentro de su mojado y caliente coñito. Cuando acabó la dejó sentada sin sacarla de su agujero. Ella seguía con la mamada al negrito, el agarró fuertemente su cabeza sin dejar que se moviera y de un golpe de caderas, acompañado de un largo gemido, empezó a descargar toda su leche en la boca de mi zorra. No se atragantó, ni dejó escapar una sola gota. Cuando acabó siguió lamiendo aquel trabuco hasta la última gota. Los dos se apartaron y salieron de la cabina a vestirse. Sin darse un relajo entro el otro negrito, la giró la puso a 4 patas sobre el sillón y la embistió certeramente y de una manera salvaje empezó a follarla agarrándola por las caderas. El negro estaba a tope después de la espera. Yo me acerqué por delante y le di mi polla en su boca. Con lo cachondo que estaba aguanté menos de un minuto en correrme dentro de su garganta. Cuando yo estaba ya descargado el negro empezó a golpearla y se quedó seco dentro de ella, le había llenado el coño de leche encima de la del gordo. Ella no acabó con eso, rápidamente se giró y se metió su polla en la boca para sacarle las últimas gotas. El la puso de pie la arrimó a él y le dedicó un largo morreo que ella no despreció, parecía una señal de agradecimiento de ambos por el placer que se habían dado mutuamente. En cuanto marchó la llevé a nuestra cabina, la leche le corría por la cara interna de las piernas hasta los tobillos. Cerramos la cabina, se limpió un poco. Nos vestimos y salimos del sex-shop. En ese momento entraban más hombres que de haber llegado antes se hubieran dado un buen festín. Llegamos al hotel, una buena ducha y a dormir, pero antes me dijo que lo había pasado genial, como si hubiera sido un sueño.

Lo habías pensado esto alguna vez?

Por supuesto que no… le dije.

Era mentira, estaba todo diseñado desde el conocimiento que tengo de ella y de preparar situaciones. Lo que no sabe ella es que tengo más situaciones estudiadas, haber si se cumplen…