Me pillan en la piscina en bolas III
Sandra y mi hermana se divierten.
Aquella noche apenas pude dormir por llevar el aparato en mi pene, encima me quedare a solas con mi hermana unos días. Como dijo ella, Sandra vino al día siguiente, me saludo con dos besos y mi hermana dijo de meterse a la piscina.
Sali caminando normal porque ya se me había pasado el dolor en mi culo, salí y lo primero que vi fue a mi prima Sandra con un bikini de infarto, sus tetas eran enormes, su cuerpo era delgado y bien formado junto a un culo que daban ganas de agarrarlo.
—
Primo no me mires así
—
dijo ella algo molesta.
—
Tranquila, no te va a hacer nada
, quitate el bañador— yo me negaba a ello pero recorde su amenaza.
Tome el bañador y lo baje hasta los pies dejando mi pequeño pene que no podía ponerse duro debido al dolor que eso provocaba.
— Pero bueno...tu hermana veo que ha tomado medidas aunque tampoco hace falta dado su...tamaño— se acerco hasta ver mi diminuto pene en aquel aparato.
Entonces se quito el bikini quedando desnuda, aquellos pechos y su vagina bien depilada me provocaba una erección que era bloqueada por el plástico duro del chastity.
— ¿Te duele mucho?— pregunto mi hermana ríendo.
Me fui dentro de la casa para tratar de calmarme, incluso deje mi bañador en la terraza, quería aliviarme pero no podía. De pronto sentí unas manos que me agarraron y me colocaron unas esposas, ni me di cuenta.
Luego sentí como fui lanzado a la cama, estaba de espaldas y con mis manos en la espalda.
— ¿Ves que fácil?— pregunto mi hermana.
— Pedazo de culo que tienes primito— dijo Sandra acariciando mi ano.
Mi hermana se acerco y escuche un click, sentí que mi pene era liberado de su jaula y acto seguido se puso duro. Se coloco delante mia y me puso la boca en su coño.
— Más te vale lamer bien, o sino...estarás con esto lo que queda de verano— yo enseguida obedeci, empece a lamer como un loco provocando una gran excitación en ella quien gemía de placer.
— Pues yo voy a esto— sentí como algo entraba en mi culo pero yo seguía lamiendo lo más que pude.
También note como mi pene se metía en algo, mire un segundo y pude ver que se trataba de un juguete sexual, mi pene sentía que iba a estallar, Sandra gemía sintiendo como controlaba mi culo y tras un rato los tres dimos un gran alarido de placer llegando al clímax.
— Muy bien hermanito, sabes lamer, lastima que seas un pichacorta—
dijo ella quitándose de encima.
Me dieron la vuelta y pude ver sus pechos bien grandes delante mia, mi polla se puso de nuevo dura mientras no perdía detalle de aquellos pezones. Sandra se recuperaba y esbozo una sonrisa viendo mi dura erección.
—
Me encantaria ir a una playa y dejarte allí en pelotas mientras todos ven tu pequeño pene, joder es que es tan pequeño que no daría placer
—
decía mirando mi entrepierna.
Mi hermana vino con espuma de afeitar y con una cuchilla, entre las dos me dejaron mi entrepierna sin ningún pelo, ahora veían mi pene y huevos sin ningún impedimento.
—
Bueno ya va siendo hora
—
me colocaron de nuevo el aparato pero al no poder debido a mi erección trajeron un poco de hielo.
—
Esto le bajara la pilila
—
a los pocos segundos mi pene perdió su erección y se encogió aún más provocando las risas de ambas.
Luego me colocaron el aparato.
—
¿Qué hacemos con estos huevos?
—
pregunto Sandra tocando con delicadeza.
—
Tengo una buena idea
—
se marcho corriendo y dejando a ambos allí.
Al cabo de unos minutos escuchamos su voz que nos llamaba desde la cocina, fui arrastrado y tomado de mis huevos por mi prima hasta allí.
—
No...eso no
—
dije mirando lo que había preparado.
En un cubo estaba lleno de agua y veía que salía un pequeño humillo, sin duda el agua estaba bastante caliente.
—
Vamos a remojar esos huevos
—
dijo con una sonrisa.
—
Buena idea prima
—
Sandra me arrastro hasta colocarme encima.
Yo mire aterrado tratado de escapar pero tenía las manos atadas y mis huevos agarrados.