Me piden la mano y doy el ...

Verónica , emocionada por la propuesta de su amante, decide hacer lo que no ha hecho, pese al tamaño del arma masculina.

Me piden la mano y doy el …..

Memorias eróticas de Verónica 3.

Mi vida ha cambiado desde que pasé un fin de semana con Manolo. No es hábil cogiendo, pero lo suple con el pedazo de verga que tiene. Nunca había visto una así.

Ahora me río si alguien me dice que el tamaño no importa.

Ser amante de tu jefe tiene más inconvenientes que ventajas. Te tienes que pasar el día simulando. Eso sí, yo lo provocaba desabrochando botones para mostrar más de la mitad de mis lolas, o llevando minis y agachándome para que viera el final de las medias y con un poco de suerte la bombacha que apenas cubría mi sexo.

Al salir a su departamento o al mío, y allí desahogábamos nuestra lujuria. A los dos meses me fui a vivir con él. Alquilé mi departamento, era un camino sin vuelta atrás, por lo menos eso pensaba yo.

Mi vocación de leona la saciaba con el español. Me veía poderosa, estaba pendiente de mí. Y le volvía loco. Eso me hacía feliz. Le tenía en la mano.

Es martes cuando me suelta la noticia. Aprovechando la reunión anual de la empresa ha cambiado su asiento en primera por dos de turista, para que le acompañe. Y ha pedido permiso al jefe supremo para poder llevarme, dado que ahora hay poco trabajo. Salimos el jueves a la noche para España.

Me abalanzo sobre él. Le como a besos. Estoy en la gloria.

" ¿ Lo haces porque me quieres o porque me deseas y no puedes estar sin tu niña al lado?"

"Tú qué crees."

" Voy a comprobarlo".

Me quito la túnica que llevo y quedo desnuda ante él. Me acerco y toca su miembro a través del pantalón. Está empalmado.

Como siempre, me cuesta quitarle el pantalón y los calzoncillos. Su verga es un obstáculo en una bajada normal. Lo tengo ante mis ojos cuando me arrodillo para atacarlo con mi boca.

Apenas lo chupo, me separa.

" Ven a la cama ,cariño." Me dice mientras se desnuda del todo.

Y allí me hace el amor, no me coge , me hace el amor cargado de ternura. Muy lentamente , recorriendo mi cuerpo con sus manos y su boca, hasta que yo me voy , y me vuelvo a ir. Sólo entonces me ensarta. Se apoya en sus manos para no hacer recaer su peso en mi cuerpo, y despacio al comienzo y rápido al final, me hace suya.

" Te quiero. Eres la mujer de mi vida."

El viernes tomamos el avión. Son doce horas hasta Madrid.

Tenemos los asientos pegados a la ventana, en el de dentro me siento yo, y Manolo en el que da al pasillo.

Estoy nerviosa, nunca he pasado tantas horas en un avión. Poco a poco me voy relajando, cuando nos dan de cenar, aprovecho para tomar un poco más de lo que suelo hacer, quiero aturdirme y no pensar en el vuelo. Apagan las luces.

" ¿ Te acuerdas de Enmanuelle? "- me susurra Manolo, que también ha tomado lo suyo.

"Sí , debía ser otro avión, porque acá no se puede . Es incómodo"

" Algo podemos hacer"- agarra mi mano derecha y la lleva bajo la manta a su bragueta. La tiene gorda, empujando la tela. Me aturde esa maravilla de verga enorme, majestuosa.

" Espera"- me levanto y voy al aseo. Al pasar para la ida y la vuelta me restriego contra él. Traigo un montón de servilletas.

Me acurruco a su lado, y bajo la manta busco su arma, la saco del pantalón y comienzo a masturbarle. Es morboso hacerle una paja en público sin que nadie preste atención.

" Creo que me voy a correr"- me musita mordiéndome el cuello.

Pongo los papeles preparados para recibir su leche, y acelero el ritmo. El semen moja mi mano y se derrama en las servilletas. Cuando pienso que está limpio , vuelvo a meter su miembro en el pantalón.

" Ahora me toca a mí"- su mano sube mi pollera, acariciándome los muslos, hasta llegar a la bombachita. Sortea el algodón para alcanzar mi rajita. Sus dedos investigan mi húmeda gruta, yo me recuesto en él, apoyando mi seno derecho en su brazo, me cubro del todo con la manta y pongo su mano en mi teta, tengo los pezones erectos, y a ellos dedica sus pellizcos.

No es muy hábil usando las manos, no me pajillea bien, pero el ambiente ayuda a que poco a poco, antes de que se canse, yo llegue al final del orgasmo.

El placer me ha relajado y sin darme cuenta me quedo dormida. Me despiertan para darme de desayunar cerca de Madrid. Ha amanecido y al abrir la ventanilla, puedo ver Europa abajo, que me espera.

Los tramites del aeropuerto son rápidos, no así la espera de las maletas, pero al final tomamos un taxi que nos lleva al hotel donde se iba a celebrar la reunión de la empresa donde trabajamos.

Estamos cansados, pero sabemos que hay que aguantar hasta la noche para dormir, si queremos que el jetlag sea lo menos traumático posible.

Deshacemos las maletas, estamos a mediados de mayo. No hemos traído mucha ropa ya que pensábamos aprovechar para hacer algunas compras.

Necesito pasar por el aseo, el viaje me ha dado ganas de ir de cuerpo, al hacerlo descubro una de las primeras diferencias con mi país. El bidet no tiene chorro que te alcance directamente en la concha o la cola, hay que usar la mano, para lavarte bien.

Tenemos que salir, si nos quedamos en el hotel nos dormiremos.

Elijo una blusa a rayas blancas y azules junto al jean. Un corpiño color carne de aros que me levanta las lolas y una tanga del mismo color. Los zapatos , unas sandalias de taco bajo, para poder andar sin cansarme.

Mientras ordeno la ropa sobre la cama, Manolo se ducha, luego lo hago yo, me doy crema y en cuanto se seca, me visto y estoy lista para recorrer Madrid.

El recorrido comienza por la Puerta del Sol y luego la Plaza Mayor. Ese paisaje antiguo me encanta. Paramos a tomar una cerveza ( una caña la llaman) y una ración de jamón. Almorzamos frente al Palacio Real. Ensalada con mariscos y rape a la plancha, bebemos un delicioso vino blanco frío. En los postres le beso. Estoy feliz.

Entonces me lo dice, muy serio, sin una sonrisa.

" Verónica , ¿ quieres casarte conmigo?"

" ¿ Estás seguro?"- No me imaginaba una propuesta así.

" Eres inteligente, buena persona y muy hermosa. Te quiero. Si dices que sí, empiezo a buscar los papeles para casarnos al volver. No has contestado"

Mi vida pasa por mi mente en unos segundos, veo los amantes que he tenido, las pijas que masturbado, las que he mamado. Si digo que sí, empiezo una nueva vida. No lo dudo.

" Sií. Quiero casarme contigo. Pero paga y vamos al hotel: Quiero hacer algo que nunca he hecho"

He tomado la decisión de pronto: no lo he hecho por detrás. Es una virginidad que quiero entregar a mi prometido.

Se lo digo apenas entramos en la habitación.

" No hace falta , mi vida. Nunca te he dicho por qué me dejó mi mujer. La tengo tan grande que le hacía daño al follar."

" Será boba, a mi me encanta. Y quiero que me la metas en el culo. Es mi regalo de compromiso."

Me entrego en el beso, pego mi cuerpo al suyo, le paso los brazos por el cuello comiéndole la boca.

Le tomo de la mano y le llevo al dormitorio. Me desnudo mirándole a los ojos. Me pongo sobre la cama a cuatro patas, como una perrita expectante.

Se quita la ropa, está empalmado. Su polla es enorme. Sé que me va a doler, él también. Le veo dudar.

" Por favor, no me rechaces. Métemela en el culo. Necesito ser tuya , así"

Va al baño y vuelve con la crema hidratante. Me unta el ano con ella, después me mete un dedo. Es la primera vez que entra algo por mi pequeño esfínter. Luego mete dos, los separa para dilatarme más. Después tres. Me duele un poco, pero aguanto, no quiero que se eche atrás. En el espejo le veo untarse su arma, es una estaca gruesa, brillante por la crema.

"¿ Estás segura?. Te va a doler. No hace falta, si quieres te la pongo en el coño."

" Quiero que me des por culo. Hazlo de una vez."

Apoya su glande en el pequeño orificio. Espero nerviosa. Empuja despacio. Me duele. Ha entrado apenas la cabeza, y siento que me desgarra. Se para.

" Sigue, por favor"- suplico.

Un poco más adentro. Creo que me voy a romper, pero estoy feliz. Pienso que empiezo una vida nueva.

" Si la meto más te destrozo."

Estoy empalada, me empiezo a mover despacio, adelante –atrás. Siento una mezcla de placer y dolor. Acelero el ritmo, no sé como pero su carne se desliza más fácilmente en mi interior. Manolo jadea, y yo comienzo a gemir. Voy a ser totalmente suya.

No sé cuanto tiempo dura la enculada, ahora sólo siento plenitud.

Y de pronto estalla, un chorro caliente me llena. La saca tras la descarga de semen.

En su miembro hay unas gotas de sangre de mi esfínter desgarrado. Lo tomo en mis manos y beso la parte limpia que no me ha introducido.

" Sos mi hombre para siempre."- digo mientras le beso.

Esta es la tercera entrega de la Serie Memorias eróticas de Verónica. Los episodios anteriores. "Un pedazo de jaca" y "El debut de Verónica" pueden leerse en TR.