Me lo monte con mi suegra antes que con mi mujer.

Parte 1. Conocí a mi actual mujer en una entrevista de trabajo. No habíamos tenido relaciones cuando quedamos en casa de su madre para presentarme. Para mi fue toda una experiencia que hoy empiezo a compartir con todos ustedes.

Me recibió con una bata corta abrochada por encima de la cintura y dejando entrever un canalillo hermoso formado por sus dos grandes pechos.

Me invito a entrar y me ofreció algo de beber. Sentados juntos en el sofá, me pregunto por mis intenciones con su hija, a lo cual respondí que la quería y quería formar una familia con ella. Me pregunto si alguna vez había sido infiel, a lo cual la respondí que no. Ella hizo una mueca con la boca del tipo: si ya, pero no dijo nada.

Sin venir a cuento, me pregunto si la encontraba atractiva, a lo cual yo la dije que si. Me pregunto si me gustaban las mujeres maduras, y la conteste que nunca se me había pasado por la cabeza, por lo que no sabia. Entonces, sin venir a cuento, se desabrocho la bata lo justo para que pudiese ver uno de sus pechos al completo. Sin quitarme la vista de encima, me pregunto que si eso me incomodaba, a lo cual respondí que no.Se me acerco un poco mas y me pidió que se lo acariciase. Me quede perplejo, y la comente que no entendía muy bien lo que me pedía. Ademas, su hija llegaría en cualquier momento. Ella sin mediar palabra puso su mano en mi entre pierna y me dijo: quizás tu no lo tengas claro, pero esta cosa que hay aquí, me dice que si sabe lo que quiere. No me había dado cuenta por los nervios, pero tenía la verga totalmente erecta.

Con mucha vergüenza, me Levante y me fui a la cocina para dejar el baso de cerveza. Ella, sin molestarse, se cambio de sitio y se sentó en un sofá individual mientras me decía que no pasaba nada, que le había gustado y quería ver hasta donde estaba dispuesto a llegar.Cuando regrese de la cocina al salón, la vi sentada de frente al televisor dándome la espalda. Me acerque por detrás y sin mediar palabra, baje mis labios hasta su cuello y se lo acaricie con mis labios sin llegar a ser un beso. Note como la piel de su nuca se estremecía, y de su boca salió una exhalación de aire como un suspiro. Ella no me dijo nada, por lo que mi boca recorrió su cuello desde la parte de atrás de la oreja hasta la mitad de su hombro. Note como se acomodaba en el sofá buscando una posición mas cómoda. Al hacerlo, pude contemplar uno de sus pechos sobresaliendo en parte por su bata. No pregunte, directamente mi mano derecha se acerco a hurtadillas de forma que las llamas de mis dedos empezaran con una suavidad extrema a recorrer su canalillo camino de su seno izquierdo. Mi mano sintió la redondez de su pecho, hasta ese momento no me había dado cuenta que su senos era un poco mas grande que mi mano, lo que me permitía acariciarlo para poder disfrutar de el al completo. Mis dedos juguetearon con su pezón, y este se endureció de tal manera que sobresalía de entre mis dedos.

Sin quitar mi mano, ella se levanto, se dio la vuelta, me miro y sin decirme nada, dejo caer su mano para acariciar mi entre pierna. De frente a mi, decidí bajarle el cuello de la bata, dejando desnudos su hombros y contemplando por primera vez los pechos desnudos que tenía la mujer. Quise besarlos en ese momento, pero ella me lo impidió bajandose y poniéndose de rodillas. Me desabrocho el cinturón despacio, mirandome a los ojos, intentado averiguar cuando la pediría que se parase. Sin el cinturón, el acceso al Boton de mi pantalón era sencillo, lo desabrocho y bajo la cremallera. Yo la mira y veía ademas de su cara y de como me miraba, esos dos pechos que ya para entonces me tenían totalmente histérico. Sin darme cuenta, tenía el pantalón bajado y me acariciaba la verga a través de mi bóxer. Con un pequeño gesto, me bajo el bóxer y con cierta maestría, en el mismo instante que mi glande asomaba por el bóxer, su boca estaba allí para recibirlo. Fue una experiencia increíble, según me quitaba el bóxer se iba introduciendo la verga en su boca. Cuando llego a quitarlo, la tenía entera dentro de su boca. Me miro, y vislumbre una sonrisa en su boca, como si hubiese sido capaz de sorprenderme. Agarro con una de sus manos mis genitales y mientras los acariciaba, su boca recorría el tallo de mi verga. Me miro y me pregunto si me gustaba. La pedí que por favor siguiera. Ella río, y empezó con su lengua a acariciar mi glande, fue suave, lento, permitiendo que fuese consciente en todo momento de lo que estaba haciendo. Sus labios rodearon el glande y como si fuese un chupa-chups, empezó a succionar, dándole grandes chupetones. Su lengua trabaja junto con sus labios y mientras succionaba mi pene, su lengua se restregaba a gusto contra el glande. Quise acariciar sus pechos mientras tanto, pero era tal el placer que me estaba dando que lo único que se me ocurrió fue agarrarle la cabeza.

Saco mi pene de su boca, me miro, y con ojos de traviesa, bajo su lengua por mi verga hasta llegar a mis testículos. Primero se entretuvo con uno, lo chupo y lo chupo hasta que lo succiono. Jamás me lo habían echo y en ese momento quise explotar de placer. Su mano agarrada a mi pene como si fuese un mástil, no dejaba de subir y bajar. Su dedo pulgar, puesto de forma estratégico, acariciaba el glande cada vez que subía la mano y mi testículo dentro de su boca era absorbido de tal manera que llegue a pensar que me lo iba a arrancar.Lo normal en estos casos es que la sujetase la cabeza para echarle todo mi esperma en su boca, pero no hizo falta. Empezó a mamarla de tal forma que mi pene desaparecía al completo en su boca, llegado el momento, ella puso sus manos en mis nalgas y sujetandome con fuerza, para que no me pudiese mover, empece con los espasmos de lo que seria una brutal corrida. Ella sin dejárme mover, recibía con placer todo mi esperma. La corrida fue tan bestial, que por la comisura de sus labios caían gotas de mi esperma.Aunque había terminado, ella seguía con mi pene en su boca, y con su lengua recorría mi glande para dejarlo limpio.

Al sacar el pene de la boca, pude observar lo sensible que seguía, era imposible tocarlo. Durante cinco minutos me duro la extraordinaria sensibilidad en mi pene. Jamás me lo habían comido de esta manera y mucho menos una vez terminado, me había quedado tanto tiempo con esa sensibilidad.

Ella me miro, se río y me dijo. Tu turno.Lo que sucedió después, os lo contare en otro momento.

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