Me lo hice con un Ángel
Lo que iba a ser una tarde aburrida en una cola de reclamación, se convirtió en el mejor polvo de mi vida, donde creo que un ser divino me poseyó pues nadie había conseguido jamás hacerme sentir aquello.
Fui al Aeropuerto a reclamar un billete que se me había anulado por la huelga de los pilotos en estas Navidades, estaba haciendo cola en el mostrador de reclamaciones detrás de un señor trajeado muy elegante, al cual en principio solo veía su espalda, estaba yo algo despistada con el móvil cuando se giro y con su maleta de mano de esas con ruedas para llevar en cabina, me rozo con un perfil o una cremallera sobre mi rodilla, rompiéndome la media y haciéndome un pequeño corto a la altura de la rodilla.
Yo solté un pequeño grito por la desagradable sensación, y mire viendo que sangraba un poco por la pequeña herida, lo mire como para quejarme, pero el rápidamente se estaba disculpando muy educadamente, yo quede petrificada un segundo pues aquel hombre era de ensueño, maduro sobre los 58 o 60 años pelo lacio corto y blanco, facciones varoniles y muy guapas, con una barba de un par de días sin afeitar pero tremendamente sexi, con un traje oscuro informal con camiseta semi ajustada por la que afloraban sobre el cuello un matorral de vello que intuía que aquel pectoral estaba súper poblado del mismo.,
No pude decir nada, cuando el soltó una pequeña sonrisa al ver mi estado, diciendo venga acompáñeme a un baño que le curo esa pequeña herida, y después déjeme invitarle a una copa que compense la rotura de esas medias.
Fuimos a los aseos cuando nos quedamos con el dilema de a cual entrar, por no llamar la atención al ser de diferente sexo, por lo que decidimos entrar al de minusválidos, cerrando la puerta para evitar entrara alguien y nos viera juntos pensando aquello era un plan.
Se presento rápidamente diciendo que se llamaba Marlon, que era de americano aunque su familia procedía de aquí, y vivía en Miami, y había venido a conocer unos hermanos de su padre, y que había perdido los enlaces con Madrid por problemas de la huelga, teniéndose que quedar un día mas aquí.
Me dijo quítese la media, para que le cure, mientras yo me presente igualmente, el saco de su maletín un pequeño botiquín de emergencias y comenzó a curar mi herida con una delicadeza que me había dejado sin habla.
Cuando sentía sus manos sobre mi pierna me parecía estremecer, pues la presencia de aquel hombre y su forma de actuar con tanta decisión y educación me había cautivado.
Me dijo en un momento que yo deje de hablar que tenia una piernas preciosas, que sentía haberlas dañado, yo que estaba algo nerviosa iba a decirle que no pasaba pero respondí que era un placer, el me miro riendo y dijo ¿ como?, yo viendo que había metido la pata me puse algo roja y dije que bueno no pasaba nada pero había sido un placer conocerlo.
Volvió a reírse, y esa sonrisa casi me hace desmayar, no sabia que me pasaba con aquel hombre pero parecía de ensueño, era el prototipo con el que mi mente jugaba en algunos momentos de esos calientes, y resulta que ahora lo tenía delante de mí.
Se levanto tras curarme ese rasguño, cuando llamaron a la puerta, como la teníamos cerrada para evitar suspicacias dije, esta ocupada que tengo una indisposición, escuchándose como un carrito se alejaba, nos reímos los dos quedándonos mirándonos un segundo, que para mi fue eterno, pues clavo su mirada en mis ojos con una profundidad que pensé hurgaba en mi mente.
No me digan porque lo hice, pues yo aun no lo se, cuando mi boca se acercó a la suya y lo bese.
Me separe al instante pues note como una descarga que atreves de mi boca entro en mi cuerpo recorriendo mi columna hacia mi sexo, dándome una sensación que nunca había sentido.
El sorprendido doblemente por mi atrevimiento y mas por retirarme tan rápido, me dijo, ¿que te sucedió?... Yo iba a decir algo cuando fue el quien tomo la iniciativa ahora y me beso.
Nuevamente esa sensación recorrió mi cuerpo, ahora con más fluidez e intensidad, notando que era muy agradable, y más con la calidad que besaba aquel hombre.
Duro el beso varios minutos en los cuales sus manos me había acariciado parte de mi cuerpo con una maestría que yo estaba absorta y evadida a otra dimensión. Separo su boca y me miro buscando mi complicidad que rápidamente le di, pues mi mirada de rendida a aquel hombre varonil le confirmaba que estaba a su merced.
Desprendió mi ropa con una sensualidad que no note en que momento me había desnudado, ya su boca estaba a punto de tocar mis pezones que estaban como dos pitones apuntando hacia arriba, con una dureza y rojez, que pedían ser atendidos por aquellos expertos labios. ,
No se hizo rogar mi deseo y cuando aquellos labios se posaron sobre ellos, un calambrazo de placer volvió a recorrer todo mi cuerpo, bajando primero a mi sexo y luego subiendo hacia mi cuello, envolviendo todo mi cuerpo en lujuria y gozo.
Sus manos habían bajado por mi espalda hacia mi trasero mientras aquella sabia comida de mis pechos me embrujaba, alabo mi duro y bonito trasero, haciendo mas cómplice en su juego, pasando con sumo tacto hacia mi sexo, al que no le hacia falta ya mucho para explotar, pues notaba tal fluidez de jugos en su interior que parecía haber sufrido ya varios orgasmos.
Cuando sus dedos se posaron sobre el, la puerta de aquella gruta se abrió como un resorte para que fuese acariciada en su interior, estos rápidamente ante tan agradecimiento no tardaron en entrar, que con suma clase, jugaban dentro, haciendo explotar en un orgasmo tan profundo que sorprendió a ese americano, pues no esperaba que mi excitación fuese tanta y tan intensa.
Bajo su boca a través de mi cuerpo, besando cada centímetro que recorría, sin sacar los dedos de dentro de mi, cuando llego, a mi sexo, los retiro para alabar con dulces palabras lo que para el suponía esa vista, diciendo que era de una belleza inconmensurable.
Yo ya estaba embrujada, y sus palabras parecían susurros que mecían mi alma, hipnotizando si había duda alguna, el resto de mi cuerpo, que estaba a su merced para recibir el placer que el quisiera darme.
Comió con tanta maestría aquel mi sexo que ahora era suyo, produciéndome en segundos otro enorme orgasmo que minimizo en placer, el primero.
Cuando vio que ya estaba rendida, se levanto para desvestirse, retiro su chaqueta y rápidamente se quito la camiseta, mostrando un terso pectoral para su edad, que como ya intuía estaba poblado por un espeso matorral de pelo lacio blanco que lo adornaban con una perfección que me dejo sin habla.
Me miro y dijo el resto espero lo retires tu, invitándome a que le quitara el cinturón y los pantalones.
Me dispuse a esa deseosa tarea, que no tarde nada en realizar, quedándome si aun podía, mas petrificada ante aquella belleza de rabo, pues se mostraba duro y recto con una perfección en sus medidas y proporciones, que parecía tallado al gusto mas exquisito por un maestro escultor.
Era simplemente perfecto, de tamaño y longitud que ni soñando hubiera pedido ese regalo, estaba todo adornado y recubierto por su característico pelo en concordancia a su pectoral, asomando dos preciosas bolsas de igual belleza, que contendían dos esplendidos y maravillosos depósitos que anhelaba ya devorar.
Agachada como estaba delante de aquel mástil, mas propio del mejor velero escuela que hubiese surcando los mares, comencé a retirar la fina piel que recubría protegiendo aquella cabeza, que con mesura introduje en mi boca, volviendo a recibir otra descarga de placer, que atreves de aquel miembro se deslizaba ahora a mi celebro, para rápidamente recorrer mi columna hacia mi sexo y trasmitirle vibraciones, que jamás había sentido.
Alabo mi sabia comida durante los minutos que duro, en los cuales recorrí con mis carnosos labios, no sin prisa, todo los centímetros de aquella arma, igualmente deguste sus enormes bolas, que con suspiros agradecía.
Ya asomaba por su brillante cabeza alguna gota de ese elixir que escondía en su interior, avisándome que lo dejara, pues había otra tarea que cumplir y que yo ya anhelaba.
Me incorpore y tras guiarme sabiamente el hacia el lavabo, me apoyo sobre el, abriendo maestramente mis piernas con las suyas, acercando primero aquella protuberancia que solo unos elegidos tenían, la cual tras rozar con mi sexo hizo que se abriera con deseo para ser penetrada.
Entro con lentitud, abriéndose pasó, centímetro a centímetro a través de mis mojadas paredes, que a su paso parecían ir haciendo explotar minúsculas burbujas de placer que se acumulaban en mi interior como una nube toxica de lujuria y embrujo, que emborrachaba mis sentidos, si ya alguno quedaba aun en buen estado.
Al acercar su pectoral, mis pezones puntiagudos se incrustaron en su matorral blanco, que con su lacio tacto envolvían a los mismos, jugando a acariciar mi aureola, trasmitiendo placer similar al que produce un pequeño pero intenso y placentero orgasmo.
Estaba recibiendo tanto placer y de tanta intensidad con los rítmicos envite de aquel semental, que parecía estar trasladada a otra dimensión o galaxia, pues solo sentía en mi cuerpo, mi sexo, mi boca, y mis pechos, el resto era como si no lo tuviese, mis ojos estaban entornados por la intensidad de mis innumerable orgasmos que en cadena iban uniéndose al siguiente, mientras aquel experto jinete, continuaba sabiamente con sus placenteras penetraciones, todo sin dejar sabiamente de besarme.
Su lengua era de tal agradable tacto que parecía hablaba y embrujaba a la mía. Las vibraciones que había sentido desde el principio como corrientes eléctricas de placer, no habían cesado ni un instante, y mi cuerpo se prepara ya para un final apoteósico.
El pareció descubrir que estaba yo apunto de explotar con algo que jamás había sentido, cuando tras números orgasmos, mi cuerpo fue como acumulando energía, que tras unos segundos de rítmicos y aceleradas penetraciones, explosiono como una bomba de lujuria en el interior del mismo, con tanta intensidad en el goce, que me sentí flotar en el espacio, como levitada, mientras mi sexo derramaba fluidos con una intensidad, que lubrifico si ya no lo estaba poco, aquel falo divino, haciendo que este rápidamente mitigara tal fluidez, pues comenzó a soltar tal cantidad de espesa crema, que esta condenso casi la totalidad de los míos.
Ahora era el que retiro su boca para que por esta fluyera su aliento que en forma de suspiros, aliviaba su placer.
Fue un momento tan especial que difícilmente lo olvide mientras viva, quedándonos varios minutos en esa postura, yo ensartada por aquel falo de ese hijo de algún dios de alguna divinidad griega, mientras él se recuperaba no sin dejar de acariciarme y besarme ahora con mas calma.
Duro este ultimo momento, varios minutos en los cuales no hablamos nada, y tras desengancharse de mi, cosa que sentí con pena, comenzó a vestirse mientras yo hacia lo mismo, para ir seguidamente a una cafetería, donde una larga y fructífera conversación nos puso a los dos al día.
Lo que paso después si ustedes quieren y me lo piden se lo contare en el siguiente relato….