Me llevaron al huerto
Una jovencita es brutalmente forzada, mientras sale a correr por el campo.
Estaba pasando las vacaciones de verano en el pueblo de mis abuelos, por las mañanas salía a correr por el campo por una zona rodeada de huertos y alguna que otra explotación ganadera, a unos pocos kilómetros del pueblo. Solía madrugar y salir temprano sobre las 7 de la mañana, porque en ese pueblo manchego a partir de las 10 ya hacía un calor de justicia. Me encantaba el olor matinal de la paja cortada de los campos de cultivo recién cosechados y sentir el frescor del viento solano acariciando mi cara y mi cuerpo. Me traía recuerdos de mi infancia en este pequeño pueblo de apenas 500 habitantes, cuando mis padres me traían aquí a pasar el verano, huyendo del calor sofocante de Madrid.
Mi nombre es Nerea, tengo 18 años y soy estudiante de periodismo, soy rubia con el pelo largo y liso, aunque lo llevo recogido con una coleta cada vez que salgo a correr, tengo los ojos marrones, y además soy delgada, no muy alta, culito respingón que se marcaba debajo de mis mallas de running grises, y dos pechos no muy grandes y puntiagudos que también se intuían debajo de mi top deportivo fucsia. Nunca me ponía ropa interior para salir a correr.
Cada vez que pasaba junto a algún huerto, notaba las miradas lascivas de los hortelanos, que se encontraban haciendo sus labores, incluso de vez en cuando escuchaba algún que otro piropo, algo que no me importaba lo mas mínimo, ya que algunos me gustaban, y me hacían sentirme deseada, y otros me hacían gracia pues eran tan vulgares como algunos que me decían cada vez que pasaba por delante de una obra en Madrid, por lo que estaba acostumbrada, además entendía que era un pueblo tan pequeño, que les era extraño y les llamaba la atención ver a una chica nueva, joven, mona y vistiendo algo provocativa, estuviera aquí ya que no estaban acostumbrados.
Era la tercera mañana que salía a correr e iba haciendo el mismo recorrido, pasaba ya por el último huerto, el que estaba mas alejado del pueblo, cuando de repente, el perro del huerto, un enorme mastín blanco salió corriendo y ladrando tras de mi, me asusté, aceleré el ritmo, pero tropecé y me caí. Enseguida los hortelanos salieron en mi auxilio y sujetaron al perro.
-Tranquila no te asustes no hace mas que ladrar, pero no muerde. (Dijo un chico joven, de mi edad mas o menos).
-¿De verdad...?
-Si tranquila, suele salir corriendo detrás de los ciclistas y los runners, pero solo eso, corre detrás y los ladra, pero nada mas.
-Ya...¡Pero es que es tan grande!... Y... ¡Ladra tan fuerte!.... En fin, muchas gracias por tu ayuda.
-De nada, anda ven a la choza, te limpiaremos esas heridas. (Tenía unos pequeños rasguños en la cara y en los brazos y me dolia un poco el tobillo derecho.)
-No, si no es nada de verdad...
-No seas tonta anda ven...
-Está bien, gracias.
-Por cierto, yo soy Manuel, y ellos son Antonio mi padre y Toni mi hermano.
-Encantada yo soy Nerea.
-Ya lo se, te he visto alguna vez en la verbena cuando has venido, pero nunca te he saludado...
-¿Y eso...?
-No me atrevía, me daba vergüenza... ¡Eres tan guapa!...
-Ah... Gracias... (Me ruboricé un poco)
Me pasaron a una pequeña casita rústica, limpiaron mis heridas y me ofrecieron agua fresquita. El padre me preguntó quien era y que hacía por aquí, entonces les dije quien eran mis abuelos y que estaba aqui pasando el verano.
-Pues verá, mis abuelos son Tomás y Carmen...
-¿Qué Tomás?... ¿El panadero...? (Ese era el apodo de mi abuelo en el pueblo, pues había sido su profesión)
-Exacto Tomás el panadero, mi madre es Julia su hija menor.
-Ah si Julia... Ahora que lo dices te pareces a tu madre... llevo muchos años sin verla la verdad...
-Normal que seas nieta del panadero... ¡Estás mas buena que el pan...! (Dijo Toni interrumpiendo a su padre)
-¿Perdona...? (Me sentí un poco incomoda)
-Es broma mujer... (Se rieron y yo lo hice también para no incomodarlos pero ahora la que estaba un poco incomoda era yo)
Sacaron unos platos y me invitaron a comer tomate y pepinos recien cortados, estaba muy bueno con ajo y un buen chorreón de aceite de oliva también del pueblo.
-Gracias... ¡Está muy rico...!
-Nerea... ¿Te gusta el pepino?... los nuestros tienen fama de ser los mejores del pueblo... Pero los tenemos aún mejores y mas grandes. (Dijo Antonio riéndose)
-Es verdad... ¿Quieres probarlos...? (Añadió Toni)
Inocentemente contesté que si, entonces comenzó lo que nunca imaginaría que pudiera ocurrir. Los tres hombres se quitaron sus sombreros de paja, sus camisas de cuadros, sus camisetas interiores de hombreras también sus sucios pantalones vaqueros y sus calzoncillos, quedando completamente desnudos y mostrando ante mis ojos los tres pepinos a los que se referían. Los tres tenían tres enormes pollas, las tenían flácidas, pero aún así se veían enormes y muy gordas, con las venas marcadas, sobretodo la del padre, las tenían cubiertas de vello negro, además Antonio, tenía colgando dos enormes huevos peludos, jamás en mi vida había visto semejantes testículos como los de aquel hortelano, ni mi padre que está bien dotado cuando lo he visto desnudo, ni ninguno de mis novios, ni tampoco en ninguna peli porno había visto dos cojones como los de aquel hombre.
Como ya he dicho Manuel era mas o menos de mi edad, moreno, ni alto ni bajo y delgado, su hermano Toni era cuatro o cinco años mayor, también moreno y delgado, aunque mas alto y también mas musculado y fibroso, y con una barbita descuidada, de varios dias. Por su parte Antonio, su padre, se parecía a ellos solo que era canoso, también tenía barba desaliñada de varios dias como Toni, estaba mas gordo, con dos gluteos gordos y peludos y una enorme panza también llena de vellos, ese hombre parecía un oso. Además Antonio, igual que sus hijos tenía la piel morena, tostada del sol sobretodo su cara y sus antebrazos notandose una raya mas blanca desde los codos hacia arriba y desde el cuello hacia abajo. Rondaria los 50 años, quizás alguno mas.
Antonio lamió con su lengua mi mejilla, de abajo hacia arriba, desde la barbilla hasta la sién, parecia gual que un perro sediento, por otro lado Toni me dio un empujón y caí en un viejo camastro que tenían junto al fogón de la chimenea. Intenté resistirme, pero era inútil, los tres eran mucho mas fuertes que yo, estaba aterrada. Me quitaron las zapatillas de deporte, me bajaron y me quitaron mis leggings, también mi top, hasta que dejaron mi menudo cuerpecito desnudo frente a sus ojos.
-¡Mire padre no lleva bragas!... ¡Ni tampoco sujetador...! (Dijo Toni)
-¡Y tiene el coño afeitado...! (Añadio Manuel)
-Hijos ya os dije ayer que estas de ciudad son todas unas guarras...
Noté como mi cuerpecito desnudo los impactó, de hecho creo que Manuel no había visto nunca a una mujer desnuda tan cerca. Traté de resistirme y supliqué clemencia, pero no hubo manera de convencerlos, me tenían a su merced y solo tenían una cosa muy clara para hacer conmigo.
-No grites zorra, no te resistas, el huerto mas cercano es el de los Sánchez y está a 500 metros, además hoy no han venido, nadie te puede escuchar, por tu bien es mejor que no te resistas. (Dijo Antonio mientras agarraba mis puntiagudos pechos con sus ásperas manos)
-Vamos Manuel hijo, mira por donde hoy te vas a estrenar con esta zorrita. (Añadió)
Manuel lamía mis pezones, su hermano me comía el coño, y su padre lamía mi culito.
-Mirar hijos, lo tiene sudadito... y ¡huele a culo!... ¡Como a mi me gusta!... ¡Como tiene que oler!...¡El culo tiene que oler a culo joder!... y el coño... ¡Tiene que oler a coño!, no como cuando salen de la ducha que solo huelen a jabón.
Pasaban sus lenguas por todas mis zonas erógenas, también notaba sus barbas que me pinchaban, Manuel seguía con mis tetitas, las acariciaba, y besaba y mordía mis pezones, me hacia daño, su hermano lamía mi rajita, notaba como su lengua se entretenía en mi clítoris, lo lamía y succionaba, movia su lengua en todas las direcciones posibles, incluso la introducía dentro de mi rajita, por su parte su padre seguía hipnotizado con mi culito, lo lamía haciendo circulos, también se entretenía de vez en cuando en mi perineo, notaba la humedad, de vez en cuando alguno de ellos introducía sus dedos en mi vagina y acariciaban mi clítoris, a pesar de estar aterrada y estar siendo forzada, empecé a mojarme aunque no estaba disfrutando para nada de la situación.
Después de un buen rato me sentaron en el camastro y me obligaron a chuparselas, uno a uno fui lamiendo sus enormes rabos que ya empezaban a crecer, también restregaban sus bolas por mi cara, me pellizcaban las tetas, me seguían tocando mi coñito. Mientras se la chupaba a Antonio, este empezó a follarme la boca, llegaba hasta mi garganta, y con su tripa golpeaba contra mi nariz, me estaban dando arcadas, mientras sus hijos se pajeaban y me metían mano, sus dedos tocaban las partes que querian de mi cuerpo, yo lo único que quería es que se corrieran y todo terminara, no paraba de llorar. Antonio me dió un fuerte empujón y cai en el camastro boca arriba.
-¡Vamos Manolin!... ¡Métesela tu el primero!
-Ya voy padre... ¡Vamos ábrete guarra!
-Noo... noo.... por favor...
-Sujetarla las piernas joder...
Pataleaba, y trataba de impedir que consumaran la violación, pero Toni y Antonio me agarraron las piernas, me las separaron y Manuel aprovechó para situarse encima de mi y penetrarme. Lo hizo de forma violenta y a pesar de estar mojada me dolió, además el tamaño de sus miembros era descomunal. Se notaba que Manuel era virgen, estaba muy excitado y me follaba muy torpe y desacompasadamente, sus embestidas eran rápidas y fuertes, muy profundas, lo que menos sentía era placer. De fondo su padre y su hermano lo alentaban con comentarios vejatorios y groseros, como por ejemplo, "Vamos Manuel clavasela bien a esta zorra", o "Venga Manolin dala duro que según gime le está gustando". Nada mas lejos de la realidad, los gemidos no eran de placer, si no de miedo y dolor, cerré los ojos, no queria mirar, pero el ritmo de sus embestidas, y el ruido de su respiración me hacía intuir que Manuel no duraria mucho, y asi fue, no llevaba ni dos minutos follandome, aunque debo reconocer que se me hicieron eternos, y noté el calor y la humedad de la corrida del joven muchacho en el interior de mi coñito, por suerte tomo anticonceptivos, pues soy alérgica al látex de los condones. Manuel se quedó un rato dentro de mi, con su lengua buscaba la mia, su aliento olía a ajos del desayuno, me daba asco, me queria morir.
Entonces su hermano le apartó, me dio la vuelta y me puso a cuatro patas y empezó a metermela desde atrás, su padre me la volvió a meter en la boca, de fondo escuchaba los huevos de Toni golpeando en mi culo, también los cachetes que me daba en mi culo, y el ruido de su respiración, Toni follaba mejor que su hermano, poco a poco fue ganando velocidad, mientras la polla de su padre llegaba a mi campanilla, padre e hijo sincronizaron sus movimientos, cuando Toni apretaba hasta dentro de mi coño, la polla de su padre llegaba a lo mas hondo de mi garganta y asi respectivamente. Después cambiamos Toni se tumbó boca arriba y me ordenó cabalgarle, su padre de pie me obligó lamerle sus enormes huevos, Toni que era muy fuerte me agarró de las caderas y me levantaba y bajaba apretando mi cuerpo contra el suyo, cada vez que me clavaba su polla veía las estrellas, unos minutos después volvi a sentir el calor y la humedad, era la corrida de Toni dentro de mi chochito. Cuando me levanté, enormes chorros de leche salieron de mi interior.
Entonces Antonio, el mas viejo de los hortelanos me agarró por mi coleta, y me obligó a chupar todo ese semen que había salido de mi interior y que cayó en la manta mugrienta del camastro. Mientras lo lamía, se situó detrás de mi y me metió su polla en mi chochito, era la mas gorda de los tres, su follada era bestial, me sujetaba por la coleta y me bombeaba con fuerza además me insultaba constantemente llamandome perra, guarra, zorra, golfa y demás lindeces. Seguía llorando lo único que quería es que ese hombre se corriera y me dejara en paz, mientras seguía follandome sus dos hijos que se habían vuelto a empalmar acercaron sus pollas a mi boca para que volviera a chuparselas, de repente una voz fuerte salió de la boca de Antonio, decía que se corría, y así fue, descargó una enorme cantidad de leche dentro de mi chochito, en ese instante Manuel se corrió dentro de mi boca, apretó con fuerza y me lo tragué, empecé a tener arcadas y vomité, su padre restregó mi pelo en los vómitos mientras Toni acercó su polla a mi cuerpo desnudo y se corrió sobre mi.
Estaba llorando en el suelo, manchada en mis propios vómitos y de fondo se oian las risas de los tres hortelanos, pensaba que todo había terminado, entonces Antonio me agarró, me empujó contra una mesa, se bebió un vaso de vino casi de un trago, apoyó mis tetitas en la mesa, dejando mi culito en pompa y comenzó a lamerlo, después de un buen rato lamiendo mi ojete y diciendo que le encantaba como olía, por fin acercó uno de sus dedos, lo fue metiendo muy suavemente haciendo circulos y me mo empezo a estimular.
-Muy bien zorrita, ahora ¡Te voy a romper el culito!
-No señor, por favor, eso no... ¡Se lo suplico...!
-¡Callaté zorra te haré lo que quiera!
Después de un buen rato estimulando mi culito, Antonio por fin me la metió, lo hizo sin modos, nada de delicadeza, di un grito enorme, había visto las estrellas, comenzó a follarme el culo, muy fuerte, me dolia muchísimo, pero sorprendentemente, deje de llorar, mi cuerpo parecia un autómata, había dejado la mente en blanco, no se el tiempo que estuvo dandome por el culo, note como se corria dentro de mi culito y de repente me giré y vi como se volvia a beber otro vaso de vino, y se sentaba en una silla, su enorme polla ya no estaba dura y colgaba entre sus piernas. Me incorporé, todo había terminado, en ese instante vi como Manuel y Toni, entraban de fuera con algo en sus manos, eran dos pepinos, me empujaron de nuevo al camastro, y cada uno comenzó a meterme un pepino, uno en el coño y el otro en el ano, a lo lejos su padre reia tocandose su enorme rabo. Los dos hijos metian y sacaban los pepinos en mi cuerpo, volví a gritar, y el padre se levantó, se acercó y volvió a meterme la polla en la boca para silenciarme, curiosamente, la masturbación a la que me estaban sometiendo los chicos, me estaba empezando a gustar, acerqué mis deditos a mi clítoris y comencé a estimularlo, instantes después retiré la polla de Antonio de mi boca y comencé a gritar al mismo tiempo, que enormes chorros de fluidos empezaron a salir del interior de mi chochito, estaba teniendo un squirt, los hombres se quedaron de piedra, yo caí rendida en el camastro, Antonio eyaculó por última vez sobre mi cara y los tres hombres se vistieron.
Estaba en el camastro asimilando lo que me había pasado y volví a empezar a llorar cuando comprendí que esos tres hortelanos me habían violado, además me dolia todo el cuerpo, el padre me amenazó diciendo que por mi bien y el de mis abuelos no contara nada, entonces me lavé en una balsa que tenían para regar junto a un pozo, me vestí y me marché a penas podía caminar. Llegando a la casa de mis abuelos, a lo lejos pude ver a mi abuelo montandose en su inconfundible furgoneta, con los rótulos de su panaderia, como tardaba en llegar, iba a buscarme por si me había pasado algo, y vaya si me había pasado, para dusimular comencé a trotar como pude, pues me dolía todo el cuerpo sobretodo, mi culito. Les dije que me había entretenido, entré directa a la ducha, y comencé a llorar mientras lavaba mi cuerpo, de mi ano seguía saliendo algo de sangre, y recordaba la brutal violación que me habían hecho esas tres bestias.