Me llamo Jacob (IX)

¿Te he dicho bienvenido, Jac?, ¿te he dicho adiós, Pitt?, ¿te he dicho que no me retes, Cesc?

Nota de la autora; Chic@s, sé que me pedís que los haga más largos, que os saben a ¿poco? pero me cuesta un @~# escribir ciertas partes (la enfermedad de Jac requiere un mínimo de rigurosidad y cuesta transcribir esos pasajes y hacerlos mínimamente interesantes). Espero que sepaís perdonarme y os aseguro que al final obtendréis lo que queréis... Un capítulo de más de 20 minutos... así me deje el cerebro y la imaginación en ello. Un beso y gracias por vuestros comentarios. Sois una fuente constante de inspiración . Muchas gracias. Os adoro.


El compendio de posibles efectos secundarios era abrumador y cada vez que Cesc leía el papel pareciese que cada uno de ellos se manifestase en él de manera automática. Se miraba al espejo y le parecía ver que tenía menos pelo, se sentía fatigado, le faltaba el apetito y, de vez en cuando, notaba nauseas. Sobretodo matutinas. Alex sonreía divertido ante aquel ataque hipocondríaco cuando le veía pálido en el baño, bromeaba diciendo que a ver si iba a estar embarazado. Y si se reía era porque sabía que lo que le sucedía a su novio es que estaba somatizando lo que leía. Al final optó por quemar el trozo de papel delante de las narices y los ojos horrorizados del moreno.

  • Suficiente tenemos con un enfermo real como para juntarnos también con uno ficticio...
  • Pero... - quiso rebatir el otro.
  • No... te... pasa... NADA... - Alex se acercó a él, le cogió el rostro con ambas manos, le besó suavemente, sonrió y dándole una palmada en el trasero le mandó a la cama como si se tratara de un niño pequeño. Le vio alejarse escaleras arriba arrastrando los pies. El se dispuso a recoger la cocina y tumbarse un rato a ver la televisión. Necesitaba relajarse a solas un momento. El trasplante había sido hacía ya tres semanas. Jacob se encontraba en plena fase de “prendimiento”. Si al rubio le hubieran dicho hacia tan solo unos pocos años que iba a saberse de arriba abajo en qué consistía el trasplante de células madres hubiera pensado que no estaban hablando con la persona correcta . Era actor porno, se dedicaba profesionalmente a follar con todo tipo que se pusiera con él delante de una cámara. No es que fuera imbécil, simplemente era un tipo normal con un buen físico pero las ciencias jamás habían sido lo suyo, aunque se le dieran bien las matemáticas. Sin embargo aquí estaba, sabiendo qué la fase de “prendimiento” era el tiempo necesario que necesitaban las nuevas células para crear nuevos glóbulos blancos y rojos así como plaquetas. En definitiva un momento importante en el proceso de curación.

Al final el día en que Pitt hizo la donación no se pudo celebrar la cena que habían concertado porque el muchacho no se encontraba bien. Maikel les había llamado diciéndoles que al chico le dolía la cabeza y había estado vomitando. Estaba asustado porque no encontraba el teléfono del médico que se había encargado del proceso y no sabía si aquello era normal así que les pidió el número. El propio Cesc se encargó de llamar al centro médico y comprobar que sí, que aquellos síntomas eran efectos secundarios que normalmente desaparecían en un par de días como mucho. Cuando llamó al moreno novio del adolescente le dijo también que le diera un calmante y que procurase que descansase lo más posible. Y que no se preocupase demasiado. La respuesta que les dio les hizo sonreír ampliamente;

es imposible que no lo haga..

Les gustaba aquel joven. Sí, quizá algo mayor para Pitt pero era muy evidente que le quería y que se desvivía por cuidarlo.

A lo largo de los meses que llevaba junto a ellos habían descubierto en el adolescente un joven que podía parecer frágil y tímido pero que no lo era en absoluto. Retraído un poco pero lo primero ni en broma. Algunos tardan años en crecer y darse cuenta de quienes son y lo que quieren, Peter lo había hecho de golpe en poco menos de unos meses. O eso les había comentado Natalie. Pareciese que separar sus pasos del tal Frank había sido beneficioso.

Alex le miraba a veces cuando iba a visitar a Jacob y se descubría pensando que de haber tenido él alguien como Peter cuando era joven seguro que se habría encontrado en la misma situación que Maikel. Enamorado hasta límites insospechados. Y, sinceramente, se alegraba lo indecible por el muchacho. Pero también por el pasante... un joven con un futuro prometedor que aunque no sabía si acabaría junto a Pitt por siempre si que era lo mejor que le podía suceder en estos momentos.

Había conseguido una tregua por parte de su padre que le permitía quedarse en Los Ángeles hasta que acabase el curso después tocaría despedirse de él. Ya les había dicho que lo más probable es que no volviera y fijara su residencia en Tacoma, una ciudad cercana a la propia Seattle... Y Maikel marcharía con él ya que había conseguido el traslado a la sede del bufete de esa urbe.

Le echarían de menos, mucho. El chico se había ganado a pulso un lugar privilegiado en la familia. Un espacio que ya le habían prometido jamás perdería. ¿Qué sería de su futuro? Solo el destino lo sabía pero Alex estaba seguro que esos ojos grises verían tiempos mejores y momentos únicos. También estaba convencido de que sabría vivirlos con la intensidad que cabía esperar en un espíritu joven y tan especial como el suyo.

¿Ver la televisión? Sonrió levantándose del asiento y apagando con el mando. Miró hacia la escalera y con un gesto divertido se decidió a apoderarse de su hipocondríaco novio. También a él le apetecía vivir un momento único con el moreno de ojos azules que sin duda estaría ahora buscándose entradas en la cabeza frente al espejo del aseo.

Apagando la luz de la sala empezó a subir al piso superior sintiendo que el depredador que llevaba dentro comenzaba a despertar.

El doctor Perry volvía a estar frente a su cama con una carpeta que sin duda contenía el informe de su evolución. Después de innumerables análisis y un mes después de que Peter se comportase como ni siquiera el mejor de los amigos hubiera hecho se encontraba de nuevo frente al facultativo que había convertido su caso en un reto personal.

  • ¿Nauseas?
  • Pocas...
  • ¿Erupciones en la piel?
  • Ninguna...
  • ¿Hambre?
  • Mucha...
  • Veo que te está creciendo el pelo...
  • Lo contrario sería imposible... estoy como una bola de billar. - el médico sonrió ante aquel comentario. Jacob comenzaba a ser el que todos echaban de menos.
  • ¿Cansado?
  • ¿De las visitas de los vampiros cada cuatro horas? No tiene ni idea de cuanto...
  • Jac, sabes que son necesarias...
  • Pero me siento como un alfiletero. - el hombre frunció el ceño. Jac guardó silencio.
  • El recuento va muy bien pero aún te quedan muchas más extracciones en los próximos meses... e incluso años. Quiero que sopeses la posibilidad de ponerte un dispositivo para evitar en la medida de lo posible tantos pinchazos...
  • ¿Me pareceré con el tiempo a Cyborg el tipo de los Jóvenes Titanes? - Perry volvió a sonreír. Seis meses largos junto al muchacho y muchas horas sentado a su lado leyéndole sus dichosos comics habían hecho que supiese perfectamente quién era ese Cyborg de los Jóvenes Titanes.
  • E incluso evolucionar a Sikorsky de los Saqueadores Estelares, si te parece.
  • Me va gustando el plan... pero de convertirme en un robot he pensado que mejor Ultrón... a fin y al cabo es casi invencible...
  • Entonces no es el mejor ejemplo... a ti el casi no te pega nada. - El hombre volvió a mirar los papeles. - ¿te parece que empecemos a retirarte la alimentación intravenosa?
  • ¿Me lo está preguntando en serio?
  • Vale... me tomaré eso como un sí...
  • Mi hermano me debe una hamburguesa grasienta... no creo que mañana pueda comerme una ya, ¿no?
  • Estás para que te encierren... - se echó a reír el médico ante las ocurrencias del chaval. El chico se unió a sus risas sin percatarse que detrás de la cristalera cuatro pares de ojos les observaban obnubilados...

Cesc y Alex no pasaban a creérselo...

  • Entonces me conformo con un chuletón a la brasa con salsa roquefort... - acabó de rematar Jacob secándose las lágrimas que la risa le habían provocado. Y es que por primera vez en mucho tiempo se sentía vivo... Simplemente vivo.

Frank se detuvo indeciso en la puerta del aula de informática. Había visto entrar a Peter en ella. Iba a quemar su último cartucho porque aunque había tomado la decisión de dejarle marchar eso no significaba que lo fuera a hacer sin hacerle saber lo que le quemaba por dentro.

Finalmente avanzó hacia el interior rogando porque el lugar estuviese vacío. Y, por fin, uno de sus ruegos fue escuchado. No había nadie. Pitt estaba frente a la pantalla de uno de los equipos tecleando con el ceño fruncido. No tenía ni idea de lo que podía estar escribiendo pero parecía tenerle totalmente absorbido. ¿Qué estaría maquinando esa pequeña mente brillante que tenía el otro y que hasta hacía tan poco no había sabido apreciar en su justa medida?

  • Pitt... - murmuró aclarándose la garganta. No lo debió hacer lo suficientemente alto porque ni se inmutó. Volvió a llamarle. Y entonces sí, apartó los ojos de lo que estaba haciendo para fijarse en él. No detectó ni el más mínimo titubeo, ni la más ligera sorpresa. Finalmente le vio enarcar una ceja al percatarse de que Frank no seguía hablando.
  • Creo que eres consciente de que tienes un cuerpo de escándalo digno de ser admirado pero tengo mejores cosas que hacer y estoy ocupado, Frankie así que si quieres decirme algo dilo y sino déjame trabajar... - el rubio tragó saliva y cuando consiguió hablar fue para meter la pata. Parecía que últimamente era lo único capaz de hacer delante del pecoso.
  • ¿Quién es ese tipo que... - Peter suspiró.
  • Agotas, Frank... agotas.
  • Aún así...
  • No tengo porqué responderte... ni lo voy a hacer, el quién es, el qué hace conmigo o en mi casa no es asunto tuyo... - el pecoso vio como el otro apretaba los puños. - ¿Más violencia, Frank? - este sacudió la cabeza
  • Te prometí que jamás volvería a hacerte daño ni a levantarte la mano. Las promesas se cumplen.
  • Es lo único inteligente que te he oído decir en meses. Parece que vas madurando...
  • Qué remedio... - volvió a guardar silencio. Finalmente y retorciéndose las manos se dirigió de nuevo a él. - No tengo ninguna oportunidad, ¿verdad?
  • Ni una...
  • Lo hice fatal...
  • Ni siquiera creo que puedas imaginar cuanto.
  • Pues me da que lo lamentaré toda mi vida.
  • Toda la vida es demasiado tiempo... quiero creer que me superarás, Frank. La verdad es que me has decepcionado mucho pero si esperas que te odie o te desprecie estás muy equivocado. Durante estos últimos meses he aprendido muchas cosas entre ellas que mi vida es demasiado valiosa como para gastarla en sentimientos que me quitan las energías... te deseo que encuentres lo que pueda hacerte feliz... y que esta vez te des cuenta de ello antes de tirarlo por el sumidero. Has sido mi mejor amigo desde que tengo uso de razón y aunque nuestra relación ha sido desigual ya que jamás me viste como algo más que tu mascota la verdad es que no voy a negar que te quise... y mucho. Pero ahora sé que eso que sentía no era amor... era sumisión y a día de hoy he aprendido como tu mismo me dijiste que me merezco algo más... y mejor. Y ese algo más y mejor no eres tu... - Frank agachó la cabeza sintiéndose herido en lo más profundo. Cuando por fin pudo volver a mirar al frente Peter seguía observándolo. Se acercó a él con decisión, le cogió el rostro con las manos. Le notó temblar algo asustado.
  • Te he dicho que no voy a hacerte daño. Sólo quiero despedirme... - murmuró mirándole a los ojos. Y entonces, como aquel primer día en que buscó sus labios a modo de consuelo volvió a encontrarse con ellos pero esta vez para decir adiós. Y el beso fue profundo, delicioso, cálido... y duró lo mismo que dura un parpadeo.

Cuando se separó de su cuerpo, cuando se alejó hacia la puerta se volvió para mirarle de nuevo. Cerró los ojos mientras agarraba el pomo de la puerta, tomó aire y lo dijo;

  • Te amo.

Por fin... por fin conseguía quitarse la desazón de encima. Aunque supiera que aún quedaba mucho camino por recorrer, muchos obstáculos que saltar pero por fin parecía que las cosas empezaban a mejorar. El susto, el miedo continuaban ahí pero era como cuando tras el primer impacto el cabello deja de estar erizado y las palpitaciones disminuyen. Iba siendo hora de dejar que la tranquilidad fuera ganando terreno. Por lo menos en lo que incumbía a su hermano pequeño. Porque la verdad es que en esos mismos momentos el corazón le latía a mil por hora... y le costaba horrores mantenerse concentrado en la carretera. Soltó una mano del volante y la posó en el rubio cabello.

  • Sería irónico que muriésemos estampados contra alguien o contra algo porque me la estés chupando, Alex... ohhhhhhhhhhhhhhhh... - no pudo evitar el gemido que escapó de su garganta al notar lo profundamente que estaba enterrado en la boca de su chico. - A... alex... aquí no... - y el otro ni caso que le hizo salvo para apartarse un instante, sonreírle lascivamente y hablar antes de volverse a la tarea.
  • No haber dicho que nada en este mundo era capaz de hacer que quitaras los ojos del asfalto. No haberme retado...
  • ¡¡¡Por el amor de Dios, Aleeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeex!!! Te lo prometo... si lo dejas ahora mismo... te prometo... - el de Wyoming volvió a detenerse.
  • ¿Qué? ¿Qué me prometes?
  • Que buscaré el lugar más escandalosamente público para que me folles y me llenes tanto de leche que se me salga por todos los poros de la piel.
  • Me la apunto en el cuaderno de promesas que no te van a quedar más remedio que cumplir... de aquí a no más de media hora. Ve pensando el lugar porque no te quepa duda que te voy a hacer mío hasta que me supliques que te de algo de tregua. - Cesc le miró de soslayo.
  • Me parece que sabes que eso no va a ser posible...
  • ¿El qué? ¿Que encuentres ese lugar?
  • No... que te suplique tregua... - Alex río por lo bajo sonriendo ampliamente.
  • No me vuelvas a retar... o me pongo de nuevo a ello...
  • No creo que te atrevas... - Cesc se arrepintió, o no, en el mismo momento en que esas palabras salían de su boca. En el mismo instante que un gemido gutural y lascivo escapó de sus entrañas. - ¡¡¡Aleeeeeeeeeeeeeeeexxxxxxxxxxxxxxxxxxx.... - y entre espasmos de placer y uñas clavadas en el volante se propuso no acabar siendo una anécdota tristemente curiosa en los noticiarios; actor porno gay muere por haber (se) corrido demasiado...