Me llamo Elvira. Esta es mi historia

Medico de pueblo - Anexo I

Me llamo Elvira. Esta es mi historia.

MEDICO DE PUEBLO – ANEXO l

No se por donde empezar, Ahora, muy cerca ya del final, he tenido tiempo para reflexionar y hacer las paces conmigo misma. Tengo cuarenta y tres años y me estoy muriendo de cáncer. Nunca pude imaginar que el último año y medio de mi vida fuera también el más feliz. Para no ser injusta, mi felicidad comenzó mucho antes. Pero mejor que ponga mis pensamientos en orden, antes de que cuente mi historia. Hace poco que me han inyectado un tranquilizante y puedo descansar un poco mi dolor.

Nací en una familia muy adinerada. Mi padre era un tiburón de las finanzas y su trabajo, pasatiempo y ocio favorito, consistía en jugar duro en la Bolsa. No era un solitario, había creado un equipo de expertos en torno a su persona que vigilaban y aconsejaban todo lo concerniente a sus inversiones prácticamente las 24 horas del día. Mi rígida familia estaba lo que se dice, podrida de dinero.

Yo fui un producto de esa acomodada situación. Tuve una infancia vacía de contenido y rebosante de caprichos. Me convertí en un pequeño monstruo. Pasé de princesa prometida a rana verde y asquerosa. A la edad de catorce años me quedé embarazada. ¿Sabéis de quien? No, pues yo tampoco. Esa noche en la fiesta de fin de curso que se celebraba en un salón grande del prestigioso colegio mixto donde en ese momento estudiaba, me dejé follar por tres chicos.

No era la primera vez que me habían metido una polla, ya con trece años había experimentado con un amiguito de la zona que muy complacientemente se ofreció voluntario a todos los experimentos que se me ocurrían y eran muchos. Pero esa noche, tenía ganas de pasármelo bien y de paso hacer cabrear nuevamente a mis padres. Me puse a beber con ansia, mientras, algunos enteradillos que veían el deterioro de mi voluntad, empezaron a sobarme discretamente. Consiguieron que me calentara mucho y al más atractivo que encontré entre los masajistas voluntarios, me lo llevé a una zona ajardinada donde la luz era casi inexistente. Le bajé los pantalones con ansia y me puse a chuparle la polla como su fuera la última que me iba a comer en mi vida, sin duda el alcohol ya circulaba por mi cerebro. Tanto entusiasmo fue compensado con una gran corrida que llenó mi boca. Mi intención era escupirla, pero la suya que me la tragase y para lograrlo, me clavó el rabo hasta la garganta, luego, sujetándome la cabeza, me folló la boca hasta casi ahogarme. Me quedé boqueando como un pez y vomité todo lo que contenía mi estómago, incluida su corrida.. Me cabreé un montón y le dije de todo. Me tranquilizaron sus entusiasmados lametones aplicados directamente en mi coño y sus caricias en mis pezones. Se subió encima y me folló con profundidad y ritmo durante un buen rato. Me corrí casi al momento.

Por favor.....Miguel...no te corras dentro.... Lo dije tarde, justo en ese momento sus gruñidos y muecas me confirmaron que su leche inundaba mi fértil coño. Ya estaba hecho y pasara lo que pasara, me dispuse a disfrutar. Siguió dándome caña durante un ratito. Me encantó, me había corrido dos veces. Me pidió que le limpiara la polla con la boca. Me pareció bien, de hecho, el sabor del semen no me resultaba desagradable. Empezaba a gustarme ordeñar un buen rabo.

Nos levantamos para arreglarnos algo la ropa y tambaleante, me sumergí de nuevo en la fiesta. El cabrón de Miguel, como pasa casi siempre con los tíos, no tardó en explicar con pelos y señales la aventura mientras, supongo y espero, me señalaba con discreción. Al momento, sus dos amigos se acercaron a mí y me quisieron invitar a una copa. Bebiendo con ellos, me propusieron hacer un trío. Les dije que no creía que me fuera a gustar. Me convencieron con palabras tranquilizadoras y varios cubatas.

Casi me arrastraban a peso cuando entramos en el cuarto donde se guardan los útiles del gimnasio. Por lo visto uno de ellos era muy colega del portero y le dejaba las llaves cuando tenía algún plan. Me desvistieron y me tumbaron en una de las colchonetas. Mientras uno de ellos me follaba el coño, el otro me hacía tragar su polla. Luego, cambiaron y vuelta a repetir la operación. Me encontraba súper excitada y ya iba por mi cuarto orgasmo, cuando el rubito, me subió a horcajadas encima de el y me aprisionó con sus brazos apretando con fuerza mi espalda mientras me penetraba profundamente. El otro, se colocó a mis espaldas y aprovechó mi postura para sodomizarme con bastante violencia. Lloré de dolor para luego morir de placer. Perdí el control de mis esfínteres y me mee. Se corrieron los dos casi a la vez y sentí la inundación que sufrían mis dos agujeros de forma simultánea. Fue tremendo. Me quedé sin fuerzas....al cabo de unos minutos, me levanté y vistiéndome precipitadamente, me fui de allí con los sentimientos confusos. Estaba excitada y satisfecha, pero a la vez, me sentía una puta rastrera. Algo, en mi alocado carácter se iba abriendo paso con mucha dificultad. La conciencia. Me di cuenta que tenía conciencia. Mis padres, en cambio, fueron convenientemente informados no se por quien, pero por el recibimiento que tuve en casa, estaba claro que yo era para ellos la peor de las zorras.

Al poco tiempo se confirmó mi peor temor. Estaba embarazada. Se lo conté a mi madre y luego, nadie, de verdad, nadie, se puede imaginar el escaldado que aconteció en mi familia. Fue de proporciones casi apocalípticas. Aborté en una clínica de Londres de manera discreta y cara, solo había que ver la factura. Mi padre empezó a mirarme como si fuera un rana en un frasco de alcohol. Me hacía vigilar y como yo lo sabía, buscaba cabrearlo y apenarlo todo lo posible. Fui pasando de tío en tío durante varios años. Mis excesos y mis vicios tenían un enorme coste físico y económico. Me volvieron a internar, esta vez para que dejara mi adicción al alcohol. Lo del sexo era una batalla que hace tiempo que la daban por perdida.

Una noche, estaba en mi cuarto del Centro terapéutico. Tendría 17 años. Debo reconocer sin falsa molestia que mi físico a penas notaba en su integridad, los excesos que habitualmente cometía en mí día a día. Mi genética era fuerte. Era alta, muy guapa, ojos verdes y pelo rubio natural bastante largo. Mi formación en danza clásica antes de dedicarme en cuerpo y alma a otros bailes más excitantes, había modelado mi cuerpo y era realmente espectacular. Siempre han dicho de mí que tenía mucha clase. Mi forma de hablar y de mirar, perturbaba a los varones e intimidaba a las féminas. Me habían dado un calmante para bajar mi excitación y aguantar mejor mi necesidad de beber alcohol. Estaba bastante atontada. Entró un vigilante, no le podía ver la cara, pero me sujetó con las correas que todos los pacientes teníamos integradas en nuestra cama. Me inmovilizó sin atender a mis ruegos para que me dejara en paz, me amordazó y se dedicó a follarme hasta que se cansó de metérmela. Me había puesto una toalla bajo mi culo par evitar que los restos de semen delatarán su acción. Luego, con una esponja y agua me lavó a conciencia, especialmente mi sexo y zona anal. Me dejó amarrada y se fue. Me dormí llorando. Cuando desperté por la mañana, ya no tenía puestas las sujeciones. En algún momento mientras dormía atontada por el calmante, volvió y me liberó. Pensé en denunciarle aunque luego cambié de idea. Me había hecho gozar en este asqueroso sitio. El tipo tenía una buena polla y sabía usarla, que esa es otra. Me preparé para la siguiente noche. Volvió a follarme cada noche durante más de quince días. Luego, cogió vacaciones y me dejó allí, sin entretenimiento alguno. La verdad, tenía una polla de primera y era un follador apasionado. Le eché de menos.

A los 25 años me junté con un promotor inmobiliario que terminó de formarme en todo tipo de excesos drogas. Le gustaba el tema de intercambios de parejas y de forma habitual asistíamos a fiestas de ese palo. Valiente gilipollas. En el fondo, todo el juego consistía en que sus amigotes se follaban a una 1ª división como yo y mi cornudo marido se dedicaba a acostarse con las de ellos, ninguna en mi opinión, digna de jugar de titular ni en segunda regional. Cuando me casé de aguantarlo a el y a sus estúpidas amistades, le mandé a casa de su madre y yo me fui con la mía.

A los veintiocho, mi padre dijo "basta". A pesar, de los intentos de mi madre por hacerle cambiar de opinión, mantuvo su palabra. No solo me cortó la financiación, sino que su abogado me envió un burofax. Con rabia y lágrimas de impotencia leí varias veces su contenido sin llegar a creérmelo.

*Apreciada Srta. Elvira xxx xxx:

Siento comunicarle que, siguiendo instrucciones muy concretas de mi cliente Don xxx xxx xxx le envio este Burofax, mediante el cual me ha solicitado, que sea Ud. informada inmediatamente de los hechos que a continuación le expongo..

Se ha producido una modificación en sus últimas voluntades que le afectan a Ud. de forma directa. Es deseo de su padre que Ud. no sea beneficiaria como hasta ahora lo ha sido, de la parte proporcional que le correspondería como heredera de los bienes familiares. Así mismo, su asignación mensual queda reducida a la suma de 700 €.

Estoy a su disposición para aclararle cualquier duda o pregunta que tenga a bien formularme.

Atentamente

Don xxx.xxx.xxx

Letrado.*

Fue un duro golpe para mí, sobre todo para mi economía. Siempre he gastado sin darle demasiada importancia al dinero. Es más, era tan estúpida que a pesar de mi planta y mi supuesta clase, los hombres vivían de mí. ¿Que absurdo verdad? Pues pasa. A veces ser tan espectacular como lo era yo, solo conseguía ahuyentar a los que de verdad valen la pena y atraer a todo tipo de sinvergüenzas y vividores que están acostumbrados a tratar a mujeres así. Son falsos pero les importa un pimiento, te halagan y te tratan como algo caro y especial. Esa es a veces la gran tragedia de las tías buenas , como algunos nos definen. Dicen que "la suerte de la fea, la guapa la desea" y estoy de acuerdo con ese refrán. Por delante de mis narices pasaron algunos hombres por lo que realmente hubiese valido la pena luchar, pero yo estaba demasiado colgada y descentrada para darme cuenta de ello. Fueron simplemente otro polvo más.

Tomé una decisión que al principio me funcionó de maravilla pero que luego fue la peor pesadilla por la que he pasado. Me hice acompañante de lujo. Con mi físico y mi clase, la verdad, a base de abrir mis piernas y usar mi boca me quedé maravillada de la cantidad de dinero que se gana de puta cara. Es verdad que yo era de las mejores físicamente e intelectualmente hablando y además, bastante guarra y complaciente. Ese exceso por mi parte, era recompensado con buenas propinas que incrementaban aun más mis ya importantes ingresos.

Mi padre lo sabía. No estaba situado en la cúspide financiera por casualidad. Tenía gente informándole de todo, hasta de mí. Creo que no hubo un solo día que me vigilaran discretamente. Se de forma indirecta que estaba sacando fuego por las orejas. Me empezaba a asustar su agresividad y desprecio hacia mi futuro. Empecé a pensar en dejarlo. Aquella pequeña conciencia había ido creciendo en mi mente y cada día me acosaba más. Haciéndome ver mis propias contradicciones.

Mi contacto en el tema del vicio internacional me propuso una sesión con unos príncipes o jeques árabes que estaban de paso en la capital. La propuesta era la habitual, incluido el anal pero siempre con protección, salvo que el trabajo se lo tendría que hacer a los tres . Me dijo que eran buena gente y que tenía la oportunidad de ganar cinco veces la tarifa habitual. Le hice caso.

La sesión empezó muy estándar. Yo me dedicaba a lamer y chupar los rabos de los moritos y ellos me sobaban a placer. Estaban algo bebidos. Me follaron todos a la vez y se dedicaron a intercambiarse las pollas de agujeros. Cuando estaban ya bastante cansados, se tomaron un respiro y se fueron a la otra habitación, dejándome bastante cansada y excitada. Al rato se presentaron de repente. Sus caras, eran caricaturas, totalmente crispadas y con una mirada de vicio y perversión que me cortaron la respiración. Seguro que se habían metido algo y en cantidad. Me arrastraron hasta un objeto que se encontraba tapado por una sábana grande. Al destaparlo, vi horrorizada que se trataba de una especie de cepo de madera con unos orificios donde comprendí, querían meter mi cuello y mis muñecas. Forcejeé y empecé a chillar. Me amordazaron y me colocaron encima de las medias circunferencias. Luego, bajaron la tapa superior y quede atrapada por mi cuello y mis muñecas. Estaba de rodillas, con mi culo en pompa y mi cara sin poder moverla ni un centímetro. Totalmente a su merced. El primero me hizo abrir la boca y empezó a mearse en ella, la cerré entre toses, escupiendo asqueada. En ese momento sentí un dolor atroz en mi espalda que se ramificó creo que a todas mis células nerviosas. Solté un intento de alarido que mi mordaza amortiguó. Me habían golpeado con saña por haber cerrado mi boca. A base de palos, me tuve que tragar la orina de los tres. Juro que me esforcé por evitarlo. Las marcas rojizas y ensangrentadas en mi espalda dan fe de ello. Estaba casi inconsciente del dolor que sufría. Uno de ellos apoyó su culo en mi cara y ante mi horrorizada expresión de asco , empezó a defecar en mi boca, mientras sus dos compinches, me apaleaban a conciencia para hacerme tenerla abierta. No quiero recordar el resto. Creo que vomité más de veinte veces. Me ducharon los asistentes de estos hijos de puta. Luego, me metieron en un coche y me dejaron inconsciente con mis manos apretando mi bolso, envuelta en una sábana cerca de la puerta de urgencias de una clínica privada. Un paciente dio la alarma y me ingresaron. Me desperté a las 48 horas. Tenía varias costillas rotas, lesiones en la columna y contusiones menores en cuello, brazos y piernas. Mi padre se presentó en el hospital. Cogió una silla y se sentó a mi lado. Le dijo a mi madre que por favor saliera de la habitación. Quería tener una charla privada conmigo.

Se a que te has dedicado estos años....estoy apenado de tu comportamiento y de mi poca sensibilidad para contigo. Te veo ahora...golpeada casi hasta la muerte y siento que mi sangre hierve. Quiero que me lo expliques todo, con todos los detalles, aunque sea muy duro para ti, quiero sufrir contigo el resultado de mi obstinada insensibilidad con mi hija.

Me gustó su proposición. Se iba a enterar mi padre de que me habían hecho esos cerdos y estaba segura de que en breve iba a gozar viendo a mi padre sufrir como solo pueden hacer la gente que se cree invencible y la vida les demuestra su aleatorio reparto de desgracias y culpas. Se lo expliqué con mis ojos inundados de lágrimas. Empezó a llorar. Que raro, creo que nunca había visto llorar a mi inflexible progenitor. Me abrazó y me dio varios besos en mis mojadas mejillas. Estaba totalmente desorientada. Mi padre lloraba y se abrazaba a mí para calmarme. De repente se apartó y se quedó mirándome fijamente.

Quiero que dejes toda esta basura en que se ha convertido tu vida. Mi chofer te recogerá cuando te den el alta y quiero que te lleve a casa de tu hermana Marta. Recibirás una pensión mensual de 5.000 €. Tu hermana está encantada de que vivas con ella. Ya sabes que tiene una casa grande y bastante vacía. Además, siempre has congeniado mucho con ella y quiere que te recuperes allí. Si me prometes que tu vida va a dar un giro importante, yo te prometo que reconsideraré mi postura sobre la sucesión y volverás a gozar de los derechos que te corresponden como hija mía que eres. Me volvió a abrazar y me dio otro beso. Me acarició un momento el pelo con delicadeza y se marchó, dejándome en la mesita un gran ramo de rosas rojas y una expresión mitad feliz mitad sorprendida..

Por la tarde, un tipo con pinta de moro, muy bien vestido, se presentó en mi habitación. Me confirmó que no intentara ninguna acción legal aun, reconociéndome mi derecho a hacerlo, pero me confió que mis torturadores tenía inmunidad diplomática y que mis posibles denuncias caerían en saco roto. Me alargó la mano y me dio un sobre con 10.000$. Mis jefes se excusan y sienten lo ocurrido. Además del pago que recibió en su momento, consideran regalarle esta cantidad a modo de compensación . Me lo dijo con cara de pena, creo que este buen hombre había tenido que realizar la misma visita demasiadas veces para su gusto. Le dije lo que pensaba de sus jefes pero me quedé el sobre, total me lo había ganado con el sudor y la sangre de mi cuerpo.

Comencé una nueva vida y me retraí en mi misma. Muchas noches soñaba aun con las abominables situaciones que se dieron aquel terrible día. La pesadilla se repetía con unos detalles tan dolorosos que me hacían despertarme por las noches totalmente empapada de sudor. Juro que me empezaron a dar asco todo lo que oliera a varón. Mis alucinaciones nocturnas me afectaron de tal forma que no quería a ningún hombre demasiado cerca de mí.

Enterramos a mi padre al cabo de un año. Un infarto fulminante. Ni se enteró que se moría. Cuando se dio lectura del testamento, comprobé que había cumplido su palabra y me había perdonado. Recibí 10.000.000 € en cuentas y depósitos y la propiedad de nuestra antigua casa de campo situada en un pueblo del interior. Mi padre, a pesar de sus pocas visitas, la había conservado con esmero y estaba en perfecto estado a pesar de su antigüedad. No le lo pensé dos veces y decidí irme a vivir allí. Hacía varios meses que me había empezado a entusiasmar todo el tema de turismo rural y demás. De hecho pasé algunos fines de semana en varias casas rurales. La experiencia me gustó.

Cuando pude comprobar el enorme tamaño de la finca, decidí adecuar los bajos para tener un buen salón, con comedor para unas cincuenta personas y su correspondiente barra de bar y cafetería. Luego, redistribuí el espacio del primer piso hasta poder disponer de 10 cómodas habitaciones totalmente equipadas. Eso sin contar, que en la planta baja y el un anexo, aun disponía de 4 habitaciones y una suite o pequeño apartamento.

Contraté el personal necesario y poco a poco empecé a tener una clientela fiel y satisfecha de mis atenciones. No personales, todo el mundo me trataba con un respeto que a duras penas disimulaba el deseo que les inspiraba. Siempre rechacé cualquier intento de aproximación y como siempre pasa, empecé a gozar de tener una fama de tía buena pero fría como el hielo. Eso, los mejor pensados, los peor, comentaban en voz baja que lo que me ponía como una moto era un buen coño en mi boca. Va...que digan lo que quieran, si alguno tiene lo que hay que tener, que me lo diga a la cara. Estos pringados, la mitad a medio destetar no se imaginaban con quien estaban tratando. Que se pasara alguno y lo iba a comprobar a fondo.

Cuando llevaba un año en mi nuevo negocio, una antigua colega del oficio, una de las pocas que puedo decir que entablé amistad, me llamó a mi móvil. Había dejado el tema hacia algún tiempo. Conoció a un cliente del que se enamoró tanto como por lo visto lo hizo el de ella. Ahora eran pareja estable y se dedicaba a colaborar con una asociación de atención a ex-prostitutas, siempre me decía que era su forma de pagar por sus actos. Su marido la apoyaba con dinero y entusiasmo. Desgraciadamente, con el tema de las africanas y las chicas del este de Europa, estaba bien liada. Me comentó si era posible que diera trabajo a dos chicas jóvenes, muy buena gente por lo que me informó. La idea era que como estaba la temporada por empezar, aprovechara para colocarlas de camareras y hacerles un contrato de prácticas.

Me explicó por encima sus terribles peripecias y sentí una lástima inmensa por esas chicas. Cuando las fui a buscar al aeropuerto me quedé maravillada de su inteligencia y su valentía. Me explicaron su historia con sinceridad. Pude comprobar por sus actitudes, que entre ellas había una sólida amistad, nacida de la desesperación. El maltrato y el desprecio por sus sentimientos, las había unido quizás con más fuerza que dos hermanas de sangre.

Sin a penas darme cuenta, las empecé a tratar más como hijas que como empleadas. Ellas, de forma curiosa, pero muy natural, empezaron a pedir mi opinión con la actitud de una hija hablando con su madre. Aquí volvió otra vez la felicidad a entrometerse en mi hermética vida.

A cabo de un tiempo, apareció quizás la persona más importante para mi. A veces el destino es caprichoso. Solo te concede el premio grande cuando le place a el. Si tienes suerte, lo disfrutas mucho tiempo. En mi caso, mi éxtasis y mi amor, desgraciadamente me está sabiendo a poco. Que lástima, nos llevábamos unos cuantos años, pero no había conocido a un hombre tan maduro y con tanto magnetismo a pesar de su juventud. El es totalmente ajeno al tremendo encanto que despierta en nosotras. Lo veo en Simona y en Valeria. Se lo he notado a las mujeres que estando cerca de él, no dejan de coquetear la mayoría, con poca fortuna, todo hay que decirlo Lo noto en mi misma, cuando está cerca, esa mole de hombre con esos ojazos y esas manos grandes, cálidas y amables, con esa voz que parece de locutor de radio y ese gesto, mitad despiste mitad risueño me deja nerviosa y excitada. Cuando hace algo delicado, como un día que nos demostró, en un pedazo de carne como se cosía una herida. Sus manos se movieron con una precisión y un ritmo elegante y comedido. Era realmente impactante, ver ese trozo de tío controlar su fuerza hasta realizar esos movimientos tan precisos y delicados.

Vuelve el dolor.... pronto me tendrán que inyectar otro calmante. La morfina cada día me hace menos efecto. El final está cercano. Empecé a reírme a pesar del dolor. Valeria entró a la carrera y se me quedó mirando con cara dubitativa.

Lo siento cariño....ah.. me duele la espalda, ponme la almohada bien. Te estaba diciendo que me ha dado la risa porque he pensado en la noche que Fede se encargó de pulverizar aquel horrible jarrón chino de la entrada. Creo que hacía años que no me había reído tanto. Al principio como tu sabes.....espera.....¿Ha vuelto Fede?...creo que pronto necesitaré un pinchazo. Bueno....como te decía, intenté controlarme y solo cuando Simona empezó a mearse en las bragas mientras medio se ahogaba de risa, no pude contenerme más y creo que tuve un ataque de risa tan tremendo que mi mandíbula me estuvo doliendo varios días. Valeria reía conmigo mientras me acariciaba la cara. Al rato se marchó. Llego mi amado doctor y dándome un beso en la boca me puso morfina. Hablamos un rato, el, tumbado junto a mi, su mano, metida en mi camisón, me acariciaba suavemente uno de mis pezones. Cada noche intentó hacerme gozar con sus hábiles dedos masturbándome. Muchas noches lo consiguió y me hizo dormir más relajada. Desde luego si las señoras conocieran de verdad el gran corazón de este gran tipo, no podría ni salir de casa. Me vino a la cabeza su novia. Una auténtica golfa que a pesar de los tiros que tenía pegados,( mi experiencia me decía que no me equivocaba), estaba totalmente embrujada por el. El caso, como ya he dicho antes es que este chico no se enteraba de su capacidad para enamorar a muchas mujeres si estas, cometían la torpeza de intentar intimar un poco con el. La tal Montse, chica decidida, viciosa y acostumbrada al sexo duro, se transformaba milagrosamente en una gatita y se pasaba maullando y frotándose con el como si el fuera más que su chico, su gurú. Realmente, la chica se merecía una oportunidad. Creo que relacionarse con el, la iba a ayudar mucho en estabilizar su vida. No era mala chica en el fondo, creo que su defecto es que no creía en si misma, al menos hasta que lo conoció a el. Luego, vio que tenía algo importante por lo que luchar y eso la puso en la vía correcta de la vida de nuevo. Yo mejor me callo, estoy colada por el. Si hace un tiempo me dicen que me voy a quedar prendada de un chico de 25 años, me da tal ataque de histeria que me habría vuelto loca. Ahora, lo veo no solo natural, sino necesario. Si encima el chico se porta en la cama como mi amado doctor, entonces la felicidad casi se puede rozar. Os lo aseguro.

Estoy preocupada y me siento algo culpable. Le voy a pedir a Federico que haga algo terrible. No se como planteárselo. Me siento culpable por el daño que le voy a hacer. Pero no me queda más remedio. Estoy otra vez llorando, que lata.....la morfina me ha relajado y a pesar de ese sentimiento como de flotar y esa confusión mental, me ayuda a que mi imaginación vuele. Debo hablar con mis queridas niñas. Quiero que mientras el esté aquí, le cuiden mucho y le ayuden a superar su sentimiento de culpa. También les voy a decir que la carrera para quedarse con el corazón de el, no estaba cerrada en absoluto. Que ellas tenían sus opciones, quizás con algunas ventajas. Pero que no podían enfadarse entre ellas. Habían jurado ser hermanas y tenían por mi parte prohibido alejarse entre ellas por cuestiones de sentimientos o dinero. Se que mi opinión tiene mucho peso en su forma de actuar. Estoy seguro que la respetarían.

Tengo aun muchos sentimientos y pensamientos que expresar, pero....estoy muy cansada....debo intentar dormir.

Crome