Me llamo Earl
¿han pensado alguna vez en ese tipo que se follaba a vuestras chicas y encima se queja de su mala suerte? pues ese soy yo
¿habéis pensado alguna vez en ese tipo que solo comete malas obras y se queja de que su vida apesta?
Pues soy yo, cada vez que me pasa algo bueno me sucede algo malo.
El karma.
He hecho una lista de las malas acciones que hice en mi vida, malas acciones que enmendare una tras otra, intento ser mejor persona.
Por cierto, me llamo Earl.
Estaba en la taberna del hombre cangrejo, había comprado un camión de cerveza para tachar la numero 111, privé al barrio de cerveza, fue la noche más inolvidable que vivimos Randy y yo.
Mi hermano y yo éramos pasábamos una mala racha, antes de que viniese el hombre cangrejo teníamos a otro tabernero.
El señor hijoputa.
En realidad se llamaba Ben Creed, pero le llamábamos hijoputa porque nos puteaba dándonos cerveza aguada a diez veces más su precio y si nos quejábamos.
Mejor no lo cuento ¿vale?
Como dije, pasábamos una mala racha y le pedimos si nos podía fiar cerveza, el tío en un principio se rió, luego nos disparó con su escopeta.
Randy y yo sabíamos cuando pasaba el camión de reparto de cerveza, así que hicimos lo que cualquier ser humano haría en un caso así, vengarnos.
No fue difícil robar el camión, solo robamos un coche con un maniquí y salsa de tomate para simular que el maniquí sufrió un horrible accidente, el camionero bajó y le birlamos el vehículo.
Fueron de los meses más felices de nuestra vida, bebimos cerveza gratis, el pueblo furioso echó a hijoputa porque intentó colar orina por cerveza y después de un mes sin el preciado liquido llegó el hombre cangrejo, nuestro mejor tabernero.
Cuando Paty la prostituta de día estaba contando sus anécdotas de su vida, entonces dijo el nombre de su primer cliente.
Philip Madison.
Me saqué la lista y busqué, entonces supe porque me sonaba su nombre.
Nº 69: hice que Philip y Susan rompieran.
Tenia dieciocho años, Susan era la tía más buena de todo el condado, todos nos peleábamos por ella, pero por desgracia, Philip era el mejor luchador que había, nos tumbó a todos y se quedó con la chica, pero yo no iba a permitir que el se fuera de rositas.
En aquel momento, Paty empezaba a trabajar de lo que ya sabéis, la contraté para que Philip pasase un buen rato, luego me aseguré de que Susan, viera a Philip en plena faena.
Eso la destrozó, ambos rompieron para siempre.
Me fui a casa de Susan para disculparme y juntar a los tortolitos para tacharlos de mi lista, Randy no estaba disponible ya que estaba con Catalina, llamé a la puerta, pero cuando se cuando abrió, vi a una despampanante rubia de 33 años de pechos entre grandes y medianos, cintura de avispa, ojos azules e inocente, sus cabellos llegaban a su prieto trasero, un trasero que cabía en una mano y largas y bien formadas piernas, todo cubierto con una bata.
Joder, como ha mejorado con los años, pero no tenia que pensar en ello ahora.
-¿Qué quiere? – decía Susan, me miraba con esa mirada que hacen las chicas a los hombres malos antes de zurrarlos.
-me llamo Earl Hickey veras, debido al Karma he hecho una lista de malas acciones e intento enmendarlas.
-¿Earl? Me suenas mucho.
-debería, te hice algo muy malo, nº 69 hice que Philip y Susan rompieran.
Le expliqué lo de mi lista, como lo hice que rompieran y que iba a compensarla, ella me invitó a pasar para tomar una cerveza.
No es que sea raro un sureño que no quiera cerveza, es que sencillamente no existe, entré en su casa, pero cuando entré lo que teóricamente era la cocina, lo único que vi era el dormitorio.
Ella me empujó a la cama, intenté levantarme, pero ella me mantuvo en la cama pisándome con su pie calzado de un zapato de tacón.
-¿fuiste tu quien cambió mi vida? ¿eh?
-l-lo siento, debe de haber una equivoca…. – no pude terminar la frase, me mantuvo otra vez en la cama empujándome con su pie con más fuerza.
-no hay equivocación – dijo despojándose de su bata, mostrando una lencería de escándalo.
-¿prefieres esta cerveza? – dijo destapándose un pecho.
-¿o prefieres esta otra? – dijo destapándose el otro pecho.
¡la madre! ¡menudas madres! Tembloroso acaricié esos pechos con los que me imaginé todas las noches mientras me la cascaba, joder, que suaves, que perfectas, casi podría decirse que seria una profanación lo que estoy haciendo.
Ella me los acercó a la boca mientras sus manos me desabrochaban la camisa, vale, no tengo abdominales y no estoy depilado, pero esto va para el resto de los estados unidos y para el resto del mundo, los sureños seremos feos, pero somos los mejores amantes.
Dicho esta promoción turística sigo con la historia.
Una vez descubierto mi pecho y mientras chupaba con ganas los dulces pezones de Susan, está me acariciaba el paquete y me bajó la cremallera, sacando a mi Early, si, mi polla.
Su mano me la acariciaba con suavidad y dulzura, como si me pasase el suave pastel de arándanos de mamá.
Si, era así, porque lo hice antes y era la misma sensación, nº 211 de mi lista, me masturbé con el pastel de arándanos de mamá y dejé que mis padres y mi hermano se lo comieran.
Sus pechos abandonaron mi boca, en su lugar, me acercó su concha, bien rasurada mientras me Susan decía.
-¿prefieres este tequilla?
Hundí mi lengua dentro de ella mientras ella hundía mi Early dentro de su boca, dios mío, como chupaba esa mujer, me esforcé en buscar con mi lengua el punto g de esa mujer, pero cuanto me acercaba a su centro más sensible, ella reaccionaba chupando más rápido.
No pude evitar correrme en su boca, pero seguí explorando su ardiente interior con mi lengua mientras mis manos recorrían su abdomen, sus costillas hasta llegar a sus pechos y magrearlos con ganas.
Ella seguía sacándome la leche, saboreándomela, no tardó en temblar y en agarrarme las piernas para aguantar el orgasmo, sentó como sus fluidos me llenaban la boca.
Se levantó y me preguntó susurrándome si me gustó su tequilla, porque a ella le gustó mi leche.
Yo le dije que si.
Me dijo que tenia una cosa especial para mi, se fue a la cocina y al volver, traía varias cervezas, abrió una y la derramó por todo su cuerpo, yo le lamí ese rico cuerpo untado de rica cerveza, menudos lengüetazos daba, la chica se reía, no sabia si era su forma de disfrutar o porque le hacia cosquillas con el bigote.
Me empujó a la cama y se puso encima mío, nos mirábamos como si mirábamos una maxiburguer después de pasar un mes de comida vegetariana, creedme, se de lo que hablo, fue cuando quise tachar la numero 185, me burlé de los vegetarianos.
Se movía encima mío como si fuera una diosa, incluso me parecía ver un halo divino y unas alas de ángel, pero era una lámpara con exceso de luz y un enorme cuadro de una paloma, le agarré los pechos con ganas y bombeé con fuerza dentro de ella.
Era mil veces mejor que mi exmujer, bueno era diez veces en el sexo, pero oír gritos de placer en vez de insultos, berrinches y otras cosas de mi exmujer además de que me rompiera botellas en la cabeza hacían que fuese mil veces mejor.
Pero esa mujer, como movía sus pechos con cada bombeo, como sus cabellos bailaban al son del sexo, como sonreía, diferente a la cara de mala leche de mi ex.
Ambos gritamos al corrernos, parecíamos coyotes, entonces ella me pidió si podía darle sexo anal.
Ella se puso a cuatro patas y yo le lamí el ojete, para que supiera mejor, lo lubriqué con cerveza y empecé a penetrarla, de vez en cuando le daba unas cachetadas en las nalgas, las cuales Susan reaccionaba positivamente, me movía cada vez más rápido hasta que descargue toda mi leche dentro de ella.
Acabamos agotados, pero me sentía raro, a esa mujer le hice una putada y solo me da sexo, entonces Susan, hizo lo que todas las mujeres hacen después de hacer el amor, hablar.
Me contó que después de cortar con Philip, este consiguió otra pareja, pero Susan seguía enamorada, cinco meses después fue a su casa para intentarlo de nuevo, vio como pegaba a su pareja hasta casi matarla, Susan lo denunció a la policía y le arrestaron, Philip maltrataba a su pareja prácticamente desde el inicio de su relación.
Susan después me dio un beso, luego cogió mi lista tachó la 69 mientras decía.
-gracias por salvarme la vida.
Me sentía bien, no solo por el sexo, aunque eso tuviera mucha influencia, me sentía bien por esas palabras de agradecimiento.
Por la noche en la habitación del hotel.
Randy: Earl.
Earl: ¿si Randy?
Randy: ¿existe el infierno?
Earl: supongo que en algún sitio hay que colocar a los malos.
Randy: ¿y si el tipo hace maldades pero esas maldades dan como resultado cosas buenas adonde va?
Earl: supongo que la intención es lo que cuenta.
Randy: entonces va al cielo, porque me han dicho que el infierno esta lleno de buenas intenciones.
Earl: buenas noches Randy.
Randy: buenas noches Earl.