Me llamo... Alex...Alexandra

Mi nombre es Alexandra, tengo 21 años, estudio arquitectura. Frio… carácter frio e indolente… es lo único que escucho cuando alguien quiere hacer una descripción mía.

Frio… carácter frio e indolente… es lo único que escucho cuando alguien quiere hacer una descripción mía. Carente de sentimientos, emociones, hay quienes incluso se atreven a afirmar lo siguiente que si bien no mueve nada en mi puede ser perturbador de pensar que su aseveración sea verdadera: Sin alma…

¿Pero como llegue a este punto? No, ustedes no quieren saber mi historia, es aburrida, aunque si se las cuento no faltara quien diga que soltó alguna lagrima. ¿Por qué? Esa es la naturaleza humana siempre compadeciéndose de cualquiera, y de esta manera nos sentimos bien con nosotros mismos, aunque nuestra propia vida sea un asco y nadie se apiade de nosotros.

Ya para este punto tendrás ganas de darme una navaja o directamente darme un tiro y te lo agradecería. Pero mi estado no es “Emo” que si bien solía burlarme de ellos, porque no comprendía todo lo que conllevan, no es solo una moda, es algo más, pero este relato no es para hablar de ellos y de cómo suicidarme, que de todos modos no pienso hacerlo.

¿Quieren mi nombre y descripción para imaginarme? Pero que originales…tal vez no quiera dárselas. Esta bien lo diré…de estatura 1.75 no tan alta pero no en lo común, que las chicas en mi país no suelen pasar de 1.60, tez clara, cabello largo negro, ojos de color, azul, azul grisáceo, pero a nadie suele importarle eso, no es una característica que resalta, siempre a la gente le importa mas prejuzgar por mi vestimenta, la cual no lo niego siempre es de lo mas despreocupada, por que a fin de cuentas no comprendo la estúpida moda, si no tuviera el cabello largo dirían que soy un chico, pero esperen, me han dicho que soy un rockero o un heavy, que me deje la barba y bigote, después se disculpan cuando se dan cuenta que soy una chica, aunque eso es difícil de darse cuenta, no tengo muchos atributos, con una camisa holgada, un tipo gordo tendría mas pechos que yo. Y no jamás he deseado ser un chico, por si se lo preguntaban.

Transcurre mi monótona vida, debo ir a la universidad porque mis padres me lo exigen, y como no tengo dinero para largarme debo hacer lo que me dicen al menos por ahora. No es el primer estúpido día de clases, es el segundo año de esta mísera tortura, porque esta no es mi verdadera pasión, pero el punto no es que me hayan encaminado a algo que no quería estudiar, el punto es que no sirvo para nada y si por mi fuera seguiría pensando que estudiar así pasaran los años, lastima que no pueda simplemente trabajar.

Me encuentro en uno de los jardines de la universidad, fumando tranquilamente un cigarrillo, no se cuando empecé con ese habito, debió ser cuando me di cuenta que no era permitido beber en las instalaciones del instituto. A nadie le importo, podría matarme ahora mismo y nadie me lloraría ni siquiera mi familia, que están muy ocupados trabajando y no los culpo por ello, nunca he tenido su atención y aun ahora es tarde para ello. Suspiro abrumada por esos pensamientos, no debería de tenerlos, no cuando mi ser es tan frio, y aprendí a manejarme sin emociones.

Pero este año las cosas cambiarían ligeramente pues ya no viviría en mi casa como siempre lo hacia, ya que mi padre había conseguido un aumento de salario, ¿Qué genial no? pero para hacerse merecedor a ello debía trabajar en otra sucursal, con un rango mas elevado pero claro en otra ciudad, esta vez seria fuera de México, un gran logro para él. Me propuso que me fuera con ellos, pero no cuando estoy casi a mitad de la carrera, empezar en otro lugar seria un suplicio y no por el idioma, que lo domino, sino por la gente y el esfuerzo que llevo acá seria en vano, después de pelear y pelear, de innumerables discusiones, malos ratos, etc.… mi padre accedió a que me quedaría aquí hasta concluir mis estudios, estaba ¿Feliz? No…solo algo complacida con esto, ya me imaginaba viviendo en un departamento, pero no, mi padre se las ingenio para arruinar eso. La condición era que viviría en uno de los cuartos para estudiantes con los que cuenta la universidad, lo que me faltaba, tener que vivir cerca de esa maldita gente. Lo que sucede es que nunca he sido muy social y esos pelmazos se la vivían de fiesta en fiesta y no sabia si podía soportar ese ambiente estudiantil permanente.

Mi nombre es Alexandra, tengo 21 años, estudio arquitectura. Recordé que hoy seria el día en que me asignarían mi habitación. Lunes, justo ayer despedí a mis padres en el aeropuerto, ahora estaba sola, este hecho no me abrumaba ya que de todos modos la soledad forma parte de mi cotidianeidad. Esta universidad es demasiado grande, se imparten diferentes carreras, y si hay muchos alumnos y alumnas, por lo que perderse entre tanta gente es relativamente fácil.

Me levante del césped en el que estaba sentada tirando el cigarrillo al suelo y apagándolo con el pie. Me dirigí a ver a la secretaria, me pidió mi nombre y tras buscar en su computadora  algunos datos me dio una forma a llenar, una vez completado el papeleo me entrego las llaves, por lo normal las habitaciones son de dos pero la que me había asignado solo seria mía al menos por el momento, además que no creo que alguien se atreva a compartir conmigo, se que no doy buena espina a la gente, podrían pensar que mientras duermen puedo matarlos o algo, no es que parezca psicópata …¿o tal vez si?...

Fui a la habitación con mis dos maletas a cuestas, si que pesaban, pero no pediría ayuda. Un lugar no muy grande, con una cama individual,  un pequeño closet, un baño, una mesita que supongo hacia las veces de escritorio, no tenía ventanas, pero al fin y al cabo no la necesitaba, las cuatro paredes me bastaban para sentirme agusto, además casi estaba segura que los años de estudio se irían volando.

Revise los horarios de este semestre que comenzaba y me dirigí rápido a la que seria mi cuarta clase. Me senté hasta atrás con la típica apatía que me caracterizaba. Sin embargo tomaba algunas notas de lo que decía el profesor, un señor muy viejo, pensaba en si ya se jubilaría o nos daría clases en calidad de zombie, sacudí mi cabeza deshaciéndome de esas ideas. Lo que nos daba era pura historia nada tan fundamental para la carrera, pero lo que si era de cuidado eran los exámenes que ponía, daba igual ya me las arreglaría para copiar o algo. Nadie ponía atención y el salón era un completo bullicio.

Pasaron el resto de las clases sin novedad, ya era hora de salir, muchos alumnos se retiraban a sus viviendas, yo sin embargo no tenia a donde ir, mas que permanecer allí en las instalaciones de la universidad, no tenia amigos ni amigas por lo que tampoco se me hacia buen plan salir a vagar sin rumbo a la calle, debía al menos pretender ser responsable de mi misma, no quería que por alguna extraña razón terminara en la cárcel o algo así, además apenas comenzaba este semestre.

Me di una vuelta por la cafetería, ya que en todo el día con los trámites que tuve que hacer no había tenido tiempo de comer nada. Pedí una hamburguesa y un refresco, fue un milagro que alcanzara una mesa, una muy rezagada, pero no importaba, que no iba a socializar sino a comer. Me asombraba un poco que hubiera tantos estudiantes allí, debían ser los que  también como yo se quedaban o los de los últimos semestres que debían  terminar proyectos, etc.… el caso es que siempre habría gente circulando de un lado a otro. Pff que desagradable

Aun así estaba bien mientras nadie me molestara por lo que me puse a comer sin pensar en nada. Cuando de pronto mi tranquilidad es interrumpida por una chica.

-Lo siento, el lugar esta lleno, ¿Te importaría?- Esa chica pronunciaba esas palabras de manera tímida

-No me importa, siéntate- dije mas en tono neutro que amable, pero no me interesaba ser cortes con ella. La cuestión es que por una mala jugada del destino no había más que una silla en la mesa, la que yo ocupaba. Se me hizo fácil levantarme y comer de pie dejando que ella se sentara, después de todo ya le había dicho que se sentara que clase de monstruo sarcástico era para dejarla de pie.

-No, yo solo me refería a asentar aquí mi comida- Decía sonrojada por mi acción

-No te preocupes, de todos modos ya casi acabo de comer- Quería restarle importancia al asunto, no me gusta hacer nada por nadie

Ella puso sobre la mesa un plato con una rebanada de pizza y un vaso que al parecer era de café. No voy a mentir su presencia me inquietaba, pero debía ser por mi escaso contacto con las personas. Disimuladamente la veía, de estatura normal, no pasaría de 1.60, cabello castaño, y los ojos verdes mas bonitos que haya visto, los de ella tenían una luz, algo que resaltaba, no como los míos que lucían apagados, que no expresaban nada, al contrario de mi, los de ella podían casi que hablar.

-Gracias, chicos como tu ya no hay- Me sonrió y fue que capte lo que estaba pasando. –Por cierto mi nombre es Roxanna, pero puedes llamarme Rox- extendió su mano hacia mi y me congele sin saber que decir, ella creía que yo era un chico no una chica.

-Mi nombre es A…- se me atoro la comida

-¿Armando? ¿Andrés? ¿Aniceto? ¿Alberto? ¿Alejandro?- Decía dándome unas palmadas en la espalda mientras yo negaba recuperándome de mi atragantamiento

-Alex – estreche su mano y rápidamente la solté, ya que sentí algo extraño como cuando tocas algo de metal y sientes como electricidad.

-Gusto en conocerte- Concluyo con una sonrisa y siguió comiendo, ya no se me ocurrió como seguir con la charla por lo que apenas termino de comer se levanto de la silla

-Lo siento pero ya debo irme, se me hace tarde para una tarea de investigación- Miro su reloj, me sonrió una vez mas –Seguro nos volveremos a ver por aquí, por cierto me agrada tu estilo rockero, los chicos con cabello largo son sexys- Rio pero a la vez se sonrojo supongo que al darse cuenta de sus palabras y no hizo mas que apresurar el paso perdiéndose de mi vista mientras yo la veía embobada.

Estaba metida en un problema a largo plazo, como hacerle creer que soy un hombre… después de todo jamás he querido ser uno, pero eso no era lo mas extraño de esta situación sino el hecho que sentía algo al estar junto a ella, algo que no me había pasado nunca antes con nadie, ni con una chica ni con un chico.

Al menos tengo algo seguro y es que no estudia la misma carrera que yo, y eso ya es un punto a mi favor. Tal vez sea mejor no volver a encontrármela, evitarla, huir de esto, no necesito mas problemas en mi vida, menos algo que no entiendo. Salí de la cafetería para dirigirme a los dormitorios…

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Es mi primer relato aquí, espero que les guste, déjenme algún comentario para saber que les pareció. Y si les gustaría que la continuara. Por ahora es todo, gracias por leer .