Me llamaba Adriana

Una familia de clase acomodada que hace turismo por Marruecos es secuestrada...

El Rapto

Me llamaba Adriana , era una bella mujer de 38 años en toda mi plenitud , casada felizmente hacia mas de 15 con Ruben , un prospero arquitecto de Milan . Teniamos una hija de 17 años , Ornella , que habia heredado mi bonita cabellera rubia y mis cristalinos ojos azules , sin embargo era un poco mas estrecha de caderas que yo y sus senos , ligeramente mas pequeños . Aunque no era hija biológica de Ruben , no habia conocido mas padre que èl y ambos no se hubieran querido mas que si hubieran sido padre e hija realmente .

Mis desdichas empezaron durante un viaje de placer a Marruecos que los tres habiamos planificado con gran ilusion .

Después de dos dias de visitas a los lugares turísticos mas comunes , decidimos internarnos por la parte vieja de Tánger y mezclarnos con la gente para asi respirar el ambiente mas autentico de la ciudad . Al cabo de callejear durante varias horas , Ornella propuso que parasemos a comer en un pequeño tugurio que encontramos y donde seguramente degustaríamos la autentica cocina marroquí .

Algo debieron ponernos en la comida , porque lo siguiente que recuerdo fue que desperte en una sucia y humeda habitación en penumbras , atada de pies y manos , y tirada de cualquier manera en el suelo . Afortunadamente , mi hija estaba a unos pasos de mi en idéntica condicion , pero de mi marido no habia rastro .

Debiamos de llevar en aquel repelente agujero al menos mas de 12 horas porque mis tripas empezaban a quejarse pidiendo alimento .

Empece a gritar inconexamente pidiendo explicaciones y llamando a quien fuera que nos hubiese encerrado .

Al poco entro un arabe de edad indeterminada y aspecto desaliñado que sin decir palabra nos echò al suelo , como si de perras se tratase , unos trozos de carne mordisqueados y varias manzanas casi podridas .

Venciendo nuestra repugnancia inicial , pues no cabia duda , que eran sobras , mi hija y yo dimos cuenta de todos los alimentos , pues estabamos famélicas . El proceso fue harto complicado porque el estar atadas complicaba mucho nuestros desplazamientos .

Tuvimos que reptar hasta que mordimos la comida directamente del suelo , tal si fueramos animales .

Perdi la noción del tiempo , pero al menos nos debieron de tener encerradas una semana durante la que fuimos alimentadas de la misma manera . Sin embargo al no desatarnos en todo ese tiempo , no tuvimos mas remedio que hacernos nuestras necesidades encima , por lo tanto despediamos un hedor bastante nauseabundo , al que nosotras habiamos terminado por acostrumbrarnos .

Nadie nos informo por que habiamos sido secuestradas , ni que habia sido de mi marido . Mas tarde supe que habia estado encerrado en una celda similar , cerca de nosotras , en condiciones parecidas a las nuestras .

Por fin un dia , vinieron varios moros y cortando nuestras cuerdas , nos indicaron con señas que nos quitaramos toda la ropa . Yo empece a gritarles e increparles diciéndole que nos dejaran en paz a la vez que gateando , me abraze con todas las pocas fuerzas que me quedaban a mi hija , en un intento de protegerla . Presentia lo peor , ibamos a ser violadas por aquella panda de desalmados . Sin embargo me equivocaba , aquellos hombres se limitaron a separarnos , la verdad no les costo ningun esfuerzo , y procedieron a desnudarnos arrancando y desgarrando nuestras ropas , que mas que cara ropa de marca , eran unos sucios y pestilentes andrajos . Mientras durò todo el proceso no dejaron de reir y bromear a costa nuestra , por el mal olor que desprendiamos . Una vez completamente desnudas , nos sujetaron las manos atras y nos colocaron unos grilletes en las muñecas .

De esta guisa nos llevaron a una enorme habitación donde al fondo habia una gran bañera , que mas se asemejaba a un abrevadero de ganado que a otra cosa , y que estaba a medio llenar de un agua sucia y aceitosa . Nos indicaron siempre por señas que nos metiéramos dentro y nos lavaramos un poco . Venciendo nuestra repugnancia, tanto mi hija como yo nos metimos en tan desagradable elemento , y como no podiamos usar las manos , frotamos nuestros cuerpos desnudos una contra la otra para tratar de quitarnos la mayor parte de suciedad posible . Mientras tanto aquellos moros nos miraban lascivamente devorándonos con sus ojos desorbitados como si fueran manos . Alguien muy poderoso debia de haberles prohibido tocarnos un solo pelo , porque se notaba que se morian por manosearnos y follarnos por todos lados , pero ni uno solo se atrevio a ponernos la mano encima .

Cuando decidieron que ya estabamos lo bastante limpias , nos ordenaron salir de aquella bañera . Aquella agua sucia nos habia quitado la primera capa de suciedad y aunque nos habia refrescado y aliviado un poco , la verdad es que aun desprendiamos un cierto tufo a meados y mierda . Realmente no me habia sentido mas humillada en mi vida y rezaba para que aquella espantosa pesadilla pronto tocara a su fin . Ingenua de mi , yo imaginaba que aquello era un vulgar secuestro y que en breve , Ruben , por medio de la embajada italiana haria efectivo un rescate .

Cuan equivocada estaba , como pude comprobar mas tarde .

Con el cuerpo aun humedo y mojado , nos nos habían facilitado nada para secarnos , nos pusieron unos collares de acero , similares a los que se usaban en la edad media con los cautivos , que estaban unidos entre si por una gruesa y corta cadena . Por lo tanto mi hija y yo quedábamos unidas y al andar teniamos que sincronizar nuestros pasos para no tropezar .

De mi collar a su vez ataron una larga cadena mas fina con la que nos trasladaron por un largo pasillo como si ganado se tratara , hasta llegar a un gran salon donde habia una pequeña tarima con capacidad para 4 o 5 personas y a la que iluminaban varios potentes focos . Nos instalaron a un lado de èsta entre tinieblas , y nos hicieron saber que nos quedaramos ahí quietas .

La subasta

Al poco rato entro un arabe cuyo ropaje se veia limpio y de mas calidad que los de nuestros carceleros . Este tiraba de una cadena tras la que iba un hombre totalmente desnudo y engrilletado como nosotras , con la particularidad que en vez de estar encadenado por el cuello , le habían puesto una pequeña argolla ciñendo la base de sus testículos , de la cual pendia la cadena con la que trasladaban al infortunado , que ademas llevaba una gruesa capucha tapándole el rostro .

Le hicieron subir a la tarima y alli quedo en medio de èsta , sudando bajo el calor de los focos .

A los pocos minutos se abrio otra puerta al otro extremo del salon , y empezaron a entrar hombres elegantemente vestidos de diferentes etnias , los habia europeos , arabes y alguno oriental , en total debian de ser una veintena . Una vez se hubieron acomodado a unos metros de la tarima delante de nuestro desgraciado compañero de infortunio , el mismo arabe que lo habia trasladado se acerco a èl y con un rapido movimiento le quito la capucha de la cabeza . No podia dar credito a lo que veian mis ojos , aquel hombre al que no habia reconocido era Ruben , mi marido .

Todas mis esperanzas de que estuviera gestionando nuestra liberación , cayeron de un plumazo frente a mis ojos . Nadie sabia que habiamos desaparecido . Pero entonces , si no se trataba de un secuestro por dinero , ¿ de que iba todo aquello ? .

Desgraciadamente no iba a tardar en averiguarlo .

El arabe , chapurreando un ingles muy primitivo , empezo a ensalzar las virtudes de mi marido como si de un toro de feria o un semental se tratase . Le obligo a abrir la boca , para que los asistentes vieran el estado de sus dientes sin ninguna caries . Le golpeaba los muslos y las nalgas con la mano abierta como si hubiera hecho con cualquier animal , y hasta sopeso sus genitales para que todos vieran el tamaño de sus testículos .

De pronto uno de los asistentes pronuncio una cifra , y acto seguido otro hombre , la superò . La dolorosa verdad se abrio ante mi de pronto como un flash cegador .

A mi marido lo estaban subastando como a un animal . Estabamos en medio de una subasta de esclavos en pleno siglo XX . Y..... nosotras dos seriamos las siguientes .

Empece a llorar desconsoladamente , por mi , por mi pobre hija , y por mi marido .

Pasaron varios instantes en los que yo permaneci en un estado medio obnubilado hasta que se oyo un fuerte griterio , seguido de una discreta ovacion . Mi marido habia sido adquirido por un arabe de cuerpo pequeño y rostro cruel , que tirando de la cadena que pendia de su escroto se lo llevo de la habitación . Esa fue la ultima vez que vi a mi marido .

Nos llego el turno a nosotras , afortunadamente no pensaban separarnos . Nos iban a vender en lote como madre e hija .

Comenzo a repetirse el proceso , mientras el arabe proclamaba las excelencias y cualidades de nuestra belleza , procedio a palpar nuestros senos , y nos metio sus sucios dedos en nuestros delicados orificios . Ornella se mordia la lengua para no gritar de asco , mientras sollozaba en silencio , y yo era incapaz de contener el llanto impotente ante la grotesca e infamante situación .

Empezo la puja , y al poco rato solo dos de los asistentes mantenian un encarnizado duelo por hacerse dueños de nuestro miserable destino .

Yo debido a los potentes focos que nos deslumbraban , no podia distiguir los rostros ni de uno , ni de otro . Pero una de las voces tenia un acento desagradable y chillon , que yo medio identifique como chino o japones y rogue con todas mis fuerzas que no fuera èl quien al final nos comprara . Pues habia oido no se donde que tenian fama de tratar a las mujeres como a ciudadanas de segunda .

Estuvieron disputando varios minutos que a mi me parecieron horas , alli de pie , desnuda , a la vista de todos aquellos degenerados , y sudando como una cerda .

Al fin , el subastador levantando la voz para acallar el griterio ,cerro la puja . Habiamos sido vendidas por poco mas de un millon de dolares . La persona que nos habia comprado debia ser muy rica , pensè .

Entonces un hombre alto , abriendose paso entre aquellos hombres , se planto delante de nosotras . Vestia un elegante traje azul marino de corte europeo , de pelo muy negro y peinado hacia atrás con gomina , su semblante severo no conseguia disimular unos rasgos muy armoniosos . Mientras recogia la cadena que pendia de mi cuello , me miro a los ojos , con una mirada tan penetrante que emanaba de los suyos , de un marron tan oscuro que parecian negros , que yo no pude sostenersela por mucho tiempo y acabe bajando los mios sumisamente . Sin pronunciar ni una palabra , dio un tironcito a la cadena y nosotrras nos pusimos en marcha en pos de èl . Nos llevo a una pequeña habitación y nos indico por gestos que nos sentaramos en un estrecho banco que componia el unico mobiliario a excepcion de una pequeña mesa . Sacando un pequeño estuche del bolsillo interior de su americana , lo abrio , y montando una pequeña jeringuilla , procedio a inyectarnos una dosis de un liquido desconocido a mi hija y a mi . A los pocos instantes un profundo sopor se apodero de mi , y cerrando los ojos cai en un estado de inconsciencia absoluta .