Me la follé hasta dejarla durmiendo

Débora es una estudiante universitaria que se ofrece para dar clases a chicos de secundaria para ganarse un dinero extra, cuando la llama la madre de Aroa ninguna se imaginaba hasta donde podía llegar la relación entre la joven Aroa y Débora. *El relato original incluye una foto de las chicas en las que basé la historia, si alguien lo quiere puede pedírmelo por e-mail.

ME LA FOLLÉ HASTA DEJARLA DURMIENDO

Por fin había sonado el teléfono, el anuncio publicado para dar clases particulares a chicos de secundaria había dado sus frutos. Había llamado una señora que quería que su hija tuviera clases de refuerzo por las tardes, tras la llamada Débora se sentía mas aliviada ya que a pesar de ser una estudiante ejemplar en la universidad las becas apenas le daban para cubrir todos sus gastos así que ya se había ofrecido para comenzar esa misma tarde.

Al llegar a la dirección que le habían por teléfono fue recibida por la señora con la que había hablado por teléfono:

-Hola Débora, pasa. –Dijo la señora invitándola a pasar hasta el salón de su casa. –Bueno, verás, mi hija ha bajado su nivel últimamente ya que mi marido y yo trabajamos todas las tardes no podemos ayudarla con los estudios como en cursos anteriores, creemos que conque la ayudes un par de horas al día será suficiente. –Añadió.

-Le aseguro que su hija mejorará sus notas, haré todo lo posible. –Dijo Débora.

-Esperemos que mejore –Dijo la señora con una sonrisa. –Ven por aquí Débora, mi hija está en su cuarto, allí es un buen sitio para que estudiéis, tiene un amplio escritorio y es una habitación iluminada. –Dijo la señora mientras la conducía por el pasillo de la casa.

Al llegar Débora pudo observar a su nueva alumna, era una chica de un metro sesenta y poco de estatura, delgadita de piel morena, llevaba su cabello negro recogido en una coleta un poco mas larga de la media melena, la camiseta ajustada que llevaba puesta mostraba perfectamente la silueta de sus senos que para su edad ya estaban bastante desarrollados, la verdad es que era una niña muy linda y a Débora, que tenía preferencia sexual por las chicas, le parecía un encanto.

-Ella es mi hija Aroa. –Indicó la señora. –Bueno, os dejo, que hoy pedí llegar una hora tarde al trabajo y ya casi es la hora, ¡adiós! –Se despidió.

Ahora quedaban las dos chicas solas en casa, Débora le puso unos ejercicios a Aroa para saber el nivel que tenía mientras ella estudiaba los apuntes que había recogido esa mañana en la universidad, todo iba bien hasta que Débora se dio cuenta de que Aroa no hacía los ejercicios sino que estaba mirando para ella.

-¿Qué sucede? ¿Tienes alguna duda? –Le preguntó Débora.

-Eh... no... no es eso, solo observaba tu maquillaje. –Respondió la joven Aroa.

-¿Y eso? ¿Nunca te has maquillado?

-Mi madre dice que soy demasiado joven para maquillarme, que ya tendré tiempo cuando crezca...

-Bueno, yo creo que tu ya no eres ninguna niña, si quieres puedo maquillarte.

-¿De verdad? ¡Genial! Y después antes de que llegue mi madre ya me desmaquillo.

Débora siempre llevaba maquillaje en su bolso así que se puso manos a la obra.

-¿Tu crees que los chicos me mirarán más si llevo maquillaje? –Preguntó Aroa.

-Claro que si, a los chicos les gusta vernos guapas, si quieres un día que no estén tus padres te llevo un rato de fiesta. –Propuso Débora.

-¡Este fin de semana! ¡Este fin de semana no estarán mis padres! Ellos van a la aldea y yo ya les dije que me quedaba aquí como otras veces.

-Está bien, pero ahora vamos a estudiar, el fin de semana ya hablaremos.

Ya había llegado el fin de semana y para Débora era genial haber congeniado tan bien con Aroa, era una ricura de niña y lo cierto es que estaba deseosa de hacerla toda una mujer. Durante la tarde decidieron ir de tiendas para estar guapas para salir por la noche, se compraron las dos el mismo conjunto a diferencia de las medias ya que Débora se decidió por las de rejilla y Aroa no se veía con ellas por lo que se decantó por unas medias tradicionales, por lo demás iban iguales, unos zapatos de tacón que estilizaban sus piernas, una falda vaquera corta sin llegar a ser minifalda, una camisa blanca de manga larga anudada bajo el pecho para llevar el vientre bien visible y como complemento una corbata oscura pero lo mas importante de todo es que Débora logró persuadir a Aroa para que fueran sin bragas ya que según ella era una sensación inigualable. Las dos se veían despampanantes, Débora tenía mas cuerpo que Aroa, le sacaba algo mas de media cabeza de estatura y su cabello era mas largo y medio rizado. En todo momento Débora trataba de seducirla disimuladamente, ella sabía que la joven Aroa sentía admiración por ella, lo cierto es que no era nada difícil impresionar a una jovencita como Aroa, y eso era una buena baza a su favor. El plan de Débora era una buena cena afrodisíaca, que esperaba que surtiera efecto porque había sido un gasto importante para su maltrecha economía, una pequeña dosis de alcohol para desinhibirla y sobre todo el strap-on dildo que tenía preparado por si todo salía bien.

La noche transcurrió según lo previsto, después de la cena tomaron unos tragos que evidentemente a Aroa le hicieron mucho mas efecto ya que Débora a parte de tener mar cuerpo ya estaba mas acostumbrada a tolerar el alcohol y eso le daba un total control de la situación. Luego en los pubs Débora aprovechaba para bailar sensualmente con Aroa según ella para seducir a los chicos pero lo cierto era que aprovechaba todo lo que podía tratando de calentar cada vez mas a Aroa frotando sus vientres desnudos al ritmo de la música, juntando sus pechos con los de Aroa cada vez que tenía ocasión restregándolos a apretándolos contra los suyos, pasando sus manos por sus caderas y aprovechando cuando era posible para magrear su lindo trasero.

Al finalizar la noche a Débora no le costó mucho convencer a Aroa para que se fuera a dormir a su piso, a Aroa le hacía sentirse mayor estar viviendo aquella intensa noche y no se frenaba ante nada y eso a Débora le facilitaba sus perversos planes, cuando por fin llegaron a su casa Débora sabía que era ahora o nunca así que tenía que hacer lo posible por conseguir seducir plenamente a su pequeña amiga.

-Ay... ¡Cómo me duelen los pies! –Dijo Aroa exaltada por todo lo que había bebido mientras se quitaba los zapatos.

-Es normal, todavía no estás acostumbrada a llevar tacones. Deja que te lleve. –Dijo Débora mientras cogía a Aroa en brazos igual que un novio coge a su novia en la noche de bodas. Entre risas Débora llevó hasta su cama a la joven, mientras la llevaba trataba de subirle la camisa disimuladamente así que para cuando la tumbó sobre la cama ya tenía el nudo medio desecho y ya casi se le podían ver los pechos, Débora se tumbó a su lado muy cerca de ella, tan cerca que ya tenían contacto físico.

-Fue una noche genial, jamás pensé que lo pasaría tan bien. –Dijo Aroa.

-Si, fue una buena noche, pero eso no quiere decir que haya terminado. –Dijo Débora.

-¿Qué quieres decir? ¿Todavía quieres ir a algún sitio más?

-No, me refería a otra cosa, ¿no te has dado cuenta? Estuvimos toda la noche bailando y bebiendo provocando a los chicos y no nos hemos enrollado con ninguno.

-Es verdad, pudimos habernos enrollado con alguno.

-Aunque eso todavía tiene solución, ya sabes que una chica siempre conoce mejor a otra chica.

Aroa se quedó extrañada con las últimas palabras de Débora, no sabía si era cosa del alcohol pero no había entendido a que se refería.

-No te entiendo, ¿quieres decir que...?

-Oh, bueno, quizás seas demasiado pequeña para esas cosas, eso mejor cuando seas un poco más mayor.

Débora sabía que sus palabras iban a hacer reaccionar a Aroa porque ya sabía lo que ella odiaba que la trataran como a una niña y sobre todo en aquella noche que para ella estaba siendo mágica.

-Pero tu me dijiste que yo ya no era ninguna niña, tu y yo somos iguales, ¿no es así?

-Si bueno, pero quizás haya ciertas cosas que todavía no comprendas...

-Oh vamos Débora por favor, creía que tú eras diferente...

Débora estaba llevando a la joven Aroa a su propio terreno y si seguía así no tardaría en conseguir su propósito pero aún así tenía que ir con cuidado.

-Está bien, pues verás... como te lo explico... bueno a ver, ¿tu nunca te has enrollado con otra chica?

-No, es que yo no soy...

-Es lo más normal del mundo. –Interrumpió Débora impidiendo que Aroa terminara su frase. - Después de pasar una noche divertida y de ver tantos chicos no siempre es bueno marcharse con un cualquiera, nunca sabes lo que te puede pasar, pero entre nosotras lo podemos pasar igual de bien que con un chico ¿sabes? –Añadió.

-Ya pero yo no sé si me gustará eso.

-No te preocupes cuando crezcas ya lo comprenderás. –Dijo una vez más Débora tratando de provocarla.

-¡Ya estoy cansada de que todos me traten como una niña! Te puedo demostrar que soy igual de madura que una universitaria como tú.

-Esta es mi chica. –Dijo Débora con una sonrisa maliciosa incorporándose sobre Aroa para propinarle un cálido y largo beso húmedo y sensual a la vez que acariciaba su silueta desnuda hasta llegar a poner una mano en su pecho cubierto por la fina camisa.

Aroa no parecía que se sintiese incómoda ante esa situación por lo que, interrumpiendo el sensual beso, Débora volvió a bajar sus manos contorneando todo el cuerpo de Aroa hasta llegar a su falda para así desabrochársela y comenzar a deslizarla por sus piernas y así entrever su sexo desnudo sobre las medias, era una situación muy morbosa para Débora. "¡Por fin lo he logrado!" Pensó.

Quitándose su propia corbata Débora volvió a recostarse sobre el cuerpo de Aroa volviendo a juntar sus bocas en otro intenso beso lengüeteando y suspirando como locas mientras Débora retiraba la corbata del cuello de Aroa y acariciaba los senos de la joven por encima de la camisa con la otra mano para poco a poco ir bajando por su vientre desnudo e ir a posarse sobre su sexo cubierto tan solo por aquellas finas medias y comenzar a frotarlo desenfrenadamente.

Al parecer Aroa no lo estaba pasando nada mal ya que ella misma le quitó la camisa a Débora dejando sus voluptuosos senos a la vista, sin ni si quiera darle tiempo a disfrutar de ellos Débora hizo lo propio quitando la camisa de la joven Aroa viendo así unos senos que para nada tenían que envidiar a los suyos con sus resaltados pezones que parecían que se querían salir para fuera de lo excitados que los tenía. Débora con una mano agarró el pezón izquierdo de Aroa apretándolo, tirando de él y girándolo y con la otra mano volvió a bajar hasta su sexo para acariciárselo por encima de las medias nuevamente, al parecer la cena afrodisíaca había surtido efecto ya que al poco Aroa comenzó a gemir entrecortadamente tratando de acallar sus propios gemidos sin éxito, Débora incrementó la presión sobre la zona clitoriana y la vagina de la joven consiguiendo que comenzara a contorsionarse arqueando la espalda teniendo un orgasmo brutal, Débora quería que fuese especial ya que seguramente ese era el primer orgasmo de Aroa y lo cierto es que fue largo e intenso, incluso Débora no estaba segura de si había sido uno muy largo o si es que ella había tenido varios seguidos, al acabar pudo ver las medias completamente empapadas como si se acabara de mear, la humedad llegaba hasta sus muslos, fue cuando entonces Débora se puso en pie y comenzó a quitarse las medias y la falda para quedar completamente desnuda.

-Ha sido genial Débora, llevabas razón. –Dijo Aroa.

-Me alegro de que te haya gustado pero eso ha sido solo el principio. –Dijo Débora mientras terminaba de quitarse las medias y se ajustaba unas correas a la cintura.

-¿Qué es eso que te estás poniendo? –Preguntó Aroa intrigada, para entonces Débora se dio la vuelta y mostró un enorme pene de silicona sujeto con aquellas correas. Débora se dirigió hacia la dudosa Aroa y le situó su pene frente a su boca.

-Métetelo en la boca, después volverás a sentir otra vez un orgasmo igual o mejor que el anterior. –Dijo Débora.

Aroa excitada ante las palabras de Débora y la idea de volver a sentir un nuevo orgasmo observó aquel pene, era largo y grueso, a lo largo del tronco podían verse las exageradas venas de silicona que hacían del pene una superficie rugosa, después de todo lo grueso que era todavía resaltaba más el enorme glande que sobresalía notablemente respecto del grosor del tronco, para tragárselo Aroa tenía que emplear toda su boca y aún así apenas era capaz de tragarse algo más del enorme glande a pesar de que Débora movía las caderas como si la estuviera penetrándola.

-Primero te follo la boca, después tendrás otro orgasmo. –Dijo perversamente Débora que cada vez ponía mas empeño en las penetraciones haciendo que la joven Aroa se tragara lo que podía del enorme miembro hasta la garganta.

-Bien, creo que ya estás lista. –Dijo Débora mientras sacaba su pene de la boca de Aroa viendo como buena parte de su saliva le salía por fuera empapando su barbilla y parte de su cuello y sus pechos.

Débora le quitó las mojadas medias a Aroa dejando ver su húmedo sexo con escaso vello púbico, cogió un bote con un líquido transparente, abrió bien las piernas de la joven y dejó caer un buen chorro de aquel líquido lubricante sobre la entrada de su vagina, al pasar tres dedos por su vagina para extender el lubricante Aroa pudo sentir la eficacia del lubricante ya que los dedos tendían a deslizarse con suma facilidad hacia el interior de su virgen sexo.

-Sé que es tu primera vez pero no tienes nada que temer, te prometo que no te va a doler, al contrario, vas a correrte igual o incluso mucho mejor que antes. –La incentivó Débora mientras dejaba caer una buena cantidad de lubricante sobre su pene de silicona y lo untaba desde la punta hasta el final utilizando sus dos manos para ello.

-Ahora te voy a follar como ningún hombre te follará jamás, lo recordarás toda tu vida. –Aseguró Débora mientras ponía el enorme cabezón del pene sobre la entrada de la vagina de Aroa.

-Vamos, dale ya... –Dijo Aroa impacientemente y excitada.

Débora comenzó a presionar y enseguida el enorme cabezón del pene de silicona iba venciendo la abertura del sexo de Aroa hasta que se perdió en su interior, Débora presionó un poco más pero sin tan siquiera llegar a la mitad Aroa gimió de dolor trató de cerrar las piernas. "Quizás sea demasiado grande este pene para ella" pensó.

-Tranquila, lo vas a pasar bien. –Le aseguró.

Débora agarró las piernas de la joven para abrirlas todo lo que su cuerpo le permitiera y aunque las manos le resbalaban algo a causa de haber extendido anteriormente el lubricante sobre el pene lograba mantenerlas abiertas a pesar de que Aroa tendía a cerrarlas entonces sacó parte del pene y embistió de nuevo metiendo un centímetro más aquel enorme pene repitiendo cada vez más rápido y con mas fuerza la operación hasta que poco a poco ya iba entrando la mitad. Los gemidos de Aroa ya empezaban a ser de placer más que de dolor y Débora embestía cada vez con más fiereza hasta que centímetro a centímetro iba entrando aquel enorme pene hasta que logró que se lo tragara todo. Aroa ya estaba sintiendo de nuevo la misma sensación de placer que había sentido antes, era una sensación extraña para ella porque se mezclaba con un ligero dolor pero enseguida empezó a estremecerse de nuevo arqueando la espalda estirando todos los músculos de su cuerpo y tratando de cerrar las piernas con fuerza como acto reflejo lo cual hizo que Débora las aguantara con fuerza y la penetrara mas salvajemente hasta que Aroa se corrió nuevamente con mas intensidad y duración incluso que antes.

Al poco rato de que Aroa se calmara Débora retiró su enorme pene del interior del sexo de Aroa, se quitó las correas mientras la observaba tendida en la cama completamente babada, sudada y medio dormida, se tumbó a su lado y acariciando tiernamente su cabello le susurró:

-Otro día que no estén tus padres volveremos a salir, lo pasaremos bien de nuevo.

Aroa no respondió ya que se había quedado completamente dormida. "Me la follé hasta dejarla durmiendo" pensó Débora satisfecha. La abrazó en una posición que resultara cómoda para las dos y trató de dormirse y aunque Débora no había recibido placer estaba satisfecha por la noche que le había hecho pasar a la joven.

Y así se quedaron las dos dormidas para al día siguiente volver a sus vidas de estudiantes y quien sabe, quizás vuelvan a tener mas de una ocasión para escaparse juntas.

FIN