Me hicieron hembra de provecho (03)

A mamá y a mi nos presentan impúdicamente en una fiesta para promocionar la serie porno de la que seremos protagonistas.

En el día convenido se presentaron Don Francesc, Esteban y mi padrastro Julián a firmar ante notario el contrato de asociación entre las dos productoras de porno. Se rodarían en principio doce capítulos de una hora y el contrato sería prorrogado automáticamente hasta los 20 capítulos de darse una buena audiencia, que Don Francesc consideraba muy probable dada la imaginación de los guionistas. Al parecer la serie no era de porno ordinario, incluía escenas cómicas y situaciones y diálogos lógicos y con visos de veracidad, no las tonterías habituales.

Mamá y yo les esperamos en una cafetería próxima y cuando llegaron nos fuimos al despacho de Don Francesc a firmar el contrato laboral privado. No entiendo por qué razón no se puede inscribir en el INEM los contratos de actriz porno o de puta, sabiendo que esa actividad económica es una de las más boyantes e incrementaría los datos del Producto Nacional Bruto del país. ¡Qué bestias estos políticos!.

En el despacho firmamos todo muy agradablemente y en buen rollito con unos aperitivos incluidos. Don Francesc me confesó en un aparte que estaba obsesionado con mis manos a las que calificó con unas palabras muy poéticas que me provocaron mucho aprecio por él pese a que me las hizo pasar muy mal durante el casting. Así que nos fuimos a otro despacho de su oficina donde le dejé que acariciase mis manos y por último le hice una paja usando solamente esos instrumentos. Cuando iba a eyacular tapé tiernamente el agujerillo de su gordo pene con uno de mis deditos para que no soltase lejos el esperma y separándolo poco a poco dejé que el espeso líquido se recogiese en mi otra mano con forma de copa. Entonces, con carita angelical le pregunté:

  • Don Francesc, ¿Me da permiso para beber su apreciado semen?

  • Claro que sí nena, es más, te lo ruego.

Quedó satisfechísimo, me besó suavemente y me dijo que él sería mi protector durante el rodaje de la serie si me sobrevenía algún problema.

Seré algo lerda, pero no tonta del todo. A fin de cuentas, aunque no me enteré de nada durante la carrera, tengo mi título de Ingeniera Técnica Agrónoma. Y ahora tengo a Don Francesc bebiendo en mis manos. Bueno, mejor dicho, a la polla de Don Francesc. Y Julián y mamá me han elogiado mi conducta y sentenciado que lo que hice es una muestra de que soy ya una adelantada hembra de provecho.

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Las cosas me van bien en el club. Con la chica negra y los dos hombres con los que hago mi número semanal me he compenetrado muy bien y al público le entusiasma el espectáculo que ofrecemos. Me aburría lo de la cámara en directo y he cambiado a las cabinas. Las suplencias de otras chicas son frecuentes y por hago de media otro número por semana, casi siempre con un hombre o chica distintos. Casi siempre hay algún espectador que quiere tener relaciones conmigo después del espectáculo y, si me cae bien, me voy con él a una habitación. Mamá dice que con el cuerpazo que tengo cobro muy barato por esos servicios adicionales.

Tengo problemas en el parque donde juegan mis niños para justificar mi situación, bueno, la de mi marido. Hay una serie de mamás de las que me he hecho amiga y son muy cotillas, siempre hablando de sus maridos y queriendo saber de la vida ajena. Yo he dicho que mi marido trabaja actualmente en Sudamérica. Pero son insaciables preguntando y hablando con toda impudicia de su vida privada. Hace unas semanas una chica contó que su marido quería tener sexo anal pero que ella no se dejaba. Le aconsejé como iniciarse y lo hizo. Ahora está contenta y no para de decir que yo soy una experta en sexo, con lo cual soy el foco de la atención. Algunas me compadecen por tener mi marido lejos y estar en ayunas de sexo. Si supieran ....

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Mamá y Julián regresaron a Madrid mientras empezaba el rodaje ya que mi padrastro tiene que tender negocios allí. Un sábado que tenía la regla y no podía trabajar en el club, dejé a los niños con Thin, la adolescente sirvienta asiática, y me acerqué a casa de Don Francesc para hacerle la paja que tanto le gustaba con mis preciosas manos. Me interesaba tenerlo satisfecho de mi.

Había un montón de gente en el jardín. Estaban haciendo casting para seleccionar una jovencita y había doce candidatas esperando, todas en pelotas. También había tres fornidos y apetitosos varones dispuestos a probarlas junto con Don Francesc y su esposa, que me invitaron a quedarme a verlo y participar si quería.

  • No puedo, tengo la regla.

  • Interesante. Vienes muy bien. –me dijo enigmáticamente.

Empezaron a probarlas de cuatro en cuatro y les hicieron más o menos las mismas putadas que a mamá y a mi. Yo creo que más, puesto que la esposa de Don Francesc no hacía más que azuzar y dar sugerencias a cada cual más brutal. La verdad que si es a otra a la que se lo hacen, la cosa es excitante. Si no hubiera sido por la regla hubiera participado.

A la vista del tratamiento, tres de las chicas que esperaban turno se largaron espantadas. De las que estaban siendo martirizadas una se puso a llorar porque era virgen del ano y otra protestaba y se hacía la reacia, así que fueron descartadas ocupando su lugar otras dos. Al final quedaron seleccionadas solamente tres.

Y entonces entendí el comentario de Don Francesc sobre mi regla: Las hicieron comerme el chumino tras pedirme el favor de prestarlo para la ocasión. La tres deberían volver al día siguiente para ser sometidas a cosas más duras. Una de ellas abandonó. Dijo que ya había tenido bastante y no podía más.

A continuación hicieron el casting a tres embarazadas de siete meses. Cuando les tocase rodar estarían de ocho. Una de ellas estaba casada y su marido la había acompañado y estaba presente. Su estado no impidió que el tratamiento fuera similar, pero las tres lo aguantaron y el cornudo no protestó lo más mínimo. Solo era necesaria una y se decidieron por la más tetona, que era la casada. Menudo trance para trabajar en solo dos capítulos según la informaron.

Tanto a la preñada como a las otras tres les dijo Doña Nieves, la esposa de Don Francesc, que debían hacerse piercing en los pezones y en los labios vaginales y ponerse argollas como yo. Por cierto que Don Francesc me dijo que mis anillos debían ser más gruesos cuando rodase. Las cuatro chicas eran novatas en el porno

Después de la tarea del casting Don Francesc no quedó en condiciones para pajas así que regresé a casa.

El lunes, después de dejar a los niños en la guardería me pasé por un sex shop y compré unos anillos bastante gruesos para sustituir los míos. Curioseando vi un artilugio que no entendía. Eran como dos huevos metálicos, uno más grande que el otro y de cada uno partía un cable que conectaba en una pequeña caja, como la de un reproductor mp3. Le pregunté al empleado y me explicó que uno de los huevos se metía en el coño, normalmente el grande, pero era a gusto, y el otro en el culo. Con los mandos de la cajita se activaba y regulaba una vibración y se establecía a voluntad una corriente eléctrica entre ellos. Cada cual calibraba la cosa para darse placer o para torturar a otro, que las dos cosas se podían hacer. Me compré uno, me lo metí en los agujeros tras el mostrador ante el sorprendido empleado, lo regulé y salí a la calle.

Poco duré andando. La gente se debía dar cuenta de mi rostro placentero. Tuve que entrar en un parque y en un banco retirado me dejé arrastrar al orgasmo.

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Mamá y Julián regresaron da Madrid porque se iba a hacer la presentación de la serie a la prensa especializada. Se hizo una especie de fiesta con el personal técnico y el cuadro de actores y nos presentaron en pelotas haciéndonos muchas fotos. La mayor parte de los actores eran de reconocido prestigio, salvo las cuatro chicas nuevas. Entre ellos me encontré con el negro que follaba a mamá la primera vez que vi una película suya y cuya polla había sido y es objeto de mis sueños y de mi veneración, y posiblemente la que me condujo al mundo del porno. También había una chica negra hermosísima como una venus que era su novia y me hizo sentir celos.

En las fotos de grupo se delata mi admiración por el negro. Mi mirada está siempre clavada en el magnífico rabo de ébano.

Para darle morbo a la presentación, Don Francesc comunicó a los medios la relación en la vida real de Tracy Suck y Eva F, mamá y yo, e inmediatamente los fotógrafos nos pidieron posar a los dos solas en actitudes sugestivas y francamente procaces. Al final posamos a los pies del negro en diversas poses obscenas admirando su verga y haciendo gestos de mamarla. Yo no pude contenerme y se la cogí con mis manitas. En la foto se percibe sin la menor duda mi desmesurada adoración por aquel pene por los ojos y el gesto que puse. La tengo siempre en la mesilla y no he hecho un poster con ella por los niños.

Tras la fiesta nos entregaron los guiones para que los fuéramos estudiando y se quedó en empezar el rodaje el lunes de la semana siguiente.

Al día siguiente, por la mañana después de ducharme y ponerme una ligera bata, me metí en el coño y el culo los dos huevos, puse el aparato en marcha y me fui con el guión de la serie al salón donde estaba mamá leyéndolo también y Julián escribiendo en el ordenador. Los niños estaban en la guardería.

Al poco de empezar a leer me espanté de las cosas que tenía que hacer. No me extraña que la prueba que nos hizo Don Francesc fuera tan dura.

Ya en el primer capítulo tenía que follar con el negro (Mi adorado negro, lo llamaba para mis adentros) y su novia, cosa que me puso muy caliente y aceleró el efecto de los huevos. Alcancé un largo y formidable orgasmo que no pude ocultar a mis padres.

Julián y mamá se acercaron a ver por qué tenía así como así un orgasmo. Por que del hecho de que lo era no tenía duda gente tan experimentada. Julián vio la cajita de mando y me apartó la bata viendo los cables que entraban en mis agujeros. Tiró de los cables y salieron los huevos mientras que yo aún no me había recuperado de la explosión. Con el huevo del coño salió un torrente de mis jugos.

Entonces mamá y Julián se enfadaron ante mi sorpresa. No podía entender que se cabreasen porque una se diese un placer.

  • Eso no está bien en una hembra de provecho. Así vas mal, muy mal.

  • Pero ¿por qué?. No lo entiendo.

  • Una hembra de provecho es la que da placer. Si tu te lo autoproporcionas no das placer a nadie mas. Eres una egoísta.

  • Pe .. pero yo solo quería pasármelo bien.

-Pues si quieres pasártelo bien, me lo pides a mi, a tu madre o a Thin. Y si no estamos disponibles te vas a la calle y te ligas a alguien, o te ofreces de puta callejera. Pero tienes que compartir el placer. Nada de masturbarte y desperdiciar la posibilidad de hacer feliz a otro a la vez.

  • Bueno, bueno. Lo siento, no volverá a suceder.

Seguimos mamá y yo leyendo el guión.

  • ¡Joder mamá!, esto no puede ser. Me tiene que follar un perro en una escena.

  • Son varias las escenas con perros, vas atrasada.

  • Yo no quiero.

  • Déjate de tonterías. Es como cualquier otra cosa. Cuestión de costumbre.

  • Pero no estoy acostumbrada. No podré hacerlo.

  • Tengo una amiga que posee un rotweiler muy bien entrenado. Le pediré el favor de que te deje ensayar con él. Pero con lo del pony no te puedo ayudar.

  • ¿Lo del qué?

  • Follar con un pony, viene más adelante.

  • ¡Ah! No, ni hablar.

  • No dices más que majaderías. Una profesional hace lo que tiene que hacer. Para eso se nos paga tan bien.

  • Pero cómo es posible follar con un bicho así.

  • No creas que tiene la verga mucho más grande que el negro que tanto te gusta. Yo lo he hecho con caballos y no tengo el coño ni el culo destrozados.

  • ¿Qué lo has hecho con caballos?. Enséñame los DVD para aprender.

  • Ahora no. Tienes que ir a buscar a los niños a la guardería, mira qué hora es.

Recogí a las criaturas en un tremendo estado de excitación. Por un lado me repelía follar con animales y por otro me producía mucho morbo. Entregué los niños al cuidado de Thin y de su abuela y retomé la lectura del guión de la serie. Era increíble, las escenas donde interveníamos mamá y yo solas o con otra gente predominaban. Era evidente que los guionistas estaban dispuestos a explotar el morbo de nuestro parentesco en la vida real hasta el máximo.

De la lectura deduje que tanto mamá como yo íbamos a follar más tiempo meadas que limpias. No faltaba de nada. Incluso escenas SM que yo tampoco había interpretado nunca. Mis ardores subieron a tal extremo que hubiera usado los dos huevos eléctricos si no fuera por la bronca que me habían soltado mis padres. Menos mal que tenía actuación en el club y pude calmar mi calentura con los dos apuestos chicos que me hicieron una doble penetración. No creo que nadie del público notase, ante mi maestría para gemir y simular orgasmos, que tuve uno bien profundo y prolongado en medio del escenario. Los chicos si lo notaron y se partieron de risa.

Al día siguiente, mi padrastro Esteban me dijo que le llamó Don Francesc el cual le había informado que se pretendía rodar varios capítulos de la serie en un antiguo palacio señorial con un hermoso parque que en la actualidad era de propiedad de un ayuntamiento cercano a Barcelona. Había contactado con el concejal de cultura y este se mostraba favorable a conceder el permiso. Sin embargo había sugerido que se mostraría más favorable si le presentaba a alguna de las actrices y en concreto dejó caer que mejor "a la que folla con su madre". Esteban me pidió que fuera a verle al ayuntamiento y que, si no me importaba, fuera "amable" con él. Por el bien de la serie y por agradar a Don Francesc, accedí a ello y concerté una cita con la secretaria del concejal para el viernes siguiente a las 11 de la mañana.

Ese día, después de dejar a mis hijos en la guardería pasé por el salón de belleza. Quería impresionar al concejal y obtener el permiso de rodaje para hacerme valer ante Don Francesc. Después regresé a casa para darme un baño y aplicarme unos enemas para llevar mis tripas limpias a la entrevista. Ya no uso bragas y mis sujetadores son siempre de media copa dejando las aréolas y pezones al aire, así que me puse unos pantys de malla ancha sin entrepierna, una blusa blanca y un formal traje de chaqueta que me hacía ver como una ejecutiva. Quería que mi paso por el ayuntamiento pareciera una visita de carácter administrativo y no una maniobra de seducción. Al final me quité el panty y me puse una braga de cuero que pedí a mamá y que no es más que una delgada correa de cintura y otra de entrepierna que se separa en otras dos a la altura de la vulva presionando los labios vaginales hacia fuera de una forma descaradamente impúdica y seductora. Me pareció más adecuado para mi objetivo que los pantys sin entrepierna. Comprobé que tenía bastantes preservativos en el bolso y tomé un taxi.

Me presenté a la secretaria del concejal, una mujer de unos cincuenta años muy atractiva que me miró como a una enemiga. Seguro que se acostaba con el concejal.

  • Don Joan, la señora Eva F está aquí.

  • Marta, dile que pase y avisa que vengan Don Bernat y Don Manel.

Me extrañó el tratamiento de señora, ya que la biografía de Eva F publicada en las páginas web del porno no menciona que esté casada, y con mis 24 años y mi oficio todo el mundo da por sentado que soy soltera. Y más me extrañó que la entrevista no fuera exclusivamente entre él y yo. La tal Marta me hizo pasar al despacho al mismo tiempo que a los dos señores citados, los dos de unos sesenta años, uno de ellos calvo y bajito y el otro gordo como un león marino.

  • Encantado de conocerte Eva. Soy Joan –Me saludó el concejal. Un hombre alto de unos 45 años y bastante fornido.

  • Señores, les presento a Eva F, la zorra que pretende follar en las estancias y el jardín de nuestro palacio.

  • Oiga, yo no he venido a ....

  • Tu sabes bien a qué has venido, putón.

  • Oiga, a mi no me insulte.

  • No es un insulto. Tu te ganas la vida follando, ese oficio se llama prostitución. Lo hagas ante una cámara o no. Es más, creo que hacerlo ante una cámara para que lo vea todo el mundo es más depravado que hacerlo en la sucia habitación de cualquier mugriento club de carretera.

  • Bueno, si no le gusto me voy y listo.

  • No he dicho que no me gustes, golfa. Y si te vas, esos capítulos no se rodarán en nuestro palacio.

  • ¿Y si me quedo y aguanto sus insultos?

  • Depende de cómo te portes. Déjame enseñar a mis amigos el cuerpo de una zorra de lujo.

Según lo decía me levantó la falda mostrando mis salientes y elevadas nalgas a sus dos compinches.

  • Vaya culo que tiene la jaca.

  • Eso no se ve todos los días.

  • Pues esto es lo que van a disfrutar hoy caballeros. Barra libre. De algo nos servirá ese maldito palacio caro de cojones para mantener.

Mientras me despojaba de la chaqueta, el cabrón de concejal me obligó a inclinarme hacia delante para examinar mis intimidades. El calvo Manel casi mete su nariz en mi culo en su intento de no perder detalle de mis agujeros y su depiladito entorno y, por su parte, el gordo Bernat se consagró a desembarazarme de la blusa y el semisujetador para apoderarse de mis pechos. Así, en pocos segundos me encontré con la falda enrollada en la cintura, las medias y los zapatos como única vestimenta.

  • Joder tíos. Esta piba si que es un lujo. Qué hechura. Qué piel.

  • Y pensar que se la follan tipos hartos de sexo. Qué injusticia. Ya daría yo porque mi mujer se pareciese siquiera un poco.

  • Pues no te lo pierdas, por lo visto la marrana ésta está casada y tiene dos hijos pequeños. Y ahí la ves, follando con cualquiera y, según la propaganda, hasta con su propia madre.

  • No jodas. ¿Cómo va a estar así de maciza habiendo parido dos veces?. Mi mujer quedó como una piltrafa tras el primer parto. Tras el segundo ni me apetece tocarla. Y lo de tirarse a su propia madre ya tiene bemoles. Ni me lo creo.

  • ¡Eeehhh! Mirad por si fuese poco. Esos jugosos y gordos pezones anillados.

  • Pues te pierdes el coño tan bien peripuesto, Bernat. No veas que conejo más suave y pulido. Pa comérselo ya de bonito que es. Peladito como el de una niña y adornadito con anillos. Y la golfa no lleva mas que una cosa de cuero que no lo tapa, sino que lo hace resaltar más.

El concejal Joan debió cansarse de estar inclinado ante mi culo y, aunque el calvo bajito se encontraba muy cómodo olfateándolo, me tomó en sus brazos que noté bien fornidos, me arrancó la falda rompiendo la cremallera, me volteó cabeza abajo y aplicó mi chumino a su boca con mis muslos sobre sus hombros. Los otros dos hombres se quedaron sin pastel.

Con mi cabeza a la altura de la bragueta del concejal Joan no se me ocurrió otra cosa que ejercer lo que la profesionalidad me dictó: Abrirle la bragueta, sacar su más que respetable miembro y ponerme a mamarlo. Los dos acólitos se bajaron los pantalones, sacaron unas pijitas de mierda y se pusieron a masturbarse aplaudiendo elogiosamente la proeza de su jefe.

Para premiar a sus aduladores el concejal se aproximó a la mesa del despacho, me hizo apoyar las manos en ella y se separó de tal forma que mi boca ya no pudo trabajar su miembro. Pero el gordo pudo otra vez apoderarse de mis tetas desde abajo y el calvo bajito se sentó en la mesa con su pequeño pene pretendiendo la atención de mi boca.

  • Joer tíos, que tetorras tiene la puta.

  • Pues no veas como maneja la lengua. Esta se ha comido mil pollas antes.

  • Pueffffss no vfffeais como ffffsuelta jugfffgoffs fffsu fffchumino. Fffricos, fffricos.

Y tenía razón el concejal. Por un lado me sentía muy humillada pero por otro aquella situación me estaba calentando de tal manera que mi coño empezaba a soltar su habitual caudal de bálsamos. Decidí dejarme llevar por la calentura y dejar de lado la dignidad. A fin de cuentas yo llegué allí decidida a follarme a alguien para obtener un permiso. ¿Qué más me daba follarme a uno que a tres?. Por otro lado me resultaba perturbador el hecho de que me gustase recibir un trato tan desconsiderado.

  • Pufffs, vamos caballeros, es hora de enfundarla. La zorra tiene el coño empapado.

  • Espera Joan. Ponla a cuatro patas que yo no he podido ver bien sus bajos.

Quedé a cuatro patas sobre la mesa y los tres se entregaron con entusiasmo al examen y exploración de mis dos agujeros inferiores.

El calvo bajito, Manel, me metió dos dedos en la vagina y saboreó mis caldos.

  • Joer, qué bien sabe el coño de las putas de lujo. El de mi mujer sabe a meaos.

  • Métele más dedos Manel. Y tu, Bernat: métele los dedos en el ano. Estas zorras del porno tienen los agujeros bien entrenados. Les cabe todo. Vamos a comprobarlo.

El cabrón me metió la polla en la boca hasta el fondo mientras alentaba a sus secuaces a meter cada vez más dedos en mis agujeros. Menos mal que los tengo bien entrenados, así que relajé los esfínteres para que pudiesen jugar.

  • ¡Ostias Bernat!. La puta me ha tragado todo el puño en el coño.

  • Pues le estoy dando pal pelo en el culo y me traga los cuatro dedos.

  • Mirad como traga por la boca. Se le nota en la garganta cuando mi capullo la traspasa.

  • A ver si la vamos a estropear y después los agujeros no aprietan las pollas.

  • Estas zorras saben manejar bien todos los agujeros. Son expertas.

Por increíble que parezca, cuanto más me insultaban más caliente y descontrolada me ponía. Lo pudo comprobar el calvo Manel cuando su muñeca recibió mi meada producto de la presión de ambas manos sobre mi vejiga.

  • ¡Joer!. La puta se ha meao. ¡Será cerda!

Manel sacó la mano de mi coño y se largó a lavársela.

  • Anda Bernat. Fóllatela ya.

  • Ni hablar. La chona tiene el coño meao. Menos mal que tiene el culo limpio.

  • Bueno, hagamos un descanso. – Pulsando el intercomunicador- ¿Marta?. Haz el favor de venir.

  • Diga Don Joan.

  • La puta se ha meado. Haz el favor de llevarla a donde pueda limpiarse el coño y darle algo para que me limpie la mesa.

  • Como quiera Don Joan. Pero no la voy a llevar en pelotas por los pasillos del ayuntamiento.

  • No sé. ¿No tienes nada para que se ponga?. Que se vista con su ropa.

Me volví a vestir pero Marta tuvo que darme unos imperdibles para sujetar mi falda desgarrada por la cremallera. Después me condujo por los pasillos llenos de funcionarios y de ciudadanos hasta un WC con bidet. Meé el resto del contenido de mi vejiga para evitar otro accidente y me limpié en el bidet, todo ello ante la mirada imperturbable de la secretaria. Me fijé en ella. Pese a su edad conservaba buena figura. Quizá algo recargadas las caderas, pero el pandero todavía se mantenía alto, los muslos se notaban recios contra la falda y las piernas, aunque de tobillo grueso, bien torneadas. Seguro que follaba con Joan.

  • ¿Y qué?. Te gusta ser puta?.

  • Y dale. Yo no soy puta. Soy actriz.

  • Actriz porno: Puta doble. Vaya bragas.

  • ¿Te gustan mis bragas?

  • Si.

  • ¿Si?

  • ¡Qué pasa!. ¿te parece raro?

  • No. Creí que ibas de coña.

  • Me gustan tus bragas. ¿has terminado?. Pues regresemos.

  • Si. Aún no me han follado. Espera. – Saqué del bolso mi tubo de Analub y me lubriqué los dos agujeros.

Volvimos al despacho y sin necesidad de que me dijeran nada me desnudé nuevamente conservando solamente la sugestiva braga de cuero de mamá y los zapatos. En un alarde de descaro dije:

  • ¿Quién es el primero en metérmela?

Se apuntó el calvo bajito Manel. Yo me puse de espaldas a él apoyada con las manos sobre la mesa del despacho y volviéndome con gesto de cándida picardía le dije:

  • ¿Coño o culo?

  • L.. los .. dos, cerda.

-¿Podrás con ese pitilín?

  • Verás si puedo puta de mierda.

Pudo meterla en mi coño a través de las dos tiras de cuero de la braga y le apreté de tal manera su pililita que le ordeñé en dos minutos sus cojoncillos. Además quedó con el pitilín irritado por el roce con el cuero de la braga.

  • El siguiente.

Esta vez fue el gordo Bernat, pero no era capaz de tenerla lo suficientemente dura para meterla, por lo que se dedicó a restregarla por el canal de mis nalgas y aferrarse a mis tetas como un desesperado. Me hizo daño en las tetas el impotente de él. Pero como dice mi madre, aguanté como profesional y hembra de provecho.

  • Don Joan. Su turno. ¿Coño o culo?.

  • Te voy a partir ese culazo que me trae loco.

  • A su disposición. Mire que acogedor es. - dije separando mis nalgas para darle acceso- ¿Me la mete entre la braga o me la quito?.

El tipo estaba cabreado porque yo estaba tomando las riendas del asunto y ahora los humillados eran sus dos siervos pelotas. Me la clavó en el ano sin contemplaciones apartando las dos tiras de cuero de la braga y de inmediato empezó a bombearme lento pero profundo y con brío. El tipo era rudo y me gustó. Según me sodomizaba golpeaba mis nalgas con la palma de sus manos.

El calvo Manel se puso bajo mis piernas y empezó a torturarme la vulva y el clítoris tirando fuertemente de mis anillos con una mano y penetrándome con los dedos de la otra. El gordo Bernat no dejó pasar la oportunidad de vengarse de su deshonra. Volvió a apoderarse de mis tetas y estuvo todo el rato torturándolas.

  • Manel, Bernat. Nunca habéis tenido una puta de lujo como esta. Hagamos lo que les gusta. Una polla en cada agujero.

Manel me puso su pijita ante la boca pero Bernat objetó:

  • Mira Joan. Para metérsela en el coño mientras tu la porculizas tengo que tocarte a ti. Y a mi no me gusta tocar a los hombres. Déjame seguir disfrutando de estas tetas que sabe Dios si llego a probar algo parecido el resto de mi vida.

  • ¡Bah!, menos mal que tengo una secretaria eficaz. - ¿Marta?. Haz el favor de pasar.

La mujer entró pero no demostró sorpresa alguna por ver a su jefe sodomizándome, a Manel con su pilila en mi boca y a Bernat estrujando mis tetas y tirando de las argollas de mis pezones. – Diga Don Joan.

  • Marta, saca ese juguete con el que complaces a tu colega de la tercera planta en los aseos, te lo pones y me ayudas a tapar los dos agujeros de la ramera esta.

La madura secretaria tardó menos de un minuto en regresar al despacho totalmente en bolas salvo sus zapatos. Si me había parecido atractiva cuando estaba vestida con su formal terno, ahora me pareció fascinante. La acción se detuvo. Joan extrajo su polla de mi culo, Manel su ínfimo rabito de mi boca y mis pechos consiguieron un descanso de los estragos a que los sometía Bernat.

Inmediatamente el concejal Joan tomó la iniciativa. Creo que temía a que lo hiciera yo, pero estaba absorta contemplando a Marta. La madurita secretaria ofrecía un cuerpo muy atractivo: esbelta, con una pequeña pero agradable acumulación de peso en las caderas y el vientre, glúteos todavía apreciablemente altos, pechos pequeños pero con amplias aréolas oscuras y aún orgullosamente presentadas al frente aunque la masa ya sojuzgase hacia abajo. Muslos rellenos y continuados en piernas perfectamente acordes con ellos. Y sobre todo, lo que más me atraía, unas manos tan perfectas como las mías o las de mamá que ostentaban únicamente una visible alianza de matrimonio.

Esas deliciosas manos portaban un arnés provisto de un pene de látex que no cualquier mujer admitiese dentro de sus cavidades. Yo sí, y estaba deseando tenerlo dentro.

Marta, lentamente mostró su vulva tan desnuda de pelo como la mía. Entreabrió los labios vaginales con sus agraciados y largos dedos de perfecta manicura y lacados en rojo. Mostró los dos penes del reverso del arnés y procedió, con la misma lentitud y estudiada sensualidad, a insertárselos en su coño y su ano sin dejar de mirarme a los ojos. Sujetó el arnés con las correas y se tumbó en el suelo de espaldas ofreciendo al uso el pene exterior. Eso era para mi y no dudé nada en agacharme y meterme aquella pieza en el orificio delantero mientras me abrazaba a la agraciada señora.

No tuve duda de que su boca buscó la mía con la misma ansiedad que yo la suya. Una vez estuvimos la una acoplada a la piel de la otra yo fui incapaz de percibir que Joan me había enculado de nuevo hasta que la mujer empezó a dirigir el movimiento de los tres.

Los dos lameculos se unieron lamentablemente. Manel volvió a intentar que mi boca reanimase su lamentable pija y Bernat siguió dándole gusto a su obsesión por los pechos.

Bernat me hacía daño en las tetas y yo, por malsana venganza en inocente, succionaba potentemente la pobre pija del enano calvo Manel de tal forma que esa noche lo pasaría mal con la inflamación.

Joan comenzó a pegarme fuertes azotes en las nalgas y Manel lo imitó. Incluso me pegaba con la palma de la mano en la espalda y sus flancos. Eso animó a Bernat para hacerme verdaderas barbaridades en las tetas. Miré a Marta y pude apreciar en su mirada un destello de simpatía y ánimo que confirmé cuando, despreciando la pollita de Manel, dirigí mi boca a la suya y su lengua penetró con dulzura y pasión en la mía.

Noté el esperma del concejal invadir mi recto pero no quise desligarme de Marta. A la postre el cabrón de él me tomó del pelo y me obligó a levantarme dejando mi coño huérfano del pene artificial de la encantadora mujer madura.

Me repuse de la pérdida de Marta y tomé otra vez la iniciativa:

  • ¿Alguno me quiere follar de nuevo?. No duden caballeros que esta puta está encantada de estar a su disposición. Toda ramera conoce sus obligaciones. Una es hembra de provecho y el uso que me den para su placer es mi mayor satisfacción. Manel, ¿quiere usted ensayar mi ano?. Bernat, ¿Le gustaría por fin enfundar su estimado pene?. - Joan, ¿Quiere ensayar otra eyaculación?. Me complacería beber su esperma.

  • Anda zorra. Lárgate.

  • ¿Le he gustado?. ¿Me ha aprovechado bien?. ¿Soy buena hembra?

  • Siii. Eres una gran hembra.

  • ¿De provecho?.

  • Siii, zorra. Déjame en paz.

  • Entonces: ¿Lo de la concesión del palacio y su jardín?

  • Vale, vale … concedido. Ya mandaré los papeles a tu chulo el tal Francesc. …. espera. ….. antes quiero conocer a la zorra mayor. A tu madre. Si me gusta ella también … los firmo.

  • Le gustará. Mi madre es una hembra de provecho modélica.

  • Marta: Anota la cita. Para el martes en el hotel NG Kallípolis. A las 18h.

  • Como usted ordene Don Joan.

Marta me entregó mis prendas ayudándome a vestir en lo poco que necesitaba mientras los dos arrastrados me insultaban. Increíble. Les doy la oportunidad de follarse un cuerpo que en su vida hubieran imaginado, fallan y encima me insultan.

Marta me acompañó al antedespacho, aún desnuda y con el arnés puesto. Cerró la puerta con cerrojo y me confesó mientras se desprendía del arnés sacando cuidadosamente de los dos penes interiores que habían taponado su ano y su coño:

  • Me gustas.

  • Y tu a mi.

  • ¿Teléfono? … para confirmar la cita con Don Joan … quiero decir.

Se lo di. Claro. La besé en la boca y me devolvió el gesto. Le acaricié sus desnudas nalgas aventurando mi mano hacia su pelado chumino y un dedo dentro de su cálido agujero.

  • No te voy a olvidar.

El concejal nos interrumpió y me fui a casa meditando por el camino por qué había estado a punto del orgasmo con los maltratos de aquella gente y por qué me había colgado de la madura Marta.

CONTINUARÁ.