Me hice mi propia puta

Cuando estoy con un hombre soy muy pasiva, me gusta que me diga exactamente qué hacer y que de puta o perra no me baje, y eso mismo hice yo...

El nombre no importa porque ni siquiera me gusta. Tengo 21 años, soy alta, un poco robusta. Mis piernas son mi mayor cualidad, y aunque no tengo caderas anchas, se complementa con mis tetas enormes y un culito aceptable.

Me masturbo desde que tengo uso de razón, cada noche. Pero esa noche fue otra cosa...

Todo empezó cuando le envié a mi fckboy en turno el plug anal con cola de conejo que estábamos buscando, me describió cómo lo metería y cómo me cogería después, eso me mojó mucho.

Estaba cansada así que dejé la conversación a medias, solo quería tener un orgasmo y después dormir. Empecé a acariciarme y noté que mis pezones estaban muy duritos, mis pechos son tan grandes que alcanzo a lamerlos, y pasé mi lengua una y otra vez.

Bajé mi mano y acaricié mi entrepierna, al rededor de mi vagina y un poco mis vellos. Poco a poco fui acercando mis dedos a mi clítoris y para ese momento ya estaba bastante mojada.

Llevé un dedo a mi boca, lo chupé muy bien y luego lo metí, pero no estaba siendo suficiente. Sentía como mi vagina palpitaba y quería más. Tomé un desodorante y le puse un condón con la boca, me imaginaba que era un grueso pene.

Traté de meterlo pero era demasiado grueso, entonces recorrí el cuarto con la mirada y ahí estaba. La brocha de maquillaje más gruesa y grande que tengo. Hice lo mismo, y esta vez, también tomé un lubricante. Quería sentir mi cuerpo mojado por completo.

Con las tetas cubiertas de aceite y la vagina empapada, empecé a empujar la brocha hacia adentro, incluso me excitó que l sensación de la brocha era como de una colita.

Cada vez me ponía más caliente, tocaba mis pezones y los jalaba, y luego iba a mi clítoris, mientras con la otra mano me embestía toda. Sentí que mi vagina empezó a escurrir de lo mojada que estaba, y en mi mente sucedió la magia.

Cuando estoy con un hombre soy muy pasiva, me gusta que me diga exactamente qué hacer y que de puta o perra no me baje, y eso mismo hice yo...

Movía mi cadera y me decía "¿te gusta así, perra?  Tócate putita, quiero sentir cómo te mojas", eso me excitaba y no paraba de llamarme así, cada cosa que quería hacer me la ordeaba antes.

"Ponte en cuatro, deja al aire ese delicioso culo y masturbate", y ahi estaba. A las 2 am, en cuatro patas haciéndome mi propia perrita. Mis papás dormían en la habitación de enfrente y mordía la cobija para no gemir.

Todo mi cuerpo estaba suave, mojado, entre el sudor y el lubricante cualquiera se resbalaría ahí con facilidad.

-Quiero que te vengas, no pares hasta que estés chorreando- pensé, y así lo hice. Me acosté de nuevo para tener mejor acceso a mi clítoris y metía la gruesa brocha duro y rápido, hasta que sentí agua escurrir entre mis piernas.

-Así putita, así, tienes una vagina deliciosa!

Perdí el control de mi cadera y se escapó un pequeño gemido, lo estaba disfrutando un montón.

Al terminar solo guardé todo y me eché a dormir en mi cama llena de mis fluidos.