Me he masturbarme pensando en ti, amiga virtual.
Esta mañana, aún medio dormido, tendido solo en la cama, he empezado a masturbarme pensando en ti, mi amiga virtual.
Esta mañana, aún medio dormido, tendido solo en la cama, he empezado a masturbarme pensando en ti, mi amiga virtual. Te imaginaba arrodillada sobre mí, desnuda, con mi polla en tu boca, mamándola suavemente, mientras tus pechos colgantes, de grandes pezones, acariciaban mis muslos y mis huevos, tus ojos me miraban directamente a los míos, suplicándome que te diera mi semen para tragártelo.
Te imaginaba que ahora te sentabas sobre mi polla y me cabalgabas, tu pelo en movimiento, tus pechos saltando, gimiendo, pidiendo más, rogando, gritando de placer,...
Me he puesto en pie y me he acercado a la ventana. Estaba abierta pero cubierta por la cortina que se agitaba con la brisa, levantándose y volviendo a caer, dejándome ver el exterior sólo por unos breves momentos. El aire y el sol, todavía suave, me producen una sensación muy agradable en la polla y en los huevos. He notado la presencia de la vecina que fuma en su balcón, como hace siempre, enfrente de mi ventana. Cada vez que se levanta la cortina, estoy seguro que ella me está mirando, pero no quiero que piense que yo me estoy exhibiendo, porque seguro que se asustará o se molestará. Quería que pensara que me había pillado por simple casualidad, mientras yo estoy mirando a la calle, allá abajo, con la polla tiesa, apuntando hacia el cielo. Me la acaricio cuando el viento vuelve a levantar la cortina, para que me vea bien, y luego me retiro, seguro de haberla turbado.
Me voy a la habitación de al lado y espío por esa otra ventana. Efectivamente, la vecina está pendiente para ver si vuelvo a aparecer, no aparta la mirada de la ventana donde yo me he asomado antes. Sigue fumando, con los codos apoyados en la baranda, un poco echada hacia delante, con sus hermosos pechos marcándose en la camiseta que lleva puesta, aunque desde aquí no distingo si sus pezones están erectos. Imagino que sí e imagino cómo sería acercarse por detrás a ella, levantarle la falda, mientras ella sigue mirando a la calle, follarla por detrás, metérsela hasta el fondo, que la punta de mi polla llegue hasta el fondo del coño, mientras le sobo su pecho y ella que disimule, que goce pero sin hacerlo notar, mientras las gente pasea por la calle y siguen hacia sus destinos...
Me sigo masturbando, estoy muy caliente. Vuelvo a mi dormitorio y vuelvo a asomarme fugazmente, con la polla por delante. Ahora me atrevo a mirar de reojo, muy rápido, hacia el balcón de la vecina, pero ya no está. Que decepción.
Me tiendo en mi cama boca arriba, te imagino tendida en tu cama, excitada pensando en mi, tocándote tus pechos, acariciando tu clítoris, mojando la yema de tus dedos y penetrándote tu coño, como si fuera mi polla, te pellizcas tus pezones, dios que placer, me masturbo, pienso que estrujo tus pezones, muerdo tus tetas y te penetro salvajemente, primero tu coño y después dándote la vuelta tu culo, haciéndote gritar de dolor y deseo.
Me voy del todo sobre las sábanas, pensando que me corro sobre tu rostro y dentro de tu boca, te hago tragar toda mi leche. Cuando me tranquilizo, me levanto y arreglo un poco el estropicio de las sábanas, manchadas de semen. Me ducho y me voy a la oficina, donde ahora escribo esto, mientras me acuerdo de ti. Pienso que estas sentada frente a mí en mi oficina, como si fueras una compañera de trabajo.
Por debajo de la mesa aprecio tus muslos, tu vientre, aunque no puedo distinguir tus bragas, y me fijo también en tus tetas, grandes, un poco caídas, pero que tan deliciosas son. Las mordería ahora mismo.
Está hablando por teléfono te ríes de lo que te deben estar contando. Tus labios húmedos se mueven sensuales y sus pechos ahora saltan por la risa. No me puedo aguantar más y me voy al lavabo a volver a masturbarme, imaginándome que entras detrás de mí, sin que nadie se dé cuenta, y se pega a mi espalda y me coges suave la polla, sacándola por la bragueta y es.... ¡oh, joder, tengo que parar o mí me va a dar algo!