Me Gustó Ser La Novia Travesti
Le pidió ayuda a Gabriel para realizar su fantasía, y justo cuando estaba a punto de realizarla, Fer no daba crédito a la metamorfosis de su amigo, que se había transformado en una hermosa chica llamada Anna. (Relato ficticio)
Resumen
Le pidió ayuda a Gabriel para realizar su fantasía, y justo cuando estaba a punto de realizarla, Fer no daba crédito a la metamorfosis de su amigo, que se había transformado en una hermosa chica llamada Anna. (Relato ficticio)
Me Gustó Ser La Novia Travesti
Trabajo atendiendo una tienda de conveniencia propiedad de mi familia en una colonia de clase media alta en la Ciudad de México. Me llamo Gabriel y como soy de carácter extrovertido en ocasiones los clientes hacen amistad conmigo.
Hace un tiempo empezó a frecuentar el negocio un muchacho más o menos de mi edad, o sea entre 22 y 23 años, y poco a poco fuimos entablando amistad. Se llama Fernando y es bastante más alto que yo, moreno claro de ojos verdes, complexión atlética y de buen ver. En una ocasión en que no había mucha clientela nos pusimos a platicar y me contó que un conocido suyo había tenido una relación amorosa con un travesti y eso le había provocado a él la curiosidad de tener una experiencia similar pero aún no se había animado a concretar su fantasía.
Como no le gustaba la idea de ir solo, en varias ocasiones me invitó para que lo acompañara a Hysteria, una conocida disco donde se reúne la comunidad travesti, pero yo siempre le daba excusas para no ir. Total que a tanto insistir en que lo acompañara, un día le dije que sí lo haría pero con una condición.
Me preguntó cuál era la condición que le ponía y le contesté que me gustaría acompañarlo siempre y cuando yo fuera su pareja travesti.
Primero me miró extrañado y pensó que lo estaba embromando, pero cuando le confesé que yo era travesti de closet y que tenía la fantasía de salir a bailar travestido como pareja de un chico, comprendió que de esta manera ambos cumpliríamos nuestras fantasías y le entró la curiosidad por ver cómo luciría yo vestido de mujer, así que acordamos en ir a la disco el siguiente viernes.
Era lunes, así que tuve tiempo durante la semana para ir de compras y acordar una cita para maquillarme el viernes por la tarde con Mirel y Yazmín (o Yaz, como prefería que le llamaran), unas chicas transgénero que tienen una estética cerca del departamento donde vivo y que ofrecen el servicio de maquillaje de transformación.
Como la cita con Fer era una ocasión muy especial, mi alter ego Anna tenía que lucir bastante sexy pero al mismo tiempo muy elegante, así que me dí una vuelta por la boutique que maneja mi prima Dalia, una chica que tiene un excelente gusto para escoger su mercancía pues siempre tiene cosas preciosas a la venta. Desde que éramos niños ella notó mi afición por las prendas femeninas y siempre que teníamos oportunidad de hacerlo, me prestaba su ropa para vestirme de niña y jugar a las comadres. Con el paso del tiempo se fue convirtiendo en cómplice de mi travestismo, consejera-confidente y asesora de imagen, como si yo fuera su hermanita menor.
Entre todas las maravillas que tenía, me sugirió usar un conjunto de vestido corto y chaquetilla tipo bolero. Este conjunto me encantó pues el vestido está confeccionado en una sedosa lycra negra con el frente adornado por una banda vertical de tela metálica color bronce viejo, y el bolero en una seda crepé color castaño carbón que hace juego con la tela del vestido.
Para completar el atuendo me enseñó unas preciosas zapatillas negras. Desde que las vi en el aparador me enamoré de ellas pues el diseño es de punta abierta, con el corte en charol y un detalle de gamuza al frente, una cinta de grogrén negro a lo largo del empeine con un pequeño moño plano del mismo material al centro y un estilizado tacón de aguja de 10 centímetros de alto. Finalmente, como accesorios elegimos unos aretes de broche en forma de media bola con un pendiente en forma de rombo alargado con una perforación oval al centro, un ancho brazalete metálico y una pequeña bolsa de fiesta tipo bandolera, todo en color bronce.
El transcurrir de la semana se me hizo eterno. La tarde del jueves la ocupé en hacerme una limpieza facial y en depilarme totalmente, así que el viernes saliendo de trabajar fui directamente a mi departamento para darme un baño. Me afeité perfectamente la cara, apliqué en mis axilas un desodorante femenino y en todo mi cuerpo una crema humectante. Después me vestí con unos pants y sudadera, guardé mi atuendo en un porta trajes y todo lo necesario para travestirme en un maletín y salí rumbo a la estética.
Una vez ahí, pasé al pequeño vestidor que tienen en la parte trasera de la estética, me desnudé por completo y comencé el proceso de transformación.
El primer paso era ocultar mis genitales masculinos así que procedí a guardar cuidadosamente mis testículos en la cavidad inguinal, acomodé el escroto vacío alrededor de la base de mi pene y usé un par de tiras de cinta quirúrgica de tela suave para fijar todo en su lugar.
Para moldear mis formas femeninas me enfundé en una panty-faja elástica color beige con rellenos de esponja en la cadera y los glúteos. La subí hasta medio muslo, acomodé mi pene flácido y solitario hacia atrás y terminé de subirla. En seguida me puse un Magic Bra en copa B para crear un efecto de escote y darle una forma atractiva a mi pequeño busto, y a continuación me puse un Body negro para terminar de estilizar mi figura.
Antes de ponerme el vestido me apliqué un poco de perfume Ocean Dream, me calcé unas pantuflas de baño y volví al salón para que las chicas hicieran su parte del proceso.
Mientras Yaz se encargaba de mis uñas y me hacia bromas sobre mi cita con Fer, Mirel me aplicó un maquillaje apropiado para una noche de antro, usando varios tonos cálidos que combinaban con mi atuendo.
Después de limpiarme perfectamente el rostro con un algodón empapado en loción astringente, cubrió mis cejas con una cera y un maquillaje sellador especiales. Dejó que secaran y después aplicó en mi rostro varios correctores para afinar mis facciones, disimular las imperfecciones de mi rostro y ocultar la sombra de mi escasa barba. Luego una base de maquillaje, sobre la que puso un poco de polvo compacto y me aplicó rubor en las mejillas.
A continuación, con ayuda de una plantilla y un lápiz delineador me dibujó cuidadosamente un par de cejas femeninas. Por último, aplicó las sombras de ojos, una capa de rimel en las pestañas y finalizó con un toque de brillo labial.
Para entonces Yaz había terminado con las uñas postizas de mis manos y comenzó a pintarlas en el mismo tono rosa nacarado con que me había pintado las uñas de los pies.
Para finalizar la transformación, Mirel me puso una peluca de cabello natural en tono castaño rojizo con un corte ondulado que caía suavemente sobre mis hombros. Arregló el peinado de la peluca y me miró con aprobación.
Regresé al vestidor para ponerme unas medias de lycra en color natural y calzarme las zapatillas. Me puse el bolero y los accesorios y caminé hacia el espejo para mirarme.
¡Anna estaba lista para el gran evento!
Las dos chicas estaban que se morían de la curiosidad por conocer a mi amigo así que le mandé un mensaje a su celu para avisar que ya podía pasar por mí, y como a los 10 minutos llegó a la estética. Yaz me aconsejó esperar en el vestidor para darle la sorpresa a Fer cuando llegara, así que ellas lo recibieron amablemente y comenzaron a lanzarle piropos sobre lo guapo que estaba y lo bien vestido que iba.
Cuando me pidieron que saliera, Fer no daba crédito a la metamorfosis de su amigo, ahora transformado en una hermosa chica llamada Anna.
Embobado me recorrió con la mirada y después de admirar con deleite mis piernas no supo más que decir. Yazmín y Mirel me guiñaron un ojo y soltaron una risita infantil, divertidas con la expresión de asombro que puso Fer.
Para calmarlo un poco le dijeron que hacíamos una bonita pareja y que estaban seguras de que íbamos a causar sensación a donde quiera que fuéramos. Fui por mi bolso y después de despedirnos de las chicas Fer me tomó de la mano y salimos a la calle en busca de su auto, el cual estaba estacionado a unos cuantos metros de la estética.
Abrió la puerta del lado del pasajero, me entregó una rosa roja y con una pequeña reverencia me invitó a entrar al auto. Me sentí un poco rar@ en mi papel femenino recibiendo las atenciones de un chico guapo y educado que me trataba como a su novia pero al fin y al cabo era mi fantasía que comenzaba a realizarse.
Durante el trayecto hacia la disco aprovechó una luz roja para pasar su mano por mi pierna pues según dijo le encantaba sentir la suavidad de las medias. Claro está que con el mini-vestido que llevaba puesto tenía bastante "media" para tocar así que tuve que ponerlo en paz para que se concentrara en la conducción del auto.
Después de batallar un rato con el tráfico de la gran metrópoli llegamos por fin a Hysteria y al salir del auto atraje varias miradas de interés de algunos chicos, cosa por la que Fer se puso un poco celoso.
En el interior nos encontramos con Gina y Tania, dos chicas travestis que había conocido en una casa de transformaciones a la que asistía de vez en cuando y que después de los respectivos saludos nos invitaron a compartir su mesa.
Después que terminó el show en vivo que ofrece la discoteca se acercaron dos chicos para invitar a bailar a mis amigas, tiempo que Fer y yo aprovechamos para observar lo que pasaba a nuestro alrededor y ver como estaba el ambiente, pues los dos estábamos muy emocionados con la experiencia de estar en ése lugar ayudándonos mutuamente a cumplir nuestras respectivas fantasías.
Como buen caballero Fer estuvo platicando y bailando con mis amigas pero obviamente la preferida era yo. Para mí fue una experiencia increíble pues con todo y los tacones altos no alcanzaba la estatura de Fer por lo que bailar pegadita con él recargando mi cabeza en su hombro me hizo sentir muy pero muy femenina.
En fin, nos pasamos una velada muy divertida y poco después de la una de la mañana nos despedimos de mis amigas. En el camino de regreso nos detuvimos en una cafetería de la Zona Rosa para cenar algo y después me llevó a mi depa.
Antes de despedirse se animó a decirme que le gustaba mucho en mi versión de mujer y que deseaba salir otra vez con Anna. Fer estaba contento por haber realizado su fantasía y yo me había sentido muy a gusto en su compañía así que accedí a seguir saliendo con él en plan de pareja.
Después de varias citas en las que nos divertimos bastante, me propuso pasar el próximo fin de semana en la casa de campo que su familia tiene cerca de la ciudad de Cuautla, a un par de horas de Ciudad de México. Hacía tiempo que yo deseaba explorar por completo mi faceta femenina con un hombre guapo como él, por lo que no tuvo que insistir mucho para que aceptara. A fin de cuentas si salíamos como pareja lo más lógico era pensar que quisiera hacer el amor conmigo.
El viernes por la tarde pasó por mí para irnos a Cuautla. Para viajar escogí vestir casual y me puse una camisola de manga larga en color amarillo oro con pequeños estampados geométricos en color crema, mallones color blanco ostión y unas balerinas en tela metálica dorada. Un poco de colonia Anaïs-Anaïs, una peluca mediana con flequillo al frente en tono castaño cenizo y una bolsa tipo Hobo en color amarillo completaban el atuendo que Fer aprobó complacido. Antes de subir al auto me entregó una rosa roja de tallo largo y halagada le correspondí con un beso.
Después de un viaje sin contratiempos llegamos ya casi para oscurecer a una hermosa casa de campo de tamaño mediano pero muy bien diseñada, y con un amplio y bien cuidado jardín a su alrededor.
Pasamos al interior de la casa y Fer me invitó a sentarme en la sala mientras se ocupaba de que el personal de servicio bajara nuestras maletas del auto y las acomodara en la recámara principal, pero mejor me asomé por el ventanal de la sala, que daba paso hacia una amplia terraza cubierta, con piso de duela y barandal de herrería forjada, amueblada con un precioso juego desayunador de jardín en estilo bistró, formado por una mesa redonda de armazón metálica con cubierta de cristal y dos sillas plegables de madera, así como un sofá de jardín hecho en madera de cedro con una pequeña mesita integrada entre los dos asientos acojinados. Salí a la terraza y me senté en el sofá, desde donde se podía disfrutar una vista espectacular del valle al pie de la montaña donde se ubicaba la casa.
Escuché que Fer encendió el equipo de sonido, conectó los altavoces de la terraza y puso música de Enya a un volumen agradable. Preguntó en la cocina como iba el avance de la cena y poco después entró a la terraza con un par de copas de cristal y una botella de champaña bien helado.
Se sentó a mi lado y después que sirvió las copas hicimos un pequeño brindis por nosotros. Me comentó que faltaba poco para que estuviera lista la cena por lo que era hora de cambiar nuestro atuendo por algo más formal, así que me acompañó a la recámara principal para que usara el vestidor y el se dirigió a otra de las habitaciones para quitarse el atuendo casual y ponerse un elegante traje oscuro.
Siguiendo los consejos de Yaz y de Mirel, la noche anterior me había aplicado un enema de café para limpiar mi interior y evitarme una situación penosa al hacer el amor con Fer, pero antes de vestirme decidí aplicarme un tubo de Microlax para asegurarme de estar completamente limpia. Esperé a que el enema hiciera efecto y ya que terminé el proceso me lavé las manos y empecé a sacar mi atuendo de la maleta.
Para esta ocasión tan especial Dalia me sugirió llevar sólo el Magic-Bra con una panty negra de lycra en corte francés con detalles coquetos en listón y encaje, medias, y un elegante vestido de noche confeccionado en crepé satín color negro, de tirantes delgados cruzados en la espalda y con falda hasta la rodilla, acompañado con unas sandalias en color dorado, con tiritas entrelazadas y tacón de 10 centímetros.
Después de vestirme cambié mi maquillaje por uno de noche, repasé el peinado de la peluca, me apliqué unas gotas de Rive Gauche en los puntos estratégicos de por si me besa, por si me abraza y por si se pasa, y después me dirigí al encuentro de Fer.
Cuando regresamos a la sala me quedé impresionada pues las chicas del servicio habían convertido la terraza en el sitio perfecto para disfrutar una cena romántica: varios quinqués con velas blancas dispuestos a intervalos en el piso junto al barandal que circundaba la terraza, y otro más al centro de la mesa, la cual estaba cubierta con un mantel de lino blanco sobre el que se habían colocado un pequeño arreglo floral que servía de base al quinqué y dos mantelitos individuales en el mismo color rojo de las servilletas de tela que acompañaban al servicio de mesa. Finalmente, habían puesto junto a la mesa un pedestal de hierro forjado que sostenía una cubeta de acero inoxidable con hielo picado y una botella de champaña en su interior.
Fer puso un CD con música de Kenny G en el equipo de sonido y cuando regresó me regaló una hermosa orquídea blanca. En cuanto nos sentamos a la mesa sirvió el champaña y pidió que nos enviaran la cena.
De entrada nos sirvieron una deliciosa ensalada a base de mariscos, seguida de un fettuccini Alfredo, pechugas de pollo en crema de champiñón como plato principal, y finalmente el postre, un cremoso helado de vainilla decorado con rebanadas de Kiwi y tiras de jarabe de chocolate. Este hombre sí que estaba haciendo especial nuestro primer encuentro.
Después de cenar nos sentamos en el sofá de jardín y estuvimos conversando un rato mientras disfrutábamos una copa de champaña, un plato con fresas azucaradas y la vista nocturna desde la terraza. La música de Kenny G cedió el turno a Norah Jones y Fer se puso de pie para invitarme a bailar pegadita con él. El personal de servicio ya se había retirado pues era de entrada por salida así que estábamos solos en la casa, sin nadie que interrumpiera nuestra intimidad.
Más que bailar estábamos abrazados de pie escuchando la música, y como era de esperarse, el ambiente romántico creado por la cachonda voz de Norah Jones interpretando "Turn Me On" y la tenue luz de los quinqués nos inspiró a comenzar una buena sesión de caricias atrevidas.
Fer me jaló suavemente hacia él y se inclinó para besarme en la boca. Al principio me hice un poco del rogar poniendo mi dedo índice en sus labios, pero luego pasé mis brazos alrededor de su cuello y dejé que me besara, mientras bajaba lentamente sus manos por mi espalda para finalmente detenerse en mi trasero y acariciarme suavemente las nalgas por encima del vestido.
Después de un rato de meternos mano Fer me enseñó el bulto que tenía su pantalón para que viera lo excitado que estaba y me pidió que se la mamara.
Le dí un beso de piquito en la boca y le pedí que esperara un momento para ir a la cocina en busca del jarabe de chocolate que habían usado para decorar el postre.
Cuando volví, se quedó de pie mientras yo me arrodillaba en el piso frente a él para quitarle los zapatos, los pantalones y el bikini elástico que con trabajos sujetaba su tremenda erección.
Comprobé con deleite que su pene estaba de buen ver y muy bien dotado así que me animé a probarlo. Mientras él sostenía con dos dedos su vaina erecta contra su vientre, yo apoyé mis manos en sus muslos y comencé a lamerle los huevos lentamente dándole también pequeñas lamidas en la ingle y la parte de vaina que dejaba descubierta su mano. Interrumpí por un breve momento la sesión para masturbarlo suavemente y después aplicarle en la vaina varias tiras de jarabe. Después la sostuve con mis dedos índice y pulgar y con la punta de la lengua comencé a darle toquecitos en el frenillo.
La combinación de su almizcle con el chocolate tenía un sabor y aroma excitantes que me animaron a continuar y comencé a deslizar su verga hacia dentro y fuera de mi boca, saboreando mi delicioso postre mientras sostenía sus huevos con una de mis manos.
Traté de comérmela toda pero sentí que me ahogaba así que me limité a chuparle la cabeza como si fuera un cono de helado, alternando con recorridos de mi lengua por toda su vaina y el escroto que colgaba flácido por debajo de su pene. Fer soltaba pequeños gruñidos de placer y jadeando me dijo que para ser la primera vez no lo estaba haciendo tan mal.
La temperatura del aire nocturno bajó un poco así que para estar más a gusto nos metimos a la casa y Fer se sentó en el sofá de la sala. Puse a la mano unos pañuelos desechables y me arrodillé frente a él entre sus piernas. Le puse más chocolate en la cabeza de su miembro y continué chupando y lamiendo hasta que Fer ya no pudo resistir más y se vino en mi boca.
Mientras el sabor y el aroma de su eyaculación inundaban mi boca, apreté mis labios alrededor de su glande para aumentar su placer, y ya qué terminó la dejé salir estirando la lengua para lamerle la última gota de semen que le escurría del frenillo. Me pasó unos pañuelos desechables para que recogiera el semen que tenía en la boca y le dí una última lamida a su miembro para terminar de limpiarlo.
Mientras Fer se reponía me preguntó si me atrevería a hacer el amor con él, pues ya le había platicado que aunque me gustaba disfrutar de vez en cuando la masturbación anal con un consolador, nunca había tenido relaciones sexuales con un hombre.
Esa noche iba dispuesta a todo y su propuesta me provocó un lujurioso cosquilleo en el culo, así que pasé al baño para asearme un poco. Limpié con agua tibia los restos de chocolate y semen de mi boca, me lavé las manos y por último le dí un retoque al maquillaje y arreglé el peinado de mi peluca.
Cuando regresé a la sala Fer estaba completamente desnudo y me enseñó que su amiguito ya estaba listo para jugar de nuevo. Iba a sentarme a su lado pero cuando me acerqué me jaló de la cintura para que me sentara en su regazo.
Como si tratara de animarme a seguir adelante, en ése momento Norah Jones comenzó a cantar " I'll Be Your Baby Tonight". Miré a los ojos a Fer y comencé a repetir la letra de la canción mientras acariciaba su cuerpo musculoso :
"Close your eyes, close the door You don't have to worry any more Cause I'll be your baby tonight Shut the light, shut the shade You don't have to be afraid 'Cause I'll be your baby tonight"
Después de intercambiar un par de besos y caricias nos pasamos a la recámara, en donde me encontré con otra agradable sorpresa, pues mientras disfrutábamos la cena alguien se había encargado de ambientar la recámara poniendo a cada lado de la cabecera de la cama unas velas que despedían un seductor aroma a vainilla y habían esparcido pétalos de rosa roja y perfume de canela sobre las sábanas de satín blanco que cubrían la cama King Size donde Fer y yo pasaríamos la noche.
Fer me abrazó por la espalda, diestramente zafó los tirantes y bajó el corpiño de mi vestido, me quitó el Magic Bra y comenzó a acariciar mis pezones con una mano mientras me daba pequeños besitos en el cuello y en el borde de la oreja. Me volteó de frente, se agachó para besar mis pequeñas bubis y alzando la falda del vestido metió las manos para acariciarme las nalgas, dándome de vez en cuando pequeños piquetes en el ano con su dedo medio.
Nuevamente me volteó para abrazarme por detrás y mientras besaba y acariciaba mi cuerpo fue quitándome lentamente el vestido y la panty, dejándome solamente con las medias y las sandalias. Una vez que me desnudó siguió abrazándome por la espalda, y mientras acariciaba y olía mi cuerpo me frotaba su pene erecto, lo cual me excitó muchísimo y comencé a sentir un intenso cosquilleo en el trasero.
Nos tumbamos en la cama y seguimos acariciándonos mutuamente. Fue una deliciosa sensación recorrer su cuerpo desnudo con mis manos mientras él me besaba y acariciaba mi cuerpo para excitarme. Mi amigo sabía como hacerme sentir mujer y eso me estaba gustando.
Después de un rato me pidió que me pusiera en cuatro al borde de la cama. Me quitó las sandalias y tomó del cajón del buró un tubo de lubricante mentolado para preparar mi culo con una buena dedeada antes de penetrarme.
Se colocó de pie detrás de mí, con su dedo medio lubricó mi ano y a continuación me lo introdujo para darme un delicioso masaje al tiempo que iba dilatando mi esfínter. Luego aplicó lubricante a su dedo índice y me introdujo despacio los dos dedos.
Mi pene semi-erecto comenzó a babear y sentí que poco a poco mi esfínter se relajaba con el delicioso cosquilleo que me provocaba el mentol del lubricante junto con el ir y venir de sus dedos en mi ano, hasta que llegó un momento en que me sentí tan excitada y anhelante de recibirlo que le pedí que me clavara su hermosa verga hasta el fondo.
Como era mi primera vez, Fer se recostó de espalda en la cama para quedar en la posición conmigo encima para que yo tuviera el control de la velocidad y profundidad de la penetración, así que después de untar una generosa ración de lubricante en su condón y en mi ano, me coloqué a horcajadas sobre su cuerpo tendido y apoyé las palmas de mis manos sobre su pecho.
Mientras él sostenía su verga con una mano, la froté con mi culo un par de veces y después me acomodé sobre ella para encajármela. Me incorporé un poco para abrir mis nalgas con ambas manos, respiré profundo varias veces para relajar mi esfínter y di un pequeño empujón hacia abajo para que su verga me penetrara.
Como mi culito estaba muy bien lubricado la penetración fue rápida y relativamente indolora, y una vez que tuve adentro la cabeza seguí deslizando poco a poco mi culo por su vaina dejando que se introdujera lentamente en mis entrañas hasta que mis genitales tocaron su bajo vientre.
Mientras mi recto-vagina se acostumbraba a la visita de su nuevo amiguito, me incliné hacia él poniendo las manos al lado de sus hombros y acomodé la cadera para deslizarme sobre su miembro con comodidad. Me acarició las nalgas con ambas manos y comencé a menearme despacio para que su verga resbalara suavemente en mi recto, dejando salir un buen tramo y luego clavándola nuevamente hasta el fondo, repitiendo el movimiento una y otra vez haciendo pequeñas pausas para besarnos.
Me pidió que me quedara quieta y entonces el encogió las piernas hacia su cuerpo para apoyarse en el colchón y comenzó a mover lentamente la cadera hacia arriba y hacia abajo mientras besaba mis bubis y me acariciaba la espalda. Esto me hizo gozar intensamente y durante un buen rato solamente se escucharon nuestros gemidos de placer y el ruido de mis nalgas chocando contra sus muslos, hasta que Fer puso los ojos en blanco y comenzó a eyacular.
Una deliciosa sensación de calor invadió mi trasero y me senté en su verga mientras pasaba su orgasmo. La dejé un rato dentro de mí y cuando sentí que comenzaba a ponerse flácida la dejé salir lentamente, disfrutándola hasta el último momento.
Sonrió complacido cuando le dije que me había gustado mucho que mi primera experiencia como mujer hubiera sido con un hombre como él, y me contestó que hacer el amor conmigo también fue una experiencia agradable para él pues disfrutó muchísimo mi sesión de sexo oral y mi culito apretado.
Poco después de medianoche empezamos de nuevo la sesión de cachondeo mientras veíamos una película porno abrazados en la cama. Giré mi cuerpo para quedar encima de su pecho velludo y lo besé en la boca mientras nos acariciábamos mutuamente, bajé un poco para besar sus tetillas y desde ahí recorrí con la lengua el camino para llegar hasta su dulce caramelo. Comencé a lamerlo y chuparlo hasta que estuvo bien erecto y después de relamer y saborear sus huevos, comencé a darle una deliciosa mamada.
Mientras mi boca y mi lengua se ocupaban de su verga, con las uñas de mi mano izquierda rascaba lentamente sus huevos haciéndolo delirar de placer. Fer me pidió que me detuviera pues estaba que se moría de ganas por cogerme y no quería venirse aún.
Mientras yo me ponía en cuatro al centro de la cama él se incorporó y se puso de rodillas sobre el colchón, aplicó en su miembro un gel retardante y después de ponerse el condón y aplicarle una buena dosis de lubricante, se colocó detrás de mí.
Ató en mi cintura la tela del baby doll rojo que me había puesto después de nuestro primer encuentro, luego con un dedo hizo a un lado el hilo de la tanga que hacía juego con el baby doll y me aplicó lubricante para después abrirme las nalgas con ambas manos al mismo tiempo que encajaba la cabeza de su miembro en mi ano.
Me incliné para apoyar los antebrazos y la cabeza sobre el colchón y a continuación Fer me sujetó de la cintura y me jaló despacio hacia él para ensartarme, haciéndome sentir un intenso placer cuando su verga me traspasó el esfínter y comenzó a llenar lentamente mis entrañas. Ya que la tuve toda adentro aumentó aún más mi placer cuando comenzó a bombearme con un experto movimiento de mete-saca.
Después de un rato de cogerme de a chivito, me acarició las nalgas y me pidió que acercara unas almohadas para recostarme boca abajo. Se apoyó encima de mí para no desacoplarnos mientras yo me tendía con la pelvis sobre las almohadas y así se quedó un rato acostado sobre mí sin moverse mientras yo sentía su aliento cálido en mi nuca. Luego comenzó a mover su cadera despacito dándome de repente mordiditas y besos en las orejas y en los hombros, haciéndome vibrar de placer con su cuerpo encima y su virilidad moviéndose dentro de mí.
Luego de un rato de hacerme disfrutar en esta posición, Fer se separó de mí y se acomodó para quedar a horcajadas sobre mi cuerpo con mis piernas entre las suyas. En esta posición me penetró de nuevo y comenzó a bombearme lentamente. Después de un rato se detuvo un momento para acomodar mis piernas de manera que su cuerpo quedara tendido entre ellas, me pidió que las encogiera para levantar un poco mi trasero y se acomodó como si estuviera haciendo lagartijas sobre mi cuerpo. ¡Ah qué delicia estaba resultando mi noche de estreno!
Fer estaba por el punto de probar posiciones así que después de unos minutos dijo que le gustaría pasar a la posición misionera para estar frente a frente conmigo. Nos desacoplamos y me acosté de espalda en la cama sobre un cojín que puse para elevar mi cadera, encogí las piernas hacia mi pecho y abrí mis nalgas con ambas manos lista para recibir su estocada.
Fer se puso de rodillas frente a mí y me penetró mientras sostenía la parte posterior de mis muslos con sus manos. Después de un rato de bombearme puse mis piernas recargadas en sus hombros y luego nos acomodamos de tal manera que mis piernas rodearon su cintura para que pudiera inclinarse hacia adelante y besarnos mientras él me hacía gozar moviendo rítmicamente su cadera. A ratos se quedaba quieto para disfrutar más los besos y luego comenzaba a moverse de nuevo variando la velocidad y la profundidad de su estocada, lo cual me hacía sentir en la gloria.
Ésta posición fue la más placentera para mí. Fer me bombeó deliciosamente por más de quince minutos y después de venirse se quedó un momento dentro de mí. Mientras él recuperaba el aliento aproveché para darle pequeños apretoncitos con mi esfínter a su miembro que para entonces estaba casi flácido, lo cual me agradeció con pequeños gemidos de placer.
Ya que Fer se repuso un poco, nos sentamos en cuclillas sobre el colchón y él me abrazó por detrás. Se puso a jugar con mis genitales y ya que mi verga estuvo erecta le puso un condón y empezó a masturbarme suavemente. Me recargué en su pecho y lo dejé acariciar mi cuerpo y masturbarme hasta que tuve un orgasmo delicioso. Ambos terminamos empapados en sudor y agotados por tanta actividad física así que sin sentirlo nos quedamos dormidos hasta que la luz del día nos despertó. Abracé a Fer y nos quedamos un rato tendidos en la cama mientras nos desperezábamos antes de ir a bañarnos.
Como después de la diversión viene la penitencia, al salir de la regadera me puse un supositorio de preparación H para aliviar la inflamación de mi culito goloso, y en cuanto terminé de secarme pasé a la recámara para vestirme.
El clima matutino estaba fresco pero agradable, así que para darle gusto a Fer me vestí con un sexy coordinado de bra y tanga brasileña en color negro, medias negras, una blusa halter en tela elástica color chocolate, una minifalda entallada en crepé beige, y me calcé unas zapatillas de gamuza color chocolate, con un atractivo diseño estilo duende y tacón de 10 centímetros.
Después de maquillarme con un estilo sencillo, me puse unos aretes de broche con un pequeño pendiente elaborado en plata y concha de abulón pulida, unas gotas de Anaïs-Anaïs, y finalmente arreglé el peinado de mi peluca.
Ya que quedé satisfecha con mi apariencia me quedé un momento disfrutando con las pupilas el cuerpo desnudo de Fer mientras se afeitaba frente al espejo del baño, y después me dirigí hacia la cocina para preparar lo necesario para que mi hombre tuviera un suculento almuerzo, pues teníamos que reponer las energías que gastamos la noche anterior. En cierto modo era nuestra luna de miel y todavía nos quedaba la tarde del sábado y todo el domingo para disfrutarla.