Me gustaria ser violada

A veces las fantasias disparan cosas que no esperamos.

Me gustaría ser violada

Me llamo Aldo, me crié en la zona sur del gran buenos aires, en una zona bastante pobre. Desde chico me gustaba Raquel una morocha que aunque no era muy linda de cara tenía un cuerpo que a todos nos volvía locos. Raquel se empezó a fijar en mi y con el tiempo nos pusimos de novios, fuimos novios durante mucho tiempo hasta que yo conseguí un trabajo, estaba estudiando en la universidad y decidimos casarnos. Cuando éramos más chicos solía jugar en unas canchas de fútbol en un descampado, uno de los flacos que jugaba se llamaba Manuel era medio degeneradito y se decía que había abusado de algunas chicas por la fuerza, siempre me jodía con Raquel que era una hembra que si el la agarraba le iba a hacer recitar todo el abecedario. Varias veces nos agarramos a trompadas y yo le juraba que le iba a partir la boca y no iba a hablar más.

El tiempo fue pasando Raquel se había transformado en una mujer exuberante, las formas de su cuerpo hacían olvidar lo poco agraciado de su rostro. Nuestra relación siempre fue de mucho amor y comprensión y en nuestros cuatro primeros años de casados cogíamos todo el tiempo como conejos, a Raquel le gustaba todo en la cama y me decía que le encantaba todo lo que yo le hacía, que era su macho y que la volvía loca. En nuestro quinto año de matrimonio parecía que el ardor se empezaba a apagar, ya no estábamos tan fogosos y no entendía bien la razón, quizás fuera la rutina.

La cuestión es que mi mujer me empezó de a poco a consultar por mis fantasías, yo le contaba algunas de ellas pero otras no me animaba, ella me decía que le gustaría que la violaran y me pedía que yo jugara al violador, pero sin lastimarla que era solo un juego. Durante mucho tiempo seguimos disfrutando de nuestro juego, pero parecía que todo el tiempo necesitábamos más, yo disfrutaba de esa mujer con deleite y se me partía el corazón de pensar en que otro hombre la poseyera, pero a la vez tenía fantasías de que otro hombre entraba a la casa cuando ella estaba sola y la violaba y disfrutaba de ella a placer. La fogosidad de nuestros encuentros aumento, los dos estábamos muy satisfechos, lo que cada uno debía tener en su cabeza nos mantenía en un estado de calentura constante.

Una mañana en que iba en tren al trabajo me cruce con Manuel se lo veía bastante rústico, iba detrás de una chica toqueteándole el culo con disimulo, me imagine que era mi Raquel y tuve una erección de inmediato. Cuando estábamos por bajar del tren me miro y me reconoció, ¿que haces Aldo, loco, como estas? Bien empezamos a charlar de nuestras vidas, el no se había casado me decía porque le gustaban todas. Fuimos a tomar un café, le conté que me había casado con Raquel y suspiro, que mina aquella, y pensar que te cabreabas cuando te jodía eh? Y me dio un codazo en las costillas. Más adelante en la charla me comento que se dedicaba a hacer interiores de placares, que era carpintero y muy bueno. Mis placares no tenían cajoneras ni estantes y me lo imagine trabajando en nuestro cuarto con la cercanía de mi mujer y tuve una erección, le pedí una tarjeta comentándole que necesitaba arreglar los de mi cuarto y me dijo que para él sería un placer.

Cuando volví esa noche a casa estaba caliente como nunca, la cogí a mi Raquel como hacía mucho no la cogía, ella me miro y me dijo que caliente estas, que paso tenés alguna compañerita nueva en el trabajo? No seas tonta, con la hembra que tengo en casa. Mi amor, ¿qué te parece si hacemos las cajoneras del placard, me encontré con un muchacho del barrió que se dedica a eso que te parece si lo llamamos? La verdad que nos vendrían bárbaro, así puedo acomodar mejor la ropa. Bueno lo voy a llamar a ver cuando puede venir. No me podía dormir daba vueltas en la cama. Me sentía un enfermo y un degenerado, además de pensar en donde me podría esconder para ver la escena. Había una habitación que era para las cosas que no se usan me tendría que esconder ahí desde donde se ve el living, pero cuando entraran a la pieza me tendría que arriesgar a que me vieran ocultándome en el living. Esa mañana fui todo el viaje en el tren repitiéndome que era un enfermo y que tenía que olvidar la idea. Después de almorzar en el trabajo tome el celular y disque el teléfono de Manuel. Cuando atendieron, corte. Mas tarde volvía a insistir le comenté lo del trabajo y me dijo que cuando yo quisiera, me dijo que ahora estaba sin trabajo si el día siguiente me parecía bien. Le dije que lo llamaba en un rato, la llame a mi mujer para preguntarle si podía estar en casa al día siguiente, me contestó que sí. Me fui a la oficina del jefe y le pregunte si podía ausentarme el día siguiente que tenía unos trabajos que hacer en casa y me dijo que con lo bueno que yo era como empleado no había problema. Lo llame de nuevo a Manuel y le confirme que estaba bien.

Al día siguiente le di un beso a mi mujer hice que cerraba la puerta de calle y me escondí en la habitación dejando la puerta entreabierta. La vi aparecer a Raquel que se había puesto un pantalón corto que le marca mucho el culo y una remerita cortita. Estaba para comerla. Me empecé a masturbar y tuve un orgasmo imaginando lo que pudiera pasar. El masturbarme me hizo tranquilizar, estaba por dar por concluido este estúpido juego, el estar más tranquilo, me hacía recobrar equilibrio. Iba a salir de la habitación cuando sonó el timbre. Mi mujer fue caminando despacio a abrir y mi pija empezó a reaccionar lentamente.

Lo vi entrar a Manuel que la miraba a mi mujer sin ningún tipo de disimulo, Raquel que gusto verte, estas más hermosa que nunca. Mi mujer agradeció sin darle mucha importancia y le dijo que el placard estaba en el dormitorio. Manuel la miro fijo y le dijo que le mostrara, y que quería saber que queríamos hacer. Mi mujer abrió la puerta del dormitorio y entró. Fue hacia el placard y lo abrió, la mirada de Manuel no se despegaba del culo de mi mujer, no ponía el menor disimulo, mi mujer lo miro cabreada y le dijo: el placard esta acá, y le señalo el placard, yo salí sigilosamente hacia el living y me acerque a la puerta del dormitorio sin que me vieran. Que hermoso culo tenés, sabes como te lo miraba de pendeja, mi mujer iba a dirigirse hacia la puerta del dormitorio pero Manuel la agarró de los brazos y se los levantó sobre la cabeza, apoyándola contra la puerta del mueble que estaba cerrada de frente a él. No te vas a ir cuando te estoy hablando, eh?.

Le inmovilizo sus dos manos sobre la cabeza con una sola de él, con la mano libre le levantó la remera y corriéndole el sujetador le pellizco violentamente los pezones, mi mujer grito no por favor no me lastimes. Si te portas bien no te va a pasar nada, se acerco a besarla y mi esposa lo escupió, le dio un cachetazo bien fuerte y a mi esposa se le escapó un suave gemido. Pareció notarlo y la giro y le bajo los pantalones. Se sentó en la cama, mi mujer le decía no me lastimes por favor. Por toda respuesta le cacheteo el culo con mucha fuerza sacándole otro gemido cuando se dio cuenta empezó a descargar cachetazo tras cachetazo cada vez con más violencia. Mi mujer gemía ahora cada vez mas fuerte. Mira que resultaste puta Raquelcita. Por favor no me lastimes, por toda respuesta le cruzó un cachetazo en la cara y mi mujer quedo como sus pendida, la levantó de encima de él y la tiro sobre la cama. Mi mujer quedo con los pantalones y su tanga a la altura de las piernas y sin moverse en el lugar. Manuel se desnudo y se acomodo detrás de ella sabes cuanto hace que sueño con este culo, le dijo.

Mi mujer volvió a pedirle que no la lastimara, su voz sonaba cada vez mas excitada. El tipo volvió a descargar otra serie de violentos golpes que la hicieron gemir más. Se acomodó sobre ella y le apoyo la pija entre sus glúteos, con una mano le agarro fuerte de los pelos que hizo un solo montón y con la otra mano le apretó fuerte el cuello. Te voy a romper bien el orto, sabes?, no por favor, dijo mi mujer. Y el tipo le apretó más fuerte el cuello y le dijo aflojate, porque no se de lo que soy capaz, le movió un poco el culo con su mano y se notó que estaba floja. Me parece que nos vamos entendiendo. La tuvo agarrada del cuello y soltando la mano que tenía en el pelo la fue dirigiendo a su miembro, lo agarró y lo dirigió a la entrada de su culo.

No me lastimes, por favor. Por toda respuesta le apretó más fuerte el cuello sacándole el aire, mi mujer tosía y el tipo aflojo un poco la presión. Al tiempo le empezó a meter su pija en el culo y se la clavo lo más a fondo que pudo. Me duele dijo mi mujer y por toda respuesta volvió a apretarle el cuello. El tipo empezó a bombearla y le dijo aflojándole el cuello, te gusta también, ¿no? Mmm, fue la respuesta de mi mujer. No te entendí. Mmm...si. así vamos mejor, nos vamos entendiendo. Sabes que?, te voy a venir a visitar más seguido ahora, eh? Mmm.... y no le vas a decir nada a nadie, va a ser nuestro secretito, sino la vas a pasar mal de verdad, estamos. Mmm...si, me encanta que digas si, vas a ser mi puta y te voy a gozar hasta que me canse mientras la seguía bombeando a placer, le soltó el cuello y deteniendo su serruchada empezó a cachetearle los glúteos. Mi mujer gemía y me pareció que tenía un orgasmo en el momento que Manuel volvía a apretar su cuello. Te voy a llenar ese culo de puta que tenes, sabes. Le vas a decir a tu marido que hoy no pude venir que llame por teléfono y que mañana voy a venir a tomar las medidas.

¡Está claro!. Si!!. El tipo la bombeo bien a fondo hasta que supuse la llenó porque no se movió más. Se salió de ella y tomándola de los pelos le dio su pija a limpiar mientras le dedeaba la concha con violencia con la otra mano. Mañana nos vemos le dijo, se vistió y luego salió. Mi mujer se quedo tirada sobre la cama. Aproveche a salir. Volví en el horario que sería mi regreso habitual, mi mujer me recibió como de costumbre, me beso y me dijo que no se sentía bien que se iba a acostar. Vino el flaco del placard le pregunte. Desde la pieza me contesto que se había comunicado por teléfono que iba a venir mañana que hoy se la había complicado el día. Fui al baño y me masturbe con mucha violencia. Fui al cuarto y me acosté con mi mujer. Dormimos abrazados.-

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