Me gustan más los maduros (3)

Me gusta el sexo divertido. Y me gustan los hombres maduritos. Saben más y enseñan mejor. Cuando alguno me gusta, les dejo visitarme. Me gusta organizar esas visitas.

Hola. Me llamo Sandra. Tengo 24 años. Soy más bien delgada, no tengo grandes curvas, pero me dicen que mis tetitas, mi culito y mis tetitas están muy bien y me hacen muy manejable. Me gusta el sexo, mucho. Y me gusta divertido, con mucho morbo y con sorpresas. Me gustan los hombres imaginativos, con sentido del humor y que den más cosas que polla. Y con experiencia. Que sepan follar y que aporten conocimientos a mi periodo de formación. Eso me ha llevado a que me gusten más los hombres maduritos. Saben más y enseñan mejor.

He conocido a Mario hace poco, nos hemos cambiado unos correos y algunas fotos y nos hemos gustado. Nos contamos cosas, cambiamos intimidades y gustos. Por lo que me cuenta Mario, a su polla le gusto. La acaricia cuando piensa en mí y en las cosas que le digo y pronto surge su lechecita, agradeciendo las caricias. La polla de Mario es muy agradecida y él dice que si debe ser cierto que le gusto, porque sale el semen antes que con otras chicas.

Lo pasamos bien los tres, Mario, su polla y yo. Cuando incorporamos mi chochito a nuestra relación, la verdad es que mejoró mucho. Y a mí me da más gustito. Las fiestas son más animadas con más invitados. Ahora somos cuatro pasándolo bien, quedamos muchos días.

El caso es que Mario me dijo que su polla quería hacerme una visita. Le había gustado mucho el video promocional de mi cuerpo y quería visitarlo en persona (bueno, mejor dicho, en polla).

Mario ya ha llegado, está desnudo en la cama. Está con su polla. Mi chochito ya estaba aquí. Ya estamos los cuatro y voy a contaros cómo será la visita por si alguno quiere hacerla y pasar parte de sus vacaciones en mi cuerpo.

Cuando entro al dormitorio, ya veo que la polla está contenta, se mueve y me saluda. Le debe gustar mi uniforme de “guía turístico de mi cuerpo”. Llevo el uniforme de verano: Un tanguita rosa, unos lacitos en las coletas del mismo color y los labios pintados de rosa. En mi cuerpo hace mucho calor y el uniforme debe ser fresquito.

El centro de recepción de visitantes son mis manos. Acaricio la polla suavemente, me gusta sentirla entre mis manos latiendo, calentita y me gusta cómo se mueve y se endurece con mis caricias. Como es lógico, hablo varios idiomas. Entre ellos, el idioma de las pollas. Me dice, emocionada, que le gustan las recepciones más efusivas, ella es muy sociable. Así que me la meto despacito en la boca para ser hospitalaria. La meto y la saco de mis labios. La estoy manchando de carmín, pero dice que no le importa. Creía que estaba dura, pero se pone todavía más con mis mamaditas, incluso tiene gotitas en la punta, deben ser lágrimas de alegría, debe estar emocionada. Me contagia su emoción porque no sé cuándo parar mi bienvenida, yo me pongo muy tierna cuando veo lágrimas. Pero hay que empezar la visita.

El primer sitio que visitaremos es mi chochito. Me incorporo y miro si la polla está dispuesta a su recorrido. Lo está y me saluda. Así que me siento sobre Mario y me clavo en su polla. Como me he emocionado en la recepción, mi chochito debe haber llorado también, porque está muy húmedo. Eso hace que me entre muy fácil, suave y que la sienta muy dentro. La polla de Mario es una turista muy curiosa porque me está mirando por todos los rincones y no tiene prisa. Tengo el chochito estrecho, por lo que los huevos de Mario no pueden entrar también, aunque pugnan en la puerta para ver si lo consiguen. Deben ser muy curiosos y quieren ver lo de dentro. Pero no hay sitio para todos, intento dejarlos entrar, pero es imposible.

Mario, esperando a su polla, se busca un entretenimiento,  me pellizca los pezones e intenta levantar sus caderas, debe ser para que su polla visite el fondo ¡Qué amable!. Cuando se cansa de pellizcarme los pezones se pone a darme mordisquitos en ellos. Como no quiero que me deje marcas, me inclino y le como la boca mientras la polla termina, así lo tengo entretenido y no me muerde. De también ser curioso, porque mete su lengua a visitar la mía.

La polla, en su idioma (la traducción al castellano viene a ser como latidos y espasmos y ponerse más dura), me dice que tiene calor ahí dentro. Debe de ser que está empezando a sudar  porque siento que me está mojando por dentro. Y suda mucho. Menos mal que estoy preparada para todo y la ducho con mi sistema de riego interior. Como es verano y hace calor, la riego bastante, varias veces, por la deshidratación. A Mario también le está afectando el calor, porque de pronto se ha puesto a jadear, casi gime. Pobrecito!.

Me apiado de él y cuando compruebo que la polla está bien regada, la dejo salir y le acerco mi sistema de riego a la boca para que beba, no quiero que se deshidrate. He acertado, porque se pone a lamer mi chochito como desesperado, se nota que está sediento, porque cuando sale el líquido bebe agitado, se nota que tenía mucha sed porque casi me está devorando la boca de riego.

Me levanto y miro la polla. Entre su sudor y mi riego está empapada y se deslizan chorritos a lo largo. Los huevos al final no entraron, pero les ha llegado algo del riego, porque están también muy mojados. No los quiero dejar así. Lamo la polla y los huevos para no dejar ni una gota. Se me quedan los labios muy húmedos, así que los pongo sobre los de Mario por si tiene más sed. He vuelto a acertar, porque me come la boca y los labios para apurar las gotas.

Mario y su polla son muy agradecidos y muy majos. Él me quiere regar a mí para que no me deshidrate y la polla me dice (en su idioma) que quiere volver a visitar mi boca. ¡Qué ricos!

Así que me tumbo boca arriba, él me acerca la polla para que entre toda y se sienta sobre mis tetitas. La polla es muy traviesa, juega a entrar y salir, parece que se divierte. Y a Mario le debe cansar ese juego porque respira muy agitado y jadea otra vez. Pero a pesar de eso, noto como me empieza a regar. El riego es a chorritos, con cada espasmo de su polla. Y tiene mucho, porque no me cabe todo en la boca, cae también en mi cara, en mi cuello, hasta en el pelo y los lacitos de mis coletas. Mario y su polla son tan majos que hasta van a mis tetas para regármelas también. Y, como él me ve mojada, me lame las gotas de su riego en mi cara, en mis tetitas, en mis labios.

La visita reducida acaba aquí. Hay otra ruta más amplia que incluye visitar mi culito, pero me dicen que lo dejaremos para otro día porque quieren volver a visitar todo más despacio.

Les acompaño hasta la puerta. Se van muy contentos. Les gusta el cartel del arco de la entrada “Gracias por su visita. Vuelva pronto (Viajes Sandrita)”.

Organizo visitas todos los días. Si estás interesado´, ponte en contacto con la guía turística. Tengo subvención, las visitas son gratis.